cap 2: Aidan Nishimura
Se ve a un joven caminando por las calles de la ciudad de Nueva Saltadilla de manera pacífica.
Pacífica para él, la gente a su alrededor se alejaba, un poco por miedo, y otro poco por los malos comentarios que se soltaban sobre él.
Él trataba de ignorar esto...
Desde hace mucho lo han tratado así...
¿Días? No
¿Meses? No
Años...
Lamentablemente sí...
Su nombre es Aidan Nishimura
Aidan...
Un adolescente de 14 años con poca paciencia.
Es el típico chico peleonero.
Pero no es cualquier chico problema, es de los que te agarra y te hace trizas.
- ...... - Aguantando las ganas de gritar mientras camina por la calle...
"¿¡Por qué siempre tienen que mirarme!? Es sumamente molesto".
Pensó el muchacho aburrido de su día a día.
Posteriormente decidió entrar a una tienda pequeña, el vendedor estaba muy entretenido leyendo el periódico del día, por lo que tan solo se limitó a preguntar:
-¿Quién es?-
-Soy yo viejo- Respondió Aidan con su característico tono de voz provocativo.
-Oh, muchacho- Sonrió el hombre al verlo -Veo que llegaste antes de tiempo por tu chocolate- Expresó el señor dándole un chocolate al pelinegro.
-Gracias anciano- Lo recibió sin dudar.
-Otro que sumas a tu cuenta- Carcajeo el hombre sabiendo que es muy poco probable que sea pagados, pero por eso mismo viéndolos como un regalo -Dime
¿Te quedaras hasta que se vayan?- Preguntó observando la puerta de la tienda.
-No se animarían a entrar a un local de un antiguo veterano, el cual tiene una escopeta- Respondió Aidan con total confianza.
-Igual no veo que sea necesario,
Cualquier cosa te mandaré al frente si llegan a ingresar- Bromeó el anciano robandole una sonrisa a Aidan.
No era la primera ves que un grupo de personas lo querían enfrentar, ya era cansado para él ser perseguido por todas las pandillas de las escuelas secundarias que querían medir sus fuerzas con él.
Prefiriendo huir, para evitar ser expulsado de la escuela y para no tener que gastar su energía en quienes no la merecen.
Pero sobre todo porque lo esperan a la salida de la escuela, donde todos los profesores podrían verlo y sancionarlo sin darle la oportunidad de explicarse...
¿Cómo se nota que ya a pasado?
Así que siempre opta por huir y esconderse en ese local.
-Y dime ¿Qué tal la familia?- Preguntó el anciano esperando ver si está vez le responden.
Aidan se quedo callado ante esa pregunta, solo comía desviando la mirada.
-Aún sensible... ¿Y la escuela? Tus notas debieron mejorar- Supuso el hombre buscando indagar un poco en la situación del menor.
-Je.... No te creas- Sonrió de lado con el señor fruncido -Aún tengo a los profesores oliendo mi cuello esperando a que estalle y así expulsarme- Le respondió Aidan mostrándose bastante fastidiado con el tema.
Aidan tenia problemas escolares, cuando faltaba no podía pedirle a casi nadie ayuda ya que le temían.
Los profesores que lo ayudaban eran contados con los dedos.
Mientras que los que lo querían lejos parecían ilimitados.
Con varios matones que lo molestan en los horarios de estos profesores, ya que estaban confabulados para echar a Aidan quien aguantaba como podía las ganas de darle una paliza a todos.
-Ay chico- Suspiró el viejo -Como se ah debilitado esta generación... Antes agarrábamos a los malos y los hacíamos poro###- Expresó a su manera lo que Aidan entendió muy bien.
-Si, pero ahora están esas "Súper Heroínas" que se encargan del mal y dan esperanza- Expresó resignado el muchacho.
-Bah- Refutó el veterano -Con poderes cualquier puede- Expresó con una mirada que demuestra su enojo -Esas chicas solo debilitan a la sociedad y la hace hipersensible- Agregó mostrando su postura frente a la situación actual.
"Sin ellas la gente se opondría ella sola a tantos criminales".
Una frase que Aidan no escucha seguido, pues la mayoría de las personas están encantadas con las heroínas iconicas de la ciudad.
Ante esto Aidan comenzó a reírse.
-Sin ellas probablemente habrían varios orfanatos llenos- Acotó entre risas -Así que no te estreses tanto- Se calmó al sentir que le empezaba a faltar el aire por tant reír -No le hará bien a tu corazón- Acotó tentado a reírse nuevamente mientras se retiraba.
-¡¡¡Hey!!!- Llamó la atención del muchacho -Este corazón aguanto- Pero fue interrumpido por el mismo.
-Un balazo- Rodó los ojos Aidan -Ya sé, me lo dijiste miles de millones de veces- Protestó el adolescente dejándose llevar por sus fieles instintos de esa edad.
-Y te lo repetiré hasta que te entre en la cabeza lo que puedo aguantar, mocoso impertinente- Se mostró molesto el viejo pero Aidan sonrió, ese vendedor le contaba la historia de como recibió un balazo en el pecho pero sobrevivió.
Antes, cuando comenzaba a esconderse allí, hace ya unos cuantos años, le encantaba oír esa historia.
Si bien ahora ya se la sabe mas que la tabla del 7, no le molesta escucharla una ves más por ese viejo solitario.
-Viejo loco- Carcajeo el muchacho -Nos vemos- Saludó saliendo de la tienda.
-Nos vemos Aidan, cuídate mucho muchacho... Y si te pelean, agarra lo que tengas y meteselo por el cu- Expresó el anciano despidiéndose pero Aidan cerró la puerta antes de dejarlo terminar.
-Decrépito loco- Sonrió caminando -Si llego a golpear a alguien... prometo traerte su diente como recuerdo- Expresó para si mismo con un mejor ánimo.
Así Aidan camino hasta llegar a su hogar
Y terminar un día más, un día normal para él.
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En la escuela:
Una muchachita de cabellera celeste y ojos del mismo color subía las escaleras de manera apresurada buscando llegar hasta la azotea, al alcanzar la puerta la abrió sin dudarlo.
-¡¡Aidan Nishimura!!- Exclamó la jovencita sin recibir respuesta alguna... -Ya se fue...- Agachó la cabeza frustrada...
"Así nunca vas a aprobar las materias Aidan..."
Pensó con resignación para luego cerrar la puerta y bajar las escaleras.
Una vez la azota quedó en silencio comenzaron a escucharse algunos murmullos.
-Casi nos ve- Suspiró una jovencita de cabellera naranja, ojos color fantasía y tez blanca.
-Pobre Keiko, es la representante del curso y vive teniendo problemas con Aidan- Expresó la muchachita rubia, con ojos celestes y tez blanca.
-¿Qué más da? No es nuestro problema- Corrió la joven de cabellera azabache, ojos esmeralda y tez rosadita.
-¡Lo sé!- Exclamó Momoko corriendo detrás de su amiga -¡Odio filosofía!- Exclamó bajando las escaleras a toda velocidad.
-No me dejen chicas- Suplicó Miyako corriendo detrás de sus dos amigas mientras buscaba bajar las escaleras con cuidado para no lastimarse.
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Horas después de clases estando ya en el laboratorio:
-Entonces ¿Mañana será el gran día?- Preguntó el Señor Alcalde bastante emocionado.
-Si, mañana las PPGZ traerán a los RRBZ y comenzará la terapia para redimirlos- Le respondió el Profesor sintiéndose bastante tranquilo.
-¿Por qué terapia?- Preguntó Momoko en un susurro tan solo audible para sus amigas.
-Shii- Le señaló la Miss Bellum que mantengan el silencio.
-Shit- Se quejó Kaoru cansada de estar escuchando la conversación del Alcalde, los consejos para ayudar a la adaptación de los RRBZ y todo lo demás.
Dentro de la cabeza de Kaoru solo se repetía una misma frase "Todo es política".
Mientras que la cabeza de Momoko se encontraba perdida entre las figuras de acción de Jony Cosmo y las golosinas que la esperan en su habitación.
Por otro lado Miyako si estaba prestando verdadera atención, con una gran expectativa y la esperanza de que todo salga bien.
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Continuará:
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