◌ ◌ ◌╰── - ̗̀ Capítulo 49 ̖́- ──╯◌ ◌ ◌

Dejo los documentos ya firmados que tengo que entregarle a mi secretaria a un costado de mi escritorio, he tenido una mañana complicada y muy cargada de estrés —respiro profundamente—. Me estoy haciendo cargo temporalmente de las responsabilidades de Ainara, ayer tipo las diez de la noche me llamo y me comento que estaría ausente al menos por una semana, por su voz y lo poco que me dijo, sé que es algo relacionado con algo familiar, espero que no sea nada grave y solo sea algún malentendido —reviso si me he olvidado firmar alguna hoja—. Tomo todas las carpetas firmadas y salgo de mi oficina, doy una vista rápida y veo a un costado un grupo de empleados sentados al rededor de uno de los escritorios, al menos hay unas diez personas que están hablando entre ellas y comiendo lo que parece una caja de donuts, pero lo que más gracia me hace es que una de ellas es mi secretaria —me rio sutilmente—. Doy dos pasos y uno de los empleados se da cuenta de mi presencia, se asusta y empieza a avisarles a los demás que me miran y abren de par en par los ojos, no tarda mucho y todos empiezan a irse a sus escritorios, entre ellas mi secretaria Lucie, que se acerca rápidamente a mí.

— Discúlpeme, por favor —me dice apenada con su taza de café que se nota que recién se preparó—. ¿Necesita algo? —deja su taza de café en su escritorio.

— Tranquila, pueden seguir hablando y reunirse, pero no descuiden sus obligaciones o estén horas y horas hablando —digo y miro a los que aún se han quedado o están cerca.

— Por supuesto, gracias —se queda más tranquila.

Con tal que no estén muchas horas hablando y hablando de tonterías o chismes estúpidos no tengo problema, porque esto es una manera de que todos se distraigan un poco y bajen su nivel de estrés, además de que socialicen entre ellos.

— Toma —le doy las carpetas—. Son las carpetas que me diste hoy y ya están revisadas y firmadas, las primeras dos —le indico—. Son las que tienes que mandar al buffet y asegúrate que sean archivadas, por favor que estos son contratos muy importantes

— Está bien, me aseguraré a que sean archivadas correctamente —sonríe y empieza a revisarlos, mientras yo me doy la vuelta para volver a mi oficina.

— Ahh, sí —recuerdo algo y me doy media vuelta para volver a verla—. Por favor, comunícale al director de fotografía que revise su correo, dile que ya le mande el itinerario y los boletos confirmados a la hora que me dijo.

— En... —se calla y mira fijamente a un costado de mí—. El director de fotografía está viniendo —me señala y me doy la vuelta. En efecto, el director de fotografía está viniendo hacia mí.

— Tabi... —escucho mi nombre

— Ben, justo estaba pidiendo que te llamen —me acerco a él.

— Para que soy bueno —sonríe, por su forma de hablar, veo que está alegre.

— Te acabo de mandar el itinerario y sobre todo los boletos para ti y tu equipo, ya están revisados y confirmados, me aseguré que esta vez estén todos juntos y no dispersados como la otra vez.

— Perfecto —se alegra más—. Así podremos perfeccionar y coordinar algunas cosas.

— ¿Coordinar o chismear? —le pregunto aguantándome la risa.

— Un poco de ambos —me dice y nos reímos los dos.

— Jamás cambies, por cierto, esta vez no lleguen tarde al aeropuerto, te pido que les digas o mejor que les ordenes a tu equipo que sean puntuales, si han llegado tarde al aeropuerto y han perdido el vuelo ya no será culpa nuestra, no volveré a reservar boletos para el próximo vuelo.

— No, te juro que esta vez no pasara —me dice serio—. Créeme que con el regaño de Ainara nadie vuelve a llegar tarde al aeropuerto y más perder el vuelo —me asegura

— Si lees bien el correo, encontrarás una nota especialmente para ti

— No me quiero ni ima...

— Si quiere puede concretar una cita o si desea puede dejarle un mensaje —miro de costado al escucharle a Lucia, pero vuelvo a prestar atención a Ben.

—... Y no te preocupes, todos estaremos puntuales —me asegura y suena su teléfono—. Necesito contestar —me muestra la pantalla de teléfono

— Ve, tranquilo, pero no olvides, lleguen temprano y no pierdan el vuelo —recalco

Ben se da la vuelta y se va rápidamente mientras habla con quien le haya llamado, por su tono de voz me doy cuenta de que es algún cliente. Me doy la vuelta y camino hacia mi oficina, paso por el escritorio de Lucie y escucho algo que hace que me pare en seco con los ojos abiertos de par en par.

—... blancas en este mundo sombrío —dice Lucie y me doy la vuelta muy lentamente.

Debí haber escuchado mal, debe de ser alguna coincidencia porque la única persona que puede decir eso no está en esta ciudad —respiro profundamente—. Tal vez es mi mente que me está jugando sucio por el cansancio o el estrés que tengo el día de hoy, tal vez ni siquiera es un mensaje para mí y es un mensaje para alguna secretaria, si eso debe de ser porque no hay otra explicación, será mejor que regrese a mi oficina y siga haciendo mis cosas —me doy la vuelta y empiezo a caminar.

— Tabi —me llama y me paro, me doy la vuelta y me acerco a Lucia—. Encontré las carpetas que me faltaban darte, estaban debajo de otras —me da las carpetas que se habían perdido—. Revísalas y fírmalas

— Ehh claro... si —tomo las carpetas y me calmo un poco

— Y esto también —me da una nota doblada a la mitad

— Gracias —lo tomo con algo de miedo.

Me doy la vuelta y con las carpetas en las manos y esa nota entro a mi oficina, cierro la puerta con llave y dejo las carpetas en mi escritorio. Me siento en la silla, respiro profundamente y con mucho miedo abro muy lentamente la pequeña nota y empiezo a leerlo.

— No puede ser —me tapo la boca y empiezo a temblar—. "Eres mi hermosa gacela rodeada de rosas blancas en este mundo sombrío" —leo en voz alta y dejo caer unas pequeñas lágrimas, pero no sé si de emoción o miedo.

La única persona que me decía estas cosas era... pero no, eso es imposible, ella no está en la ciudad —dejo la nota en la mesa y empiezo a respirar aceleradamente—. Si estaría en la ciudad yo lo supiera, Izan me lo hubiera dicho, me lo hubiera dicho —me levanto y trato de controlar mis nervios respirando profundamente—. Ya más calmada vuelvo a sentarme y vuelvo a revisar la nota, esta vez noto que debajo de la frase hay una dirección con un horario, esto es algo extraño y sospechoso —me vuelvo a levantar y empiezo a caminar de un lado a otro, pensado en muchas posibilidades—. No sé si creer en la nota e ir a la dirección que decía al final de la nota. Tengo miedo a que esto sea una trampa de alguien u otra cosa, porque estoy muy segura que Izan no hiciera eso, no tiene por qué utilizar eso para decirme algo o darme una sorpresa.

— Ahh... ¿Qué hago? —grito, cierro los ojos e inhalo y exhalo aire para calmarme. Estoy muy nerviosa.

— Disculpe, Tabi —escucho que tocan la puerta y salgo de mis pensamientos—. ¿Puedo pasar? —abre la puerta y veo a Lucia

— Pasa, Lucia —camino de vuelta a mi silla y me siento.

— Te traje ya la carpeta que necesitaras en la reunión de mañana, si necesitas algo en específico, solo avísame —me da la carpeta

— Está bien —tomo la carpeta y doy una revisión rápida—. Creo que está toda la información que pedí, gracias —sonrió sutilmente

Lucia me mira, sonríe sutilmente y se da la vuelta empezando a caminar.

— Eh... Lucia, antes que te vayas de mi oficina, me recuerdas con quien es la reunión de mañana

— Eh... sí, dame unos segundos —saca su tablet y empieza a revisarlo—. La reunión de mañana será a las 10:00 a.m con la representante de la empresa Orso

— Es verdad —lo recuerdo—. Gracias por el recordatorio

— Si necesita alguna cosa más, solo avíseme —sonríe sutilmente.

Lucia sale de mi oficina y cierra la puerta, mi mente en estos momentos no está para nada concentrada —me froto la cien—. Tengo que concentrarme porque aún me quedan cosas que revisar y son muy urgentes. Además, ya decidí ir a la dirección que escribieron —miro la nota una vez más—. Necesito saber que es lo que está pasando o ver quien es la persona que está detrás de esto.

Horas después

Acabo de llegar al sitio donde me decía la nota y es una cafetería —estoy ansiosa—. Fue un poco complicado salir de la oficina sin que me siguieran, Roy al ver que me estaba yendo trato de traerme, pero no le deje, para quitármelo de encima le di la mejor tarea, acompañar a Nana a hacer las compras —rio bajito—. Sé que le encantara y no se aburrirá. Vuelvo a poner atención a la cafetería y trato de reconocer a alguna persona que puedo ver desde donde estoy, pero es en vano, no puedo reconocer a nadie —miro mi reloj—. Tengo que entrar porque ya es la hora que me han dicho, voy a entrar ya y al fin descubriré quien es la persona que llamo y me dejo ese mensaje. Cruzo la calle con cuidado, abro la puerta y escucho la típica campanilla que anuncia que un cliente ha entrado, miro a los costados quitándome los lentes tratando de reconocer a alguien, pero nada, no reconozco a nadie, tal vez se retrasaron o era una broma de la cual yo caí como tonta. Camino un poco más y vuelvo a mirar a ambos lados hasta qué... —abro de par en par los ojos—. Veo a una persona muy conocida para mí y esta persona se da cuenta de mi presencia, se levanta y se acerca muy lentamente a donde estoy.

— ¿Tabatha? —me pregunta emocionada—. Tabatha, Mi hermosa niña, ¿Eres tú?

— Luz... —la miro de pies a cabeza emocionada, si eres tú —me acerco y la abrazo

— Mi hermosa niña, eres tú, no lo puedo creer, eres tú —me abraza más fuerte—. Estoy tan feliz

— La que no puede creerlo soy yo, te extrañe tanto —susurro y se me salen unas lágrimas de la emoción.

— Mi niña hermosa —deja de abrazarme y me toma de las manos—. Mírate nada más, no puedo creer lo que estoy viendo —me mira de pies a cabezas—. Estás más hermosa de lo que te recordaba, incluso diría que te veo más alta y distinguida —se ríe, sutilmente

Me puedo dar una idea del porqué me dijo eso Luz, justo hoy he decidido vestirme con un hermoso enterizo de dos piezas de color blanco, lo que me gusta de este enterizo y le hace algo diferente a otros, es que la blusa es manga larga con el escote de corazón además lo he combinado con unos tacones ankle strap del mismo color.

Cuando era adolescente yo era totalmente diferente, casi siempre vestía jersey con pantalones largos o cortos, deportivos y zapatillas, además tenía muchas manillas que combinaban con mi ropa —recuerdo—. Pero también en esa época vestía faldas, pero muy de vez en cuando, no era muy fanática de las faldas para ser sincera —rio sutilmente—. Poco a poco empecé a cambiar mi estilo y dejé atrás mis outfits de adolescente... de la adolescente tonta, ilusionada, indefensa e ingenua que era.

— Hay mi hermosa gacela, te has convertido en una hermosa mujer —sonríe sutilmente.

— Gracias —me sonrojo—. Es verdad, he cambiado un poco en este tiempo que ha pasado

— De verdad verte, así me emociona tanto mi niña —me vuelve a abrazar, solo que esta vez me abraza más fuerte y vuelvo a sentirme protegida y amada, como antes me sentía al estar en compañía de ella.

— Luz —la miro y dejamos de abrazarnos, ambas vemos a nuestra alrededor y nos damos cuenta de que nos están mirando las demás personas

— Creo que estamos incomodando a algunos —susurra—. Ven —me toma del brazo—. Sentémonos donde estaba

— Vamos

Hasta ahora no puedo creer que Luz está en Nueva York, ni en mis sueños locos pensé que me la podría encontrar en esta ciudad tan grande y menos que ella me pudiera contactar. Llegamos a una mesa un poco alejada de las demás —razón no la pude ver desde fuera porque está muy alejada—. Con cuidado le sujeto del brazo y le ayudo a sentarse, me doy la vuelta y me siento frente a ella, me giro a un costado y dejo mi cartera colgado en la silla.

— Estoy tan feliz —me toma de las manos—. Tenemos tantas cosas que hablar, espero que nos alcance el tiempo

— La que está muy feliz de verte, soy yo, no sabes cuanto te he extrañado en todo este tiempo —se me cristalizan los ojos y agacho sutilmente la cabeza.

— Disculpen —nos interrumpe la camarera

Luz me suelta las manos y yo aprovecho para limpiarme algunas lágrimas, espero que mi maquillaje de ojos no se haya corrido. La camarera nos deja frente a nosotros la carta, pero yo no necesito leerlo porque sé que pedirá, miro a la camarera y ella saca su libreta para anotar el pedido.

— Para ella —miro a Luz—. Por favor traiga una taza de té muy caliente con unas galletas de mantequilla y para mí un café con leche, sin azúcar.

— ¿Quiere acompañar con algo? —me pregunta

— No...

— Unos muffins —me interrumpe Luz, ella también me conoce muy bien.

— Está bien, en unos minutos traigo su pedido —la chica se va y volvemos a quedarnos solas

— Luz, me sorprendió mucho el mensaje que me dejaste, al inicio pensé que era una broma o algo así

— Disculpa si te hice preocupar, pero era la única manera que encontré para que te des cuenta de que era yo

— Y funciono —me rio sutilmente—. Luz tengo una duda ¿Cómo viniste a Nueva York? ¿Qué te animo a venir aquí? Porque tú no eres de estar en ciudades caóticas y cuidados como esta.

— Vine porque mi nieto me lo pidió —admite—. Él me insistió tanto que al fin me convenció

— ¿Cuánto tiempo estarás aquí? —pregunto

— Yo en un inicio pensé que iban a ser días, pero Izan se encargó de poner otras personas a cargo de la florería para que me quede unos dos meses

— Te quedarás tiempo —digo alegre

— Al menos eso quiero, pero Izan me está insistiendo mucho en quedarme y vivir aquí, la verdad estoy considerándolo porque extrañe mucho a mi nieto. Tú sabes que él es como mi hijo

— Lo sé y él te ama como una madre. Espero de verdad que este tiempo que estarás, te acostumbres a la caótica ciudad de Nueva York y decidas quedarte.

— Eso espero y pondré de mi parte para acostumbrarme, pero te seré sincera, no ha pasado ni un día y ya extraño mi florería.

— Por cierto, ¿Que pasara con tu florería el tiempo que estás aquí?, o ¿La cerraste?

— No —me dice horrorizada—. Jamás la cerraría, tú sabes que la florería es mi vida. Yo antes de venir había dejado encargado a dos personas de mi confianza, pero Izan los llamo y arreglo todo para que se encargaran de la florería por más tiempo, pero estaré pendiente de como vaya todo.

— Tu florería es el mejor lugar de todo Cold Spring,

— Es un alago que todos piensen eso de mi hermosa florería.

— Sabes, hace unos días alguien publico unas fotos de cuando estábamos en el colegio, entre ellas una donde estábamos Aiden, Tara, Eli y yo —sonrió—. Sabes algo de ellos.

Y es verdad, siempre he compartido con ellos muchas cosas cuando vivía en Cold Spring, pero después de lo de Izan, deje de hablar con ellos y perdí el contacto, está tan deprimida y enojada, que borre a muchas personas que eran amigos nuestros.

— ¿Perdiste contacto con ellos? —me pregunta

— Si —digo triste—. Volví a buscar sus contactos, pero no los encontré.

— Pues, Aiden está haciendo su residencia en el hospital central, Eli se casó y junto a su esposo están dirigiendo la pequeña empresa del padre de él.

— ¿Eli, se casó? —pregunto sorprendida.

— Si —me dice emocionada—. Se casaron el año pasado y fue una boda muy hermosa, de ensueños

— Estoy tan feliz por ella, sé que uno de sus sueños era casarse —sonrió—. Y ¿Tara?

— Tara, vive en Connecticut y por lo poco que me contó su madre es que vendrá en el verano para visitarlos.

— ¿Quisiera volver a verlos a todos? —comento porque es verdad.

— Regresa a Cold Spring y visítalos, te aseguro que muchas personas se pondrían contentas al verte.

— Tal vez en un futuro, me encantaría volver y verlos a todos.

— Ni Izan, ni tú han vuelto a Cold Spring, yo estaba muy ilusionada pensando que algún día iban a volver, a visitarme —me mira, sería—. Juntos, como pareja...

— Luz...

— Ya lo sé, ya lo sé —respira profundamente—. Izan recién me contó lo que les paso. Bueno, no me contó a detalle, pero me dijo que ambos habían tomado caminos diferentes

— ¿Recién? —pregunto sorprendida

— Sí, lo poco que sabía de ustedes era que estaban distanciados. Izan en estos últimos años casi nada me contaba y yo tampoco lo molestaba porque no quería perjudicar su concentración en sus estudios.

— Yo pensé que te lo había contado

— Cuando llegue aquí, me tuvo que contar que ambos habían terminado su relación y que el tiempo que estuvo en Canadá, estuvo solo.

— Lo imagino —susurro con sarcasmo.

— Izan en sus últimas cartas recién fue que me dijo todo lo que estaba pasando y me dejo muy preocupada, por eso decidí venir aquí a que me explique bien qué estaba pasando. Jamás creí que ustedes dos iban a terminar su relación tan hermosa

— Ni yo, pero mira donde estamos

— Pero ¿Qué paso? ¿Qué llevo a que terminaran? —me insiste

— Luz

— Hasta donde sabía era que Izan se fue a Canadá por sus estudios con una beca, él me llamo muy emocionado para contarme que la beca que tanto había buscado al fin lo había conseguido, también me contó que tú no ibas a ir con el porqué no habían podido solucionar el problema de tus estudios,

— ¿Problemas? —pregunto.

— Si, al parecer, ambos querían irse, pero tus estudios estaban avanzados y cosas así, además me comento que tú decidiste no ir con el para qué Izan no tenga problemas con tus padres, ya que se habían enterado.

— Oh... verdad —Izan tiene tanto que explicarme.

— Eso fue lo que me dijo en un principio antes de irse a Canadá, que por cierto me tomo de sorpresa su viaje. Sabía que iba a viajar, pero nunca me dijo ni la fecha, ni la hora.

— Si, se fue muy de sorpresa, casi nadie se enteró cuando se fue —digo.

— Dime, ¿Su separación y distanciamiento lo provoco el viaje? —me pregunta muy seria.

— Eh... Luz

— Su relación no pudo aguantar convertirse a una relación a distancia ¿Verdad?.

— Luz... —intento hablar pero no me deja

— Ya no podían verse y estar todo el tiempo juntos, falta de comunicación entre ustedes y hasta diría qué celos.

Luz está muy confundida y eso me da a entender que Izan no le contó todo lo que paso. Pero yo no soy quien para sacarle de su error, el único que puede hacerlo es Izan, así que tendré que mentir aún que odie hacer eso.

— Sí, Luz, tienes razón. Cuando Izan se fue todo se fue arruinando poco a poco y no soportamos, al menos yo.

— Ay... mi niña —me toma de las manos—. Sufrieron tanto en vano, ustedes pelearon mucho contra todos, pero al final se terminaron rindiendo

— Sí, y no, solo te diré que uno de los dos se rindió más antes —me muerdo la lengua, quisiera contarle todo a Luz, pero no, no puedo.

— Lo poco que sabía era que habían peleado y que Izan al regresar a Nueva York te iba a pedir perdón y aclarar las cosas

— Y paso —digo tristemente.

— Pero cuando se volvieron a ver ya todo había cambiado.

— Sí.

— En ningún momento se me paso por la mente que tú y mi nieto habían terminado definitivamente, lo único que pensé era que se estaban dando un tiempo o como sé ustedes los jóvenes lo llamen.

— Lo sé...

— Mientras venía aquí, tenía la ilusión de que ustedes dos se habían vuelto a amigar y que lo demás que me dijo era una de sus bromas tontas de Izan, pero al final todo era verdad —me dice triste

— Luz... no sé qué decirte

— Tabi, mi hermosa gacela. Quiero que me digas la verdad, ¿Qué paso entre ustedes dos? Necesito saberlo, entender qué paso a su hermosa historia de amor, que paso con todas esas ilusiones y promesas que se tenían.

— Las cosas no resultaron como ambos queríamos y las promesas que algún día nos hicimos con el tiempo se fueron olvidando y al final cada uno tomo... —se me cristalizan los ojos

— Caminos diferentes —me dice triste.— Ambos se dieron cuenta de que todo había cambiado

— Exacto

— Quedando al final como amigos

— Si

— Pero, tengo una duda, Izan me dijo que desde ese día que arreglaron las cosas no volvieron a verse

— Eh...

Antes que responda la chica trae nuestro pedido, con mucho cuidado empieza a dejar las cosas en la mesa. Esto me da oportunidad para pensar, si Izan le dijo que no nos hemos visto debe ser por algo, será mejor que siga confirmando todo lo que él dijo.

— Gracias —decimos al unísono.

— ¿Entonces? Se volvieron a ver —pone dos cucharas de azúcar a su té

— No, como Izan supongo te dijo ese día, fue el último día que nos vimos. No había más nada que decirnos, las cosas ya habían cambiado.

— Te habías casado.

— Si —sonrió.

— Tengo una duda, ¿Tus padres no fueron uno de los culpables para que su relación a distancia no funcionada?

— No, no —digo sería—. Ellos siempre hablaron mal de Izan, pero yo ya estaba acostumbrada a sus comentarios.

— Por un momento pensé que ellos también influyeron a que ustedes rompieran.

— No, aunque al ver que Izan se fue, se pudieron muy felices —ruedo los ojos.

— Con todo lo que me has dicho, ahora tengo algo más claro. No puedo creer que lo que Izan no me quería decir era que su hermosa relación se había convertido en una relación a distancia —dice algo molesta

— Izan es el único que puede contarte todo a detalle, solo te confirme algunas cosas —tomo un poco de mi café con leche que aún está caliente.

— Lo sé.

— Cuando llegue e Izan me presento a su esposa, recién caí en cuenta de que las cosas habían cambiado —se queda callada y algo asustada.

— Luz, ¿Estás bien?

— Lo siento, no debí decirte eso, no sé si tú lo sabías o no... qué imprudencia la mía.

— Luz, tranquila —digo calmada—. No dijiste nada malo, yo ya sé que Izan está casado

— ¿En serio? —me mira sorprendida

— Sí, aunque no me he vuelto a ver con Izan —miento—. Me enteré de que se casó al ver un posteo en las redes sociales de una amiga que teníamos en común.

— Por un momento me preocupé, no quería que te enteraras así y te sintieras mal.

— No, para nada. No me siento mal, de hecho, me alegra que el haya rehecho su vida como yo rehice la mía.

— Te voy a serte muy sincera, no esperaba que estés casada, realmente me sorprendió mucho.

— Luz, tengo una gran duda, ¿Cómo me encontraste? ¿Cómo conseguiste el número y llamar a mi oficina?

Lo pregunto porque ella no es de utilizar Internet, teléfono o alguna cosa moderna —una idea se me cruza—. No creo que ella haya buscado en la guía telefónica mi empresa, pero ¿Cómo ella sabría que tengo una empresa y el nombre de ella? Estoy muy confundida.

— Gracias a una revista —se ríe sutilmente—. Te vi en la portada de una revista, que ahora no recuerdo el nombre. Estaba arreglando un poco las revistas que estaban en la mesa y ahí te vi —se le cristalizan los ojos—. Una hermosa foto... con tu esposo

Es verdad, toda esta semana hemos salido en varias revistas y periódicos, casi todos han informado sobre el reciente nombramiento de Edmond como Gerente General,

— En serio —digo sorprendida

— Sí, ahí me enteré de que estabas casada —me dice emocionada—. Al verlos busqué alguna información más que nada de ti, pero no había nada, solo hablaban de la hermosa fiesta que tuvieron, pero la mayoría hablaban de tu esposo y cosas que no entendía —sonríe sutilmente—. Así que le pedí a Susan, que te buscara en uno de esos aparatos que tienen, esos teléfonos planos

— ¿Susan? —pregunto

— Si, Susan es por así decirlo, la ama de llaves que Izan contrato, yo quería hacerme del departamento, pero Izan y Emma no me lo permitieron.

— Y bien que lo hizo. Tú tienes que dedicarte a descansar y disfrutar de la ciudad

— ¿Ella fue quien te trajo aquí?—pregunto

— Si y también fue la que encontró el número de teléfono de tu empresa, de hecho te llamamos hace dos días, pero nadie contesto, sonaba como ocupado

— ¿Hace dos días?, o ¿Ayer? —pregunto por qué si llamaron ayer, iba a sonar ocupado porque se arruinaron las conexiones de teléfono.

— Ayer, sí, fue ayer

— Ayer todas nuestras líneas de teléfono estaban mal y no entraba ninguna llamada, tuvimos un problema de comunicación, el día de hoy recién lo pudieron arreglar.

— Que bien que le insistí a Susan a que te llamara hoy.

— Sí, hiciste muy bien, pero como se te ocurrió esa frase

— Necesitaba que cuando te dieran la nota reconozcas que soy yo, por más que este mi nombre escrito y no pienses que era un engaño.

— La verdad es que si tenía un poco de miedo que sea un engaño, tenía mucho miedo que no fueras tú.

— Yo estaba muy preocupada de que mi nota no te llegara o peor, aún no lo reconozcas.

— Como no lo reconocería, si tú eres la única persona que me llamaba gacela —sonrió—. Cuando leí tu mensaje supe a los segundos que eras tú, claro que después empecé a pensar tonterías.

— Lo importante es que viniste y nos pudimos ver —me toma de las manos—. Yo estoy más que feliz al verte aquí, frente a mí —sonríe

— Y yo, no sabes lo feliz que estoy por este reencuentro —se me cristalizan los ojos

— Ya hablamos mucho de las cosas malas, mejor cambiemos de tema. Quiero que me cuentes sobre él, sobre tu esposo —pone su mano en su pecho—. Hay mi dios, me emociona tanto saber que mi dulce niña ya es una mujer casada

— Sí, casada —me rio

— ¿Qué se llama? ¿Cómo se conocieron? ¿Cómo es? ¿Cómo te trata? Cuéntamelo todo... quiero saber sobre el hombre que conquisto el corazón de mi hermosa gacela —me acaricia la mejilla, cierro los ojos y disfruto de su caricia.

— Bueno, su nombre es Edmond, Edmond Williams

— Edmond, mmm..., un nombre no tan común

— Lo sé —me rio sutilmente—. Edmond, es hijo de uno de los amigos y socios de mis padres.

— ¿Socio?... ¿Cómo? —me pregunta sorprendida—. Tabi, —se tapa la boca unos segundos—. No me digas que tú y él accediste a casarte por...

— No, no —le interrumpo, antes que termine de hablar—. No fue nada de lo que estás pensando.

— Estás segura, porque eso es lo que me acaba de parecer —me dice horrorizada—. Tabi, mi niña, mi gacela, cuéntame la verdad, estamos aquí las dos y nadie te escuchará —mira a los costados y poco después vuelve a mirarme—. Dime, ¿Te obligaron a casarte con el?, ¿Tu matrimonio lo pactaron tus padres? —me pregunta muy preocupada.

— Luz —tomo sus manos—. De verdad no es nada de lo que estás pensando, nadie me obligo a casarme con el, ni mucho menos me presionaron. Mi matrimonio con Edmond no fue ni por conveniencia, ni pactado, ni nada de lo que estás imaginando, en serio créeme —trato de calmarle—. Aunque te voy a ser sincera, muchos o mejor dicho, todo el mundo, tanto amigos, algunos familiares de ambas familias, conocidos y hasta los medios de chismes, pensaron como tú, incluso muchos hasta el día de hoy siguen pensados que nuestro matrimonio fue por conveniencia, pero de verdad, te prometo... te juro que no fue nada de eso.

— ¿Entonces?...

— Ambos nos conocimos en una fiesta de la constructora Williams, empresa que es de su familia —le aclaro—. No voy a negarte que a esa fiesta fui obligada —bajo la mirada y me rio sutilmente y noto que Luz se rie tambien—. Mis padres me insistieron mucho para ir, ya sabes, para tratar de demostrar que somos "La familia perfecta" —ruedo los ojos—. En fin,

—prefiero no recordar eso—. El se me acerco y empezamos a hablar toda la fiesta, unos dias despues nos volvimos a ver en la oficina de mi Padre, ahi volvimos a hablar e iniciamos una hermosa amistad —sonrio—. Con el tiempo nos fuimos conociendo mejor y nos enamoramos

— Entonces no se casaron por conveniencia, eso me tranquiliza —se lleva la mano al pecho y suelta el aire que tenia contenido.

— No, asi que tranquila. De hecho salimos por un año y en ese tiempo nos conocimos muy bien, tuvimos un hermoso noviazgo —le aseguro, porque es verdad

Edmond y yo en el tiempo que fuimos novios nos llegamos a conocer muy bien y pasamos muchos momentos muy hermosos, aun que se nos complicaba vernos algunos dias y tuvimos nuestras peleas como cualquier pareja de novios.

— Ambas familias debieron estar muy contentos cuando supieron de su casamiento —me dice más alegremente.

— Si, se puede decir que si. En general en ambas familias se pusieron muy contentos

Los que estaban más felices, por supuesto, fueron mis padres, no tardaron ni un día en hablar estupideces como: El beneficio que traeria mi casamiento con Edmond para el buffet, los nuevos socios que iban a conseguir con la ayuda de la constructora y muchas tonterías más que prefiero olvidar. Mi Madre al verme lo primero que hizo fue ver el anillo de compromiso que me dio Edmond para luego decirme: "Al fin hiciste algo bueno". Mi familia no se alegro por mi, sino se alegro por el bien economico que les traia mi unión con Edmond.

— Por tu expresión noto que no es todo cierto lo que me dices —me mira detalladamente—. Tus padres...

— Si se alegraron, pero ya sabes ellos ven las cosas de otro modo —encogo los hombros—. Y pues mis suegros si se pusieron contentos a su manera.

— ¿No te llevas bien con tus suegros? —me pregunta de una

— Me llevo relativamente bien, pero si he tenido algunas diferencias de opiniones, pero nada fuera de lo comun, ella tiene un caracter un poco especial.

— Una duda, tu esposo es hijo único o tiene hermanos.

— Es hijo único

— Ahí esta el porque es así contigo tu suegra —me dice y yo me sorprendo—. Tabi, ella se siente intimidad por ti, piensa que perderá el cariño y le quitaras el amor de su hijo.

Me quedo en shock por unos segundos tratando de entender lo que me acaba de decir Luz, no se de donde saco ese dato pero ahora que lo pienso tiene algo de razón, pero si es asi, yo no veo que Sophie tenga ese problema con mi Madre.

— Si mi suegra piensa eso, pues esta muy equivocada, jamas pudiera hacer eso, el ama y adora a sus padres.

Ellos si son una familia muy unida y no hubiera nada que pudiera romper esa relación. Desde que convivi mas con ellos vi porque son tan unidos y entendi que por mas que mi familia jamas llegara a ser asi.

— No negare que su caracter es algo especial, se soportar su caracter y comentarios, acuérdate que tengo experiencia —digo sarcasticamente.

— Lo dices por el carácter de tu madre —me mira seria—. Tu relación con ella ¿No mejoro? o ¿Ya arreglaron sus diferencias?

— Como componer o arreglar una relación que esta rota desde siempre —susurro y hablo seriamente—. Tu conoces a mi madre y te diste cuenta que nuestra relación es complicada, dificl que cambie, pero con el tiempo me he ido acostumbrando a su forma de ser, ya se lidiar y soportar sus comentarios.

Luz a conocido a mi madre y sabe perfectamente como es ella, muchas veces me he desahogado con ella y le he contado las peleas tan horribles que hemos tenido a lo largo de mi adolescencia. Ella ha sido mi paño de lagrimas y la persona que me ha consolado muchas veces, siempre que tenia peleas asi de fuertes y complicadas y siempre me ha aconsejado que no le tenga resentimiento y entienda a mi madre, que sus actitudes hacia mi lo hace porque quiere lo mejor para mi, cosa que cada dia que pasa me lo creo menos y se que mi madre jamas cambiara su actitud para conmigo.

— Tabi mi niña, lo siento, no queria ponerte triste, mejor hablemos de otra cosa, cuéntame ¿Como es tu esposo? me refiero a su personalidad, su forma de ser contigo.

— Edmond, es... la mejor persona que hay en el mundo —sonrió—. Desde que entro a mi vida muchas cosas cambiaron, sobre todo me hizo creer de nuevo en el amor —me sonrojo—. Ya hablando como persona, el es muy paciente, amoroso, respetuoso, pero sobre todo es una persona muy determinada en el área laboral. Muy probablemente al ver las fotos en las revistas te dio la impresión que es una persona muy seria, pero te lo aseguro que en persona no es asi de serio.

— Y no te equivocaste, al ver las fotografias me sorprendio mucho, me impresiono su porte seria y algo arrogante

— Edmond no es arrogante, el es una persona sencilla y alegre, aunque en las fotos no parezca

— Pero lo que si se nota en sus fotos son lo mucho que se aman, Susan me mostro unas fotos tuyas de cuando se casaron y me emocione mucho.

— Si, nos amamos mucho —bebo un poco de mi cafe con leche que ya se esta enfriando.

— ¿Y ya tienen hijos? —me pregunta y yo abro de par en par los ojos sorprendida. Esa pregunta me tomo desprevenida.

— Ehh... No. Aun no tenemos hijos

— ¿No? —me mira sorprendida—. Yo pensé que al menos ya tenían uno o estas...

— No, no, no estoy embazada —levanto las manos instintivamente—. Ademas aun no es el momento —me pongo algo nerviosa.

— Pero ¿Ustedes quieren tener hijos? ¿O no? —entorna los ojos.

— Si, queremos tener hijos pero aun no, en un fututro muy pero muy lejano —digo contundentemente—. Ambos lo hemos hablado muchas veces y creemos que aun no es el momento, los dos tenemos metas y objetivos en el ámbito profesional que queremos lograr. Ademas yo aun no me siento preparada para dar ese paso, aun quiero hacer muchas cosas y crecer profesionalmente.

— Pero sus familias no los han presionado con ese tema

— Si, un poco, mas que nada mi suegra, ella quiere ser una abuela joven —me rio sutilmente.

Prefiero no decirle a Luz que otra de las personas que me presionan con este tema es mis Padres o mejor dicho mi madre, ella quiere que tenga un hijo con Edmond para asegurar mi matrimonio y que el vínculo con la constructora Williams, en resumen por conveniencia.

— Ustedes y su idea de esperar, ya he escuchado a muchos decir eso, en mis tiempos era muy diferente y casi siempre las parejas recién casadas al año tenían sus hijos, no se esperaba mucho —me asegura.

— Las cosas cambian —rio sutilmente

— Me gustaría mucho conocer a tu esposo

— Y tienes que hacerlo, cuando lo conozcas te darás cuenta de que todo lo que te dije es verdad —digo ilusionada—. Pero... no sé si se podrá

Me acabo de dar cuenta que será algo imposible, porque según para Luz, Izan y yo jamás nos hemos vuelto a ver y que habíamos roto cualquier tipo de comunicación, estoy convencida cada instante que es imposible que suceda eso.

— Oh... entiendo —me dice algo triste

Un teléfono empieza a sonar y no tarda mucho cuando veo entrar a alguien rápidamente, Luz le mira y le hace una señal, ella entra y se para a un lado de Luz

— Disculpe que las moleste, pero ya es hora de regresar —le dice

— Tabi, mi niña, te presento a Susan

— Un placer —saludo, ahora entiendo, por un momento me asuste.

— El placer es mío, señora Williams —me dice amablemente

— No pudimos hablar mucho —me dice tristemente—. Quisiera quedarme más tiempo, pero tenemos que irnos —se levanta y yo me levanto rápido para tratar de ayudarla, pero Susan es más rápida y le ayuda

Aprovecho que están distraídas, levanto mi cartera y saco mi tarjeta de crédito, para pagar la cuenta. Luz le dice algo a Susan y luego le entrega lo que creo es su cartera, ella me mira y yo le hago una señal que me entiende.

— Mi niña —me dice Luz

— No te preocupes ya está todo pagado

— Pero...

— Nada de peros, mejor salgamos —le dijo y hago que Luz me sujete del brazo

Al salir de la pequeña cafetería me doy cuenta de que hay un taxi esperando, Susan se adelanta y abre la puerta. Al parecer ella ya le estaba esperando, ahora que la veo me quedo más tranquila porque sé que llegara sana y salva, tenía mucho miedo que se vaya sola y se pierda en esta ciudad muy grande y ruidosa.

— Tabi, mi hermosa Gacela —me toma de la cara—. No quisiera irme, pero tengo que hacerlo. Quisiera quedarme horas y horas hablando, pero Izan no sabe que vine aquí y mucho menos que me comunique contigo

— Entiendo —sonrió sutilmente.

— No quiero problemas con él, pero cuando pueda volveré a llamarte para vernos —me dice ilusionadamente

— Esperaré tu llamado —se me cristalizan los ojos—. Toma —le doy mi tarjeta—. Aquí está mi número de teléfono y la de mi oficina

— Lo guardaré muy bien

— Señora Lucie —insiste Susan.

— Adiós mi hermosa Gacela, pronto nos volveremos a ver —me dice y me da un fuerte abrazo

— Adios Luz, te extrañaré, espero verte pronto —se me caen unas lágrimas

Nos separamos, Susan ayuda a Luz a subir al taxi, cuando ya están las dos y cierran la puerta, se van. Veo como el taxi se pierde entre el congestionamiento y vuelvo a sentirme como la última vez que la vi, un sentimiento de vacío, lo único que me consuela es que la volveré a ver. Respiro profundamente, me vuelvo a poner los lentes y empiezo a caminar por las calles hacia mi oficina. No puedo esperar más, tengo que hablar con Izan, así que saco mi teléfono y lo llamo.

📞Llamada telefónica📞

— Hola, Tabi...

— Izan —digo sería

— ¿Paso algo?

— Claro que paso algo, porque no me dijiste que Luz estaba en Nueva York

— ¿Mi abue...?

— No me mientas, sé que ella está en Nueva York —digo enojada—. Me acabo de ver con ella

— ¿Cómo?, pero...

— Tú conoces a Luz, cuando ella quiere algo o necesita hablar con algo, lo hace

— ¿Dónde...?

— Por tu culpa le mentí —grito y se me cristalizan los ojos—. Le mentí a la única persona que jure que jamás le iba a mentir. Falle mi promesa.

— ¿Mentir?

— Si, tú le contaste los hechos a tu conveniencia sobre nuestra ruptura, ella piensa que fue porque tuvimos una relación a distancia

— Eso te dijo ella

— Sí, pero sobre todo le mentí al decir que nunca más nos volvimos a ver —digo aún más enojada y corro para pasar a la otra acera.

— Tabi...

— Tabi, nada. Izan si no le contaste las verdaderas razones no me importa, pero debiste informarme —me choco con alguien, pero no me importa.

— Ni tú sabes la verdad —susurra y no entiendo lo que dice

— ¿Qué dijiste?, me vale

— No podía decirle todo.

— Izan, lo único que te pido es que cuando te ves con Luz hagas como que no te he dicho nada, no quiero que se enoje

— Está bien... Tabi, noto que estás muy enojada, te parece si nos vemos mañana y aclaramos las cosas

— Sabes, no tengo ganas de soportarte adiós

— Tab...

📞Fin de la llamada telefónica📞

Me paro unos segundos y respiro profundamente, calmándome. Vuelvo a escuchar mi teléfono, pero no contesto. A los segundos vuelvo a escuchar y esta vez contesto, para mandarle a la mierda a Izan.

📞Llamada telefónica📞

— Ya deja...

— Tabi, mi amor

— Edmond, lo siento

— Estás bien, ¿Estás ocupada?

— No, solo que estaba hablando con un editor que no entendió el concepto del comercial —miento—. ¿Tú necesitas algo?

— Sí, es algo muy importante.

— ¿Importante?

— Sí, necesito que vengas a la constructora, urgentemente. Te mando la camioneta para que te recoja

— Mi amor, no estoy en la oficina, salí a caminar un poco porque está muy estresada —miento.

— No te preocupes, mándame tu ubicación para que vayan por ti

— Está bien, ahora te mando

📞Fin de la llamada📞

Si Edmond quiere verme en la constructora es porque lo que me quiere decir es muy serio. Le mando la ubicación a Edmond, él lo lee y me manda un sticker de Ok. Espero que no tarden.

Media hora después

Llegamos a la constructora, subo directamente a la oficina de Edmond. La secretaria de Edmond me ve y rápidamente se levanta para abrirme la puerta —ruedo los ojos—. Entro a la oficina de Edmond y me doy cuenta de que está acompañado por alguien, él se da cuenta de mi presencia y se levanta, camina haca donde estoy y me da un sutil beso.

— Al fin llegaste

— Tráfico

— Siéntate —me pide y eso hago

— Buenas tardes, señora Williams —me saluda ¿El abogado de la constructora?

— Buenas tardes

— Perdón por llamarte y pedirte que vengas lo más rápido posible, pero era urgente

— Si era urgente no hay problema, ¿Pero qué sucede? —pregunto

— Hace pocas horas me llamaron para indicarme que una empresa de reformas integrales había quebrado y que el CEO estaba vendiendo sus acciones. Desde hace unos meses ya se rumoraba que esta pequeña empresa iba a quebrar solo que hoy lo hicieron oficial

— Okey

— Ni bien me lo informaron, hable con el dueño y llegamos a un acuerdo.

— ¿Un gran acuerdo? —pregunto y sonrió

— Un muy buen acuerdo —sonríe—. Pero hay un pequeño detalle, es que la empresa que te digo no la compraré a nombre de la constructora, quiero comprarla a mi nombre —me dice seriamente y espera que reaccione.

— ¿A tu nombre? —pregunto sorprendida

— Sí, quiero tener el 100% de las acciones, pero para hacer eso necesito disponer de nuestra cuenta en común —me dice aún más serio

— Espera —le pido—. Quieres comprar una empresa y como no lo harás a nombre de la Constructora quieres disponer del dinero que tenemos en la cuenta en común para sacar el monto que te han pedido

— Exacto, pero el dinero que sacaremos es de los dos, ambos tendremos acciones, claro, yo el 51% y tu el 48% —me dice aún más serio y espera que diga algo.

— Señora Williams, esta empresa es pequeña, pero es una de las mejores que existe en el estado de Arizona. Se hizo los estados de riesgos y dio como resultado que más son los beneficios que los riesgos, es una gran inversión

— De verdad mi amor, es una gran inversión

— Edmond, si tú crees que es una gran inversión, yo creo que también es una gran inversión —sonrió—. Puedes disponer del dinero de la cuenta en común —le aseguro

— Gracias mi amor

— Señora Williams, firme estos papeles —me da unos y los firmo rápidamente

Los papeles que estoy firmando son la autorización para que Edmond pueda hacer los movimientos que necesita, cuanto son montos altos el banco siempre desconfía y más cuando es una cuenta en común. El abogado revisa los documentos firmados y al ver que todo está correcto se va, cerrando la puerta.

— Tabi, mi amor —se sienta frente a mí—. Muchas gracias por confiar en mí

— Siempre, además si tú dices que es una gran inversión lo creo

— Te amo —me toma de la mano y hace que me sienta en su regazo

— Te amo —lo beso

Si Edmond dice que es una gran inversión, le creo, él tiene buen ojo para eso y sé que tener una empresa propia es uno de su anhelo, Además confió plenamente en mi esposo y en las cosas que hace. 














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Holis volví, se que tarde mucho en actualizar, sorry. Tratare de actualizar mas seguido y no tardarme mucho.

¿Que les ha parecido el capitulo? ¿Que les parece Lucie?

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