◌ ◌ ◌╰── - ̗̀ Capítulo 39 ̖́- ──╯◌ ◌ ◌

Estoy esperando a que Nana se apure, ella me ha acompañado a visitar hoy a Tabí. El día de ayer no pude venir a verla, la razón, los estúpidos calmantes —paso mi mano por mi cabello—. Esos calmantes que me recetaron eran tan fuertes que me dejo durmiendo muchas horas y cuando estaba despierto estaba adormilado, solo desperté para poder almorzar y cenar. Lo bueno de todo eso fue que no tuve que soportar los cuidados excesivos de mi madre.

— Mi niño —aparece mi Nana

— ¿Entramos? —pregunto ansioso

— Si —me sonríe y se sujeta de mi brazo bueno

Caminamos ambos y rápidamente los paparazis que no descansan empiezan a acercarse, como de costumbre los guardias se acercan para ayudarnos así también como los guardaespaldas y el chófer que nos trajo.

— Señor Williams ¿Ya tienen identificado a los que provocaron el accidente?

— Señor Williams ¿Sabe quién es el cabecilla de su atentado?, ¿Su esposa ya despertó?

Yo no contesto nada y sigo caminando, Nana al verlos y escucharlos se pone un poco nerviosa, ella no está acostumbrada como lo estoy yo —respiro profundamente—. Esto solo durara unos días más. Después de unos minutos llegamos a la puerta principal y entramos sin ningún problema.

— Al fin pudimos entrar —me dice Nana más tranquila

— No le des importancia Nana —sonrió sutilmente—. Mejor vayamos a la habitación de Tabí, quiero ver si me dejan verla al menos unos minutos.

Mientras caminamos hacia la habitación de Tabí, nos encontramos con Sophie que también estaba yendo a la habitación de Sophie, lo que me está causando gracia es verla con un vaso "Venti" de Starbucks.

— Sophie —la saludo

— Señora Lougthy —le saluda Nana

— Beatriz, dime Sophie —le pide dulcemente—. No lo olvides Sophie —le da dos besos en la mejilla

— Esta bien, no se me olvidara.

— Edmond —ahora me saluda con cuidado de no lastimarme mi brazo y no derramar su tasa "Venti"

— ¿Puedo preguntar? —digo mirándole

— No —me advierte—. Solo te puedo decir que lo necesito más que respirar —me aclara y yo me rio sutilmente

— Está bien, no diré nada —me acerco riendo—. Pero se nota que te desvelaste toda la noche

— Edmond —me dice entre apenada y sorprendida

Sophie mira a Nana que está aguantando las ganas de reírse también, yo solo lo dije por decir, pero su actitud me acaba de dar a entender que acerté.

Ambos caminamos y en pocos minutos llegamos a la habitación donde está Tabí. La puerta de la habitación de Tabí está abierta pero lo que me deja inmóvil es ver lo de adentro, Sophie que estaba a mi lado también se para y escucho como deja caer al suelo su "Venti"

— Tabí... —grito y entro a la habitación

— ¡¡No!! —escucho que alguien grita

— ¿Dónde está mi esposa? —digo mientras tiro las almohadas de la cama vacía—. ¿Dónde está Tabí? —me estoy desesperando

— Iré a buscar a la doctora —escucho que dice Sophie

— Edmond, calma —escucho y siento como Nana rata de calmarme

— Tabí... —grito

— ¿Qué sucede aquí? —entra una enfermera asustada

Miro a la enfermera, me suelto del agarre de Nana y me paro frente a la enfermera que me mira de manera desafiante

— ¿Dónde está mi esposa?

— Señor le pido que...

— ¿Dónde está mi esposa? —pregunto con un nudo en la garganta y me acerca más a ella sin dejar de mirarle fríamente

— Edmond —Nana me sujeta del brazo para detenerme y lo logra

Segundos después veo como entran dos guardias y me empujan sutilmente hacia atrás, no me interesan las personas que están frente a mí, yo solo quiero saber dónde está Tabí.

— Señor, por favor, estamos en un hospital.

— Me importa una mierda —grito—. ¿Quiero saber dónde está mi esposa? ¿Qué paso con mi esposa?... si no me dicen nada los voy a denunciar y hare que cierren este hospital de cuarta —me desespero.

— Señor Williams —escucho la voz de la doctora que aparece y entra a la habitación

— Doctora Ovidio —la miro desesperado y preocupado—. ¿Dónde está mi esposa? —pregunto y se me cristalizan los ojos—. Ella estaba en está habitación, usted me dejo verla...

— Señor Williams, por favor cálmese... —me pide

— Calmarme, yo no puedo calmarme... como me pide que me calme cuando veo que la habitación donde estaba mi esposa está vacía... ¡¡vacía!! —pierdo los estribos—. Ustedes debieron llamarme e informarme todo lo que estaba pasando

En estos momentos lo que pasa por mi mente son muchas cosas y la mayoría no son buenas, tengo mucho miedo que uno de mis miedos sea confirmado y si eso pasa, mi existencia se termina.

— Señor William —me grita y me callo—. No se exalte más, su esposa se encuentra bien, solo fue trasladada a otra habitación

— ¡¿Qué?! —pregunto—. ¿Otra habitación? —susurro más para mí—. ¿Dónde está? Quiero verla...

— Primero trate de calmarse —me pide y respiro profundamente—. Si me sigue, le mostrare donde está su esposa

— Doctora —la detengo—. ¿Ella está...?

— Señor Williams usted solo sígame —me pide

Al salir veo como muchas personas, mayormente enfermeras y algunos doctores me miran y empiezan a susurrar, no me importa lo que estén pensando, yo solo quiero saber dónde y cómo está Tabí. En estos momentos estoy sintiendo un nudo en la garganta y un miedo que me están calando el alma.

Esto no hubiera pasado si yo ayer no me hubiera quedado en el flat y hubiera venido —me recrimino mentalmente—. Soy el peor esposo del mundo, no estaba cuando me necesito... pero ¿Por qué nadie me llamo? ¿Acaso nadie vino ayer?

En menos de unos minutos llegamos a la nueva habitación donde supuestamente está Tabí, lo que me llama la atención es que salimos del área de cuidados intensivos.

— ¿Doctora? —pregunto

— Su esposa está en está habitación —me mira y sonríe.

Respiro profundamente y algo más calmado doy dos pasos hacia la puerta, muy lentamente abro la puerta de la habitación y lo que veo hace que al fin pueda tranquilizarme.

— Tabí, mi amor —sonrió y entro rápidamente a la habitación casi corriendo.

— Mi amor —me dice emocionada

No me importa nada y me acerco a Tabí, olvido que tengo el brazo enyesado y con algo de brusquedad la abrazo, siento un pequeño dolor, pero en estos momentos no me importa nada. Tabí se da cuenta, trata de alejarse, pero yo la abrazó más fuerte. No quiero sepárame de ella, así que la sigo abrazarla, tenerla así hace que al fin mi alma y mi conciencia puedan estar tranquila. Se que no es mi culpa y me lo han repetido cada momento, pero mi conciencia y mi alma no lo creían.

— Mi amor, mi amor... Edmond me estas lastimando —susurra y me doy cuenta que la estoy abrazando muy fuerte

— Lo siento —me separo de ella, pero no dejo de sonreír—. Pensé que te perdía, me asusté mucho cuando no te vi en la habitación donde antes estabas —la miro y se me cristalizan los ojos.

— Yo estoy bien —me toma de la mano y me acaricia muy lentamente—. Perdón si te asuste, no fue mi intención

Me acerco a Tabí y muy lentamente la empiezo a besar, importándome si alguna persona o algún doctor nos está bien, necesito saborear los dulces labios de Tabí. No quisiera dejar de besarla, pero ambos necesitamos respirar, sin desearlo rompo nuestro beso.

— Te amo —susurro y le doy un beso fugaz

— Yo también te amo —me sonríe.

Nuestro momento mágico es roto por un carraspeo, ambos vemos al frente y vemos que la persona que se aclaro la garganta es Sophie, ella está en la puerta con una sonrisa y los ojos cristalizados de la emoción.

— Tabí —dice Sophie emocionada y acercándose a la cama.

— Sophie —dice emocionada Tabí

Sophie con mucho cuidado la abraza y deja caer algunas lágrimas de la emoción, yo me hago a un lado y les doy su momento. Nana que también estaba en la puerta entra y cuando Sophie deja de abraza a Tabí aprovecha y la abraza, Nana también está emocionada y al verla derrama unas lagrimas de alegría.

Hay algo que aun no me deja tranquilo y es, por qué no me avisaron que Tabí había despertado y que la habían cambiado de habitación. Esto me parece una gran negligencia por parte del hospital.

— Doctora —la miro—. Ahora si me puede decir, ¿Por qué no me avisaron o me informaron que mi esposa había despertado y que la iban a cambiar de habitación?

— Señor Williams

— Edmond, mi amor —me toma de la mano—. No es su culpa, cuando recupere la conciencia y hable con la doctora, le suplique que nos les dijeran nada.

— Pero ¿Por qué hiciste eso? —pregunto incrédulo

— Cuando ya estaba más tranquila, pregunte a una enfermera sobre ti —me mira—. Ella me comento que tu estabas fuera de peligro y que solo tuviste unos golpes. Además, que por ordenes de tu medico te obligaron a ir al flat a descansar ya que estabas con unas molestias y como te conozco tan bien, sabía que si te enterabas que desperté, ibas a venir sin cumplir las ordenes de tu doctor y yo preferí que cumplas lo que te recomendaron.

— Si que me conoces muy bien —me rio bajito—. Tabí mi amor —choco mi frente con la de ella—. Me asusté... al ver la habitación vacía empecé a pensar cosas —digo con un nudo en la garganta

— Nos asustamos mucho —corrobora Sophie secándose unas lágrimas de emoción—. Fueron días complicados y cuando...

Todos nos callamos porque empezamos a escuchar un alboroto proveniente ¿del pasillo?, Sophie nos hace una señal y sale con la doctora rápidamente y con algo de preocupación es sus caras.

Pasan unos minutos y el escándalo no para, de hecho, ahora se escucha un poco más fuerte y cercano, me acerco a la puerta para poder escuchar mejor y muy rápidamente reconozco la voz de la persona que está gritando en los pasillos —será mejor que salga.

— ¿Qué está pasando? —pregunta Tabí

— Será mejor que vaya y vea que sucede —miro a Nana—. Nana quédate por favor —le pido

— Claro mi niño

— Edmond...

— Tu tranquila —sonrió—. Solo veré que está pasando, enseguida regreso

Salgo rápidamente y como en un principio pensé, la persona que está haciendo un gran escándalo es mi suegro. Incluso hay algunos guardias que tratan de que no siga avanzando a la habitación de Tabí y entre a la fuerza.

— Suéltenme, nadie impedirá que entre y vea a mi hija —grita y me ve.

— Señor no podemos soltarlo, le pedimos que por favor se vaya —dice uno de los de seguridad

— Está bien —levanta sus manos para que lo dejen de tocar—. Solo quiero información de mi hija —se arregla su traje que está arrugado.

— Por favor suéltenlo —dice Sophie y aleja a uno de los policías—. Suegro, ¿Se encuentra bien?

— Si nuera... —sonríe sutilmente

— Suegro —digo serio acercándome a ellos—. Por favor bajen la voz —miro a todos—. Recuerden donde estamos

— Edmond —se me acerca—. ¿Está ahí mi hija? —mir a la puerta por donde cree que salí

— Suegro, si está en esa habitación —me paro a lado de la doctora

— Está bien Tabí, ¿Cómo está mi hija? —le pregunta a la doctora pasando de largo de mi.

— Suegro, Tabí ya despertó —sonrió—. Y como le dije hace nada, ella está bien —le aseguro

— Gracias al cielo —dice mi suegro y se lleva la mano a su corazón—. Estoy más tranquilo

— Yo también —digo más tranquilo

— Doctora, ahora que mi hija despertó ¿Cambio en algo su diagnóstico? —le pregunta a la Doctora Ovidio.

— Ahora que está más tranquilo, si puedo informarle como está su hija —dice muy seria—. El día de ayer la señora Williams recobro la conciencia. Le hicimos los diferentes estudios para poder descartar cualquier secuela o daño que no hayamos detectado antes, con estos estudios pudimos descartar secuelas graves a causa del golpe que sufrió en el accidente, pero tendremos que monitorearle al menos unos dos días más, para estar más seguros y ver alguna secuela que no pudimos detectar.

— Gracias a Dios —susurra aliviado mi suegro, las palabras de la doctora parece como si le devolvieran el alma y la tranquilidad a mi suegro.

— Por otra parte, la señora Williams también tendrá que realizar chequeos periódicamente para ver la evolución de la solidificación de los huesos afectados, a comparación de usted señor Williams —me mira—. Su esposa tendrá una recuperación un poco más lenta y larga.

— Quiero que los mejores doctores traten a mi hija —exige mi suegro

— Y así lo están haciendo señor Lougthy, su hija está siendo atendida por los mejores médicos que tenemos —dice algo molesta—. No hay mejores médicos que no trabajen en este hospital.

Hay algo que acaba de pasarme por la mente y es, si la doctora le ha informado a Tabí sobre la gran perdida que sufrimos ambos. Tengo que salir de dudas si le dijeron o no....

— Doctora —llamo su atención—. Usted le dijo o le informo sobre su condición sobre todo sobre él... —trago saliva y me doy valor para continuar—. Aborto espontaneo que sufrió a causa del accidente

Todos me miran inmediatamente luego miran a la doctora que se ha sorprendido un poco por mis dudas —todos esperan alguna respuesta en especial yo—. El día de ayer y hoy también no he dejado de pensar en eso, en las diferentes reacciones que tendrá Tabí al enterarse, porque sé que ella sufrirá más que yo. Quiero evitarle ese dolor y por eso es que he estado pensando en algo.

— Bueno señor Williams, le informamos a su esposa acerca sobre las fracturas que presenta —deja de hablar y se aclara la garganta—. Sobre el aborto que sufrió no le dijimos nada, creo que lo mejor es que se le de la noticia junto a su presencia, ella necesitara mucho apoyo y comprensión. No será sencillo poder superar algo así.

— Hicieron lo correcto en esperar mi presencia, pero... quiero que me haga un favor —la miro muy seriamente

— Si está en mis posibilidades, claro señor Williams

— Quiero que a mi esposa no se le diga nada sobre la perdida de nuestro hijo —digo serio—. Les pido que ustedes tampoco le digan algo a Tabí sobre ese tema —miro serio a mi suegro y Sophie.

— ¿Qué? —me dice Sophie asombrada y algo enojada.

— ¿Cómo? —pregunta mi suegro.

— Señor Williams....

— Edmond —me sujeta Sophie del brazo para que la mire—. No puedes hacer eso, no puedes ocultar una información tan delicada como eso, ella merece saber la verdad

— Claro que puedo y lo haré —les advierto y me suelto de su agarre

— Tú no eres nadie para autorizar o no eso —me dice mi suegro muy enojado—. Mi hija merece saber la verdad.

— Yo soy su esposo y...

— Y yo su Padre —me grita y se acerca de manera amenazante

— Señores, por favor no griten —nos pide la doctora—. Recuerden que están en un hospital no en la calle. Si siguen así les tendré que pedir que se vayan —nos advierte.

Se que la decisión que tome es extraña, pero es lo más correcto. Al ver a Tabí tan frágil, con esas moretones y heridas, supe que no podía decirle la verdad. Ella no soportara esa noticia y lo que menos quiero es lastimarla más.

— Señor Williams sé que está preocupado por su esposa y le comprendo, pero ocultarle una información tan importante como está a su esposa es inadmisible. Ella merece saber lo que le paso

— Edmond, la doctora Ovidio tiene razón. Tabí merece y es su derecho saber que estaba embarazada. Además, ella se dará cuenta por si misma

— Sophie —la miro serio—. Tú la viste, viste lo frágil que está... Tabí no podrá sobrellevar una perdida así, se deprimirá... lo menos que quiero es provocarle un sufrimiento más.

— Edmond, no subestimes a Tabi, ella es fuerte y sé que con el tiempo lo superara

— No, no lo hará... —les aseguro—. Se que esto le causara un sufrimiento inimaginable y por eso he tomado esta decisión —miro a la doctora

— Señor sería un delito y sobre todo poco ético de mi parte omitir en los informes...

— Doctora Ovidio —la interrumpo—. Yo no quiero que usted omita el verdadero diagnóstico de mi esposa en su reporte, lo único que le pido es que usted no le diga sobre su embarazo.

— Edmond trata de entrar en razón, al menos piénsalo mejor

— Está bien, está bien. buscare el mejor momento para decirle lo que paso, pero al menos por el momento no quiero que le diga —miento.

— Me dejas más tranquila

— Es lo correcto, Edmond —me asegura mi suegro.

— Yo no estoy de acuerdo con eso, pero, hare lo que me pide —me dice molesta—. Informare de su decisión al personal que está tratando a su esposa, para que no cometan algún error o digan algo sin querer, permiso

— Doctora Ovidio, muchas gracias –le agradezco

La doctora me hace una señal de aceptación con la cabeza y se va con otro doctor que la acaba de llamar. Mi suegro no deja de mirarme muy seriamente, en este caso mi suegro no puede hacer nada y lo sabe.

— Lo que estás haciendo no está bien, mi hija merece saber la verdad —se me acerca más—. No puedes guardar una informacion como está para siempre y espero que de verdad lo pienses mejor y le digas la verdad en algún momento.

— Suegro, cuando entre y vea a Tabí se dará cuenta porque tome esta decisión. Por cierto, quiero que se inicie una acción penal en contra de las personas que atentaron con nuestra camioneta, si esas personas lo han provocado, quiero que caiga todo el peso de la justicia —digo serio

— Dalo por hecho, esas personas que atentaron en contra de ustedes pagaran por su estupidez, en especial por meterse con la hija de George Lougthy —me dice muy serio y con una mirada fría.

— Matteo ya está preparando el caso —me asegura Sophie—. Creo que ya lo interpuso —mira a mi seguro para que corrobore sus palabras

— Si, es verdad —asegura—. Ya está interpuesta

— ¿Ya lo tenían hecho? —pregunto sorprendido

— Claro que sí, con o sin tu consentimiento yo iba a meter una acción penal a esas personas. Casi pierdo a mi hija —me dice algo enojado.

Veo que mi suegro hace puños su mano y aguanta el enojo, no me sorprende que aun que sin mi consentimiento el haya puesto una acción penal en contra de esas personas.

— De hecho, tu Padre tenía que hablar contigo y tratar de convencerte para llevar acciones penales en contra de estas personas

— Veo que aun que con o sin mi consentimiento lo hubieran hecho —susurro más para mí—. Pero para hacer eso, tengo una condición

— ¿Condición? ¿Cuál condición? —me pregunta algo extrañado y enojado

— Mi condición es que ni Tabí, ni yo, tengamos que estar presentes en el juicio. No quiero que Tabí pase por esa mortificación y estar perseguidos por los medios de comunicación, pero sobre todo los paparazis que no pararan de perseguirnos y atosigarnos con preguntas, etc.

— Eso será casi imposible, si quieres meter una acción penal tienes que al menos estar presente unas cuantas audiencias, pero lo más importante es que ambos tienen que dar su testimonio, sin su testimonio puede ser más complicado ganar y que las personas responsables tengan su castigo —me aclara.

— Lo siento suegro, pero esa es mi condición —digo tajantemente

Veo como mi suegro se agarra el puente de la nariz y resopla, sé que la posición en que le acabo de poner a mi suegro para muchos parece que es imposible, pero se que en su vocabulario no existe la palabra imposible.

— Tengo una idea —habla Sophie y ambos le ponemos atención—. Suegro, ¿Cree usted que una grabación con los testimonios de ambos pueda funcionar?

— Mmm... —lo piensa unos segundos—. De poder se podría hacer, talvez seria valido si lo hacemos en compañía de un juez —dice más confiado.

— Yo puedo hablar con mi Papá para ver si puede hablar con alguno de sus amigos que son jueces o algún amigo notario —dice Sophie.

— No, tranquila. Yo conozco a algunos jueces y notarios de confianza

— Ustedes solo dígannos cuando y donde haremos ese testimonio.

— Yo les informare —dice y saca su teléfono, mira unas cosas y vuelve a prestarnos atención—. Cuando me respondan les diré con más certeza, ahora si me disculpan quiero ver a mi hija, necesito ver a mi hija.

— Ella se pondrá feliz al verlo —digo y sonrió sutilmente.

Mi suegro guarda su teléfono, se da la vuelta y camina hacia la habitación, cuando está frente a la puerta se detiene, respira profundamente y gira el picaporte abriendo la puerta muy lentamente, al tenerlo completamente abierto ve a Tabí que está con Nana

— Hija...

Nana y yo nos quedamos en la habitación, tengo unas ganas muy fuertes de saber quien o quienes están afuera haciendo ese alboroto —trato de agudizar mi sentido auditivo—. Se escuchan algunas voces, pero no puedo llegar a reconocer a ninguna.

— ¿Qué crees que está pasando? —pregunto

— No lo sé, pero no debe ser nada de qué preocuparnos —me mira

Desde que he visto a Nana la he notado en su mirada que guarda o se siente culpable de algo, pero la verdad es que no se de que puede sentirse culpable. Nana camina hacia una silla y la trae para poder sentarse a mi lado.

— Mi niña —me acaricia la mejilla—. ¿Necesitas algo? ¿Te duele algo? ¿Quieres algo? ¿Necesitas que haga algo por ti?

— No, Nana. Estoy bien —sonrió—. Te debiste asustar mucho cuando te llamaron de aquí y te dijeron que tuvimos un accidente

— No sabes cómo —me mira con los ojos cristalizados—. Cuando me llamaron y me informaron lo que les había ocurrido, me quería morir. Busque como loca la llave que me pidieron y al encontrarlo tome el primer taxi que encontré, al llegar aquí me encontré con tus padres y le di la llave que me pidieron —se seca unas lágrimas.

— ¿Dónde...?

— Tranquila, Edmond los tiene —me asegura

— Nana, perdona por preocuparte tanto...

— Yo no tengo que perdonarte nada... pero yo...

Nana no termina de hablar porque escuchamos y vemos que la puerta es abierta muy lentamente, yo pensé que la persona que está en la puerta era Edmond, pero me equivoqué, la persona que entra a la habitación es mi Padre.

— Hija —se me acerca mi Padre

— Padre

— ¿Cómo te sientes? —me abraza—. ¿Necesitas algo?

— Padre... me lastimas —miento

— Lo siento hija —se separa de mi—. Dime ¿Cómo estás?

— En la medida que se puede, estoy bien

— Creo que todos ya la abrazamos muy fuerte —dice Sophie riéndose

— Si, en especial tú que casi me rompes una costilla —le sigo el juego

— Esa era mi intención —me dice fingiendo ser mala pero no puede

— Hija de verdad me alegra que estés bien —me toma de la mano—. Tu solo concéntrate en recuperarte y yo hare que paguen esos idiotas —dice enojado

— ¿Idiotas? —pregunto sin entender—. ¿Qué idiotas? —miro a Edmond

— Cuando estés más estable, prometo que te explicare las cosas —me dice mi Padre y me acaricia la mejilla.

Que le sucede a mi Padre, ¿Por qué se está comportando así? Esto es muy raro y su actitud hacia mi está haciendo que desconfié y empiece a pensar muchas cosas. Lo más seguro es que mi padre se trae algo entre manos y está esperando el mejor momento para decirlo o mejor aún mi padre está fingiendo, si eso es lo que debe estar pasando. Él está fingiendo para quedar bien ante todos —ruedo los ojos—. El puede engañar a todos, pero a mí no, ya no.

— Si necesitas algo o quieres cambiar de habitación tu pídemelo, yo hare lo que me pidas.

— No necesito nada, estoy bien en está habitación —les aseguro.

La puerta de la habitación es abierta una vez más, pero está vez la que entra es la doctora que me atiende, no recuerdo su nombre, creo que ni me lo dijo.

— Señores —mira a todos—. La señora Williams necesita descansar, pero sobre todo necesitamos hacerle algunos exámenes complementarios que nos falta y por eso les pedimos que se retiren, al menos unas cuantas horas

— No, por favor —digo porque quiero estar más con todos en especial con Edmond.

— Pueden regresar a la hora de visitas —nos dice más calmadamente

— Es mejor irnos, así aprovechamos en comer alguna cosa —dice Nana

— Es verdad —dice Sophie—. Ya es la hora del almuerzo

— Yo solo tomare algo y regresare, ¿Está bien? —susurra y yo lo miro feo

Conozco muy bien a Edmond y sé que él no querrá comer y solo tomara algún jugo, luego mentira a todos diciendo que comió un sándwich mientras venia aquí —ruedo los ojos—. A veces se comporta como un niño pequeño.

— Nana —la miro—. Edmond no comerá nada así que procura que lo haga, mejor si tu se lo pides algún sándwich

— Tabí —me gruñe enojado

— Edmond te conozco y se lo que harás —lo miro, tomo su mano y sonrió—. Promete que almorzaras alguna cosa que no sea más que un jugo

— Tabí

— Promételo —le miro poniendo una cara de ternura

— Está bien, está bien, comeré algún sándwich —me asegura, se acerca y me toma la mano—. Te amo

— Te amo —susurro

Poco a poco Edmond me suelta la mano saliendo de la habitación, así como los demás que también se van, dejándome sola con la doctora que está anotando algunas cosas en su libreta.

— Al parecer todo está correcto —me mira—. En unos minutos vendrán para cambiarle algunos vendajes

— Está bien

— Si siente algún dolor, no dude en decírnoslo o llamarnos

— Solo me duele un poco la pierna —confieso

— Ya se le puso un calmante, en unos minutos más le hará efecto. Solo es cuestión de tiempo

— está bien

— Trate de descansar

— Así lo haré

La doctora me sonríe y se va de la habitación dejándome sola. Cuando se va yo trato de acomodarme y al fin encuentro una posición donde no me molesta mi brazo, ni la pierna que están enyesado. Poco a poco cierro los ojos y me dejo llevar por morfeo.

~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~

Unos pequeños movimientos hacen que despierte —cierro más fuerte los ojos—. Una voz que no conozco hace que me extrañe y decida abrir los ojos —miro a los costados—. Está persona me mi mira y luego a la puerta

— Señora Williams —se me acerca—. Hay alguien que quiere hablar con usted

— ¿Qué? —pregunto sin entender—. ¿Quién? —miro a la puerta, pero no hay nadie

Este hombre que supongo que es doctor o ¿Será enfermero? Porque trae una bata de color blanco, esas batas que utilizan los doctores así que supongo es doctor. El doctor mira hacia la puerta muy nerviosamente, de la nada saca un teléfono, marca algo y unos segundos después me lo da

— Pero ¿Qué es esto? —digo, lo miro y luego miro el teléfono

De la nada puedo ver que no es una llamada sino es una video llamada, la pantalla que estaba color negro cambia por una figura de una persona

📱Video llamada

— Tabí —me mira sonriente y con una voz algo miedosa—. Se que no quieres...

— Izan —digo sorprendida y lo interrumpo

— ¿Te sorprendí? —me pregunta incrédulo

— Si, pero ¿Porque te comunicas de está manera? —pregunto

— Porque... después de nuestra platica pensé que ya no querías hablar conmigo mucho menos verme.

— Pero... ¿Porque quisiera no verte, ni hablarte? —pregunto sin entenderle

— Tabí —me mira extrañado—. No te acuerdas nuestra última platica que tuvimos, incluso...

— Claro, nos vimos en una cafetería cerca de tu flat —lo interrumpo

— Tabí... la última vez que nos vimos no fue en una cafetería, si no en mi flat —me dice preocupado—. Incluso te vi en el hospital

— ¿Viniste al hospital?

— Ehhh... —tose—. Tabí, eso no importa en este momento. Lo importante es que me digas como te sientes, ¿Como estas?

— Tengo el brazo y la pierna enyesada y perdóname, no me acuerdo muchas cosas, aún estoy confundida —acepto.

— Es entendible, sufriste un fuerte accidente y muchos golpes

— Supongo —me encojo de hombros—. Además, tengo algunas heridas como puedes ver —le muestro algunos raspones que tengo en la cara y son visibles.

— Mi amor, no sabes como quisiera estar a tu lado y cuidarte, pero no puedo

— Lo sé, sé que es difícil que vengas —me pongo triste

— Aunque no me veas, yo estoy pendiente de ti... yo estoy y estaré cuidándote

— Eres el mejor...

— De verdad quisiera estar a tu lado abrazándote, dándote muchos besos...

— Yo sé que...

Dejo de hablar con Izan porque el doctor que estaba en la puerta se acerca rápidamente y mira a Izan.

— Señor Miller, lo siento, pero tiene que cortar.... —levanta la vista y mira la puerta muy nerviosamente

— Tabí, mi amor... pronto me volveré a comunicar contigo.

— Está bien

— Te amo

— Te amo —susurro

📱Fin de la videollamada 📱

Izan cuelga e inmediatamente el doctor me quita el teléfono y lo guarda en su bata, no pasa ni cinco segundos cuando la puerta de la habitación es abierta y de ella entra la persona que menos quiero ver, mi madre.

El doctor al verla se sorprende y se asusta, mi madre lo miro y le da una de sus miradas asesinas que a cualquiera le intimida o asustada.

— ¿Qué está sucediendo? —pregunta enojada

El Doctor camina hacia la puerta y de una manera brusca sale de la habitación empujando a mi madre provocando que se golpee levemente con la puerta

— ¡¡Hey!!, maleducado —grita indignada y se lleva una mano al pecho—. Lo voy a reportar

Yo solo ruedo los ojos y escucho las quejas de mi madre que se "limpia" el polvo que no tiene en la ropa.

— No puedo creer la clase de personas que trabajan en este hospital —camina hacia mi

— Cariño... de seguro tenia una emergencia que atender —entra mi padre y me mira sonrientemente

— George, eso no le da autoridad para salir de esa manera y no tener cuidado con una dama como yo —dice dolida

— Después hablaremos de eso —dice mi padre y con la mirada le indica que estoy presente

— Isabelle —me mira y finge sonreír—. Me alegro de verte ya despierta...

— ¿Hija como estas? ¿Pudiste descansar? —le interrumpe mi Padre y trata de tomarme mi mano, pero yo soy más rápida y no lo permito, alejo mi mano

— Yo estoy bien, descanse unas horas y Madre disculpa si los preocupe —la miro seria

— Hija no fue tu culpa —me aclara mi padre.

Escuchamos como dan pequeños golpes, mi madre rápidamente abre la puerta y de este entra la persona que faltaba para que seamos "La familia perfecta", Matteo

— Tabí —se alegra al verme y deja el ramo de flores que tenia entre manos en una de las mesas—. Hermanita, no sabes cómo estoy feliz porque despertaste —trata de acariciarme la mejilla, pero no le permito.

— ¿Dónde está Edmond? —pregunto porque quiero que está farsa termine

— Edmond, vendrá más después... tenia unas cosas pendientes que hablar con la policía

— ¿Policía? —pregunto intrigada—. ¿Por qué la policía?

— Eso no importa ahora, lo que importa en estos momentos es tu recuperación

— Eso es verdad —dice mi madre con tono de preocupación—. Tenemos que buscar a los mejores médicos para que puedas caminar como antes y no camines de manera graciosa —se acerca más a mi—. Lo que me preocupa es que estas heridas —me sujeta del mentón y hace que gire a ambos lados—. No te deje cicatrices, saldrían muy feas en las fotos 

— Mamá —dice Matteo

— ¿Qué sucede? Yo solo estoy diciendo la verdad —dice enojada—. Roguemos que las cirugías que te hicieron no te hayan dejado ninguna cicatriz, sobre todo esperemos que no te hayas quedado...

— Elizabeth basta —dice enojado mi Padre—. Mejor quédate callada —le amenaza

No puedo creer que mi Madre haya dicho eso, estaba esperando que diga otras cosas, pero no lo que dijo —rio sarcásticamente—. Soy una estúpida, yo debí estar preparada para cualquier comentario negativo de mi madre, pero algo en sus palabras en especial las del final me dejan intrigada.

— Madre ¿A qué te refieres?

— No se refiere a nada, hermanita —me sonríe Matteo y yo aguanto las ganas de decirle que no me vuelva a decir hermanita—. Mira, te trajimos las flores que adoras —me señala el arreglo floral.

— Yo lo escogí —me dice mi Padre muy alegremente

El arreglo floral que me han traído es de girasoles y rosas rojas además de un osito de peluche abrazado al ramo de girasoles. No lo voy a negar que es muy hermoso, pero mi padre después que cumplí los siete años jamás me ha regalado un oso de peluche. Según el, son juguetes para bebes y yo ya tenia que empezar a ser una niña madura y dejar atrás las niñerías por eso me prohibió tener muchos peluches y si tenía algunos, eran contados y con autorización de ellos. 

— Muchas gracias —las miro y finjo sonreír—. Pero es muy raro en ti, que hayas escogido un ramo de flores con un oso de peluche —lo miro seria.

— ¿Por qué? —me pregunta extrañado

— Porque según tú, esas cosas son de niñas pequeñas

— Y lo son —me dice muy seria mi madre—. Son cosas de niñas y tu ya no lo eres obviamente —me mira de pies a cabeza

Obviamente yo ya no soy una niña, yo ya soy una persona adulta, pero no por eso signifique que no me gusten los peluches. De hecho, Edmond me ha regalado algunos y todos los tengo guardados —suspiro cansadamente

— Padre —lo miro—. Se que ustedes tienen cosas mejores que hacer, que estar aquí. Padre tu debes de tener mucho trabajo en la oficina al igual que Matteo y tú, madre...

— Si, es verdad —me interrumpe mi madre y rueda los ojos—. En estos momentos deberíamos estar disfrutando del clima soleado, ir de shopping, entre muchas otras cosas

— Elizabeth, mejor cállate —dice disgustado mi padre—. Hija en estos momentos lo más importante eres tú —trata de tomar mi mano, pero lo retiro y miro a otro lado.

Odio que mi Padre se esté comportando así, sé que lo está haciendo por algo que necesita y por las apariencias, prefiero que sean sinceros como mi madre, a que me digan mentiras y estén actuando, fingiendo que les importo o me quieren.

— Padre, enserio pueden irse, sé que tienen mejores cosas que hacer además se que odian estas cosas —insisto

— Tabi —me reprende Matteo—. No digas esas cosas, nuestros padres están preocupados por ti y quieren estar a tu lado cuidándote.

— ¿Cuidándome? —pregunto extrañada más para mis adentros

— Hija —me sonríe mi Padre—. No nos alejaremos de ti, casi te perdemos...

— Es que es extraño verlos aquí, se que odian estas cosas y que por eso jamás han venido o han estado cuando me he enfermado de niña. Las que siempre se encargaban y me cuidaban eran las niñeras

— Eso es mentira —dice extrañado mi Padre—. Tu casi nunca te enfermabas

— Papa —mira Matteo y hace un gesto de afirmación—. Tabí ha estado algunas veces muy enferma —reconoce.

Mi Padre al ver la afirmación de Matteo abre los ojos sorprendido y de la nada noto ¿Dolor en su mirada? No entiendo porque se pone así. El que sabe toda la verdad es Matteo, desde que mi madre hablo conmigo —si mal no recuerdo tenía cinco años—. Y me dejo en claro algunas cosas que es mejor no recordarlos, en fin, desde ese día he preferido callar y solo decir a las niñeras cuando realmente estaba muy enferma o ellas se daban cuenta que estaba mal.

— Para eso estaban Bee, también estaba Alice —quita importancia mi madre—. Ellas tenían que estar pendiente de ustedes.

— Eso es pasado —dice de repente mi Padre—. Ahora estamos aquí para cuidarte

— Exacto, hermanita —me sonríe Matteo y ruedo los ojos.

Me dan unas ganas de gritarles y sacarlos de la habitación, no puedo creer el grado de cinismo —cierro los ojos para calmarme—. Me duele que ahora se estén interesando por mí, pero estoy muy segura que está "Preocupación" les durara unas horas.

Escuchamos dos golpes en la puerta y está es abierta, de ella veo a la única persona que se que le importo en esta vida, Edmond —sonrió—. El entra con una sonrisa genuina y ¿Con una mano detrás de la espalda? Que está escondiendo...

— Buenas tardes —saluda Edmond—. Veo que me ganaron —sonríe

— Necesitaba ver a mi hija —dice mi madre y me causa nauseas escucharla.

— Mi mamá estaba desesperada de ver a mi hermanita y asegurarse que ella estaba bien —miente Matteo y yo aprieto los dientes enojada.

— Mi amor ¿cómo te encuentras? —camina hacia mí y mi Padre se hace a un lado

— Edmond, mi amor —lo miro—. Estoy bien solo cansada —digo y es verdad.

Estoy cansada de escuchar las mentiras de mis padres y Matteo, de ver la hipocresía de ellos, de que trate de que crea su "Preocupación por mí", tengo un límite para aguantar eso y ya lo estoy por llenar.

— Sabes —me mira—. Viniendo hacia aquí un pequeño amigo quiso acompañarme

— ¿Qué? —pregunto extrañada—. ¿Un amigo?

— Si, te lo presentare —me sonríe aún más

— ¿Dónde está? —miro la puerta, pero no veo a nadie

Edmond me mira con una sonrisa y de detrás de él saca un hermoso pingüino de peluche con un disfraz de color lila bajito —es tan hermoso—. No me lo puedo creer. 

— Edmond —digo sonriendo y emocionada.

— Hola —empieza a hacer una voz graciosa fingiendo ser el—. Vine a acompañarte ¿Me dejas? —me lo mueve más hacia mí.

No paro de sonreír ante lo que está haciendo Edmond, el acaba de alegrarme y hacer que olvide lo de mis padres y Matteo —suspiro—. Solo el hace que mis momentos grises se vuelvan coloridos.

— Hola, hermoso pingüino —me rio bajito—. Claro que puedes acompañarme

— Ves —lo mira Edmond—. Te dije que ella aceptaría —me sonríe—. Por cierto ¿Como lo llamaras?

— Mmm —empiezo a pensarlo

¿Cómo lo llamo? Tal vez como uno de los pingüinos de Madagascar... no, no le da, ninguno de ellos es tierno como este hermoso peluche... tal vez Mort, mmm... bueno Mort no es un pingüino así que no. Entonces... ya sé, ya sé cómo llamarle —sonrió.

— Ya tengo el nombre perfecto. Se llamará Polo

— ¿Polo? —pregunta extrañado Matteo—. ¿De dónde sacaste ese nombre?

Mi hermano acaba de romper nuestro momento de Edmond y mío, por unos minutos me olvide que mis padres y Matteo estaban en la habitación.

— Polo es el nombre de un pingüino de una película de Disney muy antigua —me mira Edmond

Pensé que Edmond no lo iba a recordar, pero si lo hizo —sonrió—. Eso paso hace mucho tiempo creo que hace un año o más, lo curioso que paso fue que un día creo que fue domingo, queríamos ver una película y no pudimos llegar a un acuerdo así que ambos fuimos a un lugar donde los rentas, le pedimos al chico que nos atendió nos diera la película más random que tenía y pues nos dio la película de "Los tres caballeros". Ese día no paramos de reírnos y al final terminamos comprando la película que por cierto ¿Dónde estará esa película?

Edmond, lo acerca a mi mejilla y finge que el pingüino polo me da un beso, cosa que hace que no deje de sonreír como tonta —lo agarro y lo dejo a un lado mío

— Te amo

— Te amo —me susurra Edmond y me da un tierno beso.

Escuchamos dos golpecitos en la puerta, todos vemos hacia allí e inmediatamente es abierta y de ella entran Sophie y mis suegros.

— Regrese —dice Sophie y va a abrazar a Matteo.

— Tabatha —se acercan mis suegros—. Nos alegra verte ya recuperada—. Me sujeta de la mano por unos instantes, detrás de ella veo a mi suegro que me brinda una sonrisa cálida.

— Muchas gracias —sonrió

— ¿Pudieron venir sin ningún problema? —pregunta Edmond

— Hay demasiados reporteros fuera otra vez —comenta Sophie

— Es verdad, tuvimos que entrar con ayuda de los guardias

— ¿Pero porque hay prensa?

— Ya sabes hija —me dice mi padre—. Buscan hacer noticias amarillistas

— No les dejaran de molestar por un buen tiempo —opina Sophie

— Eso es verdad y lo que ustedes necesitan es estar tranquilos —dice mi suegra

— Tal vez sea una buena idea que cuando Tabí salga vayan a algún lugar alejado de la ciudad

— No es una mala idea —comenta Edmond

— Pero los periodistas y paparazis solo molestaran unos días, no creo que sea para mucho

Edmond, Matteo, mi Padre y mi suegro se miran entre ellos de una manera que me inquieta. Ellos saben algo y no quieren decirme.

— Si, pero creo que ambos necesitamos estar alejados de ellos, sin la susceptibilidad de que nos tomen fotos y creen teorías o cuentos tontos sobre nosotros —me dice Edmond

Bueno el tiene un punto, es verdad si nos quedamos en la ciudad nos acosaran los paparazis y yo no quiero, ni tengo fuerzas para soportarlos.

— Tienes razón —suspiro cansadamente

— Yo tengo una mejor idea y es la mejor —dice mi suegra—. Porque mejor no se van fuera del país

— ¿Pero a dónde? —pregunta Edmond

— Pueden ir a la casa de Inglaterra

— No es mala idea —dice Edmond

— No lo sé —dice desanimado Edmond, al parecer no le agrada la idea—.

— A mí me gustaría mejor que vayan a un lugar donde no puedan escuchar el bullicio de los autos, ni de las personas —opina mi Padre.

— Madre, ¿Mi tía no tiene una casa de verano en Italia? —pregunta Edmond a mi suegra

— Si es verdad, tu tía tiene una casa hermosa en la ciudad de Nemi

— Crees que mi tía nos deje habitarla al menos unas semanas

— Claro hijo, no tendrá ningún problema, pero para que estés más tranquilo llamare a tu tía

Mi suegra saca su teléfono de su cartera y sale de la habitación, supongo que ira a hablar por teléfono más cómodamente. Edmond me mira y se acerca

— ¿Qué te parece la idea de irnos por unas semanas a Italia? —me pregunta—. Alejarnos de todo lo mediático que puedan generar los medios.

— La verdad, me está gustando esa idea —sonrió—. Pero ¿Como haremos con la rehabilitación? —pregunto

— Pueden hacerlo ahí —me dice Sophie

— Exacto hermanita —me dice Matteo.

— Hija, si es preciso contratamos a alguien aquí y viaja con ustedes —me dice mi Padre

Jamás creí que mi Padre pueda decir algo así, sigo extrañada del comportamiento de mi Padre ¿Por qué se está comportante así? me está dando algo de miedo su comportamiento.

— Y la empresa, no puedo dejar a Ainara sola —eso me preocupa más.

— De eso no te preocupes, yo hablare con Ainara y si es preciso yo le ayudare. Tu no te preocupes de nada —me asegura Sophie.

Sophie ayudando en la empresa —me rio dentro mío—. Será algo gracioso, porque cuando esas dos se unen lo único que hacen es hablar sin parar, pero con la restructuración que hicimos sé que Ainara podrá hacerse cargo de la presidencia y dejará a alguien idóneo en su puesto. Además, solo me ausentare unas semanas, no es que me iré por más de dos meses.

— Hijo —entra mi suegra y todos la prestamos atención—. Ya hablé con tu tía y me dijo que no tiene ningún problema, solo nos pidió que le digamos la fecha en que irán para que lo tenga todo listo.

— Entonces que dices mi amor —me toma de la mano Edmond—. ¿Viajamos a Italia?

— Viajamos a Italia —acepto.

Veo la cara de felicidad de muchos, pero lo que me sorprende es la cara de alivio de mi Padre. Algo está tramando mi Padre...

— Entonces cuando le den de alta a Tabí viajaremos a Italia —me mira de soslayo y me sonríe

— Hablare con la doctora sobre todo que nos recomiende algún especialista —dice mi Padre—. Matteo me acompañas

— Claro Padre.

— Yo iré con ustedes —dice mi suegro y los tres salen de la habitación.

La verdad es que la idea de irnos al menos por unas semanas me parece perfecta, podremos descansar del acoso de los medios y estar en un lugar donde descansar al menos por un tiempo. Creo que a Edmond y a mí nos vendría bien estar un poco alejados de la ciudad y centrarnos en nuestra recuperación. 









🔅🔆🔅🔆🔅🔆🔅🔆🔅🔆🔅🔆🔅🔆🔅🔆

Holis, volví con una nueva actualización de Infieles. ¿Que les pareció el Cap.? 

¿A quien le encanto el peluche que Edmond le regalo a Tabi? Yo solo diré que quiero ese peluche 

Pregunta: ¿Quien vio esa película y se acuerda de ese personaje?

Nos vemos hasta el próximo Capitulo que estará.... mejor no digo nada. No se olviden de votar, comentar y compartir, también no se olviden de seguirme en:

💜 Instagram: Lovebooks_wattpad

Los quiero J 💜

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top