II - Reditus sum
Es domingo. Siento el calor de las cobijas en mi piel y el cansancio que se acomoda en todo mi cuerpo, he estado terriblemente cansada porque ya no es lo mismo de antes, ahora tengo la obligación de trabajar y criar a mi hija. Es demasiado agotador, ya que nuestras horas de sueño se han visto interrumpidas. Busco a Taiju en la cama y percibo que está vacío a mi lado.
Me levanto parpadeando muchas veces para ver mejor y lo veo paseándose con nuestra hija, la cabeza de Autumn está pegada a su pecho y sus ojos cerrados, sus diminutas manos descansan y parece abandonarse al sueño.
— Buenos días, amor — Me saluda con una fuerte sonrisa mientras pasa su grande mano por la espalda de la niña —. Estabas muy cansada, y ella lloraba mucho.
— Dios, no la escuché — Dejo caer mi cuerpo nuevamente y miro el techo —. ¿Qué hora es?
— Son las diez de la mañana, deberíamos desayunar algo, ¿No?
— ¿Tienes hambre? — Cuestiono con pesadez, creo que es momento de tener a una persona que ayude con la comida —. Podríamos pedir algo a domicilio.
— Mejor salgamos, es domingo y quiero estar con mi familia — Es una orden y no quiero debatirle —. Ve a bañarte mientras sigo arrullándola.
— A la orden — Sonrió de pura ternura, aquella bebé ablandó a Taiju en muchísimos aspectos —. Te amo, ¿Lo sabías?
— Yo te amo más, y no te permito discutirme eso — Avanzo y le planto un beso suave y meloso —. Ve a bañarte, corazón.
Para cuando me doy cuenta, estamos en otro de sus restaurantes, justamente en un lugar abierto donde no me abruma estar encerrada; últimamente tengo problemas con ello, no puedo estar en una zona que está totalmente cerrada.
— Hideki, ¿Realmente piensas regresar a trabajar? — Hago una mueca al escucharlo, no quiero tener semejante conversación otra vez —. Me preocupa tu trabajo, lo que haces es peligroso.
— Todo conlleva un peligro, Taiju — Debato mirándolo —. Son gajes del oficio, además no me siento bien estando sola en casa y lo sabes, por el momento mi cerebro está haciéndome una mala jugada y me aterra.
— Hideki, no estás comiendo debidamente, no duermes, y no le tienes nada de paciencia a la niña, ¿Qué es lo que pasa?
— Sólo estoy demasiado agotada y triste — Cierro los ojos tratando de calmarme —. Es algo que no puedo controlar, estoy un poco mal y creo que debería ocuparme en algo.
Con lo mencionado solo me hago entrar en razón, ha pasado un mes bastante fuerte y no tengo ánimos para seguir como antes lo estaba. Taiju toma mi mano y realiza patrones en la misma, se le ve cansado también, pero hace el esfuerzo de soportarme.
— Hideki, creo que deberías buscar apoyo de un terapeuta, recuerda todas las pláticas que nos dieron sobre lo que pasaría después de que dieras a luz, puede ser la depresión post parto.
— Si acepto, ¿Me dejarás volver a trabajar?
— Maldita mocosa, te odio.
— Yo más, pero, ¿Entonces? — Aprieto cariñosamente su palma —. Trataré de moverme a la oficina y no ir a trabajo de campo, ¿Te parece?
— Lo pensaré, ahora desayuna.
— Gruñón.
Taiju cumple con lo que debe ser, ayudarme con la niña para que pueda descansar y después se invierten los papeles. Puedo ver en sus ojos cómo se ha convertido en su adoración y motivo de seguir avanzando para darle una vida digna y eso me hace sentir privilegiada porque es muy difícil encontrar a una persona tan comprometida como él.
Taiju
A regañadientes acepto que Hideki entre a trabajar de nuevo, hemos decidido casarnos este fin de semana, donde solo amigos cercanos estén presentes. La boda por la iglesia será hasta que nuestra niña pueda caminar para que ella cargue la cola del vestido.
— Buenos días, señor Shiba — Amelie, mi asistente asoma su cabeza rubia para después entrar con confianza —. ¿Cómo pasó su fin de semana?
— Demasiado bien, no quería que se acabara. ¿Cómo está tu esposo y tus hijas?
— Estamos tratando con ellas, la adolescencia es terrible — Bufa —. Así que, vaya mentalizándose.
— Que terrible, disfrutaré a mi hija hasta que llegue su etapa rebelde.
— Ni que lo diga... — Voltea ligeramente a la puerta y carraspea —. Lo quieren ver, señor, pero les dije que no tenían cita programada.
— ¿De quién se trata?
— Su nombre es Emily — Alzo las cejas de pura sorpresa, pero la duda me nace lentamente —. ¿La dejo pasar?
— Sí, dile que pase.
La mujer da media vuelta para ir por ella. Escucho voces y después pasos seguros, sus tacones resuenan por el piso y me levanto para recibirla.
— Hola, Taiju. Qué gusto verte — Me regala una sonrisa muy grande y sus ojos brillan al acercarse —. ¿Cómo has estado?, me han mantenido al pendiente de todo.
— Hola, Emily. Bien, todo avanza. Qué gusto verte — Ella se lanza a mis brazos y me quedo estático.
— ¡Me alegro!, estoy de vuelta por trabajo. Ya sabes, el destino me trae de nuevo a mi país natal.
— Suele suceder, a veces nuestro futuro está delante de nosotros y somos tercos queriendo salir de aquí — Intento mantener una conversación fresca con ella, no necesito dramas.
— Sip, justamente es eso... — Avanza unos cuantos pasos y queda más cerca de mí, por obviedad me alejó los mismos pasos que ella ejecutó —. Mi padre me consiguió un trabajo bastante fácil.
— ¿De qué se trata?, siéntate, por favor — Me voy a mi silla y ella queda enfrente mío, el escritorio nos separa y eso me mantiene tranquilo.
— Haré visitas de verificación — Cruza una de sus piernas, siempre lo ha hecho. Es una maña que representa seguridad en ella —. En los restaurantes, seré la encargada de verificar que cumplan todos los lineamientos.
— Lo siento, estoy un poco perdido. ¿No te dedicabas a otra cosa? — El hecho de que consiga un trabajo tan importante me perturba.
— Han pasado muchas cosas en este tiempo, Tai — Suena molesta —. Así que, ¿Creíste que me quedaría estancada?
— Jamás dudé de ti, Emily. Eres una mujer capaz de hacer cualquier cosa, sólo que tu comodidad no te permitía ver las cosas...
— Me halagas. Pero, eso ha cambiado.
— No, no cambian. Se transforman — Suelta una risita.
— Vaya, la pelirroja sí que te ha movido las neuronas.
— Es el amor de mi vida, ella movió todo mi mundo — Con ese comentario espero que tome más su distancia, ya que su actitud sólo me comunica algo en especial —. ¿Entonces?
— Nos veremos por aquí, Tai. Me aseguraré de que tus restaurantes cumplan con los lineamientos necesarios y así el gobierno, o sea mi padre, te dejará en paz y no cerrará tus negocios.
— Dudo mucho que pase lo segundo, soy demasiado cuidadoso con todo y lo sabes perfectamente.
— Sólo haré mi trabajo, cariño — Apoya su codo en el escritorio —. No te preocupes.
— No lo haré, ahora si me permites...
— Felicidades, Tai. ¿Qué se siente ser papá?
— Más que increíble.
— Me alegra que seas feliz.
— Gracias, Emily. Espero te encuentres bien también.
— Oh, de eso no tengas la menor duda, cariño — Me cierra el ojo y se levanta —. Que tengas buen día, mañana nos vemos aquí.
— Adiós, Emily.
— ¿Estás de mal humor? — Alcanza mi mano para acariciarla.
— No me toques, Em. Tengo una esposa y una hija, ¿Qué quieres lograr con todo esto?
— Nada, simplemente nada — Se aleja de mi con una sonrisa que me molesta demasiado, dando a conocer su mera altanería —. Que tengas buen día.
Suspiro pesadamente cuando ella sale de mi oficina, será un dolor de cabeza tenerla metida especialmente aquí, donde paso más tiempo; considero hablarle a Greila pero es más que seguro que le quiera patear el trasero y eso sería un gran problema por el poder que ella tiene sobre su padre.
Maldita sea, ¿Por qué me tuve que involucrar con ella?, realmente a veces hacemos cosas por el mero desahogo sin tener en cuenta la cantidad de consecuencias que se reservan, listas para salir en el momento menos adecuado y hacerte sufrir con muchos problemas.
— ¿Señor Shiba?, su reunión es en veinte minutos.
— Gracias, Amelie. Por favor, ¿Puedes estar al pendiente de Hideki? — Le tiendo mi celular y ella asiente —. No dudes en interrumpir si me llama.
— De acuerdo.
Golpeteo la goma del lápiz esperando a que terminen de hablar, básicamente estamos en lo último de la reunión donde todos cerramos el acuerdo que se estaba abordando, es sumamente estresante porque no podemos irnos de aquí hasta que todo sea concreto, y eso siempre lleva unas cuatro horas por lo mucho.
— Siempre es un placer hacer negocios con usted, señor Shiba — Le tiendo la mano al señor y le sonrió.
— El placer siempre será mío. Nos vemos.
Amelie está en la entrada y puedo leer sus labios: << Hideki está aquí>>, todo lo demás desaparece y me centro en lo que es mi principal prioridad, qué es verla a ella junto con mi hija recién nacida.
— Hola, corazón — Ella se gira con la niña en brazos y me sonríe.
Sí, es todo lo que necesito en esta vida.
— ¿Cómo te fue?, señor negocios restauranteros.
— Las juntas son pesadas, sabes de lo que hablo, ¿No? — Pronto le planto un beso suave que le deja en claro cuánto la amo.
— Ni me digas, sí. Estar de acuerdo toma mucho tiempo y eso era lo que más me estresaba, sabes que las cosas me gustan que sean concretas sin tanto desperdicio de tiempo.
— Lo sé, pero tocó ser el jefe y aguantarse eso — Veo como maniobra con sus manos para darme a mi hija y aventarse al sofá que tengo —. ¿Cómo les fue en su regreso?
— Bien, tu hija fue el centro de atención de todos y me ayudaron a cuidarla sin que yo lo pidiera, me dio miedo, pero recordé que es un lugar seguro.
— Me alegra escuchar eso.
— Sip — Mis labios van a la frente de Autumn, su piel suave es sumamente suave —. Te noto estresado, ¿Qué pasa?
— Mucho trabajo, más que otras ocasiones.
— Ven, siéntate conmigo un rato — Quedo a su lado para que ella recargue su cabeza en mi hombro —. Tengo una idea, podría trabajar para ti y así me salgo de mi trabajo peligroso y te ayudo aunque sea con algo.
— Mi esposa y mi empleada — La miro de reojo.
— Sip, y dirán: << Esa perra se está follando al jefe>> — Suelto una fuerte carcajada ante su comentario y tomo su mano —. ¿Qué tal mi idea?
— ¿De follarte al jefe?
— Si me deja, claro que sí.
— ¿O sea que te gusta ligar con los jefes? — Doy un tirón a su cabello.
— Sólo contigo, ¿No puedo? — Opto por dejar a mi hija en la carriola con cuidado y sin que se despierta, para tomar a Hideki y colocarla sobre mis piernas. Ella me abraza automáticamente y deja besos por mi cuello, provocando una estela de hormigueos que ensanchan mi corazón —. Puedo ser tu asistente, tendrás dos. Una que si trabaje y otra que descanse.
— Déjame adivinar cuál serás tú.
— Es correcto — Coloca sus manos en mis hombros, y yo procedo a tomarla de la cintura. Tengo que mirar un poco hacia arriba para verla directamente a esos ojos achocolatados —. La que te quita el estrés, justo como ahora.
Apoya sus rodillas en el sofá, a cada lado de mis piernas y roza justamente mi entrepierna.
— Hideki, nuestra hija está aquí — Digo entrecortadamente mientras mueve sus manos por mi pecho —. Deja de ser tan caliente y compórtate.
— Cállate — Su tono severo me hace entrecerrar los ojos y para cuando me doy cuenta, mi erección despierta con sentir sus besos en mi cuello —. Y tú cuerpo parece estar respondiendo.
Cuando ella se arrodilla y queda entre mis piernas, tocan la puerta y pone los ojos en blancos para darse de golpecitos en mi rodilla y maldecir en voz alta.
— Levántate para hacer que pasen.
— Que terror — Bufa y se aleja sentándose en mi escritorio.
— Adelante — La puerta se abre, la rubia saluda a Hideki amablemente y me deja unos papeles.
— Lamento interrumpir, me retiro — Ella se da la vuelta y pillo a mi prometida haciendo caras.
— Hideki, deja de comportarte cómo una mocosa.
— ¿O me vas a castigar? — Lanza sus palabras, sus brazos están cruzados y la cara burlona me atraviesa todas las partes lógicas de mi ser.
— ¿Eso quieres? — Aviento los papeles a un lado y me acerco a ella, lo suficiente como para rozar sus labios con los míos.
Coloca sus dos manos en el escritorio y se inclina lo suficiente para pasar su lengua por la comisura del labio.
— Deja de provocarme y responde mi pregunta — La tomo por el cuello acariciando el mismo con el pulgar.
— Lo siento, no te puse atención — Le doy un jalón haciendo que lance un tono de sorpresa, paso mi nariz por sus mejillas haciéndola desesperar.
Suspira.
Quiere que la bese.
Pero no lo haré.
Me separo repentinamente para echarme al sofá y ver lo confundida que se queda, las mejillas están de un tono rojo brillante y eso me comunica que está molesta.
— Maldito bastardo — Suelta ofuscada.
— Eso se arregla en la noche, Hideki. Ahora, ve a comer algo, porque de seguro no has comido nada.
— Avena.
— Descarada, vete a comer.
Ella sale caminando con una fuerte sonrisa, me deja solo con mi hija y la tomo en brazos para arrullarla con suma ternura. Pronto me encuentro mirando los papeles que me han mandado, este pequeñita es tan tranquila que parece que no tengo una bebé.
Simplemente hermosa.
Miro el teléfono y marco en número de Greila, pongo el altavoz mientras recuesto a Autumn en mi pecho.
— Buenas, amiguito negocios restauranteros — Saluda alegremente.
— Hola, amiguita ama de casa — Suelta una pequeña risa —. ¿Cómo estás?
— Bien, teniendo un descanso porque mi esposo se llevó a mis hijos... ¿Tú cómo lo llevas con tu pequeña hija?, la pobre de Hideki tiene que lidiar contigo y tus miedos, que terror.
— Cállate, ¿No eras igual?
— No, jamás busqué en internet cada cosa rara que mis hijos hacían — Se burla —. Patético, cabeza de chorlito.
— Greila, Emily estuvo aquí.
— Maldita sea, Taiju. Estábamos hablando de una cosa preciosa y sueltas tremenda bomba en menos de cinco segundos, ¿Y qué quería?
— Molestar, resulta ser que será la encargada de avalar los lineamientos de mis restaurantes.
— ¿Qué? — Su tono de voz cambia a uno más molesto —. ¿En serio?
— Hoy en la mañana vino con su actitud horrible, quiero mantenerla lejos de mí.
— Déjame imaginar, fue la momia de su padre.
— Sí, tengo que hablar con Hideki.
— Dudo que ella se sienta insegura con eso... Es decir, tienen una hija y tú estás perdidamente enamorado de ella. Sólo déjale en claro ciertas cosas y si es posible anticipa las llegadas de Emily, y excúsate con cualquier cosa.
— No quiero huir de ella.
— Entonces no te quejes.
— Greila...
— ¡Ya sé!, estaré contigo cuando ella se presente — Imaginarlo me abre dos posibles caminos, uno de ellos es la violencia en su máxima expresión y el segundo... Bueno, pensándolo bien, Greila sólo toma el camino de los golpes.
— No, te llevarán presa por meterte con la hija de alguien reconocido.
— ¿Y?, tú y Hideki conocen muchas personas para qué me saquen de ahí — Puedo ver como el pecho de mi hija sube y baja con sus diminutas respiraciones —. Ánimo, grandulón... Hideki entenderá, habla con ella y jamás le ocultes algo.
— Jamás le he ocultado algo.
— Mentiroso, estoy segura de que no le ibas a decir nada de esto. Ahora mueve ese culo y ve a decirle, de lo contrario yo lo haré.
— No te atrevas.
— Hazlo, sobre aviso no hay engaño. Te quiero mucho, y suerte — No me deja debatirle porque corta la llamada.
Maldita.
Llegando a casa mi esposa se mete a la ducha y también baña a la niña, son aproximadamente las nueve de la noche y el cansancio se le nota en la cara; en la semana tendremos algunas entrevistas para contratar a una persona que ayude a la limpieza y comida, Hideki y yo nos negamos con dejar en la guardería a nuestra hija.
— Amor, ¿La llevas a su habitación? — Me da al pequeño frijol envuelto en cobijas y una sonrisa se le planta a la niña —. Se ve tan linda cuando sonríe.
— Claro, tenía que parecerse a ti — Beso su frente y me la llevo, donde la recámara me saluda con un olor diferente y agradable, dejo a la niña en dicha cuna para prender las luces de estrellas y comiencen a rotar.
— Hasta mañana, princesita naranja — Acaricio su cabeza y dejo el cuarto para ir con Hideki.
— Mañana no trabajo, nos dieron el día, ¿Te acompaño al tuyo? — La observo desde el marco de la puerta, se está secando el cabello y me mira por el espejo —. ¿Eres mudo cómo yo hace unos años?
— ¿Por qué no trabajarán?
— Es cumpleaños del jefe y dijo que se quiere ir mañana tranquilo sin tener que estarnos supervisando, ojalá fuera su cumpleaños siempre.
— Eres libre de llegar a cualquier hora — Sonrío.
— Bien, te aviso entonces. No me quiero levantar tan temprano, necesito dormir — Acaba y se levanta, estira su cuerpo —. Vamos a dormir.
— Dudo mucho que duermas tus ocho horas, nena malcriada — Levanta las cejas burlándose.
— ¿Apoco?
— Sí, vamos a concluir lo que dejamos pendiente en mi oficina.
Cap nuevo cuya Ex de Taiju apareció... XD, espero que les haya gustado el cap <3
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