Duellum
Buenas noshes
Me siento tan aturdida que simplemente solo escucho susurros por parte de Inupi y Koko, me detengo en seco para darme un pequeño tiempo y respirar profundamente para calmar los latidos de mi corazón.
— ¿Te sientes bien? — Cuestiona Koko colocando su mano en mi hombro —. Hideki...
— Sólo quiero calmar mis nervios, siento que voy a dejar de respirar en cualquier momento.
Pero no, nada ayuda ya que mi pulso se acelera aún más, ahora tengo dificultad para respirar y comienzo a asustarme más de lo que ya estoy, los temblores deciden aterrorizarme en estos momentos. Miro el cielo, intento hacer aire con mis manos para tranquilizarme pero todo intento es nulo.
— Hideki — Inui me toma por los hombros —. Cierra los ojos y respira conmigo.
— No puedo, ¡No funciona!
— Inténtalo — Lo pide de manera calmada, con tanta confianza que cedo a su petición y poco a poco comenzamos a realizar series de respiraciones.
El hecho de tener apoyo en esos momentos me tranquiliza poco a poco, porque en estos momentos es un como un lugar seguro para mí —. Abre los ojos y encuentra cualquier objeto.
Mis ojos se centran en el logo de una cafetería.
— Ahora dime todo lo que observes de ese objeto, cómo es, de qué color...
— Rojo, con luces, tiene estrellas doradas y parpadea de vez en cuando, alrededor del logo tiene un borde sombreado.
Siento como aquel peligro disminuye poco a poco conforme le digo todo lo que puedo, este me pide otras cosas más para que centre un atención y me ayude a calmarme.
— ¿Ya te sientes mejor? — Asiento y sin más lo abrazo. Fue un acto que ni siquiera pensé en lo absoluto. Siento como me abraza más fuerte y me recupero un poco más.
— Vamos a casa, pequeña, Taiju no tardará — Camino en medio de los dos, sumida en miles de pensamientos, tratando de comprender y asimilar todo lo que ha pasado, un dolor demasiado fuerte se clava en mi pecho, razga todo mi ser mientras una idea que no quiero aceptar, se posa en el centro de mis elucubraciones.
Subimos al departamento, y automáticamente me salgo a la terraza a respirar, estos dos se acercan a mí.
— Tranquilos, no me voy aventar... Aunque no estaría mal — Hago la finta de querer saltar y esos dos gritan y se llevan las manos a sus cabezas.
Después me miran con odio y Koko me suelta un golpe.
— Te mueres, nos morimos — Dice enojado el de cabellos negros.
Quisiera seguirles el juego pero me quedo en silencio, pensando en el estado de mi padre y hermano, los cuales me han quitado el centro de mi vida, aunque haya sido mala persona... Nadie tiene el derecho de quitarle la vida a alguien.
— Pueden irse, nos vemos en dos días — Aquella voz me hace entrar en un nerviosismo, básicamente porque no quiero mirar su aspecto, con los restos de sangre de mi papá y hermano.
Koko e Inui se despiden de mi moviendo su mano y salen de ahí, solamente escucho los latidos de mi corazón , Taiju se coloca a mi lado, siento como su grande plama se acomoda en mi cabeza.
— Hideki — Lo miro de reojo, no veo nada fuera de lo común —. Hideki...
Las palabras no salen, quisiera hablar, gritar o algo, pero solo lo miro y muevo la cabeza negativamente. No reacciona, tampoco habla, solo me rodea con sus fuertes brazos, y me siento débil pero protegida. Lo abrazo de vuelta, quedándome ahí, escuchando los latidos de su corazón, algo que también ayuda a calmarme más de la cuenta.
— ¿Qué pasó con ellos? — Siento miedo al preguntar eso.
— Están vivos, pero en manos de la policía — Cierro mis ojos con fuerza —. Hideki, se viene un proceso muy fuerte.
No contesto, ahora si le hago justicia a mi apodo de mudo. El proceso es fuerte, y necesito estar acompañada en todo momento, no me siento apta para lo siguiente.
— Necesito que me acompañes, por favor, te pagaré con lo que quieras, pero no deseo estar sola — Aprieto mus puños.
— No necesitas pedirlo, Hideki... Toma un baño y haremos lo que sea.
Lo que pasó en los siguientes meses no fue más que dolor, y sobre todo afrontar el duelo en todas sus etapas, y a mi lo que me está costando es la aceptación de la misma. Me da miedo en el momento que deje de recordar como era su voz, sé que fue mala a su manera, pero eso no me hace feliz ante su destino tan trágico. No tardó en salir en las noticias, algo que me jodió y enojó al grado de explotar con las personas equivocadas, pero me tuvieron paciencia, de igual manera el proceso legal es demasiado pesado, muy cansado tanto física y emocionalmente. Irónicamente me he estado quedando con Taiju, mientras el me acompaña en el mismo.
— Hideki... — Taiju toca mi hombro para sacarme de mis pensamientos —. ¿Te sientes bien?
— Estoy nerviosa y tengo miedo — Miro el edificio, donde se encuentra mi padre y hermano, en Centro de Observación y Clasificación, oh mejor conocido como COC.
— No es fácil lo que estás haciendo, pero es lo correcto — Domingo, es la una y media de la tarde.
A las dos en punto es la última audiencia, la primera fue un día después de su captura, donde el primer encuentro fue el más desagradable y doloroso para mí. Trago en seco cuando veo a los abogados, miro los orbes dorados de Taiju y no me queda más que avanzar decidida con el poco coraje que me queda, porque si de algo estoy segura, es de que estoy cansada de todo este proceso.
Suspiro fuertemente cuando entro a la ultima audiencia, donde los llaman y los veo, están metidos ahí en algo que se llama "Burbuja", no es más que un pequeño cubículo donde los procesados están de pie, observando su audiencia, donde el cristal los separa de los demás, se puede ver que ambos están con sus esposas, vestidos de aquella forma peculiar que nos indica que son recién ingresados y están esperando su sentencia. La primera vez que los vi, me dolió, me dolió, además de sentir demás emociones. Los abogados defensores se sientan en la parte derecha, y los de la víctima se colocan en la parte izquierda, donde tomo asiento tres bancas atrás.
— Señorita Bushida — Les estrecho la mano a los abogados y sonrió.
Entra la Juez, toma asiento y comienza la audiencia, donde dice el propósito de la misma, así como los nombres de los acusados. Todo pasa de manera trascendental, el hecho de pasar al frente y hablar es algo traumante, así como aguantar la psicología inversa de los abogados, quienes con su perfecta oratoria quieren que aceptes algo que no pasó.
Y después de tiempo, se decide.
Condena máxima.
Golpea con el mazo, me siento mal, les regalo una última mirada a esos dos seres que me decepcionaron y salgo de ahí.
Cuatro meses después...
— A mi me gustan mucho de esas — Bethany señala el local donde venden helados —. ¡Deki!, ¿Me compras uno?, por favor, por favor, hoy me porté bien.
— Pero se me olvidó mi dinero, volvamos a casa, paso por mi cartera y regresamos — La niña se coloca enfrente de mí, toma mis manos y da pequeños brincos.
— ¡Por favooooooooorrrrr! — Hace pucheros.
— Ya te dije que regresemos por dinero, ¿Con qué vamos a pagar?, ¿Te dejo empeñada?
— ¡No! — Me burlo de ella.
— Entonces vamos, niña.
— ¡Ya sé!, pídele prestado a tu amigo el grandote y luego se lo pagas.
— ¿A quién?, Ah, pero él no está aquí.
— Está detrás de ti — La niña sonríe ampliamente —. Dile que te de para mi helado, por favor.
— Que mandona eres, Bethany — Solo giro un poco para ver a Taiju y su alta figura —. Hideki, ¿Ya eres muda otra vez?
— Nop, ¿Qué se te ofrece, Taiju?
— ¿Voy para mi casa? — Cuestiona irónico.
— Adelante, yo también — Este se coloca a lado mío, mientras Bethany entrecierra los ojos y se cruza de brazos.
— Andando, Any... — Le hago ademanes con las manos para que avance, pero no se mueve, con la mirada le sigo que se calle o seremos gente muerta.
— ¿No me vas hacer ese favor, Deki? — Cierro los ojos.
— ¿Qué pasa? — Cuestiona Taiju y en eso le brillan los ojos.
— Quiero un helado, pero no tenemos dinero, así que Hideki te iba pedir dinero para comprármelo y después te pagaría con lo que sea — Dice con toda la maldita inocencia del mundo mientras siento mi cara arder.
— ¿Con lo que sea? — Siento su doble sentido. Alzo mis cejas en señal de ironía, mientras veo como Taiju le da dinero a Bethany.
— Cómprate los que quieras, aquí te esperamos — Le revuelve el cabello a la niña, quien contenta se va.
El Shiba se coloca enfrente de mí, cruza sus brazos y poco a poco se le forma una sonrisa en el rostro, yo solo me limito a poner los ojos en blanco mientras que con la mirada busco a Bethany quien está de puntillas mirando los helados.
— Tienes una deuda conmigo entonces.
— Sólo es dinero, ni te emociones — Le apunto con el dedo. El aprovecha para tomar mi mano y acercarse a mí.
— El dinero es muy preciado para mí, ¿Sabías? — Como era de esperarse, se inclina un poco para hablarme al oído —. Además, aquí pagamos impuestos.
— Pero mira, me saliste bien inteligente, mendigo cristiano loco del demonio — Una suave risa me hace sonreír —. Ahí me lo apuntas, ¿No?
Le cierro el ojo mientras Bethany viene corriendo, la tomo de la mano y me voy platicando con ella. Al llegar a casa hacemos los deberes. A las doce llegan sus padres, y es así como me retiro y voy al departamento, donde abro la puerta y veo a Koko e Inui.
— Buenas madrugadas, ¿No tienes casa, Koko? — Dejo mis cosas y me estiro.
— Lo mismo digo, arrimada.
— Tanto dinero y no te puedes comprar una casa, me fastidia verte aquí — Me acerco a Inui quien me saluda y pasa su brazo sobre mis hombros —. Ya vete, ya es tarde.
— Mejor te compro una casa a ti y te vas, para así evitar verte.
— Me parece perfecto, dame el dinero — Le chasqueo los dedos y este me da un manotazo.
— Ya dejen de pelear, ¿Si cenaste, Hideki? — Niego ante la pregunta de Inui.
— Nop, estaba esperando a llegar a casa, iré a ver que hay, ¿En dónde está Taiju?
— Hablando por teléfono — Dicen al unísono.
— Ya cásense — Comento burlándome mientras me dirijo a la cocina.
— Tarada — Es lo último que escucho cuando veo que hay en la nevera.
Así que mejor opto por hacerme un té y relajarme un poco, cierro los ojos y pongo música en mi celular, ya tenía mucho tiempo sin sentirme de esta forma, relajada, así que lo estoy disfrutando, o estaba, hasta que me despojan de un auricular.
— ¿Acabas de llegar? — Taiju toma té, y se recarga de igual manera en la isla.
— Hace unos veinte minutos, me dijeron que hablabas por teléfono, ¿A quién estabas amenazando?
— A unos idiotas que no hacen bien su trabajo — Dice con todo el desprecio del mundo —. De verdad no se si son estúpidos o se hacen.
— Opto por la primera — Hago una mueca el sentir mi leve dolor de cabeza —. Creo que ya iré a dormir, necesito descansar, además es viernes y mañana podré levantarme a la hora que quiera.
— ¿Quién te dijo que no vas a trabajar mañana? — Toma el líquido con rapidez, deja la taza sucia y me tiende la mano.
Dudosamente la acepto y caminamos primero al living, donde ya está todo silencio — ¿Vas a quedarte viendo la televisión? — Solo niega mientras toma su móvil y lo apaga.
— Vayamos a dormir.
— Bien — Yo me dirijo a mi puerta y es aquí donde me detiene —. No puede ser, ¿Ya me vas a cobrar el helado de Bethany?
Una carcajada resuena tanto que me hace reír a mí, solo mueve la cabeza.
— No, por el momento no — Busco mi pijama, me cambio y entro al cuarto de Taiju, donde lo veo descubierto del pecho.
No evito pasar mi mirada descaradamente por su perfecta y bella espalda. Paso a su lado y me siento en la orilla de la cama intentando no parecer nerviosa ante su petición.
— ¿Qué lado de la cama quieres? — Los pantalones de su pijama le sientan muy bien.
— Derecho.
— Muy bien, izquierdo será.
— ¡Oye! — Este apaga la luz y enciende la pequeña lampara de la mesita de noche, me indica que ya puedo acostarme y destiendo la cama para meterme en las cobijas.
— Espero que no ronques o de lo contrario te asfixio con la almohada.
— No, no te preocupes — Este de igual forma queda dentro de la cama, y quedamos a oscuras.
Nos quedamos en silencio, pero por lo menos a mí no me incomoda, así que poco a poco empiezo a cerrar los ojos, pues el cansancio ya se está haciendo presente.
— Koko me contó... — Era de esperarse, al final del día es su mano derecha y no pueden ocultarle nada.
— Me imagine — Me giro a mi izquierda para mirarlo, este tiene ambas manos en su nuca. Solo mueve sus ojos hacia a mí.
— Supongo que te sientes... Culpable.
— Bingo — Levanto una mano —. Pero, la gente que hable, yo solamente sé lo que siento y estoy segura que mi caso es muy difícil, y que ninguna persona lo entenderá aunque esté en mis zapatos.
— Ya estás aprendiendo — Su mano viaja a mi cabeza y alborota mis cabellos suavemente —. No dejes que nadie te señale, solamente tú comprendes la batalla que estás cargando.
— Yep, gracias por estar conmigo — Ahora si siento como los ojos se me van cerrando poco a poco —. Hasta mañana, Taiju, bueno, hasta al rato.
— Descansa, Deki, alias la muda — Me burlo y hago la finta de querer golpearlos, pero detiene mi mano y la entrelaza con la suya.
— No me preguntes por qué — Y entonces me arrastra hacia él, justo cuando iba a preguntar de que demonios estaba hablando. Me quedo sin moverme unos segundos hasta que tomo confianza y me recargo en su pecho.
Su piel tan suave y caliente hace contacto con mi rostro, y es así como me quedo profundamente dormida.
Cuando despierto, estamos en la misma posición. Enfoco un poco mejor mi vista y puedo apreciar a un Taiju dormido con sus facciones tranquilas, relajadas, aunque siempre parece que está enojado. Escucho su respiración, veo su pecho subir y bajar, mi mano viaja a su rostro por inercia para acariciar sus mejillas.
Escucho tres toques en la puerta y salto del susto, así golpeando por error a Taiju quien se queja y despierta con el ceño fruncido.
— Tocaron la puerta.
— Son los fantasmas, duérmete — Este se voltea, obligándome a quedar de espaldas a él.
— No, es en serio, tocaron la puerta — Esconde su rostro en mi nuca, una acción que no esperaba y la piel se me erizó por completo —. Taiju...
— Shhh, duérmete — Y justo tocan tres veces más.
— ¿Ya ves?
— Maldito fantasma imprudente.
— Me estás asustando, a ver, reza para que se vaya.
— Tonta ¡Adelante! — La puerta se abre poco a poco.
Así que tomo las cobijas y me cubro por completo.
— ¿Por qué demonios te escondes?
No respondo.
— Jefe, sus hermanos lo están esperando — Escucho la voz de Koko —. ¿Les digo que lo esperen mientras Hideki se pone la ropa?
— No estoy desnuda imbécil — Saco mi mano de las cobijas para enseñarle el dedo medio.
— Ya voy — Siento la grande mano de taiju en mi estómago y me atrae de nuevo hacia él. Koko antes de salir me hace caras graciosas con el fin de hacerme enojar pero eso me da risa.
— ¿Hermanos?
— Es correcto — De repente pude sentir como su ritmo cardiaco se aceleró.
Está nervioso, pues ¿Qué pasa con sus hermanos?
— Iré a bañarme, puedes salir cuando quieras.
— Bien — Se levanta de la cama dejándome sola y pensativa.
¿Qué es lo que ha pasado?, diez minutos más tarde sale con la toalla enredada.
— ¿Me ayudas a hacer de desayunar? — Aquella pregunta me toma por sorpresa.
— Claro, aunque planeaba no salir de aquí para nada.
— No, conócelos, son buenas personas.
— Bueno...
Buenas buenas, vengo aquí a pedirles de su opinión junto con el becario siksi, necesito alguna que otra idea para darle más feeling a la trama de este fic, si ustedas tienen alguna idea pueden escribírmela al privado :D, bueno si quieren AAJAJAJA.
Lxs amo, gracias por leer <3 MUAK.
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