II - Autumn

La barriga de Hideki crecía poco a poco, la pobre tenía tales cambios de humor que solamente ella entendía y trataba de apoyarla en lo que me era posible. Los ascos desaparecieron después de unas semanas y una sonrisa en su rostro siempre estaba presente.

— ¿Cómo te sientes hoy? — Me acerco de espaldas a ella, haciendo a un lado sus cabellos cobrizos.

— Bien, ¿Qué planes tienes para hoy? — Coloco mi cabeza en su hombro izquiero y bajo la mirada para ver como su vientre de seis meses se asoma un poco temeroso, el vestido que tiene puesto hace que se le note más.

— Ninguno en realidad, ¿Quieres ir a molestar a Greila?

— No seas grosero, ¿No tendrá cosas qué hacer? — Maniobra sus manos para voltear el HotCake.

— Lo dudo, pero también podemos quedar con Koko e Inupi, ellos no saben... — Ella gira un poco su cabeza para verme y sonreír ampliamente.

— Perfecto, entonces quedamos con ellos y vamos a cenar.

— Me parece perfecto — Le doy un profundo beso para ayudarle a picar fruta mientras seguimos hablando de otras cosas, el trabajo me tiene demasiado ocupado pero siempre trato de encontrar un tiempo libre para Hideki.

Desayunamos una vez que hemos terminado de preparar, me encanta ver como su rostro se ilumina cuando le digo algo de su interés, su sensibilidad ha aumentado y me contagia tanto que a veces me tengo que esconder en las esquinas para llorar por algo sin sentido que escuché o vi.

Realmente se me hace increíble como el tiempo ha pasado junto con ella, miro hacia atrás y recuerdo a la mocosa berrinchuda que siempre me puso en mi lugar, misma que no tenía una vida tan certera o tranquila, quien decidió siempre seguir adelante sin mirar atrás.

Cada día que la veía se me hacia más y más hermosa, arropaba sus carcajadas, chistes crudos y enojos consecutivos, y sin querer fue llenando aquel vacío que siempre me persiguió por un buen tiempo, hoy la vida nos dio una oportunidad y decidimos aprovecharla, y sus frutos fueron estos... Una cada realmente cómoda, trabajo, amor, y nuestra hija.

— ¿En qué piensas? — Estamos en el jardín, yo con la cabeza recostada en sus piernas mirando el cielo.

— En todo lo que hemos vivido, estoy realmente contento de estar formando una familia contigo, ¿Sabes?, hace unos años me dejaste fuera de mi departamento y te fuiste a dormir.

— Tú tuviste la culpa de muchas cosas — Pasa sus dedos sobre mi rostro —. Pero si te pones a pensar, nuestro pasado fue único... Tú siendo un malote con una pandilla y un corazón roto.

— Y tú un dolor de cabeza en todo su esplendor — Hideki suelta una carcajada —. Pero te quedaste conmigo y esto es lo que más me importaba.

— Tienes razón — Toma una de mis manos y la posiciona en su vientre, mi bebé se está moviendo.

La primera vez que lo sentí se me bajaron las lágrimas, era tan precioso que no podía creerlo.

— Esos dos tontos vendrán a casa, ¿Verdad?

— Sí, pero dijeron que comprarían algo para que no cocináramos.

— Gracias al cielo, de hecho, amor... No hemos comprado nada para la niña, Greila nos regañará.

— Tú no te preocupes por eso, mañana vamos a comprar ropa que necesite.

— Perfecto — Cierro los ojos cuando recuerdo la pequeña sorpresa que le tengo, Greila me hizo tomar las riendas del asunto argumentando que no debería dejarle toda la carga a Hideki.

La tarde transcurre de manera tranquila sin tanto ajetreo laboral, he tenido el día libre y he estado con mi linda pelirroja platicando, riendo y haciendo muchos planes a futuro que agrandan meramente mi corazón por el siempre hecho de estar con una persona que me ama de pies a cabeza teniendo en cuenta todos los defectos que a veces me gobiernan.

No hace falta decir que Koko e Inui se pusieron como locos al enterarse de que seremos padres, nos llenaron de abrazos sinceros y la cara se les iluminó como si un deseo se les hubiese cumplido, en ese momento llegué a conclusión de que son y serán mis amigos para toda la vida.

Ahora ya es de noche, las diez hacen que el alboroto se acabe y ellos regresen a casa, muy cómodamente nos ayudaron a recoger la mesa y dejar limpia la cocina, así que no había mucho por hacer. Hideki sube con pesar las escaleras para meterse a bañar, donde la alcanzo cerrando la puerta corrediza de la bañera, tiene la cabeza enjabonada y juega con la espuma de sus manos justamente en su barriga, haciendo círculos y soltando pesados suspiros como si algo le atenazara el alma, yo sé perfectamente que es lo que pasa por esa cabeza tan inflexible y espero que diga algo cuando coloco mi mentón en su hombro.

— ¿Qué tal te la pasaste hoy? — Ella toma mis manos para llevarlas a las suyas, y dejarlas en su vientre.

— Me dio mucho gusto verlos, tenemos personas especiales a nuestro lado y eso me hace demasiado feliz.

— Son personas con un gran corazón, y afortunadamente nuestro círculo de amigos es pequeño, lo cual no da demasiada ventaja... Recuerda que los amigos se cuentan sólo con los dedos de una mano.

— Tienes razón, corazón — Inclina su cabeza sobre el chorro de agua y le ayudo a quitar dicha espuma que casi se le metía a los ojos —. ¿Tú cómo te sientes?

— Yo estoy más que feliz, cansado por el trabajo pero las tengo a ustedes — Suelta una pequeña risa, meto mis dedos entre sus hebras para masajear su cuero cabelludo y seguir hablando —: Hideki, ¿Qué tienes?

— Sólo estoy cansada, tener las hormonas alteradas me hace sentir muy débil emocionalmente y a veces es detestable.

— No mientas — Mi tono es duro para que se dé cuenta de su mentira, necesito que ella no se guarde sus miedos.

— Tengo miedo de ser mala madre, de cometer todos los errores habidos y por haber y siempre ser señalada por nuestra hija. No quiero ser una mala madre, pero en estos momentos todo está tan alterado que no puedo ser racional y positiva.

— Es normal que se presente todo eso, Hideki. Nadie nace sabiendo padre y tú tienes armas poderosas para llevar una crianza saludable, simplemente no repetirás los patrones de tu familia, ¿O sí?

— No, no lo haré — La giro para poder ver sus ojos cafés, no puedo evitar darle un beso en la frente y quedarme con ella bajo el agua caliente.

— Exacto, no lo harás y eso es lo importante, ¿Está bien?

— Más claro que el agua — Ella me abraza y puedo sentir su barriga contra mi piel, es simplemente un sueño que se cumplió.

— Vamos, para dormir adecuadamente.

Ambos hacemos lo necesario para quedar limpios y no pasar más de cuarenta minutos tonteando. Ambos nos metemos a las cobijas llegando a la parte final del día, una que disfruto bastante porque tengo el privilegio de tenerla en mis brazos y admirar su rostro relajado cuando toca por fin aquel sueño profundo que últimamente tarda cinco minutos en llegar.

— Hasta mañana, corazón.

— Hasta mañana, princesa linda — Su cabeza queda en mi pecho, las luces se apagaron y la luna nos arrulla.

Caminamos en el centro comercial charlando de algo que pasó en su trabajo, Hideki ha estado en la morgue revisando cuerpos con una niña dentro y no sé cómo demonios sobrevive a eso, los casos que se le han presentado han sido repetitivos, lo cual se direcciona al mismo asesino; quien quema partes de sus víctimas para luego dejar una marca en las costillas.

— Amor, ¿Qué te parece esto? — Hideki señala un conjunto para bebé, básicamente es un mameluco de dinosaurio —. Está precioso.

— Hideki, toma lo que quieras, yo iré a la tienda de enfrente.

— Taiju... Creo que comprar en Dior es un poco ostentoso, ¿No?, esta niña dejará la ropa en poco tiempo y será...

— Yo le compraré a esa niña el mundo entero si quiero — La interrumpo con una sonrisa —. Deja de ser enfadosa y mejor acompáñame.

— Pagaré esto.

— No, yo lo haré.

— No.

— No está en discusión, Hideki, dámelo — Al parecer ambos hemos estado con un humor terrible, ella desobedece y yo me molesto.

— Bien — Aprieta los labios y vamos a la caja, donde saco la centurión card y poder pagar.

Tomo su mano con firmeza y entramos a la tienda que sigue, automáticamente observo un vestido corte estilo patinadora sin mangas que se ciñe a la cintura, es demasiado diminuto y tierno, tiene una cintura elástica con la firma de Dior en dorado y se ve precioso. Tomo otro vestido acampanado palo de rosa y olvido que Hideki está viendo cosas para ella.

— Mira, deberías comprarle un ushanka — Ella señala a su derecha —. Es lindo.

— Bien.

— Amor, no hay muchas cosas para bebé, para mí sí — Sonríe abiertamente.

— Siéntete libre de tomar lo que desees, amor.

— ¿Qué tal un bolso Birkin Himalaya? — Ella levanta las cejas emocionada.

— Hideki, me das miedo, antes eras más conservada y ahora quieres un bolso de trescientos ochenta mil euros.

— Que aburrido — Saca su lengua y me planta un beso —. Sabes que bromeo.

— Yo también, así que si ves uno, siéntete libre de comprarlo.

— ¿En serio? — Sólo tomé diez artículos y ahora nos encontramos en caja, su pregunta me hace sonreír abiertamente.

— Sí, con tu sueldo.

— Maldito tacaño — Su comentario hace reír a la cajera y de paso me pellizca la pierna.

Caminamos por otra tienda de alto reconocimiento y salgo con más prendas para mí hija. Hideki parce fastidiada, pero dudo que con esto sea más que suficiente, así que vamos a todos los locales posibles donde una fuerte cantidad de dinero es gastada.

— Taiju, por favor te pido clemencia — Se deja caer en una de las mesas para esperar su iceed coffee —. Por favor basta, me duelen los pies y tu hija parece que tiene una guerra con estómago.

— ¿Se mueve mucho? — Ella afirma cerrando los ojos —. Iré a dejar esto al coche.

— Sí, porque todos se te quedan viendo, ¿Quién en su sano juicio lleva más de diez bolsas en cada mano?

— Son envidiosos, Hideki.

— Y tú muy pretencioso.

— No lo soy.

— Basta, ve a dejar esto y déjame respirar un rato — Hace ademanes con la mano para decirme que me vaya y yo le hago caso.

Un mes pasa volando y al parecer el frijol hace que la barriga de su madre salte de su escondite y se veía terriblemente adorable, los jeans dejaron de quedarle, a veces llora por los cambios en su cuerpo y su autoestima ha bajado bastante, ciertas partes se oscurecieron y eso detonó mucha inseguridad en ella, eso sin mencionar las estrías que comenzaban a formarse en su vientre.

Eso ha sido realmente una batalla, Hideki ha casi renunciado viéndose a un espejo y maldiciendo su cuerpo en voz alta hasta que me permite calmarla y dejarle en claro que la amo y siempre la amaré, y que todos sus problemas realmente tienen miles de soluciones que ahorita no quiere ver.

Todo eso se hizo de lado cuando le enseñé nuestro próximo hogar, una casa de techos altos dejando en claro el dinero que poseo, y sobre todo la habitación de mi hija, cuidadosamente ornamentada con lo necesario: Una cuna con un toldo de tela ignífuga blanca con luces como si fuese la cama de una bella princesa, las paredes son de un tono beige y están ornamentadas con mariposas de diferentes colores, un tapete infantil decorativo lleno de ositos, también existe un proyector de luz de rotación 360° cuya decoración es un carrusel de conejos y las formas que emite dicho proyector son lunas de diferente tamaño así como estrellas.

— Te quedó precioso — Coloca las manos en la cuna donde hay peluches y sonríe —. No hemos elegido un nombre, Taiju.

— Ese problema se resuelve ahorita — Nuevamente consciente su vientre sintiendo como se mueve —. ¿Hideki?

— Ni se te ocurra, estaba pensando en Kaia.

— No me agrada, ¿Sahara?

— Nop, no quiero un nombre japonés... ¿Mía?

— Ciara.

— No combina, pero me gusta ese... Keanna también.

— Autumn, le quedaría perfecto si es pelirroja como tú, otoño me recuerda mucho a el color de tus cabellos, querida.

— Me gusta, Lisa también.

— ¿De casualidad no le quieres llamar Lisa Marie? — Le pregunto con suma gracia.

— No, tonto.

— Me gusta Keanna Hideki.

— Ya te dije que no, ni nombre no, piensa en otro.

— No se me ocurre otro, me gusta mucho Ciara y Autum — Gira sobre sus talones y me abraza.

— Bueno, le pondremos el segundo si es naranja como yo.

— Tonta.

Llegó el octavo mes, estaba tan cansada que se la pasaba dormida peleando con su perro, cuando llegué de trabajar me encontré con una escena preciosa, dicha mascota estaba con su cabeza recargada en el vientre de Hideki mientras los dos estaban dormidos, eso ameritó una foto. Fue demasiado paciente conmigo porque la procuraba y sin problemas llegó al noveno mes, donde su parto se adelantó sólo por unos días.

Su fuente se rompió, y yo me mantuve tranquilo al verla tan nerviosa. Pronto fue sometida a la cesárea, donde todo el tiempo me permitieron estar con ella, acariciar su rostro y decirle lo mucho que la amaba; estábamos en un perfecto estado de nuestra realidad hasta que la burbuja se rompió y el llanto de nuestra hija llenó el quirófano. No supe que hacer, quería gritarle a todo mundo lo feliz que me encontraba.

La vi de reojo, una cosa pequeñísima blanca como la nieve, con unas cejas casi trasparentes y el poco cabello que tenía es como el de su madre.

Decidido.

Shiba Autumn.

Cuando la subieron a piso por fin pude tenerla en mis brazos, tenía tanto miedo, pero la confianza aumentó.

Tengo por fin a mi hija en mis brazos.

Tengo una familia.

Y estoy consciente del cambio que tendrán nuestras vidas, pero eso no me importa.

No me importa porque esto siempre lo quise desdeel principio.

CAP NUEVOOOOO, gracias por leer. <3 

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