𝙸𝙸-𝚅


"Soy el viento sin destino, que se cuela en tus faldas mi amor".




Sábado 3 de Abril 2021, Guadalajara, Jalisco.





CATARINA





Esto de llegar tarde a alguna reunión nunca había sido lo mío, esta vez los desvelos gracias a el festival de invierno no estaban siendo mis aliados, había acordado con Less y Carola para los avances de la tienda de Bugdo Factory al medio día, pero llegar media hora después esperaba no tuviera repercusiones.

Con prisa tome mi bolso y mi celular, baje de la camioneta dejando las llaves de la misma en las manos del valet parking de la plaza, me encamine hacia el extremo izquierdo y tras un par de pasos me detuve frente a la puerta de cristal que era cubierta por grandes lonas blancas, di un par de toques y espere a que me abrieran.

Después de un par de minutos fui recibida por Arturo, el arquitecto del equipo que contratamos para la estilización de la tienda, me cedió el paso y cerro la puerta tras de mi.

- Bienvenida Catarina. - ambos chocamos puños.

- ¿Cómo va todo?. - le cuestione con una sonrisa, en es momento Adriana la diseñadora de interiores se acerco y nos saludamos con un beso en la mejilla.

- Júzgalo por ti misma. - la mujer me señalo el interior, comencé a observar el lugar, todo estaba quedando tal cual el diseño que nos había mostrado en una de las primeras juntas que tuvimos con el, en todo el espacio resaltaba el color granate que en conjunto con los detalles en dorado y rosa claro hacían una combinación perfecta. 

- Amiga tenemos problemas. - Less se acerco con prisa, iba a continuar hablando pero Arturo tomo la palabra.

- El probador ya esta en proceso, solo necesitábamos saber a que altura sería conveniente para ustedes la plataforma principal. - lo miré dudosa.

- Los probadores habían quedado de manera individual y con solo un par de escalones, ¿No es así?. - cuestione hacía ambos.

- Si era la propuesta en un inicio, pero hace un par de días Carola se contacto con nosotros y nos comento del cambio que habían decidido hacer. - respondió la pelinegra.

- En ningún momento se comento eso dentro de la sociedad. - ambos me miraron alarmados. - Se que son conscientes de que Carola es parte de la empresa pero aquí la que esta pagando y solicitando sus servicios soy yo.

- Sentimos mucho este mal entendido, ella nos presento planos y comento que ya estaban autorizados los cambios. - mi mirada se encontró con la de Alessa al mismo tiempo que Carola entraba al lugar.

- Buenos días a todos. - llego sonriente, saludo a cada uno con un beso en la mejilla y a mi solo me dio una ligero apretón en uno de mis hombros. - Debo felicitarlos están haciendo un trabajo impecable. - se dirigió con Arturo y Adriana.

- Tu tienes explicaciones que darnos. - Alessa hablo mientras la señalaba con su dedo índice, Carola rodó los ojos.

- ¿Ahora que quieres Torreblanca?. - me adelante.

- Arturo, Adriana les agradezco su tiempo, paso personalmente a su despacho para arreglar este asunto, ¿Les parece?. - ellos asintieron, sin mas se retiraron dejándonos a las tres en compañía de solo un par de trabajadores, concentre mi vista en Carola.

- ¿Cuándo planeabas decirnos sobre los cambios que hiciste en el diseño del probador?. - le cuestiono Alessa.

- Lo siento, les iba a comentar en cuanto lo organice pero entre tantas ocupaciones no me dio tiempo. - sonrió satisfecha, yo asentí.

- Perfecto, solo te recuerdo que esto es una sociedad, no se pueden tomar decisiones individuales solo porque te da la gana. - acorte la distancia con ella. - Así que como tu idea ni siquiera fue presentada ante todos los miembros, queda descartada. - le brinde una sonrisa.

- Bueno. - asintió. - Entonces arréglense con los proveedores para que vuelvan a traer las lamparas y se lleven los candiles. - en ese momento un par de hombres entraron con varias cajas.

- Primero el logo, después el probador y ahora esto, de verdad que no tienes madre Carola. - Alessa se acerco de inmediato con los chicos para tratar de arreglar la situación, tome el brazo de la ojiverde y comencé a dirigirnos hacía la parte trasera del local.

- Suéltame. - una vez nos detuvimos zafó su brazo de mi agarre.

- No se que pretendes, ni mucho menos que quieres ganar con este juego de llevar la contraria a todo lo que ya se había establecido en un principio. - ella sonrió.

- Esto. - me señalo. - Verte así de tensa y desesperada por no saber que hacer. - tome el puente de mi nariz y suspiré para tranquilizarme.

- Carola el tiempo de los proveedores y de las personas que se encargan de la obra no es un juego, no puedes estar cambiando todo solo por que te da la gana. - me acerque de nuevo a ella. - No se que problema tienes conmigo, ni porque te ensañas tanto en querer verme "tensa y desesperada". - imite unas comillas con mis dedos tras mis ultimas palabras. - Pero si sigues sin tomarte esto enserio, me veré en la penosa necesidad de hablar con el señor Hugo sobre como su hijita es una inmadura que no puede separar lo personal de lo profesional, y no estoy bromeando.

- No me amenaces Catarina, por que con un par de palabras puedo hacer que se rompa tu bella burbuja rosa y se te baje ese estúpido aire de grandeza que tienes. - ella tomo mi brazo tratando de intimidarme, pero salí de su agarre al instante.

- Déjate de niñerías. - decidí poner punto final a el tema. - No tengo ningún inconveniente en que expongas tus ideas para que entre las cuatro analicemos sus pros y contras, pero no voy a permitir que quieras venir a sabotear tanto esfuerzo y trabajo solo por que te da la gana, así que te comportas a la altura, o no me importa cuanto me cueste deshacer el contrato de tu padre con tal de sacarte de la marca y así podamos avanzar, nos vemos. - sin esperar respuesta salí de ahí.

Tal vez había sido grosera, pero esta mujer lograba sacar lo peor de mí y no estaba dispuesta a seguir perdiendo tiempo así como resultados después de tanto esfuerzo invertido.











・・・









Viernes 23 de Abril 2021, Milton Keynes.





Iulia y yo habíamos pasado la tarde juntas, ella acababa de llegar a la ciudad desde Cardiff y yo recién regresaba de México, así que teníamos que ponernos al día, decidimos comer en uno de los pequeños restaurantes del lugar y después terminamos de matar el tiempo en una de las pequeñas cafeterías.

La morena fue amable de recordarme que en la agenda de Sergio tenía anotado el hacer el super de la casa, actividad que por la demanda en la fabrica no había podido realizar, así que ambas fuimos a cumplir ese deber.

Llegamos al loft entrada la media tarde, entre las dos bajamos las bolsas de lo que habíamos comprado, despues de subir por el elevador con paciencia abrí la puerta e ingresamos directo a al cocina, en esta me encontré un par de cajas de pizza y boneless, así como latas de soda y jugo de naranja esparcidas por la isla del medio, Iulia sin pena abrió una caja para tomar una rebanada.

- ¡Y ASÍ SE GANA!. - ambas nos sobresaltamos al escuchar tal grito, esa voz me parecía demasiado conocida.

Sin esperar me encamine hacía la sala, entrando a esta me di cuenta de que Lando, Daniel, George, Sergio y Max estaban esparcidos por los sillones.

- ¡Hola Cat!. - mencionaron Lando, Georgie y Dan en coro alargando la letra intermedia en el apodo, Max se limito a brindarme un saludo con su mano una vez que mis ojos se encontraron con los suyos, le respondí con una sonrisa.

- Diría que me sorprende verlos aquí, pero ya me lo imaginaba. - comente.

- ¿Qué hacen?.  ¿Puedo jugar?. - Iulia paso por mi lado y tomo asiento junto a George mientras comía su pizza, al instante los cinco hombres nos miraron.

- ¿Por que no me avisaron que hoy era el día de vestirnos de rosa?. - cuestiono Lando. - ¿Acaso tienen un grupo denominado "Que color nos vamos a poner hoy" y no me han agregado?. - ellos rieron.

El día de hoy Iulia y yo habíamos coincidido en el color de nuestras vestimentas, cosa que comentamos en cuanto nos vimos pero después lo ignoramos por completo, ahora casualmente George y Daniel portaban playeras del mismo color.

- Te hace falta estilo para formar parte de ello cariño. - contesto la morena.

- Me ofendes.- Lando llevo su mano al pecho. - Si algo me sobra en esta vida es estilo querida.

- Lando ya cállate y dale play. - soltó Daniel exasperado.

Todos a excepción de Sergio regresaron la vista a la pantalla, mi esposo se puso de pie y tomo mi mano para regresar a la cocina, una vez ahí envolvió sus brazos sobre mi cintura y atrapo mis labios con los suyos, al instante abrace su cuello con mis brazos, duramos unos minutos compartiendo besos, fue hasta que Sergio bajo una de sus manos y apretó uno de mis glúteos que me vi forzada a separarme.

- Hey, tranquilo campeón los chicos están en la habitación de al lado. - el asintió.

- Lo siento, te extrañe demasiado bonita. - menciono después de dejar un beso en mi frente. - Llegar a casa y no encontrarte es difícil. - acaricie sus mejillas.

- Yo también te extrañe mi amor, pero ya nos pondremos al día. - le brinde un guiño que el respondió con un ataque de repetidos besos en mi cuello, que termino en risas por parte de los dos.

- No te sentí llegar por la madrugada, ¿Qué tal todo por allá?. - menciono una vez nuestros ojos se encontraron de nuevo. - ¿Cómo están todos?. ¿Y Enzo?.

- Todo bien, tus padres y hermanos te mandan muchos saludos, me comentaron que probablemente vengan para Bakú. - el asintió. - Y el pequeño gran Enzo esta muy bien, tus sobrinos van con el por las tardes y ya sabes que Lulú lo atiende como rey. - acaricie su cabello mientras observaba como unas ligeras ojeras se comenzaban a formar bajo sus ojos. - ¿Cómo te fue en estos días?.

- Bien, he estado de aquí para haya gracias a las sesiones y los entrenamientos en la fabrica pero nada que no pueda sobrellevar. - lo miré seriamente.

- ¿Has estado descansando y comiendo como debe de ser?. - el se separo al instante, automáticamente sabía su respuesta.

- Acabo de recordar que era mi turno en el FIFA, ¿Seguimos platicando después?. - dejo varios besos en mi mejilla. - Los chicos se quedaran aquí esta noche y mañana saldremos todos juntos hacia Portugal, no te preocupes por esto. - señalo el desastre en la cocina mientras retrocedía. - Yo lo ordeno después. - el dio media vuelta y comenzó su camino de regreso hacia la sala.

- ¡Regresa aquí Michel, esta conversación no ha terminado!. - grite ente risas.

- ¡Te amo!. - respondió a lo lejos, este hombre no tenía remedio, ya me arreglaría después con el.

Me dedique a sacar el super de las bolsas para proceder a acomodar cada objeto en su lugar correspondiente, estaba tan metida en mi tarea que no me di cuenta cuando alguien ingreso en la cocina.

- No se si te lo habían dicho antes pero, te sienta bien el rosa. - me sobresalte al escucharlo por lo que la bolsa de pasta que tenía en mis manos termino en el piso, el rubio se acerco con prisa y la levanto para dejarla de nuevo en mis manos.

- Gracias por el cumplido y por el susto. - ambos reímos, el se acerco y dejo un beso en mi mejilla en forma de saludo. - ¿Cómo estas Max?.

- Excelente, gracias por preguntar, ¿Tu?. - se recargo en la barra frente a mí.

- Muy bien, gracias. - le brinde una sonrisa que fue correspondida al instante.

- ¿Qué tal estuvo tu vuelo de regreso?. ¿Cómo te fue con tu proyecto?. ¿Va avanzando bien?. - me enterneció su interés hacía mi trabajo.

Mientras estuve fuera Max y yo mantuvimos contacto, todo comenzó por un mensaje de el preguntándome si todo estaba bien debido a mi ausencia en Imola, fue así como se entero del motivo principal de mi viaje, desde ese momento nuestra conversación fluyo y no había día en que no me preguntara como iban las cosas y que tal me encontraba.

- Todo en perfectas condiciones. - comente. - Hubo un par de contratiempos gracias a una de mis socias, pero nada que no pueda controlar.

- Me alegra que todo vaya de acuerdo a como lo planeas, y me alegra mucho mas que les demuestres quien manda. - ambos reímos. - Quiero disculparme en nombre de todos por venir a invadir tu hogar, no se si fuimos prudentes al aparecernos así. - lo miré.

- No te preocupes por ello, siempre serán bienvenidos aquí. - sonrió. - ¿Crees que necesitarán algo de cenar o esto fue suficiente?. - señale todos los envoltorios de comida avistados recientemente, el rio.

- Por mi parte estoy satisfecho, pero no sabría decirte lo mismo de George y Lando. - asentí.

- Lo se, esos chicos son como un barril sin fondo. - Max carcajeo ante mis palabras.

- Esa es la referencia perfecta hacía su apetito. - extendió su palma hacía mi y la choque con la mía. - De verdad me alegra saber que estarás presente en la próxima carrera, quisiera aprovechar para presentarte a alguien si no te molesta. - rascó su nuca apenado.

- Claro que no me molesta, al contrario, esperaré ansiosa el momento en el que me presentes a esa persona especial para ti. - le brinde una sonrisa para tranquilizarlo, esto era una situación que el me había comentado en días pasados, y yo no tenía ningún inconveniente con ello, más bien me causaba emoción la idea de saber que podíamos llegar a ser buenos amigos el neerlandés y yo.

- Ahora si a lo que venia, ¿Puedo robarte un poco de agua?. - sonrió.

- Por supuesto, ahora te lo sirvo. - tomo mi mano para detenerme.

- No te preocupes, solo indícame donde están las cosas y yo lo hago. - después de decirle donde se encontraba el estante con vasos y que había una jarra con agua en el refrigerador, procedí a seguir guardando lo restante.

Deje para el final las cajas con las proteínas de Sergio, en conjunto con los paquetes que le habían llegado de la bebida de su escudería, cada semana se encargaban de enviarlas, así que tenía que guardarlos en las repisas mas altas que era el único lugar donde aún sobraba espacio, volviéndolo mi actividad menos favorita gracias a que mi poderoso metro con sesenta y ocho no me favorecía.

Tomé con cautela una de las cajas mas grandes, me puse de cuclillas y la levante pensando que era liviana, lo cual fue un error porque el peso no jugo a mi favor logrando que esta resbalara de mi mano, sentí como mi cuerpo se balanceaba para atrás, pero unas manos sostuvieron mi cintura evitando que pasará a mayores, mire hacia abajo y gracias al brazalete en su muñeca izquierda pude reconocerlo.

Deje la caja sobre la encimera para estabilizarme, podía sentir como su pecho tocaba la parte trasera de mi cabeza gracias al ir y venir de su agitada respiración, aparto su agarre de mi cuerpo para tomar la caja y con facilidad depositarla sobre la repisa, sus manos fueron a parar sobre mis hombros, estas se deslizaron por mis brazos hasta mis manos las cuales acaricio levemente con cautela, debía admitir que no me molestaba su cercanía.

Decidí girarme para poder marcar distancia entre nosotros y agradecerle por su ayuda, pero al momento que lo hice mis manos quedaron sobre su pecho, subí la mirada y el marrón de mis ojos se clavo en el azul de los suyos logrando desconectar mi cordura, sin pensarlo llevo sus manos hacia mis mejillas incitándome a cerrar mis ojos ante su contacto, cuando menos lo espere su frente se posó sobre la mía durante unos minutos, causándome una extraña sensación en el pecho que el decidió suprimir devolviéndonos de nuevo a la realidad.

- Max. - solté en un susurro sabiendo que podía escucharme. 

- Lo siento. - dijo antes de dejar un casto beso sobre mi frente.

Me vi obligada a abrir los ojos cuando sus manos abandonaron mi rostro, permitiéndome observar como salía de la cocina sin darme oportunidad de hablar, dejándome ahí sin comprender que era lo que había pasado y sintiendo como mi piel ardía donde el antes había tocado.

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