Increíblemente, Sandra se encontraba bien. La señora Adams despertó en un lugar desconocido, todo de color blanco. La cabeza le dolía horrores y necesitaba agua, moría de sed.

Observó alrededor. Dedujo que se encontraba en una sala de hospital, a juzgar por los cables que llevaba conectados y la vestimenta que tenía puesta. Recordó lo que había pasado, el accidente. Había sucedido tan rápido que no tuvo tiempo para reaccionar ante ello, y solo podía pensar en su hija, en su Alexa.

Se desconectó los cables para posterior levantarse, necesitaba saber donde estaba la menor. Apenas hecho aquello, una enfermera entró a la habitación.

—Señora Adams, veo que ha despertado. ¿A dónde va?—preguntó con una sonrisa excesiva, la cual aturdió a la castaña.

—Necesito ver a mi hija, Alexa Valerie Adams.

La sonrisa de la enfermera se desvaneció.

—Su hija, por supuesto. Esperé aquí, por favor. En un momento le daré noticias de la señorita Adams. Si gusta, puede ponerse su ropa—dijo, para después salir por la puerta.
Sandra sabía que algo andaba mal. Se vistió y esperó impaciente a que llegará la doctora. Después de unos minutos, llegó junto con otro hombre.

—Buenas tardes, soy el doctor Rodríguez—dijo, mientras le estrechaba la mano.

—Buenas tardes, ¿dónde esta mi hija?

El médico suspiró.

—Acompáñeme. Me temo que su situación es grave.

El doctor Rodríguez comenzó a caminar junto con la enfermera, mientras que Sandra les seguía el paso.
Estaba muy asustada por lo que le podría haber pasado a su hija, el corazón le latía fuertemente y por su mente solo pasaban los peores escenarios.

Caminaron por unos no muchos minutos, hasta llegar a una habitación. Ahí estaba Alexa, con su cuerpo inerte y lleno de cables, tubos, y demás.

La señora Adams rompió en llanto. No pudo evitarlo al ver así a la menor de sus hijas.

—Dios—dijo casi en un suspiro—...¿se recuperará?, ¿que pasó?

—Eso no lo sabemos. El impacto que tuvo fue grave, por lo que sufrió un traumatismo cerebral.

—Por favor doctor, no entiendo de que me habla.

La enfermera le indicó al médico con un gesto que ella se encargaría.

—Su hija esta en coma—más lágrimas salieron de los ojos de la mujer—. El coma es una expresión de un fuerte trastorno de las funciones cerebrales, y por tanto con peligro de muerte. El desarrollo de la paciente es dependiente de las enfermedades subyacentes y de la asistencia médica.

Sandra cerró los ojos, estresada.

—¿A que se refiere con eso?—su voz reflejaba fastidio.

—El coma puede durar de varios días a varias semanas—habló el doctor Rodríguez—. En los casos mas graves un coma puede durar más de cinco semanas, mientras que algunos han durado varios años. Después de este tiempo, algunos pacientes poco a poco salen del coma, otros progresan a un estado vegetativo, y otros—hizo una pausa—...fallecen. Por tanto, solo nos queda esperar.

La señora Adams se convirtió en un mar de lágrimas. Se sentía increíblemente culpable por solo hace unas horas haber estado regañando a su pequeña hija, y ahora existía la posibilidad de que nunca mas la fuese a ver.