Nullum beneficium
Ola, guapxs
Entre gritos y peleas prefiero ignorar el móvil que no ha dejado de sonar, hasta que lo apago.
— ¡No he terminado de hablar contigo!
— Pues yo sí — Cierro la puerta de mi habitación sabiendo que es en vano y que en cualquier momento pueden entrar.
Pero ya estoy más que rendida y en estos momentos cansada de todas las formas posibles. Me lanzo a mi cama para posar mis ojos sobre el techo antiguamente decorado con estrellas que brillan en la oscuridad, trato de concentrarme en los detalles hasta que mi pulso se regularice y que esa sensación de peligro se desvanezca poco a poco para dejar a mi pecho sin aquella presión.
Me coloco los audífonos para escuchar a una de mis bandas favoritas y dejarme llevar por la música así que por lo tanto voy cerrando mis ojos lentamente hasta quedarme profundamente dormida.
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Consulto el pronóstico y desafortunadamente estará demasiado soleado. Rendida me tomo una ducha mientas mentalmente escojo lo que me pondré, ahora si es necesario estar fresca de todos lados.
Mis pies tocan el suelo frío dejando a su paso pequeños charcos de agua hasta llegar nuevamente a mi habitación, donde consulto la hora y me quedan cuarenta minutos perfectos para arreglarme como lo hacía antes. Me quedo en bata de baño escogiendo un vestido con estampado floral sumamente fresco, así que me apresuro a maquillarme los ojos, cejas y boca.
Como último paso solo cepillo mi cabello para después colocar una diadema. Me miro una última vez al espejo y me coloco un dulce perfume para ya salir a casa.
— Nos vemos en la noche — Me despido sin más de esos dos patanes que me miran con fijeza —. Ahí hay comida.
Escucho unos susurros, pero ya estoy fuera de mi casa en camino a mi explotación laboral, pero al final del día se ha convertido en mi lugar seguro. Hoy tampoco cuidaré a la niña, dándome así un día un poco más tranquilo.
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— Calurosas tardes — Cierro la puerta captando a Koko quien contaba su eterno dinero.
— Tienes retardo.
— Excelente, no me importa — Sinceramente el departamento se sentía demasiado bochornoso aún teniendo las ventanas abiertas, así como la puerta que da a la terraza —. Maldita sea, es un maldito horno.
— Ni que lo digas — Me acerco a Koko quien finaliza el conteo de los billetes y e sonríe —. Ahora cuéntalos tú.
— No quiero.
— No es de que quieras, patas de alambre — Me burlo de su comentario y me apresuro a tomar los billetes y empezar la cuenta.
Sentía la mirada de Koko sobre mis movimientos, puesto que mi velocidad para contar no es igual que la suya porque apenas estoy aprendiendo, además suelo olvidar las cuentas cuando hay demasiado ruido, pero para mi fortuna ni un canto de pájaro se escucha.
— ¿Y bien? — Anoto la cantidad y se la enseño —. ¿Por qué no hablas?
— Porque aún estaba concentrada.
— Perfecto, te tardaste mucho.
— Escúpeme en la cara, ya sabes — Me recojo el cabello dejando que el escaso aire me refresque la nuca.
— De eso se encarga Taiju, ya sabes de lo que hablo.
— Estás bien enterado de lo que pasa, ¿Verdad?
— Correcto, soy la señora de lavadero — Me guiña el ojo y procede a guardar el dinero —. ¿Te lo puedes llevar?
— ¿A quién? — Y caigo en cuenta que habla del dinero —. No... Soy muy descuidada y no quiero que haga falta.
— Tranquila, confiamos en ti — Este se va a la cocina. Iba seguir protestando pero llega Taiju aventando su polera y dejando a la vista todo su torso.
— Hace un calor de mil demonios, maldita sea — Se pasea sin pudor alguna y me mira recargada en las puertas que dan hacia la terraza.
Sus ojos se detienen en mis piernas un buen rato, hasta que poco a poco suben aquellos luceros dorados posándose en mi escote que es un poco prominente. Carraspeo para sacarlo de su trance, pero solo mueve su sentido de la vista a mi cara.
— Eres un descarado.
— Lo siento, pero me gusta lo que veo — Se burla y se acerca a mí —. Te ves muy bien, deberías usar más vestidos.
— Gracias... Supongo — Me coloco de puntillas para darle un beso en su mejilla y abrazarlo cálidamente —. ¿A dónde fuiste?
— Con el hermano de Greila.
— Ah, entiendo... — Me separo de él un poco dolida, pero al final del día sabía perfectamente que ellos tenían negocios y no sería la única vez que se reunirían.
— Tranquila, no estaba ella — Me leyó el pensamiento —. Deja de fruncir el ceño que se te harán arrugas.
— Pues me las quito con botox — Taiju se ríe suavemente y me lleva con él a la cocina.
— Koko, ¿Cómo van las cuentas? — Encontramos al azabache platicando con Inui, quien nos sonríe.
— Pregúntale a Hideki, ella lo contó — Coloco mis ojos de huevo cocido y le comento a Taiju la cantidad.
— Perfecto, ¿Te llevarás el dinero?
— Koko lo hará.
— No, Hideki se lo llevará, yo tengo que hacer cosas más tarde y no puedo darme el lujo de ir por la calle con semejante dinero.
— Entonces que se joda la tonta — Protesto mientras me siento en la isla de la cocina.
— Es parte de tu trabajo, tonta.
— ¡Pero es arriesgado, idiota! —Taiju se coloca a mi lado de brazos cruzados, parece estar pensando algo.
— Dile algo, cristiano, ¿O estás rezando? — Me da una sabe golpe en la pierna y niega con la cabeza.
— Te lo llevas tú, Deki.
— ¡No seas así!
— No te pasará nada — Contesta despreocupado el más alto —. Te acompañaré, si gustas.
— ¡No! — Digo casi gritando. Los tres me miran extrañados.
— Por cierto... Ahora que recuerdo — Taiju les hace una señal para que estos salgan y nos dejen solos.
Por un momento olvidé lo que pasó ayer en la noche, así que comienzo con aquella sudoración de las manos. Sigo con la mirada a esos dos hasta que nos quedamos únicamente Taiju y yo, el Shiba me mira atentamente y camina hacia mí. Sin descaro alguno abre mis piernas para quedarse en medio de ellas.
— ¿Con quién estabas ayer? — Coloca sus manos a lado de mis muslos y habla en un tono bajo —. Escuché gritos y la palabra hermano.
Sinceramente no había pensando en alguna excusa, pasé por alto aquella situación, dejándome sin habla alguna, sin saber como desviar la conversación o que mentira inventar. Este desvía su mirada a mis piernas y sin más su mano derecha se coloca en mi pierna, subiendo mi vestido poco a poco.
Sigue sin mirarme y ahora su mano izquierda ataca mi otra pierna. Su tacto hace un choque de temperatura, pues sus manos grandes provocan escalofríos.
— ¿Hideki? — Nos miramos fijamente. Me siento colorada de las mejillas, pues tenerlo de cerca me hace admirar toda su hermosura y masculinidad que me hace flaquear de vez en cuando.
Porque Taiju es demasiado atractivo. Sus manos ya estaban llegando más allá y no podía evitar mi respiración agitada, hasta que la peor respuesta se me vino a la mente.
— Estoy saliendo con alguien y ayer estaba en su casa... Sus padres tuvieron una pequeña discusión y me tomaron por sorpresa — Automáticamente sus manos se detienen, justo cuando estaban por llegar a los elásticos de mi ropa interior.
No soy capaz de verlo a los ojos porque cuando miento me suelo reír y en estos momentos debía mantener la calma. Poco a poco retira su tacto de mis piernas, se aleja un poco y me mira desde unos pasos atrás.
— Entiendo — Ahora es más incómodo que nada —. ¿De dónde es?
— De la universidad — Miento mientras le sonrío. Este se relaja totalmente y mueve la cabeza.
— ¿Cuándo me ibas a contar el chisme? — Se dirige a la nevera.
— Me explotan tanto en el trabajo que no dejan echar chisme a gusto — Me bajo de la isla con las piernas temblando.
— Ya estás de llorona.
— Sip, ya sabes — Me acerco a él mientras vierte fruta en la licuadora —. ¿Qué hay que hacer mañana?
— Afortunadamente descansamos, pero vienen mis hermanos ¿Quieres comer con nosotros?, bueno si tu noviecito te deja.
— ¿Por qué no me dejaría comer con mi jefe? — Le doy un codazo mientras le paso la demás fruta —. Es trabajo.
— Dile que te jefe te dará tu despedida de soltera — Suelto una carcajada —. Aunque te rías.
— Ay ya, relájate — Este enciende la licuadora y toma cuatro vasos de vidrio para verter el Smoothie que ha hecho.
— Vamos al living — Me tiende dos vasos y el lleva los restantes.
Los cuatro nos aventamos a la alfombra dejándonos invadir por el aire que se nos regalaba estábamos boca abajo tomando la bebida que nos dio Taiju, Koko estaba a mi lado izquierdo y el Shiba a mi derecha.
— No me da buena espina el hermano de Greila — Suelta Koko sin más —. Lo siento jefe, pero hay algo que me alerta.
— Hideki, ¿Qué piensas? — Cuestiona Taiju —. Dejando a lado lo que ha pasado con ella.
— Pues sinceramente el hermano también me da mala espina, los contratos si estaban bien, pero hay que tener en cuenta que ellos saben demasiado de términos legales, así que no lo sé.
— Sabes que siempre ha estado encaprichado con la fortuna que generas, Taiju — Ahora es Inui quien habla —. Greila es punto y aparte, pero su hermano... Siempre te presionaba con lo mismo desde que estabas con ella.
— ¿O sea que quiere obtener su poder? — Pregunto, porque es lo único que entiendo.
— Seguramente — Responde Taiju. Lo miro detenidamente, está pensando a fondo —. Necesito opiniones sinceras o de lo contrario nos quedaremos en la quiebra.
— Trabajemos con ellos los seis meses que acordamos, tendremos que estar al pendiente de todos los movimientos que ellos realicen — Asiento ante la opinión de Koko —. De todos modos, siempre tenemos un as bajo la manga, de eso no se preocupe, jefe.
— Lo sé, siempre terminamos ganando algo, pero a un fuerte costo.
Esta es la parte más fuerte de todo lo que se acuerda, pues la incertidumbre es algo que siempre se encuentra en todas partes, provocando una serie de acciones equivocadas cuando no tienes los pies sobre la tierra. Estos tres llevan tiempo en esto, así que confío en que actuarán de la mejor forma posible.
— ¿Qué piensas? — Taiju acomoda unos cuantos cabellos detrás de mi oreja y lo miro con detenimiento.
— Estoy preocupada... Más que nada porque todo es nuevo para mí y jamás me he enfrentado a este tipo de situaciones que me quitan la tranquilidad.
— Deja de preocuparte, pasará lo que tenga que pasar. Nosotros debemos afrontar los problemas con la cabeza fría y eso lo aprendes con el tiempo — Hace una pequeña pausa y se queda maditabundo —. Pero también sé que Greila no me ocultaría nada.
Aquello me deja sin pensar correctamente, sabiendo que es un error decirle que principalmente ella sabía sobre la libertad de mi hermano y mi padre algo que él todavía no sabe.
— ¿Cómo estás tan seguro? — Hablo bajo, percatándome que Koko e Inui se han quedado dormidos.
— Porque ella nunca me traicionaría — Dice seco y un poco molesto. Su reacción era previsible.
— Debes entender que la gente cambia conforme pasa el tiempo y no siempre se mantienen como las personas que eran.
— Eso lo entiendo, pero no puedes hablar de una persona que conociste solamente hace unos días. Yo la conozco desde hace tiempo, Hideki... No sé porque me dices eso.
— Porque yo pensaba lo mismo de mi hermano... Estaba tan confiada y mira lo que pasó.
— Son cosas diferentes — Se coloca boca arriba, posicionando un brazo sobre sus ojos —. Él es un asesino y ella...
— Ya sé que es el amor de tu vida — Digo rendida —. Pero no es una santa.
— ¿Qué sabes, Hideki? — Quita su brazo y me observa —. ¿Qué me estás lanzando indirectamente?
— Sólo quiero que tengas en cuenta que ella no le daría la espalda a su hermano por tenerte contento... Asumo que sabe ciertas cosas que no te dice.
— ¿Cómo qué? — Yo y mi bendita tradición de siempre hablar de más —. ¿Hideki?
— Olvídalo, son suposiciones. Solo ten en cuenta que tú ya no estas en sus prioridades.
— Siempre la quieres dejar en mal — Me burlo de su comentario, hablar de Greila siempre termina mal, y yo tengo la culpa por quererle abrir los ojos cuando este se opone.
— No lo hago, espero me entiendas en un futuro — Me levanto y tomo los vasos que dejamos. Este me mira desde la alfombra claramente molesto.
Pero él no sabe lo que yo escuché, y no pienso decírselo, porque no me creerá y las cosas se pondrán aun más turbias. Me alejo hacia la cocina para lavar los vasos y mirar la hora, son las siete de la tarde, pero el bochorno sigue haciéndome la vida imposible.
— ¿Sabes, Hideki? — Taiju se coloca detrás de mí, ambas manos quedan a mis lados acorralándome mientras enjuago los vasos —. Su hermano me dijo ciertas cosas de ti.
— ¿Ah sí? — Cuestiono con burla, aunque los nervios me carcomen.
— Como te podrás dar cuenta tú le molestas y él te molesta, pero lo mismo que me dijiste de Greila el me lo dijo. Que tuviese cuidado contigo, porque hay ciertas personas que están a tu alrededor, no me quiso decir quienes eran.
— ¿De qué demonios habla ese idiota? — Me giro para encarar a Taiju. Este está demasiado serio —. ¡¿Por qué te dice eso?!
— Dímelo tú, porque hasta tu actitud me predijo... Dicen que los culpables se enojan cuando los encaras.
—Taiju te están lavando el cerebro, no tendría por qué traicionarte o algo.
— Yo nunca hablé de traición — Este juego de palabras me hace quedar en silencio, meditando un poco —. ¿Sabes algo que yo no sepa?
— No, ¡Yo no sé nada! — Me duele que esté dudando de mi por terceras personas —. ¿Por qué de la nada me estás diciendo esto?
— Ya te lo dije, se me hace cómico que quieras dejar en mal a otras personas cuando a lo mejor podría ser lo contrario — Muevo negativamente la cabeza, no puedo creer lo que mis oídos me permiten escuchar.
— No tienes porque desconfiar en mi — Digo con un hilo de voz —. Ya lo hubiese hecho desde hace tiempo, déjame salir.
Este no se mueve ni un milímetro, se que está dudando de todas mis palabras. Me atrevo a mirarlo a los ojos para demostrarle que estoy hablando en serio, pero solo suspira y se queda estático.
— Espero que no Hideki, yo te quiero mucho y no estaría dispuesto a dejar que me traicionaras.
— Solo deja de escuchar a las personas equivocadas, y todo cambiará. Te lo juro por mi vida, Taiju, yo no soy capaz de traicionar a nadie y me duele que pienses así — No pude evitar que mi voz se entrecortara —. Yo...
— Perdón, Hideki — Sus grandes brazos me acorralan gentilmente y con un poco de culpa. Yo lo abrazo de vuelta tratando de no llorar en estos momentos.
Si tan solo supieras con lo que cargo...
— Taiju, el hermano de Greila está afuera — Koko me saca de mi trance con esa mala noticia.
— Tienes que quedarte, son negocios de los que tienes que estar enterada — Este se separa de mi dejándome en la cocina echa un lío.
Me quedo ahí presa del enojo, pero desafortunadamente no puedo hacerle algo porque eso ya sería un punto malo para mí, cosa que no estoy dispuesta a perder. Koko me dice que vaya al living y yo obedezco rendida con pocas ganas de mirar a ese maldito, quien sonríe ampliamente cuando me ve llegar.
— Hideki, un gusto como siempre — Me tiende la mano. La acepto un poco rejega y sonrío sin ganas —. ¿Qué tienes?, te veo triste.
— Estoy cansada y muero de calor, además no soporto a la gente idiota como tú — Ya está, perfecto, siempre reaccionando sin pensar.
— Hideki, ¿Podías tranquilizarte? — Me regaña Taiju.
Nos sentamos en la mesa, lista para disociarme y dejarles a ellos el peso de las decisiones. El hermano de Greila comienza hablar, siempre empezando su discurso con un vocabulario tan formal que a veces necesito un diccionario para entender todo lo que dice. Koko entiende a la perfección y de vez en cuando lo cuestiona directamente, interrumpiendo a su palabra. Taiju observa detenidamente al chico, quien muy seguro de si mismo sigue aportando sus ideas.
— Considero que el contrato se extienda por un año — Concluye.
— Me agradan tus puntos de vista, pero ¿Por qué estás tan seguro que extendiéndolo nos traerá más fortuna?
— Es sencillo Koko, como comenté, tengo mucha gente que le interesaría el negocio.
— ¿Y esa gente porque no está aquí? — Debate.
— Porque necesitamos acordarlos nosotros, para así ofrecerles algo seguro.
— Entiendo... — Este se queda en silencio un poco tiempo —. Si calculo bien... Serían millones a la semana.
— De dólares — Todos miramos al hermano de Greila, a quien le brillan los ojos por la fortuna que se generará —. ¿Y bien?
— No me disgusta, me encanta el riesgo — Responde Taiju, quien mira a Koko para que le regale su punto de vista.
— Las ganancias son buenas y la organización también — Habla el azabache —. Creo que es un trato.
— Yo no estoy de acuerdo — Digo sin más.
— ¿Y tú que te metes? — Cuestiona el idiota.
— Ella puede estar aquí, pues es parte del sustento de los negocios, así como su validación y valoración — El hermano se queda en silencio al escuchar a Taiju —. Adelante Deki.
— Sinceramente estás colocando el negocio en bandeja de plata, haciendo demasiadas suposiciones y como tu lo dijiste... Es la primera vez que implementas un negocio de este tipo — Lo miro, este claramente se encuentra molesto porque me mira con ceño —. Así que, sugiero que el contrato no se extienda para que en estos seis meses obtengamos una valoración real y así no arriesgarnos al año con posibles pérdidas.
— Concuerdo — Dice Koko —. Estamos siendo muy apresurados, mejor que en estos seis meses sea una prueba piloto, no queremos perdidas.
— Yo también estoy de acuerdo — Dice Taiju —. Lo dejamos en seis meses.
— De acuerdo — Acepta el hombre más enojado que he visto —. Primero seis meses, sin problema.
— Un gusto hacer tratos contigo — Le dice Koko.
— ¿Te quedas a cenar? — Cuestiona Taiju.
— Me encantaría, pero tengo una cena familiar.
— Si me disculpan — Me levanto para ir al baño.
— ¡No se te olvide llevarte el dinero! — Me grita Koko.
— ¡Todavía no me voy, pedazo de idiota!
El chico estaba enrabiado, matando mentalmente a la pelirroja, pues con unas simples palabras había mandado a la mierda su plan. Pero una maravillosa idea la vino a la cabeza.
— ¿Ahora ella es quien se lleva el dinero? — Cuestiona a Taiju.
— Sí, tiene que aprender.
— No te lo regresará completo, Taiju... Te he dicho que me da mala espina.
— Deja de hacer suposiciones — El Shiba jugaba con su vaso de cristal sin mirarlo —. ¿Qué traes en contra de ella?, ¿Tanto te dolió que una mujer dañara tu propuesta?
— No, para nada — Y hablo con toda seguridad posible —. Ella está para robarles, y de mi te acordarás cuando te traiga el dinero incompleto.
Hubo un silencio...
Y de eso yo me encargaré — Pensó aquel hermano envuelto en enojo puro.
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K chingue a su madre el hermano de Greila.
Gracias por leer, besties, espero les haya gustado el cap.
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