𝓘𝓷𝓯𝓲𝓮𝓵𝓮𝓼 13

Luego de despedirse de la familia, y con la promesa de volver a almorzar, se subieron al auto y Kaghome suspiro aliviada. Inuyasha la miro y sonrio.

-Nada mal, ¿Eh?

- La verdad que no, amor, pero te aseguro que estuve temblando desde que entre a tu casa hasta que conoci a tu madre y me sonrio – Bromeo, logrando una risa en el peliplata.

- Luego de conocer a Kikyo, estaba mas que seguro que te amarían. Al igual que lo hago yo – Kaghome se sonrojo al escuchar eso, pero tomo su mano y la llevo a sus labios.

- Yo te amo un poco mas.

- Lo dudo. Estoy seguro que yo me enamore primero.

- ¿Ah, si? Y dime, ¿Cuándo te enamoraste de mi?

- En mi casamiento – Kaghome lo miro sorprendida y jadeo levemente, mientras sentía que sus mejillas se coloreaban - ¿Qué sucede?

- Yo... Yo también – Murmuro con algo de vergüenza – Yo también me enamore de ti en tu casamiento – Inuyasha sonrio con una enorme sonrisa, mientras apretaba aun mas la mano de ella, la llevaba a su boca y la besaba.

- Te besaría, pero se me hace algo imposible ahora, pero cuando lleguemos a casa... - Y dejo la declaración ahí, mientras una sonrisa pervertida se asomaba en sus labios. Kaghome lo miro y algo en ella se encendio. Su mano se dirigio a la rodilla de su novio, comenzando unas leves caricias que predecían lo que ella deseaba.

- ¿Por qué esperar a casa? – Murmuro, mientras comenzaba a subir su mano por su pierna con una lentitud diabólica. Inuyasha trago con dificultad, mientras una parte de su cuerpo comenzaba a despertar.

Dejando de lado su pierna, desabrocho el cinturón de seguridad, dejando libre su cuerpo. Comenzo a abrir su camisa botón por botón mientras seguía con su mirada fija en Inuyasha, que a duras penas podia ver el camino por donde iban.

Una vez que la camisa estuvo abierta, dejando a la vista su sostén, se arrodillo en el asiento para desabrochar su falda. El ojidorado comenzó a respirar con dificultad, mientras intentaba tragar saliva, ¿Acaso esa niña queria volverlo loco? El hecho de que estuviera haciendo eso en un auto, donde cualquiera podría verla cualquiera, lo estaba excitando por demás.

Kaghome se volvió a sentar para dejar su falda en el suelo. Su cuerpo quedo cubierto solo por unas diminutas bragas y su sostén. Inuyasha no podia evitar mirarla. Necesitaba tocarla, porque se notaba que estaba regalada a él, pero no podia. Tenia que seguir manejando.

Ella sonrio al verlo respirar con agitación. Lo tenia donde deseaba, y aun no había visto nada.

Su mano se dirigio a su paquete, donde lo apretó con algo de fuerza. Inuyasha gruño con fuerza y se aferro al volante como si la vida se le fuera en eso. Con lentitud, la azabache bajo el cierre de su pantalón, dejando su miembro apretado bajo la ropa interior. Sonrio al verlo tan duro y, aunque deseaba ponerlo en su boca, queria hacerlo desear un poco mas.

Se arrodillo y comenzó a bajar su cabeza hacia su pene. Inuyasha jadeo con anticipación. Apoyo sus labios sobre su miembro, que aun estaba preso por su reopa interior y el peliplata tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para no cerrar sus ojos. Esa perra lo estaba volviendo completamente loco.

Asi como bajo su cabeza, Kaghome volvió a sentarse, dejándolo confundido y con ganas de mas. Se acerco a su oído.

-Vayamos a mi departamento – Saco unos papeles de la guantera del auto y se los alcanzo – Esta es la dirección y esta mi tarjeta de acceso – Inuyasha no pudo hacer mas que asentir. Ni siquiera le intereso el hecho de que su novia tenia un departamento en el centro de la ciudad. Kaghome beso su mejilla y con una habilidad gatuna, se movio hacia el asiento trasero.

Las mano de la azabache comenzaron a quitar su camisa, sin dejar de ver la mirada excitada de su novio por el espejo retrovisor. Se podia palpar la excitación que tenia y eso la prendia a ella.

Luego de quitar la camisa, su sostén siguió el mismo camino. Unicamente sus bragas la cubrían de la completa desnudes. Humedecio sus dedos en su boca y los apoyo sobre sus pezones, los cuales comenzó a tocar y frotar. Sus gemidos eran leves y casi imperceptibles, pero eso lo volvia aun mas loco a Inuyasha.

Sus nudillo estaban blancos por la fuerza que hacia al apretar el volante. Su mandibula dolia por mantenerla tensa. No podia apartar los ojos de esa endemoniada mujer que solo queria calentarlo.

Al llegar al estacionamiento del edificio y casi sin prestarle atención al hombre que los recibia, mostro la tarjeta y continuo con el camino. Estaban cerca. Pronto podría poseerla como lo deseaba y lo haría en ese mismo auto.

-Es el cubículo numero 2, amor mio. Tienes que bajar a la otra planta – Inuyasha solo asintió. Las palabras no salían de su boca que la tenia seca y con sed de ella - ¿Te cuento un secreto? – El peliplata la miro por el espejo retrovisor, esperando su respuesta. Kaghome abrió sus piernas y con lentitud fue acariciando su vientre hasta llegar a su sexo – Mi fantasia siempre ha sido hacerlo en un estacionamiento, donde corremos el riesgo de que nos vean – Metio la mano dentro de sus bragas, llegando a su clítoris el cual solo basto una leve caricia para que un gemido fuerte y profundo escapase de la garganta de ella. Era tanta la excitación que sentía, que creía que moriría - ¿Quieres cumplírmela? – Gimio nuevamente mientras sus dedos cobraban velocidad.

Inuyasha temblaba de excitación y sus dientes dolían de apretarlos tanto. Su pequeña era una completa pervertida y eso lo encendia terriblemente. Necesitaba tocarla y hacerla gritar de placer. Necesitaba probar todo de ella, especialmente esa vagina humeda y caliente.

Una vez que vio el cubículo de estacionamiento acelero el paso. Necesitaba con urgencia poner sus manos sobre ella.

Kaghome seguía entretenida con su cuerpo, mientras veía las miradas que su novio le lanzaba. Sus dedos volvieron hacia su clítoris, comenzando a tocarlo con fuerzas. Tanta era su excitación que no noto cuando el auto se detuvo.

Inuyasha quedo quieto, respirando con dificultad. Se giro y la miro como si fuera la ultima mujer sobre la tierra. Kaghome jadeo al ver esos ojos dorados, algo rojizos por la excitación.

-Me la vas a pagar, perra – Jadeo en un susurro tan lúgubre que logro que todos los bellos del cuerpo de esa jovencita se erizaran. ¿Qué tanto podia excitarla al hablarle asi?

Con rapidez bajo del auto, abriendo la puerta trasera, donde su novia se acorralo contra la otra puerta sonriéndole sensualmente. Esa sensación de estar atrapada y no poder huir, de estar a la merced de un muy excitado Inuyasha, que le prometia horas de placer, solo lograba que se volviera loca y que su cuerpo se caliente por demás.

-¿Qué me vas a hacer? – Murmuro con una dulce voz que llego directo al pene del peliplata, el cual jadeo. Apoyo sus manos en el asiento y tomo una de las piernas de esa niña que no dejaba de mirarlo como si fuera un león enjaulado. Y vaya que en ese momento se sentía asi.

- Voy a hacer que te arrepientas de todo esto, maldita perra – Sin previo aviso, tiro de esa pequeña piernas hacia él, dejándola bajo su cuerpo – Vas a rogar que me detenga – Comenzo a besar su vientre, mientras pequeñas descargas eléctricas recorrían el sistema de la azabache que comenzaba a boquear en busca de oxigeno, pero cuando esos tiernos labios llegaron a su intimidad e Inuyasha comenzó a chupar los jugos que se encontraban en sus bragas, un grito lleno de placer escapo de la garganta de la jovencita.

Eso era música para los oídos del peliplata que ajustaba sus manos sobre esas grandes caderas que se movían al ritmo de sus lamidas.

Con uno de sus dedos comenzó a apretar sobre su hueco, sintiendo como ella se removia mas. Podria quitarle las bragas y comenzar a embestirla con sus dedos, o podría hacerlo con sus bragas puestas y hacerlo mas excitante. Y asi lo hizo. Con sus dedos comenzó a apretar sobre esa tela hasta hacerla ingresar en el interior de la azabache, que gemia como loca, aun mas al sentir esa textura rugosa que la tela de encaje le daba.

-Inu – Gimio con fuerzas, curvando su espalda y apretando sus largos cabellos, eso solo le dio indicios de que podia ser mas rudo, como a ella le gustaba. Una noche, con algo de alcohol encima, le había revelado un secreto que le carcomia la mente dia y noche: "Mas rudo, Inu. Si quiero que me hagas el amor, te lo pediré, mientras tanto follame duro". Y vaya que le gustaba seguir sus ordenes.

- ¿Quieres que lo haga lento y amoroso? – Con esas palabras sus lamidas y sus dedos bajaron velocidad, tocándola como si fuera a romperse en cualquier momento. Ella comenzó a negar con fuerza, mientras empujaba la cabeza de su novio hacia su sexo.

- No... Por favor...

- Entonces, ¿Quieres que te folle? – Aun sobre sus bragas, mordio con delicadeza su clítoris. Sonrio con soberbia al ver como ese pequeño cuerpo se retorcia bajo su boca.

- Si. Por favor, Inu... Follame, duro – Sus jadeos y gemidos eran todo lo que deseaba en ese mismo momento. Asi viniera el mismo presidente a pedirle que se aleje de ese cuerpo, le seria imposible separarse. Era todo lo que queria y amaba.

- Claro, pequeña perra – Con rapidez saco sus dedos de su interior y tiro de sus bragas para arrancárselas. Ahora que tenia via libre seria todo mas interesante. Como un poseso comenzó a embestirla con sus dedos, mientras sus dientes y lengua hacían su trabajo con su clítoris, el cual ya estaba hinchado y rojo. Los gemidos de ella comenzaron a aumentar, al tiempo que su cuerpo se tensaba. Su orgasmo estaba cerca y asi lo sintió en la punta de su lengua. Era lo mas excepcional que podia sentir – Eres tan deliciosa.

- Por favor, Inu. Follame – Pero el peliplata sonrio con maldad, algo que no termino de agradar a esa niña.

- Claro que no, perra – Saco los dedos de su interior, pero lejos estaban sus intenciones de penetrarla, a pesar de que su miembro pedia a gritos escapar de esa prisión – Te dije que rogarias por piedad – Sin previo aviso comenzó a frotar su muy sensible clítoris con rapidez, mientras se acomodaba a su lado para torturar sus pezones. Kaghome grito al sentir eso y casi instantáneamente comenzó a removerse con violencia, gimiendo con fuerza, casi en gritos.

- ¡Inu! – Grito, intentando detener esa mano que seguía moviéndose en esa parte que estaba por demás de sensible. Su cuerpo se tenso de sobre manera y el oxigeno casi no llegaba a sus pulmones. Unos impulsos la recorrían logrando que sus extremidades se muevan involuntariamente – Detente.

- No – La azabache miro a su novio que estaba lamiendo sus pezones, lo cual casi no noto y pudo distinguir ese toque de sadismo en su mirada. ¿Cómo era posible que todo lo que él le hiciera la calentara tanto? Casi podia asegurar que la conocía mejor que ella – Ahora se viene el gran final, perra – Nuevamente se arrodillo a su lado. Los dedos que estaban en su clítoris ingresaron con rapidez en su cuerpo, moviéndolos como en círculos justo sobre su prostata. Kaghome sintió como su cuerpo se quebraba en un potente orgasmo que casi la deja de aliento, pero aun asi el ojidorado no freno con su tarea. En ese momento Kaghome entendio lo que deseaba, asi que comenzó a apretar sus musculos pélvicos a la par que sentía los movimientos de los dedos de su pareja. Inuyasha sonrio al sentir como su mano se humedecia mas y mas y comprendio que en cualquier segundo lograría su cometido. Miro a la azabache, la cual gemia bajito y apretaba sus manos con fuerza.

- Inu... Ya... Ahora – Pido y él sonrió. Sus toque se hizo mas fuerte. No hizo falta mas que un par de caricias mas sobre su próstata cuando un profundo gemido broto de la garganta de ella. Un orgasmo atravesó su cuerpo, por tercera vez, logrando que un gran chorro escape de su vagina, mojando un poco el asiento y parte del piso del estacionamiento (N/A: Esto que acabo de relatar se llama "squirt" o "chorro" Es cuando una mujer "eyacula" luego de una muy candente sesión de calentamiento. Busquenlo en alguna página pornográfica, se darán cuenta de que hablo).

Ambos se mantuvieron en silencio, mientras Kaghome intentaba recuperar su aliento. Inuyasha se recostó a su lado, besando su frente y ella le sonrio.

-¿Te encuentras bien, pequeña? – Murmuro con suavidad y ella asintió con su cabeza. Sus manos viajaron al rostro de él para acércalo a sus labios.

- Exhausta, pero mejor que bien – Con cuidado se sento, aceptando una botella de agua que su novio le ofrecia. Bebio un trago y con lentitud, ya que se sentía sensible en todos los lugares posibles, se bajo del auto, siendo seguida por la mirada ardiente del peliplata. Estiro un poco sus piernas y camino unos pequeños pasos hasta dar con una pared. Vio hacia ambos lados y, al comprobar que no había nadie cerca, giro su rostro para mirarlo – Pero aun tienes que terminar con lo que empezaste – Apoyo una de sus mano en la pared, estiro su cuerpo hacia atrás dejando su cola parada y con su mano libre abrió sus labios vaginales, incitándolo a que la tome. Inuyasha jadeo y su sentido se nublo. Con rapidez bajo del auto, se desabrocho el pantalón y, sin medir palabras, la penetro con rapidez.

Kaghome gimio con profundidad. Todo su interior estaba sensible por lo ocurrido hacia minutos. Sentir el roce de ese gran miembro solo hacia que su cuerpo temblase aun mas de placer, como si eso fuera posible.

-Esto será rápido, perra – Murmuro sobre su oído. Tomo sus caderas con fuerza, marcando sus dedos en su blanca piel y comenzó a bombear con rapidez. No queria ser tan bruto, queria hacerlo durar un poco mas pero era imposible. Estaba por demás de excitado y los gemidos de esa niña no ayudaban. Mas pronto que tarde sintió su cuerpo tensarse y no pudo detener el inminente orgasmo que recorrio todas sus células en menos de un segundo.

Un bramido escapo de los labios de él, mientras abrazaba la cintura de la azabache que jadeaba en busca de aire, algo confundida, ¿Cómo era posible que el solo sentir como él acababa fuera tan satisfactorio como para lograrle un nuevo orgasmo a su sistema? Por el Angel. Ese hombre era una maquina sexual en toda regla.

-Gracias por cumplirme mi fantasia – Murmuro la azabache entre pequeños jadeos que intentaban llenar sus pulmones de aire.

- No sabia que podias ser tan pervertida – La abrazo con mas fuerza, sin salir de ella, y beso su nuca. La azabache se dio vueltas, sintiendo como el semen de él comenzaba a escurrir por sus piernas. Necesitaba una ducha con urgencia.

- Tengo al mejor maestro en casa – Cruzo sus brazos por su cuello, besando sus labios con ternura. Inuyasha la abrazo aun mas, sintiendo cada una de sus curvas sobre su cuerpo.

- ¿Quieres saber que otras cosas puede enseñarte el maestro? – Acerco su boca al cuello de esa niña, pero antes de poder besarlo, ella se escapo caminando con sensualidad hacia el auto.

- Me encantaría recibir esas enseñanzas, maestro – Apoyo sus manos sobre el asiento trasero, dejando a la vista todo su sexo mojado, mientras alcanzaba su camisa – Pero la alumna quiere darse una ducha – Se coloco la camisa, girándose para mirarlo. Inuyasha bufo pero luego se acerco a ella para ayudarla.

- Entonces pospondremos las clases para mas tarde – Acomodo sus ropas mientras ella terminaba de colocarse su falda.

- Me debes un par de bragas – Lo regaño mientras veía su ropa interior hecha girones en el suelo del auto.

- No parecía importarte hasta hace unos minutos – Kaghome se sonrojo hasta las orejas, mientras él sonreía con soberbia.

- Me ire a duchar – Tomo la tarjeta de su departamento y comenzó a caminar descalza y ofuscada. Inuyasha sonrio. Tomo los tacos de ella y corrió tras suyo. No se perdería de ver ese precioso cuerpo en la ducha.

- Muñeca, no te enojes – Pidio mientras la abrazaba y caminaba junto a ella. La azabache le dio un leve codazo en su estomago, clara señal de que aun seguía molesta – Prometo comprarte un pastel de chocolate solo para ti – Y esa frase fue suficiente para que una sonrisa se aloje en su bello rostro. 

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