05

Namjoon
Mis manos dieron una fuerte sacudida a las cadenas sintiendo como la loba de Nimri gritaba por ayuda. Mi lobo se estaba moviendo desesperado dentro de mí, arañando todas mis superficies, luchando por salir y solucionar esto por sus propios medios.

Mis oídos captaron un grito desgarrador. Mi lobo rugió con fuerza moviendo con fuerza las cadenas bañadas en esencia de muérdago.

Parecía que no me afectaban, que nada me afectaba.

La puerta de acero reforzado chirrió, dejando que la luz del pasillo se colara por la rendija. Las botas de mi amigo fueron lo primero que mis lobunos ojos registraron. Un gruñido ronco salió de mi garganta, y moviendo las cadenas con fuerza clavé mis ojos en los suyos.

Eso se podía considerar una ofensa al líder.

— Tranquilízate, o tendremos que usar otros métodos Namjoon— otro grito proveniente del lobo de Nimri me hizo rugir.

— ¿Acaso no la oyes?— mi voz era ronca y pausada.

El sudor bajaba por mi nuca como si estuviera en caída libre. Mis dientes atraparon mi labio inferior con fuerza mientras daba otra sacudida a las cadenas. El dolor de mi brazo ya había pasado, me había regenerado pronto, pero mis muñecas comenzaban a quejarse de las rozaduras de los prietos grilletes. Las tenía en carne viva y no podía importarme menos.

Sólo quería ir con ella. Asegurarme de que estuviera bien.

— Lo hago, te aseguro que puedo hacerlo— el ceño de mi amigo estaba fruncido, y dando unos pasos hacia delante se acercó a mí— Para de revolverte, te estás destrozando las muñecas.

— Me da lo mismo— su rostro estaba muy cerca del mío, y sabía de sobra que él podía sentir la desesperación de mi lobo— Solo quiero verla.

Los ojos de Jungkook me estudiaron profundamente. Se movían analizando cada pequeña parte de mi rostro, tal vez, intentando buscar algo que le dijera que no iba en serio.

Pero malditamente iba enserio.

— Nunca te pusiste de esta manera con mi hermana— su rostro permanecía serio— ¿Por qué?

Mis ojos mantuvieron su mirada dura. Tomé una profunda respiración y cerré los ojos fuertemente al volver a sentir los aullidos desgarrados de Nimri.

¿Por qué no con ella?

No tenía una respuesta para eso, al menos no una concreta. Todavía yo no era plenamente consciente de lo que me pasaba con Nimri, todo era muy confuso para mí. Hasta hace año y medio estaba plenamente convencido de que estaba perdidamente enamorado de Soora, al menos así lo llevo creyendo desde que tengo 15 años de edad. Después apareció Jin, y ella se enamoró de él, cosa que me costó asumir, pero al final me hice a un lado, no quise intercedir en lo que su corazón había elegido, y tragándome mi orgullo y mi dolor, la dejé marchar.

Ahí apareció Nimri. Ella llevaba varios meses en la manada, pero no fue hasta que desapareció Arianne que la conocí. Tan enigmática, esquiva y aislada del mundo. Llamó mi atención de inmediato...y la de mi lobo también.

La manera en la que decidió arremetir contra mí el día que partimos en busca de Arianne me sorprendió. Su determinación y entereza, su falta de miedo, y sobre todo su firmeza a la hora de querer salvarla. Mi lobo cedió ante ella en el momento en el que mis brazos la abrazaron por unos segundos.

Y ahora, algo más de año y medio después, no me la podía sacar de la cabeza.

— No lo sé— respondí sincero— Joder, no tengo ni puta idea, pero ahora, lo único que quiero es ir con ella.

Jungkook me miró. No dijo nada, solo se quedó calladado, ahí, mirándome con una fijeza que daba escalofríos.

Pero yo no sentí nada.

Otro grito de Nimri volvió a escucharse.

Moví las cadenas de nuevo, con fuerza, más que antes, y dejándome caer derrotado, con la impotencia recorriéndome cada poro de mi ser, rugí. Un rugido alto y ronco, potente y lleno de fuerza.

Quería que ella lo escuchara.

— Por favor...Jungkook...— había cerrado mis ojos, tratando de ubicar, por imposible que fuera, a Nimri— Sólo déjame verla.

Mi amigo suspiró. Sabía que él me comprendía, él había vivido la desesperación plena en carnes propias.

— No puedo, por mucho que quiera no puedo— su tono era apagado. Volví a cerrar mis ojos— No tienes ningún vínculo con ella, además, ningún alfa puede verla. Ella está en el área de las omegas completamente a salvo, Arianne también está con ella—hizo un breve silencio— Se pondrá bien, serán un par, como mucho tres, días.

Negué con la cabeza sintiendo como el enfado de mi lobo subía por mis venas.

— No, ella no estaba bien.— Jungkook chasqueó su lengua mientras me miraba fijamente— Que me lleven encadenado si hace falta, pero déjame estar con ella.

— No Namjoon, y tienes que aceptarlo por más que te duela— una mueca de pura amargura cruzó mi rostro, y mi lobo, ante su negativa, empezó a arañar las paredes de mi pecho.

— Deja...me...ver...la— mi voz era distorsionada y sudores fríos bajaron por mi nuca.

Los ojos de Jungkook me volvieron a escanear, y su lobo emitió un rugido que sabía que iba dirigido a mí. Mi lobo le respondió de vuelta.

Esto podía ser una declaración de guerra.

— Namjoon no quiero hacerte daño, asi que te pido por favor que intentes tranquilizarte— Jungkook se dirigió hacia la puerta de nuevo, dándome la espalda, a lo que yo removí las cadenas que me sujetaban haciéndome más daño en las muñecas— Te guste o no, lo único que puedes hacer es quedarte aquí y esperar, solo esperar.

La puerta se cerró con un sonido tosco y grave. Los grilletes de la puerta de metal fueron trancados, y aunque la habitación estaba completamente insonorizada y preparada para no dejar que ningún ruido de fuera se colara dentro, mi lobo se empeñaba en seguir escuchando los gritos lastimeros de Nimri.

Aunque realmente no sabía si era mi cabeza que los estaba reproduciendo en bucle, sumiéndome en una hecatombe de desesperación plena y hundiéndome en la más cruda realidad.

Porque sí, Jungkook tenía razón. Por más que yo quisiera no podía hacer nada, porque ella y yo no somos nada.

Y parece que nunca lo seremos.

Mi futuro se vislumbraba solitario y en el más puro rechazo. Debí de haber aprendido con Soora, pero no, aquí estoy de nuevo, completamente atontado por una mujer que no me mira, que no me habla y que me evita a más no poder.

Alguien para el que soy indiferente.

Otro grito llegó a mis oídos. Sabía de sobra que era Nimri quien gritaba, mi lobo la reconoció de inmediato y tampoco tardó tanto en arañar las paredes de mi tórax intentando salir a flote.

Nunca me había sentido así, nunca estuve tan cerca de perder el control. Ni siquiera cuando Soora desapareció frente a nuestras narices hace casi 2 años. En ese entonces había mantenido mi cabeza muy fría, tenía un objetivo claro, recuperarla a como diera lugar. Porque en ese entonces juraba amarla, creía que ella era la omega que estaba destinada para mí.

Mira si me equivoqué.

Dolió aceptar que ella quería a otro, pero lo asumí rápido, aunque perdiera mi orgullo en el transcurso. Habían sido demasiados años creyendo estar colado por ella, demasiado años buscando su atención y sintiendo su rechazo. Sintiendo el quemazón de los celos cuando ella estaba junto a SeokJin, viendo como su felicidad crecía cada día que pasaba y sintiendo como mi amargura parecía consumirme.

Tal vez nunca fui un buen perdedor.

Y ahora Nimri. Una omega extraña, que no habla mucho con la gente, solo lo necesario y lo que ella crea conveniente. Con el tiempo había aprendido de su habilidad para evadir ciertos temas y desviar conversaciones. Nunca te miraba fijamente, al menos no por mucho tiempo, y siempre que interactuaba con un alfa trataba de ser lo más escueta posible.

El único alfa que ha tenido la oportunidad de estar más de 5 minutos con ella en una habitación ha sido Jungkook, y tan solo porque Arianne estaba presente.

Moví las cadenas de nuevo. Emociones nuevas y desbocadas parecían fluir de mi interior, y mi lobo estaba consumiéndome a cada minuto que pasaba.

Solo quiero verla.

Ese era el único pensamiento que cruzaba mi mente. Verla, tan solo verla. Mi lobo lo pedía a gritos. Mis instintos primitivos estaban acordes con él, y yo ya me estaba agotando de luchar por el control de mi cuerpo.

Otro grito más sonó en la habitación, aunque no sabía si había sido Nimri o si había sido yo dejándome hacer por completo.

Solo sabía que mi lobo ya tenía el control.

Dejé de sentir el sudor impregnado en mi cuerpo, y las cadenas ya no hacían presión. Derrepente sentía el suelo sobre mis pies, dejando de lado los gruñidos que salían de mis fauces transformadas.

Mis uñas su clavaron en el cemento del suelo, y aunque no fuera muy consciente de lo que hacía estaba seguro de que una marca profunda se encontraba por el lugar en el que mis garras se habían deslizado.

Mi cabeza proceso brevemente la imagen de la puerta de metal frente a mí, aunque no lo pude gestionar por mucho tiempo.

El primer impacto llegó.

La puerta chirrió quejándose por el golpe, y yo, algo aturdido volví a levantarme con mis gruñidos de banda sonora. Otro impacto más. Mi garras marcaron el metal grueso, y las visagras se volvieron a quejar.

Muchos olores de alfas llegaron a mi nariz, y ya sabía que me estarían esperando fuera.

Porque iba a salir por muy imposible que pareciera.

Dos, tres, hasta cuatro golpes más di a la puerta, y con el quinto, como si a cámara lenta estuviese sucediendo, la puerta cedió. El metal dejaba un leve tintineo mientras se precipitaba hacia el suelo del pasillo, y un golpe seco, acompañado de una gran capa de polvo, empañó la visión de todos los que me esperaban fuera.

No salí de inmediato. Por supuesto que no lo hice. Dejé que un par de lobos transformados entraran en la habitación, mientras yo me había escondido en la penumbra de los grilletes de la pared, como si fuera un verdadero cazador.

No fue muy difícil dejar inconscientes a aquellos dos lobos, tan solo un par de zarpazos fueron suficientes antes de precipitarme hacia la salida, donde había cuatro alfas esperándome.

Mostré mis dientes sin miedo, arremetiendo hacia delante sabiendo que no me iba a ser muy complicado traspasar la barrera que estos suponían.

Era yo quien les entrenaba, mi lobo ya sabía donde estaban sus debilidades.

Un zarpazo, un mordisco, y una sacudida de mi cuerpo hicieron falta para noquear a esos alfas. Mi lobo no se quedó a contemplar sus cuerpos inhertes, pero aún respirando, sobre el suelo, así que, emprendiendo marcha, subí las escaleras como una exhalación, cruzando el pasillo lleno de humedades llegando hasta la puerta delantera del edificio de los alfas.

No cuestioné que no hubiera nadie fuera esperándome, tampoco me paré a pensar el por qué, solo corrí y corrí hasta la zona de los omegas.

No fui por la entrada principal, sabía de sobra que estaría protegida. Mi lobo no tardó en comprender que si no había nadie en la zona de los alfas era porque se habían ido a cubrir a los omegas.

Ahora mismo era una amenaza para todos ellos, un alfa desatado con un único objetivo.

Llegar a ella.

Un jadeo ahogado llegó a mis oídos. Mi lobo sabía a quién pertenecía y fue por eso que corrí aún más rápido. Rodeé la zona hasta posicionarme en la entrada oeste, cerca de la guardia que custodiaba la entrada al bosque. Mis ojos lobunos divisaron las edificaciones de aspecto medieval al fondo, tan solo tendría que atravesar la espesura de la hierba para llegar.

Un kilómetro de distancia me separaba de ella.

Corrí otra vez, rápido y sin percatarme mucho de mi alrededor, completamente cegado por los gritos y jadeos que venían de Nimri.

Hasta que un golpe me desvió de mi camino.

Volé unos metros hasta caer duro sobre la hierba y rodar unos metros. Un gruñido ronco salió de mí, y todavía deslizándome sobre mi cuerpo conseguí ponerme de pie y clavar mis garras en la tierra frenando mi retroceso. Mis dientes salieron a la luz y mis ojos enfocaron a la persona que me había empujado.

Jungkook estaba frente a mí, sin transformarse, y mirándome con gesto serio. El olor de los alfas asegurando a los omegas llegó a mi hocico, pero ni con esas pude distraerme de lo que mi lobo queria y necesitaba.

Gruñí de nuevo.

— Namjoon, para, no me obligues a hacerte daño— estaba usando su voz de alfa, pero mi lobo no se amedrentó.

Rugí con fuerza antes de comenzar a caminar lentamente hacia él.

Luego empecé a correr. Aunque muriera en el intento, iba a lograr estar con ella.

Me levanté sobre mis patas, haciéndome mucho más alto que Jungkook, pero eso no iba a asustarlo. Pude clavar mis garras en sus hombros, y aunque un jadeo salió de su boca, pudo poner sus manos a la altura de mis costillas apretando hacia dentro.

Creo que tres o cuatro costillas fueron rotas en ese momento.

Tampoco dolió, aunque sentí como crujieron en mi interior.

— Namjoon, basta...— Jungkook me empujó lejos de nuevo, y caí de costado a unos cuantos metros de él.

Obvié el dolor de las costillas rotas. El impacto había dejado un picazón agudo en la zona de mi pulmón, pero volví a levantarme de nuevo, sacudiendo la cabeza y volviendo a clavar mis esferas doradas sobre él.

Rugí de nuevo y esta vez arremetí con más fuerza.

— ¡Para!— él estaba intentando usar su voz de alfa conmigo, pero yo no escuchaba.

Mi lobo no escuchaba.

Sus manos sostuvieron mis patas cuando intenté volver sobre él. Abrí mis fauces abalanzándome hacia delante, y mi lengua captó el sabor metálico de la sangre.

Sus manos fueron rápidas y me lazaron esta vez más lejos, casi al filo de la entrada del bosque. Los ojos de Jungkook estaban puestos en mí, y la vena de su cuello parecía querer explotar.

— ¡Jungkook!— mis ojos se desviaron en ese entonces hacia el cuerpo femenino que venía corriendo hacia el pelinegro.

Él se distrajo, por eso comencé a correr de nuevo.

Un gruñido salió de mi garganta cuando volví a abalanzarme sobre él. Mis garras se incrustaron en sus hombros y sentí como su cuerpo cayó duro contra el suelo. Enseñé mis dientes de nuevo dispuesto a abalanzarme sobre él, pero un golpe a mi costado me lo impidió.

Volví a volar unos cuantos metros más lejos.

Me sacudí un par de veces contra el suelo, sintiendo como mis costillas se clavaban aún más en mi interior, pero me siguió sin importar.

El dolor no era importante ahora. Yo no era importante ahora.

Otro grito se escuchó desde dentro de la zona de los omegas. Un rugido ronco salió de mi garganta.

Un gruñido me hizo desviar mi vista de las edificaciones hacia delante. Un lobo blanco se erguía ante mí, y podía notar como el pelinegro se levantaba detrás de su cuerpo.

Enseñé mis fauces otra vez. El lobo blanco me enseñó las suyas. Solo comencé a correr de nuevo. El lobo blanco también lo hizo.

Ambos nos elevamos sobre nuestras patas. El lobo blanco era algo más grande que yo, pero no desprendía el olor de un alfa. Olía mucho más dulce.

Aunque eso no me importó tampoco.

Mis garras aterrizaron cerca de su cuello sacando un gruñido de su parte, mientras su garras aterrizaron sobre mi pecho, clavándolas y desviándolas por todo el espacio. La sangre no tardó en comenzar a caer, y ambos nos separamos dejando caer nuestras patas en la hierba que se teñía de rojo.

Su hocico se arrugó hacia arriba, y sus colmillos salieron a la luz mientras un gruñido brotaba de su garganta.

Esta vez el lobo blanco arremetió contra mí. Se levantó sobre sus patas, mostrándose enorme y cayendo a plomo sobre mí. Mis costillas volvieron a crujir y mis patas fallaron dejándome inherte en el suelo.

Respiraba con dificultad, echado sobre un lateral de mi cuerpo, buscando la forma menos dolorosa de inhalar por algo de oxígeno.

— Jungkook...— mis ojos se desviaron hacia una mujer de cabello negro, ahora desnuda, que se aproximaba a pasos rápidos hacia el pelinegro.

— Joder nena, te dije que no salieras por nada del mundo— el hombre se quitó su camiseta dándosela a la mujer para que se cubriera.

— Si no llego a salir no puedes con él— la mujer se puso la camiseta sin rechistar demasiado.

El pelinegro chasqueó los dedos.

— Si que hubiera podido, tú me has distraído— el cabello de la mujer se movió de lado a lado, como si estuviera negando, y desvió sus ojos hacia mi cuerpo.

— Lo que digas cariño, ¿qué vas a hacer con él?— el ceño de la pelinegra estaba fruncido, como si no fuera a estar de acuerdo con lo que sea que fuera a decir el pelinegro.

Otro grito llegó a mis oídos sacándome un quejido que hizo que ambos lobos me observaran.

Intenté estirar mis patas, intenté moverme en lo más mínimo. Todo mi torso dolía horrores.

— Nos lo llevaremos, necesita una revisión médica, luego ya veremos— los ojos del azabache estaban puestos en mí.

La pelinegra chasqueó la lengua.

— No me gusta ese ya veremos— sus ojos estaban clavados en mi cuerpo— Va a necesitar tiempo para recuperarse.

La mujer se giró hacia mí con intención de acercarse, pero el pelinegro la frenó.

Mi lobo gruñó hacia la zona edificada.

— No vayas, es peligroso— un gruñido salió de su garganta y mis ojos divisaron a varios alfas acercarse por el fondo— Y respecto a lo que pasará después no quiero que ni te pronuncies, normas son normas, por lo que conllevarán su castigo.

— Nirmis sin nirmis— el siseo de la mujer llegó a mis oídos como una burla.

Otro grito se escuchó dentro de la zona de los omegas, y mi lobo volvió a arañar en mi interior.

~Levántate Namjoon, levántate~

— Arianne...— la mujer se separó del pelinegro.

— Vuelvo con Nimri, ella me necesita más que tú en estos momento "don no he roto ni una norma en mi vida"— el sarcasmo salpicaba cada sílaba que había pronunciado.

~Ella va con Nimri, síguela~

El pelinegro estaba demasiado ensimismado en los andares de la mujer que no se había percatado de mi estado deplorable. Puede que aprovechara eso para gastar mis últimas fuerzas, que no sabía que tenía, en levantarme y caminar a duras penas hacia la zona edificada.

Aunque volvieran a arremeter contra mí.

Cojeaba al andar, y mi torso dolía como nunca antes lo había hecho, pero eso no me frenó en seguir a la mujer hacia dentro de la zona edificada.

— ¡Namjoon!— mi nombre fue nombrado por un rugido potente y lleno de autoridad, pero yo estaba enfocado en seguir los pasos de la mujer.

Arianne, con tan solo una camiseta raída por los hombros, frenó su andar y se giró para observarme con el ceño fruncido. Rapidamente su mirada se elevó hacia algo tras de mí, y con un gruñido demasiado potente hizo que todos se paralizaran a nuestro al rededor. Incluso el pelinegro.

Miré a mi alrededor, viendo como todos los alfas ya me habían rodeado dispuestos a proteger a su omega, y Jungkook ya estaba casi sobre mí, mi cuerpo lobuno era lo único que le distanciaba de su mujer.

— Jungkook, para, déjalo— los ojos de la pelinegra estaban sobre mí.

Agaché la cabeza resignado, escuchando como otro grito provenía del interior de la zona edificada y sintiendo como mi lobo arañaba una jaula que él mismo había construido para contenerse.

Estaba volviendo a la cordura.

— Arianne, nos lo tenemos que llevar— la voz del pelinegro era de mando.

— No— sus ojos fueron efimeramente hacia el alfa a mi espalda, después volvió a mirarme de nuevo— Él viene conmigo.

— No— eso había sido un rugido por parte del alfa— No puede entrar ahí.

— Es eso, o Nimri muere, dime, ¿tú que harías?— un gruñido salió de mi garganta al escuchar su nombre, cosa que hizo que los ojos teñidos de azul de la pelinegra me observasen curiosos— Confía en mí, ella está muy mal.

— Hay órdenes médicas de no dejar a los alfas acercarse— sentía que Jungkook y Arianne estaban sosteniendo una batalla por ver quien bajaba la mirada primero— No voy a permitir que a ninguno de los míos les pase nada, entiéndelo mujer.

Un breve silencio se hizo entre ambos.

— A veces los médicos se equivocan Jungkook— la pelinegra suspiró y bajó su mirada hacia mí— Vamos Namjoon, nos vas a ser de mucha ayuda.

Un ronroneo salió de mi garganta mientras me movía lastimosamente tras el cuerpo de Arianne.

— Tienes una hora Jeon Arianne, cuando pase la hora entraremos a buscarlo, y ahí no vas a poder hacer nada por salvarlo— la pelinegra no se había girado de nuevo para mirarlo, pero sentí como bufaba por lo bajo, siseando algo que no pude llegar a escuchar.

Una hora, un minuto, incluso diez segundos eran suficientes si finalmente podría verla.

Porque ahora eso era lo único que me importaba, nada más.

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holoooooooooo,

¡He vuelto! ¿Cómo estáis? Espero que todo genial😋

Bueno, hoy vengo un poco más tarde de lo normal, pero al final aquí estoy que es lo importante. Os prometí dos capítulos hoy, y eso estoy tratando, aunque esté editando esto a la 1 am para poder subirlo cuanto antes. La universidad me tiene bastante quemada esta semana, y apenas he tenido tiempo para algo, pero espero que este capítulo os guste y en un ratito, antes de irme a dormir, os subo el siguiente (espero).

Ahora, ¿qué os ha parecido esta revelación de Nam? ¿Os la esperabais? Además, va a ver muchas cosas que tornen sentido en esta novela a raíz del Extra de Jungkook que subí en Nightmare hace 15 días (espero que hayáis estado atents/os a todos los detalles) Os leo en comentarios💜

Bueno, no voy a decir mucho más para subirlo ya, así que nos vemos en un ratito😜

Nos leemos chikis;)

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