Capitulo 7: El pasado duele
ELINOR
El profesor sigue gritando a la distancia mientras nosotros corremos en dirección al auto.
―Te aseguro que él sí llamara a la policía―anuncia cuando subimos al auto.
―Esperemos que no. No soy buena manejando bajo presión.
Enciendo el auto y aceleró. Harlan mira hacia atrás, y niega al verificar que no nos sigue. Bueno, por ahora todo está bajo control.
Pongo la radio, hay una canción de Taylor Swift por lo que me permito relajarme, sin embargo cuando ya se acerca al coro de Wildest Dreams la voz de una reportera interrumpe la canción.
―Informamos que hay un grupo de vándalos que atemorizan la calles de Mainefild, fueron vistos en el barrio de Northshide lanzando huevos hacia un auto, por ahora sé desconocen los responsables. Pero repito tengan mucho cuidado.
―¿Estaban hablando de...?
―Nosotros―afirmó. Ambos reímos, pues la situación es muy rara.―. Que locura, es la primera vez que salgo en las noticias. ¿Y tú?
―Bueno alguna vez salí en televisión pero tendría unos 10 años. El colegio organizo un evento y yo actuaba en una de las obras de teatro que presentaron.
―Que interesante, ¿y de qué era la obra?
―La verdad no recuerdo.
―En todo caso, prácticamente somos famosos―objeto
Volteo a ver a Harlan quién parece algo distraído. Que extraño.
―¿Estás bien?
―Sí. Sí, sólo estaba pensando.
Parece que algo le pasa, pero si quisiera contarme ya lo habría hecho así que decido no presionarlo. Es lo que me habría gustado a mi en este caso.
―Espero que no se les ocurra investigar quién fue.
―No lo harán, al poco tiempo lo van a olvidar. Además no es como que vayamos a hacer esto todos los días.
―Es verdad. Solo fue una pequeña travesura.
Conduzco en silencio por unos minutos tarareando las canciones de Taylor hasta que recuerdo que Harlan sigue aquí. Él no parece con ganas de querer hablar. No sé qué sucedió ni si fue mi culpa por algo que dije, o quizá solo el hecho de ver a Sally lo puso así.
Odio cuando las cosas cambian así de la nada, cuando todo va bien y de repente hay algo que no encaja. No somos amigos ni nada por el estilo pero definitivamente me gustaría serlo y no quisiera que esto se quedará como un amistad casual que luego olvidaremos.
―¿Te llevo a tu casa?―digo por fin.
―Sí, muchas gracias. Perdón me perdí por unos instantes.
―¿Seguro que estád bien?
―Sí, bien
―Puedes hablar conmigo si quieres. A veces es mejor hacerlo con un desconocido―opino.
―Lo siento, es solo que...esto no lo habló con nadie. Es complicado.
Asiento y decido no seguir insistiendo, no quiero fastidiarlo.
―Comprendo. A veces hay cosas que no somos capaces de expresar con palabras.
―Exacto ―Harlan suelta un suspiro exhausto y recuesta su cabeza contra la ventana―. Vivo en Freedom, en la calle 15.
―Bien.
Piso el acelerador y me concentro en conducir lo mejor posible.
Al llegar a la calle 15, Harlan me indica donde aparcar el auto. Frente a nosotros hay una casa de dos plantas, no muy lujosa pero bastante bonita, con un enorme jardín delantero y un par de macetas llenas de flores en el pórtico.
―Gracias por traerme. ―Abre la puerta y me da un gesto con la mano de despedida―. Adiós
―Oye, espera. ¿Todavía sigue en pie lo del helado? Bueno en realidad creo que quedamos empatados.
―Claro que sí. En ese caso supongo que nos dividiremos la cuenta―masculla con una sonrisa de lado.
―Por supuesto. Es un trato.
Me alegra saber que por lo menos volveremos a vernos, aunque sea para comer un helado.
―¿Intercambiamos número?
―Claro.
Harlan digita su número en mi celular y yo hago lo mismo.
No recuerdo la última vez que hicé una amistad de este tipo con alguien, es decir, tan improvisada y sin siquiera conocerlo. De hecho prácticamente me arriesgué mucho, pudo ser un psicópata.
―Nos vemos
Cuando llego a mi apartamento lo último que espero encontrar es a mi padre en compañía de los padres de Rowland.
Sabía que no se iba a quedar quieto. Tenía que inventar alguna de sus locas ideas.
―Papá, ¿Sucede algo?―es lo primero que pregunto porque aunque sé la respuesta quiero creer que su único motivo para estar aquí es porque algo malo sucedió.
Me quedo de pie cerca de la escalera aguardando su respuesta mientras encuentro una manera de escapar. Ellos están frente a la puerta, ocupando el paso así que correr hacia ella no es opción.
―Los señores Eason y yo queríamos hablar contigo. Ya que no pudiste asistir a la cena que con tanto esfuerzo tu madre preparo decidimos venir.
Puedo sentir hasta acá sus comentarios pasivo-agresivo, incluso intenta manipularme con mamá. Él sabe que odio que haga eso aún así lo hace para molestarme.
―No pude llegar. Estaba ocupada.
―Bien, querida. En serio necesitamos hablar contigo ¿Por qué no entramos?
La señora Margaret me mira, veo en sus ojos que su plan es el mismo de mi padre: decidir por sus hijos como si no fuéramos suficientemente responsables.
―En realidad no hay nada de que hablar. Y lo único que quiero es que respeten las decisiones que tanto yo como Row tomamos.
―Elinor. No seas irrespetuosa. Ellos hicieron un espacio de su tiempo para venir hasta aquí. No tienes consideración.
―¿Y quién tiene consideración por mi? ¿Acaso alguno de ustedes la tuvo ayer?
Todos se quedan mirándome. Ellos saben que digo la verdad mas se quedan callados.
―Lo que pensé.
Ni siquiera mi padre es capaz de refutar lo que digo. Cruzó el umbral de la puerta e introduzco la llave con las manos temblorosas. Cuando logro abrirla me tomo unos momentos para respirar y entro.
―Y para su información yo jamás engañe a Rowland. ―Clavó mi mirada en Margaret quién dudo de mi palabra el día de la boda. Ella parece comprender y asiente algo avergonzada―. Dentro de mis planes no está volver con Rowland. Por ahora pueden ahorrarse sus vagos intentos por juntarnos y empezar a preocuparse por sus propias vidas.
Cierro la puerta sin siquiera despedirme. Me dejo caer al piso y me recuesto contra la puerta.
Jamás había hecho algo así, pensar en hablar de esa forma a alguien que tantas veces me acogió en su casa es difícil y llega a doler. No quería que las cosas terminarán así pero ya lo hicieron y no puedo cambiarlo.
Desbloqueo mi teléfono y entro a la galería. Un montón de fotos de nosotros aparece ante mis ojos. Tomo valor y empieza a seleccionar las que debo borrar pero algo me lo impide. Solo me dejo llevar por la emoción y lloro.
HARLAN
Es extraño pensar en como sería la vida si esa persona jamás hubiera muerto porque todo cambiaría, hay personas que ni siquiera conocería, o hay situaciones que no habría vivido. A pesar de eso daría mi vida porque todo fuera como antes. Antes de que ellos murieran.
Sostengo la foto en mis manos. Hace tanto tiempo que no la observaba. Es una foto de su aniversario, mamá abraza a papá por el cuello y ambos sonríen a la cámara. Recuerdo que yo tomé esa foto, un año antes del accidente.
Respiro profundo y tomo un poco del té que ha preparado mi abuela. En cuánto llegue se dio cuenta que algo andaba mal y me dio esto para tranquilizarme.
―¿Ya mejor?
Asiento.
Dejo la taza sobre la mesa de centro de la sala y me recuesto en el sofá.
―¿Sucedió algo?
―Nada...es solo que ya sabes los recuerdos aún duelen.
―Har, los recuerdes siempre dolerán. Lo importante aquí es que valores todo eso que viviste con ellos.
―Es que ha sido tanto tiempo...tanto desde esos recuerdos que...―mi voz se quiebra a mitad de la frase.
No quiero llorar, es lo último que deseo. Pero no puedo evitarlo.
―Tranquilo, sabes que puedes llorar. Todos tenemos un proceso y puede que el tuyo aún necesite más tiempo.
Algunas lágrimas resbalan por mis ojos, las quito con la manga de mi suéter y asiento. Me había prometido hace algún tiempo no llorar porque sé que aunque ellos no estén es lo último que desearían, pero es que el pasado duele.
―Es peor cuando se acerca el día.
―Lo sé. Y estaremos preparados pero Harlan no podemos evitarlo. Ese día llega como todos los años y debemos afrontarlo.
―Sí―susuro―. Como los extraño.
Han pasado 14 años y aún lo hago.
Mi abuela se sienta a mi lado y me abraza.
―Esto pasará, llegará un día en que recordarlos no dolerá.
♤♡♤♡
La noche anterior no dormí nada. Luego de la crisis que tuve no logré conciliar el sueño y justo cuando lo hacía las pesadillas aparecieron. La misma pesadilla de siempre, en la que estoy en el mar y hay algo que me arrastra hacia el fondo, no puedo respirar y siento que me ahogo hasta que despierto y ahí acaba todo.
Ignoro las pocas ganas que tengo que salir de la cama, debo hacerlo ya que Allan sale hoy del hospital y debo estar allí.
Me levanto con pesadez y voy directo a la ducha. Bajó al primer piso cuando ya estoy listo y veo que mi abuela ha preparado el desayuno.
―Abu, se supone que hoy yo cocinaría.
―No te preocupes, lo hago con gusto―dice y se sienta en el comedor.
Hago lo mismo y como en silencio los huevos revueltos y el café.
―¿Ya estás algo mejor?
―Sí, estoy bien. Mucho mejor ―le soy una sonrisa para que no se preocupe.
Termino mi desayuno y me apresuro a la salir para llegar puntual a la parada del bus.
A pesar de hacer parte de los socios de la agencia en realidad tanto Allan como yo recibimos el mismo salario que los demás empleados. Nuestra idea es que todo sea equitativo, además sin ellos no habría empresa.
Por eso es que aún tengo que tomar el transporte público ya que dinero para auto por ahora no hay. Y bueno en realidad no es algo que me moleste.
Subo al bus y busco un asiento vacío, por suerte el bus no va muy lleno. Me coloco mis audífonos y me recuesto en el asiento. Pongo una playlist aleatorio y dejo que la voz de Adele me acompañe en el camino.
Me bajo en la parada más cercana al hospital donde se encuentra Allan.
En cuánto llego a su habitación veo que está muy bien acompañado.
Carraspeo para llamar su atención. Allan y Viviette paran sus risas en cuánto me ven.
―Hola Harlan, ¿cómo estás?
―Bastante bien, ¿y tú?
―No me quejo―dice Viviette levantándose de la silla donde estaba.
―Veo que tú amaneciste bastante bien, amigo.
Me acerco a su camilla, Allan parece querer asesinarme por haber interrumpido la charla que tenían. Primero me dice que no me involucre y luego él termina más involucrado. En fin, la hipotenusa.
―De hecho no, tengo un horrible dolor de cabeza y aún me cuesta respirar.
―¿Quieres que vaya por un médico?―interfiere Viviette algo preocupada―Puede ser algo grave
Mi amigo muestra una mueca de dolor, lo que alarma aún más a la chica.
―No es necesario―me adelanto a decir. Palmeo la espalda de mi amigo y me acerco a él―¿Qué estás planeando?―le susurro al oído.
De él solo obtengo un: sígueme la corriente.
Frase que me trae una infinidad de recuerdos en las que hice eso y todo salió mal.
―No te preocupes, estaré bien Vivi. Quizá tengas cosas que hacer así que gracias por venir.
―No me importaría quedarme otro rato. Es decir, no te ves muy bien. Harlan quizá necesites ayuda vigilando su estado.
Allan y sus extraños planes de conquista. Estoy dispuesto a responder que no es necesario pero alguien se me adelanta.
―No tiene caso que sigan aquí. Él paciente será dado de alta ahora mismo
―informa una enfermera que entra a la habitación―. En unos minutos vendrá el médico a revisarlo.
―Pero, él no se siente bien. Quizá deba examinarlo ya.
―Querida, este chico está lo más de bien. No necesita otro examen―dice acercándose a Allan y quitando ―. Seguramente quiere quedarse más tiempo. Muchos pacientes hacen eso.
Contengo mi risa al darme cuenta que quizá la enfermera se dio cuenta del plan.
―Ves amigo. Estás estupendo.
Allan se queda callado pero sé que está furioso.
La enfermera se marcha y por un rato nos quedamos en silencio. Viviette parece distraída con su celular pero luego levanta la mirada hacia Allan.
―Eso no es verdad. En serio me duele la cabeza pero supongo que estoy bastante bien―Suelta algo nervioso.
Viviette otra vez vuelve a su celular, está tecleando rápidamente. Parece preocupada.
―Tengo que irme, es una emergencia. Es Elinor.
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