𝙸𝙸𝙸-𝚅𝙸𝙸

"I overdosed, should've known your love was a game, now I can't get you out of my brain
Oh, it's such a shame"



• Martes 11 de Agosto 2021, Playa del Carmen, Quintana Roo, México.


S E R G I O


Hace un par de horas había salido hacia el hotel con la intención de darme una ducha y cambiar de ropa, no quería retirarme de la habitación de Catarina hasta que ella despertara, pero Jo y Pierre me obligaron, prometiéndome que ellos se quedarían pendientes ante cualquier noticia y me harían saber de inmediato si ella llegaba a despertar.

Antes de salir del hospital, les pedí a ambos que se aseguraran de que Max no ingresara a la habitación sin estar yo presente, mis amigos estaban al tanto de la situación, y como era de esperarse estuvieron completamente de acuerdo.

Decisión que ahora estaba causando problema, en cuanto abandone el elevador que me dejaba en el piso donde se encontraba la habitación de mi esposa, encontré a Max y Pierre discutiendo, atine acercarme con prisa.

— No me importan tus argumentos, su esposo — el francés recalco esa última palabra —  Solicito explícitamente que no podías entrar, métetelo en la cabeza — Pierre se atrevió a llevar su dedo índice sobre la frente de Max repetidas veces.

El neerlandés se notaba bastante molesto, estaba dispuesto a lanzarse a Pierre, pero Jo intervino.

— No estás en posición de hacer escándalos Max — mi mejor amigo lo encaro — Si no te vas en este momento, me voy a encargar yo mismo de sacarte del hospital así tengamos que irnos a los golpes.

— Y no creo que quieras ver lo que sucede en un dos contra uno — de poco Pierre y Jo acorralaron a Max en la pared sus espaldas.Sonreí con orgullo, definitivamente a pesar de todo lo que sucedía en mi vida, me estaba dando cuenta de que tenía amigos que estaban dispuestos a cubrir mis espaldas.

— O un tres contra uno — los tres me observaron — Por si no te quedo claro todo lo que te dijeron ellos, te lo vuelvo a repetir — mis amigos retrocedieron, me posicione frente al rubio — Tienes prohibido entrar a la habitación de Catarina.

— ¿En serio tú me lo piensas prohibir? — Max bufo con diversión, estaba colmando mi paciencia, pero sé que lo hacía con esa intención, atiné a reír.

— Estás en México cabrón — solté con orgullo — Aquí no tienes a la FIA, a Horner o a tu papi para que muevan los hilos y se haga lo que tú quieras — puntualice notando como su rostro se ponía rojo por el coraje que le causaron mis palabras — Lárgate.

— Estás actuando muy mal Sergio, ya encontraré la forma de ver a Catty — bufé.

— Si se encontraban a mis espaldas en el paddock, no dudo que hagas todo lo que esté en tus manos para ingresar aquí, pero así tenga que contratar todo un equipo de seguridad, de mi cuenta corre que no puedas ni siquiera asomar tu nariz en el hospital — lo empuje por los hombros y me aleje — Vete antes de que llame a seguridad.

Max me analizo por un momento, buscando cualquier atisbo de debilidad o titubeo en mí, pero no le iba a dar el gusto, podría estar muriéndome por dentro debido a la decepción amorosa que estaba pasando, pero jamás se lo demostraría.

Suspiro fuertemente, comenzó a retroceder de espaldas, solo se giró y siguió su camino, fue hasta que lo vi desaparecer dentro del elevador que solté todo el aire que había retenido mis pulmones, observe a Pierre y a Jo.

— Muchas gracias por ayudarme y no permitirle entrar — rasqué mi barbilla con coraje.

— Nosotros no te vamos a dar la espalda, lo sabes — asentí.

— Sé que la famosa mafia se dividirá en bandos al momento que todos se enteren de esto, por supuesto que yo tengo las de perder, pero, no se trata de cantidad, si no de calidad y les agradezco que sigan aquí — Pierre y Jo me brindaron una sonrisa.

— Desde el momento uno te dijimos que podías contar con nosotros en esto, no te dejaremos — y era cierto.

Jo y Pierre estuvieron conmigo durante toda la noche luego de que me entere de lo que había entre Max y Catarina, esa misma noche gracias a toda la presión, decepción y tristeza, tuve un ataque de ansiedad, Pierre se encargó de contactarse con mi psiquiatra mientras Jo trataba de tranquilizarme, en ningún momento se alejaron de mi lado, ambos se turnaban para cuidarme mientras dormía, y eso no tendría como agradecérselo.

— Si me lo autorizas iré con la seguridad del hospital a comentarles que Max tiene prohibido ingresar a este piso — asentí ante las palabras de Jo.

— Te acompaño — soltó Pierre.

Ambos se retiraron por el pasillo, suspiré tratando de relajarme, abrí la puerta de la habitación e ingresé cerrándola al estar dentro, estaba por alejarme, pero dos toques lo impidieron, abrí con cautela, y listo para discutir, estaba seguro de que era Max.

Chequito — la voz de mi hermana inundó mi oído, ella me miraba con una sonrisa.

Automáticamente, mis ojos comenzaron a picar, me sentí de nuevo como cuando éramos pequeños, ante cualquier caída, mal rato, tristeza, mi hermana estaba ahí para darme consuelo y una palabra de aliento.

Con prisa me acerqué acortando la distancia entre los dos, abrazándome a ella como un niño indefenso, de mi familia, Paola era la única que sabía lo que estaba pasando en mi matrimonio, la noche que la bomba estalló Pierre tuvo que llamarla para pedirle los datos de mi psiquiatra, mi hermana sabía qué había pasado tiempo desde mí última crisis, llevándola a preocuparse por la razón del episodio, fue ahí que el francés tuvo que confesarle toda la verdad.

Tranquilo, ya estamos aquí — puede sentir como mi pecho descansaba un poco con sus palabras — Papá y mamá se encuentran instalándose en la villa, el vuelo de Toño llegará más tarde — asentí mientras nos separábamos, mi hermana llevó sus pulgares a mis mejillas para limpiar las lágrimas que habían escapado.

Gracias por estar todos aquí, sé que tienen muchas cosas que hacer — hable en voz baja, ella me interrumpió.

Somos tu familia Sergio, jamás te dejaríamos solo, menos en un momento así — me brindo una leve sonrisa, mientras mantenía el mismo tono de voz que yo había utilizado anteriormente.

¿Se lo contaste a los demás? — ella negó.

Es un asunto personal, eso te corresponde a ti — tomo mi mano, ambos regresamos a la habitación, ella observó a Catarina durmiendo pacíficamente — No entiendo como es que ella se atrevió a hacer algo así.

Se dejó envolver completamente por las palabras de su familia y lo sucedido con Carola — Paola me miró por sorpresa.

¿Ellos se lo dijeron? — asentí, Paola tenía conocimiento de lo sucedido con Carola gracias a que era mi relacionista pública, pero también fue advertida por Carlos para no decir ni una sola palabra.

Al parecer la involucraron en el mismo juego que a mí — suspire — Mientras yo pensaba que guardando silencio ellos jamás le dirían nada ni la lastimarían, en realidad utilizaron todo a su conveniencia.

De una forma u otra les servía que tú siguieras involucrado con esa familia — hablo con coraje — Además los negocios de Catarina siguen aumentando las ganancias de los Slim, con eso la controlaban — rasque mi barbilla.

Todo se está volviendo una bola de nieve inmensa que no sé en que momento se detendrá y me aplastara — un nudo se formó en mi garganta — Tú sabes cuanto la amo Pao, y eres testigo de los sacrificios que he hecho por estar a su lado y mantenerla a salvo.

Lo sé, pero debes esperar a que despierte, te puedo asegurar que hablando lograran aclarar las cosas y todo seguirá como antes — negué.

Ella está completamente enamorada de Max — miré a mi hermana con pena — Y lo entiendo él, es el prototipo perfecto del príncipe azul — reí en voz baja — Agregándole que al final de cuentas, creo la diferencia de edad nos alcanzó.

No digas esas tonterías idiota — mi hermana dejo un golpe en mi cabeza — Mírate, eres uno de los hombres más deseados de México, no por nada te apodan el viejo sabroso, la edad no tiene absolutamente nada que ver en esto — sonreí a medias — No sé cómo resulte esta situación, pero quiero que hagas lo que te mantenga completamente tranquilo y en calma, por una vez en tu vida sé egoísta y piensa solo en ti, si tienes que dejarla ir hazlo, pero por favor no te pierdas tú por intentar no perderla a ella.

Las palabras de mi hermana lograron darme algo de tranquilidad, era cierto, amo a Catarina con todas mis fuerzas, pero no debía dejar de lado mi paz, tenía muchas cosas que reflexionar antes de que ella despertara, para así tener mis pensamientos claros y lograr llegar a un punto donde ninguno de los dos nos lastimemos más de lo que ya lo habíamos hecho.





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C A T A R I N A





Un ligero zumbido inundó mis oídos, pude sentir como mis pulmones se llenaban de aire de forma brusca, llevándome a abrir los ojos, la tenue luz de la lámpara de noche que iluminaba la habitación, logro encandilarme, mis parpados reaccionaron abriéndose y cerrándose repetidas veces hasta que se acostumbraron a la claridad.

No entendía que estaba sucediendo, mire mi mano izquierda percatándome de que tenía conectado suero vía intravenosa, dándome a entender que me encontraba en el hospital, los recuerdos de la noche pasada llegaron de golpe a mi mente, lleve mi mano izquierda hacia mi frente, podía sentir un ligero bulto sobre la misma, probablemente era producto de la caída.

Mi vista divagó al rededor del lugar, se detuvieron sobre la silueta que se encontraba frente al ventanal de la habitación, el moreno tenía sus brazos cruzados sobre su pecho, una de sus manos reposaba sobre su barbilla, podía notar que estaba perdido en sus pensamientos, haciéndolo lucir guapo, como siempre.

Sergio — lo llamé sintiendo como mi garganta estaba terriblemente seca.

Él con sorpresa se giró, nuestras miradas se encontraron, con prisa se acercó al borde de la camilla y presiono el botón que se encontraba en la pared del costado.

Hey — hablo con suavidad, su mano reposo sobre mi brazo, dejando ligeras caricias.

¿Qué hago aquí? ¿Todo está bien? ¿Dónde están los chicos? — cuestione con prisa.

Tranquila, te trajimos aquí luego de tu caída — suspiró — Recibiste un golpe fuerte en la cabeza, tuvieron que sedarte para que descansaras por varias horas y así tu cerebro se desinflamara — asentí al comprender — El doctor indico que todo está bien, pero ya debe de venir en camino, sobre los chicos — titubeo un poco en hablar — Todos se encuentran en las villas en compañía de mi familia, tu padre y tu hermano Carlos están en el pasillo esperando para entrar a verte — trague en seco.

¿Tú les avisaste? — él asintió, nuestra plática se vio interrumpida gracias a que el doctor ingreso a la habitación en compañía de una enfermera.

Buenas noches, familia Pérez — Sergio se alejó de mi lado permitiéndole al doctor ocupar su lugar — Catarina me alegra verle despierta, permítame presentarme, soy el doctor Arturo Garibay, soy el responsable al frente de su caso desde que ingreso en este hospital, si me permiten haré una evaluación rápida para saber su estado actual — mi esposo y yo asentimos.

El doctor me ayudo a sentarme sobre la cama, alegando que tal vez sentiría un gran mareo gracias al tiempo que estuve postrada, pero la sensación se iría en un par de horas, el hombre se encargó de tomar mi presión, hacer alguna pruebas de respiración, así como preguntas sobre temas básicos en mi vida, esto con el fin de checar el estado de mi memoria luego del golpe.

¿Ubica al hombre frente a usted? — el doctor señalo a Sergio, yo asentí — Dígame su nombre completo y qué parentesco tiene con usted.

Sergio Michel Pérez Mendoza, es mi esposo — noté como Checo agacho su mirada.

¿Cuántos llevan de casados? — cuestiono Garibay mirándome.

Tres años — solté sin meditarlo, pues así era, el doctor sonrió con satisfacción.

Al parecer todo se encuentra perfectamente, es normal que llegue a sentir dolor o pulsaciones en su cabeza, gracias a esto puede presentarse en el conducto aditivo el zumbido que usted me comentó — asentí.

¿Cuándo podrá irse a casa? — cuestiono Checo.

Si continúa así, mañana por la mañana podremos arreglar los papeles para darle el alta, ¿Alguna otra duda? — añadió.

Tengo bastante sed, ¿Puedo ingerir líquidos? — el doctor asintió.

Me encargaré de que le hagan llegar agua, además de su cena — Garibay palmeo el hombro de mi esposo — Los dejo para que hablen, cualquier cosa estoy pendiente, pueden llamarme por el botón auxiliar.

El doctor se despidió, le dio a la enfermera las indicaciones de mi dieta y está salió prometiendo regresar con los alimentos, la habitación se quedó sumida en total silencio.

¿Por qué menciono que teníamos que hablar? — me atreví a preguntar.

Sergio me miró, suspiró mientras tomaba el taburete que reposaba en la esquina de la habitación, se acercó a mi costado derecho, deposito el banco sobre el piso para terminar tomando asiento en él.

Le pedí que me permitiera ser yo quién te dijera el resultado de uno de los estudios que te realizaron al ingresarte al hospital — sus palabras lograron preocuparme.

¿Algo salió mal? — él negó.

Cuando llegamos aquí te revisaron de pies a cabeza, gracias a eso te hicieron análisis de sangre, pudieron detectar algo — pauso, note que titubeaba para hablar.

Sergio por favor ya dime que está pasando, me estoy poniendo nerviosa — me interrumpió.

Estás embarazada — confesó con prisa — Vas a ser mamá — noté como sus ojos se cristalizaron antes de que su vista bajará hacía sus manos.

«Estás embarazada», estas palabras resonaban una y otra vez dentro de mi mente, no me di cuenta como, pero comencé a llorar, la emoción llego a mí, habíamos sido escuchados, una vida crecía dentro de mí luego de tanto tiempo estarlo buscando, esto era un milagro, pero un atisbo de duda se sembró en mí, él no estaba incluyéndose.

¿Por qué hablas solo de mí? — Checo me observo al instante — Esto es algo que ambos buscamos, mi amor por fin vamos a ser papas — Sergio comenzó a llorar con fuerza, se puso de pie mientras negaba y me dio la espalda.

¿Por qué me hiciste esto? — me pregunto entre llanto — ¿Por qué ahora? — cubrió su rostro con sus manos con el fin de que no lo viera así.

Su actitud comenzaba a molestarme, estaba opacando nuestra felicidad, no entendía qué estaba pasando, ¿Acaso creía que nuestro bebé llegaba a arruinar los planes en su carrera?

¿Estuvimos intentándolo por años y ahora actúas así? — alce la voz sintiendo como una punzada aparecía en mis sienes — Eres un egoísta Sergio, no puedo creer que ante esta noticia reacciones de esta forma.

Esto no tenía que suceder así — sorbió — Esta noticia no tenía que opacarse así — las lágrimas seguían cayendo por sus mejillas.

¿No lo quieres cierto? — ni siquiera respondió — Entonces vete de aquí, por qué si lo que planeas es que yo aborte de una vez te advierto que no lo haré — Sergio me interrumpió.

Lo sé todo — confeso.

No te estoy entendiendo — comenzaba a confundirme.

El día de la cena en la villa, te compré un vestido hermoso, verde brillante, uno de tus colores favoritos — comenzó a hablar mientras regresaba hacia el ventanal de la habitación y su mirada se perdía al exterior — Quería que lucieras más bella de lo normal, había preparado una cena especial en compañía de todas las personas relevantes para ti, quería proponerte frente a todos que renováramos nuestros votos matrimoniales y celebráramos nuestro aniversario de cuero — me congele al descubrir el verdadero motivo de la cena, mi corazón se ablandó.

¿Por qué no me lo dijiste antes? Al día siguiente solo te dedicaste a ignorarme, ¿Cómo podía yo saberlo? — él ni siquiera se inmutó con mis palabras.

Tuve que tardarme un poco más para reunirme con todos porque regrese al lobby a recibir a Pierre — pauso — Debía llevarlo a la villa desocupada, entre pláticas él me cuestionó si yo estaba seguro de lo que quería hacer tomándome por sorpresa — rio levemente — Como un tonto lo enfrente preguntándole si él sabía algo que yo no, y solo me dijo que era mejor que te lo pidiera en privado, yo solo me moleste con él — Checo se giró y volvió a mirarme — Estaba dispuesto a responderle que no era un asunto que le importase, pero a sus espaldas observe una escena que me destruyo la vida — las lágrimas comenzaron a resbalar de nuevo por sus mejillas — Mi esposa se estaba besando con mi compañero de equipo, me estabas engañando con Max.

Sus palabras cayeron sobre mí como un balde de agua fría, pude sentir como el color abandono mi rostro, ahora entendía su comportamiento, y el porqué se ausentó esa noche, también entendía la razón de no incluirse en el embarazo, probablemente él dudaba de su paternidad gracias a lo sucedido con Max, mi mente estaba en blanco, no sabía como actuar o que decir.

Sergio, déjame explicarte, todo se dio sin pensarlo — argumenté sin pensar, él negó.

No estoy en condiciones de escucharte, cualquier cosa que escuche de ti ahora, me será difícil de creer, necesitamos calmarnos — comenzó a caminar hacia la salida al momento que mis lágrimas comenzaba a rodar por mis mejillas — Debo notificarte que prohibí la entrada de Max al hospital, no lo quiero cerca de nosotros, por lo menos no hasta que tú y yo aclaremos esto.

Respeto y apoyo tu decisión — el nudo en mi garganta me impedía hablar fluido.

Iré a avisarle a tu padre y Carlos que ya estás despierta para que vengan a verte, ellos no saben nada sobre Max y tú, trata de actuar normal — abrió la puerta — Si quieres contarles lo del embarazo puedes hacerlo o no, lo dejo a tu criterio — con prisa salió de la habitación.

Sin darme tiempo de responderle, sollozos comenzaron a escapar de mí y el llanto se hizo más fuerte, todo lo que estaba tratando de evitar estaba sucediendo, el no debía enterarse de lo mío con Max de esta manera, mi matrimonio con Sergio estaba en la cuerda floja, y al parecer sería difícil que saliéramos de esto.








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• Miércoles 12 de Agosto 2021, Playa del Carmen, Quintana Roo, México.





S E R G I O





Observaba atentamente como la enfermera terminaba de acomodar las almohadas de la cama, Catarina termino recostándose sobre la misma, la mujer que había contratado para que estuviera pendiente de ella mientras se recuperaba por completo comenzó a darle algunas indicaciones, me limite a mantenerme en una equina de la habitación hasta que terminaran de hablar.

¿Cómo vas? — dijo Jo que ingreso a la habitación posicionándose a mi lado.

Bien, creo — confesé, ambos hablábamos en voz baja con intención de no ser escuchados por ambas mujeres.

Tus padres se encuentran en la sala, Paola los está entreteniendo hasta que te decidas por salir para hablar con ellos — mi amigo palmeo mi hombro — Ninguno de los chicos, a excepción de Pierre y yo sabemos que ella ya está aquí, espero lo podamos mantener así por más tiempo, George y Carmen no deben tardar en llegar.

Espero lleguen pronto para que la acompañen mientras yo hablo con mi familia — Jo asintió.

Dalo por hecho, Pierre está en el lobby hablando con el equipo de seguridad que trajo Paola, estarán monitoreando que Verstappen no se acerque por aquí el día de hoy — me sentía bastante apoyado, era por ello que no me había derrumbado por completo.

¿Todo bien chicos? — nos cuestionó Catarina, no nos habíamos percatado de que la enfermera había abandonado ya la habitación.

Si — dije — Jo y yo solucionaremos un par de asuntos, ahora regresamos — sin más empuje a mi amigo por los hombros y salimos de ahí.

Demasiada tensión en esa habitación — confesó el moreno.

Lo sé, si te soy sincero desde el día de ayer no me siento cómodo estando al lado de ella, sé que es por lo que sucedió, pero se siente tan extraño amarla tanto y al mismo tiempo no desear verla.

Ingresamos a la sala, percatándonos de que George y Carmen se encontraban platicando cómodamente con mis padres y mis hermanos, el británico al verme al instante se puso de pie.

— Me da mucha alegría verte más tranquilo — George me abrazo, correspondí su gesto al instante.

— Siento mucho si los asuste ese día, pero, ya se imaginaran por lo que pasaba — Carmen se acercó y dejo un ligero apretón en mi brazo al momento que su novio y yo nos separábamos.

— Entendemos perfectamente — la morena sonrió — ¿Cómo se encuentra Catarina? — cuestiono.

— Su salud está perfecta, solo, tiene que reposar un par de días para estar como nueva, ¿Quieren pasar a verla? — ellos asintieron — Síganme.

Los tres regresamos hacia el pasillo de las habitaciones, unos metros antes de llegar a donde se encontraba Catarina detuve mi andar y me gire hacia los menores, ambos se plantaron frente a mí y me miraron sin entender.

— Necesito pedirles algo — comenté con seriedad.

— Pídelo con confianza — añadió George.

— ¿Podrían ayudarme a guardar el secreto de que Catarina se encuentra aquí? — Carmen titubeo al hablar.

— ¿Esta pasando algo que debamos saber? — cuestiono ella, me debatí entre contarles la versión completa o solo irme entre las ramas, pero sabía que el solo decirle que no quería que Max se enterara de alguna forma u otra crearía más confusión, decidí ser sincero.

— Hace unos días descubrí que Catarina y Max tenían una relación a mis espaldas — George saltó al instante y miro a su novia.

— Te lo dije, yo sabía que ese imbécil ocultaba algo — hablo hacia su novia, Carmen pellizco su brazo con rapidez — Auch, qué grosera.

— Lo siento Sergio sabes que es como estar con un niño — las palabras de ella lograron hacerme reír.

— Perdón Checo, pero es que — el británico medito sus palabras antes de hablar — No lo disimulaba ni un poco, además — Carmen lo interrumpió.

— George no creo que sea prudente hablar de ello ahora — ella tomó la mano de su novio.

— Díganlo, no creo que saber algo más me tome por sorpresa luego de verlos besándose con mis propios ojos — confesé, ambos me miraron con pena.

— La noche de la discoteca, Carmen y yo regresábamos al privado cuando los vimos muy cerca, llegue a pensar que mis ojos me engañaban gracias al alcohol, pero Carmen me llamo alarmada cuando los vio tomar asiento en un sofá muy juntos y comenzando a besarse — George formo una mueca con sus labios.

— ¿Ustedes fueron los únicos que los vieron? — ellos negaron.

— Less también se percató de la escena — agrego ella.

— Al igual Daniel y Lando, logre escucharlos comentando eso en el desayuno a la mañana siguiente — tome el puente de mi nariz.

— Puta madre — ellos me miraron extrañados — El punto es que, no quiero que Max se entere de que ella ya salió del hospital por qué no lo quiero merodeándola, Catarina está completamente de acuerdo con ello.

— No te preocupes, nosotros no diremos nada — Carmen me mostró una sonrisa.

— Ni pío— George se acerco y hablo en mi oreja — Somos Team Checo, cuenta con todo nuestro apoyo — ambos reímos.

Los chicos me prometieron no decir nada al respecto, les señalé la habitación donde se encontraba Catarina y ellos ingresaron, permitiéndome regresar a la sala, Jo ya no se encontraba en la escena, mis padres y mis hermanos me miraron automáticamente.

¿Ya nos vas a decir que hacemos aquí o qué? — cuestiono mi hermano Toño, tan directo como siempre.

Necesito comentarles una situación bastante seria — tomé asiento al lado de Paola quien al instante tomo una de mis manos para brindarme apoyo.

Habla mijo, me tienes con el jesus en la boca desde ayer que llegamos aquí — confeso mi padre.

Medite por un momento el cómo comentarles la noticia, aunque por más que buscaba la forma, sabía que no era algo que pudiera adornar para que no los impactará, me decidí por relatarles todo lo sucedido desde la situación con Carola días antes de mi boda, el enredo de los Slim llevándonos a la trampa en la que al parecer Catarina y yo habíamos caído, para finalizar con el descubrimiento de la relación extramarital que tenía mi esposa con Max.

Al terminar mi relato, mis padres y mi hermano estaban atónitos, al parecer seguían procesando mis palabras, Paola se limitó a sobar mi espalda, dándome los ánimos.

¿Esta es una de tus bromas pendejas? — cuestiono Toño con molestia, atiné a negar.

Quisiera que solo fuera una broma, pero es completamente real - respondí.

Pinche güero cabrón — Toño se puso de pie y se dirigió hacia la puerta.

Antonio Pérez Mendoza, ¿A dónde vas? — cuestiono mi mamá.

A partirle la jeta a ese pendejo, ¿Qué se cree? — se encontraba bastante molesto.

Te regresas a tu asiento en este momento, no me hagas ir por ti de la oreja — finalizo la mujer que me dio la vida, Paola y yo sonreímos al ver como Toño obedecía al momento.

¿Estás seguro de que es así mijo? — pregunto mi padre, me limite a asentir — Mi chiquillo — el mayor corrió a sentarse a mi lado, me abrazo por los hombros logrando que comenzara a llorar — Ese Carlos, me va a oír, te aseguro que su padre no está enterado de lo que su hijo los obligo a hacer a Catarina y a ti, sé que el mal de amores debe ser algo muy fuerte, y difícil de digerir, todos aquí somos testigos de cuanto amas a Catarina, pero también sabemos que eres un fregón, y que no te nos vas a ir para abajo — Paola se puso de pie, permitiendo que mi madre ocupara su lugar.

¿Ya hablaste con ella? — negué, recibiendo un suspiro por parte de mi madre — No te puedo decir que esto no te va a doler, por qué sé que te debes estar muriendo por dentro mi niño, pero ahora tienes de dos, hablar con ella y solucionar las cosas dándole oportunidad a su amor de que florezca, o permitirle ser libre y seguir con su vida, al mismo tiempo que tú continuas por la tuya permitiéndote sanar para seguir adelante.

Mi corazón me pide a gritos que deje de lado el rencor y la perdone para poder seguir con nuestro matrimonio, pero mi lado racional exclama que ya no hay nada que se pueda arreglar — suspire cansado de la situación.

¿Qué? ¿Tú, el mismísimo Don Never Give Up me estás diciendo eso? — exclamo mi hermano — Checo, si la amas, no puedes dejarla ir.

A veces dejar ir es un acto de amor más grande que cualquier otro — Paola lo interrumpió — Y tú sabes que ambos se han hecho mucho daño.

Puede ser así, pero son humanos, y es de humanos equivocarse, si la amas, tienes que luchar por ella.

Antonio, ¿Qué acaso no escuchaste nada de lo que contó? — cuestiono mi hermana.

Ambos se enfrascaron en una pelea, mi padre termino metiéndose en la misma tratando de calmarlos, fue ahí qué mamá con una de sus manos tomo mi rostro obligándome a mirarla.

Ni ellos, ni yo, estamos pasando o sintiendo lo que tú estás viviendo, eres tú el único que puede decidir mi amor — con cariño acaricio mi mejilla — Haz lo que te salga de aquí — llevo su mano libre hacia mi pecho — Que sea solo lo que tú sientas y lo que te hará aligerar esa carga, pero nunca olvides, que nosotros — se señaló a ella misma para luego señalar al resto de mi familia — Estaremos aquí, apoyándote y tomando tu mano, no te dejaremos solo, si te hundes te sacamos a flote y si vas a volar te daremos el impulso necesario para que abras tus alas — me aferre con fuerza a ella en un abrazo.

Te amo Ma, gracias por estar aquí — solloce en su hombro mientras ella acariciaba mi cabello.

Y yo a ti mi niño, sabes que mientras Dios y la vida me lo permita, siempre estaré contigo.

Mi llanto se liberó de manera incontrolada, ayudándome a limpiar mi alma de todo el dolor que cargaba, ya estaba decidido, sabía que camino debía tomar, solo me restaba hablar con Catarina para aclarar las cosas y descubrir toda la verdad.





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C A T A R I N A


Todo mi día lo había pasado acostada o reposando sobre la cama, estaba cansada de estar encerrada en la habitación, hace unos momentos Rosalinda, la enfermera que estaba cuidándome me había dejado sola hace unos momentos anunciándome que iría por mi cena, asentí de acuerdo.

Pero sinceramente estaba decidida a salir de aquí, necesitaba hablar con Sergio, con calma me puse de pie, coloque las pantuflas en mis pies y decidí salir de la habitación, recorrí el largo pasillo llegando a la sala, ahí me percate, de que Checo ingresaba por la puerta principal cerrándola tras de él, en sus manos cargaba un par de bolsas que parecían de delivery, se percató de mi presencia hasta que hable.

— ¿Necesitas ayuda? — en automático me observo.

— No, gracias — se retiró hacia la cocina, me limité a tomar asiento en la sala, esperando su regreso.

Pasaron un par de minutos en los que podía escuchar como le daba instrucciones a Rosalinda, luego ambos aparecieron en la habitación, la mujer salió del departamento alegando que regresaba en unos minutos dejándonos solos, era hora, el de pecas tomo asiento en el sillón de dos plazas frente a mí, hice el amago de ponerme de pie para sentarme a su lado, pero su voz me detuvo.

— Será mejor que te quedes ahí — asentí y volví a mi lugar.

— Es hora de hablar, supongo — solté.

— Quiero escuchar tu versión — lo miré.

— ¿Acaso ya escuchaste la de Max? — cuestione.

— No, ni la pienso escuchar, esto es entre tú y yo, ya después tú te arreglas con él, si así lo deseas — estaba utilizando un tono de voz que jamás había empleado al hablarme a mí.

— Así como tú sabes cosas, yo también sé otras — comencé — Desde antes de que nos casáramos, me entere de tu infidelidad hacía mi con Carola — pensé que lo tomaría por sorpresa, pero ni siquiera se inmutó — Seguí adelante con el matrimonio porque además de que te amaba como una tonta, mi padre me mostró el documento que te obligo a firmar cuando comenzamos a salir, no podía ser egoísta y quitarte todo por lo que habías luchado cuando tú decidiste echarte la soga al cuello por mí — su semblante permanecía serio, analizando mis palabras — No sé si lo recuerdas, pero una de las cláusulas que lo invalidaba era el embarazarme, contraer matrimonio, enfermedad o defunción — Checo asintió.

— Cuando tu padre me mostró ese documento me sentí realmente ofendido — el moreno se puso de pie y fue hacia la pequeña cava que se encontraba en la sala — Desde nuestra primera cita el día de tu cumpleaños me enamore profundamente de ti, y no sabía como era posible que a pesar de todo no se dieran cuenta de todo lo que yo sentía hacia ti, hasta me llegue a cuestionar si en realidad te estaba dando el amor suficiente como para que te sintieras feliz y querida, pero ahora veo que tal vez eso no fue así.

— Esto no tiene nada que ver con tu amor hacía mi Sergio — alegue mientras observaba como se servía en un vaso un poco de whisky — Todo esto se deriva de tu traición, ¿Acaso creías que no me iba a dar cuenta de lo que hiciste?

— Tal cual tú lo hiciste, yo también tuve que sacrificar cosas por ti — tomo un sorbo de su bebida — Pero no me pondré a echarte eso en cara, por qué lo hice para mantenerte a salvo y porque te amo — confeso.

— Quién ama, no traiciona — el río a medias.

— Lo mismo puedo decir — contraatacó — Pero tú misma lo dijiste te sacrificaste para casarte porque «me amabas», tiempo pasado de ya no — tomo asiento de nuevo — Así que dime, ¿Qué sientes por Max? — pregunto sin pena recostándose sobre el respaldo del sillón.

Sus palabras me tomaron por sorpresa, nunca me había puesto a reflexionar sobre mis sentimientos hacia el rubio, pero con Max todo era diferente, él era tan atento, caballeroso, amable, maduro, me sentía segura a su lado.

— Lo quiero, es alguien especial para mí — hablé sin pensarlo — Me gusta estar con él — asintió.

— ¿Que pasaría si yo te dijera que en realidad no te fui infiel? ¿Todos los sentimientos que tienes hacía él se irían? — bufé.

— No, porque no te creería en lo absoluto, no fue una, sino dos veces Sergio, también estoy enterada de lo que sucedió en tu habitación de hotel con Carola, Max me lo contó y Pierre lo confirmo — hable con sinceridad.

No estaba dispuesta a seguir con este juego, estaba cansada de pensar que en cualquier otro momento Sergio se volvería a enrollar con Carola.

— ¿Llegaste a acostarte con Max? — mis mejillas se tiñeron de rojo ante la forma tan directa que me estaba hablando.

— Jamás dimos ese paso, ni lo daría estando aún casada contigo — llevé mi mano hacia mi vientre — Este bebé es tuyo, es el fruto de este amor que tal vez ya se acabó — me costó decir esto último.

Lo que sentía por Sergio no se iba a ir de la noche a la mañana, este hombre me había enseñado el verdadero significado del amor, habíamos pasado de todo juntos y ahora seríamos papás, sería difícil de superar.

— Catarina, no sabes cuanto me arrepiento de toda esta situación, por qué, si hubiera tenido valor y hubiera aclarado las cosas desde un inicio sé que verías el panorama completamente diferente — tomo otro trago de su bebida — Yo estoy dispuesto a dejar todo atrás y volver a empezar, pero no soy la única variable en esta ecuación, ¿Estás tu dispuesta a hacerlo? — por unos segundos medite sus palabras.

Podríamos arriesgarnos a intentarlo de nuevo, pero ambos teníamos la herida del engaño en el corazón, misma herida que había complicado nuestro matrimonio en otras ocasiones, no era justo seguir hiriéndonos de esta manera.

— Creo que ya fue suficiente, no merecemos hacernos más daño Sergio — note como su labio titubeo, lo conocía tan bien que era señal de que comenzaría a llorar — Es mejor terminar de una buena manera, y mantener la paz por el bebé, pero cada quién por su lado — lo estaba hiriendo, lo sabía, pero no me lo estaba demostrando.

Checo se puso de pie, regreso él vaso hacia la pequeña cava y de nuevo se giró para observarme, con prisa tomo su teléfono y al parecer envió un mensaje, pasaron unos pocos segundos cuando la puerta se abrió, dejándome ver a Jo acompañado de Pierre.

— Está lista la cena en el comedor, tu familia y los chicos ya se encuentran ahí — exclamo Jo, me sorprendí al saber que la familia Pérez se encontraba ahí.

— Necesito que antes de ir vayamos hacia el lobby para retirar el personal de seguridad — el de puebla asintió — Pierre, por favor háblale a Max para que venga con ella — mi amigo asintió y se alejó para hablar por teléfono.

Podía apostar que mi rostro exclamaba sorpresa total, no entendía que estaba haciendo Sergio, este último de un momento a otro, se acercó a donde yo estaba y se puso en cuclillas frente a mí.

— Ya tomaste la decisión por los dos, necesitamos dejarle saber esto a tu padre y tus hermanos antes de actuar, ponte de acuerdo con ellos y me avisas cuando quieres que vayamos a cenar para darles la noticia — me brindo una media sonrisa — Me encargaré de que Paola se contacte con tu abogado para que empiecen con los trámites de divorcio, y sé que no lo necesitas, pero nuestro hijo tendrá un padre presente tanto en su vida como en lo económico — se puso de pie, con titubeos se acercó a mí y hablo a mi oído — Me duele perderte, pero lo que más me duele es que no quieres darnos una oportunidad de recuperarnos — dejo un beso en mi frente y se alejó.

Mi cerebro no lograba procesar todo lo que estaba sucediendo, las cosas pasaban demasiado rápido, cuando menos lo pensé Max ya se encontraba en la puerta del departamento, mirando a Sergio de forma temerosa.

— ¿Qué está pasando? — dije en un susurro, que al parecer solo Pierre escucho. — Te quiero, y espero que en el futuro no te arrepientas de esto — el francés dejo un beso en una de mis mejillas y se alejó.

— Pasa — le dijo Sergio a Max, el rubio ingreso con cautela a la sala, terminando por tomar asiento a mi lado — Los dejamos, me encargaré de que vengan a servirles la cena, tu padre y tu hermano llegaran en unos minutos para acompañarlos, permiso.

Sergio salió del departamento sin mirar atrás, seguido por Jo y Pierre quien se encargó de cerrar la puerta, al instante Max y yo nos miramos.

— Catty, ¿Estás bien? — me pregunto el neerlandés, negué.

Con prisa me abracé a su torso comenzando a llorar con fuerza, Max se limitó a rodearme con sus brazos mientras acariciaba mi cabello con cariño tratando de tranquilizarme, al momento que la realidad me golpeaba, acababa de ponerle fin a mi matrimonio con el amor de mi vida.

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