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"I'm a mad man for your touch, girl, I've lost control."







Viernes 22 de Noviembre 2019, CDMX.


CATARINA

Mire el boceto en la pantalla de mi iPad, no era lo que esperaba pero la línea tenía que avanzar, cerré la tapa de la funda de la tableta y deje el lápiz al lado de la misma en el escritorio, necesitaba hidratarme.

Cuando iba a abandonar la habitación mi celular sonó, al mirar la pantalla me percate que era un FaceTime de George, suspiré mientras me debería entre contestar o no, al final decidí hacerlo.

- ¡Catarina!. - menciono con alegría cuando vio mi rostro.

- Hola Georgie. - mencione mostrándole una sonrisa. - ¿Cómo estas?.

- De lo mejor ahora que mi amiga por fin se digna a contestar mis llamadas, estaba pensando seriamente mandarte señales de humo. - reímos levemente.  - Lo siento si te acose tratando de contactarte pero enterarme de que regresaste a vivir a México sin avisar me puso los nervios de punta.

- Me disculpo por no avisarles, todo fue tan pronto que no pensé en nada mas. - el me miro.

-Cat. - pauso. - Alessa me aviso lo que sucedió, y yo. - note como titubeaba al hablar. - Lo siento mucho, hubiera deseado enterarme por ti para estar contigo al instante pero entiendo que no debe ser algo fácil. - le brinde una sonrisa a medias

- Gracias por tus palabras George, debo aceptar que me hicieron falta esos abrazos de oso que solo tu sabes dar. - el ingles me brindo un guiño a través de la pantalla. - Supongo que simplemente aun no era el momento.

- ¿Cómo lo llevas?. ¿Te sientes mejor?. ¿Necesitas algo?. - este hombre era un ángel.

- Normal, hay días en los que duele mas que otros, pero con el paso del tiempo he sabido sobrellevarlo. Por ahora no necesito nada, pero no me vendría mal tomar un cold brew con mi amigo. - ambos reímos, en el paddock era bien sabido que George y yo teníamos que consumir cafeína para poder soportar la vida.

- Me lo debes. - me apunto con su índice. - Se que tal vez no sea pertinente que lo pregunte pero, ¿Pierre lo sabe?. - me tensé al escuchar el nombre del francés.

- No Georgie, no vi conveniente el comunicárselo, creo que con lo de Tonio tuvo suficiente, y por ahora no quiero atosigarlo. - el me miro.

- Eso quiere decir que no han hablado para nada desde el ultimo premio al que asististe. - asentí.

- Desgraciadamente. - rasque mi barbilla. - En cuanto supe la situación en Bélgica me traté de comunicar con el pero no obtuve respuesta, con el paso de los días seguí insistiendo pero nunca contesto mis llamadas y los mensajes que le enviaba solo se quedaban en visto.

- Nos hace falta una reunión desesperadamente, así juntamos nuestras desgracias y lloramos colectivamente. - reí con su ocurrencia.

- No tienes remedio Russell.

- No regresaras pronto, ¿Cierto?. - negué. - Ya decía yo que ver a Checho como alma en pena no era de gratis. - tomo un lápiz y comenzó a balancearlo con sus dedos. - Hace unos días me tocó compartir jet con el, y de no ser porque su equipo le pidió actualizar sus redes sociales, a duras penas sonreía. - entendía a lo que se refería, ahora entendía la foto en el Instagram de Checo. - ¿Las cosas terminaron muy mal?.

- No lo se, no hemos hablado desde que estoy aquí. - pause. - Cuando le comunique que regresaría a México solo me dijo que si era lo que yo quería el no me detendría.

- ¿Divorcio total?. - reí ante la honestidad de mi amigo.

- Lo mas seguro.

- Ahora si estamos jodidos, oficialmente somos la mafia de los corazones rotos, ¡Si señor!. - ambos estallamos en risas, note como levanto su vista, comenzó a hacer señas a quien sea que se encontraba tras su pantalla. - Pequeña elfo te tengo que dejar, te prometo que te llamaré pronto, cuídate mucho, ¿Vale?. - asentí.

- Cuídate igual Georgie, y por favor en cuanto veas a Lando o Daniel diles que no se olviden de mi.

- Trato hecho, te quiero. - sin darme tiempo a responder corto la llamada.

Me puse de pie y me dirigí hacia el closet, tome la caja que había hundido en la esquina mas apartada para llevarla conmigo hacia la cama, tome asiento y después de colocarla sobre mis muslos la abrí.

En cuanto visualice el contenido mi ojos comenzaron a rozarse, me fue inevitable que las lagrimas comenzaran a rodar por mis mejillas, a pesar de que trataba de hacerme la fuerte aun no había podido desahogarme lo suficiente, y podía apostar que Sergio tampoco.

Desde que salimos de la clínica ninguno de los dos supo que decir o como actuar, ambos nos colocamos una coraza tan fuerte que no supimos apoyarnos mutuamente a salir de esto, porque era mas que claro que a pesar de que los médicos nos dijeran que no fue acto de nosotros si no del embrión que no logro implantarse bien, el perder a nuestro bebe nos perseguiría cada día y esa culpa nos carcomería por siempre.








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Viernes 01 de Diciembre 2019, CDMX.



La música termino indicando el fin del festival de invierno, todos los presentes se levantaron de sus asientos brindando aplausos y gritos eufóricos, con el fin de reconocer el trabajo de todas las presentaciones esta noche.

Los chicos comenzaron a abrazarse sobre el escenario entre si, sintiéndose felices y orgullosos de lo que habían logrado, Less y Nat tomaron mis manos y me arrastraron con ellas al escenario, una vez afuera me lanzaron sola al ruedo, dejándome posicionada justo en el centro.

Mis niños me rodearon al instante en un abrazo, y era curioso que los llamara así porque sus edades abarcaban desde los cinco hasta los veinte años, pero ya eran como unos hijos para mi, uno de ellos me tendió el micrófono para que comenzara a hablar.

- Debo decir que esto es impresionante. - limpie una lagrima de felicidad que se había logrado escapar de mis ojos. - Llegamos al final de nuestro festival de invierno que como cada año tiene como fin exhibir los conocimientos aprendidos en este curso y recaudar víveres para los que mas lo necesitan, quiero agradecer a todos las personas que colaboraron para que esta noche saliera a la perfección desde seguridad, maquillistas, vestuaristas, etcétera, gracias por su entrega y compromiso, un aplauso por favor. - todos atendieron mi pedido.

Pause por un momento al comenzar a sentir como la ansiedad trataba de apoderarse de mi pero debía ser fuerte, no era momento de tener un ataque.

- Gracias también a ustedes papás, hermanos, tíos, abuelos y familiares en general que se dieron el tiempo de acompañarnos y de disfrutar esto que con tanto cariño fue preparado para ustedes. - los chicos en el escenario le brindaron una marea de aplausos a los presentes. - Es obvio que no puedo dejar de agradecer a mis niños tan talentosos que son mi mas grande orgullo, que aunque a algunos no los veré en el siguiente curso saben que siempre serán parte de la familia Bugdo. - los que no regresarían se acercaron al instante y me abrazaron acto que trate de corresponder a la mayoría, de un momento a otro Less tomo el micrófono de mis manos y se lo cedió a Natalia.

- Creo que todos estamos de acuerdo en que nada de esto sería posible sin todo el esfuerzo, amor y dedicación que Catarina le brinda a su trabajo cada día. - mis niños comenzaron a hacer bulla como solo ellos sabían. - Queremos agradecerte amiga porque tu nos has impulsado a salir adelante a todos los que estamos aquí, a pesar de lo difícil que sean tus días siempre nos llenas de luz, paciencia, amor y comprensión.

- Gracias por ser nuestra segunda mamá, por ayudarnos cuando se nos presentaba algún problema y no permitir que nos rindiéramos cuando ya no queríamos seguir con este sueño. - habló ahora Valentina, una de las chicas que se iría y la cual fue la primera alumna inscrita cuando inicie con este proyecto. 

- ¡Te amamos Miss Cata!. - gritaron los chicos en conjunto, haciendo inevitable para mi soltar unas lágrimas de felicidad.

El lugar estalló en aplausos, logrando que mi piel se enchinara ante tal reconocimiento, mi familia comenzó a subir al escenario, mi padre, mis hermanos Carlos, Marco, Joanna y Soumaya me brindaron un abrazo de uno por uno, felicitándome por el evento.

También mis sobrinos Arturo y Johanna me dieron su peculiar felicitación.

- Eres una fregona tía favorita. - Arturo me abrazo.

- Gracias mocoso. - se separó de mi mientras reía.

- Es una ironía que digas eso, pero cada quien. - le brinde una sonrisa.

- Cada día me emociona más el hecho formar parte de todo esto. - hablo mi sobrina Johanna tomando mis manos.

- Cuando menos te lo imagines estarás representando a Bugdo por el mundo. - le guiñe, ella miro sobre mis espaldas y después volvió a plantar su vista en mi.

- Creo que alguien te busca. - me sonrió animada, me giré y observé a donde ella lo había hecho anteriormente.

Mis piernas flaquearon por unos segundos, por un momento todos los escenarios posibles pasaron por mi cabeza pero en ninguno me imaginé que el estaría aquí, con cautela comencé a acercarme, entre sus manos traía un pequeño ramo de peonias rosas, me conocía tan bien, cuando estuvimos a una distancia prudente el lo tendió hacia mi, lo tome con cuidado.

- Hiciste un trabajo espectacular como cada año, como siempre soy testigo de lo talentosa y dedicada que eres. - me brindó esa sonrisa que tanto me gustaba.

- Muchas gracias. - lo mire. - No esperaba verte aquí.

- Sabes que el mundo podría estar cayéndose a pedazos, incluso podría estar muriendo pero no faltaría por nada. - sabía a lo que se refería con sus palabras.

Lo observé por un instante, su rostro estaba demacrado, las bolsas bajo sus ojos marcaban de forma exagerada y lucia más delgado de lo normal, ambos la estábamos pasando muy mal.

Con prisa me acerque a él, me recibió entre sus brazos y me apretó hacia su cuerpo, me aferré a su torso, esperando que esto fuera suficiente para que nunca se fuera de nuevo, y creo que el trataba de hacer lo mismo, porque sus brazos me rodearon con más fuerza de lo normal, así permanecimos por mucho rato, simplemente abrazándonos, con la esperanza de que este acto pudiera juntar y reconstruir los pedazos de alma que habíamos perdido estos últimos meses.












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Martes 24 de Diciembre 2019, Jalisco.




Termine de colocarme los pendientes y me mire al espejo, no tenia ganas de recogerme el cabello, así que solo hice una media coleta fijandola con un par de pasadores, estaba lista, fui hacia la cama, me senté y comencé a ponerme los tacones nude que había elegido para esta noche, mientras hacía esto Sergio salió del baño, mi mirada cayó en el.

El suéter se ajustaba a su torso y debía admitir que el cuello alto del mismo lo hacía lucir aún más guapo, los pantalones negros le daban un buen toque al ser skinny y cerraba con broche de oro al portar unos mocasines de charol.

- ¿Has visto mi reloj?. - salí de mi trance ante su pregunta, me puse de pie para caminar hacia el tocador, abrí el primer cajón y lo tome.

- Tu mama me lo dio, lo dejaste sobre la barra por la mañana que saliste a jugar con tus sobrinos. - el sonrió, estiró su brazo y lo ayude a ajustarlo en su muñeca. - Listo.

- Gracias. - se alejó y tomó de su maleta el frasco de perfume para comenzar a rociarlo sobre su cuerpo. - ¿Consideras que debo ponerme el abrigo?.

- Creo que el clima dentro de tu casa es templado, con el suéter debe bastar. - asintió a mis palabras.

Se acercó a mi y tomó mi mano, así ambos nos dirigimos a tomar asiento sobre la cama.

- ¿A que hora llegará tu familia?. - me miro.

- Papá me aviso hace una hora que ya estaban en el hotel, solo se arreglarían y vendrían para acá, supongo que en unas dos horas a más tardar.

- Tiempo suficiente para hablar, ¿No lo crees?. - suspiré pero asentí, era hora.

Desde que regreso solo habíamos convivido de manera neutral, ninguno de los dos se animaba a dar pie a la conversación, pasaron los días, entre los eventos con las sociedades de mi hermano que teníamos que asistir por sus patrocinios y ahora el viaje a Guadalajara para pasar las fiestas con las dos familias apenas habíamos tenido la posibilidad.

- Creo que no podemos atrasarlo más, ¿Cierto?. - el negó mientras reía levemente.

- Catarina. - pauso. - Quiero pedirte perdón, disculparme porque desde el momento en que comenzó nuestro matrimonio no he sabido ser el esposo que te mereces.

- Sergio. - me interrumpió.

- Por favor déjame terminar. - tome su mano para animarlo a hablar. - Siempre me obstaculizaba yo solo, me presionaba a mi mismo metiéndome la idea de que si no lograba crecer en mi carrera, ganar podios y premios no era merecedor de ti, es por ello que esta temporada estaba tan estresado. - su mirada se encontró con la mía. - Con mis resultados y el paso de cada carrera el miedo de perderte aumentaba cada vez más. - acarició mi mejilla. - Agregándole que cuando asistías a las carreras solo estabas con los chicos, aunque sabía que solo eran tus amigos, me causaban una gran inseguridad y mis nervios me traicionaban haciendo pasar ideas completamente erróneas por mi cabeza.

- No me digas que. - me detuve antes de acusarlo de algo pero el asintió.

- Claro que llegue a pensar que me cambiarías por alguno de ellos, algo demasiado estúpido de mi parte, eran tantas las malas ideas en mi cabeza que termine siendo demasiado tóxico contigo, llegando a lastimarte y rechazarte, cuando tú en ningún momento me diste motivos y solo estabas ahí para mi, apoyándome sin esperar nada a cambio. - de un momento a otro bajo su mirada al suelo. - Por mis estupideces fue que, que llegamos a esto y perdimos a nuestro bebé. - soltó mi mano y cubrió su rostro con sus manos comenzando a sollozar. - Perdóname por causarte este dolor, todos los días desde que sucedió no dejó de pensar en que si hubiera hecho las cosas diferente estaríamos a meses de conocer a nuestro pequeño y eso es algo que me perseguirá por el resto de mis días. - se bajo de la cama y se arrodilló frente a mi. - Perdóname mi amor perdóname.

Para este momento las lágrimas también ya recorrían mi rostro, todas las palabras que me había dicho lograron que comprendiera el porqué de sus actos, ser piloto no era algo fácil, estar bajo la lente de todo el círculo, tener que rendirle cuentas tanto a su respectiva escudería como a todos sus patrocinadores era un peso demasiado grande, y que el pensara que nuestro matrimonio llevaría la misma dinámica no me sorprendía.

Por otro lado el que tuviera inseguridad hacia los chicos solo se debía a que el león piensa que todos son de su condición, probablemente el creía que en algún punto yo terminaría engañándolo, pero estaba tan enamorada de él que a pesar de todas sus actitudes mi corazón le seguía perteneciendo.

- No Sergio no. - tome sus brazos tratando de levantarlo pero me fue imposible. - Por favor levántate.

- Catarina se que te he lastimado de demasiadas formas, y te pido perdón de nueva cuenta, probablemente ya no quieras estar a mi lado y es entendible, es por ello que estoy dispuesto a darte el divorcio. - limpie las lágrimas de sus mejillas. - Porque qué tal vez hemos llegado a un punto en el que puede no haber retorno, pero si estás dispuesta a darme otra oportunidad te prometo que haré todo lo posible por solucionarlo, asistiré a terapia para tratar mis problemas si es necesario, pero no quiero perderte.

Nunca pensé que lo vería así, tan abatido y de rodillas frente a mi suplicándome que lo perdonara, hace un año cuando descubrí que me engañaba probablemente era una de las escenas que más anhelaba, pero ahora la imagen me causaba un profundo dolor en el pecho, con prisa me arrodille a su lado, tome sus mejillas y junte su frente con la mía.

- No eres el único que ha cometido errores, eso lo tienes claro, yo tampoco he sido la mejor esposa, antes de casarnos te prometí cocinarte pancakes todos los domingos por la mañana y creo que no lo he cumplido. - bromee tratando de aligerar el ambiente, cosa que funciono ya que le soltó una risa. - Perdóname también por no saber sobrellevar esto. - lleve su mano a mi vientre. - No fui la única que perdió, pero inconscientemente pensé que fue así, te deje de lado con toda la culpa cuando fue cosa de los dos, no supe tratar los problemas contigo y termine guardándomelos logrando así crear una bomba de tiempo que con nuestra pérdida exploto.

- Tenemos que comenzar de nuevo, otra vez. - ambos reímos, limpio mis mejillas con sus pulgares quitando todo rastro de lagrimas en ellas.

- Va a ser difícil superar esto, pero aun tenemos toda una vida por delante para seguir intentándolo y poder convertirnos en papás. - el asintió, lo mire percatándome que el brillo de sus ojos había regresado.

- ¿La ultima y nos vamos?. - me pregunto tomando mis manos con fuerza, reí ante sus palabras.

- La ultima y nos vamos. - el se acerco con cautela y acorto la distancia entre nosotros con un beso lento, cargado de cariño y sentimientos, de esos que me habían hecho falta durante tanto tiempo y que no planeaba perder de nuevo.

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