Nueve


Hoseok.

—Es tan egoísta.

Ella lloraba contra mi pecho, mientras yo la arrullaba tratando de consolarla. Su madre le dejó un mensaje por correo de voz donde le decía que había conocido otro hombre que la amaba y le daría lo que ella busca, que ya era una mujer y podría cuidarse sola.

Lógicamente que le dolió, después de todo era su madre.

—Tranquila, eso no quiere decir que ella deje de amarte.

—Me dejo así nada más, solo por lo que ella deseaba, dijo que lo que hacía con los hombres era para poder darnos una vida digna y a la menor oportunidad me deja sola, se que podre valerme por mi misma, pero ella nunca miro atrás al irse.

—En verdad lo lamento tanto —le tome del mentón —pero yo no te dejare, estaré aquí, a menos que tu no quieras —le di un beso rápido en los labios — ¿Temes a que nos vean juntos?

Ella me miro con esos dulces ojos, luego negó con la cabeza mientras subía a mi regazo colocándose ahorcajadas.

—Que se joda mi madre entonces y los círculos sociales —tomo mis manos y las puso en su cadera mientras se movía sobre de mi estimulándome lentamente — ya no eres prohibido, pero, aun así —se me acerco al oído —me excitas tanto.

—Tengo la cura perfecta para la depresión.

Estampe mi boca contra la suya tratando de saborear todo lo que podía su lengua antes de que nos faltara el aire.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top