05
Jisung 24 años
Si alguna vez me hubieran dicho que yo, Han Jisung asistiría a una fiesta en dónde inunda el alcohol, drogas y sexo por todas partes; diría que eso sería imposible, que nunca haría algo tan atroz como ir a ese ambiente.
Bueno, el Jisung que está ahora en una fiesta llena de alcohol, drogas y sexo sigue pensando igual, sólo que por alguna razón no puedo irme de aquí, al menos no oliendo así.
Y no es que hubiera tomado o ingerido alguna bebida o distancia de dudosa procedencia, sino que el olor en este lugar es horrible y se queda impregnado en la ropa. Y si llego a mi casa oliendo de esta manera cuando papá no sabía ni siquiera que asistiría a una fiesta, probablemente me colgaría de pelotas en la rama de un árbol.
Bueno, hasta hora llevo un pecado, y es el de mentir al decirle que solamente me quedaría a dormir a casa de un amigo. Pero ciertamente, este sentimiento de adrenalina combinado con culpa y miedo a que me atrapen, es algo increíble. El sentir desafiar a alguien es algo que siendo sincero, me gusta.
Me encontraba en el jardín de la casa que era el lugar más tranquilo ya que todos se encontraban adentro de la casa. Pasaron unos cuantos minutos en los que estuve sólo sentado en el césped, hasta que alguien llegó y se sentó a mi lado, reconocí la fragancia, sin embargo no sabía si se trataba de quien yo pensaba.
Si era quien yo pensaba, tenía claro lo que iba a hacer, pero si no era, solamente me iría de ahí respetuosamente.
—Tiempo sin vernos, Han. - al escuchar su voz me di cuenta.
Era él. Minho estaba ahí, devuelta conmigo.
—¿En dónde estabas? - pregunto.
Fueron dos años sin verlo, estaba preocupado de si por si acaso había hecho algo malo, se haya metido en problemas o se haya juntado con la gente equivocada.
Estaba preocupado por él.
—Por ahí. - responde desinteresado.
No me convenció mucho la respuesta, pero si lo dijo de tal manera entonces significa que no hizo nada en particular.
—¿Alguien nuevo?
Creo que sabía perfectamente a qué me refería con mi pregunta, quería saber si había conocido a alguien que le hiciera acelerar el corazón, si ya se había olvidado de mí.
Si decía que sí no sabría cómo sentirme, probablemente algo triste o desilusionado, pero si decía que no entonces continuaría con mi plan.
—Nadie, estaba esperando por ti ¿Y tú?
¿Estaba esperando? ¿Era eso cierto? Por alguna razón me gustó escuchar eso.
—Tampoco nadie.
No podía ver su rostro bien, la única luz que provenía de la casa era casi nula y la luz de la luna no aportaba mucho que digamos, por lo que solamente podía ver la silueta su rostro.
Un rostro que siempre ha sido atractivo.
La música era lo único que llenaba el silencio, no era muy alta o al menos no se escuchaba mucho desde el jardín, así que fácilmente podía escuchar su respiración calmada.
—¿Por qué saliste corriendo ese día? - preguntó volteando a verme.
Me había preparado tiempo atrás para esta pregunta, sabía que se tenía que hacer en cualquier momento, y yo ya tenía una respuesta para eso.
—¿Por qué no me seguiste? Podrías haberme alcanzado fácilmente.
Él rie un poco.
—Bueno, estabas en un momento vulnerable, no quería alterarte más, además de que estaba seguro de que me golpearías. Pensé en ir a tu casa cuando sintiera que estabas más calmado, pero creo que nunca tuve el valor de hacerlo por miedo a que me rechazaras.
Algo que me pude dar cuenta es que no había preguntado si yo quería que me siguiera cuando salí corriendo, al parecer él mismo sabía desde un principio que quería que me siguiera pero aún así no lo hizo.
—Estaba asustado.
—Lo sé, lo entiendo.
—No quería salir corriendo, en serio no quería, fue un acto impulsivo.
—Está bien Jisung, ya te dije que lo entiendo no tienes porque dar explicaciones
—Pero quiero hacerlo.
En serio quería hacerlo, no quería que me odiara por esa actitud de hace dos años, no quería no volver a verlo.
Tomé su mano apoyada en el césped y pude sentir lo fria que estaba, también pude sentirlo aquel día en el que sus manos llegaron a tocar un poco debajo de mi camisa. Y al parecer esa era la señal que ambos necesitábamos para volver a hacerlo.
Besarnos.
Al contrario de sus manos, sus labios eran calientes, suaves y sabían un poco a alcohol, Minho tomó mi mejilla y me estremeció el sentir su mano fría en contacto con mi cara, pero me gustaba sentirla. Iba moviendo a un ritmo lento sus labios, creo que tenía miedo de que yo volviera a escapar.
Pero no lo haría, está vez no escaparía de él.
Si hace dos años me hubieran dicho que yo estaría en el jardín de una casa, en una fiesta llena de alcohol, drogas y sexo besando a un chico diría que nunca me atrevería a cometer tal horrible pecado.
Sin embargo, ahora estoy aquí, en este jardín en esta fiesta, besando a un chico.
Y ese chico me gusta. Me gusta mucho.
Si Dios es capaz de perdonar todos los pecados ¿Por qué no perdonar este?
Minho me trajo a su departamento.
En el camino me había dicho que se había mudado de casa de sus padres hace unos meses cuando su papá descubrió que la homosexualidad no se quita ni bañandolo con agua bendita, así que lo echaron de casa pero afortunadamente él ya tenía ese apartamento desde un poco antes por lo que no le fue difícil cambiarse.
—Puedes ir a darte una ducha, te llevaré un poco de ropa para que te quedes aquí. - dice cuando entramos a su cuarto.
Se ofreció a ayudarme con mi coartada de quedarme a dormir con un amigo después de irnos de la fiesta.
—¿En dónde dormiré?
—Puedes dormir en mi cama, yo iré al sofá.
Aunque sonaba como lo más lógico, yo no quería que se fuera a dormir al sofá y estoy seguro de qué el tampoco quería ya que había cierta pizca en sus ojos que me suplicaban por no dejarlo ir a dormir ahí.
—Duerme conmigo. - me acerco un poco a él.
—¿Estás seguro? No quiero que te sientas incómodo conmigo ahí.
Creo que él aún no ha entendido que me gusta, que lo quiero, que no me importa que duerma conmigo porque yo mismo quería eso.
—Minho, duerme conmigo, por favor. - le vuelvo a pedir mirándolo a sus ojos.
Prácticamente le estaba suplicando que se quedara conmigo, que ya no se fuera otra vez y me dejara solo. Él me miró, me miró por mucho rato en el que yo solamente deseaba que siempre me mirara de esta forma en la que hace ahora, hay algo que me emociona en sus ojos, hace que mi mente se desconecte y mi corazón lata con demasiada fuerza.
—Está bien.
A pesar de ser lo que quería escuchar, me sorprendió su respuesta, mi corazón se aceleró demasiado y mis manos comenzaron a sudar.
Dejó un beso en mi mejilla y me extendió la ropa para meterme a bañar, las tomé rozando intencionalmente nuestras manos; me gustaba sentir lo frías que eran y poder calentarlas con las mías hasta que ambas estén a la misma temperatura. Realmente en este corto lapzo de tiempo que llegamos a comprtir después de dos años me di cuenta de que me gustaban muchas cosas.
Yo ya no era el mismo de antes, después de no tener a Minho conmigo a pesar de que nunca fuimos absolutamente nada; mi mente comenzó a reflexionar, pensé demasiado, tanto que no llegaba a dormir y tenía que ocuparme en otras cosas para dejar de pensar todo eso que me atormentaba.
Hasta la fecha me sigue atormentado, pero si de algo estoy seguro es de que, me gusta Lee Minho, y no voy a dejar que el miedo se apodere tan fácilmente de mí.
Porque está bien querer a un chico siendo uno ¿Verdad?
Jisung 85 años
—¿Entonces abuelo, eres gay? - pregunta Chaewon acostada a mi lado.
Su pregunta me molestó, aunque no lo haya dicho de mala forma. Es molesto para mí que asuman que solamente me gustan los chicos sólo porque estuve con uno.
También siento atracción por las mujeres, antes de Minho hubo chicas que realmente me gustaron.
—¿Por qué piensas que lo soy? A mí no me gustan los hombres, sólo me gusta Minho, pero mi gusto por las mujeres sigue siendo el mismo desde hace años.
—¿Eres bisexual? - vuelve a preguntar.
Ciertamente, hasta este punto de mi vida ni siquiera yo sabía la respuesta. El único hombre que me gustó y por el cual me sentí atraído fue Minho, realmente después de él no hubo nadie por un largo tiempo, ni chicos ni chicas.
Aunque mi fijación seguía totalmente en las mujeres.
—Se podría decir que sí. Aunque no me gustan las etiquetas.
No quería que me vieran como el viejo enfremo bisexual que sigue en espera de su amor de hace años, viudo de una mujer maravillosa la cual amé llenando ese vacío que él me dejó.
Sin embargo, cuando mencionaban la palabra heterosexual tampoco estaba de acuerdo con ella porque siendo sincero no lo era tanto.
Así que simplemente lo dejé así. Sólo un viejo enfermo a punto de morir en espera del amor de su vida.
Además, ¿Para qué poner etiquetas? De igual manera ya me voy a morir.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top