Mi castaño cabello se encontraba frotando mi rostro, debido al aire que entraba por la ventana del auto. Me resultaba divertido sentir todos los cabellos en mi cara, tan solo viendo por los espacios de éste.

No me estaba concentrando mucho en las palabras de mi madre, y sinceramente, no quería hacerlo. Me estaba sermoneando por haberme escapado de clases por tercera vez en el semestre, aunque la verdad, no me arrepentía de nada. Creo que uno puede aprender mucho mas por su cuenta que por el sistema educativo del gobierno, el cual por cierto es pésimo.

—Alexa, ¿me estas escuchando—no contesté, a propósito—¡Alexa!

—¿Qué?

—Ponme atención. Es la tercera vez que te fugas de clase, así nada más—reclamó—¿Qué haces Valerie?, ¿qué piensas hacer de tu vida?—exclamaba. Estaba molesta, lo sabía, pues me había llamado por mi segundo nombre—Dime de una vez si no piensas estudiar, si quieres, te busco un trabajo y se acabó.

—¡No!—exclamé—No quiero trabajar.

—Entones, ¡estudia! Es lo único que debes de hacer. Estoy harta de tener que ir a firmar tus malas calificaciones, de que siempre tengas problemas en clase.

—¡Pues yo estoy harta de que siempre me estes regañando!—subí la voz.

—¿Harta?, ¿tu de qué puedes estar harta? Es increíble, Valerie. Yo que hago todo lo posible para que tengas una buena educación, y tu solo...—en eso, algo distrajo mi atención.

Fue casi como en cámara lenta. Un carro se aproximaba a nosotras, y yo sabía lo que ocurriría. Ese auto iba a acabar con nuestras vidas.