Ocho
Hoseok
Kelin había salido para ir a tramitar unas cosas que le faltaban para la universidad, además de comprar el boleto de avión, por lo cual tenia que actuar un poco más rápido de lo que pensaba.
Carla venia vistiendo esas mallas que usaba cuando iba al gimnasio, me observo que tomaba el café en el comedor, se acerco para servirse algo de fruta y sentarse a mi lado.
—¿Ya vas al gimnasio? Siento que cada vez más temprano.
—Bueno cariño, sabes que si deseo mantenerme en forma una rutina es necesaria —metió una uva a su boca y yo sonreí.
—Claro el sexo quema muchas calorías.
Saqué algunas fotos y las puse en la mesa, era ella. Con el capitán, con el tipo del gimnasio y besándose con sujetos en el crucero, además de algunos eventos a los cuales la lleve antes de acostarme con Kelin.
—¿De donde sacaste esto?
—Te mande a seguir desde que nos conocimos —tome un sorbo de mi taza de café —pero no te preocupes, no estoy molesto, de hecho sabia lo que me esperaba si me metía contigo.
—¿Ahora me dejaras?
Deje la taza de café y me centre en ella, acomode el saco de mi traje para entrelazar los dedos de mis manos.
—Me temo que no puedo alejarme de ti tanto como lo deseo, después de todo creo que deberías asistir a la boda de tu hija conmigo.
—¿Boda? ¿¡ESTAS FOLLANDOTE A MI HIJA!?
—Shh baja la voz —ella en verdad se notaba molesta —es algo que eventualmente pasaría, Carla eres una mujer hermosa, pero tu hija posee juventud además de la belleza, sin mencionar su intelecto y esa elocuencia que tiene, ¿Tienes idea de cuantas de tus parejas se le insinuaron?
—¿Cómo tu?
—Yo soy un caso y aparte querida, tu hija me eligió a mí, ella puso los términos y yo los acepte, así que como no deseo que te entrometas o la hagas sentir mal, te hare un cheque.
Saque la chequera y llene rápidamente, ella se mantuvo atenta, es tan predecible que me duele un poco que sea mi futura suegra, le pase el cheque con la cantidad.
—Esto...
—Diez millones de dólares, sabes que puedo pagarlos y que no me duele hacerlo, solo déjanos tranquilos, hiciste un buen trabajo, tu hija ya no necesitara de ti para solventarse ella sola, yo me encargare de todo y tu puedes hacer lo que te plazca, solo no trates de manipularla o decirle algo que haga que sienta que lo que tenemos esta mal, por estar tú en medio.
—¿Ella sabe qué haces esto?
—Es un secreto entre los dos, si ella llega a saber algo, pagaras por ello —sonreí en modo de amenaza —¿Qué dices?
—Espero sean muy felices.
Tomo el cheque firmado y salió hacia su clase del gimnasio.
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