01
Jisung 85 años
Mi puerta es tocada con un poco de frenesí, por más que sé quién es la persona que espera a que le abra tengo un poco de curiosidad y esperanza en que sea alguien más.
Con ayuda de mi bastón llegó a la puerta y encuentro a mi nieta mayor con una enorme sonrisa y unas cuantas maletas. La recibo de igual manera, con una sonrisa y abrazándola.
—Ya llegué a cuidarte, abuelo.
—Les dije que no era necesario. Estoy bien.
Ella entra a la casa y yo cierro la puerta, detrás de mí, mi nieta se sienta en el sillón estirando sus piernas, debió haber sido cansado para ella caminar desde la estación de tren hasta aquí, así que fui a la cocina por un vaso de agua.
—No estás bien, tú enfermedad es grave, necesitas a alguien que te cuide ahora que la abuela no está. - me dice tomando el vaso de agua que le ofrezco.
Mi esposa murió hace unos meses, realmente no me duele su partida, fue una buena compañera de vida y alguien con la que compartí buenos momentos, una mujer que me enseñó la felicidad de una manera diferente, el amor paternal, lo que se siente tener un hijo a quien cuidar y amar y que ese hijo tenga sus hijos.
Sin embargo no fue el amor de mi vida.
—Tampoco me queda mucho tiempo como para que vengas a gastar el tuyo con un viejo a punto de morir.
—Pues entérate que sí quiero gastar mi tiempo con un viejo amargado como tú. - ríe ligeramente haciéndome reír a mí —. Y aprovechando que me quedaré aquí, tenemos todo el tiempo para que me cuentes las maravillosas aventuras del abuelo amargado Han Jisung.
Vuelvo a reír por su ocurrencia.
—¿Qué quieres que te cuente, metiche molesta?
Chaewon sonríe, de su mochila saca una libreta y su lapicera. Ella siempre ha sido así, le encanta escuchar las historias de los demás, ama prestar atención a cada una de las anécdotas. Sin embargo cuando trataba de sacarme alguna de esas anécdotas a mí nunca lo lograba, nunca me he contado acerca de mi vida y es por eso que esta pequeña astuta viene a cuidarme, quiere sacarme todo lo que he guardado. Aún me sorprende como es que no estudió para ser reportera o ese tipo de cosas, creo que esto le va más como un pasatiempo y no como su pasión y simplemente estudió gastronomía porque realmente le gusta y le apasiona, a pesar de los comentarios de las personas.
Ojalá yo hubiera sido así en aquel tiempo, ojalá también lo hubiera hecho.
—Todo, no te saltes nada, y si descubro que lo haces voy a esconderte el bastón. - amenaza riendo.
Sé que no lo dice en serio, pero igual no saltaré ningún detalle por seguridad de mi bastón.
Creo que ha llegado el momento de explicar muchas cosas y quién sabe, por fin desahogarme de lo terrible que fue mi vida en ese momento.
Jisung 22 años
En casa es una tradición ir todos los domingos a misa por la mañana como cualquier otra familia amante de la religión. Casi siempre soy el último en levantarse de la cama y es que ¿Que clase de persona en su sano juicio se levanta a las 6 a.m. un domingo?
Supongo que soy el único idiota que lo hace.
Después de recibir el sermón de mi padre en dónde solamente explica lo importante que es ir a misa temprano porque es un compromiso con Dios, simplemente le ignoro y subo al auto para ir a la iglesia.
—Sólo haz lo que te dice ¿de acuerdo? Evita los problemas. - me dice mi hermana susurrando.
—Dices eso porque a ti ya te acostumbraron a esto.
—Y también lo harán contigo.
Es lo último que me dice para después devolver su vista al frente y seguir escuchando a papá sobre su plática de cómo fue de misionero por muchos lugares del país a predicar y compartir la palabra de Dios.
Mamá lo escuchaba atenta, le encantaba escuchar sus historias, admito que a mí también, algunas veces eran divertidas y entretenidas. Quizás esa era una de las principales razones por las cuales seguía haciendo esto, siempre me pregunté que si seguía a un lado de Dios me pasarían muchas cosas divertidas las cuales pueda recordar con mucha alegría y contárselas a mis hijos y esposa.
Era algo que quería cumplir, una meta: Contar mi pasado a las personas que más quiero.
Espero lograrlo algún día.
Al llegar a la iglesia mi padre les exige a mi mamá y a mis hermanas que se coloquen su velo, ese que va en la cabeza cubriendo su cabello, según la iglesia es para cubrir a la mujer de deseos lujuriosos de los hombres, para evitar provocaciones. Al igual que ocultar la gran parte de su cuerpo ya que este se considera "sagrado" y los hombres no puedes caer en la tentación de tocarlo.
Lo que nunca entendí es que, si un hombre no quiere caer en la tentación del cuerpo de la mujer ¿Por qué simplemente no lo ve y ya? En lugar de que ellas se cubran por completo ¿Por qué ellos no pueden solamente no verlo? Creo que desde el momento en el que un hombre ve con lujuria a una mujer ya está cometiendo el pecado, no tendrías que verlo para empezar.
¿Entonces por qué taparlo?
Pero recientemente estoy tratando mejor de no pensar en eso, es mal visto cuestionar las conductas sagradas de la religión, por lo que simplemente abro la puerta para que mis hermanas bajen del auto y mi hermano menor espera a mi lado. Todos nos adentramos a la iglesia, mis papás delante de nosotros, mis hermanas detrás de mi madre y nosotros de mi padre. Como una buena familia religiosa.
Todos agachamos la cabeza un poco al entrar en señal de reverencia, cuando levanto la cabeza puedo observar a un chico con su mirada perdida en una de la figura de uno de los santos, se queda un tiempo viendolo con detalle hasta que al final sólo suelta una pequeña risa y desvía su mirada.
Su vestimenta no es muy adecuada para estar en una iglesia, al menos el color, sus pantalones son ajustados y tiene una camiseta color negro fajada haciendo que se marque parte de su pecho en ella. Cuando él voltea nuestras miradas se cruzan.
Me quedo viendolo un tiempo, analizando. Tiene el cabello azabache, peinado hacia atrás y unos mechones caen sobre su frente, sus facciones...
Cómo decirlo. Poco comunes, no es que fuera feo, si no que parecía uno de esos actores que mis hermanas adoran.
Realmente era alguien atractivo, no me cuesta aceptarlo. Es el chico más guapo que he visto.
Él me sonríe, no puedo decifrar cómo era la mirada que tenía en mí, pero si de algo me doy cuenta es que mi rostro se puso caliente.
—Jisung. - escucho a mi hermano llamarme, estaban yendo a una de las bancas a sentarse y yo me había quedado parado analizando a un chico el cual tiene pinta de ser alguien extraño.
No dije nada y solamente desvíe mi mirada de él y fui con mi familia a las bancas.
Veo pasar al chico a un lado de donde estoy sentado dirigiéndose a una de las salidas que dan para los baños, él sólo vuelve a sonreirme un poco y yo lo ignoré sin más. La misa comenzó y todos nos pusimos en presencia del señor escuchando atentamente.
Estaba tan concentrado en lo que decía el padre acerca del pecado y la tentación, de como no debemos de caer en él. Luego siento como alguien se acerca a mí desde la banca de atrás y me quedo estático en mi lugar cuando se acerca a mí.
No quiero voltear, pero sé que es ese chico, puedo ver su figura reflejada en la madera brillante. No se acerca tanto para que pueda sentirlo, pero puedo sentir esa sensación en mi espalda de que alguien me mira, me siento extraño con esta sensación; así que queda por el resto de la misa, no me habló y yo no le hablé a el, simplemente se quedó mirándome hasta el fin de la misa.
En el final mis padres, hermanos y yo nos levantamos dispuestos a retirarnos, sin embargo mi papá se quedó hablando con el padre que dió la misa del día de hoy, esto solamente significaba que no nos iríamos hasta después de una larga hora de plática. Realmente no me molesta, me gusta hablar en el padre y escuchar sus historias y la devoción que tiene a Dios, pero en serio terminaba con mucha hambre después de la misa y esperar otra hora más sólo me causaba más hambre que antes.
Mis hermanas se quedaban escuchando la conversación con evidente sueño en sus rostros, pero sabían disimularlo, mi hermano Mick y yo nos alejamos un poco de la plática, al ser hombres no estamos obligados a hacer tantas cosas como las mujeres. Sé mis privilegios y aunque a veces me siento mal por ellas, pero tengo que aprovecharlos.
Yo me senté en una banca que estaban en la parte de afuera y unos segundos después viene ese chico a sentarse a un lado, tiene una mirada cansada ahora que lo veo de cerca, parece agotado o desanimado.
—Hola. - me atrevo a saludar.
Él voltea a mí y me sonríe un poco, su mirada no ha cambiado y sigue viéndose cansado sin embargo ahora es adornada por esa sonrisa pequeña que hace que sus ojos también sonrían un poco.
—Hola.
—¿Te sientes mal?
Realmente era algo que quería preguntar, no por metiche o algo así, sino porque en serio se veía mal.
—¿A ti también te obligan a venir aquí para intentar cambiarte?
Su pregunta es rara, sin embargo si respondo que sí estaría mientiendo, pero si también respondo que no estaría mientiendo igualmente.
—Me gusta venir aquí.
—Entonces no eres como yo. - dice desviando su mirada y recargando su cabeza en la pared.
—¿A qué te refieres?
—Que tú eres normal.
—Sigo sin entender.
Se queda un minuto en silencio, no decifro si es porque no puede decir algo o no quiere decirlo. Veo como suspira profundamente y vuelve a hablar mirando a la nada.
—¿Cómo te llamas?
—Jisung
—¿Jisung qué?
—Han Jisung...¿Y tú?
Suelta una ligera risa antes de responder.
—No te lo diré, luego lo usarás para darme un estúpido discurso.
—¿Quién dice que lo haré? Quizás solamente quiero saber tu nombre para ser tu amigo. - digo con sinceridad.
Aunque me cuestiono de si mis palabras no sonaron lo suficientemente sinceras como para que lo creyera, porque después de eso se echó a reír bajito dejando al final una risa sorda.
—Soy gay, Han Jisung. Dime ¿Aún quieres ser mi amigo?
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