II - Dicitur
Capítulo largo <3 con una revolcada con Taiju :v, luego corrijo, déjenme en paz. XD
— Te ves preciosa... — Me sincero ante la pareja de mi hermano, quien luce sumamente nerviosa.
— ¿Y si me deja plantada? — Mi sonrisa se borra de mi rostro al escucharla —. Perdón, tengo miedo.
— Mi hermano te ama con la vida, tonta — Dirijo mi cuerpo al espejo donde está tocándose el vientre —. Así que vamos, nos están esperando.
Sus ojos se iluminan y me toma de la mano para salir de aquella habitación precisa para las novias. La decoración era totalmente blanca, misma que emitía una iluminación idónea.
Ella frota sus manos y sale de ahí, esperando a sus padres.
— Ahora si me disculpas, iré con el tonto de mi hermano — Ella sonríe y me voy a la habitación que está a unos metros.
Toco la puerta y me dice que entre... Está sentado en uno de los sofás platicando con Koko e Inui, quienes se ven increíbles con traje... Mi hermano también se ve hermoso, sus cabellos rojizos relucen demasiado con aquella vestimenta, sus ojos le brillan y sus mejillas están rojas, anunciando aquellos nervios.
— ¿Razones para ponerte nervioso? — Cuestiono mientras me acerco a saludar, nuestros amigos me reciben con un beso en la mejilla, regalándome un abrazo demasiado cálido.
— Espero pronto lo entiendas — Contesta con media sonrisa.
— Ven acá — Lo abrazo fuertemente —. Te están esperando.
— Vamos, entonces — Ofrece su brazo para salir de ahí.
— Hideki, ven — Llama Koko, miro a mi hermano y se encoge de hombros —. Vamos, no te haremos nada.
— ¿Qué pasa? — Quedo enfrente de ellos y sonríen, Koko saca una caja de terciopelo rojo y me la muestra —. ¿Es un dedo?
— Is in didi, tonta, voltéate y ponte frente al espejo — Mi suma desconfianza me hace verlo por segundos, hasta que Inui hace un ademán para que acate las decisiones.
Por el reflejo del espejo observo como Koko abre la cajita, dejando su contenido a espaldas de mis ojos. Toma algo entre sus dedos y acto seguido se la pasa a Seishu, quien la cierra. Pronto veo como las manos de Hajime se dirigen a mi cuello, colocando un bonito collar de perlas.
— Que lindas, ¿Son perlas simuladas? — Pregunto animada.
— No, son reales — ¿Y estos idiotas de dónde sacaron tanto dinero? —. Este pequeño obsequio te lo manda Taiju.
Siento como un bochorno crece por mi rostro al escuchar su nombre y por momentos me lo imagino colocándome aquel collar, sintiendo el roce de sus dedos sobre mi piel.
— Tierra llamando a Hideki — Conecto mis ojos con los de Koko, quien se burla —. ¿Qué tanto piensas?
— Nada... — Me giro y los abrazo fugazmente —. Es hora de irnos.
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Mis emociones estaban a flor de pie y ver a mi hermano bailar con su esposa me hacía sonreír, me sentía feliz por ellos... La balada era perfecta para ellos dos y unas lágrimas escaparon de mis ojos, Koko no tardó en abrazarme y hacerme burla.
— La pequeña Hideki tiene sentimientos — Comenta —. Que sorpresa.
— Ya cállate — Inui me toma de la mano y nos quedamos viendo a la pareja que está más que feliz —. Me da felicidad verlos así.
— Yo hubiese estado igual que tú — Comenta Seishu —. No lo dudo ni un segundo.
Nosotros tres suspiramos al mismo tiempo, aquellos dos se besaron suavemente y ciertos aplausos llenaron el lugar donde nos encontrábamos. En segundos mi hermano me señala para indicarme que me acerque; me levanto de la silla y camino hacia él.
— Hermana adorada — Sonreí.
Koko e Inui observan a la chica bailar con su hermano, sus cabellos cobrizos caen por su espalda desnuda debido al corte del vestido que porta. Hajime no evita sacar el móvil para tomarle varias fotos a Hideki, mismas que son enviadas a un destinatario en particular, quien se encontraba en una pequeña junta y sonrió ampliamente al ver esas fotos, pues la chica sonreía ampliamente.
— ¿Amor?, necesito que me ayudes a revisar unas cosas... — Al no recibir respuesta frunció el ceño —. ¿Taiju?
— Hemos pasado por mucho — Me dio una vuelta —. Y me alegra estar contigo, sin problemas.
— Después de cierto tiempo, claro está.
— Yo también quiero verte feliz.
— ¿Qué te hace pensar que no soy feliz? — Emito cierta extrañeza —. Estoy plena.
— No, yo sé que te falta alguien — Le recrimino con la mirada —. Pero bueno, no digo nada más porque mi próxima parada será el hospital.
— Es correcto, hermanito.
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Salgo del auto, estiro mi cuerpo y me preparo para una larga jornada de trabajo, ya que es demandante. Observo como mi hermano llega a la par que yo y me saluda ampliamente.
— ¿Qué tal la luna de miel?
— Agradable, sólo que nos adelantamos a una cosa — Hace referencia a la procreación de sus hijos.
— Eres un tonto.
Entramos al laboratorio, donde la recepcionista nos saluda ampliamente... Subimos las escaleras y antes de entrar a mi oficina me llama mi jefe.
— Entraron a tu oficina, dejaron los reportes periciales que entregaste y otra cosa...
— ¿Un cadáver? — Cuestiono.
— Hideki...
— Ya, ya, gracias.
— Los necesito conmigo en menos de quince minutos — Luce malhumorado, da media vuelta y se va dejándonos, en parte ya estamos acostumbrados.
— Te veo ahorita, hermanito — Me da un suave beso en la coronilla y se va.
Abro mi puerta y lo primero que veo son demasiados papeles, los cuales seguramente están desordenados... Pero algo capta mi atención, pues era un bonito arreglo floral con demasiadas rosas, me deleité al pasar mis dedos por las mismas, quienes emitían un rojo muy fuerte, llamando mucho la atención.
Mi sonrisa se ensanchó al ver una tarjeta decorada cálidamente, con un listón negro.
Shiba T.
Te veías hermosa en la boda de tu hermano.
— ¡Hideki! — Mi paz es interrumpida por mi hermano, quien se queda estático —. ¡¿Quién te mandó eso?!
Suena tan emocionado que corre a mi lado y me arrebata la tarjeta que tengo en mis manos.
— ¡No es cierto!, que lindo detalle.
— Así es... — Trato de ocultar mi emoción, es tanta que siento como se cristalizan mis ojos —. Es muy lindo...
— Huy, los muertos que están en la morgue tienen más emociones que tú.
Lo empujo y sale corriendo burlándose, muevo la cabeza negativamente y sigo sonriendo como idiota, hasta que mi móvil suena y contesto la llamada apresuradamente.
— Sí, ya voy, sólo dame unos segundos — Acomodo mis cosas rápidamente y salgo de mi oficina cerrando la puerta rápidamente.
— Buenos días, Hideki — Me paro en seco al escuchar a Taiju.
— Hola... Buenos días — Contesto animada —. Lo siento, es que mi jefe está de malas y me molesta.
— A ti todo te molesta — Comenta burlón —. ¿Te gustaron las rosas?
Mis labios hacen una línea para evitar soltar un grito de emoción, a lo lejos veo a mi jefe hablando con mi hermano y me chasquean los dedos.
— Sí, están muy bonitas, gracias — No sé ni como decirlo, ni que hacer —. Me gustaron mucho.
— Me alegra — Deduzco que está en altavoz, ya que lo escucho más alejado —. ¿Qué harás saliendo del trabajo?
— Nada, bueno... En primera espero no tener una jornada laboral larga, mis horarios son muy complejos.
— Me avisas, y paso por ti al trabajo.
— ¿Si sabes en dónde estoy?
— ¿Las flores llegaron con magia?
— Eh, grosero — Le recrimino —. Sip, te aviso.
— Nos vemos, Deki.
Me despido de él sintiendo algo extraño en aquella pronunciación de mi nombre, mismas que me hace volver a viejos tiempos, recordando todas situaciones que odié en su momento.
Mi hermano coloca su mano en si cintura y me dice que me apresure, ya que debemos atender algo de emergencia, según nuestro cansado, enojado y divorciado jefe.
Un Iceed coffe es todo lo que pido y espero, la fila es larga, pero mis antojos son más poderosos que nada en este mundo. Observo a los dos trabajadores maniobrar con los vasos de plástico, así como con las bebidas calientes y frías que demandan. Automáticamente veo a mi hermano y a mi reflejados en ellos dos, teniendo en cuenta que durante un tiempo atendimos un café, lo cual era un poco complicado porque siempre debías tratarlos amabilidad, aunque ellos no lo hicieran.
Un fuerte llanto capta mi atención, pues se trata de un bebé envuelto en lágrimas. Su madre lo trae en brazos y eso le dificulta el tomar su café, los demás observan y hablan, así que decido salirme de la fila y direccionarme con ella para captar la su atención con mi llavero, el cual trae un cascabel y un pompón de colores.
Estiro un poco mi brazo y agito mi llavero haciendo sonar el ligero cascabel, automáticamente la niña relaja su rostro, dejando a lado su llanto. Puedo apreciar sus grandes ojos color verdes además de su tez morena, los cabellos de esta son negros rizados.
— Hola — Le digo voz suave y me regala una sonrisa grande.
— Muchas gracias — Escucho a su madre agradecer al empleado para salir de la fila y quedar enfrente de mí.
Entrecierro los ojos reconociéndola al instante, pues se trata de Greila. Ella posa sus orbes en mi credencial donde evidentemente dice mi nombre y sonríe sin decir nada, su hermosa bebé me extiende sus brazos queriendo que la cargue.
— Tu bebé está preciosa, Greila — Ella la mira con amor y asiente.
— Me da gusto verte, Hideki.
— También me da gusto verte, Greila — El chico que estaba delante de mí me hace señales de que me meta a la fila de nuevo —. ¿Me regalas unos minutos?, voy a pedir mi café.
Choco los cinco con aquel chico de cabellos negros y pido rápidamente mi bebida, le doy las gracias y me tiende mi cambio junto con mi Ticket, Greila llama mi atención al girarme, está afuera en una de las pequeñas mesas.
Mientras salgo observo mi reloj, me quedan exactamente cuarenta y cinco minutos de hora de comida.
— ¿Y bien? — Pregunto mientras arrastro mi silla para sentarme —. ¿Quién fue el afortunado de formar una familia contigo?
— Lo conocí en una reunión, y yo supe que era él — La miro a los ojos y puedo notar el brillo en sus orbes, definitivamente está más que enamorada.
— Me agrada saber eso, ¿Cómo se llama tu pequeña?
— Atenea — Su criatura me mira de nuevo y me extiende sus brazos —. Quiere que la cargues.
— A ver — La tomo de sus axilas y la coloco en mi regazo —. Que linda eres, la réplica exacta de tu mamá.
— Menos con los ojos y el cabello — Comenta —. Los sacó de mi esposo.
— Tienes otro hijo, ¿No?, más grande — Recuerdo cuando fue a hablar conmigo, la última vez que la vi.
— Sí, es más grande — Las manitas de Atenea juegan con el collar que Taiju me regaló, sintiendo un poco de pánico al sentir los ligeros tirones, pero de un momento a otro se calma y me abraza.
— Hideki... — Agrega —. Siempre te pediré disculpas en nombre de mi hermano.
La miro con atención, no decido interrumpirla porque me da a entender que quiere hablar de ello, así que la escucho.
— A mi hermano lo mataron dos años después de que me fuera de aquí, me provocó un gran shock, pero estaba consciente del daño que había ocasionado.
— Greila, deja de justificar tus lágrimas hacia tu hermano, el final del día es sangre de tu sangre, la muerte no se le desea a nadie, así que no pasa nada si admites que te dolió su deceso, y sé que lo extrañas, así pasa.
Ella suspira y el rostro se le relaja — Pensé que me ibas a tratar de loca.
— No tengo por qué hacerlo — Atenea se acomoda en mis brazos y cierra sus ojos, en automático la arrullo —. Es tu dolor, tu derecho y tu familia.
— Es muy raro que Atenea haga eso... Es muy huraña, le caíste bien — Observa a su hija.
— Es muy linda, ¿Ya estás viviendo aquí?
— Sí, extrañaba mi hogar, además mi esposo es socio de Taiju, le consigue lo mejor para su restaurante.
— Ya veo — Al escuchar su nombre desvíe la mirada a mi café.
— Te pusiste roja — Declara con voz divertida —. Además, veo que te gustó el collar que te regaló.
— ¿Le ayudaste? — Cuestiono con brutalidad.
— Hideki — Ella atrapa mi mano y sonríe —. Tuve que escucharlo hablar de ti durante toda una maldita noche, fue el primer día que se reencontraron, déjame decirte que no te ha dejado de amar.
— Esa palabra es muy compleja y fuerte, Greila — No se en donde meterme, siento mis mejillas más que rojas.
— No lo es, y tú no te hagas tonta, ¿Qué sientes por él? — Alza sus cejas y yo entrecierro los ojos meditando mis palabras —. Me lo dejas en claro con el simple hecho de ponerte nerviosa cuando pronuncio su nombre.
— Te odio.
— Yo más, Hideki — Iba contestar, pero mi alarma nos interrumpió, pues debía regresar al trabajo —. Espero quedar contigo otro día, te invito a mi casa.
— Perfecto, te dejo mi número — Le paso con cuidado a su pequeña hija que se ha quedado dormida —. Nos vemos luego.
La celebración de la última audiencia me deja exhausta mentalmente, los abogados querían meterme miedo pero siempre consigo salirme con la mía. Son las nueve de la noche y mi aspecto es más que catastrófico, se supone que Taiju pasará por mi a las diez, así que prefiero ir a mi casa rápido para darme un baño y arreglarme.
Le envié mi dirección a Taiju, ya que se suponía que pasaría por mi al trabajo, pero salí un poco más temprano.
En lo que me coloco los pendientes escucho a mi perro ladrar, y segundos después mi timbre, tomo mis cosas y mis zapatos para bajar por las escaleras y abrirle al sujeto que me espera, no sin antes sacar a mi perrito al jardín, ya que suele ser demasiado agresivo con personas que no conoce.
— ¡Ya voy! — Cierro las puertas corredizas y me dirijo a la puerta, donde abro y el aire se me va por completo al mirar a Taiju, tan elegante y guapo como de costumbre... —. Pasa, sólo subo rápido por unas cosas y bajo.
Mi perro está como loco y me encojo de hombros, indicándole que tome asiento en un lugar donde ese pequeño demonio no lo vea y deje de lastimarme los oídos con sus ladridos.
— Que feo perro.
— Tú estás espantoso y no te digo nada — Grito subiendo las escaleras.
Un perfume un tanto dulzón aterriza en mi piel impregnándola de su perfecto aroma, ahora si estoy lista... Me doy un último vistazo para bajar... Mientras desciendo puedo ver a Taiju de espaldas, lo cual me hace tragar en seco.
— Listo, fue un día de locos — Aquel me mira con seriedad y a los pocos segundos sonríe.
— Estamos igual — Me tiende su mano y yo la tomo sin pensarlo, deja su rolex a la vista —. Vamos.
No soy capaz de mirarlo a la cara, solo asiento con la mirada puesta en sus zapatos y lo direcciono a la salida, donde dejó aparcado su precioso auto... Era de esperarse, siento su cuerpo detrás de mí para abrir la puerta del copiloto y así subir, el aroma es demasiado agradable.
Este sube al instante. Sinceramente me hace sentir como una niña de pocos años sintiéndose enamorada por primera vez, enciende el auto, arregla un poco el retrovisor y avanzamos.
— Me encontré a Greila — Rompo el hielo con lo primero que se me ocurre —. Su bebé está preciosa.
— Es una mocosa malcriada — Comenta divertido —. Pero sí, es muy linda, e inteligente, su hijo más grande es serio.
— Así pasa, siempre en la familia tiene que existir la persona con cara de culo que se enoja por todo.
— Gracias, ya lo sabía — Me burlo un poco sin despegar la mirada de la ventana —. Tú no te quedas atrás.
— Una disculpa, no hay nada que hacer — En el semáforo aprovecho para mirarlo de reojo, su rostro bien perfilado le hace justicia a todo su ser.
— Hideki — Gira un poco y me atrapa mirándolo —. Te veías hermosa en la boda de tu hermano.
— Ah, ¿Nada más ese día? — Cuestiono indignada, Taiju lanza una estrepitosa carcajada haciendo que yo también me burle.
— No cambias.
— Nop — Mi mano descansa en mi pierna, misma que es tomada por él.
— Tú siempre estás hermosa, Hideki — Mi cara se enciende de nuevo y me dan ganas de llorar por la emoción que siento.
— Sabes que pienso lo mismo de ti — Nos miramos con fijeza y Taiju avanza.
Salimos del auto y le entrega las llaves a quien tiene el ardua tarea de estacionarlo. Me cede el paso y lo primero que capto es la decoración del lugar, en el techo descansa un candelabro, las demás mesas están bien distribuidas por todo el lugar, eso sin mencionar el acceso de la parte de arriba.
Todo tipo de alcohol es distinguible al fondo, donde encuentra la barra, pero a su izquierda hay algo que me deja totalmente atónita.
— No puedo creerte — Digo avanzando hacia el enorme acuario, mis ojos no acaparan aquel monstruoso lugar donde infinidad de peces nadan a su gusto.
Frunzo el entrecejo cuando veo a las tortugas, y peor aún, a los malditos tiburones que se pasean enfrente de mí.
— ¿A qué hora empieza el show de delfines? — Digo con sorna.
— Muy graciosita — Se queda a mi lado —. ¿No es increíble?
— Increíble se queda corto... ¿Cómo demonios lo lograste?
— Digamos que cuando uno sigue sus sueños... Es fácil lograrlo — Mis dedos tocan el frío vidrio y me quedo mirando con detenimiento.
— ¿Cada cuando le haces mantenimiento?
— Cada dos semanas.
— Excelente — Le señalo un pez que llama mi atención y me contesta que es un pez dragón.
Parezco niña pequeña señalando todo, recibiendo una buena explicación por parte de Taiju, quien habla con demasiada calma. Observo otro el cual es de un color amarillo huevo, cuyas escamas tienen un poco de naranja, definitivamente es mi favorito, se queda unos segundos enfrente de mi y después se va.
— Definitivamente ese es mi favorito, se llamará Pablo.
— Hideki, ya le pusiste nombre a todos los peces.
— No es cierto, son muchos, pero ese es mi favorito.
Taiju me dice que es hora de la cena, estaba tan entretenida en su acuario que no me percaté cuando sirvieron la mesa. Nos sonreímos y me guía, separa mi silla y puedo sentarme, el queda enfrente. Toma su copa y la eleva, imito su acto procediendo a degustar el que a primera vista supuse que era vino blanco y así fue.
— Cuando me muera, me metes a un acuario, pero de vino blanco, por favor.
— Bueno, ¿Algo más? — Juega con sus cubiertos.
— Mmmm, algo se me ocurrirá — Comenzamos a cenar, dándole el tiempo y respeto a su acción religiosa que ejecuta antes de alimentarse.
— ¿Tú hermano cómo está?
— Bien, es el doble de feliz con su esposa y sus hijas en camino.
— ¿Qué se siente ser tía? — Muevo la cabeza negativamente.
— Aún no lo soy, lo seré cuando las tenga en mis brazos — Siento una emoción dentro de mi estómago, verdaderamente las espero con ansias.
Sinceramente no hubo mucha plática en aquella cena, puesto que nuestra hambre fue más grande que nuestras ganas de socializar, pero unos minutos después pasamos a otra mesa la cual era circular y estaba muy cerca de aquel acuario.
Mi postre estaba delicioso y no quería que se acabara, con toda la confianza del mundo crucé mis piernas sobre el sofá, mientras seguía comiendo.
— Oye hasta acá siento tus ganas de preguntarme muchas cosas — Rompo el silencio —. Adelante.
— Simplemente me gusta verte, no has cambiado nada tu actitud y me haces sentir como en los viejos tiempos.
— Juro que he trabajado en no ser tan explosiva — Entrecruzo mi dedo índice con el medio y lo miro —. Deveritas, deveritas.
— Mentirosa, Koko me dijo lo contrarío cuando se encontraron — Toma un cigarro y lo enciende.
— Huy, tienes razón, pero algo es algo — Dejo mi cucharilla a lado e ingiero más vino, llegando al final de aquel postre —. Oye esto está delicioso.
— ¿Quieres más?
— No, otro día — Observo como saca el humo por la nariz —. ¿Cuánto tiempo te costó levantar esto?
— Pocos años, en realidad corrí con suerte — El alcohol me había dado la valentía para mirarlo a los ojos.
— Me alegro, mucho, de verdad — Deja su cigarro en el cenicero y me dice que vaya con él.
Mis piernas se congelan al mirar como palmea su pierna y me pongo sumamente nerviosa, me levanto lentamente y camino hacia él, rodeando la mesa y posándome enfrente, mismo que necesita levantar su cara para mirarme. Lo hace repasando mi cuerpo hasta que sus ojos se encuentran con los míos, su mano atrapa la mía y sin pensarlo más me encuentro sentada en su pierna izquierda.
Para distraerme agarro el cigarrillo y le doy una profunda calada, percibiendo ahora sus dos manos grandes sobre mi cintura. Cierro los ojos con fuerza con suma emoción, deleitándome con aquellos roces.
Hasta que me armo de valor para mirarlo. Aquellos orbes dorados me atrapan por completo, los cuales me hacen demasiado pequeña a lado de él, hechizándome de pies a cabeza, haciendo que lo desee como la primera vez. Mi brazo rodea su cuello y mi mano acaricia sus mejillas.
— Mi pelirroja — Su mano sube por mi espalda hasta mi nuca —. No sabes lo cuanto que te extrañé.
— Y yo a ti... — Me sincero completamente.
A estas alturas nos encontramos a pocos centímetros de nuestras caras, puedo observar sus labios carnosos y oler su aliento mezclado con alcohol y tabaco. Taiju junta un poco sus piernas y me pongo a horcajadas, soy un maldito ser inestable por este hombre tan apuesto.
Y sin demorarme más lo beso nuevamente, mis manos se apoyan en sus hombros mientras que nuestros labios se prueban después de tantos años sintiendo la calidez y suavidad de los mismos. Como era costumbre, Taiju toma el control del beso haciendo que ladee más mi rostro, teniendo acceso total a esa parte de mi cuerpo, quien invadida se deleita ante el trato tan demandante que le da el contrario.
Nuestras respiraciones se entrecortan después de unos segundos, pero no queremos separarnos. Dominante como siempre, toma en puño mi cabello para jalar de él y hacer que despegue sus labios de los suyos, tomando esa libre oportunidad para besar mi cuello, siento su lengua trazar un camino lleno de morbo recorrido desde mi tráquea hasta el mentón.
Su lengua sustituye sus dientes blancos, para regalar pequeños mordiscos sobre mi cuello. Yo no evito jadear ante tales sensaciones, mi entrepierna ya responde y mis ganas de tenerlo dentro se encienden como fuego. Regresa a mis labios para besarme nuevamente y ahora soy yo quien lo empuja del pecho, haciendo que se estampe con el respaldo. Poco a poco dejo que mis dedos lo despojen del saco y después del chaleco, encontrándome con su camisa blanca y corbata roja.
Desanudo la perfecta tela y doy paso a despojarlo de sus botones dejando al descubierto su perfecto torso. Paso mis manos por el mismo, sintiendo la dureza y me inclino para dejar besos, procurando no dejar ningún espacio en blanco. Taiju acaricia mi espalda mientras voy bajando, sintiendo perfectamente como su miembro despierta. Bajo por su cuerpo hasta que mis rodillas tocan el suelo, quedando en medio de sus piernas.
Mis manos se posan en sus muslos, creando un movimiento que estoy segura le eriza la piel. Lo despojo del cinturón, y el me ayuda con su bóxer, metiendo su mano para sacar su miembro... No pierdo el tiempo, y lo tomo con mi mano derecha, sintiendo la textura del mismo. La punta le brilla.
La adoro con mis labios y realizando círculos con la misma. En automático Taiju me toma de la cabeza para guiar los movimientos, los cuales comienzan suaves... Yo me deleito con aquel falo, lo engullo con determinación hasta donde me permite mi garganta.
— Que puta te ves comiéndome la verga como desesperada — Le guiño un ojo ante su delicioso comentario que me hizo querer más de él.
Levanta sus caderas y toma mi cuello para meterla de fondo, quedándose quieto, seguramente sintiendo el calor de mi boca y garganta. Cierro los ojos para disipar las lágrimas que me ha provocado mientras que poco a poco sale de mí, su tacto se concentra en mi barbilla, cuyos dedos he mojado por la saliva que emanó mi boca.
Ahora me arroja contra el sofá, abre mis piernas y me despoja de mi pantalón de vestir, dejándome en paños menores. Aquel aprovecha para tomarme de las rodillas y dejar besos por mis piernas hasta llegar a mis muslos internos, donde mi ropa interior fue retirada con sus dientes, aquel gesto nos hizo sonreír al mismo tiempo.
Desliza mis bragas hasta que las saca completamente. Taiju me empuja hasta que mi cabeza quede recostada en la posadera de aquel sofá. Abre más mis piernas y deja caer un fino hilo de saliva el cual aterriza en mi zona.
Sin más mete sus manos debajo de mis nalgas y pasa su lengua por mi centro hasta mi clítoris, realizando un barrido de aquellos fluidos que mi órgano expulsa. No hay nada que apretar, así que poso mis manos sobre su cabeza. Escucho como su boca produce sonidos debido a que me come con locura, pues siento su lengua trazar patrones irregulares abarcando todas mis zonas placenteras.
Un suave timbre me saca de aquel éxtasis. Está sonando mi teléfono y obligo a mi brazo estirarse para alcanzar mi móvil.
Es mi jefe. Le digo a Taiju que se detenga para contestar y este solo aminora sus movimientos con su lengua.
— ¿Bueno? — Aquella pregunta sale espléndida.
— Hideki, ¿En dónde tienes los informes periciales?
— ¿Cuáles? — Observo a Taiju, quien ensombrece su mirada y sin más mete dos dedos. Mi cuerpo tiembla ante su acción y tapo mi boca para no dejar salir mis gemidos.
— Los de ayer, el matrimonio que fue asesinado.
— Mmmm — Hice memoria pero fue fatal cuando su lengua comenzó a torturar mi clítoris —. Creo que...
— Hideki no tengo tiempo, me urgen — Suelto un fuerte suspiro al no poder hablar.
— No recuerdo, pero yo te los di — Echo la cabeza atrás, me muerdo los labios mientras siento como mi orgasmo se aproxima —. ¿Puedes preguntarle a mi hermano?
— El me dijo que tú los tenías.
— Hijo de perra — Esa preciosa oración iba dirigida a Taiju quien flexionó sus dedos.
— Hideki, ¿Qué tienes?, apenas y puedes hablar.
— Estoy cansada, y quiero dormir — Mete y saca sus dedos con decisión, mi cuerpo reacciona levantando mis caderas.
— Ah, ya los encontré — Lo maldije en todos los idiomas posibles, ya quería que colgara pues estaba por correrme —. Mañana te vemos en la audiencia.
— Sí... — Me obligo a callar mis gemidos —. Nos vemos.
— Descansa.
— Bye.
Cuelga justamente en el momento que me corro, dejo caer mi móvil mientras manifiesto mi placer con fuertes gemidos. Mis piernas tiemblan y Taiju sigue adorando aquel botón.
— Mierda, Taiju... — Se separa y con todo el descaro del mundo se mete sus dedos a la boca, saboreándome.
— Actúas muy bien — Suelta burlón.
— Cállate — Me jala del brazo y me coloca nuevamente a horcajadas.
— Ahora voy a follarte hasta el puto amanecer — Abre mis nalgas y direcciona su miembro a mi entrada.
La cual meramente lubricada lo recibe, sintiendo cada pulgada de su ser. Bajo sobre su eje desfalleciendo de lujuria pura, sus manos ahora se posicionan en mi cintura y me clava sin perder el tiempo. Ambos gemimos cuando toca lo más profundo de mi ser, incitándome a cabalgarlo con dedicación, adorando todo de él, regalándole mucho placer.
Automáticamente me toma de la cintura para guiar mis movimientos, los choques de nuestras pieles inundan su restaurante, así como nuestros jadeos. Taiju me besa, evitando nuestros gemidos. Aquel beso se intensifica por el placer tan fuerte que se expande por todo nuestro ser.
— Hideki, yo nunca te he olvidado — Esconde en mi cuello su cara mientras sigo saltando sobre él —. Quiero pasar el resto de mi vida contigo, desde ese día que te vi no he dejado de imaginar una vida contigo, despertando a tu lado, haciendo el desayuno, platicando hasta altas horas de la noche, o simplemente acostados.
Disminuyo la velocidad centrándome en sus palabras, observo sus ojos y me indican sinceridad pura.
— Mi bella pelirroja, he esperado tantos años por ti, y ahora que te tengo no quiero dejarte ir. Sé mi compañera de vida, quien comparta mis logros y me deje entrar a su vida.
Nos detenemos por completo, mi corazón se ensancha y lo miro con fijeza.
— ¿Aceptas? — Su pregunta detonante hace que mis ojos se cristalicen y acepte desde el fondo de mi corazón que este hombre es a quien quiero de por vida.
— Sí..., claro que acepto — Nos besamos nuevamente y juntos llegamos a nuestro orgasmo, dejando que Taiju se corriera en mi estómago.
— Vamos a mi casa a dormir — Le digo.
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— Hola Greila.
— Hola amiguito, Taiju, ¿Cómo te fue con Hide?
— Más que bien, estoy en su casa.
— ¡No es cierto! — El grito de Greila me hace sonreír —. Excelente, ¿Le dijiste que la amas?
— Sí.
— ¿Qué quieres permanecer el resto de tu vida con ella?
— Sí.
— ¿Y cómo se lo dijiste?
— Bueno... Cuando casi terminábamos algo.
— Ay no, ¿Le declaraste tu amor mientras...?
— Oye no encontré otro momento — Observo al perro quien me ladra —. Pero ya está.
— Sólo queda...
— Hoy hablaré con Emily.
— Espera, ¿No habías hablado con ella hace dos días?
— No, la cité hoy en mi casa... Necesito dejarle en claro que ella no es para mí.
— ¿Quieres que esté contigo?
— No, yo puedo manejarlo.
— Taiju... — Escucho su preocupación —. Me mantienes al tanto, te quiero.
— Yo más.
En media hora me reuniré con ella.
Emily era con quien llevaba saliendo desde hace 3 años, pero nunca quiso formalizar. A ella le hace feliz mi dinero y la atención que le daba, recibiendo nada a cambio.
Pero es momento de dejarla ir.
Oigan estoy en la propuesta de ser más organizada alv, por lo que consideré colocarme horarios de actualización. No prometo que será cada semana, puede variar en días, pero los domingos o sábados después de la 8 hora México será cuando actualice esta historia, ya que los fines suelo estar a veces un poco más desocupada y relajada (A veces alv). <3
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