Track 35.

–Track 35–

Reading my eyes – Hybrid Theory

Reading my eyes will say it in many ways
Losing my pride will save it in many days
Why not... what I came... Why not... what I came...
Why not give me what I came to deserve?
Why not give me what I came to believe?
Why not give me what I came to deserve?
Why not give me what I came to believe?
Reading my eyes will say it in many ways
Losing my pride will save it in many days...


~*~*~*~

*Marcus*

A pesar de que era obvio que llegaríamos una hora tarde a la escuela no dudé en tomar la mano de Aiden mientras estábamos en el transporte público. Nos encontrábamos en el último asiento y no había mucha gente puesto que la hora en la que todo mundo corría a la escuela o su trabajo había pasado.

—¿Crees que Kelly nos diga algo por llegar tarde?— exclamó entrelazando nuestros dedos.

—No, diremos que esto es típico de los estudiantes— apoyé mi cabeza en su hombro y reí, también soltó la carcajada; —pero Sam no se quedará callado— agregué.

—Eso sí me preocupa.

—Pierde cuidado, yo te protegeré— le dije divertido.

—Entonces no tengo porqué temer— ladeó su cabeza para colocarla sobre la mía.

Era tan grato tenerlo así, sentía mi corazón lleno de paz y serenidad, por lo que también quería transmitirle lo mismo. Creo que el dormir así, junto a él, me hizo estar tranquilo, por eso me había ido de largo con la siesta.

—Te quiero Aiden— le dije sin razón aparente, rompiendo el silencio que se había apoderado del ambiente.

Como respuesta, él levantó mi mano, la llevó a su boca y depositó un beso en ella, —y yo a tí, Marcus.

Fue una lástima que el gusto me durara poco, ya que el autobús llegó a la parada donde debíamos descender.

Bajamos y entonces comenzamos con los roles que deberíamos tener: los hermanos Coletti.

..

.

—Marcus, ¿te quedaste dormido?— me preguntó Carina al verme llegar justo cuando el profesor de la primera clase abandonaba al aula.

Afirmé con la cabeza.

—¿Y Aiden, acaso él no te despertó?— me pareció que estaba más platicadora que el día de ayer.

—No, mi hermano también se quedó dormido; anoche nos quedamos hasta tarde jugando videojuegos.

—¿Le gusta los videojuegos? ¿Cuál es su favorito?— noté que recogía sus pertenenecias.

—¿A dónde vas?— esquivé sus preguntas con otra.

—Vamos— me corrigió, —tenemos clase de baile. Este semestre hubo algunos cambios.

—¿Cambios? ¿Qué clase de cambios?

—Tengo entendido que hay varios maestros nuevos, como el de danza y escuché que también el de música.

—Oh— musité, supuse que al mencionar al último se refería a Victor.

—Así que hay que darnos prisa, no sabemos si el profesor de danza es demasiado estricto o no— me tomó del antebrazo y me hizo seguirla por los pasillos.

Noté que nos dirigíamos a la salida del edificio y entonces le pregunté, —¿a donde vamos exactamente?

—Los salones de danza, música, esgrima, dibujo y artes plásticas están en el edificio del fondo del campus, cerca de la biblioteca; allí tenemos clase.

—Vaya, no sabía eso—, sí lo sabía ya que el día anterior había recorrido el campus con Aiden, pero no lo recordé sino hasta que ella lo especificó.

—¿No has revisado tu horario?— detuvo su paso.

—No, creo que no.

—A ver, dámelo— extendió su mano y yo sólo atiné a buscar la hoja impresa que guardaba en mi mochila, aquella que Kelly me había dado el día anterior y se la ofrecí.

—El día de hoy tienes clase de danza, conmigo— leyó el papel, —después tienes, ¿Dibujo? ¿Escogiste dibujo como asignatura opcional?

—Ss-si— supuse que sí, al fin y al cabo yo no había sido quien lo seleccionó.

—Eso quiere decir que estaremos serapados, yo tomo la clase de música.

De repente, miró su reloj de pulsera, —vamos, llegaremos tarde—, volvió a jalarme del antebrazo para continuar con nuestra carrera.

Después de hacer una parada en los vestidores, donde cambiamos nuestros atuendos por unos más cómodos, llegamos a las puertas del aula, que eran altas e imponentes, Carina las empujó puesto que estaba entreabiertas y vi el salón. El piso era de madera pulida, sólo tenía dos paredes de concreto, las otras dos eran enormes espejos; también había barras, de esas que usaban las bailarinas de ballet. Varios chicos estaban sentados en el suelo cambiándose las zapatillas, otros estaban realizando ejercicios de estiramiento; pero, inesperadamente para mí, una chica se acercó a nosotros, —¡Carina!—, saludó a mi compañera; era la primera vez que veía que interactuaba con alguien además de mi; —te extrañé estas vacaciones, ¿dónde te habías metido?

—Lo siento, me fui de viaje con mi tío— y allí es donde debía prestar atención, tenía entendido que su único tío era el científico sospechoso de las armas biológicas.

—¿Y tu prima no fue una molestia?— indagó la recién llegada.

—No— Carina se encongió de hombros, —Kristall y yo nos ignoramos como siempre—; luego me miró, —pero qué descortés soy. Él es Marcus, es nuevo en el instituto— me presentó.

—Hola— saludó la chica, —yo soy Sandra; estudiante de último año.

—Hola— contesté. Ella se veía muy amable y simpática.

Pero antes de que pudiéramos continuar con algo más, un par de aplausos se escucharon, todos volteamos y vimos a un sujeto de pie junto al aparato de sonido; su cabello era castaño-rojizo, vestía una playera negra sin mangas y unos pantalones grises flojos.

—Muy buenos días, jóvenes estudiantes— sonrió, tenía un semblante agradable; —yo soy Jeremy Roberts, su nuevo profesor de danza— se presentó ante nosotros.

—Es guapo— musitó Sandra, Carina sólo ahogó una risita.

—Dejen sus pertenencias en esos estántes y vengan al centro del salón— pidió el profesor, ya que varios aún teníamos la mochila al hombro.

Cambié mi calzado por unas zapatillas especiales, las cuáles Kelly se había encargado de hacer llegar a mi mochila, al igual que mi cambio de ropa, y entonces la clase inició.

*Aiden*

Cuando llegué al aula sentí varias miradas sobre mí; pensé que tal vez porque llegar tarde era algo poco común, pero no fue así.

—Así que tu hermano pequeño es muy rudo, ¿eh?— exclamó uno de mis compañeros y se acercó a mi asiento.

—Supongo— contesté tratando de no sonar molesto por la forma en la cual abordó el tema de Marcus.

—Déjame decirte que ese niño de primer año... ¿Cómo se llama?... ¡Travis! Sí, ese tal Travis era bastante fastidioso y tu hermano lo puso en su lugar, fue sencillamente admirable.

—Y si era fastidioso cómo dices, ¿por qué nadie había hecho algo al respecto?— fruncí el ceño.

—Porque no nos incumbe; él sólo fastia a los débiles, y como te habrás dado cuenta aquí cada quien defiende sus propios intereses.

¿Por qué no me sorpredía aquello? Era obvio, estábamos en una escuela en donde los estudiantes tenían una familia asquerosamente rica o tenían una beca.

—Por cierto, soy Benjamin; pero puedes llamarme Benn— se presentó, luego señaló a otro sujeto que estaba platicando con un grupo de chicas, entre ellas mi objetivo; —y él es Nicholas.

El aludido notó que lo mirábamos así que dejó a las chicas y caminó hacia nosotros.

—Aiden Coletti, no pensé que fueras tan rebelde como para no llegar a la clase de Derecho Romano; la profesora es súmamente estricta y cuidadosa con las faltas, y tú ya llevas el cincuenta porciento de lo permitido en su asignatura.

—¿Qué?

—Lo que quiere decir es que la profesora sólo permite dos faltas durante el curso— explicó Benn.

—Ah— dije, la verdad suspender la asignatura no era algo que me importara mucho, lo que me inquietaba era lo que mi nuevo superior, Kelly, fuera a decir sobre eso.

—Pero no te preocupes— Nicholas rodeó mis hombros, —si haces equipo con nosotros aprobarás, eso es seguro.

Entonces Benn empezó a explicar la dinámica de la asignatura, las tareas y proyectos, investigaciones y demás; pero yo no le pude prestar mucha atención ya que sentí una mirada taladrando mi nuca; voltee y noté que Kristall me observaba, en cuanto nuestas miradas se cruzaron ella sólo sonrió y fue a su asiento.

Nicholas carraspeó llamando mi atención de nuevo, —veo que te interesa Kristall, ¿eh?

—¿Interesarme?— por supuesto que me interesaba, pero no en el sentido que supuse él creía.

—Debo admitir que es linda— continuó, —si deseas ser popular e influyente ella te conviene.

—Llamar la atención es lo que menos quiero— declaré sin pensarlo mucho.

—Es una lástima porque ya puso el ojo en tí— rió.

Luego Benn intervino, —había una porrista muy popular que se graduó hace dos años, la llamaban la Princesa de Hielo, digamos que Kristall es su sucesora.

—¿Qué no era miembro del equipo de baloncesto?— pregunté y entonces quise golpearme contra el escritorio por hablar de más.

—¡Ajá! Entonces no pasa desapercibida ante tus ojos, ¿eh?— Nicholas se deshizo en risas y me soltó.

—Nn-no, es sólo que...

—No hay problema— Benn posó su mano en mi hombro explicando, —en la carrera son pocos los que no saben de la existencia de Kristall; ella también era una porrista pero luego cambió los pompones por un balón naranja; eso la hizo más popular puesto que le dio un aire menos superficial.

"Estupideces de niños mimados y adinerados", pensé, ¿cómo algo como eso haría menos superficial a alguien? Si te tenían en un concepto era por algo, ¿no?

—Oh, ya llegó el profesor— anunció Nicholas.

—Luego nos ponemos de acuerdo para el partido, necesitamos a un jugador más en el equipo de futbol— Benn palmeó mi espalda y ambos tomaron sus lugares. Al menos la charla con ellos tendría frutos.

*Marcus*

Pensé que no debería sobresalir demasiado ya que estaba con novatos; pero el profesor me superaba por mucho, o tal vez yo estaba algo oxidado.

—¿Cuál es tu nombre?— se acercó.

—Marcus Coletti— contesté, y entonces caí en la cuenta de que yo era el único que quedaba de pie, todos mis compañeros habían ido cayendo a lo largo de la coreografía, era bastante agotadora.

—¿Y usted, señorita?— se dirigió a mi compañera.

—Carina Olivares.

—El joven Coletti es el que tuvo más aguante, mientras que la señorita Olivares fue la que pudo llevarme el paso primero y antes que todos en la ronda inicial; los felicito— sonrió y nos aplaudió.

Los demás los imitaron, miré a Sandra, ella sonreía demasiado mientras le mostraba los pulgares en alto a Carina.

—Bien— Jeremy miró el reloj de la pared, faltaban diez minutos para que la clase oficialmente terminara, —el día de hoy los dejaré ir— anunció, luego agregó, —excepto a Coletti y Olivares.

Todos asintieron y recogieron sus pertenencias, Carina se apresuró a tomar un trago de agua y se acercó al profesor, al igual que yo.

—Estuvieron excelentes— nos dijo una vez que solo quedamos los tres; —me gustaría ver más movimientos suyos.

Caminó al aparato de sonido y seleccionó una pista que conocía.

—Quiero ver qué tan bien lo hacen al estilo libre— sonrió.

Tragué saliva, hacía tiempo que no practicaba así, pero me encaminé al centro del lugar y cerré mis ojos tratando de imaginar la coreografía. Moví mis manos y pies pero aún sentía que algo faltaba.

—Intenta con esto— la voz del profesor me hizo abrir los párpados, lo busqué con la mirada y estaba en la pequeña bodega, donde se guardaba la utilería, me arrojó un bastón; y eso fue suficiente para complementar mis movimientos.

—Nada mal, Coletti— dijo cuando la canción estuvo a punto de terminar; hice unos movimientos más y finalicé.

—Ahora tú— le dijo a Carina; ella era más tímida, incluso pensé que iba a negarse, pero cuando el profesor puso una pista más rítmica parecío decidida.

Pude notar que le faltaba un poco de seguridad y soltura en sus movimientos pero era bastante buena, incluso tenía ideas y pasos que me llamaron mucho la atención.

—¡Ay no!— exclamó de repente y detuvo sus pasos, —¡llegaremos tarde!—, miré el reloj de pared

por medio del espejo y noté la hora.

—Lo siento— se disculpó Jeremy, —no debí pedirles que se quedaran.

—Pierda cuidado— le contesté, al momento que me cambiaba los zapatos, Carina hizo los mismo mientras él apagaba el aparato de sonido.

—Si desean iré con ustedes para disculparme personalmente con su profesor.

—No se moleste— dijo ella.

—No es molestia— sonrió, me parecía un sujeto muy amable.

—Marcus, tu aula está al final del pasillo— Carina se dirigió a mí, así recordé que yo tenía clase de dibujo.

—¿Y la tuya?— le pregunté.

—En el tercer nivel— terminó de colocarse los zapatos.

—Entonces iré con Olivares, es más probable que tú llegues a tiempo— Jeremy ya estaba en la puerta del aula. No me negué ya que la clase de música era con Victor así que no habría problema.

Al salir del salón de baile nos separamos y tomamos direcciones contrarias, yo hacia el final del pasillo y ella hacia las escaleras en companía del profesor. Mi clase duraría una hora, mientras que la de ella dos; Kelly lo había planeado así, ya que en ese tiempo yo podría tomar un descanso, ir a visitar a Sam o a Aiden para después continuar con un par de clases más. Pero con lo que no contaba era que esa hora sería la más incómoda de todas, ya que mi restirador se hallaba justo al lado del de Travis, el chico con el que había tenido el altercado el día anterior.

*Victor*

—Me parece que es una excelente melodía— dijo la joven que finalizaba su clase de piano.

—Eso mismo pensé, por eso la escogí, para que nos sirviera durante las primeras lecciones— le expliqué.

—Haré mi mejor esfuerzo— sonrió por enésima vez, su nombre era Sofía, las clases de piano eran personalizadas y para no levantar sospechas Kelly me había asigando tres alumnos: Sofía que resultó ser demasiado coqueta, Garret un chico muy callado y por supuesto uno de nuestros objetivos: Carina.

—No me lo tomes a mal, pero ¿qué no tienes otra clase?, no me gustaría que llegues tarde— traté de sonar cortés.

—Oh no profesor, está es la última sesión de hoy; puedo quedarme todo el día si deseo, al menos que usted tenga otra cla... — y agradecí cuando tocaron a la puerta.

—Adelante— dije en voz alta.

Era Carina que llegaba un par de minutos tarde, tenía la respiración entre cortada así que supuse que había estado corriendo. Me acerqué a la puerta para abrirla por completo ya que había asomado únicamente la cabeza; esperaba ver a Marcus junto a ella pero no fue así.

—Buen día, mi nombre en Jeremy Roberts— se presentó el sujeto que estaba con ella.

—Victor Carbajal— imité su gesto.

—Soy el profesor de baile de la señorita Olivares y estoy aquí para disculparme personalmente, fue a causa de mi clase que ha llegado tarde.

Sólo eran un par de minutos, no había tanto problema, pero aún así debía ser formal. Miré a Carina que se hallaba aún de pie junto a nosotros, le hice un ademán para que entrara y me obedeció dejándonos solos en el pasillo.

—No hay problema, le agradezco que se haya tomado la molestia de venir hasta aquí— contesté.

—Entiendo que ambos somos profesores nuevos— sonrió.

—Claro, este es mi segundo día.

—El mío es el primero— frotó su nuca, —espero que nos llevemos bien.

—Yo también— parecía un sujeto agradable, ya después le preguntaría a Kelly si podría ser una amenaza o no, aunque en realidad no lo parecía.

—Entonces me retiro para que inicie la clase— dio un paso hacia atrás.

—Gracias— fue una charla bastante extraña, tal vez yo debía hablar más y mostrarme más amigable pero ese no era mi trabajo, por eso no me esmeré mucho.

Cerré la puerta del aula y me enfoqué en mi objetivo, noté como Sofía guardaba sus partituras para dejarle el espacio frente al piano a Carina.

—Ya me voy— anunció, —nos vemos la próxima clase, practicaré en casa, lo prometo— y después de eso se fue.

—Hola— saludé a mi objetivo, ya que no se había movido, —siéntate, por favor.

—Usted es... el profesor que intervino en el comedor, ¿cierto?— me reconoció, —y también el que saludó al hermano de Marcus en la oficina del director.

Fingí recordar y luego dije, —Sí. ¿Y tú eres amiga de Marcus?

—Algo así— se mostró más relajada, —¿cómo es que conoce a los hermanos Coletti?

Ups, algo que no tenía planeado pero de lo que tenía que zafarme, así que decidí decir parte de la verdad; —Ellos viven en un apartamento frente al mío, es por eso.

—Oh.

—¿Cuál es tu nombre?— le pregunté, debía decirmelo antes de que yo lo echara a perder nombrandola cuando se suponía que no lo sabía.

—Carine Olivares.

—Bien Carina, iniciemos con la lección.

*Samuel*

Pasé algunas páginas de aquella revista y miré la sala de lectura, vacía. Suspiré y cerré la revista. Era el tercer impreso que miraba y el segundo vaso de jugo que tomaba, ahora sentía una presión en mi vejiga. Observé a mi compañera bibliotecaria, ella estaba inmersa en el computador. Me puse de pie y le dije que saldría al baño, asintió y entonces me dirigí a la puerta.

Respiré profundo cuando estuve al aire libre, para ir a los baños no era necesario salir del edificio donde estaba la biblioteca pero después de atender mis necesidades, quise estirar las piernas un poco.

Anduve por un camino empedrado y noté lo cerca que estaba del edificio de artes y música; eso me dio una gran idea: visitar a Victor.

Sin pensarlo demasiado caminé hasta la entrada del edificio, el tercer nivel era mi objetivo, así que fui directo a las escaleras, aquellas en forma de caracol y apresuré el paso, de repente, sentí que chocaba contra algo que venía tal vez a la misma velocidad que yo pero en sentido contrario, el impacto fue tan repentino que estuve a punto de irme hacia atrás; atiné a cerrar los ojos con fuerza esperando lo que pensé inevitable, pero alguien me tomó del antebrazo y la cintura para evitar que cayera.

Abrí los ojos lentamente y entonces lo vi; ojos pequeños, labios gruesos y una perfecta mandíbula.

—Lo siento— se disculpó y aumentó la distancia, parpadeé notanto lo cerca y comprometedora que era esa pose.

—Nn-no hay problema— me zafé de su agarre, sus fuertes manos soltaron mi cintura y él se irguió para darme espacio, ya que prácticamente me había dejado acorralado entre su cuerpo y la barandilla.

—No debí bajar tan rápido— explicó al momento que sonreía haciendo que sus ojos se notaran más pequeños.

—Y yo no debí subir de esa manera— dije para que el ambiente no fuera incómodo e imité su gesto.

—Soy Jeremy Roberts, el nuevo profesor de danza.

—Mi nombre es Samuel Holmes, el nuevo asistente de biblioteca.

—¿De verdad?— se mostró sorprendido, —pensé que eras un estudiante.

No pude evitar reír ante ello, —es una broma, ¿cierto?

—Por supuesto que no, te ves tan jovial que bueno... yo

—Tú tampoco pareces un profesor— levanté un ceja tratando de mostrarme juicioso.

—Es porque me ejercito.

—¿Ah sí?— aunque intentaba parecer serio no podía evitar que mis labios se curvaran en una divertida sonrisa.

—Claro, ¿de qué otra forma crees que podría bailar por horas?, es necesaria una buena condición física— palmeó su bicep derecho.

Mi risa no pudo ser más estrepitosa ante ese acto; —qué modesto eres— satiricé.

—Lo sé— comprendió mi ironía pero luego agregó, —pero también sé reconocer cuando alguien tiene algo digno de admirar.

—¿No me digas?— quise seguir con mi tono sarcástico pero creo que él lo tomó de otra forma, ya que me contestó con algo que no esperaba.

—Por supuesto; por ejemplo tu risa, es como una melodía celestial.

Mi risa se fue apagando poco a poco debido a la inquietud que se instaló en mi estómago, era algo extraño; y él notó ese cambio.

—Lo siento, no quise incomodarte; pero es la verdad.

—¿Siempre eres tan... directo?— cuestioné.

—La mayoría de las veces; pero supongo que debo ir con más cuidado la próxima vez, no quisiera ahuyentarte.

¿Qué había querido decir con eso?, abrí la boca para poder cuestionar aquello pero el repicar de mi móvil llamó mi atención.

—Debo atender esta llamada— le dije al ver que era Marcus.

—No te quito más tu tiempo— bajo un escalón para quedar a mi altura, —espero que nos volvamos a encontrar, Sam— sonrió antes de continuar se descenso.

Sus palabras y su mirada causaron que los vellos de la nuca se me erizaran, pero de nuevo el timbre hizo que decidiera olvidar aquello y prestarle atención al teléfono en mis manos. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top