23
Namjoon me da tregua.
Al menos eso es lo que creo, porque ya ha pasado una semana sin él insistiendo a mi alrededor para que le cuente más cosas sobre mí y mi pasado. Es difícil pensar, doloroso recordar y me da miedo que si me fuerzo de más mi mente quiera traer de vuelta a una voz que lleva callada un tiempo.
Un tiempo de calma.
Tardé en darme cuenta, pero pude llegar a la conclusión de que por fin me había conseguido imponer ante el miedo atroz que me abordaba cada vez que me encontraba sola en casa. Nimri está callada, en silencio y no la echo de menos. No quiero que vuelva, porque eso significaría que partes de mí que no me gustan asomarían por la superficie haciendo que me hundiera de nuevo. Siento que he avanzado, poco a poco, pero lo he hecho.
Aunque no todo ha dado pasos hacia delante como he hecho yo.
Sigo en la casa, prácticamente encerrada y haciendo caso a todas las órdenes que me dieron hace unos meses sobre vivir con Namjoon. Está claro que ya no soy la misma persona que entonces, ahora no me aterra tanto vivir aquí, es más, lo disfruto, pero extraño la libertad que antes tenía.
Así que me propuse recuperarla por mi cuenta.
No debería estar haciendo esto, lo sé de sobra, pero supongo que ante situaciones extremas medidas desesperadas. El encierro me estaba trastocando más de la cuenta, y que varios alfas estuvieran vigilándome las veinticuatro horas del día tampoco me ayudaba, así que fue al día siguiente de mi pequeña revelación a Namjoon que decidí ponerle remedio a mi encierro.
No hagas una locura Verónica.
Es una promesa que me tengo que hacer a mí misma para no transformarme y correr tanto como pueda para volver a despertar a mis extremidades y recordarles lo que es una buena carrera. No puedo hacer eso, lo tengo muy claro, porque tampoco puedo ir demasiado lejos. Mis sentidos están puestos en la casa que ahora está a unos buenos cincuenta metros de mí, simplemente por si Namjoon decidiese volver tan pronto, aunque soy cuidadosa en ello y procuro salir a horas en las que sé que él no volverá, así que sé que es improbable.
Pero no todo me libra de que haya otras visitas.
Mis ojos se abren de más y me paro en seco cuando me parece escuchar como el guardia de la puerta está dejando pasar a alguien a dentro de la casa.
Me falta tiempo para correr.
Mis músculos están ardiendo por el esfuerzo, y siento que las palmas de mis manos se raspan con el muro cuando me apoyo para saltarlo. Mi pecho va a toda velocidad, y siento que me van a pillar infraganti mientras entro por la cristalera que da al salón. Estoy escuchando pasos en la entrada y me pongo más nerviosa.
La puerta se abre justo cuando me estoy abalanzando hacia el fregadero para simular que me estaba lavando las manos.
— ¡Hola! ¿Hay alguien en casa?— una voz cantarina resuena desde la entrada y yo tengo que respirar tres veces de manera profunda antes de girarme con una sonrisa en el rostro.
Aunque esa sonrisa se ensancha más cuando veo quién es quien está en la puerta.
Había estado tan concentrada en llegar y fingir que no me había movido de aquí que ni si quiera me había percatado del olor que desprendía mi invitada.
— ¡¿Arianne?!— cierro el grifo y paso de secarme las manos.
Me abalanzo directamente hacia ella, y creo que me he aproximado más rápido de lo que debería, pues ambas nos tambaleamos un montón mientras nos damos algo que se podría denominar como el abrazo más raro del mundo.
— ¡Vaya!— parece sorprendida— Pensé que estarías refunfuñando por seguir aquí.
Mis labios se extienden y me alejo un poco para observarla. Se ve diferente, no sé que es, pero parece que hay algo en ella que brilla más de lo normal.
— Estoy bien como puedes observar— la veo hacer una especie de mueca con sus labios, y con eso sé que hay algo de mi respuesta que no la ha terminado de convencer.
— Ya, claro— sus ojos me escanean, y siento que hay algo en su mirada que quiere comprobar algo, pero no me da tiempo porque ella es más rápida cambiando su gesto— ¿No me vas a dejar pasar?
— Ya entraste tú sola— bromeo con media risa saliendo de mis labios— Anda, pasa dentro, estaba apunto de empezar a hacer la comida.
Es una mentira blanca lo que digo, y espero que no se me note nada.
Ari me mira elevando sus cejas, pero no dice nada y simplemente me sigue mirando todo a su alrededor.
— Jungkook me dijo que esta casa fue de los padres de Nam, pero la abandonó por completo tan pronto como ellos murieron.
— Sí, Namjoon me ha contado algo de eso, pero tampoco le he preguntado mucho— vuelvo hacia la encimera de la cocina y cojo un trapo para secarme las manos, algo que debía de haber hecho primero— . Creo que es un tema que le incomoda.
Noto a Arianne sentarse en una de las banquetas de la encimera mientras yo me muevo para sacar un par de tazas. No hace falta que me diga algo, ya me muevo yo sola para preparar un té rojo, nuestro favorito, y cuando pongo el agua a hervir me giro para observarla.
Pero ella parece que no me ha quitado los ojos de encima en ningún momento.
— ¿Qué ocurre? ¿Tanto me echabas de menos?— bromeo, o al menos eso intento, pero el peso de su mirada hace que mi voz titubeé por un segundo.
No entiendo que ocurre.
— Tuve mi celo— cambia el tema, es bastante evidente— . Por eso estuve desaparecida por casi todo un mes, hace a penas unos días finalizó.
Sonrío intentando ignorar la forma deliberada en la que me ha cambiado de tema y me apoyo en la encimera con mis ojos puestos en ella.
— Namjoon me dijo algo sobre eso también— muerdo mi labio inferior elevando mis cejas—. Has debido estar bastante ocupada.
— Algo así— una pequeña sonrisa sale por sus labios, pero no la mantiene más allá de lo necesario—. Quería decirte algo.
Me giro con el sonido de la tetera para sacarla del fuego y verter el agua en cada taza. Veo como el agua se tiñe de color rojizo a medida que las voy llenando, pero hay algo que no me acaba de convencer de su tono de voz.
— ¿Qué es?— me vuelvo a girar y dejo una de las tazas frente a ella—. ¿Pasó algo?
Arianne juega con la bolsita de té que la he puesto en la taza antes de elevar su mirada hacia mí. Mi pecho se encoge en ese momento, no estoy segura de por qué, pero empiezo a sentirme muy pequeña a medida que su mirada se mantiene más segundos sobre mí.
— Sí, pasó algo— suspira y coloca sus palmas boca abajo sobre el mármol. Mira sus anillos, el de casada y uno con un sello de un lobo negro, y parece encontrarlos muy interesantes como para volver a elevar su mirada—. Te ataqué Nimri, cuando viniste a mi habitación a ver cómo estaba te ataqué.
Aire escapa de mí y no me doy cuenta de cuando pasa. Mis dedos se aflojan alrededor de la taza, y caigo en cuenta de que mi cuerpo se había tensado de una forma exagerada.
— Oh, era eso- sueno muy aliviada cuando lo digo—. No pasa nada, entiendo la situación, ya es agua pasada.
— Pude haberte matado Nimri— su mentón se eleva y busca mi mirada— . Namjoon me dijo que te herí las muñecas.
Doy un sorbo a mi taza, tal vez para realmente hacerla ver que no le doy más importancia de la que tiene.
Estoy bien, eso es con lo que me quedo.
— Curaron rápido y no dejó marca— dejo la taza con cuidado sobre la encimera y me arremango la manga de mi jersey— ¿Ves? Estoy perfectamente bien.
Sonrío y observo a Arianne. Ella está concentrada mirando mis muñecas, inspeccionandolas, y cuando parece no encontrar señales de nada aparta la mirada para devolverla a mis ojos.
— Me alivia— suelta un respiro profundo, como si se hubiese quitado un peso de encima, pero rápidamente vuelve a coger aire de una forma que me llama la atención—. Pero si he venido aquí, realmente, es por otra cosa.
Ahí está, hace que me vuelva a tensar, no tengo de otra. Mis manos se enroscan alrededor de la taza y parece que me niego a soltarla. Sostengo la mirada de Arianne como puedo, tratando de parecer tranquila sin nada que esconder.
¿Pero qué exactamente estoy escondiendo?
Lo sabes bien.
— Entonces, ¿qué es?— no lo puedo evitar, el tono de mi voz cambia.
Tiembla, y no lo consigo parar.
— Estos días que he podido estar más en calma mi loba me devolvió algo a la mente, una cosa que había pasado por alto— sus dedos tambolirean sobre el mármol despreocupados—. Creo que tú puedes despejar mis dudas.
— ¿Y-yo?— vuelvo a beber de mi té y sacudo la cabeza tratando de no parecer una loca—. No puedo adivinar en qué.
Su mirada está muy fija en mí, parece que me estudia, pero no soy capaz de ver qué es lo que quiere obtener de mí.
— Yo creo que sí lo sabes, perfectamente bien lo sabes— sus ojos se deslizan por mi rostro, bajan hasta mis manos y se fijan en mis dedos que tiemblan sobre la taza—. Estuve pensando mucho en el pasado. Llegaste a la casa cuando a penas cumplías 15 e inesperadamente ya tenías rango determiando tan pronto, siempre me pregunté por qué.
Traté de huir y fallé, me encontraron y quise que me usaran rápido, así él no podría rastrear mi olor.
Porque ya estaría contaminado.
— Me encontraron en el bosque y me llevaron allí, todo el mundo sabe eso— miento descaradamente.
— Ya, pero no eras de la manada, eras de fuera, nunca supimos realmente de tu procedencia— su tono sigue siendo exigente, muy contundente—. Nunca pregunté porque yo misma tenía mis propios demonios con los que luchar, pero siempre me pareció que para ser tan jóven te acostumbraste muy rápido a esa casa, aceptaste muy rápido esa nueva vida.
Porque nunca fue una nueva vida, era más de lo mismo, el modo de vivir que había conocido desde siempre.
— Era eso o morir Arianne, así que opté por asegurarme de seguir respirando.
— 15 años y nunca te escuché gritar, ni una sola vez- da un sorbo a su taza sin despegar su mirada—. No llorabas tampoco, solo te dejabas hacer y callabas, no oponías resistencia y te comportabas muy sumisa para una edad en la que tu loba está comenzando a aparecer— sus dedos enumeran a medida que sus palabras escapan de sus labios, pero lo que más me aterra es la tranquilidad de su voz.
Parece saber todo, y a la vez parece que no sabe nada.
— No entiendo a donde va toda esta especie de interrogatorio— bajo la mirada hacia mi taza, esperando que quede algo de líquido que poder llevarme a los labios para calmarme.
Pero no hay nada.
— Esto no es un interrogatorio, simplemente necesito despejar mis dudas para dar sentido a estos últimos acontecimientos— un suspiro sale de sus labios mientras sus ojos parecen no pestañear para no perderse ninguna de mis posibles reacciones—. Llegué a la conclusión de que para poder conocer bien a alguien debes saber primero de donde viene, y respecto a ti han pasado muchas cosas a las que no consigo dar sentido. De repente tienes ataques extraños cuando nunca antes los habías tenido, tus acciones se contradicen por sí solas. Hasta hace escasamente un mes y medio estabas dispuesta a huir de la manada y ni que decir tiene el hecho de obligarte a vivir con Namjoon, y ahora pareces más que feliz viviendo alrededor de un alfa cuando hasta hace nada los aborrecías.
— Todo el mundo cambia de opinión.
— Sí, todo el mundo lo hace, pero las personas que han vivido lo mismo que tú y que yo no lo hacen tan fácil— observo como Arianne se levanta de la banqueta y da un paso dispuesta a rodear la encimera para alcanzarme, pero se detiene antes de avanzar más lejos. Veo la duda en su mirada, es lo único que consigo ver—. ¿Qué cambió en tí? Es algo que quiero saber desde hace tiempo, y creo que una muy buena forma de empezar es que me cuentes donde empezó todo, ¿no crees?
Trato de mantenerme imperturbable, pero sé que soy un auténtico fracaso. Siento el acelerón de mi corazón y creo que no voy a ser lo suficientemente fuerte como para mantener el nerviosismo a raya.
¿Por qué hace estás preguntas?
— ¿A qué viene esto ahora? Es preferible no remover el pasado, dejémoslo donde está porque no quiero que me salpique.
Cojo mi taza y me doy la vuelta hacia el fregadero. Se me escurre de las manos y cae haciendo un ruido lo suficientemente fuerte como para hacerme temblar más, pero, aún así, trato de disimularlo abriendo el grifo y dejando el agua correr.
— Yo pensaba lo mismo, y fíjate, tuve que ir al pasado para poder dar un paso hacia adelante en el presente. Cada vez me llamas más la atención- mis manos se aferran al borde del fregadero en lo que siento el tono de su voz meterse muy profundo en mi subconsciente—. ¿Y sabes por qué? Porque cada acción que tú haces me recuerda a un yo del que sigo tratando de desprenderme.
— Tú y yo no somos iguales Arianne, nunca lo hemos sido.
No hablo yo, no he controlado eso y sé que ha sonado muy defensivo. Tengo que sacudir la cabeza y abrazarme a mí misma mientras obligo a mis pies a crear distancia entre Arianne y yo.
Necesito calmarme, mantener el control.
— Pues cada vez nos parecemos más Nimri, ¿no crees?— sus pasos resuenan tras de mí.
Muy cerca de mí.
— ¿Qué es lo que quieres?— me doy la vuelta y la enfrento, aunque no estoy segura de si he cometido un error.
Se para a un metro de distancia de mí y no deja de mirarme. Mi piel se eriza y lo que creo que es un escalofrío me recorre desde mi cabeza hasta mis pies.
— Quiero saber quién realmente eres tú, porque siento que he estado viviendo todo este tiempo con una impostora— sus labios se fruncen y entonces lo siento.
Es como un golpe que me sacude el pecho y me deja sin aire unos segundos. Una presión que trata de someterme, y no tardo demasiado en hacer conexiones para saber que su loba está tratando de obligarme a hablar.
Es lo que quiero creer.
Y no puedo evitar tenerla miedo. Tenerme miedo.
— No hagas esto Arianne, no lo hagas— suplico, pero veo en su rostro que no va a ceder.
La presión se hace cada vez más grande.
— Entonces no me obligues Nimri— pide ella, y sé que lo hace de verdad—. Quiero ayudarte y para ello necesito que me cuentes la verdad, y sé que tienes algo ahí dentro que no te va a dejar hacerlo.
Haz que pare.
— No la llames— niego con la cabeza a punto de llorar—. No lo hagas.
Eres débil, no vas a aguantar.
— ¿Qué no llame a quién Nimri?— ella da un paso al frente— . ¿A quién no quieres que llame?
Me cuesta mucho más respirar, tanto que no estoy segura de si realmente lo estoy haciendo. Lo único que pasa por mi cabeza es crear distancia entre Arianne y yo, necesito salir del radar de su loba lo antes posible.
Antes de que irremediablemente no haya vuelta atrás.
— Para Arianne, haz que tu loba pare— me llevo las manos hacia mis oídos, toda yo tiemblo.
Cierro mis ojos y trato en tomar el control de mí. Me centro en intentar expulsar a la loba de Arianne de mi sistema, pero eso es algo imposible. Su fuerza me supera, es algo a lo que nunca antes me había enfrentado, y eso solo hace que mi terror crezca más. Florece de nuevo y me envuelve como de costumbre, pero yo no quiero que me oculte, no quiero que me absorba.
Nunca te he dejado Verónica, siempre estoy contigo.
— Mi loba no está haciendo nada Nimri, ella no ha hecho nada todavía— ella da un paso al frente y estira su mano para atrapar una de las mías, pero yo no la dejo.
No puedo hacer eso.
Mis ojos se abren de golpe cuando la escucho y noto que mi visión se ha empañado. No soy capaz de ver donde estoy, pero me siento tan desesperada y aterrada que no dudo en empezar a correr.
Voy a volver Verónica.
— ¡Nimri!
La voz de Arianne queda muy atrás en mi espalda. Casi es un susurro lo que escuchan mis oídos, porque mis piernas ya han tomado una decisión que nos está llevando muy lejos de aquí. Mi cerebro parece que no necesita tener visión, porque soy muy diestra en eso de salir al jardín y saltar el muro para echar a correr hacia el bosque. Tal vez son todas esas veces que he hecho este mismo recorrido, pero ahora es muy diferente a todas esas veces.
Prometiste que no ibas a huir. Se lo prometiste a él.
Tenso mis labios y no dejo de correr a pesar de la voz de mi cabeza que me ordena que pare. No sé a donde voy, no tengo ni la menor idea, pero lo único que tengo claro que necesito es alejarme de todo para tranquilizarme.
Y alejarme de ella también.
— ¡Nimri para!— Arianne grita detrás de mí, pero yo no hago caso y sigo corriendo— ¡Vas alertar a la guardia! ¡Detente Nimri!
— ¡Cállate!— chillo de vuelta, forzando mi voz para proyectarla hacia fuera.
Pero en realidad es algo que también grito hacia dentro.
Ella me llama a mí. Me quiere a mí.
Todos me quieren a mí.
Paro de golpe. Trastrabillo y casi caigo al suelo, pero consigo mantenerme en pie no sé ni como. Siento los latidos de mi corazón en mi garganta, mi respiración ahogada y las lágrimas picando en mis ojos queriendo salir. Tengo que sacudir la cabeza con fuerza para sacar esa voz de mi cabeza que se niega a desaparecer. No deja de repiquetear en el fondo de mi cabeza y es molesto. Suena en mis oídos muy claro, como si estuviera también presente, pero yo solo quiero expulsarla muy lejos de mí.
Es muy curioso como tan solo un par de palabras me han llevado hasta este punto. Creía que estaba mejorando, creía que estaba avanzando... Solo he sido una ingenua.
Una ingenua estancada en el mismo fango de siempre.
Debes volver a donde estabas Verónica. Hasta que mamá regrese.
— ¡Detente!
Pestañeo y eso es todo lo que puedo hacer. Siento como unos brazos me embisten desde atrás hasta empujarme al suelo. Caigo con fuerza, pero tampoco pierdo demasiado el tiempo y empiezo a retorcerme como tuve que aprender a hacerlo para escapar de cualquier agarre que no quisiera. Mi cuerpo actúa solo y tan pronto como me doy la vuelta sobre mí misma envío mi pie hacia cualquier parte de la anatomía de mi captora.
No sé por qué lo hago, solo sé que necesito distancia de todo.
Pero Arianne parece ser más lista que yo, o al menos ya se sabe ese truco, por lo que no le cuesta mucho trabajo esquivar mi golpe e inmovilizarme en el suelo de una manera de la que no soy capaz de retorcerme tal si quiera.
— ¡Para de una maldita vez Nimri!— sacude mis brazos sobre las hojas secas, provocándome pequeños raspones por la tierra húmeda del bosque.
Me llama a mí, todo el mundo me llama a mí.
— ¡Cállate maldita sea!— me remuevo con fuerza, o al menos eso intento, pero ella no me deja—. ¡No la llames! ¡A ella no la llames!— tenso los labios aguantando el llanto, pero ya es doloroso hacerlo.
Nadie te llamará a ti, nadie te buscará a ti. Nunca.
Estoy a punto de romper a llorar, y aunque trato de aguantar como sea no soy capaz. Hay un punto de quiebre que se produce en el mismo momento en el que Nimri vuelve a hablar. Lo hace alto y claro, sin darme opción a pensar de que lo estoy imaginando. Esta vez sé que está ahí, la voz que llevaba sin escuchar días había vuelto.
Es el pasado que la trae de vuelta. Y yo no quería al pasado de vuelta.
Arianne me observa entre la confusión y la estupefacción. Afloja su agarre en mi brazos en lo que yo me voy deshaciendo más en lágrimas, y tengo por seguro de que ella se está preguntando si está alucinando.
Porque probablemente es la primera vez que me ve llorar.
Que ve como me rompo en miles de pedazos pequeñitos.
— ¿A quién no tengo que llamar?— el pecho de Arianne sube y baja con rapidez, pero su voz es más calmada ahora—. ¿Quién es esa a la que no tengo que llamar?
— Sabes quién— gimoteo duro, sintiendo el escozor de mis palabras en mi garganta—. Tú ya sabes quién.
Mis dedos se revuelven bajo su agarre mientras mi rostro se contrae listo para soltar más lágrimas. El ardor sube por mi esófago y se expande por todo mi pecho quemando en mi garganta. Gimoteo y me quejo, no dejo de llorar y me hundo en un mar de lágrimas que siento que me mata.
Que me aniquila.
Ya estás destruida Verónica, ya lo estás.
Arianne me observa con sus ojos bien abiertos. Siento como sus manos van soltando las mías de a poco, y con mucho cuidado y lentitud se incorpora hasta quedar ahorcajadas sobre mí.
— Ven aquí anda.
Sus manos se mueven y me incorporan con bastante más rapidez de la que me espero. Sus brazos me rodean y noto como su rostro se hunde en mi hombro. Ella me aprieta contra sí misma, y entonces noto un calor completamente distinto.
Mis ojos se abren de golpe, me quedo paralizada, boqueo y mis brazos caen inertes hacia la tierra húmeda.
Este calor es extraño, no me da miedo, es algo que hacia mucho tiempo que no había sentido.
Y darme cuenta de eso hace que me rompa mucho más.
Casi se me había olvidado lo que se sentía cuando alguien te ofrece un abrazo de apoyo, cuando alguien se ofrece como un pilar para sostener la caída de otra persona. La soledad era algo que se me había dado muy bien durante los últimos años, estar hundida en las profundidades de una mente en la que predominaba el odio y el rencor. El miedo siendo el protagonista de cada situación de mi vida, manteniendome cautiva tras unos barrotes que consideraba inquebrantables.
Pero se rompieron.
Salí a la luz.
Y el miedo no se ha ido.
— Haz que se vaya Arianne, quiero que se vaya— mis manos se aferran a sus hombros nada más esas palabras escapan de mis labios. Mi voz rota, las lágrimas encharcando mis mejillas y mi nariz roja—. Llévatela lejos de mí, quiero que no vuelva...
Hundo mi rostro en su hombro y dejo que mi cuerpo se vapulee contra el suyo mientras sigo llorando. No recuerdo haber llorado tanto en mucho tiempo, pero, justo en este momento, me doy cuenta de algo.
Nunca mejoré, ni un solo ápice. Sólo me estaba rompiendo más.
Era lo único que estaba haciendo.
— Shhhh...tranquila— su mano se eleva hasta mi cabeza con mucha suavidad. Sus dedos acarician las hebras de mi pelo mientras mi llanto no remite ni un ápice—. Quiero ayudarte, de verdad que quiero, pero para eso me tienes que contar lo que te pasó.
Trago hondo y me separo de su hombro mientras sorbo mi nariz con fuerza. Paso el dorso de mi mano por mis mejillas bajo la atenta mirada de Arianne y trato de que mi llanto remita, pero no puedo pararlo.
Aún así fuerzo mi voz para sacarla hacia afuera, aunque eso provoca un ardor en mi garganta infernal. Me duele hablar, me arde el pecho y me cuesta respirar, pero lo peor de todo no es eso.
Lo peor de todo es el dolor que siento en mi corazón. Un dolor que siempre había estado presente y hoy se ha multiplicado a un nivel que mi cuerpo no podía aguantar.
— N-no sé si me si-siento preparada para eso— vuelvo a sorber mi nariz con fuerza mientras intento controlar el temblor de mi pecho.
Arianne acaricia una de mis mejillas con cariño. La suavidad de su tacto es algo que había echado de menos y no lo sabía. Había sentido este tipo de tacto antes por parte de Namjoon, pero se había sentido muy diferente. Esto estaba muy lejos de como me sentía con él.
— Tenemos todo el tiempo del mundo— una pequeña sonrisa se expande por sus labios, y acariciando mi mejilla otra vez no duda en volver a hablar—. Vamos poco a poco, siempre a tu ritmo, porque no dudes que yo siempre te voy a escuchar.
La miro una vez más sintiendo como todo mi cuerpo se va relajando hasta que queda un ligero temblor a causa de mi llanto.
— ¿L-lo harás?— mi labio inferior tiembla cuando digo eso, y temo de la respuesta que pueda darme.
Y no entiendo el por qué.
— Sabes que sí lo haré, nunca dudes de eso— sus manos acunan mi rostro con mimo, y yo, sintiendo el miedo aflorar de nuevo, subo mis manos hasta rodear sus muñecas.
Como una manera desesperada para no caerme hacia la oscuridad donde he estado toda mi vida.
— No quiero sentirme de esta manera Arianne , no quiero— lo digo muy bajo, extremadamente bajo, y creo que nunca en mi vida me había atrevido a decir esas palabras en alto—. Quiero dejar de tener miedo...
Otra pequeña sonrisa vuelve a escapar de sus labios, y soltando un pequeño suspiro apoya su frente contra la mía en un gesto muy lento mientras sus manos bajan hacia mis brazos para acariciarlos, repartiendo más de ese calor que no he dejado de sentir desde que me abrazó por primera vez.
Esos brazos que en ningún momento habían dejado de sostener a la niña que se presentaba ante sus ojos.
— Lo sé hermana, créeme que lo sé.
Su susurro me llega directo, atraviesa mis oídos y permanece repitiéndose durante unos segundos en los que mis ojos sueltan más lágrimas silenciosas. Me aferro a ella de nuevo, esta vez con más fuerza, y mientras sus manos tratan de calmar la tempestad que me he vuelto solo soy capaz de pensar en una sola cosa.
Ella me comprende, verdaderamente lo hace.
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Holoooooooooo,
¿Cómo estáis? Han pasado tropecientos años desde la última vez, pero aquí estoy de nuevo.
En primer lugar, sé que este capítulo debería de haberse subido hace un par de semanas, pero por cuestiones universitarias se me ha complicado la cosa, pero por fin he logrado subirlo.
Bueno, y en referencia al capítulo, ¿qué os pareció? Aquí vuelvo con un capitulillo algo triste, pero a la vez con la vuelta de alguien más, así que estaré pendiente de vuestros comentarios👀
Espero que os guste y que lo disfrutéis, y trataré de darme prisa para subir el siguiente, que intentaré que sea antes de final de año🥰
Nos leemos otro día chikis;)
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