Cor contritum
Un silencio abismal se hizo presente en todo el departamento, yo solo me concentraba en mirar la maceta que se encontraba a lado de los ventanales. Koko me dio un codazo para aminorar la tensión, pero éramos como unas pobres ratas enjauladas a punto de ser lanzadas a la muerte.
— Hideki, ahora tienes una función muy importante — Susurra Hajime.
— ¿Y cuál es?
— Convertirte en un saco de boxeo — Cierro los ojos con fuerza y cubro mi boca con la mano, para evitar reírme por lo alto.
— Eres un idiota, Koko, déjala en paz.
— Por favor, basta, par de imbéciles— Este se va a la cocina y los tres soltamos un suspiro al mismo tiempo —. Bueno, ¿Qué procede?
— Hacer todo perfectamente o al más mínimo error... — Inui deja de hablar al escuchar los pasos de Taiju.
— Dime que no es cierto... — Pronuncio con demasiada ironía —. ¿En serio va a tomar?
— Ustedes — Tres pares de ojos miramos al Shiba, quien tiene un vaso de Ron en su mano —. Largo.
— Suerte, Hideki — Pronuncia el azabache.
— En ese momento, Cell sintió el verdadero terror — Ellos dos tratan de no burlarse de mi estupidez.
— Jefe, llámenos si necesita algo — Taiju asiente ante la palabras de Hajime y salen, dejándome totalmente descolocada.
Maldita sea. De reojo miro como se levanta para colocar música y se sirve otro trago. Genial, voy a tener que lidiar con un maldito borracho herido del corazón, increíble.
— Voy a estar en mi habitación, por si necesitas algo — Paso de largo, manteniéndome serena ante la clara incomodidad y el enojo que él tiene.
No me dijo absolutamente nada, y eso me calmó un poco. Me tiro a la cama y comienzo a perder el tiempo en mi celular, platicando con Koko e Inui, quienes preocupados se quedaron, pues no sabían la gravedad del asunto, les dije que no se preocuparan.
¿Será prudente ir a comer?, mis tripas ya se están encargando de hacer sonidos raros. Han pasado unas horas, ya son las ocho, creo que es prudente ir a comprar algo de comer. Me levanto con pesar y me encamino al living, donde Taiju tiene los ojos cerrados.
— Iré a comprar algo de comer, ¿Quieres algo?
— No quiero que salgas, ya es noche.
— Pero solo voy aquí a la esquina, hay demasiada gente y...
— Hideki, te preparas algo de comer tú y no sales.
Frunzo el ceño intentando asimilar sus palabras, en primera, no me gusta que se desquiten conmigo y en segunda tengo hambre, lo que me hace estar de malas y explotar al segundo.
— Taiju, no te pedí permiso en ningún momento, te dije <<Iré a comparar>>, más no <<¿Puedo ir?>> — Este abre sus ojos con pesar y se encuentra con los míos, le sostengo la mirada hasta que camino unos pasos y ya no dice nada.
Salgo a la fuerte noche, hay más gente de lo que esperaba, en realidad son muy pocas las veces que disfruto tanta algarabía, y hoy era uno de ellos. Me tomé el tiempo que quise, de hecho, cené en un restaurante.
Para las once y media regreso a casa. Antes de llegar al departamento puedo escuchar la música proveniente de mi actual hogar, me quedo plantada un buen tiempo hasta que entro tratando de pasar desapercibida.
— ¿Por qué te tardaste tanto? — Taiju pregunta fuertemente.
Me quedo en silencio un buen rato y me encojo de hombros, no se me apetece andar gritando para dar explicaciones, solo me despido con la mano y me encierro nuevamente en mi habitación. El cansancio ya me está matando, así que me coloco los auriculares e intento dormir, pero dan las dos, tres, cuatro de la mañana.
Y es aquí donde ya no reacciono tranquila. Me levanto envuelta en ira y abro la puerta para así salir para encontrarme con Taiju, quien está fumando en la terraza, tomo el mando para así detener la música y aviento el mismo a la pared.
— ¡Ya déjame descansar! — Exploto molesta.
— ¡Es mi casa y yo hago lo que quiera, Hideki! — Lanza su cigarrillo y camina hacia mí.
— ¡Silencio! — Cierro la puerta corrediza de cristal, dejándolo afuera. Para mi buena suerte las llaves estaban pegadas a la chapa y le echo llave.
— ¡HIDEKI ÁBREME! — Su rostro me indica que está envuelto en ira.
Con mi dedo índice le indico que no — ¡HIDEKI!
— Hasta mañana — Me alejo del cristal.
— ¡Hace frío!
— Y yo tengo sueño, ¿No te puedes comportar? — Uso un tono con demasiada presteza, que seguramente lo incitará a la violencia.
— Eres un dolor de huevos, niña.
— Ah bueno, máster — Le muestro el pulgar —. Mira Taiju, yo no soy una persona amistosa cuando me enojo, y ahorita estoy más que enojada, así que nos vemos en la mañana.
— ¡HIDEKI!
— ¡SI QUIERES ENTRAR, ROMPE LA PUTA PUERTA! — El poste se queda callado con cara de pocos amigos.
Quito las llaves, doy media vuelta y me voy a mi habitación ignorando sus gritos, tiene dos trabajos, romper la puerta o esperarse a que levante y le abra. Me voy a mi cama y mágicamente me quedo dormida, plácidamente y con una sonrisa en mi rostro.
Al despertar miro las cincuenta llamadas perdidas de Koko. Miro los mensajes y en todos me llama loca, que Taiju está enojadísimo y que ni se me ocurra salir de la habitación, porque es un demonio andante.
— Lo que faltaba, el señor se hace el indignado — No me interesan las advertencias de Koko, así que salgo de mi habitación.
Camino por el pasillo despreocupadamente, hasta que Koko salta hacia mí.
— Vete, vete.
— ¿Por?
— ¿Cómo qué por qué? — Me toma de los hombros y me obliga a retroceder.
— Koko, Taiju tiene que entender muchas cosas y una de ellas es a sobrellevar una decepción amorosa.
— Hideki...
— No, no porque sea tu jefe vas a sentir lástima — Avanzo con paso decidido, llegando al living donde está él con Inui —. Buenos días, ¿Dormiste bien, Taiju?
Me cruzo de brazos y alzo las cejas en espera de su respuesta, Inui me mira con signos de advertencia, los cuales claramente ignoro, puedo observar a Koko de reojo que está negando con la cabeza.
— Buenos días, Hideki, hubiese dormido, pero me dejaste siete horas afuera — Su tono de voz es sumamente fuerte.
— Que triste, yo si pude dormir — Nos miramos a los ojos, dejando a los demás en silencio —. Voy a desayunar, señor Shiba.
El tono que emplee en mis palabras fue de lo menos amistoso que he usado en toda mi vida, doy media vuelta para adentrarme a la cocina, pero a mis espaldas viene Taiju. Camino más lento antes de llegar, para después sentir sus manos en mi cintura y así darme un empujón.
— ¿Cuál es tu problema, Hideki? — Me giro para mirarlo.
— Me molesta la gente infantil — Le espeto —. Es todo, te puedes ir.
— Si no te gusta, te puedes largar, no te tengo obligada... Pero claro, no puedes, no tienes a donde ir y tu familia ni siquiera te quiere.
Hijo de perra.
— Por lo menos yo fui la que hizo las cosas bien, y ahora no tengo cargo de consciencia por ser violenta y darle la espalda a mis hermanos quienes tuvieron el privilegio de perdonarme — Aplaudo irónicamente —. Si, exacto, no tengo hogar, pero mira, sé sobrellevar mejor las cosas sin perderme en el alcohol por un amor no correspondido.
Este levanta la mano, no cierro los ojos y tampoco retrocedo, puedo ver el dolor en sus ojos, tanto que comienzan a humedecerse.
— ¿Ahora usarás esas cosas en mi contra?
— Taiju, yo también puedo ser mala persona, a mi no me provoques, y tampoco me quieras hacer sentir mal, porque puedo ser peor, no me interesa si has sido mi amigo por tanto tiempo, yo no perdono que me restrieguen mi pasado.
— No te cuesta nada ser empática.
— La empatía no existe, es un término mal usado y fundamentado, eso de <<Es ponerse en los zapatos del alguien>>, jamás pasará, nosotros sentimos el dolor de distinta forma, y yo no puedo entenderte porque nunca he estado enamorada.
— Entonces no hables de lo que no entiendes, Hideki.
— Hablo desde el sentido de la lógica, yo no me ahogué en alcohol cuando presencié la muerte de mi mamá o cuando papá me golpeaba.
— Todos tenemos una forma distinta de desahogo.
— Y la tuya es muy estúpida — Se cruza de brazos claramente indignado —. Taiju, lo único que te falta es colocar tus pies sobre la tierra, ella fue alguien importante en tu vida, pero debes aprender a soltar, por algo pasan las cosas, ella claramente ya te superó y no siente más que un cariño muy fuerte por ti, así que trabaja en ti y quiérete un poco.
— Lo dices tan fácil, Hideki — Me siento en la isla de la cocina, dejando mis pies colgando —. Es lo que me enoja, no puedes encontrar a alguien que te entienda.
— Estás perdiendo el tiempo, jamás vas a encontrar a una persona que te diga <<Siento exactamente lo mismo>> ya te expliqué por qué — Se coloca enfrente de mí.
— Tema cerrado, es hablar con la pared.
— Tú eres la pared, Taiju. Eres un mocoso encaprichado que le encanta tener la razón ¿Y qué crees?, yo soy igual o peor que tú, porque te estoy dando fundamentos lógicos y tu solamente te encubres en tu dolor tirándote al suelo para que los demás te levanten.
— No me estoy tirando al suelo, Hideki, ella siempre va tener su lugar en mi corazón.
— Y te aseguro que ella también, pero entiende, debes cerrar los ciclos, te estás haciendo daño.
— Ayer la besé.
— ¿Y después qué pasó?
— Me dijo que estaba comprometida — Alzo los brazos con irritación.
— ¡Ahí está!, está bien, solo hoy te permito estar de esa manera, pero mañana quiero ver que estés trabajando en ello, no te digo que no llores, simplemente busca un desahogo más sano para ti y para los que te rodean.
— ¡Es difícil! — Se pasa su mano por aquellos cabellos azules, claramente frustrado.
— Es difícil porque todo esto no se supera en un día, el proceso es lento y contínuo, depende totalmente de ti — Mi voz ya se ha suavizado, ahora ambos estamos tranquilos —. Tu situación no es como la de Koko, el no tuvo la oportunidad de intentar algo con Akane, lo cual hace su proceso más fuerte, pero míralo, sí, con traumas, pero siguió adelante.
— ¡HAJIME!, ¡INUI! — El grito de Taiju me sobresalta.
— ¿Qué pasó, jefe? — Los dos se asoman sumamente curiosos, analizan la situación fuertemente.
— Vengan — Se colocan a lado de Taiju, los tres me miran y yo solo espero lo siguiente —. ¿Estoy haciendo mal?
Silencio... Ellos dudan de sus palabras, pues no quieren incomodar con verdades a su jefe.
— Pueden ser totalmente sinceros, tengamos una charla civilizada.
— Hideki tiene razón — Inui le mete un golpe a Koko —. Fue imposible no escucharlos, la manera en que sobrellevé mi duelo me convirtió en otra persona, y aún sigo en mi papel.
— Pienso lo mismo que Deki — Declara Inui —. No somos las personas más cuerdas del mundo, pero debemos aprender a sobrellevar las cosas sin hacernos daño, pues todo empeora.
— No somos tres atacándote, creo que tanto ellos como yo te tenemos un fuerte aprecio y verte en esa situación nos alteró un poco — Ellos dos asienten mientras que Taiju me mira fijamente —. Así que mientras lo permitas, podemos estar para ti.
— Gracias... Lo aprecio mucho — Da unos suaves golpes a los hombres de sus dos empleados, con cariño.
Para después abrazarlos.
Abro ligeramente la boca en señal de incredulidad, ellos le corresponden y a los tres segundos quedan liberados. Finjo un poco de demencia cuando este se acerca a mí.
— Los alcanzo en el living — Koko me hace caras graciosas para irse a rastras, pues Inupi lo sacó de ahí lo más rápido que pudo.
Taiju se acerca a mí, sus manos se dirigen a mis rodillas, inclina la cabeza y suspira fuertemente. Mi palma aterriza en su cabello para revolverlo un poco y quitar estrés a la situación.
— Tienes carácter, niña — Regresa a su posición natura y coloca su mentón en la coronilla de mi cabeza —. Directa, excelente terapeuta, y que pierde la cabeza cuando se enoja.
— Me está afectando estar contigo — Bromeo —. Ya no me hagas enojar.
— Trataré — Miro su pecho, el cual se hincha cuando inhala y exhala —. Gracias.
— Cuál gracias, son más de mil dólares, me sacaste de mis casillas — Su mano acaricia mi mejilla —. Oye.
— Dime — Se separa de mí y poco a poco puedo ver sus intenciones.
— Ni se te ocurra tomarme como método se superación, no me voy a besar contigo y tampoco voy a follar, lo haremos hasta que tú estés bien, que horrible ha de ser que te confundan en el sexo y yo no quiero romperte los huesos.
— De acuerdo, ¿Ni siquiera uno de despedida?
— Ni que me fuera a morir, idiota — Lo empujo para bajarme de la isla —. Ni modo, es parte de tu proceso.
— ¿Qué vas hacer de desayunar? — No le queda más que desviar el tema —. Estoy crudo.
— Toma leche.
— Muy graciosa.
— ¿Ellos ya desayunaron?
— ¡NO!, ¡POR TU CULPA NO NOS DEJÓ DESAYUNAR! — Exclama Koko.
— ¡NO FUE MI CULPA!, QUIEN LOS MANDA TENER UN CABEZOTA DE JEFE — Me defiendo.
— Sigo aquí, eh.
— Taiju, no digo mentiras — Saco unos sartenes —. ¿Pasaste frío?
— Sí — No puedo evitar reírme.
— ¿Qué hiciste durante esas horas?
— Maldecirte.
— Tus maldiciones son bendiciones para mí, además es pecado.
— Ya vas a empezar con eso...
— Los religiosos de cristal me caen bien, usas el humor en su religión y ya te quieren asesinar — Comienzo a freír huevos —. ¿Me ayudas?
Este no rechistó en lo absoluto, se dedicó a hacer el desayuno o mejor dicho, almuerzo. Nuestra plática no se desvió del tema principal, que fue seguir haciéndole burla conforme a lo que pasó en la madrugada.
— Listo, vayamos a almorzar — Koko e Inui ya están en la isla de la cocina, hablando por lo bajo.
— Cuenten bien el chisme par de envidiosos — Les doy sus respectivos platos —. ¿De qué están hablando?, ¿Siguen impactados por el abrazo que les dio su jefe maltratador?
— ¡Cállate! — Refuta Koko —. ¿Qué le dijiste?
— La verdad de sus actos infantiles.
— ¡Y tuviste el descaro de dejarlo fuera!, nosotros pagamos los platos rotos mientras dormías plácidamente.
— Ni siquiera los golpeo, ¿De qué se quejan?
— Yo no me estoy quejando — Inui se defiende —. Pero, que coraje el tuyo para hacer eso.
— Digamos que no pienso cuando me encuentro enojada... Tengo mucha paciencia, pero cuando acaban con ella... — Tomo asiento —. Coman.
Taiju entró al minuto. No tardaron en seguir hablando de negocios, pero el ambiente se sentía muy relajado, yo como siempre me disocié ante esos temas, pues me estresaban demasiado y se supone que el almuerzo es para ingerir alimentos y platicar de cosas agradables, algo que Taiju y los demás no entienden.
— Voy a ir a la iglesia.
— Que Dios te acompañe, porque yo no — Digo inmediatamente provocando las risas de Koko e Inui.
— Ahora vienes con nosotros, Hideki — Se levanta para lavar su plato.
— No quiero ir — Me quejo —. Me quemo si pongo un pie en una iglesia.
— Como Akane — Dice Inui.
Taiju, Inui y yo estallamos en carcajadas ante el humor tan jodido que acaba de usar aquel rubio, mi estómago comienza a doler gracias al ataque de risa que ese idiota nos provocó, Taiju está igual, se toma de la tarja y se inclina tratando de calmarse.
— Eres un tremendo idiota, Inui, con eso no se juega — Koko le reclama —. ¡Hideki ya deja de reírte!
— Ya ya — Me pongo seria, aprieto mis labios provocando una fina línea, pero su rostro enojado solo me quiere hacer reír más —. A ver reclámale algo a Taiju.
— Él puede hacer lo que quiera.
— Ya bésalo, si quieres — Le contesto.
— Con un cosplay de Greila — Koko aprovecha para burlarse ahora de Taiju, entonces los papeles se invierten, el se queda matándonos con la mirada mientras nos reímos de aquel pobre enclenque.
— Voy a cambiarme para ir a la bendita iglesia — Me levanto.
— Vete vestida de monja.
— De virgen — Le contesto a Koko.
— ¿Virgen de dónde? — Cuestiona Taiju.
— De las orejas — Ataca Hajime.
Llegamos al centro religioso, donde el silencio reina en lo absoluto, donde es palpable la fé y dedicación que tienen las personas que vienen a hincarse en las almohadillas delante de una figura enorme, con la cabeza totalmente baja. Nosotros estamos a lado de Taiju, este tiene sus dos manos entrelazadas descansando en su frente mientras dice algo por lo bajo.
— ¿Qué oraciones te sabes? — Le pregunto a Koko.
— El padre nuestro es muy fácil.
— A ver dilo al revés — Koko se burla.
— Cállense o Taiju nos va regañar.
— Inupi papá — Digo por lo bajo.
— Deja tus Daddy Issues para la otra, Hideki.
— Vete al carajo, Koko.
— ¡Hideki! — Miro a Taiju, este sigue con los ojos cerrados —. Colócate a mi aldo derecho y deja de platicar, maldita sea, es una falta de respeto que estés hablando en un sitio sagrado.
— Es la mansión Foster, de amigos imaginarios — Abre sus ojos y miro como la vena se salta en su frente.
— Te doy tres — Susurra.
Así que inmediatamente me colocó donde me dijo, ya que se veía bastante molesto. En el rato que pasamos, solamente me quedé en silencio pensando en miles de cosas, o sea en el trabajo que tenía que hacer llegando, eso me mantenía ansiosa y estresada.
— Andando, que tienen mucho que hacer — Taiju se levantó.
— Quisiera ser el jefe, para mandar y no hacer nada — Le sonrió socarronamente y salimos de la iglesia.
— ¿Cómo se apellida? — Greila cuestiona a su hermano mayor un poco intrigada.
— Bushida, ¿Por qué?
— Conozco el apellido, ¿Por qué delito los condenaron?
— Feminicidio.
— Entonces...
— Si todo sale bien, saldrán libres en unos tres meses, papá e hijo.
El hermano de Greila está llevando el caso del hermano y papá de Hideki, una vez dictada la sentencia es más fácil conseguir una libertad condicional, en casos o delitos no tan graves, pero para él no era nada imposible.
Ellos saldrían libres en los próximos meses.
— Tengo que avisarle a la chica.
— No te metas en problemas que no te conciernen, Greila, abres la boca y le digo a papá lo que tramas.
— Maldita sea — Aquella chica se quejó.
Espero les haya gustado el cap. Según me iba ir a Hiatus pero me llegó una inspiración terrible y ahora estoy trabajando en otro fic de TR n.n
Gracias por leer, lxs tqm.
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