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"Love isn't random, we are chosen."
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Viernes 25 de Mayo 2018, Playa d'en Bossa.
CATARINA
La música envolvía mis sentidos, venir a este lugar había sido la mejor decisión en la vida, sentir el bronceado en mi piel, el sonido de las olas al fondo y mis mejores amigas parloteando no lo cambiaria por nada.
- Mira lo que me ha traído el viento. - sonrío maliciosamente Alessa cuando un chico moreno bastante atractivo llego junto con sus amigos a la tumbona que se encontraba a nuestro lado. - Es mi día de suerte. - saltó emocionada.
- Tranquilízate mujer te va a dar algo. - Natalia tomo sus hombros tratando de calmarla.
- Nat, aquí la única reservada es Cata, y por qué quiere. - reí ante sus palabras. - Pero que estemos aquí por su despedida de soltera no quiere decir que nosotros tengamos que guardar celibato. - se puso de pie con su copa en la mano. - Así que permiso. - sin escrúpulos camino decidida hacia la dirección del chico.
- ¡Alessa!. - la chica se giró a mirar a Nat. - Voy contigo. - con prisa se puso de pie y la alcanzó.
Reí ante la divertida escena, ambas llegaron a plantarse frente a los chicos que al instante las miraron con atención, sin duda estas conseguirían lo que quisieran, por mi parte me limite a mirar la playa.
De un momento a otro un destello llego a mis ojos, provocado por la sortija que decoraba mi mano izquierda, mire esta con admiración, era preciosa, la emoción ingresó a mi al recordar que solo faltaba una semana para casarme con el amor de mi vida.
Y es que desde que nos conocimos gracias a una de las reuniones que el había mantenido con mi padre la conexión había sido instantánea.
Los primeros meses habíamos mantenido nuestra relación privada de nuestras respectivas familias, pensábamos que debido a nuestra diferencia de edad ellos se opondrían, pero en el momento que tomamos el valor y decidimos comunicárselo a mi padre, este se alegró al instante, y nos llamó la atención por nuestro absurdo pensamiento.
Regrese a la realidad cuando mi celular vibró a mi lado, eran un par de iMessage de mi sobrino Arturo, lo que se me pareció extraño, presioné sobre la notificación para poder ingresar a la conversación.
Me había mandado un par de fotografías que aún se estaban cargando, de un momento a otro estas se volvieron nítidas a mi vista, logrando que una punzada se instalara en mi pecho, no lo podía creer, trate de negarme y hacerme mil ideas, desde que era otra persona, o hasta un fotomontaje, pero Arturo no tendría ninguna necesidad de mentirme.
El aire comenzaba a faltarme, me puse de pie y con prisa tome mi cosas para tratar de distraer a mi mente del ataque de ansiedad que estaba por venir, sin prestar atención a nada salí del club, estaba tan sumida procesando la información que no me di cuenta como llegue hasta la habitación de mi hotel.
Lance mis pertenencias en la cama, con prisa me dirigí hacia el cuarto de baño, abrí la regadera y sin importarme la temperatura del agua me adentre en esta, en automático las lagrimas comenzaron a descender por mis mejillas mientras el hueco en mi pecho se hacia cada vez mas grande, mi espalda se pego al azulejo y comencé a deslizarme hacia el suelo, terminando sentada sobre el mismo con las rodillas tocando mi pecho.
Ahora mismo entiendo que así es como realmente se siente un corazón roto.
・・・・
Sábado 26 de Mayo 2018, Pachá, Ibiza.
Tome de un solo trago el shot que Natalia había dejado en mi mano, el plan era ponernos estúpidamente alcoholizadas en compañía de los chicos que ellas habían conocido ayer.
Ninguna de mis amigas sabía lo que había ocurrido esa tarde, cuando ellas llegaron buscándome a la habitación simplemente atiné a decirles que me había sentido mal, cosa que no las dejo muy convencidas pero bastó para que no insistieran más, al instante me comentaron que esa noche iríamos de fiesta con sus nuevos amigos.
Mis pies dolían gracias a los tacones que llevaba desde ayer por la noche hasta esta madrugada, bufé al verme sola en el reservado exclusivo que habíamos obtenido gracias a estos chicos desconocidos para mi, mis amigas habían bajado a la pista a bailar con dos de ellos, me alegraba que por lo menos ellas la estuvieran pasando bien.
Regrese mi vista a los presentes en el lugar, eran dos chicos, uno de ellos tenía un bronceado que en verdad envidiaba, sus ojos avellana eran dominantes y el acento español se dejaba ver gracias a la conversación animada que tenía con una chica, el otro era un rubio que simplemente estaba sentado en una orilla observando su celular mientras bebía de su trago lo que me impedía analizar su rostro, suspire frustrada, no encajaba para nada aquí, era momento de huir.
Tome mi bolso de la mesa en el centro, baje hacia la pista de baile con la intención de acercarme a la barra de bebidas, al llegar ahí le pedí al bartender dos botellas de vodka, en unos segundos ya las tenía en mis manos, después de pagar salí de ahí con prisa.
Una vez fuera del club respire el aire fresco, al escuchar el sonido de las olas decidí que mi destino sería la playa, camine bastantes cuadras sin entender como pude soportar los tacones, en cuanto llegue ahí me deshice de estos lanzándolos lejos de mí, tome asiento en la arena una vez que sentí la suficiente tranquilidad.
Destape una de las botellas y bebí un gran trago, tome mi celular e ingrese a las fotografías que había recibido, abrí la primera y comencé a deslizar de una por una, mis ojos comenzaban a picar de nuevo, lleve la botella a mis labios para tratar de apaciguar el dolor, esto no se lo deseaba a nadie, la vida me había golpeado muy bajo y no creía poder levantarme tan fácil.
Conforme transcurría el tiempo el alcohol se iba acabando, cuando bebí de la segunda botella decidí reproducir música desde mi celular, me puse de pie y comencé a cantar a todo pulmón la canción que sonaba.
- ¡I let it fall, my heart!. - grite arrastrando las palabras. - ¡And as it fell, you rose to claim it!. - las lágrimas volvieron a salir de mis ojos, en este punto la cabeza me dolía por tanto llorar pero esa era la única forma que tenía de limpiar mi corazón. - ¡My hands, they we're strong, but my knees we're far too weak...!
Mire a mi alrededor, percatándome que alguien me observaba, traté de enfocar la vista pero con mi estado fue imposible, le resté importancia y así continué con mi interpretación.
- ¡But there's a side to you, that I never knew never knew!. ¡All the things you'd say, they were never true never true!. - comencé a girar mi cuerpo sintiendo la melodía. - ¡And the games you'd play, you would always win, always win!. - termine cayendo de espaldas sobre la arena, sintiendo como los sollozos salían de mi pecho.
Me limite a quedarme tendida mientras sollozaba cada vez más fuerte conforme pasaba la canción, deseaba que la tierra se partiera en dos y me tragara viva pero sabía que eso sería imposible.
- Ok es suficiente. - soltó una voz cercana a mi, no reconocí quien era debido a su acento tan diferente, pero su inglés era perfecto.
De un momento a otro sentí como alguien tomó mis brazos y me ayudó a ponerme de pie, cuando su rostro se encontró con el mío pude apreciar los ojos más bellos que en algún momento había visto en mi vida, el azul del océano se mezclaba con un ligero verde, y brillaban como si fueran estrellas, lleve mis manos a sus mejillas palpándolas, tratando de confirmar que no estaba alucinando.
- ¿Eres real?. - cuestione entre el hipo que el alcohol comenzaba a causar en mi, recibiendo una carcajada tan perfecta que llegue a suponer así te recibían en el cielo.
- Si que lo soy, ahora señorita desconocida tengo que llevarte de regreso con tus amigas.
- No, todo menos eso, ellas están con unos tipos que no conozco para nada y no quiero sentirme sola de nuevo. - me aferre a su torso en un abrazo.
Después de unos segundos el término rodeando mi cuerpo con sus brazos.
- Ellas te están buscando como locas, ¿No crees que es justo te comuniques?. - negué.
- No. - solté sintiendo un mareo. - Por que en este estado lo primero que haré al escuchar su voz es contarles la tragedia que estoy viviendo, y no tengo cara para eso.
- Bien, entonces creo que primero tenemos que ir a comer algo para que se te baje un poco la borrachera que tienes encima. ¿Aceptas?.
- Acepto. - solté con melancolía.
El deshizo nuestro abrazo haciéndome erizar la piel gracias a que la brisa fresca me tocó al terminar nuestro contacto, me ayudó a tomar mi bolso y mi móvil de la arena, regreso a mi lado para tomar mi cintura con uno de sus brazos y ayudarme a caminar.
Salimos de la playa y anduvimos por un par de calles hasta que encontramos una especie de trattoria, ingresamos y enseguida me ayudó a sentarme sobre una de las sillas, dejó mis pertenencias en mis manos y tomó asiento frente a mi.
El mesero en turno se acercó a nosotros, estaba decidida a pedir más alcohol pero mi salvador me impidió hablar a toda costa logrando el ordenar los alimentos para ambos.
Pasaron un par de minutos en los que nos dedicamos a observarnos detenidamente, debía admitirlo, era demasiado guapo, el rubio de su cabello contrastaba con sus ojos, y las pecas que decoraban su cara en pequeñas porciones eran el toque perfecto.
Baje la vista cuando el mesero regreso con el pedido, depositando dos platos de pasta sobre la mesa y un par de vasos con agua acompañada de hielos.
Comenzamos a comer sin especular palabra alguna, debía aceptar que en estos momentos estaba dando un buen show gracias a que mi vista nublada me estaba complicando un poco el comer.
- ¿Y bien?. - habló el mientras llenaba su boca de nuevo. - Ahora que tenemos más confianza, ¿Me dirás qué es lo que te tiene tan alterada?. - reí al entender entre palabras lo que quería decir.
- ¿No te enseñaron a no hablar con la boca llena?. - el negó.
- No te desvíes del tema. - me apunto con su dedo, yo solo atiné a enseñarle mi mano izquierda donde aún reposaba la sortija de compromiso. - ¿Que?. ¿Miedo al matrimonio?.
Metí un bocado de pasta a mi boca y tome mi celular, busque las fotos que revelaban mi desgracia y le tendí el aparato.
El con duda lo tomo y comenzó a ver las fotografías, su mirada se tornó confusa, al parecer no entendía lo que quería decir, pero miro de nuevo mi mano, por último mi celular y su en su boca se formó una gran "o" qué exclamaba sorpresa.
- No lo puedo creer, lo siento por preguntar. - me regreso el teléfono y alce los hombros desinteresadamente.
- Que más da. - reí. - Por ahora digo eso pero se que mañana la combinación de la resaca con mi pena no será la mejor. - el soltó una carcajada.
- No soy bueno animando a las personas, pero si te puedo decir que lo debes de ver cómo una salvación. - lo mire sin entender. - Solo imagina lo que sería tu vida al lado de una persona que por un par de...- hizo sobre su pectorales el ademán de sostener unos pechos. - Baratas te cambie sin importarle nada, solo digo. - sus palabras estaban llenas de razón.
- Me caes bien desconocido. - hable yo ahora con la boca llena de pasta, estiré mi puño frente a él, esperando que lo impactará con el suyo cosa que al instante hizo.
- Lo mismo digo desconocida.
Y así continuamos devorando nuestra comida, con un poco más de confianza entre nosotros y riéndonos de cualquier tontería que se nos ocurría.
Cuando terminamos el fue amable de pagar la cuenta, cosa que le prometí yo haría la siguiente vez, aunque a quien engañábamos ni siquiera era posible que volviéramos a coincidir.
El desconocido se tomó la molestia de pedir un taxi y acompañarme hasta mi hotel, el sol comenzaba a asomarse en el cielo indicando el amanecer en el momento que llegamos frente al lugar donde me quedaba, una vez fuera de este nos detuvimos en la puerta de entrada sabiendo que era hora de la despedida.
- Fue un gusto coincidir contigo. - soltó el.
- Coincido contigo. - ambos reímos ante mi estupidez. - En serio te agradezco que me rescataras de mi obscuridad y me trajeras hasta aquí sin pedir nada a cambio.
- No te preocupes, soy fan de las causas perdidas. - golpe su hombro logrando que una sonrisa se mostrara en su rostro. - Solo te pido que recuerdes que no eres cualquier cosa como para que te denigren, y sobre todo que el amor no es algo aleatorio, si no que somos elegidos por el. - me brindó un guiño.
Así sin más se acercó a mi, dejó un beso en mi mejilla antes de alejarse y comenzar a perderse cuesta abajo, dejándome con una sonrisa y con un bello recuerdo entre todo este trágico viaje.
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