𝙸𝙸-𝚅𝙸𝙸


"Llorando en silencio, temblando tu ausencia, rogándole al cielo y fingiendo estar muy bien."




Jueves 20 de Mayo 2021, Circuito de Monte Carlo.






CATARINA


Caminar por el paddock era algo a lo que seguía sin acostumbrarme, mucho menos en Mónaco que todo se basaba en el estatus social y el derroche de dinero, era algo que me incomodaba pero no me quedaba mas que ignorarlo por que a quien engañábamos, todo el mundo era consiente que este era uno de los premios mas sofisticados de la categoría.

Pero no podía evitar sentirme atosigada, ya no era suficiente con los periodistas , ahora también teníamos que lidiar con las cámaras de Netflix donde maldecía el día en que Checo había aceptado aparecer en la famosa serie por que eso incluía tener ciertas tomas de sus familiares por si se suscitaba algún episodio relevante que lo involucrara durante cada carrera, en mi camino hacia el box de Red Bull me encontré a George, quién animado me saludo.

- ¡Cat cat!. - al instante me abrazo.

- Hola Georgie, no te vi después de dejar el aeropuerto, ¿Todo bien?. - cuestione mientras nos separábamos y comenzamos a caminar a la par.

- Si, es solo que nos toco en hoteles diferentes. - respondió con tristeza momentánea. - Pero. - soltó alagando la ultima letra de la palabra. - Eso no impedirá que asista esta noche. - sonreí ante sus palabras. - Además es la oportunidad perfecta para presentarles a Carmen. - me guiño un ojo.

Era bien sabido que el británico tenía una relación con la chica, ella se encontraba cursando la universidad en Reino Unido algo que le complicaba asistir a las carreras, pero según lo explicado recientemente por George ella se acababa de graduar y serian mas las oportunidades que tendría de acompañarlo, comenzando en este gran premio.

- Me alegra mucho que por fin pueda venir a alentarte, y lo siento pero necesitamos mas chicas en este team así que desde ya es miembro honorario. - el rio.

- Me imagine que algo así sucedería, no estoy preparado para lidiar con tus regaños y los de ella, necesitare ayuda divina. - soltó con dramatismo.

- No seas exagerado Russell lo hacemos por tu bien. - le guiñe, ambos nos detuvimos al llegar al box de la escudería de Checo. - ¿Te veo mas tarde?. - el asintió, con prisa lo abrace. - Mucha suerte en tus pruebas Georgie demuéstrales quien manda. - el chico me brindó una sonrisa y dejo un beso en mi frente.

- ¡Te quiero Cat!. - soltó mientras comenzaba a correr hacia el lado contrario del paddock perdiéndose entre la multitud impidiéndome responderle.

Suspire y me adentre al box, los ingenieros iban de aquí para haya, por un momento pensé que no iba a tener la oportunidad de desearle buena suerte a mi esposo en sus primeras practicas pero me relaje al verlo en una esquina acompañado de Jo y Xavi mientras hacían ejercicios para reforzar sus reflejos, con prisa me acerque a ellos.

- ¡Bonita!. - Sergio ignoro las luces que tenía al frente y se acerco a mi, envolviéndome en un abrazo y dejando un beso en mi sien.

- Llevaba el récord perfecto, gracias por arruinarlo Catarina. - me reprendió Canales.

- Lo siento Jo, prometo no vuelve a suceder, solo quería desearle suerte a este guapo. - mi esposo y yo nos miramos, le brinde una sonrisa que correspondió al instante.

- No seas tan duro hombre, anda. - Xavi palmeo el hombro del moreno. - Les dejamos sus cinco minutos de miel sobre hojuelas, no mas no menos. - Jo le brindo a mi esposo un termo con hidratante y ambos hombres se retiraron.

- No me percate de la hora en que saliste. - mencione ante su ausencia en la cama esta mañana cuando desperté.

- Perdón por no avisarte, Iulia me llamo advirtiéndome que Christian iba hacia mi habitación, tuve que salir rápido para que no se percataran de mi ausencia. - asentí, y es que a pesar de que estábamos en el mismo hotel no nos permitían compartir habitación, todo para que los pilotos pudieran descansar y concentrarse al cien porciento el fin de semana, pero Sergio siempre encontraba el modo de escaparse en las noches de las practicas para poder dormir juntos, ya que el día anterior a la clasificación nos despedíamos desde media tarde y lo veía hasta momentos antes de la carrera.

- Entiendo, ¿Lograste desayunar?. - el asintió. - ¿Tomaste la proteína?. - de nuevo imito el gesto. - ¿Las vitaminas?. - el rio.

- Si mamá. - rodé los ojos ante sus palabras. - Mi amor te agradezco que te preocupes por mi, se que soy distraído pero tengo todo bajo control. - negué y acorte la distancia entre nosotros dejando un beso corto en sus labios.

- Checo es hora. - Christian llego a nuestro lado. - Buen día Catarina, ¿Cómo te encuentras?. - Sergio y yo nos separamos al momento que Horner se acerco a saludarme con un amistoso beso en la mejilla.

- Muy bien Christian, ¿Tu que tal?. ¿Cómo están Geri y los niños?. - le brinde una sonrisa que correspondió.

- De maravilla, los niños ya sabes creciendo como siempre. - asentí. - Geri anhela la fecha de Silvertone para verte, quiere agradecerte personalmente el paquete de prendas que enviaste para ella y Bluebell, desde que llegaron no han dejado de estrenarlas, están fascinadas. - los tres reímos.

- Me alegra mucho saber que les gustaron, y espero verlas pronto por que tenemos que ponernos al día. - Checo y Christian suspiraron.

- Oh no, cosas de mujeres. - reímos ante las palabras del británico. - Los dejo, un gusto poder saludarte Cat. - palmeo mi hombro levemente y después señalo a Sergio. - Te toca salir en cinco. - sin mas se retiró.

- Es hora campeón. - el asintió, con prisa dejo un beso sobre mi labios, al separarnos le ayude a colocar la balaclava, el tomo su caso de la pequeña repisa a su lado y me miró.

- Te veo en unos momentos, ¿Vale?. - asentí y lo abrace con fuerza el rodeo mi cintura con sus brazos al instante, aquí vamos con la presión en el pecho.

- Conduce con cuidado, y regresa a mi con bien. - me separe y lo persigne, el dejo un beso en mi frente.

- Te amo bonita. - le brinde una sonrisa.

- Y yo a ti mi amor. - nos separamos cuando Xavi y Jo regresaron a nuestro lado.

Me despedí de ambos hombres y fui directo hacia el lugar designado para observar las practicas, tome asiento en uno de los bancos y por ahora decidí no colocarme los audífonos, no quería aumentar mis nervios así que solo observaría la pantalla.

Mire a mi alrededor mientras esperaba la salida de Checo, mi vista se detuvo cuando mis ojos se encontraron con los de Max, este me brindo una sonrisa a medias que correspondí de la misma forma, se limito a saludarme con su mano, imite su acto y el al instante se giró dándome la espalda.

Desde lo acontecido en la cocina de mi casa nuestro contacto se había hecho nulo, durante el vuelo hacia el premio de Portugal solo intercambiamos un par de palabras, en la fecha de España no tuvimos contacto alguno, y por supuesto nuestras conversaciones por mensajes se habían acabado, dejando así un ambiente tenso entre nosotros y por una parte eso me hacia sentir extrañamente mal.

Decidí eliminar todos los malos pensamientos de mi mente y centrarme en la pantalla que mostraba la reciente salida de mi marido hacia la pista, junte mis manos y coloque mis índices sobre mis labios, tratando de aligerar mis nervios y mandándole todas las buenas vibras a Sergio para que tuviera una practica excelente, mas en esta pista tan complicada.

Estaba tan concentrada observando su recorrido que no me percate cuando alguien tomo asiento a mi lado, fue hasta que tocaron mi hombro que reaccione, miré a mi costado para descubrir a la persona responsable, era una chica de rostro afilado y facciones medianamente toscas, sus ojos eran de un azul muy claro, debía admitir que era muy bella, ella al instante me brindo una sonrisa.

- Es preocupante y a la vez frustrante que estén ahí afuera, ¿Cierto?. - señalo la pantalla, suspiré ante su pegunta.

- Ni que lo digas, hay veces que quiero ir por el de la oreja y ordenarle que se baje del auto. - ambas reímos.

- Ya somos dos, pero que le podemos hacer, es lo que les gusta y no nos queda mas que apoyarlos. ¿Eres la esposa de Checo cierto?. - asentí. - Daniel y Max hablan hasta por los codos de ti. - me sonroje al escuchar eso. - Tanto que me regalaron un par de prendas de tu marca que déjame decirte son preciosas. - sonreí.

- Muchas gracias por tus palabras, ya me imagino a esos dos parloteando sin parar. - reímos. - Soy Catarina Slim, mucho gusto...- pause al recordar que no me sabía su nombre.

- Oh cierto que tonta, permíteme presentarme. - extendió su mano hacia mi, por cortesía la sujete al instante para saludarla, ella me brindo una sonrisa sincera. - Kelly Piquet, la novia de Max y me alegra por fin conocerte. - en cuanto pronunció su nombre me di cuenta de quien se trataba, era la chica que Max quería presentarme.

- El gusto es mío Kelly, y debo decir que Max también me ha hablado mucho de ti. - ella sonrió.

- Desde que Checo y tú llegaron al equipo, a Max le entusiasmaba la idea de que los conociera, desgraciadamente mi trabajo me permitió que coincidiéramos hasta ahora.

- Entiendo perfectamente, a veces el deber llama. - ella asintió.

- ¿Te parece si vamos por una bebida y nos conocemos un poco mas?. - con prisa asentí.

Ambas nos pusimos de pie, tomamos nuestros bolsos y fuimos directo hacia la salida del box, llegamos al hospitality de la escudería, lo único que me agradaba de esta fecha es que todos los lugares de convivencia eran tipo lounge dejándote una vista preciosa del mar y sus alrededores, tomamos asiento en una de las  pocas mesas disponibles, ya que gracias al COVID aun no eran admitidos tantos miembros dentro del paddock, una de las chicas se acerco amablemente a ofrecernos algo de beber, yo opte por un simple te helado y Kelly termino pidiendo lo mismo.

- Entonces Cata, ¿Te puedo llamar así?. - sonreí.

- Claro que si, sin problema. - ella me miró . - ¿Hace cuanto conoces a Max?. Si no es indiscreción.

- Para nada, se puede decir que conozco a Max desde que nació. - me mostro una sonrisa apenada. - Nuestros padres son bastante amigos, eso ocasionaba que coincidiéramos bastante seguido, ahora que somos mayores pues nuestra relación paso a mas y estamos juntos. - escuche atenta su historia.

- Ahora entiendo por que me hablaba con tanto cariño sobre ti, añadiendo el hecho de que son pareja, ¿Llevan mucho tiempo juntos?. - cuestione, ella me miró incomoda. - Lo siento no tienes por que responder.

- No te preocupes, solo que la situación es algo difícil, pero respondiendo a tu pregunta solo un par de meses. - asentí. - ¿Qué hay de Sergio y tu?. ¿Cómo se conocieron?. - en automático sonreí. - Ese brillo en tus ojos me hace creer que fue algo muy especial. - ambas reímos.

- Sergio ha trabajado en conjunto con las compañías de mi padre y mi hermano desde hace muchos años. - pause. - Una noche gracias a una de sus cenas de negocios fue que el y yo coincidimos por primera vez. - sonreí como tonta enamorada al recordar el momento en que todo comenzó.











Sábado 22 de Marzo 2014, CDMX.


CATARINA


Aun seguía bastante molesta con mi padre por su gran idea de organizar una de sus cenas importantes justo este día, esta mañana cuando los trabajadores del servicio me sorprendieron con un pastel de cumpleaños en el desayuno, fue que mi padre y mi hermano Carlos recordaron a duras penas mi cumpleaños, ambos se disculparon bastante apenados, papá me prometió una fiesta para mañana y mi hermano me prometió un cambio de teléfono, cosas que en lo absoluto me importaban pero ya estaba acostumbrada  que mis regalos siempre fueran así, sin pena rechace las dos ofertas lo único que quería era salir por la noche con mis amigas a divertirme, pero al instante los dos hombres se negaron argumentando que hoy tendrían una cena muy importante a la cual toda la familia debía asistir.

Al instante me opuse, no estaba dispuesta a sacrificar esta noche, solo les dije que no contarán conmigo, sin esperar respuesta regrese a mi habitación y ahí pase todo el día, mis hermanas Vanessa y Johanna insistieron un par de veces en que les abriera las puertas pero no atendí sus llamados, logrando que me dejaran tranquila y desistieran de obligarme a bajar.

Ahora me encontraba bastante nerviosa, era la primera vez que escaparía de casa, me miré al espejo una ultima vez, la falda en vuelo negra combinaba a la perfección con el top blanco, los converse blancos no le iban mal pero sin duda los cambiaría por zapatos altos, tome de mi cama la chamarra negra de piel en conjunto con los tacones negros de aguja, por ultimo el pequeño bolso donde portaba mi celular junto con mi cartera y así salí de mi habitación, baje las escaleras con toda la cautela posible, debía asegurarme que ni mi padre ni mis hermanos se percataran de mis movimientos.

Cuando llegue al primer piso las risas  y murmullos se escuchaban latentes en el comedor, perfecto todos estaban distraídos, con prisa camine hacía la puerta pero me detuve por unos instantes en el recibidor y admiré el gran cuadro que ilustraba la fotografía de mama, suspire.

- Ya se que esto está mal, pero debes entenderme. - toque levemente su fotografía. - Es mi cumpleaños diecisiete, dentro de un año papá me asignara todas las responsabilidades que se le ocurran, quiero aprovechar antes de que todo cambie. - sonreí al descubrirme hablando como tonta, aunque sabía que ella me escuchaba donde quiera que este. - Solo te pido que me cuides en esta salida y pueda regresar con bien a casa, te amo mami. - me acerque y  bese el cuadro.

Lo que fue un error por que al retroceder con mi chamarra arrastre uno de los jarrones de cerámica que se encontraban en la mesa decorativa, cerré los ojos con fuerza al verme descubierta, solo estaba pensando en que le diría a papa cuando gracias al estruendo del artefacto el viniera con prisa a donde me encontraba, pero pasaron unos minutos y el jarrón nunca impacto en el piso.

Abrí los ojos con cautela, miré mi costado donde se suponía caería encontrándome con un chico, este tenía el jarro entre sus manos al instante suspiré, era igual de guapo que en las fotos que había observado de el, me mostro una sonrisa que podía apostar era de las mas bonitas que había visto en mi corta vida, al instante la imité, me dedique a analizarlo, sus ojos eran de un café avellana intenso, una ligera barba decoraba su barbilla y su cabello tenía el largo perfecto que te incitaba a enredar tus dedos en el, portaba una camiseta blanca de botones, en conjunto de unos jeans skinny negros y como toque unos tenis negros de piel con detalles en terciopelo y suela blanca, seguía como tonta observándolo hasta que carraspeo llamando mi atención. 

- Creo que esto va por aquí. - con cautela se acerco a la mesa y dejo el jarrón en su lugar.

- Te agradezco que lo salvaras, me has librado de una muy grande, de no ser por ti ya estaría encerrada en mi habitación con diez candados y ocho cadenas en la puerta. - reímos.

- No hay nada que agradecer. - noté como me observo de arriba a abajo, logrando ponerme nerviosa. - ¿Tu eres Catarina?. - solo asentí. - Por fin tengo el honor de conocerte mas allá de la foto en el despacho de tu padre y el de tu hermano Carlos. - sonreí.

- Lo mismo puedo decir. - me giré completamente para mirarlo de frente. - Solo había observado al gran Checo desde los posters en los promocionales de las oficinas de papá, pero ahora compruebo que si existes. - el rio.

- Tal vez no es de mi incumbencia pero te vi bajar muy apresurada. - señalo las escaleras que estaban a unos metros de el. - ¿Necesitas algo?. - me debatí entre contarle o no mi plan, sabía que era el pupilo predilecto de la familia, y podrían suceder dos cosas, la primera que me delatara con mi padre o la segunda que me dejara ir, al parecer el notó mi debate interno, por que al instante retomo la palabra. - No tienes permiso para salir, ¿O me equivoco?. - me miró fijamente.

- Touché. - suspiré. - Mira, mi padre quería que estuviera en su fastidiosa cena, pero hoy es mi cumpleaños, que por cierto el lo olvido completamente. - señale hacia el comedor. - Solo quiero aprovechar la noche y salir a celebrar con mis amigas, ¿Podrías guardar el secreto y dejarme escapar?. - lo miré suplicante.

- Podría ser peligroso que lo hagas. - me reprendió. - Pero quien soy yo para decirte que no, tu secreto esta a salvo conmigo. - al instante me mostro una sonrisa, con emoción salté hacia el y lo envolví en un abrazo.

- Gracias, gracias, gracias. - escuche una carcajada de su parte, el aroma de su perfume inundo mi nariz, fue aquí cuando caí en cuenta de lo que había hecho pero el ya había rodeado mi cintura con sus brazos correspondiendo mi acto, logrando que la piel bajo mi blusa se erizara, me separe levemente manteniendo la posición pero logrando que sus ojos se encontraran con los míos.

- Creo que lo mejor será que te vayas antes de que sea mas tarde y sobre todo que te descubran. - se acerco a mi rostro y dejo un beso sobre mi mejilla, después se alejo de mi dejándome desconcertada. - Anda Cenicienta se hace tarde. - reí ante su comparativo.

- Enserio te agradezco por esto. -pause. - Pero no prometo estar aquí para las doce.- me di la vuelta para comenzar a caminar hacía la puerta principal y el rio.

- No te preocupes, que yo te cubro, y espero verte pronto de nuevo. - esas simples palabras lograron que una chispa de emoción comenzara a revolucionar mi pecho, detuve mi andar me y  lo miré por sobre mi hombro.

- ¿Te gustaría venir conmigo?. - cuestione a lo que el me observo dudoso. - Te prometo que será mejor que esta tediosa cena de personajes refinados. -  imité con mi mano derecha el famoso gesto italiano conocido como la pigna*.

- Estaría encantado de acompañarte pero... - su hablar se detuvo.

- ¿Sergio eres tu?. ¿Dónde te metiste?. - la voz de mi hermano Marco Antonio se escucho en la lejanía, mire alarmada al antes nombrado, el con prisa se acerco hacía mi y me miró.

- Acepto, ahora hay que correr. - sin darme tiempo a responder tomo mi mano, ambos nos dirigimos hacía la puerta, la abrí con cautela y sin esperar salimos, podía notar como había varios coches en la rotonda de la entrada.

Bajamos las gradas con prisa y comenzamos a esquivar carros, hasta llegar a una Grand Cherokee negra, con amabilidad abrió la puerta del copiloto y me ayudo a subir, para después cerrar tras de mí, rodear el vehículo con prisa e ingresar como conductor, sin esperar cerro la puerta y encendió la camioneta, así empezamos a avanzar, el portero de la vivienda abrió sin cuestionar el portón eléctrico y pudimos escapar con éxito.

Sergio manejo durante un par de cuadras, de un momento a otro se estaciono y nos miramos, ambos estallamos en risas automáticamente.

- ¿Qué acabamos de hacer?. - me cuestiono mirándome sin que la sonrisa abandonara su rostro.

- Acabamos de vencer el sistema. - el comenzó a reír de nuevo, levante mi palma en el aire y el la choco con la suya al instante, me sorprendió cuando tomo mi mano y le brindo una pequeña caricia antes de dejarla sobre mi muslo.

Entonces, ¿Tus amigas te esperan?. - solo asentí, observe como dudaba en hablar.

- Anda, dilo. - estaba convencida de que se estaba arrepintiendo de todo esto.

- ¿Me permitirías hacer algo especial para ti?. - rasco su barbilla apenado. - Te prometo que si no te convence el plan te llevo al instante con tus amigas y me retiro. - no entendía cual era el fin de sus palabras, algo dentro de mí me pedía que no aceptara, pero por otro lado tenía curiosidad de saber que planeaba.

- Mmm ok, acepto, pero tendrás que hacer un trabajo excelente para sorprenderme. - sonrió.

- Bien, acepto el reto. - se giró en su asiento y tomo lo que parecía un suéter del sillón trasero. - Ahora solo necesito vendar tus ojos.

- ¿Que?. - exclame aterrorizada y el rio.

- Tranquila te prometo que no te haré nada, confía en mi, ¿Puedes?. - lo mire por uno segundos, bufé y a duras penas asentí, así fue como el coloco el suéter sobre mis ojos y lo amarro tras mi cabeza, dejándome sumida en la obscuridad por un tiempo prolongado.





・・・





Cuando menos me di cuenta el auto se detuvo, debo de reconocer que el trayecto fue largo, Sergio hizo un par de paradas pero a pesar de mis cuestionamientos no logre sacarle ni una sola palabra.

- Necesito que esperes aquí unos segundos, y por favor no te descubras los ojos. - sin mas escuche como salía de la camioneta y cerraba la puerta tras de el, suspiré desesperada, comenzaba a arrepentirme de esto.

Limpie mis palmas sobre la tela de mi falda, Sergio ya había tardado demasiado, comenzaba a ponerme nerviosa, no sabía ni siquiera donde me encontraba, estaba por tomar mi celular para  llamar a mi hermano Carlos y pedirle que me rescatará pero como por arte de magia la puerta de mi lado se abrió logrando que me sobresaltara.

- Tranquila soy yo, te ayudare a bajar. - con cautela tomo mi mano y me ayudo a salir del coche.

En cuanto la brisa golpeo mi cuerpo me abrace a mi misma, pero al instante sentí como el me cubrió con una especie de chamarra, aseguro la camioneta y tomo mis hombros comenzando a dirigirme hacía no se donde, detuvimos nuestro andar.

- Te quitare el suéter. - sentí como rio y llevo sus manos tras mi cabeza, escuche como suspiró. - Espero que sea de tu agrado.

Sentí como mi rostro era descubierto, parpadee por unos momentos para aclarar mi vista, lo primero que observe era como el cielo estrellado iluminaba levemente una construcción vieja que tenía en letras rojas el nombre del lugar, pude percibir a solo un par de luces encendidas en el interior, debía admitir que esto ahora comenzaba a enfadarme, no entendía cuál era el objetivo de Sergio al traerme aquí, pero fue hasta que escuche su voz a mis espaldas que reaccione.

- Catarina. - con prisa me giré, el se hizo a un lado permitiendo que me encontrara con una de las escenas mas bonitas que había presenciado.

Estábamos en el mirador de la carretera a Cuernavaca, podía deleitarme con una vista preciosa de todo el valle de México, conforme comencé a avanzar me percaté de que Sergio había colocado una especie de manta sobre el pequeño muro de concreto que dividía la propiedad del vacío con el propósito de darle comodidad al sentarnos, sobre esta se encontraba un par de copas con un liquido morado, reí al ver que al lado de estas estaba una caja de jugo de uva, entre las copas  se encontraba un platón con una pizza de pepperoni, que por su exquisito aroma podía percibir era de mi restaurante favorito de la roma, para terminar un par de velas nos rodeaban dándonos la iluminación perfecta y manteniendo nuestro perfil bajo. 

Cuando menos lo espere sentí como rodeaban mi cintura, un pequeño panque de chocolate apareció frente a mi vista, con una vela rosada con chispas titilantes encendida, logrando que mis ojos se rozaran debido a las lagrimas de emoción que venían.

- Feliz cumpleaños bonita. - pronuncio el castaño sobre mi oído, logrando que mi pecho se llenara de un sentimiento envolvente que no sabía como identificar, pero no lo había sentido nunca antes, las lagrimas comenzaron a resbalar por mis mejillas

Cuando era pequeña en esta fecha mi padre y hermanos siempre me organizaban grandes fiestas para consentirme y llenarme de regalos, a pesar de que estaban presentes yo siempre la pasaba con mi nana Carlota, ella era la responsable de prepararme un rico pastel de cappuccino a escondidas de mi padre quién no me dejaba consumir cafeína, pero a ella no le importaba, siempre me consentía y me cuidaba como una hija, cuando falleció hace un par de años sentí como un parte de mi corazón murió, no quise volver a tener una fiesta en mi honor, desde esa fecha mis cumpleaños se basaban en cenas refinadas con las amistades de mi familia, la mayoría eran personas que ni siquiera conocía debido a que mi padre nunca me había permitido invitar a mis amigos, a excepción de Less y Nat, y solo por que sus padres también eran invitados a las celebraciones.

Lo que Sergio estaba haciendo por mi esta noche era algo que difícilmente podría olvidar, este ultimo, al ver mis lagrimas se posiciono frente a mi.

- Catarina lo siento, no era mi intención hacerte sentir mal . - suspiro. - Me disculpo contigo, si gustas te llevo de regreso a la ciudad y...- lo interrumpí.

- No. - mencione tratando de calmarme, para lograr que el nudo en mi garganta se esfumara, cosa que funciono. - Checo esto es. - pause. - Nadie había tenido un detalle así conmigo en toda mi vida, de verdad no se como agradecértelo. - al instante una sonrisa se ensancho en su rostro.

Se acerco a mi acortando la distancia en nuestro cuerpos, sostuvo el cupcake con una de sus manos y con la que tenía libre limpio las lagrimas de mis mejillas.

- Lo único que tienes que hacer es, pedir un deseo. - en un principio no comprendí a que se refería, pero cuando llevo una de sus manos a su bolsillo de donde saco un encendedor, y prendió de nuevo la vela del cupcake entendí su intención, una vez que la llama se avivo de nuevo posiciono el cupcake frente a mi. - Dicen que solamente deseando las cosas con todo tu corazón se hacen realidad, así que cierra tus ojos y concéntrate. - al instante obedecí.

En cuanto mis parpados se cerraron comencé a recapitular esta noche, mas concretamente el momento en que sus ojos se encontraron con los míos por primera vez, aceptaba que iba a ser difícil sacarlos de mi mente, al igual que su sonrisa y la manera tan especial en la que se esta comportando conmigo a pesar de apenas llevar un par de horas de conocernos, y así fue como antes de soplar la llama, le pedí con toda mi fuerza y cariño al universo, que me permitiera coincidir de nuevo con el.








- Y al parecer mi deseo se cumplió, por que un par de días después nos volvimos a encontrar y ahora estoy casada con ese maravilloso hombre que conocí aquella noche. - Kelly me miraba con una gran sonrisa.

- Que forma tan linda tuvo la vida de presentarte al amor de tu vida. - tomo mi mano sobre la mesa y le dio un leve apretón. - Es impresionante como hay personas que nacen para estar juntas, después de tu relato creo que Checo y tu son prueba de ello. - soltó mi mano y aplaudió emocionada.

- Han pasado tantas cosas en nuestro camino a la felicidad que creo que tienes toda la razón. - asintió al mismo tiempo que expresaba un suspiró sonoro.

- Debo confesar que yo soy muy creyente de que el destino mezcla las cartas, y nosotros las jugamos Cata, así que cuando alguien aparece en tu vida y mueve tu mundo por completo, no es una simple casualidad. - su palabras retumbaron en mis oídos, logrando que en automático ciertos ojos azules vinieran a mi mente y provocaran un remolino de sensaciones en mi pecho.

Con prisa trate de ordenar mis ideas, lo que me fue imposible, así fue como pase el resto del día en compañía de la agradable castaña, pero sin poder sacar de mis pensamientos a cierto neerlandés que últimamente causaba estragos en mi cabeza.








・・・









Domingo 6 de Junio 2021, Circuito callejero de Bakú.






Suspiré con pesar al ver la mala parada de Sergio, diez segundos en el PIT eran toda una vida en el box, y eso se vio reflejado en su descenso hasta el tercer lugar, escuche los suspiros a mis lados.

Los padres de Sergio habían logrado asistir a la carrera, llegaron acompañados de mi hermano Carlos, mi cuñado Arturo y mi sobrino Arthur, quien hablo.

- Adiós al sueño del primer lugar. - le di un golpe en la cabeza. - Que grosera.

- Ya cállate niño. - respondí con frustración.

Me acerque un poco mas a la pantalla, a través de los audífonos podía escuchar las quejas de Sergio hacia sus ingenieros por lo sucedido anteriormente, solo le dieron indicaciones de que siguiera adelante con el objetivo de siempre, el no pudo hacer mas que obedecer.

Pasaron un par de vueltas donde Sergio recupero confianza y subió a la segunda posición detrás de Max, mi esposo se enfrasco en una batalla con Hamilton por el segundo puesto y hasta ahora estaba logrando controlarlo de maravilla, el resto de las vueltas paso sin mas relevancia, o eso creía hasta que alrededor de la treinta y uno Lance tuvo un descontrol del auto que lo llevo a estamparse contra el muro de contención, logrando así que saltará una amarilla que detuvo la carrera, vaya día, al instante el un mensaje salto sobre la pantalla de mi celular.

"Estoy que me destrozo las uñas, esto se esta poniendo demasiado cardiaco, a este paso voy a necesitar algo para subirme la presión después de esta carrera."

Reí ante las palabras de la brasileña, después de coincidir Kelly y yo nos habíamos mantenido en contacto, era una mujer muy agradable, compartíamos muchos gustos en común y eso nos volvió cercanas, lamentablemente no había podido asistir a esta carrera pero ambas prometimos vernos sin falta en la de Francia.

Y es que tenía toda la razón no podíamos relajarnos ni un segundo por que de un momento a otro podían ocurrir mil cosas en la pista, rasque mi barbilla nerviosa, Sergio seguía en el segundo lugar, y solo esperaba que no sucediera otra situación que lo perjudicará.

Miré a mi alrededor con el fin de disipar mis nervios, pude notar como mi hermano Carlos platicaba con un hombre que podía apreciar era casi de su misma edad, al analizarlo había algo que me parecía familiar en su rostro, y al parecer el sintió mi mirada por que de un momento a otro sus ojos se encontraron con los míos, me limite a brindarle un asentimiento de cabeza y sin esperar respuesta volví a mirar la pantalla para centrar mi atención en la carrera.

Afortunadamente ya solo faltaban cinco vueltas, ambos boxes se encontraban animados, pues se venía el uno-dos para Red Bull, pero todo se vio frustrado cuando uno de los neumáticos de Max falló llevándolo a hacer un trompo y terminar estampándose en uno de los muros de contención, al instante todo en el box comenzó a ir en polos opuestos, por un lado el silencio reinaba debido a la deserción del neerlandés, pero por otro los nervios y la adrenalina comenzaba a correr gracias a que Sergio obtenía el primer lugar por el abandono de su compañero, mi sobrino me abrazo al instante y toda la familia comenzaba a emocionarse causando una sonrisa en mi.

Sin querer me percate de que en la parte trasera del box de Max ya se encontraba el mismo envuelto en lo que parecía una acalorada conversación con el hombre que anteriormente había visto con mi hermano, el rostro de Max estaba enrojecido, y no sabía si era por el calor sufrido en el monoplaza o por que comenzaba a enfadarse.

Había algo que me impedía apartar mi atención de ambos hombres y centrarme en la carrera, llevándome así a presenciar el momento en el que el mayor dejaba una fuerte palmada sobre el rostro de Max obligándolo a girar de forma brusca el cuello, el ojiazul llevo su mano al instante a su mejilla, y sin esperar se dio media vuelta retirándose con dirección al motorhome de la escudería, el hombre sin pensarlo eligió la dirección contraría para retirarse.

Algo dentro de mi me pedía asegurarme de que Max se encontrará bien, por impulso seguí mis instintos, me disculpe con la excusa de que iría de forma rápida al sanitario y salí de ahí prometiendo regresar pronto.

Con paso acelerado salí con prisa del box, atravesando el paddock con la intención de llegar a mi destino, cunado llegue a la energy station Iulia se encontraba observando la carrera en la pantalla del salón principal en conjunto de otros miembros del equipo.

- ¡Tu marido es una bestia!. Necesito que termine la estúpida carrera que me tiene los nervios de punta. - reí ante su entusiasmo.

- Iuls necesito pasar a la habitación de Checo, olvide mi celular ahí cuando me vine a despedir antes de la carrera, y como comprenderás lo necesito para las fotos del final. - ella se puso de pie.

- Sin problema te lo traigo. - comenzó a andar pero tome su brazo.

- ¡No!. - solté sin pensar, ella me miró sorprendida. - Es que también quiero dejarle una sorpresa, pero si no es posible no hay...- ella me interrumpió.

- Si es así adelante. - me coloco su gafete de acceso. - Te espero aquí para ir juntas al box. - aplaudió emocionada y regreso hacia la pantalla.

Subí las gradas que llevaban hacia las habitaciones superiores, ingrese al pasillo central y me dirigí hacia las habitaciones especiales de ambos pilotos, noté como la puerta de la habitación de Max se encontraba entreabierta, al acercarme pude observar una de las escenas mas desgarradoras que había observado en mi vida.

El ojiazul se encontraba sentado en el suelo a mitad de la pequeña habitación abrazando sus rodillas hacia su pecho con sus brazos, trataba de ocultar su llanto con el rostro escondido pero los espasmos en su espalda lo daban a notar, de un momento a otro comenzó a hiperventilar, sin que lo esperara alzo su rostro y comenzó a golpear su frente repetidas veces con sus puños aumentando la fuerza en cada uno de ellos.

Con prisa ingrese a la habitación y cerré la puerta tras de mi, me acerque en automático a el arrodillándome en el piso a su lado.

- Max no. - trataba de detenerlo pero su fuerza era mayor a la mía, me preocupaba que se lastimara. - ¡Max para!. - de un momento a otro tome sus ante brazos, logrando que reaccionara, por un lapso sus ojos se encontraron con los míos, dejándome ver sus lo enrojecidos que se encontraban a causa del llanto, en los mismos podía admirar el dolor por el que estaba pasando, algo que no entendía, sabía que era difícil abandonar una carrera, pero nunca había visto a Sergio ni a alguno de los chicos perder así la cabeza.

- Vete de aquí. - sorbio su nariz. - Déjame solo.

-No me iré. - conteste con certeza.

- ¡Déjame solo carajo!. - grito con la voz entrecortada, lo miré con seriedad.

- No te dejare solo Max, no así. - las lagrimas volvieron a descender de sus ojos, se lanzo hacía mi y se abrazo a mi torso, comenzó a sollozar en mi hombro, me limité a acariciar su espalda de arriba abajo, permitiéndole que se desahogara, los espasmos de sus sollozos comenzaron a reducirse, dándome a entender que el llanto estaba dejando de fluir.

- Ya no puedo más, ya no lo soporto. - exclamó con dolor, pero de un momento a otro recobró la compostura y me miro serio. - Lo siento esto, este no soy yo. - soltó de repente y se alejo rompiendo el contacto entre nosotros.

- Al contrario, creo que este es el verdadero Max. - me miró fijamente.

- No yo no soy así...- lo interrumpí.

- ¿Así como?. ¿Sensible, humano y con sentimientos como cualquier persona? - suspiré al no obtener respuesta, me puse de pie sintiéndome decepcionada al saber que el ojiazul pensaba de esa manera. - Lamento mucho que pienses así, por que el dolor que vi en tus ojos no era solo por gusto, te dejo, si en algún momento quieres dejar ese pensamiento tonto de lado y quieres desahogarte, puedes contar conmigo para escucharte.

Me di media vuelta escuchando un suspiro de su parte, estaba por tomar la manija de la puerta pero su mano sobre mi brazo me detuvo.

- Lloro por que tuve que abandonar la carrera. - comento, me giré para quedar frente a frente con el. - Lloro por que soy un estúpido que cometió un error de novatos. - conforme hablaba sus ojos comenzaban a amenazar con dejar salir las lagrimas. - Lloro por que nunca voy a ser lo suficientemente bueno como para ganar el campeonato. - noté como le pesaba cada palabra que mencionaba, lleve mi mano hacia su mejilla para acariciarla con cautela, el retrocedió ante mi tacto dejándome ver que en la misma tenía un moretón rojizo.

- ¿Todo eso te lo dijo el hombre que te hizo esto?. - señale su rostro, el solo agacho la mirada, dándome a entender que había sido así. - Max, recuerdo que cuando saldé la cena contigo, en el primer momento me presumiste con tanta seguridad en automático tu talento nato para conducir. - el sonrió levemente. - Talento que he comprobado carrera tras carrera por que a pesar de tu corta edad eres uno de los mejores y mas experimentados en la categoría, no debes dejarte llevar por las palabras de un hombre cualquiera. - argumente y el suspiró.

- Ese hombre cualquiera es el que me dio la vida Cat. - lo miré sorprendida. - Desde que tengo memoria nunca he logrado que se sienta orgulloso de mi, mucho menos he llegado a recibir ni una sola palabra de alago o reconocimiento de su parte, el solo sabe presionarme, llevarme a mis limites y enfocarse en sacar todo mi potencial. - pauso. - Todo lo que soy se lo debo a el. - tome la palabra.

- Perdón que te contradiga pero eso no es así, todo lo que eres te lo debes solo a ti mismo, por que tu eres el único que se esfuerza día a día por mejorar para superarte. - lo observe con detenimiento, extrañamente me dolía verlo así tan derrotado y dudando de su gran capacidad así que mi corazón comenzó a hablar. - Eres tu quién admira los monitores analizando cada dato de manera tan meticulosa que parece que te quieres meter a la pantalla con el fin prepararte lo mejor posible, eres tu el que recorre cada circuito mas de una vez antes de cada practica para aprender hasta el mínimo detalle sobre el mismo, eres tu quien se queda con los mecánicos después de cada carrera para mejorar la relación de tu equipo y retroalimentar las fallas que pudieron presentarse, eres tu quién trae chocolates franceses al inicio de las practicas y los reparte a diestra y siniestra en la estación, pero sobre todo eres tu el que arriesga su vida en cada carrera yendo en un auto a mas de trescientos kilómetros por hora solo por cumplir tu sueño. - Max me miró asombrado.

Y fue ahí que me percate de que había hablado de mas, estos últimos meses había estado observando de a poco cada movimiento que el hacia, conforme nos conocimos el captaba cada vez mas mi atención y era algo que no entendía hasta que asumí que solo me causaba una gran admiración el ver como a su corta edad el estaba decidido a dejarlo todo en la pista, hasta la misma vida con tal de llevar el campeonato a casa, o al menos eso quería hacerme creer a mi misma.

- No me imaginé que me prestaras tanta atención. - comentó acortando la distancia entre nosotros.

- Yo, solo. - su cercanía comenzaba a ponerme nerviosa. - Sabes que pasó mucho tiempo en el box y es normal que a veces observé a mi alrededor para distraerme.

- ¿Segura que es por eso?. - alce mi rostro para encontrar sus ojos con los míos, le respondí con un simple asentimiento de cabeza, el sin esperar posicionó su frente sobre la mía.

- Cuando te sientas triste o presionado, recuerda que solo tu eres el responsable de los lejos que has llegado y a la única persona que debes hacer sentir orgullosa es a ti mismo, lo que paso hoy en la carrera fue solo algo externo de lo que no tienes a culpa, tampoco puedes controlar como trabajan los mecánicos o como se fabrican los neumáticos, sería cargarte demasiado la mano, ¿No crees?. - el sonrió.

- Te agradezco por todas esas palabras reconfortantes que me dijiste, nunca alguien se había expresado así de mi. - tomo mis mejillas y se separó para dejar un beso sobre mi frente. - Gracias por preocuparte por mi, pero sobre todo gracias por estar aquí. - al final de sus palabras, tomó el atrevimiento de dejar un beso muy cerca de la comisura de mis labios, gesto que no me incomodo pero me hizo reaccionar.

Le brinde una sonrisa, tome sus manos de mis mejillas y las retire de mi rostro con amabilidad dejando unas leves caricias sobre estas.

- Siempre que me necesites estaré para escucharte. - sin romper el contacto entre nuestras manos tome un poco de distancia tratando de no ser tan evidente. - Creo que es momento de que regrese. - el asintió sin poder borrar la sonrisa de su rostro.

- Enserio, gracias por todo Cat, eres increíble. - una sonrisa salió a relucir sobre mis labios, sin mas tuve que deshacer el contacto entre nuestras manos. - Te veo en unos minutos.

Asentí, Max tuvo la amabilidad de abrir la puerta para mi permitiéndome salir, una vez que la cerro recargue mi espalda por unos minutos sobre la misma, dándome cuenta de que no podía borrar la sonrisa de mi rostro y que mi corazón no dejaba de latir a mil por hora después de volver a tener contacto con el.

Pero todas estas sensaciones se vieron apagadas cuando gritos de euforia y aplausos se escucharon en la parte baja, había olvidado por completo que Sergio seguía en la competencia, comencé mi camino hacia las escaleras y descendí con prisa encontrándome con miembros del equipo celebrando, Iulia llego hacia mi y me abrazo al instante con euforia, gesto que tuve que corresponder.

- ¡Fue un final excelente!. - nos separamos y ella tomo mis manos mientras comenzaba a saltar emocionada. - ¡Checo se lucio y logro mantener la posición ganando el primer lugar, debes estar muy orgullosa, anda Julieta tenemos que ir a recibir a tu Romeo!.

Y si, claro que estaba orgullosa de el, por que apenas era su sexta carrera con su nuevo equipo y ya estaba consiguiendo su primer lugar en un podio, pero al mismo tiempo estaba demasiado avergonzada por que me ausente perdiéndome del momento exacto en el que Checo obtuvo su primera victoria en esta nueva etapa tan importante para el, sintiendo como de apoco en mi pecho comenzaba a crecer un sentimiento de culpabilidad.










* La pigna: Es el cliché más típico del italiano. Une las puntas de los dedos de tu mano (en forma de piña) y apunta con ellos hacia arriba, mueve la mano de arriba a abajo y viceversa.

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