II - Domum inferni

Un escalofrió recorre mi cuerpo haciendo que todos mis vellos se ericen de golpe, como si me hubiese puesto un cubo de hielo directamente en la espalda. Miro a mi derecha para estacionarme junto con mi hermano y hacer que guarde silencio mientras vemos lo que tenemos enfrente, ahora estábamos en campo cubriendo a otros compañeros y adentrándonos como era de costumbre.

Quito mi anillo y lo dejo escondido en el auto, sería una verdadera pena si lo perdiese. Sinceramente sentía que todo va en cámara lenta, no reacciono hasta que Katsu azota la puerta del coche y es ahí donde entro a la realidad.

— ¡Hideki! — Tenemos que rescatar un cuerpo.

Los segundos cumplen su función sumando un minuto, y ese minuto ejecuta la hora que seguía por lógica; pues las tres de la mañana nos saludan con su fuerte frialdad, los policías frotan sus manos para después juntarlas en su boca y soplarles de manera que su aliento salga caliente. Hablan y el vapor invisible nos indica sus temperaturas bajas.

— Cuando gusten — Confirmo.

— Hideki estás muy dispersa hoy, ¿Te sientes bien? — Mi hermano me pasa lo necesario para entrar a investigar, al parecer el fotógrafo ahí está —. ¿Todavía estás dormida?

— Me siento extraña...

— Más bien, estás paranoica, ¿Aún te duele la cabeza y estás mareada? — Dijo mirando la entrada.

— Me hizo daño la comida, ¿A quién se le ocurre comer comida condimentada a la una de la mañana?

Y avanzamos lentamente dejando que una vez más nuestros ojos grabaran lo que estaba delante de unos pobres mortales como nosotros, haciendo la irónica diferencia de la vida y la muerte. Las paredes están salpicadas de sangre y los cuerpos tirados bocabajo con un charco enorme del mencionado, nada nuevo, es una familia completa.

— Hay un bebé en un cuarto, ¿Quién irá? — Mi hermano me observa con ojos suplicantes y hago una mueca —. Hideki, no seas tan mala... Es un bebé.

— Es su trabajo también, pero es muy temprano para discutir contigo sobre eso.

— Bien, te espero aquí — Observo el pasillo iluminado y camino lentamente recorriéndolo hasta que doy con una puerta de metal entreabierta.

La luz está encendida así que es fácil divisar el cadáver, el cual tiene una gran herida en el cuello. Le calculo unos 9 meses, recibo un mensaje de Taiju diciendo que tiene un insomnio terrible y que me esperará en casa, así que comienzo a realizar mi trabajo.

Al momento de agacharme siento como se desestabiliza todo a mi alrededor, todo eso me recuerda la bendita prueba de embarazo que me hice hace unos días, donde los resultados me llegaron por correo hace unas horas y no me atreví a mirarlos aún teniendo en cuenta los nervios que tenía. Cierro los ojos un momento imaginando una posibilidad, ¿Cuánto he disfrutado?, ¿Realmente sería buena idea?

En este mundo lleno de crueldad es difícil decidirlo, mi hermano se ha suavizado bastante con el nacimiento de sus hijas al grado de no querer intervenir en las escenas del crimen, justo como esta, donde el pobre yace en su cuna ensangrentada, en el cuarto decorado que seguramente pensaron minuciosamente con alegría, o tal vez no.

El sonido del celular me saca de mi verdadero trance, haciéndome saltar y resoplar con suma molestia.

— ¿Todo bien, amor?

— Sip, es complejo pero sí... Todo está perfecto — Comienzo a recuperar todo tipo de indicios —. ¿Alguna idea de por qué tienes insomnio?

— Porque estoy preocupado por ti, inquieto sería la palabra correcta, ¿Cómo te sientes? — Hago una mueca al tragar saliva —. Te he visto rara.

— Sabes que tengo demasiados altibajos y mi trabajo no ayuda.

— ¿Cuántas vece te he dicho que dejes de trabajar?

— Muchas, pero estoy acostumbrada a ser activa.

— ¿Apoco?, en la cama demuestras lo contrario.

— Cállate, bastardo — Se burla abiertamente —. No tardaré mucho, ¿Ok?

— Eso espero, quiero pasar el tiempo con mi prometida e irnos de viaje con Greila.

— Bueno, hablaremos de eso luego, te marco en un momento, te amo.

— Yo más y no hay discusión — Cuelgo con una sonrisa en la cara y tomo aire profundamente.

Automáticamente mi corazón se acelera conforme busco el correo electrónico con el nombre de la clínica, el saludo cordial me hace dudar un momento y el archivo ahí está brillando. No había estado tan nerviosa, pero ahora lo estoy. Sé que estoy perdiendo el tiempo para como idiota con un occiso a lado mío, pero me tomo el atrevimiento de abrirlo por fin.

Nombre del paciente: Bushida Hioto Hideki.

Médico: Riku Oishi

Examen: Prueba de embarazo.

Resultado: Positivo.

El horario intempestivo desaparece como magia, los nervios se aceleran tanto que no puedo dejar de ver cada letra pensando que posiblemente sea un error.

— ¡Hermana!, tengo que regresar — Lo escucho a lo lejos.

— ¡Nos vemos! — Contesto totalmente ida —. ¿Puedes venir un momento?

— Que sea rápido, mocosita — Salgo de aquella habitación y aprieto los labios pensando exactamente como decirle semejante posible noticia —. ¿Qué pasa?, estás más pálida que hace rato.

— Katsu, no se si sea un posible error — Susurro —. Creo que estoy embarazada.

Rápidamente cubro su boca porque está decidido hacer un escándalo.

— No, cállate, silencio... Mañana iré con la ginecóloga de nuevo, ¿Entiendes?, ni una sola maldita palabra por favor.

Asiente y lo dejo libre.

— Largo.

— Te amo, futura madre.

— Idiota.

Lo empujo cariñosamente para seguir en lo mío, es un trabajo minucioso pero estoy tan cansada que veo la posibilidad de acortar tiempo e irme a casa. Ahora todo está en un silencio terrible, los demás están afuera revisando el perímetro, me acerco más a la ventada donde la vista no es disponible, pues está tapiada con ladrillos. Al momento que coloco una mano en la baldosa se cierra la puerta de metal y me quedo ahí terriblemente a oscuras, pero esa oscuridad desaparece cuando las llamas emergieron de dónde estaba.

Por inercia me pego más a la pared buscando el inicio de aquel incendio, pero no me es posible ver nada. Inmediatamente corro para salir de ahí tan rápido como pueda pero me llevo una terrible sorpresa, la puerta no abre.

El miedo me hace un grande hoyo en el estómago, las manos me tiemblan y comienzo a gritar por ayuda lo más fuerte que puedo, mis cuerdas bucales dan su máximo y mis puños quieren romperse por golpear una puerta que claramente está cerrada. Sin éxito mis pies son los siguientes en arremeter sin piedad alguna.

La situación se agrava cuando el calor ya es más perceptible, el humo va naciendo sin pudor alguno y dejo de respirar por la nariz. Automáticamente junto mis dientes y la punta de mi lengua los toca por detrás, es así como empiezo a aspirar con la mera intención de poder sobrevivir un poco más a esto.

Observo como poco a poco todo se consume por el fuego, es tan agresivo que sólo basta con algo mínimo para hacer un mero desastre.

— ¡Hideki! — Escucho a uno de mis compañeros —. Maldita sea, ¿Y la llave?

Pego mi frente a la puerta sin poder decir nada, hasta que se me ocurre gritar otra vez y aspiro el humo. Fue el principio de todo el infierno, mis ojos se irritaron horriblemente, tosía mientras que mi cuerpo me exigía salir de ahí.

— ¡Maldita sea!, ¡Hideki! — Me duele el pecho y sólo pido salir rápido de aquí.

Gritos, maldiciones, golpes y demás exclamaciones que casi no se escuchan.

Mis rodillas tocan el suelo, lo único que puedo ver es el piso que se torna meramente oscuro.

Con demasiada suerte logran abrir la puerta y sacan a la pelirroja, quien no deja de toser fuertemente. La ambulancia rompe la tranquilidad una vez más y la camilla es digna de ella, donde su cuerpo reposa mientras le colocan la mascarilla debido a la insuficiencia respiratoria que presenta.

— ¡No pierdan más el tiempo y llévenla al hospital! — La orden fue dispara y acatada en cuestión de segundos, ahora los bomberos descendían para dejar que las llamas perdieran su vida.

Katsu va directamente al hospital, llega casi derrapando para pedir informes sobre su hermana pero la duda es lo único que recibe. Su desesperación hace que sus manos viajen a su cabeza y se recrimine el dejarla sola.

Mira el reloj, y piensa detenidamente el la reacción de Taiju. No se puede siquiera imaginar lo que le espera, pues seguramente le echará la culpa de lo sucedido; pero tiene que enterarse tarde o temprano.

— Katsu — El fotógrafo que se encontraba con ellos camina con tranquilidad —. Tu hermana no ha sufrido quemaduras, pero la insuficiencia respiratoria es un poco alarmante...

— Ya sé, maldita sea, ¿Qué mierda pasó? — Cubre su rostro con las manos temblorosas, su compañero de trabajo se sienta a su lado mientras acaricia su espalda.

— Es lo que estamos investigando, es obvio que fue planeado, de pronto a todos nos dieron indicación de atender otras cosas y Hideki fue la única que se quedó en donde estaba.

— Tengo que avisarle a su prometido.

— No, deja que te den informes y le dices... Sirve que tienes más explicaciones.

— Se enojará el bastardo, dame un segundo — Katsu se levanta con los nervios a flor de piel, son cuarto para las cinco y duda terriblemente en presionar el ícono para llamarle.

Mira el cielo aún oscuro con las estrellas y luna presentes, como si ellas fuesen a darle la fuerza necesaria para que hablara con él. Su temperamento es una terrible área de oportunidad. Enciende la pantalla de su móvil, donde emerge su familia en el fondo, sonriendo con sus hijas.

— Maldita sea... — El contacto de Taiju sale a la luz, así que mejor decide darle prisa.

Al primer tono responde.

— Tu hermana me tiene en duda, ¿Sigue trabajando?

— Si, eso hacía... Taiju, pasó algo en la escena del crimen y Hideki está herida — Lo dice sin darle tantos rodeos, al otro lado de la línea se escucha una maldición y fuertes gritos, pidiendo explicaciones —. Estamos en el hospital, es mejor que vengas y te explique todo.

Shiba sale manejando como loco, importándole poco las multas que después le llegarían. A lo lejos observa el hospital privado, donde diversos carros se encuentran en el estacionamiento, sólo piensa en una cosa y un miedo terrible lo parte en dos cuando pone un pie en dicho hospital, la cara de su hermano no abona cosas buenas a la situación, está pálido y sus manos tiemblan.

— ¿Qué fue lo qué pasó? — Pregunta sacando de sus pensamientos a Katsu.

— Hideki se quedó adentro revisando el cuarto y un incendio apareció de la nada.

— ¿De la nada? — Lo toma del cuello para acercarlo a su cara, su rostr o también ha cambiado, está más que al borde del colapso —. ¿Por qué demonios no me das respuestas?, ¿Otra vez estás traicionándola?

— No digas estupideces — Aprieta los dientes.

— Les pido de favor que se comporten — Dos policías se acercan a ellos y al otro no le queda más opción que regresarlo a su asiento, pasa su mano por el cabello terriblemente frustrado queriendo saber más.

— Taiju... Déjalos investigar y te juro que te diremos todos los detalles — Intenta calmarlo, pero se mueve de un lugar a otro solamente pensando en matar a todos a su alrededor.

Se sienta a un lado de su cuñado, quien mira abiertamente a la pared blanca intentando comprender más la situación, si buen es grave porque estaba totalmente inconsciente en la camilla sin poder decir algo, a su hermano le preocupa más el hecho de que posiblemente ella esté embarazada.

Después de interminables horas Taiju pudo pasar a verla.

Muy pocas veces he sentido miedo, normalmente mi experiencia en el pasado me desbloqueó algunas habilidades entorno a lo mencionado; pues mi sentido humano aún estaba pisoteado. Pero ahora era sumamente diferente, con cada paso que daba sentía mis lágrimas al borde de mis ojos, esperando suicidarse en el momento adecuado. Por primera vez en mi vida me siento tan cobarde, porque la habitación de mi prometida está solo a unos pasos y no quiero entrar, las maquinas que llevan su pulso se escuchan correctamente pero no estoy preparado para verla.

— Señor, ¿Necesita ayuda? — Una enfermera joven me observa con media sonrisa —. ¿Está perdido?

— Sólo estoy tomando fuerzas.

— Oh, ¿Quiere que lo acompañe en su proceso? — Agradezco mentalmente, por algo ella apareció.

— Sí, claro...

— Cuándo usted me indique — Suspiro ruidosamente y poco a poco entro a la habitación.

Hideki está tendida sin alguna expresión, una manguera sale de boca, no es tan grande, es delgada. Sus manos están a cada lado de sus piernas y su pecho sube y baja con un ritmo deseado. Pero verla así hace que un gran abismo me gobierne por completo, daría todo lo que fuese por ser yo quien estuviese en su lugar.

— Muchas gracias, me gustaría platicar con ella.

— Claro, señor, si necesita algo toque ese botón, por favor — Ni siquiera la miro y solamente agradezco de nuevo.

Sin dejar de mirarla acerco una silla para sentarme y tomar sus frías manos, las paso por mi rostro simulando una caricia suya mientras me regaña o insulta.

Esto es demasiado para mí.

— No tienes permitido dejarme, ya te fuiste una vez y no te lo permitiré — La voz entrecortada hace que pause un momento para seguir hablando —. Tienes que despertar y resistir.

Apoyo mi cabeza en su pierna, dejando que la impotencia aparezca nuevamente. Coloco mis manos en forma de plegaría hincándome lentamente y no me queda más que encomendarme a mis creencias.

— Oh, señor..., de verdad que todo lo que te he pedido a sido una de poco valor comparado con esto, pero te pido por mi amada, no es momento de que te la lleves, aún es muy pronto para que ella me deje solo.

Por más que quiero aguantar, no lo logro. Lloro como si mi vida dependiese de ello, no me pueden arrebatar lo que más quiero en este mundo, sería tan injusto...

— Taiju... — Siento las caricias de su hermano en mi espalda —. Todo tiene que salir bien.

Katsu está a mi lado igualmente de rodillas.

— Tengo miedo de que mi niña se me vaya — La sinceridad fue disparada como una flecha —. Sólo quiero que esté bien.

— Vamos Tai... Ella seguramente está haciendo caras por verte así — Ambos nos miramos, el dolor que sentimos no puede ser el mismo, pero la preocupación sí.

— Ella tiene que decirte algo cuando despierte, así que no pierdas el ánimo — La duda se acrecienta como una fuerte enredadera —. Pronto la tendremos aquí.

Nos quedamos un minuto en silencio, hasta que la sangre me abandona y la poca cordura que me queda también se va.

— Maldita sea — Su hermano se levanta rápidamente —. Taiju vete de aquí.

— ¡NO! — El puso de Hideki ya no está, quiero arrancarme la cabeza ahora mismo —. ¡QUÍTATE!

Inmediatamente el personal de salud viene corriendo a la habitación y otros malditos más quieren sacarme de la habitación, pero yo me resisto como puedo. Solamente soy consciente de como el desfibrilador aparece y Katsu repite su nombre innumerables veces.

— ¡No me toquen! — Quiero correr hacia ella —. ¡HIDEKI!

— Señor, salga — Las palabras que escucho taladran: <<Descarguen, no reacciona, no tiene pulso>>

Dios mío, no me hagas esto.


Un cap nuevo, les dejo mi segunda cuenta porque ya me eliminaron un Fanfic, en la cuenta secundaria subiré el respaldo de esta historia (Pori si las dudas) y las demás, mil gracias por leer, el user es el siguiente:

SammyKane_2

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