CAPITULO 10



Hades.

-¿Te has ocupado de la amenaza del club?

Miro el líquido ambarino de mi vaso y lo muevo entre mis dedos. No he podido dejar de pensar en Aurora y en lo sucedido. Ella había desaparecido como si nunca hubiese estado allí y había dejado el lugar un desastre, como si un huracán hubiese arrasado con todo.

Nunca había visto algo de ese tamaño, ni siquiera los jefes de los aquelarres podrían llegar a un cuarto de ese poder. Me preguntaba por que las Bennett la mantenían oculta a plena vista. Es mas podría jurar que ni ella sabia lo que era y por la carrera a la cual había aplicado y se había graduado debía estar pensando que estaba loca.

Una persona así jamás creería en lo que no podía ver. Debía encontrarla y averiguar que mas recordaba y que diablos había sucedido, si mis hermanos o los aquelarres se enteraban de lo sucedido tomarían medidas que harían mas dificultosa mi tarea y no podía permitírmelo. 

Aurora era poderosa y ni ella era consciente del poder que corría por su sangre. Seria una buena arma en caso de que nuestros enemigos nos encontraran. Debía convencerla de ser mi aliada y si la persuasión no servía, podría encontrar otros métodos factibles.

Mi mente se imagino mil escenarios de nosotros dos y de todas las cosas que podría hacerle a ese dulce y salvaje espíritu.

-¿Hades estas aquí o te has perdido en el cosmos?

-¿Qué decías?

Apolo me mira frustrado, mientras pasa su mano por el cabello al estilo Luis Miguel- no puedo hacer todo solo Hades, necesito que Morfeo y tu se comprometan con esto.

-Estoy comprometido.

-No mientas, estas en otro lado, hay algo que no me estas diciendo.

-No eres mi madre Apolo, no tengo que darte un itinerario de mi maldita vida.

Su ceño se frunce y un aura negra y oscura me envuelve dejándome paralizado, como si me hubieran atado con cadenas-¿Qué mierda? ¡Suéltame hijo de puta!

Su rostro se acerco peligrosamente al mío y sus ojos negro me escudriñaron- puedes hacer de tu culo un florero, no me interesa, pero si, si le das tu sangre a una mortal.

-No es de tu maldita incumbencia.

Las cadenas invisibles estrujaron mis huesos sacándome un grito de dolor- si es de mi, maldita incumbencia y más si eso podría dejarnos en evidencia. ¿Acaso no lo entiendes? Ella podría revelar nuestra verdadera naturaleza, atraer a nuestros enemigos y hacer que nos maten. ¿Acaso soy el único en esta familia que se preocupa por nuestras vidas?

-Somos inmortales hermano-escupo sangre-nadie puede matarnos.

Su mirada es letal y sus ojos dos pozos negros- hay peores cosas que morir e incluso a su lado la muerte parece un alma piadosa.

Dos segundos después sus ojos vuelven al marrón y mi cuerpo cae al piso laxo y adolorido.


-Creo que estas exagerando hermano ¿además tu no siempre nos dices que debemos preservar la vida humana no llevárnosla?

-No uses mis palabras en mi contra. El destino de esa chica era morir esa noche y tú has interferido. Les he mandado mensaje al oráculo, necesito saber que consecuencias tendrá lo que has hecho y que medida vamos a tener que tomar para proteger nuestro secreto.


-¿El Oráculo? ¿No te parece que estas sobrestimando a esa mujer? Es increíble si me porto mal y asesino personas me torturas con un sermón y si tengo un buen día y me porto como un angelito usas tus malditos poderes conmigo. No te entiendo Apolo ¿Cómo debo proceder? Por que a mi modo de ver no hay mujer que te venga bien.


-No juegues conmigo Hades. Si venimos sobreviviendo estos años es por la discreción t todos nuestros sacrificios, no por andar jugando a ser el héroe. Me da curiosidad, sabes, ahora que lo pienso tu nunca aspiraste a ser el héroe, sino el villano ¿Qué ha cambiado? ¿Qué es lo que tiene esa simple mortal que te atrae tanto?


-Estas hablando estupideces, esa mujer no me atrae. La salve para que parara de gritar, ese chupasangre le estaba dando una muerte dolorosa y tú sabes lo que pienso acerca de ese tipo de muertes.

-Digamos que te creo, pero no es así. Tarde o temprano descubriré el por que me estas ocultando información y nadie, ni siquiera tu, hermano, podrá detenerme de hacer lo que se debe.

-Haz lo que quieras-le reste importancia con la mano- ella ni siquiera recuerda el ataque, es inofensiva, si la dañas de alguna manera, no solo acarrearas la furia de las Bennett, sino que estarás rompiendo una de tus benditas reglas, asesinar a un inocente.


-Eso ya lo veremos Hades. En las guerras siempre hay heridos y generalmente son inocentes, si esa chica se convierte en un peligro para nuestra subsistencia deberá morir y ni tu, ni las Bennett podrán evitar ese destino.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top