II - In perpetuum mea
Corro por los pasillos yendo de allá para acá debido al caso que mi hermano no podía concretar, las vacaciones seguían en pie, pero ahora teníamos un problema mayor... La inauguración del nuevo restaurante tomó fecha precisamente en estos días, desconocía el por qué, pero no quería preguntar ya que ahora el pobre de mi novio estaba en Francia arreglando todo, tenía a Greila pisándome los talones para que dejara todo en línea en el trabajo y eso me estaba haciendo llegar a mi límite.
— ¿Vas a ir con nosotros? — Cierro la puerta con más fuerza de lo que pretendía —. Me dijo Taiju que tiene tus vuelos listos, así como el hospedaje.
— ¿Es por eso que estás así?, tranquila hermana. Dejaremos todo listo — Me acerco a la plancha.
— Que fastidio — Examino las manos, el occiso no tenía uñas. Su piel estaba sumamente lastimada llena de costras de sangre, amoratada hasta cierto grado —. ¿Tortura?
— Seguramente, los dos cuerpos anteriores también presentaban lo mismo.
— Escuché que son estudiantes de secundaria — Susurro—. ¿Todos han sido reconocidos?
— Absolutamente todos, los padres obviamente están shockeados — Los ojos de mi hermano me buscan y es posible ver su miedo —. Son personas muy pequeñas, Hideki.
— Deja de meter tus sentimientos, entiendo que tengas hijas pero no les pasará lo mismo... — Trato de aterrizarlo a la realidad —. Así que mejor dejemos las indicaciones, es sumamente lógico lo que sigue, ¿Está bien?
— Oye, pero nosotros debemos ir con los maestros de la institución y director.
— Pues vamos de una vez, tenemos siete horas destinas a hacer nuestro trabajo y las maletas — Arrojo los guantes de nitrilo para empujar la puerta con mi espalda y salir de ahí —. Vamos y no perdamos el tiempo.
— Voy a matar a Taiju.
— No, mejor a sus organizadores... Ellos fueron los idiotas que no entendieron.
— ¡Hideki ven a firmar esto! — Me detengo repentinamente haciendo que mi hermano chocara contra mi espalda. La secretaria viene a nosotros corriendo haciendo ruido con sus zapatos de tacón ligero —. Te veo muy apurada.
— Estoy demasiado apurada, Melanny — Inmediatamente hago los garabatos de mi firma y seguir con mi camino.
— ¿Mi hermana está firmando su renuncia?
— Señor... — Ella se burla —. Si ella renuncia, todo se viene abajo.
— Ay, por favor ¿Y qué hay de mí? — Suena totalmente herido, su ego fue destrozado en menos de dos minutos —. Yo también aporto.
— Vamos, vamos... — Lo empujo amablemente sonriéndole a la chica —. Gracias, nos vemos dentro de unas horas.
— ¡Hideki eso no es justo!
— Ya cállate.
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Ambos están cruzados de brazos escuchando la explicación del director, quien definitivamente no quería estar en semejantes problemas, pues la noticia le perjudicaba aunque las cosas no hubiesen pasado en su escuela. Hideki mira el escritorio donde una taza con el nombre del maestro tiene diversos lápices de colores, así como bolígrafos. Las paredes estaban cubiertas de diplomas y títulos, dejando en claro su preparación en casi veinte años.
— Ahorita están en clase todos ellos, ¿No es así? — Dice.
— Así es, señorita. ¿Gusta pasar al aula?
— Claro que sí — Mira a su hermano quien aún no entiende semejante petición.
El director se levanta de su silla y avanza para abrir la puerta, Hideki sale primero y espera al mellizo quien entabla una conversación de la misma línea. Los pasillos eran estrechos, sólo se distinguían las voces de los maestros que seguramente explicaban una y otra vez.
Se detienen en la puerta color gris, ambos se observan y segundos más tarde entran; reciben miles de miradas y sobre todo la atención... Pues así reaccionan cuando gente nueva invade su círculo académico. Hideki miró la pizarra, estaban abordando un tema de biología pues había un mapa mental dibujado con diferente tipo de letras, así concluyó que cada alumno pasaba al frente a escribir una idea.
— Estas personas nos están ayudando con todo lo que ha pasado, chicos. Sean respetuosos y mantengan sus comentarios con respeto.
— Sabemos que están pasando por un mal momento, lleno de ausencia y dolor ante sus compañeros. La noticia ha sido violenta para ustedes, los primeros días son difíciles debido a su ausencia — Hideki se aventura para hablar, paseándose por los pupitres —. Sólo abracen los buenos recuerdos que tenían con ellos.
Observa las manos de todos atentamente, con discreción esperando a que su hermano siga con el discurso, pero fue interrumpido por un adolescente.
— Señorita, ¿Usted arreglará todo esto? — Se detiene en el quinto pupitre de la tercera fila. Mantiene la mirada con aquel chico por unos segundos y sigue caminando hasta estar frente a ellos nuevamente y sonreírles —. Haremos lo que esté en nuestras manos, no deben preocuparse.
Katsu nota que ellos se relajan al escuchar las palabras de su hermana. Los dos se despiden.
— Director, ¿Cómo se llama ese niño? — Señala discretamente.
— Suzuki Daichi, nuevo ingreso, ¿Por qué, señorita?
— Necesitamos interrogarlo — La mira con suma duda —. Usted confié en mí.
Posa su mano en el hombro de su contrario, aquel no entendía nada y fue así como ella sale primero que su hermano. Katsu mira como sus cabellos bailan conforme a las pisadas fuertes de Hideki, mismos que resaltaban por la gabardina amarilla con olanes que vestía.
¿En qué momento había crecido tanto? Se pregunta siguiéndola, recordando ciertas maravillas de su infancia aunque su padre hubiese sido una persona deplorable con ella.
Hideki es la viva prueba de que puede salir adelante aún estando en el suelo.
Definitivamente su querida melliza se llevaría una fuerte sorpresa en París.
Por el contrario, Taiju quiere asesinar a todos por la organización. No le gusta improvisar, y esta situación estaba fuera de sus manos, aún los gritos de Hideki están en su mente cuando le dijo que los planes habían cambiado.
— Pero pronto estarás conmigo — Visualiza la escena perfecta y eso lo hace sonreír abiertamente —. Mocosa terrible, ¿Por qué me tienes en la palma de tu mano?
— Señor Taiju — La pobre encargada de los invitados no se atreve a verlo a los ojos —. Son un total de 39 invitados cercanos, y los demás son de segunda línea.
— ¿39? — No trato de seguirla cuestionando, seguramente hizo mal los cálculos debido a sus nervios —. Me mantienes al tanto, ¿No te ha contestado, Hideki?
— Buzón de voz, seguro está demasiado ocupada.
— Ni que lo digas — Suspira ruidosamente pasando su mano por el cabello —. Iré a fumar.
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— Interroga al chico y saca tus propias conclusiones — Ordeno mientras tomo el bolso y repaso mentalmente lo que llevaré de viaje, sentía los nervios gobernarme. —. La pregunta fundamental es si ha sufrido bullying.
— ¿Por qué, Bullying? — ¿Por qué demonios son tan preguntones?
— Sólo haz lo que mi hermana te ordene, por algo hace las cosas.
— Nos vemos dentro de unos tres días — Ni siquiera les doy pauta a contestar otra pregunta —. Cualquier cosa me mandan mensaje, pero no les aseguro que contestaré rápido.
Llego a mi casa y subo directamente a mi habitación, ignorando el hecho de que mi perro está todo emocionado por verme, tanto que se sube a la cama y comienza a pelearse con la almohada.
— Oye, si lo muerdes eres perro muerto — Digo al aire más preocupada por apurarme que por el desastre que está haciendo.
Organizo lo más rápido posible, me estremecí al ver el reloj, faltaban tan sólo poco tiempo para nuestro vuelo. Estaba segura de que si faltaba algo lo podría comprar allá, así que busco rápidamente el vestido que ni siquiera me dio tiempo de arreglar.
Tan solo de pensar en el vuelo me daban tremendas ganas de llorar, llegaría allá como a las nueve de la noche.
Greila trata de calmar a sus hijos así como mi hermano y realmente me pregunto si era muy necesario tener hijos... Estoy demasiado estresada, definitivamente improvisar no es lo mío. Me acomodo un poco mejor en el asiento cerrando los ojos escuchando música añorando a mi novio.
El pobre tampoco ha tenido un día fácil, llegó con un lag terrible a escuchar puras ordenes, lidiar con gente necia y poner a todos sus amigos y conocidos en vuelos, buscar hospedajes y gastar demasiado dinero en ello.
Mejor me duermo un rato.
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Verlo solo me hizo estremecer, la cara de fastidio que manejaba me incitaba a salir corriendo de ahí lo más pronto posible, sin embargo me sonrió al instante.
— ¿Trabajando duro o durando en el trabajo? — Acaricia mi rostro con ternura y me planta un beso en la frente.
— No he dormido...
— Yo tampoco, ¿Te falta mucho? — Tomo su mano para regresarle el beso.
— Creo que no — Me asomo ligeramente para observar a la chica que viene y va con su libreta —. Démosle un descanso a ella también, supongo que si ella se va tú también...
— Hideki, ¿Por qué sonsacas a la gente? — Lo abrazo.
— Es por tu bien, dirían los papás.
— Sólo espérame un poco.
— Entonces no te estés quejando — Suelto malhumorada.
— Ve al hotel, te alcanzo.
— Sí claro.
— No te molestes...
— Sí, sí, adiós.
Definitivamente cada quien estaba en su perfecto estrés, más tarde Taiju me alcanzó en el hotel para poder dormir juntos. Sólo recuerdo cómo me jaló contra su cuerpo para enterrar la cara en mi cuello y así dormir lenta y profundamente.
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La silueta que refleja el espejo es muy concreta, el vestido verde esmeralda resaltaba con el color natural de mis cabellos. Muevo un poco el cuerpo para dejar ver el gran escote que tiene el mismo, donde mi espalda pálida entra directamente con el frescor que hay en París.
Taiju sale del baño colocándose las mancuernillas y sonriendo para mí, lo observo desde el espejo y se ve sumamente h
Nuevamente todo se nubló para enfocarme de quién estoy enamorada profundamente. Mis ojos comienzan a picar porque estoy demasiado sensible, Taiju ha logrado muchas cosas y esta es demasiado importante para lo que resta de su vida. Sin decir nada se acerca a mí, toma mi delgada mano para irnos con nuestro chófer y esperar el evento.
En el asiento del coche me hundo con emoción, la sonrisa no se me quita y las ganas de seguir con esto tampoco; Taiju no me ha soltado de la mano, está mirando por la ventana sumamente pensativo, es demasiado atractivo. Aprieto un poco para llamar su atención y plantarle un beso.
— Te amo mucho, estoy orgullosa de todo lo que has logrado — Sonríe abiertamente, sus preciosos ojos se humedecen y siento algo dentro de mi pecho.
— Gracias por está aquí, siempre me lo imaginé así — Acomoda ciertos mechones de mi cabello detrás de la oreja —. Tenemos mucho que vivir, y una vida por delante.
— Así será — El coche se detiene así como mi respiración.
Había medios de comunicación por todas partes; la gente nos estaba esperando. Me giré para mirarlo un poco nerviosa y extasiada, no me había dado cuenta de lo mucho que él había crecido, el poder que había tomado y la labor que sigue manteniendo.
— Vamos — Trago duro mientras el chófer rodea la puerta —. Vamos a construir nuestro legado.
— Es tuyo... Tú solo lo lograste.
La pueda se abre y sigo mirándolo atentamente, la algarabía llena el auto y me siento pequeña por unos instantes; automáticamente los flashazos me paralizan un poco, él ya ha salido dando la cara. Extiende su mano y voy hacía el, llenándome de su éxito. Nos quedamos mirando unos segundos y caminamos lentamente adaptándonos a la situación en la que jamás pensé que estaría.
Un grupo grande de personas aplauden en el fondo
— Sólo conoces a mis hermanos, pero todos los de allá son mis amigos — Susurra —. Y ese enano de ojos azules es el que me cae mejor.
Todos se acercan para abrazarlo y felicitarlo, no me suelta de la mano y aprovecha para presentarme con todos ellos.
— Tengo que ir por unas cosas, ¿Te quedas con ellos? — Miro a la izquierda rápidamente —. Estarás bien, tranquila.
— Quédate con nosotros, me llamo Hinata — Su tacto en mi brazo me hace mirarla dejando ir a mi novio —. Estás preciosa, tenía mucha curiosidad.
— Todos nos preguntábamos quién había podido domar a la bestia — Señala un chico demasiado alto —. South, un gusto.
— Pues, sinceramente no sé qué hice.
— ¡NOSOTROS SI SABEMOS! — Reconozco aquellas voces de inmediato —. Al principio la maldita me caía mal, pero se ganó nuestro cariño.
— Ya cállate, Koko. ¿Y mi hermano?
— Con Taiju — Me sentía un poco incómoda entre tanta gente, ser la nueva no era de mis mejores opciones pero trato de adaptarme.
Hinata charla conmigo, así como los hermanos Shiba, todos me echan miradas curiosas y eso acaba con mi perfecta paciencia.
— Vamos, tu novio tiene unas cosas que decir — Era lo más lógico a estas alturas.
El restaurante que inauguró era increíble, demasiado minucioso con el toque perfecto del área parisina.
— Muchos recuerdos vienen a mí cuando observo a mi alrededor — Comienza —. Miro hacia atrás y definitivamente he tenido varias vivencias en mí vida, me ayudaron a seguir en el camino correcto y eso lo agradezco.
Takemichi eleva su copa y le sonríe.
— Pero también — Suspira —. Resulta que una hormiga temperamental se puso enfrente de mí y me cambió la vida.
Todos se burlan de su comentario, y yo me abochorno de pies a cabeza, no puedo evitarlo.
>> Nuestra historia tiene bastantes altibajos, pero aquí está, mirándome con esos ojos que me comunican mucho. Roja de las mejillas y posiblemente con ganas de matarme lentamente.
No me había percatado de que todo estaba lleno, la atención se centraba en nosotros. Él estaba a unos metros de mí, y un gran círculo se forma dejándonos en medio del mismo, ya no estaba nadie a mi lado, sólo nosotros dos.
— Hideki... — Avanza lentamente —. Te amo mucho y creo ya lo sabes, pero déjame ponértelo más en claro.
La copa de cristal está empañada debido a mis manos sudorosas. Mi corazón se acelera rápidamente cuando una rodilla suya toca el suelo.
De sus manos emerge una pequeña caja de terciopelo azul marino. E inmediatamente me cubro el rostro, me quitan la copa de las manos y me acerco más a él.
— ¿Quieres casarte conmigo? — La pregunta detonadora que me hace llorar de alegría, no me salen las palabras y solamente asiento con lágrimas en los ojos.
Inmediatamente todos comienzan a gritar y silbar. Taiju resbala el anillo sobre mi dedo anular y se levanta.
— Te amo — Es lo único que suelto mientras nos besamos con cariño.
Definitivamente estoy en el cielo con él.
— Hideki de Shiba — Suelta sumamente burlón.
— Sí, pero sigo mandando yo — Mi hermano me cierra un ojo, obviamente el era cómplice de todo esto —. Ese maldito no guarda ni un secreto, ¿Cómo lo sonsacaste?
— Su esposa lo amenazó.
CHANCHANCHAAAAAAAAN
MIL GRACIAS POR LEER.
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