◌ ◌ ◌╰── - ̗̀ Capítulo 42 ̖́- ──╯◌ ◌ ◌

El día de hoy lo estoy aprovechando muy bien y me he puesto al corriente muy fácilmente. En un momento pensé que el día de hoy iba a dedicarlo a revisar y firmar muchos papeles que dejé pendientes, pero no, Ainara y los demás lo tenían todo bien preparado y resumidos, cosa que me ayudó mucho.

Ahora estoy supervisando una sesión de fotos para una publicidad, está siendo un poco cansador porque las fotografías no están saliendo como queremos y si no sacamos hoy las fotografías estaremos un poco retrasados con el tiempo.

— No lo sé, no me está convenciendo —digo.

— Tienes razón, tenemos que cambiar de ángulos —me da la razón

— Si no funciona, váyanse a Central Park y tomen las fotografías como en un inicio quedamos

— Está bien, Tabí

El fotógrafo les da nuevas indicaciones y los demás empiezan a mover las cosas, siempre que trabajamos con esta empresa tenemos estos problemas, ya que el dueño siempre quiere que sus ideas un tanto ambiguas sean hechas, las cuales nunca funcionan. Siempre que su empresa contrata nuestros servicios, la que habla y hace el trato, soy yo, sé cómo tratar a personas como él y hacer que nuestras ideas parezcan como si ellos lo hubieran pensado —me rio bajito.

— Tabí —me llama Ainara

— Dime —la miro

— Tu teléfono no paro de sonar y por lo que vi es Nana

— Gracias —digo y miro mi teléfono, Nana me llamo tres veces que raro—. Ni cuenta me di que lo deje en la oficina

— Me ha pasado

Mi teléfono vuelve a sonar y me doy cuenta, es Nana, le hago una señal a Ainara y me voy a una esquina para contestar.

📞Llamada telefónica📞

— Nana

— Tabí, que bien que me respondiste.

— ¿Paso algo? —pregunto preocupada

— No, solo quería informarte que tus padres están aquí

— ¿Dónde? —pregunto confundida

— Aquí, en el flat

— Pero... ¿Qué hacen ahí?

— Vinieron a verte y a cenar

— ¿Cenar?

— Si, ellos acaban de llegar, pero tranquila, ellos contrataron un cáterin —me indica—. Y yo estoy supervisando todo.

— Me dejas más tranquila —miento

— Así que no tarden mucho, que todo estará listo para las 7, así que lleguen puntual —me advierte

— Así lo haremos —finjo estar contenta—. No sabes cómo quiero ver a mis padres.

— Por cierto, Tabí, ya le avisé a Edmond

— Okey, perfecto, ahora le llamo para ponernos de acuerdo

— Está bien —se ríe bajito—. No se tarden... adiós

— Chao

📞Fin de la llamada📞

No lo puedo creer, que hacen mis padres en mi flat —cierro los ojos y respiro profundo—. Estoy más que segura que ahorita, mi madre está observando todo con detenimiento y encontrando defectos a la remodelación del flat —resoplo—. Será mejor que llame a Edmond y me ponga de acuerdo a la hora que vendrá por mí, siento como alguien se me acerca, me doy la vuelta y veo que es Ainara

— ¿Estás bien?

— Si —suspiro—. Mis padres están en mi flat

— ¿Tus padres?

— Si, al parecer, vinieron a visitarnos

Mi teléfono vuelve a sonar y me doy cuenta de que es Edmond —sonrió—. Estoy segura de que me está llamando para coordinar la hora que vendrá por mí.

📞Llamada telefónica📞

— Tabí

— Edmond —digo alegremente

— ¿Nana ya te llamo? —me pregunta

— Si, ya me dijo mis padres están en el flat

— Mis padres también asistirán

— En serio —digo sorprendida

— Sí, escucharon mi conversación y se autoinvitaron

— Bueno, será una cena familiar —suspiro y ruedo los ojos

— Solo faltan Sophie y Matteo

— Te apuesto que ellos vendrán también —confirmo

— Tienes razón, estarán en el flat —se ríe sutilmente—. ¿Mi amor, te parece si paso en media hora aproximadamente?

— Media hora —me sorprendo y Ainara me hace señas con sus pulgares arriba.

— Si

— Está... Está bien. Te espero en media hora

— Te amo

— Y yo a ti

📞Fin de la llamada📞

Miro a Ainara y ella no deja de mirarme con una sonrisa en su cara, no sé porque acepte que Edmond venga en media hora si aún me faltan muchas cosas por hacer. No puedo dejar otra vez todo a Ainara.

— ¿Por qué me hiciste aceptar que Edmond venga en media hora?

— Porque si —me dice seria

— Ainara aun nos falta terminar con esta sesión de fotos, firmar muchas cosas y revisar...

— Nosotros lo terminaremos —me indica—. Tabi, relájate y descansa, hoy te esforzaste más de lo que debías

Se a lo que se refiere, desde casi una hora y media he estado parada mirando la sesión de fotos que hasta ahora no han terminado porque ninguna está saliendo como queremos. Estar más de una hora hace que sienta una pequeña molestia, según mi fisioterapeuta eso sé ira paulatinamente con la fisioterapia.

— Ainara, eres la mejor socia y amiga —la abrazo

— Tú también lo eres —me suelta—. Así que señora Williams vaya por sus cosas y espere a su dulce esposo en la puerta —se ríe

El fotógrafo me mira, pero Ainara me hace una señal de irme, ella se da la vuelta y va con el fotógrafo, sin Ainara no sé qué sería de mí y de esta compañía, a veces siento que yo no hago nada y que dejo todo a Ainara, lo único bueno que hice fue un mejor organigrama, que ha ayudado a Ainara a tener un poco más de tiempo libre.

Ya en mi oficina tomo mi cartera, leo y guardo algunos papeles, no me importa lo que me diga Ainara, antes de dormir revisaré un poco algunos papeles que tengo pendientes. Espero que mis padres y mis suegros se vayan rápido porque no creo aguantarlos por más de dos horas. Escucho unos golpecitos y abren la puerta, me doy la vuelta y me sorprendo al ver a Edmond

— Lista

— Edmond —sonrío—. Pero... dijiste que vendrías en media hora

— Si y ya pasaron media hora

— En serio —digo sorprendida y miro el reloj del teléfono—. Es verdad, lo siento mi amor... se me paso el tiempo leyendo algunos papeles que llevaré al flat

— Yo igual estoy llevando algunos —se ríe

— Nos ausentamos mucho tiempo —me acerco a él

— Si —confirma—. Pero, en unos días, volveremos a nuestra rutina

— Tienes razón —sonrió

Edmond extiende su mano, yo levanto mi cartera y tomo su mano, ambos salimos de mi oficina y como siempre veo que muchos nos miran, algunas mujeres miran a Edmond de pies a cabeza y sueltan alguno que otro suspiro —ruedo los ojos—. Estoy más que segura que muchos se sorprendieron al ver a Edmond, en estos cuatro meses que pasaron cambio mucho, gracias a la rutina de ejercicios que está haciendo, ahora tiene un cuerpo más trabajado.

Una hora después

Al fin llegamos al flat, nos retrasamos un poco porque tuvimos que desviarnos de nuestra ruta siempre usada, al parecer están arreglando unas conexiones de agua que se han roto. Edmond saca sus llaves y abre la puerta, me da paso y paso primero. Segundos después aparece frente a nosotros Nana, se acerca a nosotros con una sonrisa en la cara.

— Nana —saluda Edmond

— Mi niño, Tabí —nos saluda

Antes de seguir entrar Edmond se saca su saco largo con mucha rapidez, así como yo que me saco mi sweater largo que a primera vista parece un saco, Nana no espera ni un segundo y los toma.

— Tus padres están en la sala

— Gracias —finjo estar contenta

Ambos caminamos y en efecto, mis padres están en la sala hablando —ruedo los ojos—. Mis padres se dan cuenta de nuestra presencia y se giran para mirarnos.

— Buenas noches —décimos al unísono, Edmond y yo

— Hija —me dice mi Padre y rápidamente se acerca a mí dejando su copa de vino en la mesita.

Camina hacia mí y trata de abrazarme, pero por instinto me hago hacia atrás, mi pequeño acto sorprende a mi padre que abre muy grandemente sus ojos, pero eso no le frena y se vuelve a acercar a abrazarme.

— Hija —me abraza y yo me siento tan incómoda, pero lo resisto

— Padre —sonrió forzosamente y le doy dos palmaditas en la espalda

— Qué alegría volver a verte —me suelta, me toma de las manos y me mira de pies a cabeza—. ¿Cómo estás?

— Bien, estamos bien —miro a Edmond

Mi Padre me suelta y va a saludar a Edmond que está a mi lado, mi Madre se acerca a mí y finge una gran sonrisa.

— Isabella, hija, me alegro de que ya hayan vuelto —me dice mientras me acaricia la mejilla

— A mí también me alegra —miento

Mi Madre se acerca a Edmond y a diferencia mía, ha el sí le abraza —respiro profundamente—. Le da dos besos en la mejilla y le dice algo que no logro escuchar

— ¿Por qué no nos llamaron cuando llegaron? —nos pregunta mi padre

— Nos enteramos de que llegaron por las fotografías de la Premier de ayer.

— Queríamos darles una sorpresa —miento

La verdad es que queríamos llegar desapercibido y ya cuando estemos descansados del viaje avisarles que habíamos llegado y recibir visitas.

— Pues si nos dieron una gran sorpresa —dice mi Madre sentándose en el sofá

— Pero cuéntennos —sujeta el hombro de Edmond mi padre dirigiéndolo al sofá

Antes que todo este circo empiece necesito arreglarme, cambiarme de ropa porque sé que mi madre ya me está juzgando y encontrando algo malo a mi vestimenta. No es que esté mal vestida, pero para mi madre todo lo que visto está mal.

— Padre, antes queremos ir a refrescarnos un poco —digo

— Claro, no tenemos apuro

— Así esperamos a mis Padres —dice Edmond

— ¿Vendrán tus Padres? —pregunta sorprendido mi Padre.

— Si, quisieron unirse a esta hermosa cena familiar

— Me parece perfecto —dice muy emocionada mi Madre

— Según el último mensaje de mi Padre llegarán en unos veinte minutos

— Entonces tenemos que apurarnos —digo y tomo la mano de Edmond

— Permiso —dice Edmond muy educadamente

— En unos minutos regresamos —finjo sonreír

Edmond y yo caminamos hacia nuestra habitación, primero entro yo, luego entra él. Espero que esta cena dure poco y los padres de Edmond vengan rápido, al menos se me hará más amena teniendo a Sophie, estoy muy segura que ella vendrá.

— ¿Tomarás una ducha? —me pregunta Edmond

— Eh... no, solo me cambiaré de ropa

— Yo también, solo me lavaré la cara —me indica y se va al baño

Voy a mi armario y empiezo a buscar algo que ponerme, a diferencia de Edmond yo tengo que ponerme algo más elegante si no quiero críticas de mi madre. Miro mis opciones y tengo ya escogido uno, es elegante, pero a la vez cómodo.

Detrás de mí siento a Edmond que me abraza —sonrió—. Me da un beso en el cuello provocándome cosquillas, me doy la vuelta y le doy un beso. Amo estos momentos

— Solo vine a buscar una polera y unos jeans —me dice sujetándome de las caderas

— Te verás más sexys de lo que estas —le miro sin dejar de sonreír

— ¿Será? —se acerca y me da un beso muy apasionado.

Yo únicamente correspondo al beso, entrelazo mis brazos en su cuello. Edmond me atrae más hacia él y su mano derecha baja muy lentamente...

— Edmond —digo al sentir su mano traviesa—. Nos esperan —digo algo sonrojada

Edmond me sonríe maliciosamente y me suelta, sé que lo ha hecho a propósito —me rio bajito—. Solo me ha provocado, pero me las pagará. Edmond se va a su armario y se empieza a cambiar, yo aprovecho, voy al baño a lavarme la cara y refrescarme un poco.

No tardo mucho; sin embargo, si el tiempo para que Edmond ya se haya cambiado —lo miro y sonrió—. Ha decidido utilizar una polera blanca, jeans color beige y tenis beige, un outfit casual. De hecho, él siempre viste así cuando está en casa.

— Me gusta mucho —me acerco y estoy por besarlo, pero...

Escuchamos unos pequeños golpes en la puerta, Edmond me suelta y va a abrirla. Ambos nos llevamos una gran sorpresa al ver a mi Madre en la puerta.

— Edmond, querido —sonríe—. No sé si podría hablar con mi hija, a solas

— Suegra —me mira, Edmond—. Eh, claro, yo ya estaba de salida. Puede pasar

— Gracias, querido —sonríe y entra.

Un frío recorre por todo mi cuerpo, que mi madre quiera estar a solas conmigo es muy raro. No quiero que este aquí. Edmond nos mira y se va cerrando la puerta dejándonos solas —respiro profundamente.

— Madre —finjo sonreír—. Necesita algo o...

— Nos sorprendió verlos en las revistas y más en ese evento —se sienta en mi cama

— Si, no es la única que se sorprendió al vernos, de hecho, teníamos que...

— Shh... no me interesa —me interrumpe—. Nos invitaron también, pero yo ni loca iba a un lugar como ese.

— Se perdió de una gran película —susurro y busco mi nuevo outfit que me cambiaré.

— ¿Qué dijiste? —me dice enojada

— Nada, madre —ruedo los ojos

— Por cierto, hija —desde el primer minuto que entré a tu flat me di cuenta de que remodelaron todo —me dice mirando la habitación–. Pensé que solo habían remodelado la sala, pero ahora me doy cuenta de que remodelaron todo —comenta con un tono de desprecio.

— Si —la miro y finjo sonreír—. Aprovecharon que estuvimos de viaje para hacer todo.

— Contrataron a...

— No —la interrumpo—. Contratamos a otra empresa

— Ahora entiendo muchas cosas —rueda los ojos—. La empresa que contrataron los estafo, desde que entre me di cuenta el mal gusto que tiene la empresa, contrato a diseñadores de interiores sin gusto y sin creatividad.

— Madre —digo enojada

— Quien lo haya diseñado tiene un mal gusto, tanto en colores como en la armonía que tiene que tener una casa. Mira —se para y me señala toda la habitación—. El color que escogieron es tan feo que parece un pastel de cumpleaños para un niño pequeño, utilizar colores pasteles en una habitación es tan estereotipado.

— A mí me gusta

— Claro que te gusta porque tú siempre tuviste malos gustos y sigues teniéndolos. Lo que más me molesta y preocupa es la sala, como dejaste que utilizaran esos colores, pero sobre todo dejar que pongan ese adorno con plantas —me recrimina—. Lo único rescatable son las cortinas.

Si supiera que la persona que ha supervisado todos los cambios ha sido Sophie, puedo apostar que no hablaría así. Sabía que mi madre iba a encontrar defectos en todo, pero a veces se pasa con sus críticas.

— Llamaré a un nuevo diseñador de interiores, porque esto tiene que ser solucionado inmediatamente —saca su teléfono

— La que tiene un mal gusto es usted —susurro más para mi

— ¿Qué dijiste? —me mira enojada y yo saco mi cambio de ropa

Para mi madre el color perfecto es el color blanco —ruedo los ojos—. Según ella el blanco es un color distinguido y que brinda paz, no negaré que es un lindo color, pero tenerlo todo de ese color es aburrido y hasta soso.

— Isabelle —llama mi atención—. ¿Te pondrás eso? —señala lo que escogí.

No entiendo que puede estar mal, la vestimenta que escogí es una polera blanca con mangas ¾ y una falda larga color azul marino, quiero acompañarlo con un cinturón negro y por supuesto con zapatillas, para estar más cómoda.

— Eh... Si —me doy la vuelta y la miro seria

— Isabelle —se acerca—. Me acabas de confirmar algo —cierra los ojos y con su mano derecha se cubre un poco.

— No la entiendo

— Hoy vi las fotos que les sacaron a ustedes y al verlos me quedé muy preocupada. Incluso mis amigas del club se dieron cuenta

— Darse cuenta ¿De qué?

— Tus nuevos looks —me señala—. Son tan explícitos, que todos se dieron cuenta de tus secuelas

— ¿Secuelas?

— Al parecer la fisioterapia no te ayudo en nada

— Sigo sin entenderla, ¿Qué tiene que ver mis Outfits?

— Mucho, acaso no te ves —me señala—. Usar el tipo de estilo da a las personas en que pensar

Es verdad que he estado utilizando los mismos modelos, en especial los pantalones, pero es para cubrir que no estoy usando tacones, de hecho, sería más llamativo que me vieran usar todos los días zapatillas o ir a las juntas con socios así.

— Yo no entiendo que tiene que ver mi vestimenta —miro mi ropa.

Hoy por ejemplo mioutfit para ir a la empresa fue una blusa blanca sin mangas y escote Jewel, locombine con unos pantalones palazzo color rosado melocotón. No veo porquevestida así, doy mucho de que pensar. 

— Ay, Isabelle, sabía que eras tonta, pero no tanto —se me acerca enojada—. Sé que estás usando estos outfits para cubrir la cicatriz que te quedo en la pierna —me dice y hace una mueca de desagrado—. Usas estos outfits porque debe ser muy visible al usarlo con pantalones, aprietos o faldas.

Ahora entiendo, mi Madre está pensando que estoy usando estos tipos de vestimentas porque quiero ocultar una cicatriz —como no lo pensé—. Solo mi madre puede pensar en esas cosas tan desagradables y fuera de lugar.

— Madre, le puedo asegurar que yo no estoy usando...

— Me da igual —me interrumpe—. Deja de vestir así, acaso no puedes pensar un poco —me pica la frente haciendo alusión a que piense

Yo me giro y me alejo de ella, No sé si podré soportar más sus insultos e insinuaciones grotescas, sabía que mi madre no tena buenas intenciones.

— Si sigues con este tipo de outfits lo único que conseguirás es perder el interés de tu esposo.

— Madre se está pasando —digo con los ojos cristalinos

— Varias veces te dije que fue una suerte que Edmond se fije en ti, te dije también que cubras tus defectos, que son muchos con tu buena presencia y así vestida no estás nada presentable

— Por favor...

— Hoy en la mañana, al reunirme con mis amigas, me dijeron que estaban muy preocupadas y estaban sacando muchas conclusiones, la mayoría feas.

— Madre, le puedo asegurar que yo no tengo...

— Lo bueno —se me acerca—. Es que al menos no te quedo cicatrices en tu cara —me toma del mentón.

Doy un paso hacia atrás y giro la cara, tengo muchas ganas de llorar, pero tengo que aguantar, sé que lo está diciendo por molestarme.

— Madre, le puedo asegurar que yo no tengo ninguna cicatriz, ni nada, y me alegra tanto que usted se haya preocupado por mi salud —digo con sarcasmo.

— Claro que me preocupo —me dice enojada—. Me preocupo de las habladurías

— Para usted eso es lo más importante —digo seria.

—Por supuesto, lo más importante es nuestra imagen ante la sociedad. Desde siempre te dije que tengas cuidado, que siempre cubras tus defectos con tu buena presencia y vestida, así —me señala y me mira de pies a cabeza—. No lo lograrás

— Madre, yo no necesito cubrir nada, le puedo asegurar que no tengo ninguna cicatriz ni na...

— ¡¡Cállate!! —me grita

Yo me quedo quieta y mi madre aprovecha esos segundos para pararse y acercarse a mí, me toma del mentón y me mira a los ojos. Yo también la miro y lo único que veo como siempre es la mirada de odio que me tiene.

— No tienes ninguna cicatriz o marca en la cara —hace que gire un poco—. Pero tu cutis está tan maltratado que necesitas un tratamiento urgente —me dice con desprecio y me suelta—. Yo ya no puedo contigo —levanta las manos—. Te he tratado de inculcar un buen gusto en la moda, que aprendas a ocultar tus defectos, usar lentes de contacto...

— Madre me está ofendiendo

— ¡¡Ven!! —me sujeta del brazo y me hace parar frente al espejo—. Acaso no te ves —me sujeta del mentón fuertemente—. Mírate, eres un completo desastre, desaprovechas la poca belleza que tienes —me dice enojada—. Ni ocultar tus ojeras puedes —me suelta.

No dejo de mirarme en el espejo y las ganas de llorar me invaden, mi madre está volviendo a cruzar una línea que hace mucho tiempo ya había cruzado.

— Todo lo haces mal, desde niña siempre has cometido errores y nos has hecho quedar mal a todos —me dice enojada—. Con el tiempo pensé que ibas a aprender, pero me equivoque, sigues cometiendo los mismos errores, no sé cómo Edmond se enamoró de ti —se acerca a mi oído—. Eres tan inservible como un árbol seco, ni siquiera llegaras a ser una verdadera mujer.

— Basta —me muevo y la empujo sutilmente—. Si no tiene nada más que decirme puede salir de mi habitación —abro la puerta aguantando las ganas de llorar.

— Eres y serás siempre la decepción de esta familia

Mi madre sale de la habitación enojada y yo cierro la puerta con seguro, doy unos pasos hacia atrás sin dejar de ver la puerta y cuando estoy segura de que mi madre no entrara me siento en la cama y empiezo a llorar silenciosamente.

Dejo salir todo el dolor que me ha causado las palabras de mi madre, tapándome la boca para que nadie escuche mi llanto. Yo estaba mentalizada para sus críticas, pero ella, como siempre, encuentra palabras más hirientes, que me lastiman aún más.

Sé que todo lo que mi madre me ha dicho, en especial que yo soy la decepción de la familia, es verdad. Sé que no soy lo que ellos querían, que fuera, que soy la deshonra de su perfecta familia, lo sé —lloro encima de la almohada para que no me escuchen—. Estoy consciente que soy una persona que tiene muchos defectos, que siempre hace las cosas mal y que siempre cometo errores.

He trato de que sus comentarios insultos indirectos y palabras, en especial las de mi madre, no me hieran, pero hoy no pude —me seco unas lágrimas—. Sin embargo, hoy fue diferente, hoy sus palabras fueron más, no sé cómo definirlo —me seco unas lágrimas—. Yo diría más hirientes, cuando volvió a tocar el tema de los hijos, algo raro me paso, al escuchar sus palabras sentí algo que no puedo explicarlo, sentí como un gran vacío se expandía dentro mío, un dolor que jamás había sentido, creo que las pastillas que aun tomo siguen haciéndome sensible.

Minutos después

Escucho unos golpes en la puerta, con mucha calma me siento y me seco las lágrimas —debe ser Edmond o Nana—. Vuelven a tocar y no me dan tiempo a contestar.

— Tabí, mi amor

— Si —digo con voz llorosa

— ¿Estás bien? —me pregunta y trata de abrir la puerta, pero está con seguro

— Si, tranquilo —me levanto y me paro en la puerta

— Me abres la puerta —insiste una vez más

— Mi amor, tengo las manos resbalosas por la crema —miento—. Necesitas algo con urgencia

— No, solo vine a avisarte que mis padres acaban de llegar

— Oh... entonces me apuraré

— Está bien, te esperamos

Respiro profundamente y me doy valor, voy a mi armario, decidida, a cambiar completamente mi outfit, le voy a demostrar a mi madre y a los demás están equivocados, en especial a mi madre y mostrarle que todo lo que ha dicho son estupideces.

Miro mi ropa, ya sé que me voy a poner, he decidido utilizar un Top corto de manga larga ajustado color Neblina azul, unos shorts cortos de color blanco y lo combino con unos tacos color blanco. Sé que no debería usar tacones, pero lo haré, quiero callar a mi madre. 

Ya lista, voy a mi tocador y empiezo a maquillarme, me miro al espejo y las palabras de mi madre vuelven a mi mente "Acaso no te ves, ¡¡Mírate!!, eres un completo desastre, desaprovechas la poca belleza que tienes. Ni ocultar tus ojeras puedes" —me pongo más corrector—. Tengo que demostrar que sus palabras no me dolieron —me arreglo mi cabello dejándolo suelto—. No quiero darle por su lado.

Minutos después

Salgo de la habitación y veo a todos hablando tranquilamente en la sala. Edmond se percata de mi presencia y solo me sonríe, yo camino hacia mis suegros que se percatan de mi presencia.

— Buenas noches —saludo a mi suegra

— Tabatha —se sorprende al verme—. Me alegro volver a verte tan bien

— Suegro —lo saludo

— Nuera —me da una sutil sonrisa—. Me alegro de que ya estés recuperada

— Gracias —camino hacia Edmond y me siento a su lado, en el brazo del sofá

Mi madre no para de mirarme de pies a cabeza, en especial mira mi pierna, de seguro piensa que maquille la supuesta cicatriz que tengo —ruedo los ojos—. Que siga mirando que no encontrara nada.

— Por cierto, Tabatha —me mira—. Remodelaron el flat

— Si —sonrió

— Me quede muy gratamente sorprendida —mira de un lado a otro—. ¿Qué diseñador de interiores hizo esto?

— Keily Anderson y su equipo —dice Edmond.

— Pues es una gran profesional, ella y su equipo hicieron un gran trabajo —digo orgullosa

— Estás en lo correcto —me dice mi suegra—. Me gustó mucho los colores que utilizaron y los pequeños detalles que pusieron.

— Verdad —habla mi madre—. Yo le estaba comentando lo mismo a Isabelle —me mira—. Que los colores que utilizaron son los correctos y que dan un gran equilibrio al flat

— Exacto —sonríe mi suegra—. Escogieron muy bien los colores, es la nueva moda, utilizar colores pasteles, el pintar todo de color blanco quedo atrás.

— Buenas noches —escuchamos una voz,

Miro hacia el frente y veo que es Sophie, con mucha calma me levanto y voy hacia ella, ella me ve y me da un fuerte abrazo.

— Sabía que iban a venir

— Tan predecibles nos volvimos —me dice asombrada

— La verdad un poco —me rió

— Tabí —escucho la voz de Matteo

Miro a un costado y veo que es Matteo, él me sonríe, se me acerca a mí y sin que pueda reaccionar me abraza.

— Tabí, hermanita —me abraza más fuerte—. No sabes lo feliz que me hace volver a verte

Cierro los ojos y aprieto los dientes enojada, estoy tratando de soportar el abrazo de judas que me está dando Matteo. Si no estaríamos en compañía de mis suegros, le hubiera empujado para que me suelte.

— No sabes lo mucho que me...

Ya es suficiente, no quiero más de sus hipocresías, me muevo y sutilmente lo empujo, él se da cuenta y me suelta —al fin.

— Hijo —mi madre se para y se acerca para saludarlos—. Sophie

— Suegra —saluda Sophie muy amenamente.

Todos se empiezan a saludar y yo voy de vuelta donde estaba sentado Edmond, estoy empezando a sentir un poco de dolor en la pierna, por suerte solo es una pequeña molestia. En pocos segundos todos vuelven a su lugar, Edmond se sienta a mi lado donde antes estaba sentada yo.

— Sophie, hermosa —sonríe mi madre—. Estábamos comentando lo hermoso que ha quedado el flat

— Lo sé —se sienta a lado de mi suegra—. Yo estuve en todo el proceso —sonríe

— ¿Tú? —pregunta mi madre sorprendida

— Si, Edmond me dio la tarea de estar a cargo de todo, yo me comunique muchas veces con Keily y me mostraba sus fantásticas ideas

— Es una gran profesional

— Definitivamente, de hecho, pienso contratar a su equipo y a ella para que haga todos los cambios en la casa

Mi madre abre muy grande los ojos y se pone muy seria al escuchar a Sophie, al parecer no le gustó nada la idea de cambiar los interiores de la casa —me rió bajito—. Lo mejor que puede hacer Sophie es cambiar todo, que las ideas de Keily borren y escondan todo lo que esas paredes han escuchado y han visto.

— ¿Y solo cambiaron la sala? —pregunta mi suegra

— No, cambiamos también las habitaciones —se levanta con la intención de enseñarles—. Les muestro

— Si —dice feliz Sophie—. Las habitaciones y el balcón están muy diferentes

Mis suegros, mis Padres junto a Sophie y Edmond van hacia la terraza para que vean los cambios, pero cuando estoy por caminar hacia ellos siento una mano que me detiene.

— Tabí, espera —me dice Matteo y me doy la vuelta para verlo

— Que sucede —digo fría

— En serio —me trata de tomar mi mano, pero yo me hago para atrás—. Me alegro mucho verte ya recuperada —sonríe

— Gracias... supongo —me doy la vuelta para irme, pero otra vez me detiene

— Lo digo en serio

— Matteo deja de fingir por favor —digo cansada

— Porque no me...

— No quiero escucharte —doy pasos hacia atrás—. Si quieres que te agradezca por tu "preocupación" hacia mí, pues... Muchas gracias —digo sarcásticamente

Matteo trata de decirme algo más, pero no puede porque los demás regresan a la sala, aparecieron en el mejor momento, camino hacia Edmond y le abrazo sutilmente. Cada vez me sorprendo de lo mentiroso y cara dura que es Matteo —respiro profundamente—. Los cuatro meses que estuvimos en Italia mi familia jamás me mandó un mensaje o me llamo para saber cómo estaba o como iba con la fisioterapia, las únicas que se preocuparon fueron Ainara y Sophie.

Los padres de Edmond llamaban a diario y nos preguntaban como estuvo nuestro día, incluso ellos preguntaban por mí —se me escapa una lágrima—. En un momento muy delicado, mi suegra fue de mucho apoyo emocional para mí, me ayudo a superar la frustración que tuve cuando me desesperé en la fisioterapia y no veía avances.

— Estás bien —me dice Edmond algo preocupado

— Si —miento y sonrió

— Señores —nos llama Nana—. La cena ya se encuentra servida

Todos caminamos hacia la mesa, Edmond entrelaza su mano con la mía y caminamos hacia la mesa, en efecto todo está ya listo y preparado. A primera vista puedo ver que hay muchas cosas ricas. Edmond y yo nos sentamos en cada cabecera de la mesa. Mi padre se sienta a mi lado derecho y mi madre se sienta a su lado, a mi lado izquierdo se sienta Matteo y a su lado se sienta Sophie. A lado derecho se sienta mi suegra y por comodidad de mi madre, mi suegra se sienta al lado izquierdo de Edmond. Como siempre todo tiene que ser protocolar —ruedo los ojos.

~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~

La cena está siendo muy amena, mi suegra y mi madre no paran de hablar de una fiesta que hubo hace poco en el club donde todos somos socios, yo no soy de ir mucho, Edmond si ha ido muchas veces, más que nada a verse con algunos socios o practicar un poco de golf con su padre.

— Ya pudiste ponerte al día en la constructora —le habla mi padre a Edmond

— Más o menos —contesta Edmond y se limpia la boca con una servilleta—. Hoy empecé a revisar algunas carpetas y para mi suerte están bien resumidas

— Supongo que ya leíste o te informaron sobre Mark Bale

— De hecho, si —bebe un poco de su copa de vino—. Los meses que estuvimos en Italia escuchamos y leamos mucho sobre él.

— Lo conociste —se extraña mi Padre

— En persona no, pero su nombre empezó a sonar cuando se inauguró el hotel más moderno que se creó en Inglaterra —comenta Edmond

— Si, lo leí —dice algo enojado mi suegro

— Es el arquitecto estrella de Thomas y el más buscado, según escuche, ya se adjudicó nuevos proyectos para que los realice.

— Eso es lo que me preocupa —dice mi suegro—. Thomas está empezando a expandir su constructora en Europa con proyectos muy interesantes.

— Pero ¿Quién es su arquitecto estrella? —pregunta mi suegra

— Se llama Mark Bale —contesta Edmond

— ¿Mark Bale? —pregunta Sophie—. Jamás escuché hablar de él

— Ni nadie, Thomas y él aparecieron en la inauguración de uno de sus nuevos edificios —comenta Edmond

Ahora que me acuerdo, Edmond me comento algo cuando paso eso, pero yo no le di importancia porque estaba más preocupada en la fisioterapia.

— Eso es muy raro —bebe su copa de vino Sophie.

— Yo más que raro diría curioso —opina Edmond.

— Yo no lo veo lo raro —interrumpe mi madre—. Solo es un arquitecto que tuvo la suerte de que su diseño le gusto al cliente y al público.

— Solo debe ser un arquitecto en su momento de fama —opina mi Padre—. En breves, pasará toda la locura y será uno más de los arquitectos de Thomas.

— Yo opino lo mismo —habla mi suegra—. Lo mejor será no prestar atención y...

Mi teléfono empieza a vibrar —me extraño—. Dejo de comer y con mucho cuidado saco mi teléfono, prendo la pantalla y me sorprendo al ver quien me ha mandado mensajes.

Mensajes Izan

— Ya quiero verte

— Estar a tu lado, juntos en la cama...

— 😏💓🔥🔥

— Ni siquiera te imaginas lo que me apetece hacerle a tu cuerpo.

— Tan solo de imaginármelo

— Nada más estimulante para mi cuerpo, que sentir tu tibia piel ardiendo de profundo deseo

Fin de los Mensajes

Leo sus mensajes y me muerdo el labio, Izan me está provocando —sonrió—. Sus mensajes hacen que me sonroje. 

— Tabatha —me hablan y levanto la mirada

Todos me miran y apago mi teléfono, lo guardo y finjo sonreír. Por unos minutos olvide que estaba en la mesa cenando

— Lo siento —tomo los cubiertos

— Isabelle, sabes que es de mal gusto utilizar los teléfonos a la hora de la cena —me regaña mi madre

Yo no puedo creer que mi madre me diga eso, si ellos y Matteo, pero en especial mi Padre está con su teléfono a la mano, incluso muchas veces ha estado hablando por teléfono mientras cenábamos —ruedo los ojos—. Hipócritas.

— Una vez más discúlpenme

— ¿Paso algo? —me pregunta Edmond.

— No, nada grave —bebo mi jugo—. Cosas que me mando Ainara para que lo revise mañana —miento.

Todos vuelven a seguir hablando en sus cosas y me dejan de prestar atención —respiro más tranquilamente—. Fui descuidada en leer el mensaje que me habían mandado, tengo que ser más cuidadosa.

Al menos la cena no está siendo tan aburrida, Sophie no para de preguntarme muchas cosas de Italia, pero sobre todo de la ciudad en que estábamos, está muy decidida en ir con Matteo y alejarse unas semanas de la prensa y las redes sociales.  

Inglaterra — Londres 

Miro mi teléfono esperando alguna respuesta, pero no la hay, aún no debió leer mis mensajes —respiro profundamente—. Tan solo imaginar haciendo las cosas que le dije a Tabí y otras cosas más hace que me excite y me ponga duro —cierro los ojos y aprieto los dientes—. Sé que Tabí al leerlo también se excitara —sonrió.

Guardo mi teléfono y me doy la vuelta, camino de vuelta a la cama con algo de pesar —suspiro cansadamente—. En la cama está Emma, completamente dormida y desnuda, solamente cubre su desnudez una pequeña sabana de lino. Con mucha delicadeza entro a la cama y me quedo observándola

— Emma —la sigo mirando y le quito unos pequeños mechones de la cara—. Hermosa Emma, porque no eres ella, por qué no eres Tabí —suspiro—. No sabes lo que daría porque tú fueras Tabí, que la mujer que tengo a mi lado no seas tú y si Tabí.

Emma empieza a moverse y se da la vuelta, yo me quedo quieto esperando que no despierte, pero mi esfuerzo es en vano, ella muy lentamente abre los ojos.

— Honey —me dice adormilada

— Vuelve a dormir —sonrió—. Es de madrugada

Emma no me responde, solo se acerca a mí y se acomoda en mi pecho, yo la abrazo con una mano y muy delicadamente le acaricio sus rizos rubios. 

— Te amo —me dice y se acomoda mejor

— Yo también, yo también —miento

Me gustaría que las palabras de amor que le digo a Emma sean de verdad, que sean los sentimientos que siento por ella, pero no puedo, mi corazón y mi alma solo aman a una sola persona y esa es Tabí, mi Tabí.

En poco tiempo las cosas cambiarán —sonrió—. Tabí, mi amor, volverás a mis brazos. Tú serás la mujer que este a mi lado y al fin tendremos nuestra felicidad que tanto nos robaron y negaron por muchos años.








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Holis... les traigo una nueva actualización de Infieles 😈😈

¿Que les parece la madre de Tabi, Elizabeth?

¿Que les parecio el Capitulo?

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