Track 32.
–Track 32–
Mission – Vanness Wu
君は mission everlasting mission
thank you for this mi-mi-mi-mission
[I got love for you]
~*~*~*~
*Aiden*
La escuela era enorme, los grandes edificios blancos eran imponentes.
Ya era un poco mayor para ingresar a la universidad y nunca imaginé hacerlo, al menos no por esta circunstancia, ya que años atrás además de entrar a la agencia me dediqué a la la tienda de chocolates junto con Leonard y Abigail.
Pierre y Luna, cuanto extrañaba a mis amigos, mi familia. Aunque con Lizzie mantenía contacto era inevitable no recordarlos en cada plática.
Lo único que en verdad agradecía de la situación era el hecho de tener un nuevo hermano pequeño: Marcus.
—Aiden, creo que esto de ser un estudiante bien portado no va conmigo—, los cuatro nos encontrábamos dentro de una van aparcada enfrente del instituto, esperando a que diera la hora adecuada para entrar.
—Marcus, recuerda que debes llamarlo hermano— sentenció Samuel desde el asiento del copiloto, Victor era el conductor.
Marcus se encogió levemente de hombros, supuse que no le agradaba la idea.
Aunque ahora vivíamos en el mismo departamento y las cosas entre nosotros ya se habían aclarado, aún no tenía la misma confianza. No podía negar que tenía muchas ganas de abrazarlo y besarlo, decirle lo mucho que lo extrañaba y lo sexy que se veía con el cabello ahora de color negro; pero tenía miedo, miedo de que me rechazara por haberlo "desconocido" cuando supe su verdadera identidad. Él decía que lo entendía y que mi reacción había sido aceptable y normal dadas las circunstancias, pero por alguna razón sus palabras no me hacían sentir mejor, o mejor dicho, seguía teniendo miedo e inseguridad.
Justo el mismo día que llegué Samuel se mostró muy animado, agradecí sus intenciones por tratar de hacerme sentir parte de su equipo, pero eran muchas cosas en mi cabeza.
—Por aquí— nos dijo una chica, por indicaciones de Omar, mi nuevo superior, habíamos llegado a un salón de belleza o algo así, según las palabras de Sam.
—Primero él— Samuel me señaló.
—Pp-pero yo...
—No discutas— me interrumpió, me tomó de los hombros y me empujó a un cubículo; así fue como inició el cambio de imagen; el mío no fue gran cosa. A Samuel le tiñeron el cabello de color castaño, a Victor de rubio casi platinado, el mio solamente fue recortado y a Marcus; Marcus no se podía ver mejor con el negro azabache.
—¡Oh por Dios!— lanzó un grito Samuel y estrechó a Marcus entres sus brazos, —ahora sí parecen verdaderos hermanos—, me miró, —y tú, quita esa cara larga, por favor.
—Lo siento— me disculpé; pero es que la verdad aún no me adaptaba del todo.
Después de eso regresamos a nuestros departamentos, el que compartían Victor y Samuel estaba al otro lado del pasillo.
—Descansen, que mañana debemos llegar temprano para que les den los detalles de la misión— dijo Victor antes de desaparecer tras la puerta.
Y una vez que Marcus y yo nos quedamos solos él anunció que prepararía la cena.
—Te ayudo— me ofrecí.
—No, tú mejor espérame en la sala y busca un buen programa— señaló sonriente el control remoto.
Asentí e hice lo que me indicó; y al cabo de media hora tenía una torre de emparedados y un gran vaso de batido de chocolate.
—Es mi especialidad— se jactó orgulloso.
—¿Ah sí?
—Sí, Sam es un excelente maestro— rió y se sentó a mi lado. Yo sólo sonreí y luego clavé mi vista en el televisor, estaban transmitiendo un talk-show.
—Aiden— me llamó después de unos minutos.
—¿Sí?— exclamé sin mirarlo, pero lo que dijo a continuación me obligó a verlo a los ojos.
—¿Podemos volver a ser como antes?
Tenía las cejas arqueadas, parecía más una súplica; y como pasó una eternidad y yo no contestaba, agregó: —por favor.
—¿Ss-ser cómo antes?
—Cuando yo sólo era Marcus Jones y tú Aiden Mayer.
Entendí perfectamente a lo que se refería; pero aún no me sentía seguro de mí mismo.
—Marcus, yo no...
—¡¿Quieren apagar el televisor e irse a dormir de una vez?!— Samuel golpeó la puerta con sus nudillos un par de veces tras excamar aquello, —¡vayan a su habitación, mañana tienen que ir a la escuela!
Aclaré mi garganta y busqué el control remoto para apagar la televisión, después me puse de pie tomando los platos, —lavaré esto, tú ve a dormir— y fui a la cocina dejándolo allí, esperando una repuesta o explicación. Y me odié más por eso.
—Llegó la hora— habló Victor sacándome de mis recuerdos, —deben ir a clases—, ahogó una risita al decir lo último, le causaba gracia nuestros nuevos roles de estudiantes.
Ellos dos también habían sido asignados a trabajar en el colegio, Samuel sería el nuevo bibliotecario, y Victor el profesor de música.
—Es mejor que vayan ahora, antes de que lleguen más estudiantes— intervino Sam.
Acomodé mi corbata y Marcus aflojó la suya; la apariencia rebelde iba mejor con él, eso era un hecho.
—No olviden que deben actuar de forma natural, ahora son hermanos— dijo Samuel antes de que abandonáramos la van.
—Claro, confía en nosotros— sonrió Marcus e hizo algo que no esperé: me tomó de la mano y me arrastró hasta la entrada del lugar.
*Marcus*
Aiden se había mostrado extraño desde que lo reasignaron de departamento y fue transferido al de nosotros, aún mantenía su gesto amable y pacífico pero algo en él había cambiado, y con justa razón. Yo había perdido a mis padres a causa de una misión así que imaginaba el dolor que debió haber sentido cuando se supo de la doble identidad de Leonard y la muerte de Aby. Siempre trataba de hacerlo sonreír, extrañaba a su antiguo yo: cálido, protector, cariñoso; en realidad extrañaba todo de él, y estaba dispuesto a recuperarlo aún si ante los ojos de los demás éramos hermanos.
—Creo que la vida estudiantil será emocionante— dije para romper el silencio mientras seguía tirando de él para cruzar las áreas verdes y llegar a las oficinas.
—¿Más emocionante que una misión en Praga?
—Sabes a lo que me refiero; riñas entre grupos, bromas pesadas; será divertido.
Él rió un poco ante mis palabras y detuvimos el paso ya que habíamos llegado a la puerta principal de las oficinas escolares. Nos quedamos en silencio unos segundos hasta que tiró de su mano para zafarse de mi agarre.
—¿Te incomoda que haga eso?— pregunté sin pensar, simplemente porque el sentir un vacío en mi diestra me acongojó.
—No— respondió en seguida, —es sólo que no pueden vernos así.
—Ah— contesté y miré a nuestro alrededor, un grupo de estudiantes pasaba cerca de allí. Suspiré y decidí no darle más importancia al asunto, aún cuando la noche anterior había salido huyendo prácticamente hacia la cocina después de la cena, cuando le pedí que fuéramos como antes; si yo seguía pensando en eso de seguro terminaría imaginando cosas que no eran, como que a Aiden le desagradaba que lo tocara. Puse las manos sobre la puerta y la empujé para que entráramos.
El suelo del recibidor era blanco y estaba tan limpio que incluso daba temor caminar y ensuciarlo; al fondo había un escritorio grande de madera y detrás de él una joven de grandes ojos y muy bonita; Hanna, decía el pequeño membrete sobre el escritorio.
—Bienvenidos— nos saludó y sonrió, —ustedes deben ser los hermanos Coletti.
—Así es— habló mi compañero, —mi nombre es Aiden y él es Marcus.
—Por supuesto— hizo un gesto con las manos y señaló una puerta a su derecha, —pasen; el subdirector los está esperando.
Asentimos antes de hacer lo indicado.
Y cual no fue nuestra sorpresa al encontrarnos con Kelly, vestía un smoking oscuro mientras que sus anteojos lo hacían ver como alguien serio.
—¿Eh?— escuché la suave exclamación de Aiden, supuse que fue de asombro ya que él lo conocía como el coreógrafo principal de la academia de artes donde trabajaba cuando mi identidad era Marcus Jones.
—Tomen asiento— sonrió Kelly, yo también estaba desconcertado así que supuse que se estaba riendo de nuestras expresiones.
—No pensé encontrarte aquí—, dije una vez que le tomamos la palabra.
—Decidí reincorporarme y Omar estuvo de acuerdo— comenzó a balancearse en su silla giratoria; luego su mirada pasó de mi rostro al de Aiden; —llamenme subdirector Kelly, y ahora, en este contexto, seré el intermediario entre ustedes y la central; hoy mismo les daré sus misiones.
Empujó un poco su silla hacia atrás y de unos cajones sacó dos carpetas colocándolas sobre la mesa, una enfrente de mí y otra frente a mi compañero.
—Sus nombres son Coletti Aiden y Marcus Coletti— abrió las carpetas y nos dejó ver nuestro falso expediente; luego continuó, —el mayor es Aiden, está en el tercer año de la carrera, estudia derecho; Marcus está en segundo, del departamento de artes. Ambos nacieron en el extranjero; sólo su madre vive, de su padre no se sabe nada después del divorcio hace tres años— explicó a grandes rasgos nuestra identidad. Luego sacó otras dos carpetas y las colocó en la misma posición, una frente a cada uno de nosotros.
—Su misión— declaró, —será acercarse a estos dos objetivos— abrió la primera, la de Aiden, —Kristall, pertenece al club literario y le gustan los deportes, en especial el baloncesto y también es parte del equipo, tiene amigos en el de futbol, al cual te integrarás esta semana.
Mi compañero suspiró profundamente y luego asintió mirando la fotografía de la muchacha.
—Marcus— ahora Kelly me miró, —tú tendrás que vigilar de cerca a Carina, ella estudia lo mismo que tú, así que tomarán casi las mismas clases en los mismos horarios; excepto música. ¿Alguna duda?— estuvo claro que la pregunta iba a para los dos, pero yo fui más rápido al contestar.
—Sí. ¿Por qué tenemos que hacer eso?— la sola idea de imaginar a Aiden persiguiendo a una chica me molestaba; yo estaba dispuesto a recuperarlo por todos los medios posibles y la naturaleza de la misión amenazaba con echar a perder mi plan; —no tenemos autorizado involucrarnos con el objetivo— agregué.
Y supe que Kelly me leyó la mente cuando respondió, —Marcus, en esta misión no hay lugar para tus desconfianzas; además no estoy pidiendo que las enamoren, sólo deben adentrarse a su círculo social; ellas son primas, aunque no son muy amigas; el padre de Kristall es un científico destacado que hace un par de meses fue sospecho de la elaboración de armas biológicas; en ese entonces no hubo pruebas sólidas pero ahora hay motivos para pensar que está involucrado en algo grande.
—¿No sería más sencillo emitir una orden de arresto?— pregunté.
—Te equivocas; como la primera vez no se le pudo comprobar nada el juez no permitirá que lo hagamos, podríamos ser acusados por difamación y hostigamiento; las cosas no son tan sencillas.
Permanecimos callados unos instantes; tenía algo de lógica, nadie en su sano juicio pensaría que un par de agentes se infiltrarían al colegio de la hija y la sobrina del sospechoso, la idea incluso en ese momento me pareció descabellada.
—¿Alguna otra pregunta?— inquirió Kelly.
—Además de Samuel y Victor. ¿Existe alguien más en las instalaciones que sea parte de la agencia?— por fin Aiden habló.
—Hanna es una agente en entrenamiento y está al tanto de la misión, también será su apoyo en las ocasiones que tengan que faltar a clases cuando salgan del país.
—¿Saldremos del país?— fruncí el ceño.
—¿Qué no les explicó los detalles Omar?— entrecerró los ojos.
—No— respondí, —sabes que mi primo suele guardarse las cosas para luego fastidiarnos.
Kelly hizo una mueca antes de hablar, sabía de las constantes riñas entre él y yo; —debido a los sucesos recientes varios agentes han sido suspendidos por estar bajo sospecha, otros han sido reasignados como en el caso de Aiden, y también es la razón de que ahora los agentes que estaban en entrenamiento, como Hanna y Lizbeth, los hayan mandado al campo precipitadamente, pero aún así el personal no es suficiente; por eso cuando las cosas aquí estén muy calmadas alguno de ustedes podría ser asignado a alguna misión extra fuera de la ciudad o del país.
—Tiene que ser una broma— ironicé.
—Me temo que no; las cosas en la central están algo complicadas, ustedes son de los mejores agentes, por su seguridad los han enviado aquí, para pasar desapercibidos, pero no puede ser siempre de esa manera, en algún momento los vamos a necesitar— declaró.
*Samuel*
—Vic, espero que todo salga bien— dije una vez que Marcus y Aiden descendieron del vehículo.
—Así será, tú solo confía; además estaremos cerca de ellos y no olvides que también tenemos el apoyo de Kelly.
Era verdad, Kelly se había reincorporado al servicio secreto.
—Ahora nosotros debemos ir por las indicaciones— agregó, puso en marcha el vehículo y nos dirigimos al lado este del campus, donde estaba el estacionamiento.
Cuando detuvo el motor, mi novio se estiró alargando los brazos, luego me rodeó con el derecho y cuestionó; —¿sabes qué es lo mejor de todo esto?
—¿Que no habrán balas volando en nuestra dirección?— pregunté y alcé una ceja, mostrando una fingida confusión.
—Sí claro; pero además la ventaja es que no tengo que atravesar una ciudad para ir a verte y que ya no tienes un hermano pequeño del cual tengo que cuidarme al hacer esto—; estiró el cuello para llegar a mi rostro y me besó.
Desde aquél incidente sus besos y caricias era más pausadas y suaves; supuse que era porque no quería hacerme sentir incómodo al recordar lo sucedido; la verdad es que él había sido muy paciente y comprensivo conmigo y siempre se lo agradecía, al mismo tiempo que él me decía cuanto me quería.
—Te amo, Samuel— susurró sobre mis labios, entonces abrí los ojos y pude ver cómo él iba abriendo los suyos. No pude contenerme y lo atraje hacia mí para abrazarlo fuertemente; —te amo, Victor— musité cerca de su oído.
Era una posición incómoda pero no nos importó, hasta que su móvil repicó.
Sin muchas ganas, nos separamos y él atendió al llamado.
—¿Si?... Claro... De inmediato
—¿Quién era?— le pregunté.
—Kelly, quiere que vayamos a su oficina ahora mismo; nos dará los por menores de la misión.
Bajamos del vehículo y avanzamos por unos caminos empedrados muy hermosos; y no era para menos, ya que nos encontrábamos en una de las universidades más prestigiadas de la localidad.
Cuando llegamos a las oficinas una chica muy jovial y bonita, llamada Hanna nos hizo pasar a la nueva oficina de Kelly.
*Aiden*
Personas saliendo y entrando de las aulas, arremolinándose por los pasillos; ese ambiente me provocaba algo de nostalgia, cuando Leonard, Abigail y yo íbamos al colegio.
Después de pasear en silencio por casi un par de horas por todo el enorme campus con el objetivo de reconocer el área, llegamos a nuestro destino.
—Aquí es— exclamó Marcus al detenernos frente a la puerta del aula veinticinco, —la tuya está cruzando el pasillo—, voltee y la vi, era el aula veintiséis.
Él me miró e hizo un mohín con los labios, —¿qué tienes?
—No, no es nada— respondí.
Suspiró, era obvio que no estaba convencido, aún así sonrió y dijo; —buena suerte, Aiden; nos vemos en el comedor más tarde—, y me dejó sólo en el pasillo.
Crucé y entré a mi clase, donde todos se quedaron callados al verme entrar. En su mayoría los estudiantes eran mujeres, rápidamente pude localizar a mi objetivo, Kristall, la cual estaba sentada sobre el escritorio de una chica de rostro gracioso, tal vez podría describirla mejor como "de expresiones infantiles", pues al funcir el ceño inflaba las mejillas exageradamente.
—Usted debe ser Aiden Colletti— un hombre robusto apareció tras de mí, de inmediato todos los presentes tomaron sus lugares.
—Así es— contesté.
Para mi fortuna, el único lugar disponible era detrás de mi objetivo, y como era de esperarse, el profesor me pidió que tomara ese asiento. Al pasar junto a Kristall sentí un aroma a fresas, similar al del champú que a veces compraba Samuel para Marcus.
Dejé mi mochila sobre el escritorio y me senté.
*Marcus*
Me preocupó dejar a Aiden solo pero pensé que era lo mejor, ya que cuando le pregunté si algo le sucedía no quiso decirme, pude notarlo, su mandíbula estaba tensa y tenía los puños apretados. Deseaba que compartiera lo pensaba y sentía conmigo, pero también comprendía que podría ser difícil para él.
El grupo donde fui asignado no aceptó a Marcus Coletti como yo lo esperaba; el primer profesor hizo que hablara ante todos, así que dije las cosas que Kelly nos había indicado, además claro de que mencioné el hecho de que tenía un hermano mayor en la misma escuela. Era el primer día de clase para todos, pero ellos ya se conocían desde el curso anterior, por eso yo debía hacer eso.
—¿Y es tan lindo como tú?— preguntó un muchacha pecosa, luego comenzó a reír socarronamente; inmediatamente escuché murmullos y entre ellos un comentario curioso: "parece una nena".
Rodé los ojos, llevaba ahora el cabello corto y teñido de negro, si me hubieran visto con el cabello largo y rojo entonces sí hubieran pensado que era una mujer, porque debía reconocerlo, mis facciones no eran muy masculinas.
Pero entre todos esos muchachos estaba Carina, mi objetivo, ella estaba sentaba a mi derecha y sólo mantenía la mirada al frente, parecía no querer participar en el bullicio de sus compañeros.
—Gracias señor Coletti— dijo el profesor, uno flacucho y sin mucha gracia; —puede tomar asiento.
Hice lo mandado y miré de soslayo a mi objetivo, ella sólo abrió su libro y comenzó a hojearlo.
Suspiré, si deseaba cumplir con la misión debía mostrarme amable con ella, como bien dijo Kelly, integrarme a su círculo de amigos, pero al parecer ella no tenía muchos, ya que no parecía disfrutar de las bromas de los demás.
Pasaron unos minutos y tras el discurso introductorio al nuevo tópico por parte del profesor recurrimos a nuestro libro de texto, eso fue perfecto para hablarle.
—Ey, disculpa— intenté no ser tan agresivo como los que nos rodeaban, —¿podría leer contigo?, no tengo libro— me encogí de hombros tratando de parecer sincero, —ya sabes, soy nuevo.
Me observó por unos instantes, tal vez me estaba analizando, luego sus labios se curvaron en una casi imperceptible sonrisa y contestó, —claro—, se acomodó y se acercó para hacerme la labor más fácil.
Era una lectura sencilla, tenía que ver con historia universal, el libro tenía fotografías de los monumentos representativos de varias ciudades, la mayoría de ellos ya los había visitado durante mis misiones con Sam.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top