Capítulo 4
Y...llueve otra vez, mi ropa se moja (de nuevo), tengo frío, hambre, estoy cansado y creo que luzco como un ermitaño roñoso. No sé muy bien de que va esto, me siento vivo, las necesidades, los sentidos; incluso he tenido que robar comida un par de veces. Sin embargo, la gente me atraviesa como si fuera aire y no puede verme.
Ahora, si yo realmente deseo hacer algo, es posible. Como cuando empujé a al gordo y ayudé a la vieja (o algo parecido).
<<Lo que pasa es que estás vivo y muerto al mismo tiempo...como si estuvieses en coma, solo que sin cuerpo al cual regresar>> El Sirenito hace unas de sus intervenciones.
-¿Y eso por qué?-Me cruzo de brazos y alzo una ceja. O estoy muerto o estoy vivo, no hay más opción.
<<Pues bien...muerto no podrías ayudar a la gente, y si vives romperíamos una ley fundamental. Así que no queda de otra, confórmate amigo.>>
Antes de que pueda decir nada se esfuma...esto de ser ignorado ya se está haciendo una costumbre, genial.
El cielo sí que está oscurecido hoy, tanto es así que las lámparas de las calles no sirven de nada (igual, en esta porquería de ciudad no puede esperarse otra cosa).
La llovizna espesa no me permite ver más allá de unos metros y los autos pasan como si ni les importara, total, cada peatón que atropellen lo pagarán en el infierno, ¿oyeron?, ¡todos ustedes malditos conductores están condenados!
Sigo caminando para buscar un lugar donde pasar la maldita noche, ¿un hotel?, ¿la habitación de una casa?, ¡no señor! Las estúpidas ratas voladoras no quieren siquiera que lo intente, ¿por qué?, porque disfrutan viéndome sufrir, oh sí, claro que lo hacen. Si dejan que me alimente es por lástima, no otra cosa. ¡Tan angelitos lame botas del Grande que se hacen y podrían ser amigos de un diablillo cualquiera!
<<No seas quejoso, sabes perfectamente que no debes robarle al prójimo.-Ariel hace una pausa- Y no dejamos que comas por lástima, sino porque el alimento no se le niega a nadie. >>
-Estoy taaan agradecido, en serio chicos, si no fuera por ustedes no sé lo que haría...ah, ya sé, ¡estaría en mi penthouse gozándola con una fiesta jodidamente buena, rompiendo los muebles con mis amigos y acostándome con mujeres de lo más...
<<Ya sabemos lo que harías, pero no puedes, así que para de llorar y gánate el cielo, ¿quieres? Aquí estamos esperando algo productivo de tu parte...sobre todo ella.>>Y eso último lo agrega para que me sienta mal por decepcionar a Helen, manipulador salió el palomo.
Muevo la cabeza resignado, ya qué, si no puedo ser malo a propósito, trataré de ayudar a la gente, que da peores resultados.
-Está bien.-Señalo acusadoramente hacia arriba-¡Pero no me culpen si acabo con la humanidad!
El tipo todavía carcajea antes de desaparecer...que bonito (ya se va reír cuando lo alcance, ya se va a reír).
La lluvia cada vez se pone peor, y por más que estire el cuello de mi chaqueta y meta la cabeza entre los hombros, el agua se las arregla para meterse en todos mis rincones. Busco con la mirada algún local donde pueda refugiarme y entonces lo veo al otro lado de la calle:
Una chica y su perro van a cruzar, el auto que vine acelerando. No va a parar.
-¡ALTO!-Corro hacia ella lo más rápido que puedo, como si me hubiese llamado.
Ella chilla ante el bocinazo y cae hacia atrás, pero el perro no tuvo la misma suerte, pobre animal.
-¡Hipo!, ¡Hipo, no!-Grita tanteando el suelo. La tomo por los hombros y la ayudo a incorporarse, pero se resiste-¡Haz algo, por favor!, ¿puedes llevarlo al veterinario?-Los mechones de cabello castaño se le pegan sin ninguna gracia sobre la cara y los ojos se le abren de par en par a la nada. Continúa retorciéndose en mis brazos. (El perro está más que muerto, no puedo decir otra cosa).-¡Respóndeme maldita sea!-Suelta un grito desesperado mientras me empuja.
-¡Está muerto!, ¿entiendes?, ¡ya no puedo hacer nada!-Acabo gritándole también mientras me acerco a chequear al animal (solo por si acaso).
Ella se coloca lentamente a mi lado y noto como intenta llevar una mano a su cuerpo, buscándolo.
Le agarro la muñeca y la detengo...no sería bueno que sintiera algo desagradable.
-Quiero tocarlo.-Gira la cabeza en mi dirección y trata de llevar sus ojos a los míos. Su voz suena apagada y angustiada, me recuerda a las niñas tristes.
Traslado su mano a la dirección correcta y dejo que le acaricie el lomo, la parte intacta. Automáticamente pone la otra al lado y hace movimientos suaves. Comienza a llorar más fuerte, liberando gemidos ocasionales y temblando en sí misma. La rodeo con un brazo para reconfortarla y recién caigo en la cuenta como el idiota que soy...
-¡Puedes oírme!
La chica se reincorpora un poco:
-Claro que sí, soy ciega, no sorda.-El comentario lo carga con amargura extra.
Esto, lo quiera o no, me hace tener esperanzas nuevas...si ella puede sentirme... ¡tengo un trabajo con potencial!
-Sí...emmm, déjame ayudarte.-No puedo evitar sonreír (y no, no soy un imbécil por sonreír ante una oportunidad como ésta).
Intento ayudarla a levantarse pero me empuja de nuevo:
-Ya hiciste suficiente, gracias.
Ruedo los ojos y presiono su brazo con más fuerza:
-¡No te hagas la difícil!
Y finalmente consigo que se ponga de pie a regañadientes.
Estoy dispuesto a llevarla a rastras hasta donde sea que viva cuando se pone como una vieja histérica.
-¡Espera, no puedo dejar a Hipo aquí tirado!
Que me colma la paciencia...
-Escucha-trato de sonar suave-tu perro fue atropellado y murió, ahora es un trozo de carne con pelo que no sirve para nada, ya no existe. Así que no lo estás dejando tirado...porque él desechó su cuerpo primero.
Será crudo pero es la verdad... ¡Si lo sabré yo, que me vi destrozado en la acera!
Para mi sorpresa una mano llega de lleno a mi rostro, estampándome una bofetada, y de las fuertes, admito.
Me froto la cara para aliviar el dolor mientras la veo entre asombrado y molesto:
1) No sabía que sería tan fuerte con esos bracitos que tiene.
2) Ciega y todo logró darme, buena puntería.
3) Que chica más susceptible...por favor.
-Escúchame tú-sisea-Hipo no solo era mi amigo, era mis ojos... ¡Así que no se te ocurra insultarlo de esa manera, imbécil!
Bien, ya la dejé descargarse lo suficiente, ahora que no joda.
Me le acerco y la tomo por ambas muñecas de forma que no pueda zafarse. Las piernas le tiemblan, no sé si por mí o por la lluvia, pero se ve tan indefensa y pequeña con ese cuerpo diminuto, ¿cuándo mide, un metro? Y además anda en piel y huesos...no va a durar mucho.
-No estoy para aguantar estupideces, así que o te portas bien de una vez o tendré que devolvértela.-Para dar énfasis le doy unos golpecitos en su mejilla.-Y con comisión.
Aparta el rostro rápidamente:
-No te atreverías.-Trata de sonar segura pero la voz le tiembla a lo último.
-Pruébame...-Sonrío de costado, oh sí, ya te tengo.
La observo directo (aunque no sé si sirva de algo), incluso veo como traga saliva por el leve movimiento de su cuello.
Suelta un suspiro exasperado y dice:
-Más vale que sepas guiarme.
Caminamos del brazo, la verdad disfruto su expresión de fastidio mientras la llevo. En especial cuando la hago chocar contra la gente (no es del todo mi culpa, ya me acostumbré a ser atravesado).
-Dime cuando lleguemos a la esquina con el puesto de diarios, debemos estar cerca.
Paro secamente por lo que ella se inclina hacia adelante con una queja.
-Ya estamos aquí, ¿ahora qué?
Su boca se curva en una apenas leve sonrisa.
-Entra.
Bien, eso no me lo esperaba... ¿Para qué quiere alguien no vidente entrar a un lugar como este?
-Antes de que preguntes, no, no pienso comprar nada...es mi casa.
Y como tardo en responder decide entrar por su cuenta y una campanilla suena cuando se abre la puerta. Yo la sigo como si fuese su sombra, no vaya a ser que se aprovechen los santos para dejarme fuera. El sitio no está mal: Una chimenea encendida a un lado, un viejo sillón de tres cuerpos esquinado pero cerca del fuego (ya tengo cama elegida) y diarios, libros y revistas amontonadas por doquier. En repisas, sobre la caja registradora...
-Oye, es de mala educación ponerse a ver así una casa, ¿sabes?-La chica pasó de mí para trancar el local.
-¿Qué haces?-Por más que mi verdadera intención sea quedarme aquí, tampoco quiero que me encierre...¡soy abusivo, no un idiota!-¿No te parece que debería irme?
Se gira y suspira pesadamente:
-Hueles a cuero mojado, tú voz suena excesivamente cansada y hace un rato escuché tu estómago gruñir...no creo que tengas a donde ir, y como podría decirse que salvaste mi vida, te debo aunque sea una noche de alojamiento.-Se lo piensa dos veces y agrega- No más.
Quedo anonadado por unos segundos hasta que ella misma me hace reaccionar cuando me quita la chaqueta...ok, ni siquiera sabía que alguien podría hacer eso.
-Yo puedo, déjalo.-Hago una pausa-Gracias.- Digo para no sonar tan imbécil. La coloco sobre el respaldo del sillón para que se seque.
Encoje sus hombros:
-No hay de qué...lo que sí te advierto, puede que papá no esté feliz con tu llegada.-Presiona los labios en una mueca.
Sonrío desafiante:
-Cariño, cualquiera estaría feliz con mi llegada. Además, tu padre no verá ni en un millón de años.-Me siento en el sofá frente al fuego.
La siento venir hacia aquí y sentarse también.
-Él volverá mañana a las nueve, quiero saber que tono pondrá cuando te vea.-Comienza a reírse un poco hasta que cesa y una lágrima corre por su mejilla...¿ahora qué pasó?
-A ver, ¿por qué lloras?-Echo la cabeza hacia atrás y uso el tono más aburrido del mundo.
El ceño se le frunció en cuanto abrí la boca.
-Dejé a Hipo tirado en la calle bajo la lluvia como si fuese cualquier cosa, ¿a ti te parece bien?-Se gira con los ojos vidriosos pero desenfocados...todavía no me acostumbro a eso.
Si no la calmo no podré dormir con sus llantos de nena, diablos.
-¿Tu perro tenía collar con inscripción?
La expresión le cambia a confusión:
-Sí.
-Entonces te llamarán para decirte que lo encontraron...tal vez podrían hasta traértelo, ¿ya estás feliz?
-No...pero gracias.-Se para ágilmente-Te traeré ropa seca y algo de comer.
-Mejor solo la comida, estoy bien.-No creo que pueda usar otra cosa. Después de todo solo cubro las necesidades básicas: Comer y dormir (respirar seguro que no, pero...¿reproducirse?, hummm, tendría que probar, ¿no?,¡todo sea en nombre del conocimiento!).
-Como quieras, pero si te enfermas no es mi problema.
Subió unas escaleras al fondo y volvió al cabo de unos minutos con una manta, una almohada y encima de ésta un sándwich de buen aspecto.
-Toma, es algo simple, pero sabe bien.-Agradezco y todo queda en silencio a no ser por las pequeñas explosiones de las llamas, solo hasta que habla otra vez-Me voy a dormir. Cualquier cosa mi habitación es la primera en el pasillo.-Coloca las cosas sobre el asiento.
-Seguro...¿cuál es tu nombre?
-Ángel, ¿y el tuyo?
No puedo hacer otra cosa más que reír por la maldita ironía, ¿en serio?, ¡miles de nombres y justo ese tenía que ser!
-Te lo diré mañana.-Digo con aire misterioso.
Se despide y refunfuña algo que no entiendo antes de irse.
Siento sus pasos por las escaleras, una puerta abrirse y cerrarse, y agua...sí, supuse que se ducharía, como tenía la ropa seguro se estaba congelando. Como igual que un cerdo por el hambre que tengo y luego pongo la almohada en su lugar, me quito los pantalones (estoy harto de usarlos y no le veo problema, la verdad). Me cubro con la manta hasta los hombros y paso los brazos detrás de la cabeza.
Al fin algo bien,al fin...
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