Capítulo 10

Sentía un enorme nudo en la garganta que le impidió poder decir palabra alguna durante el viaje, aunque Mina también se sentía incapaz de hablar. Finalmente llegaron al edificio y se dirigieron con prisa al elevador, Shinsou observó de reojo el temblor en la mano de la pelirrosada por lo que inspiró hondo tratando de calmarse a si mismo y habló:

—Tranquila, yo sé que descubriremos qué pasó, debemos ir con cuidado así que no me alejaré de tí, los encontraremos juntos. –Mina tragó saliva justo a tiempo cuando el ascensor abrió sus puertas en el piso indicado.

Muchas gracias Shinsou. –Le dijo de forma sincera, el peli morado asintió y comenzaron a caminar hacia el apartamento indicado.

Mina golpeó la puerta y esperó nerviosamente a que le abrieran, no tardaron mucho en atenderlos y fueron recibidos por Kirishima con el cabello húmedo y una cara que delataba que recién se había despertado.

—¿Mina y... Shinsou?¿Qué pasa? –Los ojos de la chica volvieron a llenarse de lágrimas y rápidamente abrazó a su amigo, quien pese a verse sorprendido no tardó en intentar reconfortarla.

Las lágrimas seguían fluyendo por sus mejillas mientras veía el rostro magullado de su mejor amigo.

—Vamos Denks no llores, no es tan malo como lo parece. –Le dijo Sero con un intento de sonrisa pero Kaminari notó la mueca de dolor por el esfuerzo que le llevó hablar e incluso sonreír.

El rubio inhaló con fuerza y miró a su alrededor, era una habitación completamente vacía a excepción de la silla en la que él se encontraba atado y el rincón en el que habían tirado a Sero, a quien lo habían amarrado de manos y pies.

—¿Por qué pasó ésto?¿Quién lo hizo? –Preguntó con la voz quebrada, estaba asustado, asustado de lo que le pudiera pasar a él mismo y a su mejor amigo. Pensó en su familia, a quien no veía hace mucho tiempo, también en sus amigos y por supuesto que también en Shinsou, se preguntó si siquiera alguien había notado su ausencia, si podría tener esperanza de salvarse antes de que algo malo sucediera. Se sentía más que abrumado y por más que lo intentaba no se le ocurría ninguna forma de salir de aquello.

Bakugo juntó sus manos y agachó la mirada mientras Kirishima apoyaba su espalda en el sofá, atónito.

—¿En serio creen que ellos...? –El pelirrojo cerró sus ojos ante aquella idea. —Es que... –Bakugo se levantó del sofá, interrumpiendo a Eijirou.

—¿Cuándo fue la última vez que estuvieron o se comunicaron con ellos? –Preguntó mientras tomaba una laptop de su escritorio.

Mina y Shinsou intercambiaron miradas.

—Yo hablé por llamada con él alrededor de las once y cuarenta, de allí ya... No supe más nada. –Las manos de Hitoshi temblaron levemente por lo que las juntó e intentó regular su respiración, que nuevamente comenzaba a alterarse.

—Sero fue detrás de Denki a eso de las doce en punto o tal vez un poco antes, no tomo en cuenta esos mensajes porque estoy segura de que no es él, realmente lo estoy. –Kirishima puso una mano en el hombro de la pelirrosada, confortandola y dándole a entender que le creía.

Bakugo se colocó unas gafas y abrió la laptop.

—Tal vez podamos ver algo en las redes sociales... Los fans pudieron habérselos encontrado después de ese horario, podemos intentar buscar algo allí, para que la policía o alguien nos crea. –El de ojos rubí apretó sus puños, se sentía impotente ante todo eso.

Shinsou asintió entendiendo y sacó su teléfono para buscar algo, Mina y Kirishima no tardaron en imitarlo, estaban dispuestos a encontrarlos.

No fue hasta después de media hora que Kirishima golpeó el hombro de Bakugo.

—Creo que encontré algo... Aquí hay una chica que dice que su novio se encontró con Denki en la estación de autobús, hay una foto y un vídeo.

Eijirou dejó el teléfono en la mesa de té que estaba en medio de los cuatro, allí comenzó a reproducirse un vídeo, donde Denki sonreía alegremente a la cámara.

¡Oh hola Hitoka! Tu novio me ha dicho que eres una fan, en serio muchas gracias por tu apoyo, es realmente increíble para mi contar con fans como tú. Tu novio me ha contado lo asombrosa que eres y, según veo, también muy hermosa. ¡Espero seguir contando con tu apoyo, que tengas una linda semana! –El vídeo volvió a comenzar mientra Hitoshi miraba el rostro del rubio y sentía como su corazón se estrujaba, el pánico nuevamente estaba invadiendo su cuerpo pero se vió interrumpido por el grito de sorpresa de Mina.

—¡Oye fíjate en aquel comentario! –La chica dejó su teléfono que tenía abierta la misma publicación que estaba en el teléfono de Kirishima, deslizó un poco la pantalla y apuntó al tercer comentario.

Los jóvenes volvieron a reproducir el vídeo —esta vez prestando más atención al entorno—, y sí, allí atrás, apoyado en un muro algo oculto, se lograba vislumbrar la silueta de un hombre que llevaba una extraña máscara de sonrisa aterradora.

Mina se puso a temblar y Hitoshi perdió por completo el habla. Bakugo y Kirishima reaccionaron al mismo tiempo, parandose y tomando los dos dispositivos.

—Debemos ir a la policía. –Declaró Eijirou.

Mina negó mientras se limpiaba sus lágrimas.

—No tomarán tu denuncia, yo ya lo intenté y me dijeron que debían pasar veinticuatro horas... –Dijo con voz afligida.

Bakugo se quitó las gafas con algo de brusquedad.

—Pues obligaré a esos bastardos a hacerme caso, si algo le llega a pasar a mis amigos... Los mataré a todos.

En la comisaria la oficial miraba con curiosidad el vídeo.

—Puede ser que haya algo ahí... Pero es confuso y no nos da a entender que hubo secuestro alguno. –Dijo con voz calma.

—¡¿Me está tomando el pelo?! –Exclamó Mina, perdiendo los estribos. —¡Hay un maldito loco detrás de mi amigo que puede estar relacionado con su desaparición y los extraños mensajes de mi novio ¿Y usted no piensa mover ni un dedo?, puede meterse su placa por...! –Kirishima colocó rápidamente una mano sobre la boca de su amiga, no les convenía enemistarse con la policía en esos momentos.

—Mire, usted debe de entendernos, hemos ido a sus casas, a los lugares que frecuentan e incluso hablamos con sus familias y seguimos sin saber nada de ellos. Tiene que admitir que es extraño y creo que es fundamental comenzar a buscarlos desde ya, por favor. –Suplicó el pelirrojo.

Bakugo ingresó mientras guardaba su teléfono con el ceño fruncido.

—El bastardo de Yamato no contesta, para qué es nuestro mánager si...

—¿Acaso dijiste Yamato?¿Yamato Hakuchi? –Preguntó con sorpresa la oficial, el de ojos rubí asintió un tanto extrañado. —No puede ser posible... Él no sería tan cínico como para volver a ser mánager, ni siquiera se encontraba en el país... –Murmuró.

Los jóvenes la miraron sin comprender.

—¿De qué está hablando? –Preguntó Hitoshi.

Fue el turno de la mujer para verlos extrañada.

—¿Acaso no se enteraron del escándalo de hace diez años?

—No puede ser verdad... De seguro te confundiste. –Dijo con voz ronca.

El pelinegro suspiró.

—Estoy seguro Denki, era él. –Sero relamió sus labios resecos y volvió a repetir la historia. —Estaba yendo a buscarte cuando lo ví, un hombre metía tu cuerpo inconsciente a la cajuela de un coche, por lo que no lo pensé mucho y quise detenerlo, forcejeamos y allí se le cayó la máscara, era Yamato, aprovechó mi sorpresa para golpearme y dejarme inconsciente, pero su rostro lo reconocí al instante.

Denki miró sorprendido las lágrimas que caían por las mejillas de su mejor amigo.

—Realmente lo siento... Si yo hubiese sido más fuerte o si hubiese sido prudente y llamaba a la policía... De en serio lo lamento. –Se disculpó cabizbajo.

La puerta de la habitación en la que estaban se abrió y por ella pasó Yamato con cara de disgusto.

—Por supuesto que debiste de ser más prudente Sero, por culpa tuya ahora tengo muchos más obstáculos que antes. –Le dijo mientras se acercaba con el ceño fruncido. —El plan era sencillo... Sólo debía llevar conmigo a Denki y podíamos salir del país con ayuda de mis contactos, nadie iba a sospechar nada hasta que fuera lo suficientemente tarde... –Hakuchi se puso se agachó y tomó el mentón del pelinegro. —Pero tú tuviste que intervenir y luego la odiosa de Mina tuvo que empezar a sospechar... Dime Sero, ¿Qué es lo que debería hacer contigo? Después de todo eres un cabo suelto. –Los ojos de Hanta se abrieron con terror antes de recibir el duro golpe en el rostro, Denki gritó asustado y comenzó a temblar.

—Por favor no le hagas nada, él no... –Tragó saliva. —Él no va a hacer nada, déjalo en paz, por favor.

La atención de Yamato se centró en Denki quien sintió el pánico correr por sus venas cuando se dirigió a él levantando su mano, sólo que la usó para acariciar su cabeza adolorida casi con cariño.

—Oh Denki... –Susurró con voz melodiosa mientras su mano bajaba un poco y acariciaba el rostro del rubio. —Eres tan dulce como siempre... –Apretó con fuerza sus mejillas y lo obligó a mirarlo. —¿Esto es tu culpa sabes? Luego de lo de Tamaki Amajiki pensé que ya estaba bien... Que podía volver a ser mánager otra vez pero luego... –Soltó su rostro con brusquedad. —Apareciste tú, tan radiante y lleno de luz, hiciste que mis instintos nuevamente salieran a flote y... –Rió. —No me quedó otra que volver a hacerlo, sólo que esta vez nadie me delataría, ésta vez sería perfecto. –Su rostro se volvió duro y se giró con furia hacia Sero. —Pero tú tenías que arruinarlo. –Murmuró con voz tenebrosa mientras volvía a acercarse al pelinegro.

Noooo lo dejaba ahí, hablame de crueldad.

Prepárense que lo que sigue es el epílogo, igual decidí no publicar esto hasta terminarlo para que no sufran tanto (vieron que cuando puedo soy un angel)

Nos vemos en un rato,
Darkness

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top