Adfectus

Jelou (Capítulo un poco largo, xdon, me ganó la inspiración, de igual manera si encuentran una falta de ortografía me la señalan, pq mi cerebro se quemó)

— ¿Te acompaño a casa?

— Nop, así estoy bien — Le sonrió con total seguridad mientras recibo un rostro con incrédulo con ojos entrecerrados —. En serio, estoy bien.

— Te veo mañana.

— Perfecto — Tomo aquella bolsa discreta que me han dado con cierta cantidad de dinero. Camino hacia Taiju quien siempre de brazos cruzados me sigue con aquella mirada más penetrante que los rayos del sol.

Me coloco de puntillas para darle un beso en la mejilla y ser abrazada con fuerza por ciertos segundos hasta que me suelta suavemente. Así es como nos despedimos y damos por terminada la jornada del día, quedándonos con las charlas que tuvimos, las cuales tienen opiniones diferenciadas, pero al final del día siempre seguimos con nuestra típica amistad.

Al llegar a casa me encuentro con la típica escena, aquellos disfrutando de los placeres de la vida, pero esta vez con dos mujeres que me miran de arriba abajo con cara de pocos amigos, mismas que dicen algo por lo bajo provocando la risa de mi padre.

— Sólo es nuestra criada — Mi padre menciona lo suficientemente alto —. ¿Qué nos harás de cenar?

— Esas arpías pueden hacerse de comer, por algo tienen manos — Sus caras de ofendidas me regresan las ganas de seguir en este mundo —. Con permiso, patrón.

El sarcasmo es palpable, pero sé que por el momento no pueden hacerme nada, no los creo tan idiotas para arruinar sus supuestas citas, pues al parecer ellos se están comportando como unos buenos caballeros.

Con toda la calma del mundo me enfoco en mi última tarea del día, misma que se ha convertido en mi talón de Aquiles, pues estos dos seres me han quitado la poca calma que residía en mí. Me coloco los auriculares y sigo en lo mío, encontrando la paz por algunos minutos, llevándome a pensar cosas más allá.

Sólo basta con mandarle un mensaje a Taiju para avisarle que estoy bien y que he llegado sana y salva, este me contesta con un buenas noches y apago el móvil.

— Hermana... — Justo escucho su voz cuando la canción cambia —. Hideki.

— ¿Qué quieres?

— ¡Hazme caso! — Me toma del codo para que lo mire.

— ¿Por qué estás nervioso?

— Hideki, hermana por favor perdóname — Mi cerebro no procesa su repentina disculpa, pues estoy en un terreno blando el cual por consecuencia es inestable —. Necesito hablar contigo seriamente, pero cuando papá no esté.

— Yo no quiero hablar contigo, nuestro trato es cordial, sólo eso, no eres mi hermano, no me vuelvas a llamar así... ¿Entendido? — Nuestros ojos se cruzan por segundos, pero este no habla —. No sé qué están planeando, pero tengo que estar siempre a la defensiva con ustedes.

— Hideki, no puedes cerrarte a escucharme.

— Claro que puedo, ¿De verdad no dimensionas la gravedad de lo que hicieron? — Dejo a lado ciertos cubiertos que estaba utilizando. Me cruzo de brazos y espero su respuesta, la cual verdaderamente me intriga, pero a la vez me causa repulsión.

— Es que tú no sabes cómo pasaron las cosas.

— ¿Ah no?, ¿Entonces lo que vi y escuché fue parte de mi imaginación?

— Sólo habla conmigo cuando puedas — Este se da media vuelta y me deja sola de nuevo con mil preguntas y con un coraje enorme.

・.━━━━━━━━━━━━ † ━━━━━━━━━━━━.・

Antes de salir de casa me cercioro que todo esté en su lugar, dando así un lugar común y corriente sin nada que buscar, y me refiero al dinero que Taiju me ha dado a guardar porque tengo la obligación de cuidarlo y regresarlo completo. El sol apenas está regalándonos sus primeros rayos de luz, tornando un bello amanecer que me acompaña de camino a mi primer trabajo. Definitivamente es la parte que más disfruto, pues puedo caminar a mi gusto sin platicar con nadie, son mis cinco minutos a solas los cuales son más que agradables, algo que para muchos es incómodo.

Me compro un té antes de subir con Bethany quien seguramente está dormida. No la culpo, la envidio porque dormir es un privilegio a estas alturas de mi vida. Y ensimismada llego a mi destino.

— Buenos días, Hideki, ¿Te podrías quedar con ella estos dos días?, tenemos que cerrar un contrato importante.

— Claro, sin problemas.

— Bethany me rogó que la lleváramos — La madre me cuenta esto mientras se coloca sus pendientes. Se le ve apresurada y un poco nerviosa —. Me duele dejarla, pero debe comprender que es para su buen futuro.

— Es complejo que la niña entienda esa parte... Porque está creciendo sin sus padres — Ella se queda un poco perpleja ante mi respuesta.

— Lo sé... Pero este mi último año laborando... Así que solo debe tener paciencia — Ella se encoje de hombres para después salir con su esposo, quien me saluda y me desea éxito y buena suerte.

— Ha estado vomitando toda la noche, no tuvimos tiempo de llevarla al doctor, ¿Nos harías el favor? — Es lo último que escucho de su madre, quien no espera réplica de mi parte, pues ya ha cerrado la puerta.

A las doce de la tarde el doctor llega a casa, pues su fiebre no ha bajado y sigue con aquellas náuseas que la llevan a la palidez absoluta. Se escucha el timbre de nuevo y dejo a la niña en manos del doctor.

Abro un poco la puerta para saber quién es — ¿Qué se le ofrece?, por el momento no estoy trabajando para usted.

— No seas tonta, ¿Por qué hay un doctor? — Me causa gracia la pregunta tan directa de Taiju —. ¿Te sientes mal?

— Nop, es la niña — Abro la puerta para dejarlo entrar —. La pobre ha estado enferma desde ayer.

— ¿Qué tiene? — Y su pregunta se responde cuando la pobre se tapa la boca y corre al baño —. Menos mal no te ensució el piso.

— Cállate, que en la mañana tuve que hacerlo y casi muero del asco — Este se burla y se pasea como si de su casa se tratase.

— ¿Subes?

— No, estoy con la niña...

— Por eso, suban las dos — Frunzo el ceño ante su petición —. Te ayudo a cuidarla.

La niña aparece antes de que contestara, mirando a Taiju y saludándolo con su diminuta mano a la par que le sonríe ampliamente. El doctor me tiende una receta para que acto seguido me regale indicaciones. Le pago y este sale por la puerta observando a Taiju, una situación cómica, pues el señor tuvo que alzar de más su rostro para mirarlo a los ojos.

— ¿Quién te manda ser un gigante?

— Un gigante demasiado atractivo — Confiesa muy seguro de sí mismo.

Bethany y yo nos burlamos de él — ¿Entonces?

— Nos quedamos aquí, ella tiene que descansar.

— ¿A dónde vamos, Deki? — Cuestiona la pobre niña.

— A ningún lado.

— A mi casa.

— ¡Siiii! — Ella exclama feliz.

— Recuerda que no debemos ir a casa de desconocidos.

— Deki, él no es un desconocido, un desconocido no me ayudaría con mi tarea.

Me quedo callada buscando algo con que debatir, pero simplemente no puedo encontrar una respuesta para refutar su lógica. Taiju se encarga de platicar con ella y en menos de un segundo la envuelve en sus cobijas y la carga en brazos.

・.━━━━━━━━━━━━ † ━━━━━━━━━━━━.・

Después de dos meses las cosas han cambiado en un pequeño porcentaje, me refiero a las cuestiones de Greila y Taiju, quienes poco a poco han comenzado a ignorarse cuando están juntos; algo que me ha llenado de gusto, pues por algo se empieza. Del hermano de Greila ni hablamos, nuestro trato sigue siendo de lo más pesado, llevándonos a discusiones en las cuales he salido regañada, porque sabe perfectamente donde y cómo lastimarme.

— ¿En qué piensas?

— Tengo mucho sueño, no hemos dormido en dos días, Taiju — Este se coloca a mi lado, mirando el panorama del lugar.

— Deberías estar agradecida con ello — Y sí, tiene razón.

— Lo sé, urge un descanso... Pero eterno — Me burlo de mi propio chiste mientras recibo una mirada fulminante.

— Eres una graciosita, eh.

— Gracias, cuando quieras.

Me dan ganas de abrazarlo y eso hago al momento, rodeo mis brazos en él y lo abrazo fuertemente —. Siempre hueles muy rico.

— A sudor — Dice Koko.

— Idiota — Responde el más alto abrazándome de vuelta —. ¿No tienes calor?

— Como no tienes idea — Nos quedamos juntos por un buen rato —. ¿Tienes cervezas?

— No, pero podemos mandar a Koko — Me burlo del azabache que nos mira serio —. ¡Koko!

— Que vaya Hideki.

— Te estoy mandando a ti — Le saco la lengua Koko y este me muestra el dedo medio.

Inui lo acompaña y nos dejan solos. Taiju me coloca enfrente de él, de manera que mi espalda queda recargada en el barandal de la terraza; yo lo miro desde abajo con una leve sonrisa, mientras que admiro su rostro y sus ojos. Coloca sus manos en mi cintura y me sienta en los barandales de herrería.

— ¡Me voy a caer! — Siento un nudo en el estómago al mirar al vacío. Las alturas no me han provocado miedo, pero desde ésta posición es casi imposible —. ¡Taiju!

— Tranquila, yo te agarro — Sin dudarlo me pego a su pecho —. Hideki.

— A ver tú, siéntate aquí — Me deja estar unos segundos ahí escondida, hasta que poco a poco me despega de su cuerpo.

— ¿Ya ves? — Toma mis manos y se acerca a mi —. ¿No confías en mi?

— Claro que sí, solo que fue demasiado repentino.

— Mira el cielo — Su agarre se hace más fuerte. Coloco mis manos sobre las suyas y miro el cielo, quedándome anonadada con el azul tan bonito que hay.

— Ya me maree — Fijo de nuevo mi vista en la suya y unas ganas tremendas de besarlo me invaden, es demasiado atractivo y jamás me cansaré de decirlo —. Ya llegaron esos zánganos.

— Bien, ¿Qué estamos festejando?

— Que hace calor — Taiju me baja lentamente y vamos adentro.

Tiempo después nos encontramos tomando nuestra primera cerveza que sabe a gloria, pues el calor es el perfecto acompañante para una bebida fría. Cada quien cuenta algo vergonzoso o gracioso que ha pasado en los Black Dragons, buscando siempre aquella fase divertida en todo lo acontecido. Me he dado cuenta que Taiju es cuchillito de palo.

— ¿Quieres otra? — Asiento con alegría para seguir hundiéndome en el alcohol.

Ver a Taiju cantar creep se ha convertido en una de mis cosas favoritas. De hecho, esa canción no era de mis preferidas, pero ahora sí. Una cuarta cerveza es abierta y la sigo disfrutando con la misma calidez que la primera con la fortuna de no sentirme mareada, algo que agradezco mucho.

Lastimosamente mis hormonas se alteran de más cuando tengo alcohol en la sangre, es algo que no puedo controlar y aquí estoy en una lucha interna. Taiju me toma de la mano y eso no ayuda en nada. Me concentro en lo que platican los de enfrente pero ahora su mano está en mi pierna, buscando más allá de mi falda.

Comienza a jugar sucio, así que yo lo hago de la misma forma, colocando discretamente una mano en su entrepierna. Al momento comienza a sonar Bitter Sweet Symphony. Hace lo imposible por no suspirar, así que su mano ya está debajo de mi falda, rozando mis bragas.

— ¿Quieren que los dejemos solos? — Cuestiona Koko con una ceja alzada —. Nosotros también queremos privacidad.

— Adelante — Ellos se levantan sin descaro alguno —. ¡En mi habitación no!

Desaparecen justamente cuando la canción termina. Unos nervios me invaden cuando siento sus ojos sobre mí, me coloco de frente a él y sin pensarlo me aviento a sus labios, obligándolo a recostarse sobre la alfombra, quedando encima. El beso nos atrapa con cada mordida. Se siente irreal cuando Fake Plastic Trees de Radiohead comienza a sonar.

Sin dudarlo me despoja de mi blusa dejándome en sostén, mismo que no tarda se despojado en cuestión de segundos. Mis pechos son tomados con su boca, obligándome a levantar la cabeza cuando circula con su lengua mis pezones, los cuales no tardan en ponerse duros como consecuencia del placer que me recorre todo el cuerpo como si de una corriente eléctrica se tratase.

Comienzo un movimiento sobre su bulto, que pide atención poco a poco. Sus manos grandes guían mi baile. Es demasiado caliente verlo desde mi posición, suspirando y tensando la mandíbula cuando aprieto su falo con mis dedos, el cual aún sigue guardado en sus pantalones.

— Voltéate — Acato su orden, quedando a la inversa aún encima de él.

Este me inclina hacia delante dejando todo a la vista. Se toma el tiempo perfecto para apretujar mis nalgas unas cuantas veces, las separa como quiere y remata con unas fuertes nalgadas que resqueman. Animal Instinct de Cranberries es nuestro nuevo acompañante entre estas caricias.

Taiju arremete contra mi trasero unas cinco veces seguidas y gruñe de pura satisfacción. Hace mi ropa interior a un lado, la cual ya está más que húmeda, y aprovecha para pasear su dedo por mis pliegues, disfrutando mis gemidos casi imperceptibles. Abre más mis nalgas morbosamente y siento que me deja en cuatro sobre la alfombra, aprieto mis piernas porque no se como esconder el placer.

— Inclínate más — Coloco mi pecho en la alfombra para curvearme adecuadamente — Qué delicia.

Sus manos suben más mi falda y me abre de piernas. Besa mis muslos internos y los muerde con ganas —. No te mueves, niña, este juego es de resistencia, veamos hasta donde aguantas.

No protesté en lo absoluto, pues me gustaba que el siempre tomara el control de toda la situación. El llegó a mi entrepierna y nuevamente hizo de lado mi ropa interior. Me comenzó a comer el coño desde atrás sin pudor alguno, dejándome tocar el cielo demasiadas veces, no podía evitar retorcerme y gemir con cada movimiento sucio que hacia de su lengua, estaba rompiendo su mandato pero al parecer no le importaba en lo absolute.

— ¡¿Qué haces?! — El pánico me invadió cuando se direccionaba a otro lugar.

— Cállate — Antes de que protestara me dejé llevar por la sensación tan diferente, pues su lengua está atacando mi ano con demasiada dedicación.

A este paso ya no puedo acallar mis gemidos, pues el alcohol me hace perder toda la vergüenza y el pudor que puede haber en mí, así que me dejo llevar por todas las sensaciones. Más que nada por el simple hecho de tener la falda aún puesta, me excita de sobremanera.

Hace un perfecto trabajo al estimular mi clítoris, pues ese era lo único que faltaba, me sentía demasiado explorada en este momento. Tenso mis piernas al notar que la velocidad está incrementando, pues ya casi llego al maldito paraíso. Mis ojos lagrimean, y me concentro en aquellos movimientos.

— ¡Taiju! — Gimo su nombre para indicarle que estoy a punto de correrme.

Pero no recibo palabras a cambio, su respuesta es llevarme al orgasmo y eso lo deduzco porque le ha puesto más empeño. Aquella sensación tan característica aparece en mi intimidad, hasta que me corro, disfrutando ese placer desbordante que me ciega completamente.

Este se detiene dejándome respirar y recuperarme, pero aún sigo con ese maldito éxtasis, así que me giro y me quedo hincada, esperando la aprobación de este. Taiju se recuesta y me acerco a gatas a su entrepierna. Me toma del cabello y el se desprende de lo necesario para dejar libre su erección, cuya punta brilla.

— Un manjar — Le digo para posicionar mis labios en la punta de su pene y así permitirme saborear aquel falo.

Hago lo mío con la misma dedicación, recibiendo gruñidos que me indican que voy por buen camino. Bajo mi mano a sus testículos y los masajeo; es difícil mantener el ritmo, pero me mantengo enfocada al hombre que tengo debajo de mí, quien me obliga a tragarme su pedazo de carne y así casi follar mi garganta con toda la vulgaridad del mundo.

La saliva sale de mis comisuras dándome un aspecto que muy pocos conocen de mí.

Taiju

Hideki tiene los cabellos desperdigados, algo que me encanta pues su imagen me enciende más. La tengo entre mis piernas con mi verga en su boca, cuyas manos le acompañan para masturbarme. Ver como desaparece mi erección me hace volverme loco. Mirar a Hideki es una maldita gloria, la imagen que tengo de ella es más que caliente, sus pechos colgando, su lengua en la cabeza de mi pene, para realizar círculos y metérsela en la boca. Sabe lo que hace, pues aprieta sus malditos labios, dándome más placer.

Me gustaría tenerla aquí todo el día entre mis piernas, mirando como se sacia de mi verga. Pero quiero follármela, quiero sentir sus malditas entrañas y escuchar sus gemidos y maldiciones mientras se la meto despacio y profundo, provocando el rebote de sus pechos, así como de sus nalgas.

Le digo que se detenga y ella me sonríe, sabiendo perfectamente lo que se viene.

<<Date la vuelta y ponte en cuatro>> es el mandato que sale de mi garganta.

Ella obedece sin chistar, pues le encanta que le digan que hacer. Ella apoya sus rodillas en la alfombra así como su pecho, regalándome una vista preciosa de su coño, el mismo que devoré hace unos instantes. Recorro con mis dedos aquella espalda sensible, pues se ha movido un poco cuando sintió mi tacto. Tomo de nuevo sus nalgas, separándolas a mi antojo, observando todo de ella mientras con mi mano tomo mi pene y lo masturbo un poco para después direccionarlo a la entrada de Hideki, quien suspira al sentir la punta jugar desde su clítoris hasta ese hoyo que me vuelve loco.

Poco a poco me introduzco en ella hasta tomarla de las caderas y meterla hasta el fondo, disfrutando del calor que emanan sus paredes. Llego hasta el fondo, donde mis testículos chocan con su trasero, sintiéndome pleno y al borde del éxtasis, uno que me eriza, obligándome a perderme en el placer. La tomo con dedicación y comienzo a moverme, ganándome aquellos gemidos sin vergüenza alguna, ella me abre más las piernas para que siga con mis estocadas, algo que no dudo en hacer, pues el placer es tan grande, como lo que ella tiene dentro.

Escucharla rogar era lo último que quería, sinceramente me llena de orgullo el tenerla a mis pies, el sexo con Hideki es mejor, pues ella es una libertina que siempre me sorprende y se deja someter a lo que se me antoje.

Comienzo a cogérmela duro, provocando aquel sonido característico de choque entre pieles, que hacen una melodía increíble con sus gemidos y mis gruñidos. Mi pene es estimulado grandiosamente y eso me lleva a la ceguera, donde todo es brusco, donde busco liberarme. La tomo del cabello, me doy el placer de nalguearla cuantas veces quiero hasta ver mis manos marcadas en su trasero.

<< Eres una maldita puta en celo, mírate, abriéndome las piernas sin vergüenza alguna>>, me encanta degradarla y humillarla, algo que sé que le gusta, pues me ha apretado cuando le hablaba.

<< Cómo un pedazo de carne te hace ser así, una maldita urgida chorreante>>, quiero abofeterarla, así que en pocos segundos le tengo a horcajadas, brincando en mi falo, anonado con el rebote de sus senos, los cuales atrapo y aprieto con mis manos.

En cuestión de segundos le suelto una gran bofeteada que la hace mirar al lado contrario, ella sonríe como una maldita loca y me pregunta si es lo más fuerte que puedo pegarle. Ella busca el dolor y yo se lo daré, así que le suelto otra más fuerte que la anterior, ella sigue gimiendo, y salta a su ritmo. Yo la tomo de los cabellos bruscamente y la atraigo hacia mí para hacer la finta de besarla, pero solo nuestros labios se rozan con cada movimiento.

Meto dos dedos en su boca y ella juega con ellos. La tomo de la cintura, me encanta el calor que despoja su cuerpo. Es momento de llevarla a mi ritmo, así que la penetro más rápido, ganándome sus uñas en mis espaldas, clavándolas siendo salvaje, pues derramamos placer por todos lados.

<<Detente, siento que me haré pipí>> Eso me hace sonreír, le digo que no pasa nada, que se deje llevar y sobre todo que se relaje. Todo está más que perfecto, ella se retuerce de placer hasta que llega a su clímax, donde un chorro es el protagonista que la hace lagrimear y gritar.

Su carita se moja de sus lagrimas y paso mi lengua por ellas. Me abraza por el cuello y yo me enfoco en buscar mi orgasmo, hasta sentir aquel hormigueo tan característico, así que salgo de ella y abre su boca. Coloco mi dedo pulgar en su lengua y la presiono hacia abajo, direcciono la punta de mi pene en su boca para comenzar a masturbarme y correrme en su lengua, algo que se hace presente en cuestión de segundos. Tenso mi mandíbula ante al placer.

Hideki traga mi esperma y sonríe.

<<Ven acá>>, me acuesto en la alfombra y a la atraigo a mi pecho.

・.━━━━━━━━━━━━ † ━━━━━━━━━━━━.・

Después del desastre nos reunimos nuevamente y seguimos tomando. Son las ocho de la noche, algo calurosa. Pero tocan el timbre, Koko es quien se levanta para abrir la puerta, mientras que nos quedamos los tres platicando.

— Vaya, ¿Qué estamos festejando? — Me quedo a medio levantar mi lata de cerveza cuando escucho aquella voz, dejándome de mal humor en cuestión de segundos.

— Era para ver quien preguntaba— Mis palabras salen solas en cuento me giro a verlo.

Pero no viene solo. Su hermana y el se sientan en la alfombra, imitando nuestra posición. Taiju les ofrece una cerveza e inmediatamente se unen a nuestra conversación.

Inui me codea y me sonríe, comunicándome que me tranquilice y no me sienta incómoda, pero ¿Cómo no lo estaré si estoy a lado de unos completos idiotas?, Koko también se de cuenta de mi cambio de humor e intentan distraerme con otras cosas, algo que no funciona.

— Ya me quiero ir.

— No dejes que te arruinen el día.

— Koko, es demasiado incómodo que ellos estén aquí, y su hermano solamente me lanza miradas estúpidas, me dan ganas de romperle la cara.

— Toma otra cerveza y disóciate — Aquello me hace reír —. Nosotros te cuidamos.

Perdí la cuenta de mis cervezas y al parecer ellos también, bueno, Taiju y Greila ya tenían las mejillas rojas por al alcohol, pero su hermano dejó de tomar hace unas horas. Koko e Inui solamente se hacen comentarios con doble sentido.

— ¿Por qué no ocupan otra vez el cuarto que libre que tiene Taiju? — Apunto.

— Cállate, Hideki.

— ¿Hideki? — Miro a Greila quien me ha hablado —. ¿Y tú cómo estás?, has estado demasiada callada desde que llegamos.

— Me gusta platicar con las personas que si me agradan, pero, estoy bien — Ella ya arrastraba ciertas palabras, indicándome que estaba ebria —. ¿Y tú?

— Estoy de maravilla, ¿Verdad hermano?

— Sí, tranquila sin darle cuentas a nadie de nada — Este curvea sus labios mientras que yo me suelto a carcajadas.

— Por favor, ¿Qué indirectas son esas?

— No son indirectas, tú todo lo tomas a mal — Arremete Greila.

— Cállate, arpía.

— ¿Arpía?, ¿Quién te crees para decirme así? — Yo asiento severamente ante su pregunta y después finjo demencia  al escuchar su segunda pregunta.

La pequeña mesa de cristal está en medio, Greila y su hermano están de frente a mí. A mi lado izquierdo está Taiju y al derecho los sobrantes que son Koko e Inui, entonces siento muchos pares de ojos ante mí.

— Deja tu inseguridad — Su hermano quiere atacarme.

— Ay ya cállate, tú a mi me vales un kilo de verga.

— Ni tanto porque siempre me contestas — Daemon contesta. Ese es su nombre.

— Porque tu eres el idiota que siempre está en la cabeza de todas las peleas — Se lo dejo más que en claro, porque ha buscado la manera de sacarme de quicio fácilmente.

— ¿Y qué? — Pregunta su hermana —. Mi hermano puede hacer lo quiera.

— Ya, no voy a discutir con ustedes.

— Porque nos tienes miedo.

— No, ni a ti, ni a tu hermano les tengo miedo. Alguien debe tener prudencia en todo esto, además están ebrios.

— Tú jamás me vas a quitar mi lugar.

— ¿Y quién quiere tu lugar, Greila?, a mí no me interesa.

— Muchas quieren mi lugar, porque Taiju siempre será mío.

Me burlo nuevamente por lo patética que se escucha, ella sigue diciendo muchas estupideces y no veo que alguien la detenga, algo que también me hace enojar, porque se supone que este imbécil debe poner un alto.

— Sí, sí lo que digas — Hago un ademán para que guarde silencio, pero sigue discutiendo. Pero siento un bochorno que me es el indicador de mi enojo, por ende las mejillas se me tornan rojizas.

— Yo me vine a divertir y todos ustedes son unos malditos imbéciles — Le hablo fuerte a Greila quien callada está —. ¡Yo vine a divertírme!, no le vine hacer daño a nadie.

— ¡Ya cállate, Hideki!

— ¡No vine hacerle daño a nadie, estúpida! — Estallo en cólera —. ¡Ya me tienes harta tú y tu maldito hermano!

Sin pensarlo tomo el vaso de vidrío que tenía Koko en su mano y se lo aviento a Greila, quien por suerte mete las manos, nos levantamos para encararnos y Taiju se mete, algo que me hierve de más la sangre.

— ¡Quítate! — El Shiba está de espaldas y para descargar mi frustración lo jalo de los cabellos.

— Fuera de mi casa, Greila — Dice Taiju molesto.

Este se gira, me toma como bulto y me echa a su hombro mientras soy protagonista de mi catarsis, pues no he podido descargar todo mi enojo. Me guía a su habitación entre maldiciones y forcejeos y me avienta a la cama. Me quiero incorporar pero se coloca encima para someterme.

— ¡LE VOY A DAR SU MERECIDO A ESA PERRA! — Me revolvía y tiraba patadas.

— Respira.

— ¡CÁLLATE! — Sin pensarlo le escupo en la cara.

Taiju se limpia con el dorso de la mano, sé que está enojado, pues aquella vena característica se ha asomado. Me toma tiempo calmarme, hasta que dejo de forcejear y las lágrimas aparecen.

— Ven acá — Este me abraza y me deja desahogarme.

— Ni creas que estoy llorando por débil, lloro por coraje — Digo limpiándome las lágrimas.

— Tranquila — Nos quedamos unos minutos en silencio y me limpio la nariz.

— La odio, ¡Ya no quiero verla!

Unos minutos después salimos de su habitación y nos encontramos a Koko e Inui charlando, ellos se quedan callados cuando nos ven acercarnos.

— Ya se fueron, jefe — Dice Koko.

— Bueno, iré a la cocina — Me deja en el sofá y nos miramos los tres.

Koko se suelta a reír como un desquiciado e Inui le acompaña, ambos se colocan una mano en sus barrigas para intentar calmarse, pero solamente se burlan más. Yo me enojo y espero a que me digan el porqué de sus risas.

— ¡Cuidado Inui, ya se enojó, te va jalar de los cabellos como al jefe! —Y recuerdo nuevamente la escena donde le tiré de los cabellos, haciéndolo levantar la cabeza debido a la fuerza que apliqué.

— Basta, estaba enojada.

Pero no hicieron caso, siguieron riéndose.

Después de un día de fuertes emociones, me encuentro camino a mi casa, donde tengo deberes para mantenerlos tranquilos. Las luces de la sala están encendida y eso me indica que los dos están ahí, así que abro la puerta y miro en derredor encontrándolos con diversas cosas.

— ¿De dónde compraron todo eso? — Cuestiono con el alma en un hilo.

— Del dinero que tenías escondido en tu cuarto.

No sé, pero redactar el +18 desde la perspectiva de Taiju me agradó. 

Espero hayan disfrutado el cap de hoy y una disculpita por meter escenas +18 cada que puedo, pero de verdad no puedo evitar fantasear con este hombre AJAJAJAJAJAJAAJAJ

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top