20
Estoy sola, y eso no me gusta.
Pero tampoco puedo hacer nada por ello.
Han pasado casi cuatro días más desde que vi por última vez a Namjoon, no ha vuelto a pasar por casa, y si lo ha hecho ha sido en los momentos en los que el sueño me vencía por completo y me sacaba de combate. Sentía que él había huido de mí, que se había marchado lejos para no tenerme cerca y no tener que verme.
Todavía recuerdo la forma en la que me miró antes de irse, como si no me conociera de nada, como si tuviese a una completa desconocida delante de él y dolía. Mi corazón se estrujaba ante el recuerdo, sintiendo como estaba completamente aterrada de que me dejara sola en ese momento, después de esa pesadilla, pero aún así lo hizo, se marchó dejándome sola otra vez, tal y como había estado durante todo el día.
Y me quema recordar eso, pero parecía que era lo único en lo que mi cabeza se empeñaba a mantener presente en nuestra soledad. La forma en la que no podía moverme, el encierro, tan solo siendo una mera espectadora desde una pequeña grieta en un armario. La manera en la que mi cuerpo se vapuleaba en la cama, los golpes que recibí y las embestidas de ese alfa en mi centro. Trago saliva y rasco mis brazos intentando buscar algo de comfort en mi soledad. Las imágenes se repetían una y otra vez, como un disco rayado y no me daban tregua ninguna. Mi cabeza era un caos en estos momentos y solo quería encontrar una salida para toda esta desesperación que no me dejaba respirar ni un solo segundo.
Suspiro mientras me miro en el espejo. Acabo de terminar de limpiar toda la casa de arriba a abajo, en un intento de distraer mi mente con algo y creía haberlo conseguido, pero solo habían bastado unos segundos mientras me enjabonaba el pelo para mandar todo al traste. Las imágenes de mi sueño, entremezcladas con muchas otras nuevas, iban y venían en mi cabeza como les parecía. Parecía que alguien se estaba empeñando a mostrármelo, pero yo me negaba a ello, no quería verlo. Era inevitable de todos modos, a veces veía el momento exacto en el que el alfa me golpeaba con su mano abierta en mi mejilla, otras veía como me tiraba sobre la cama arrancándome la ropa y en otras yo solo gritaba por ayuda mientras él me perseguía por un camino de tierra húmeda. Era horrible ver esas imágenes repitiéndose una y otra vez, pero no era lo peor que mi cabeza había presentado hasta el momento.
La imagen de tres personas frente a mí me había dado los suficientes escalofríos como para abrazarme a mí misma, justo como estaba ahora, en una toalla, con el pelo húmedo a cada costado frente al espejo del baño mientras mis brazos se sujetaban a sí mismos. Muerdo mi labio inferior y trato de ver más allá de esa imagen, intentando averiguar si es una invención de esa voz que me está alertando todo el tiempo que me aleje de los alfas o si es real.
Y no sé que pensar, porque ambas opciones me parecen lo suficientemente escalofriantes como para hacerme temblar de miedo.
Sacudo mi cabeza y decido vestirme rápido. Me pongo mi ropa interior y me coloco las mallas negras junto con mi jersey. Peino mi pelo y decido hacerme dos trenzas desde la raíz, únicamente para mantenerme ocupada más tiempo de lo usual y engañarme a mí misma pensando que de esa forma las agujas del reloj van a ir más rápido.
No debe quedar mucho tiempo para el anochecer, y casi me veo agradeciendo que el día haya pasado rápido, porque sé que, aunque no vea a Namjoon en ningún momento, él viene a pasar la noche aquí, y aunque eso me moleste me tranquiliza a la vez. Puede que pase el día sola, completamente sola, pero en las noches él está aquí aunque yo no le vea.
Y saber eso me deja más tranquila.
Puede que tarde más de lo que deba en hacerme la cena y recoger la cocina. He preparado otra receta demasiado elaborada como para solo comer una persona, pero así me entretengo más tiempo y engaño a mi cerebro haciéndole creer que en realidad solo han pasado cinco minutos más de soledad cuando en realidad han sido dos horas. Además, aunque intente engañarme de esta manera no solo lo hacía por eso. Tenía la firme creencia que dilatando el tiempo de mis tareas, obligándome a quedarme hasta más tarde, haría el tiempo suficiente como para poder encontrarme con Namjoon en algún momento.
Eso no había pasado, y no creo que tampoco lo hiciera.
Suspiro y me siento en el sofá cruzando mis piernas como un indio. He terminado todo lo que tenía que hacer y la inmensidad de la casa arremete con fuerza contra mí. Tal vez debería dejar de esperanzarme de esta manera, porque lo único que conseguía era decepcionarme conmigo misma. Namjoon me evitaba, era una realidad, y además de eso estaba sola todo el tiempo, como si fuera una especie de apestada y eso hacia que algo dentro de mí se removiera con incomodidad.
Tenía la sensación de que esto ya lo había vivido con anterioridad, y no me gustaba.
Escondo mis manos bajo las mangas de mi jersey y giro mi rostro hacia el ventanal del salón, mirando hacia el exterior como si fuera la única cosa que estuviera anhelando en estos momentos, aunque esa no era la realidad. Tenía que reconducir el hilo de mis pensamientos, dejar de dar vueltas a lo triste que era mi situación actual y hacer otras cosas que me distrajeran aún más de lo que ya intentaba de normal.
Así que, supongo que, mirar hacia el exterior no fue uno de mis mejores movimientos, porque solo me recordó todo lo que tenía al alcance y no podía tocar.
— Ojalá pudiese salir...— muerdo mi labio inferior y retiro mi rostro de la ventana de golpe, como si estuviese haciendo algo mal.
Tan cerca, pero a la vez tan lejos.
Pero mis ansias me estaban ganando en este momento, y había algo dentro de mí que me estaba empujando a hacer esta osadía. No estaba muy en desacuerdo con ese pequeño impulso. Me pasaba sola todo el día, sin compañía y encerrada todo el día dentro de estas paredes, obedeciendo como mejor podía a todas esas normas que me habían impuesto de repente. Tan solo quería salir un momento a dar un pequeño paseo, aunque solo fuera hasta la entrada de la zona mixta y volver, y si al menos supiera que vería a Namjoon hoy se lo pediría, pero sé que la realidad no va a ser esa y que no llegará hasta que yo no me haya dormido. Entonces amanecerá otro día, y cuando yo me despierte volveré a estar sola anhelando salir unos segundos a la calle para airearme un poco sabiendo que no podré hacerlo como me gustaría.
— Solo es un pequeño paseo, uno pequeñito, nadie se tiene por qué enterar— mi lengua remojó mis labios y volví a mirar hacia la cristalera que daba al jardín.
Perfectamente podía salir al jardín a refrescarme, y eso había hecho los primeros días, hasta que me di cuenta que los alfas que estaban en la puerta no apartaban sus miradas de mí cada vez que pisaba el césped. Tenía la sensación de que todos sus sentidos se preparaban para actuar en caso de que yo decidiera salir de la verja y eso, en cierto sentido, me hacia sentirme un poco amenazada. La incomodidad y otras sensaciones que no sabían de donde venían me invadían por completo, y cada vez, mi intención de respirar un poco de aire por unos minutos se veía acortada a tan solo unos escasos segundos porque me veía obligada a volver a entrar.
Tanta vigilancia era incómoda.
Tanta reclusión era innecesaria.
Y estaba harta de eso.
— No he hecho nada, no tengo por qué estar encerrada todo el día como una delincuente— asentí hacia mí misma, muy segura de mis palabras.
Aunque lo único que hacia era darme la razón para no sentirme tan mal después de que rompiera un poco las normas que me habían impuesto sin explicación.
Al menos, si Namjoon se dignara a aparecer podría pedirle a él mismo que me permitiese salir más allá de esta casa, aunque solo fuera por esta zona, pero sabía que eso no iba a suceder, porque él me estaba evitando más que a la peste.
Y eso me dolía como nunca, pero mantendría mi silencio.
Sacudí mi cabeza alejando cualquier pensamiento de Namjoon de mí. No, no iba a pensar más en él, al menos no ahora, así que me levanté del sofá completamente decidida a salir a la calle aunque solo fueran cinco minutos.
Solo pedía dar unos cuantos pasos fuera de estas cuatro paredes.
Respirar aire fresco.
Sentir el aire acariciándome la piel.
Había tomado una decisión, y, aunque sabía que iba a ser complicado lograrlo, no titubeé cuando me acerqué a la puerta principal de la casa y miré por la virilla de la puerta. Sentía el olor de los alfas todavía ahí, así que supuse que todavía seguían vigilando a pesar de ser más de las nueve de la noche.
Lo que estaba a punto de hacer hacía de este momento más emocionante.
Tomé un poco de aire para prepararme. Tenía claro que esto iba a ser bastante difícil, pero estaba decidida a salir de aquí. Por lo menos, si me pillan, que tenía por seguro que lo iban a hacer, habría cumplido mi cometido, que es salir más allá de los muros de esta casa.
Me sentía muy decidida mientras iba apagando todas las luces de la casa, dando a entender que ya me iba a descansar, aunque la verdad no fuera así. Tenía que hacer que los alfas de afuera bajaran un poco la guardia para poder salir de aquí, así que hice todo lo que haría en una situación normal, lo único que, en vez de ponerme mi pijama me puse mis zapatillas y mi chaqueta, y después de eso apagué la última luz que quedaba.
La de mi habitación.
Mi corazón latía desbocado mientras descorría un poco la cortina y me asomaba por la ventana que daba hacia el portón de la casa. Desde esta posición podía ver a dos de los guardias, los cuales se habían girado para observar como ya todo estaba apagado. Sonreí palpando mi pequeña victoria. Los alfas de la puerta se miraron entre ellos y les vi sonreír un poco, porque ya intuían que su jornada se había acabado y por fin podrían irse a descansar.
Entonces era mi momento idóneo para salir de aquí.
Ya me estaba apartando de la ventana, con mucho cuidado, cuando vi, por el rabillo de mi ojo, como uno de ellos sacaba un pequeño walki de sus bolsillos para llevárselo cerca de la boca. Quise agudizar mi oído, solamente por si acaso, pero me arrepentí de hacerlo, porque eso era algo que no habría querido escuchar nunca.
— Ya se ha ido a dormir Namjoon, ya puedes venir.
Mi corazón volvió a estrujarse y sentí como mi loba se hacia una pequeña bolita en un rinconcito. Pensar en que me evitaba había sido una cosa, pero confirmarlo era otra muy distinta. Esto dolía más, mucho más, y no sabía como debía afrontarlo.
Te desconoce por completo, no quiere nada contigo, asúmelo.
Aprieto mis labios al escuchar a esa pequeña voz dentro de mi cabeza. Suelto la cortina y me alejo de la ventana como si quemara. Mi corazón se sentía a punto de resquebrajarse y la idea me aterraba.
¿Qué había hecho para merecer esto?
Fácil, no eres yo Verónica. Él solo quiere a Nimri, se enamoró de Nimri, no de ti.
Sacudo mi cabeza con fuerza y me llevo mis manos hacia mis sienes.
— Cállate...— mis ojos están cerrados con fuerza, y no me doy cuenta de que estoy llorando.
¿Por qué esto me duele tanto?
Tú te enamoraste de él también, te empeñaste en enamorarte de él, pero él se enamoró de mí.
¿Le quieres? Entonces déjame volver.
— No...— abro los ojos y tomo una bocanada de aire. La voz de mi cabeza es molesta, muy molesta— Tú te alejarías de él otra vez, nos harías daño.
Es un susurro lo que sale de mis labios, uno desesperado, y necesito deshacerme de él.
Déjame volver y estaremos mejor, tú no sufrirás y podrás descansar como has estado haciendo todo este tiempo. Soy más fuerte que tú, soy quien ha aguantado y sobrevivido por años.
Un escalofrío me recorre la espalda y niego rápidamente con la cabeza. La sensación que me recorre me asusta y de repente me veo transportada a la sensación que tuve en el sueño. No quiero volver a sumergirme, no quiero volver a estar encerrada, no quiero volver a gritar hasta desgarrarme y que nadie me escuche.
No quería desaparecer.
Pero el juego no ha terminado Verónica, no puedes volver, no podrás volver.
— Mamá no volverá, mamá está muerta, la vimos morir— paso mis manos por mi rostro de forma desesperada.
Las paredes comienzas a encogerse sobre mí y me entra el pánico. Necesito salir de aquí rápido.
Tus emociones son las que nos hacen débiles Verónica, debes descansar ahora. Si no te hubieras empeñado a aparecer esto no estaría pasando, ambas estaríamos seguras, como siempre lo hemos estado.
— No, para, tú no deberías existir— me voy moviendo con cuidado por el piso de arriba, para que no me escuchen los alfas de fuera— Solo hay dolor contigo.
Necesito salir de aquí, tengo que salir de aquí.
No, eres tú la que no debería existir, no te olvides de que el juego continua, y mientras tú te empeñas en aparecer todo el mundo me llama a mí, Namjoon me llama a mí, llama a Nimri, menuda coincidencia, ¿no lo crees?
Bajo las escaleras todo lo rápido y sigilosamente que puedo. Mi pecho se aprieta de una forma que me ahoga y cada vez siento más ganas de escapar de aquí, de salir huyendo de mí misma.
El miedo se estaba apoderando de mí.
¿Quieres más recuerdos? Tal vez así te haga entrar en razón.
— Basta Nimri, cállate, páralo— las lágrimas de mis ojos a penas me permitían ver.
Necesitaba a Namjoon, quería que él viniera y me abrazara para alejarla de mí, pero tenía muy claro que eso no iba a pasar. Estaba sola contra mí misma, luchando contra la voz que quería sumergirme en las profundidades de mi mente, en el pequeño armario que me mantenía encerrada del mundo.
No quería que Nimri volviera nunca.
No quería perderme otra vez.
Me estremezco cuando escucho como una rayo parte el cielo en dos. El cielo parece estar enfadado conmigo también, y casi creo que es una forma de asustarme más de lo que ya estoy.
Me muevo por la parte de atrás de la casa y abro uno de los ventanales del salón con cuidado. El viento frío me da en las mejillas y tiemblo, pero no me echo hacia atrás.
Podía demostrar que yo también soy tan fuerte como Nimri, yo también soy ella.
Ambas formamos parte de la otra.
Tú eres la débil de las dos Verónica, que no se te olvide.
Sacudo mi cabeza y salgo por completo de la casa. Quiero que se calle y sigo llorando, pero me tengo que olvidar un momento de eso para centrar mis sentidos en los alfas de la entrada. Ninguno parece notar nada extraño, es como si hubiesen dejado de estar atentos en el momento que apagué todas las luces, y creo que ellos solo estaban impacientes de que Namjoon regresara y por fin volvieran a casa.
No puedes huir de mi Verónica, no puedes hacerlo, formo parte de ti.
La ignoro todo lo que puedo. No puedo dejarle todo el poder sobre mí, no como todos estos años atrás. No quiero que monopolice mis sentimientos, ni mis pensamientos tampoco, por lo que solo avanzo por el jardín buscando una forma de salir de aquí.
Observo el muro que mantiene a resguardo la casa. No es tan alto como esperaba, y creo que podría escalarlo para salir de aquí.
Namjoon te evita porque no me ve a mí en ti, y ahora quieres huir de mí, huir de la verdad, de tu realidad, tan cobarde Verónica.
Aprieto mis labios otra vez y me impulso sobre mis pies. Mis manos se sujetan del hormigón del muro y hago una fuerza desmesurada para subirme a la cima. Abro mis ojos como platos cuando me doy cuenta de que estoy arriba y de que he logrado ignorar la pequeña voz de Nimri en mi cabeza.
Tengo que callarla, tiene que irse de mí.
Porque ella no soy yo.
Una pequeña sonrisa se me escapa al darme cuenta de mis logros, pero pronto vuelvo a estremecerme cuando escucho una voz en la entrada que no me gusta ni un pelo.
— Buen trabajo chicos, ir a descansar, nos vemos mañana.
Mis dedos se aprietan sobre el muro al escucharle, y creo que eso me da la fuerza que necesito para terminar de impulsarme y bajar al otro lado de un salto. Mis pies impactan contra la gravilla y siento el latir de mi corazón de forma desenfrenada. Pestañeo y miro a mi alrededor estupefacta. He salido de la casa, he saltado el muro y ahora estoy cerca de la entrada sur del bosque.
— No soy débil, soy igual de fuerte que tú— lo digo con orgullo cuando me termino de poner en pie.
No necesitaba a Nimri para ser fuerte, al igual que tampoco necesitaba a Namjoon para creérmelo.
Tenía que avanzar por mí misma.
Y estaba dispuesta a hacerlo.
Muerdo mi labio inferior y elevo mi mirada hacia el cielo. El aire se siente helado y no se ven las estrellas esta noche. Las nubes cubren todo a su alrededor, y es en ese momento, en el que estoy mirando al cielo, que otro rayo vuelve a partir la calma de las nubes en dos. Mis ojos reflejan el brillo fugaz y no tardo en sentir la primera gota en mi mejilla, pero eso no me frena, ya estoy fuera, ya he conseguido lo que quería, y ahora iba a disfrutar de mi pequeña libertad por un tiempo.
Lejos de Nimri.
Y lejos de Namjoon, justo como él quería y tanto se empeñaba.
Comienzo a moverme por la gravilla y esto se siente prohibido. Mi loba, quien se había hecho una pequeña bolita al escuchar la voz de Nimri resurgir, había levantado su cabeza de su sitio y ahora movía su cola con entusiasmo. Supongo que hacer esto significaba algo más para ambas, un nuevo comienzo, una nueva forma de ver el mundo.
No era tan oscuro, no como lo había conocido hasta ahora.
Aunque era paradójico pensar en eso. Es de noche, está oscuro y hay tormenta, pero no me estremezco ante eso. Sonrío mientras camino con mis manos resguardadas en mi chaqueta. La lluvia está cogiendo intensidad, pero se siente bien sentirla caer sobre mí. Los rayos siguen cayendo, partiendo el cielo, y aunque sé que es peligroso quiero quedarme fuera un rato más.
Soy yo la que está fuera. Verónica.
Quiero olvidarme de todo por un rato, olvidarme de todos y darme este pequeño capricho. Hacia tiempo que no me sentía así de liberada y me veo obligada a repasar mis pequeños logros de hoy. He estado días enfrentándome a la voz de Nimri en mi cabeza, soportando todas esas imágenes que aparecían en mi cabeza sin aviso, y aunque había estado rogando por Namjoon durante esos días él no había aparecido.
Y en eso tenía que dar la razón a Nimri, aunque doliera y me rompiera a mí.
Yo era una completa desconocida para él, no era la persona de la que se había enamorado.
Y no iba a serlo nunca más, no quería.
Hagamos que se fije en nosotras entonces.
Me paro en seco y pestañeo sorprendida. El pequeño tirón de mi pecho me había hecho saber que ese pequeño pensamiento había sido mi loba hablándome y casi estoy que no me lo creo. Hacía años que no la sentía con esta fuerza que tiene ahora, tal vez porque había permanecido muy reprimida por Nimri, pero ahora ella ya no estaba.
Había conseguido resurgir, habíamos conseguido resurgir ambas.
No puedo permitirme disfrutar de este momento como me gustaría porque algo me hace girarme de inmediato. Estoy sintiendo una fuerza abrumadora a mi espalda y sé quien es de inmediato, porque su lobo se ha elevado desesperado buscándome como un loco.
— ¿No me querías evitar? Asume ahora las consecuencias— lo susurro muy decidida y vuelvo a girarme para caminar un poquito más bajo la lluvia.
Quiero alejarme algo más, al menos para poner más distancia entre ambos. Namjoon se ha asegurado muy bien durante estos días en permanecer fuera de mi radar, y yo iba a hacer exactamente eso ahora mismo. Puede que estuviera muy envalentonada después de lo que acababa de hacer, de todo lo que acababa de lograr, y lo iba a aprovechar hasta que este subidón desapareciera y comenzara a sentirme mal por desobedecer las normas.
Estiro mis brazos y doy una vuelta sobre mí misma sintiendo la libertad de este momento recorrer mi cuerpo. Mi loba estaba feliz, había dejado de estar asustada y estaba disfrutando esto tanto como yo a pesar de estar sintiendo como Namjoon se estaba volviendo loco más allá. No recordaba cuando fue la última vez que me sentí así, han pasado años de eso, muchos años, y lo había echado de menos.
Estaba en un lugar seguro, estaba segura y ya era momento de avanzar.
De dejar todo atrás.
Pero sabía que eso iba a costar.
— ¡Nimri!— bajo mis brazos de sopetón y me giro sobre mí misma.
No me he alejado demasiado, aunque me hubiera gustado hacerlo. Desde aquí todavía puedo ver los muros de la casa y el bosque todavía queda a unos cuantos metros lejos de mí. Estoy empapada, pero eso no es algo que me importe en estos momentos. Estoy disfrutando de este pequeño momento que he tenido el valor de regalarme, aunque el impulso inicial hayan sido mis ganas de huir de mí misma.
Puede que por eso, porque no quiero que nadie destruya este momento, ni si quiera Namjoon, le enfrento. Le veo acercarse, corriendo, empapándose bajo las gotas de la lluvia y mi corazón se acelera, pero obligo a que frene en seco recordándome la forma en la que me ha estado evitando estos días. Se ha estado asegurando de que para cuando él volviera yo ya estuviera fuera del radar y eso me duele, y a mi loba también, y no lo vamos a dejar pasar.
Mis puños se aprietan a mis costados mientras observo como sus piernas avanzan rápidas hacia mí. Me tenso cuando frena y entonces puedo ver como su respiración está acelerada, casi forzosa. Su pecho sube y baja con fuerza y yo aprieto mis labios al verle.
— ¿Qué haces aquí?— mi voz suena por encima de la lluvia, aunque en ese momento, justo cuando hablo, otro rayo vuelve a caer.
Namjoon aprieta sus labios al igual que yo y me mira de arriba a abajo. Siento como su lobo gruñe molesto, pero me da exactamente igual.
Yo también puedo estar molesta por su actitud.
— ¿Que qué hago aquí?— lo dice estupefacto, como si no se creyera que lo hubiese preguntado— La pregunta más bien es qué haces tú aquí— da un paso al frente, y aunque eso me impone un poco consigo quedarme quieta en mi posición— Sabes que no puedes salir, ¿querías escaparte otra vez?— su voz es un reproche.
Pero yo frunzo el ceño. ¿Otra vez? ¿Cuando he intentado yo escapar de aquí?
— ¿Escapar?— lo pronuncio con algo de cuidado, porque no termino de entenderlo.
Entonces un recuerdo se desliza por mis ojos, aunque las imágenes del momento son algo difusas en mi cabeza. Nimri, fue Nimri, estoy segura de ello. Ella quiso huir en el momento que todo comenzó a volverse difícil, en el momento en el que yo empecé a golpear a la puerta del armario amenazando con romperla. Tengo recuerdos a modo de flash de mis pequeños momentos y casi me cuesta creerlos. El celo, eso lo puedo recordar, porque Namjoon estuvo conmigo, me permitió salir por primera vez en años y se sintió bien. Después de eso hay un espacio en blanco y luego está la imagen de una yo desesperada abrazando el torso de Nam en el momento que siento el ardor extenderse por mi espalda. Luego no hay nada, todo está en blanco, pero después parezco resurgir de una manera asustada entre sus brazos y lo puedo recordar.
Besé a Namjoon.
Aunque es algo difuso, una imagen que se diluye entre los espacios vacíos de mi cabeza. Trago saliva mientras lo observo, y aunque me esfuerce lo único que consigo recordar con claridad es todo lo que ha ocurrido desde que desperté en la casa grande.
El resto parecen pequeños sueños que deben de ser reales.
La sonrisa amarga de Nam se extiende por su rostro y mi pecho se encoge. No sé que está viendo en mí, en qué se está fijando exactamente, pero no me gusta.
— Sí, es lo que se te da bien. Salir corriendo, todo el tiempo lo haces— abro mis ojos sorprendida porque me diga eso.
Y no me callo.
— ¿Yo?— la lluvia cae con fuerza sobre mí mientras me señalo con rabia— ¿Soy yo la que sale corriendo? ¿Seguro?
Su mirada se entrecierra hacia mí, pero yo no me amedrento, ya no más.
Puedo ser igual de fuerte que él.
Igual de fuerte que ella.
No me tengo que esconder más.
— ¿Qué estás haciendo en estos momentos?— me señala con la mano de forma desdejada.
— ¿Tal vez salir de esa maldita casa donde me tienes encerrada las veinticuatro horas del día?— el sarcasmo se escapa entre mis labios y no lo detengo, no quiero hacerlo— Creo que he sido lo suficientemente obediente estos días como para merecerme salir cinco putos minutos.
Aprieto mis puños con fuerza, sintiendo como una sensación que me es desconocida comienza a burbujear en mis venas.
Mi loba está empujando esa fuerza por todo mi ser. Está arremetiendo por primera vez.
Estamos enfrentando a un alfa.
— No mientas, ¿quieres? Te conozco lo suficiente como para saber que no estabas planeando eso— tenso mi mandíbula, al igual que él, y entonces soy yo quien da un paso al frente.
— ¡No me conoces de nada!— lo grito, alto y claro, llena de furia.
Pero él parece que no le afectan mis palabras, al menos no de la forma en la que a mí me gustaría.
— ¡Exacto, no lo hago en absoluto!— da otro paso al frente, quedando muy cerca el uno del otro— ¡Pero eso no quita el hecho de que sepa que nunca quisiste estar en esa casa conmigo, viviendo conmigo! ¡Sabía de sobra que ibas a utilizar cualquier cosa para huir de ahí, escapar de las responsabilidades, porque es por ti que ambos estamos en esta situación!
El impulso nace desde el fondo de mí y no lo freno. Mis manos se elevan hacia su pecho y lo empujo con fuerza, con mucha fuerza, y lo pilla desprevenido, tanto, que lo tiro al suelo embarrado.
— ¡¿Mandaste tú que me mantuvieran encerrada ahí?!— mis ojos están a punto de salirse de mi rostro— ¡¿Fuiste tú quien puso vigilancia frente a las puertas de la casa?!
Mi pecho se está comenzando a acelerar y no lo freno. Empiezo a respirar fuerte, al igual que él, y aunque la lluvia esté empapando cada rincón de mi rostro no dejo que eso me distraiga.
Namjoon se levanta y siento la fuerza de su lobo venir contra mí. No le ha gustado lo que he hecho, lo sé de sobra, pero a mí me da igual.
Sé que él no me haría daño.
— ¡Sí, fui yo!— aprieto mis labios al escucharle, pero a él parece no importarle— ¡Y lo hice porque no sabía de que más podrías ser capaz!
Mi boca se entreabre y grito más fuerte:
— ¡¿Capaz de qué?!— mi corazón late desenfrenado en estos momentos— ¡¿De matarme?! ¡¿Es eso?!
Tomo una respiración fuerte cuando veo como él se ha callado. Mi mandíbula está tensa y mis puños apretados a cada costado de mí. Mis ojos están soltando lágrimas, pero se diluyen con la lluvia y a penas se notan.
Entonces, en ese momento en el que mi cuerpo rebaja un poco la fuerza de su enfado es que lo noto, su desesperación, el miedo que le recorre, la preocupación camuflada de su rostro.
— Sí.
Otro rayo cae y mis manos deshacen los puños que he mantenido cerrados durante todo este tiempo mientras mis hombros caen. Mis labios entreabiertos dejan escapar un poco de aire mientras la lluvia nos envuelve a ambos, y aunque esté oscuro puedo observar como sus hombros también han caído como los míos.
— Yo no soy ella, no somos iguales.
Es todo lo que puedo decir, todo lo que mis labios pueden decir.
Namjoon levanta la mirada hacia mí y veo como su pecho sube y baja con fuerza. Parece que asimila lo que digo durante unos segundos antes de dar otro paso hacia mí.
Ambos estamos empapados, dejando que la lluvia nos golpee con fuerza.
— Entonces, ¿quién eres tú?
Frunzo mis labios queriendo contestarle, pero la voz resurge con fuerza, muy decidida.
No se lo digas.
No puedes decírselo.
Seguimos jugando, recuérdalo.
Ella no ha vuelto.
Él es peligroso.
No dejes que te encuentre.
Le miro durante unos segundos mientras lucho contra ella, pero mi lengua se traba y no sale nada de mi garganta, ni si quiera un sonido. Mi pecho sube y baja con velocidad, y retirando una pequeña capa de agua de mis ojos vuelvo a mirarle.
— ¿Por qué me evitas?— cambio de tema, lo hago porque no puedo contestarle.
Él abre sus ojos sorprendido por mi pregunta, y sé de sobra que sabe que no le he contestado a propósito.
— Siempre me querías lejos, ¿por qué ahora no?— parece que me contraataca con esa pregunta.
Sus ojos se están fijando en los míos y yo no retiro la mirada. Mi loba también le está haciendo frente y sé que su lobo nota eso, sé que él mismo también lo hace.
Pero no me reconoce, se que no lo hace.
— Yo nunca te quise lejos— se lo afirmo, porque es la verdad.
Nimri sí, y esa es la diferencia, la que lo cambia todo.
Un rayo vuelve a partir el cielo justo cuando digo eso. Namjoon abre sus ojos sorprendido y deja escapar un jadeo de sorpresa.
— ¿Qué?— lo dice con estupefacción, y lo entiendo.
Porque mientras yo le llamaba Nimri le rechazaba.
Mientras yo le necesitaba Nimri le negaba.
— Siempre era yo la que te llamaba— le doy un golpe en el pecho, no me retengo en hacerlo, y él da un paso hacia atrás por el impacto— Pero tú simplemente la ves a ella, te empeñas en que sea ella y no lo soy.
Soy Verónica.
Y aunque me gustaría gritárselo no puedo. Nimri me retiene en hacerlo, tiene la suficiente fuerza como para hacerlo y eso no me gusta.
Cállate estúpida.
Aléjate de él.
Tienes que alejarte de él.
No puedes ceder, no puedes dejar de jugar.
— ¿Quién eres Nimri?— frunzo mi ceño con disgusto al escuchar ese nombre y me alejo un paso.
Un paso que se siente como un océano entero.
— Déjame sola, eso se te ha dado de cine estos días— suelto una risa vacía y termino apretando mis labios otra vez— Y no te preocupes, no me voy a escapar como te empeñas en creer que haré— siento la necesidad de aclararlo.
Me doy la vuelta dispuesta a seguir caminando bajo la tormenta, dispuesta a poner más distancia entre él y yo. No quería que la siguiera viendo a ella, no quería que me comparase con ella, no quería que me recordara que ella existía.
Sólo me ve a mí, sólo ve a Nimri.
Ando unos pasos, pero no voy muy lejos. Su mano se desliza por mi muñeca y me detiene dándome la vuelta. Nuestros rostros vuelven a conectar, esta vez mucho más cerca que antes, y me remuevo para separarme. Quiero apartar las lágrimas que me caen peor el rostro, pero no soy capaz porque me quedo muy quieta al sentir el aliento de Namjoon chocar contra mi piel.
— ¿Qué estás haciendo?— lo digo de la mejor forma que puedo, manteniéndome todo lo firme que puedo, sin querer quebrarme ante él.
Pero Namjoon me mira de una forma en la que todo se vuelve cálido. Mi loba lo disfruta y se permite acurrucarse para dejar de enfrentarlo, pero yo no quiero ceder de esta forma, no así de fácil.
— ¿Qué es lo que quieres de mí?— elevo mis cejas sorprendida por la pregunta y trago saliva.
Y tengo la respuesta en la punta de mi lengua, tengo en mi cabeza exactamente lo que quiero decirle, pero no me sale hacerlo, no soy capaz. Tengo miedo de que lo rechace, de que no lo quiera porque no es Nimri la que se lo da.
Es Verónica, y él no sabe quien es.
Y quiero que lo sepa, pero no puedo hacérselo saber.
Aprieto mis párpados sintiendo como las lágrimas se deslizan muy rápido por mis mejillas hasta llegar a mis labios. El sabor salado se mezcla con el dulce de la lluvia y tengo que remojar mis labios con mi lengua para apartarlo. Abro mis ojos con lentitud e inclino mi cabeza para observarle mejor. Sus ojos me están mirando, no han dejado de hacerlo, y sé de sobra que está esperando por una respuesta que resuelva todo esto.
Pero no soy capaz de hablar, no puedo hablar.
No sale ninguna de las palabras que me gustaría decirle. Nada de eso escapa de mis labios, porque parecen palabras que están bajo un candado que yo no he puesto, y no tengo la llave para sacarlas de ahí. Pero estoy envalentonada, mi corazón late rápido y mi respiración, aunque se haya ralentizado un poco, sigue siendo rápida y pesada. La adrenalina que he estado sintiendo todo el tiempo se mezcla muy rápido con mi sangre, y puede que por eso sea capaz de hacer lo que mi loba me está suplicando.
Y es un impulso lo que me empuja a llevar mi mano libre a su mejilla para empujar su rostro contra el mío.
Nuestros labios se encuentran y todo parece desatarse solo. Su mano suelta mi muñeca y acude rápida a mi cuello para profundizar el beso que ha comenzado como una respuesta desesperada a su pregunta.
Porque mi respuesta era fácil, muy fácil, y es que le quiero a él, quiero todo de él.
La lluvia nos empapa con fuerza, pero a nosotros nos da igual. Mis brazos han rodeado su cuello mientras su lengua se metía a mi boca con urgencia. Mis pies habían dejado hace un rato de tocar la tierra húmeda, y ahora, sin apenas darme cuenta, mis piernas estaban rodeando su cadera y sus manos me estaban sujetando por el culo con fuerza. Sus dedos me aprietan y nuestros labios se mueven con urgencia sobre los del otro.
Parecía que nos habíamos estado esperando durante mucho tiempo.
Siento como su calor se mete bajo el frío de mi piel arrasando con todo. Su lobo gruñe mientras me besa con rudeza y yo me dejo porque es lo que necesito, porque le necesito a él de todas las formas posibles. Mis manos revuelven sus hebras mojadas y se me escapa un gemido de los labios cuando noto como sus dientes atrapan mi labio inferior con algo de fuerza, pero sin hacerme daño. Mi respiración va a todo lo que da cuando abro mis ojos para verle, y cuando lo hago solo veo sus orbes dorados observándome como si fuera la única persona del planeta.
Tengo que abrir mis ojos de más cuando le oigo hablar, y no sé si es por la lluvia o porque tengo todos mis sentidos revolucionados. No estoy segura de si es real o si es mi imaginación que hace que escuche cosas que probablemente no son, pero lejos de asustarme y querer salir corriendo solo me siento aliviada.
Porque quiero creer que de verdad es él quien me llama.
Sólo él.
— Verónica...
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Holoooooooooooo,
¿Cómo estáis? Espero que muy bien todo el mundo😊
Así que, aquí os traigo otro capitulillo que espero que os haya gustado mucho, y que sé que os ha debido confundir de narices por todas estas idas y venidas tan bruscas. Aunque bueno, voy a decir que he sido buena y os he puesto ya en este capítulo el por qué de esas incongruencias de Nimri al principio de la historia, pero ahora como que tenéis que saber distinguir muy bien las partes emocionales de Verónica, porque una las caracterizan más que otras🙃 Además, ya lo contesté en un comentario, así que no sé si alguien más lo ha visto, pero Verónica tiene un trastorno identidad disociativo (más conocido como T. De personalidad múltiple), y bueno, ya sabéis de donde nace. Y bueno, estas identidades son muy peculiares entre sí, porque a parte de que son muy diferentes, son personalidades diferentes al fin y al cabo, tendréis que saber ver quién es quién en cada momento😋
Por otro lado, y hablando de Namjoon y ese pedazo besazo bajo la tormenta (la tormenta aquí es una especie de metáfora, a ver si sabéis a qué se refiere), ¿estáis de acuerdo de su manera de actuar? ¿Qué os ha parecido la forma en la que ha increpado a Verónica? Y bueno, ¿ese final? (Namjoon parece que sabe cosas🤭)
También, tengo que decir, que hay pequeñas/grandes revelaciones en el capítulo, que aunque no se digan muy claras, os pueden dar pistas para desenredar esas pequeñas teorías que os hicisteis hace unos capítulos sobre si se colaron en la habitación de Vero o fueron autolesiones...(no sigo más xd😊)
Os leo en comentarios bbys😋
Esta nota me va a quedar larguísima, pero como hoy tengo el tiempo de escribir esto más calmadamente y sin prisas extras, quiero agradeceros infinita mente todo el amor que le estáis dando a esta historia, a pesar de que no suba capítulo tan regularmente como me gustaría, pero no os preocupéis porque pronto llegará el capítulo semanal que ya quiero traeros (porque ya lo merecéis después de tanto que os he hecho esperar). Y bueno, en realidad ya hay más de 7K de lecturas, lo que es una (perdón por la expresión) puta ida de olla. Ósea, realmente no merezco toda la paciencia que me tenéis y amor que me dais al leer lo que escribo. Tanto aquí como en mi otra historia de Namjoon (la cual podéis encontrar en mi perfil 😬) , MILES DE GRACIAS POR TODO CHIKIS♥️💜♥️💜
NOTA IMPORTANTE: Ya, agradecimientos aparte, quiero avisaros de que vuelvo a entrar en exámenes otra vez, ya los del segundo semestre, y bueno, solo os quiero avisar de que las actualizaciones no van a parar como en febrero, pero que igual si que tardan un poquito más. Ósea, no me voy a tardar días y días sin subir, pero dependiendo si el día de actualización me coincide con examen seguramente traslade la actualización al día siguiente. De todos modos, si eso ocurre, os lo avisaré por mi tablero.
Y ya no tengo más que decir😊
Nos leemos chikis;)
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