Capítulo 18 " Gelato "

Dedicado a:
La Paula de mi vida! Aquella en la que me base para hacer este personaje. Esta demás decirte que te quiero en mi historia y en mi vida por siempre. Mi lectora más exigente y la que más me pone de nervios cuando opina. Te quiero con la vida Tata. Acá tienes la actualizacion para que no molestes más jajajajaja
Espero la disfrutes como lo llegue a hacer yo ❤

***
"De eso se trata, de coincidir con gente que te haga ver lo que tu no ves. Que te enseñen a mirar con otros ojos."

Mario Benedetti

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Alexandra

Llegamos al Gelato. Es un lugar común y sencillo, pero con una clientela enorme ya que es uno de los sitios más populares de helados y dulces de la ciudad. Por no decir el más popular.

Se que Alan está bastante emocionado con todo esto, se le nota en el rostro y yo estoy más que contenta de haber accedido a que finalmente continuaramos con la cita. Tanto así que aunque nunca me haya dado una excusa certera de porque no llegó, ya no me molesta y ni siquiera pienso en ello. La verdad prefiero vivir al máximo este momento.

Justo ahora, es igual a un niño cuando le traen regalos por Navidad. Y su felicidad me pone tan alegre, que no pienso arruinar el momento. Por lo que me dedicó a guardar un pequeño secretillo... odio el helado, más bien no me gusta. Me lo tomo pero no es algo que me apetezca mucho, es más, podría pasar mucho tiempo sin probar nada de este y que no pase nada. Ya se, soy bastante rara. Y eso que aún no me conocen.

***
Luego de que pedir los helados, nos sentamos en una mesa con dos sillas que se encuentran en la esquina del local.

̶ -Bueno chico misterioso ̶ -digo a medida que voy degustando mi postre. ̶ -Gracias por el helado, aunque no me hayas dejado pagar, quiero que sepas que sólo por esta vez lo dejaré pasar. La próxima vez lo haré yo ̶ -le hago saber a la vez que lo miro.

Soy de las chicas a favor de que los gastos se dividan entre los dos, al contrario de lo que piensen muchos, no creo que el chico siempre tenga que pagarlo todo.

̶ -Ah, porque aceptas que habrá una próxima vez, vamos mejor de lo que creía ̶ -afirma Alan ignorando por completo mi comentario y haciendome sonrojar cuando me doy cuenta del error que cometí.

̶ -Ni te creas que lo tendrás tan fácil, chico extraño ̶ -le digo intentando desviar el tema y arreglar mi error.

̶ -Bueno... Alexa, que te parece si hacemos el típico juego de tres preguntas y así pasamos a ser menos extraños ̶ -se atreve a preguntar y autoseguido me tenso.

̶ -Tranquila, serán bastante triviales las preguntas. Y sino te gusta alguna, tienes derecho a pasarla. Pero sólo una, que no quiero que lo agarres de ventaja ̶ -me dice y prosigue a seguir tomando su helado.

̶ -Perfecto, tres preguntas y derecho a un pase, me parece bien ̶ -le digo recobrando la alegría inicial.

̶ -Comienzan las chicas ̶ -dice y me hace un gesto como señal

Pienso en no hacerle las típicas preguntas de color, comida y hobbie... porque quiero ir más allá, mucho más alla.
Sin traspasar lo personal pero saber algo más que no sea lo general.

̶ -¿Una de las vergüenzas más grandes que hayas tenido? ̶ -digo a la vez que tomó más de mi helado y lo miro de forma atenta para no perderme ninguno de sus gestos.

Luego de pensárselo unos segundos responde:

̶ -Pensé que harías las típicas preguntas pero ya veo que siempre me sorprendes ̶ -dice con una leve sonrisa y prosigue a relatar.

̶ -Bueno... pues hubo una vez cuando era pequeño, que fuimos toda la familia a una casa en la Playa. Yo no tenía más de diez años pero andaba todo el tiempo con mis primos, por lo que nos dejaban solos y realizabamos varias travesuras entre todos ̶ - comenta a la vez que parece recordar algún que otro momento puesto que se ríe. ̶ -Ese día, estaba Margaret, la señora de servicio, limpiando el portal de aquella casa, que daba vista a la piscina y nosotros estabamos adentro de esta. Luego de jugar las cosas de siempre, a Adrien se le ocurrió hacer algo más... a Adrien siempre se le ocurrían ideas locas y bien malas ̶ -dice soltando una carcajada y pasándose una mano por el cabello antes de seguir relatando. ̶ -Está vez se le ocurrió jugar al salvavidas, consiste en hacer parecer que te estás ahogando en la parte onda de la piscina, y luego de un tiempo en el que sea creíble, ir a salvarnos entre nosotros mismos. Típico juego de niños ̶ -afirma ̶ -Siempre he sido buen actor, de hecho cuando pequeño pensaba en escoger esa carrera pero luego mi pasión por la música me frenó. Cuando llegó mi turno ̶ -continúa el relato poniéndose rojo, dejándome saber así, que venía la parte importante - Yo me lancé al agua y comencé a perdir ayuda, incluso me quedaba debajo del agua por momentos, para hacerlo parecer más dramático.
No supe que pasó, ni en que momento fue, sólo sentí a alguien que se lanzó al agua con urgencia y tiraba de mi con desespero hacia afuera de la piscina. Mi sorpresa fue aún mayor cuando estuve afuera y vi la señora Margaret con el uniforme de trabajo completamente empapado y mirándome con extrema preocupación. ¡Que vergüenza!

No lo dejo terminar ya que procedo a reirme a carcajadas, tanto así que las personas a mi alrededor me miran sin ningún tipo de disimulo.

- Creeme que a mi no me dio ninguna gracia, no pude volver a mirarle la cara a la señora, ni incluso cuando le tuve que pedir disculpas y menos aún te cuanto del regaño que me lleve - declara

- No lo superó - explotó a la vez que me sigo riendo, imaginandome la escena

- Si hubiera sabido que te iba a divertir tanto, me hubiera costado más trabajo contarte - comenta apenado - Pero no importa supongo que ahora tendré mi revancha dice el chico de ojos cafes que tengo delante

- Recuerda que si te sientes incómoda puedes pasar

- Si no te preocupes, sólo sueltalo - le animo a continuar

- ¿Momento más triste que has vivido? - pregunta luego de pensárselo un poco

- Pues... - comienzo a la par que busco en mi mente algunos recuerdos - Entre los momentos más tristes que tengo, estará la pérdida de mis abuelos - intento hablarle lo más transparente posible - Los abuelos, son algo de otro mundo, no se comparan con nadie de la familia, estos harán por ti cosas que ni tus mismos padres harían - digo de forma simple - Y yo era muy unida a mi abuelo. De igual forma aunque todo pasó, siendo bastante pequeña, estoy feliz porque logré decirle muchas veces lo mucho que lo quería y demostrarle mi cariño, y aunque nunca será suficiente, estoy bastante satisfecha.
Gracias a Dios, ese famoso refrán de " Uno no valora lo que tiene, hasta que lo pierde" no fue conmigo.
Yo lo valore tanto como lo tuve - le digo finalizando con mis recuerdos y saliendo así de mis pensamientos

- Wow - dice este segundos después de asimilarlo todo- Siento mucho tu pérdida - prosigue nervioso, y se ve que no tiene idea de que decir o hacer. Por lo que intento arreglarlo

- No te preocupes, era muy pequeña y lo tengo superado, hasta donde se puede porque hay heridas que nunca dejan de doler, solo se aprende a vivir con ellas

- Mi turno - comienzo feliz y Alan se nota aliviado de que mi estado de ánimo siga como al inicio

En lo que el comienza a tomar agua, lanzó la primera pregunta que me viene a la mente, aquella que me viene atormentado hace mucho tiempo, y la que siento me sacará de muchas dudas.

- ¿Qué era aquello que me querías decir el día del Festival? - pregunto interesada

Lo siguiente pasa en cámara lenta, el chico delante de mi, abre los ojos dándome a entender que no se esperaba esa pregunta, la verdad yo tampoco, pero tengo mis momentos.
Luego de eso, se atora con el agua que estaba bebiendo y comienza a toser. Intento como puedo, darle palmaditas en la espalda a la vez que me contengo de reirme.

- Paso! - dice el luego de tomar bocanadas de aire, y aparentemente regresar a la normalidad

Me lo imaginaba, sabía que evadiria la pregunta, pero no esperaba la reacción que tuvo y ni siquiera me acordaba que tenía derecho a pasar. Rayos!

- Okay sigo yo - sigue apenado - Cuéntame un dato curioso tuyo...

Pensé que me preguntaría algo más dificil.

- No me gusta el chocolate - declaró sin más, dándome cuenta también de los gestos que surgen en su cara en segundos

- ¿Es broma no? - pregunta como intentando hallar el chiste

- Realmente no me gusta, no me llama la atención

<Al igual que el helado, que ni has mirado> dice una voz en mi cabeza que prefiero callar

- Eso si que es super raro - me dice como sino entendiera nada en absoluto - El chocolate es la divinidad pura, es la fuente de alegrías en la vida, el postre de la juventud, la exquisitez divina...

- Ya veo que te gusta- comentó divertida interrumpiendo su concepto

- Perdón me emocioné- dice con una media sonrisa

- Última pregunta y por supuesto la mejor - digo acercándome más a la mesa buzcando cercanía y poniéndome seria para darle más drama a la historia

Se que ya no quedan pases y que podría utilizar eso a mi favor. Pero prefiero mantener el agradable ambiente que hay justo ahora.

- ¿Cuando fue la primera vez - menciono dejando la frase inconclusa- que tuviste... - digo tomándome más tiempo del necesario - se... sentimientos hacia la música ? - digo tartamudeando a propósito

Ah mal pensados verdad? Que creían que diría otra cosa? Pues no los culpo, hasta yo lo pensé.

- Pues hace algunos años. En la música encuentro todo lo que me falta en la vida - declara con sinceridad

- Eres mala - me dice el, dejándome saber que había captado mi juego- Pero vengo yo, última y final - termina con una sonrisa de oreja a oreja y se frota las palmas de las manos como si de un plan maquiavélico se tratará

- ¿ Qué pasó con ese tema, que tanto hemos estado evitando? ¿ Qué pasó con aquel beso que sucedió aquel día en mi casa, y del cual no hemos hablado palabra? Haciendo como sino existiera, cuando sabemos que no es así

Mierda, no me esperaba para nada esa pregunta. Inventé un montón de opciones en mi cabeza, pero ninguna parecida a esta, por lo que logra ponerme nerviosa.

Me acerco todo lo que me permite la mesa, inclinandome hacia el cuerpo de Alan, el cual inconscientemente hace lo mismo esperando así, lo que yo tenga que decir. Por lo que poco a poco, van quedando escasos centímetros de separación entre nuestros rostros, y siento su respiración cerca de mis labios dejándome sin aire. Intento concentrarme en la pregunta que hizo y tomo ligeras bocanadas de aire, para dar la siguiente respuesta:

- Paso! - digo con voz triunfal

Desde el fondo de mi corazón
Dedicado a mis abuelos también

***
Wow este es el capítulo más largo de toda la novela y aunque quise cortarlo, No pude porque dejaba ideas inconclusas

Espero que les guste tanto como a mi ❤

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