Capítulo Cuatro
Aquel chico de ojos dorados que irradiaba misterio no hizo más que seguirme todo el tiempo. Era extraño, en ningún momento lo sentí como un extraño sino como alguien más cercano con el cual me llevaba más que bien. No sabía cómo explicarlo pero entre Hades y yo se empezaba a formar un extraño lazo que cada vez nos unía y sin ser consientes nos daba nuestra respuesta a los extraños sentimientos que habían empezado a surgir y que solo Hades podía hacer aparecer. Mis ojos se posan en la cara de Benjamín notando que esta mas callado de lo normal.. Su ceño fruncido y sus brazos cruzados solo me dejan saber que está molesto. No le agrada mucho la idea de tener a Hades y mucho menos tener que confiar en él, además de que desde que acepte a Hades en nuestro grupo no ha dejado de perseguirme en todo momento, cosa que por lo visto, a Benjamín le molesta aun más.
Vamos caminando en silencio sin un rumbo fijo, ninguno dice nada y eso solo hace el ambiente más incomodo. Benjamín va al frente guiando nuestros pasos rompiendo cada rama y marcando cada tronco que ve con fuerza, según él para no perdernos y que nos sirvan como guía.
— ¿A dónde se dirigen?, por lo que veo ustedes son nuevos por acá— hablo Hades rompiendo el tenso silencio. Sus palabras solo despertaron mi curiosidad.
— ¿Tu llevas mucho tiempo en el bosque? —pregunte mirando su ancha espalda que se tenso por breves segundos.
—Así es—Habló asintiendo, todos sus músculos se relajaron con esas palabras. —Tanto tiempo vagando por este bosque que hasta perdí la noción del tiempo, por cierto, ¿En qué año estamos?
—Si mi memoria no falla estamos en el 2024
—Entonces si paso un largo tiempo...—agrego perdido en sus pensamientos.
Seguimos caminando de nuevo en un total silencio, esto me estaba frustrando ¿Por qué Benjamín se comportaba de esa forma?
—Ben...—Lo llame casi en un susurro. Benjamín me ignoro y siguió caminando, fruncí el ceño molesta.
— ¡Oye que es lo que te pasa! Estas actuando muy raro, por favor... ¡Explícame que sucede!
De nuevo, mis palabras fueron ignoradas. —Hey te están hablando— intervino Hades empujando el hombro de un muy molesto Benjamín.
—No me toques— murmuro Benjamín con advertencia posando sus heterócromicos ojos en los Dorados de Hades. Este enarco una ceja burlona y levantando sus manos dio un paso hacia atrás.
—Yo solo te quería advertir...— susurro Hades pero ya era tarde, Benjamín había pisado una de las trampas escondidas entre la maleza seca. Su cuerpo subió con rapidez hasta quedar boca abajo, su capa le tapaba la mayoría del cuerpo. Benjamín se retorcía intentando soltar su pie de la cuerda que lo mantenía apresado.
—Ayúdame por favor—murmuro tan bajo que si mis oídos no estuvieran tan desarrollados hubiese sido imposible oírlo. Me cruce de brazos negándome a bajarlo y disfrutando de su sufrimiento unos minutos más.
— ¿Qué dijiste? —Se burlo Hades acercándose más a Benjamín. —Habla más fuerte no te oí, ¿Tú oíste algo? — Me pregunto graciosamente. —No, yo no oí nada— le seguí el juego notando claramente la frustración de mi amigo ahí colgado.
Se oyó una maldición por parte de Benjamín seguido de un resoplido de rendición.
— ¡Ayúdenme por favor! —soltó gritando tan fuerte que juro que hasta en China se pudo haber escuchado.
—Eso es lo que quería oír, ¿Te costó mucho decirlo? — jugueteo Hades robándome mi lanza de mi cintura y cortando la cuerda. El cuerpo de Benjamín cayó como un costal de papas hacia el suelo, haciendo un sonido sordo en el proceso.
Benjamín se sacudió la tierra de su ropa y nos miro con una pequeña sonrisa, pareciera que iba a decir algo pero alguien lo detuvo. Un sonoro aullido que congelo mi cuerpo, seguido de varios pasos fuertes y decididos que se dirigían en nuestra dirección. Hades soltó una maldición casi inaudible y seguido de una mirada hacia nosotros empezó a correr con nosotros detrás de él. Los aullidos y respiraciones intranquilas revolvían todo mi cuerpo en miles de emociones nerviosas. Corrimos tan rápido que por un segundo pareció que todo se detuvo, y así fue, habíamos perdido a la manada de Saitzans. Recargue mi cuerpo en el tronco del árbol alerta a cualquier sonido, benjamín por su parte observaba algún punto fijo pensativo mientras en su mano se encontraba su arma de hojas brillantes.
Alguien se estaba acercando, fue lo pensé cuando a pocos metros un cuerpo se acercaba con velocidad, destape mi rostro y desenfunde la lanza apuntando al cuerpo. Estaba lista para matar pero justo antes de que mi lanza tocara el cuerpo de aquel ser Benjamín se apresuro a este y lo empujo salvándolo de la mortal lanza. Hades jadeo en el suelo viendo de reojo la lanza clavada a un lado de su cabeza, un tiro mortal para cualquier criatura. Enarque una ceja siendo consciente de la distancia y repentino alejamiento de Hades. No cuestioné nada mas, sin embargo mis nervios seguían a punta de flor.
Cuando Hades recupero su aliento se paro con la ayuda de un Benjamín avergonzado. Sonreí tierna sabiendo que este último no se llevaba muy bien con su propio género, pero, aun así había decidido salvar a Hades.
—Tienen que ver esto— señalo Hades a un punto fijo del bosque. Benjamín y yo nos miramos interrogantes pero tras un encogimiento de hombros por mi parte lo seguimos sin rechistar. Caminamos a paso veloz por el bosque hasta que llegamos a un punto donde una hermosa y abandonada cabaña rodeada en un circulo de tanto árbol.
—Esto sí que es productivo— se mofo Benjamín. —Bien por ti Hades es la primera cosa buena que haces después de estos días— siguió hablando benjamín mientras miraba su ancha espalda. Hades gruño molesto por el repentino humor de Benjamín. ¿No que se caían mal? Me pregunte observando a los dos especímenes frente a mí.
—Como sea, vamos entrando. Dudo que se quieran quedar afuera mientras oscurece. — hable entrando a la cabaña en mal estado.
Al empujar la puerta está casi se cae de lo podrida que estaba, el piso también estaba en mal estado, las polillas y otros insectos se habían encargado de roer partes importantes de la madera haciendo esta inestable. Nos adentramos aun mas llegando a una sala polvorienta con muebles roídos y sucios, una gotera en el lado derecho de lo que parece una chimenea caía constantemente en el hueco del piso. Con una mirada cómplice entre los dos chicos subí a la planta superior teniendo cuidado de que con cada paso que daba la madera no cediera ante mí. Entre crujidos y tablas rotas llegue sana y salva a la parte superior donde dos habitaciones y lo que parecía un baño se encontraban. La primera estaba igual que la casa: En malas condiciones. Sin embargo me asegure de que fuese segura para que alguien durmiera sin miedo a que el techo le cállese encima. La segunda, a diferencia de la primera era matrimonial y estaba igual o peor que la primera. La humedad y moho que desprendía era insoportable sin mencionar los insectos que se arrastraban por la superficie.
Me quede viendo con desagrado el suelo donde un simpies caminaba. Vi por la venta del cuarto notando que efectivamente el sol comenzaba su descenso y que me quedaban pocas horas para convertir esta casa en algo por lo menos habitable.
Las escaleras rechinaron y las voces de los dos hombres llegaron a mis oídos. En pocos segundos ya los tenía a mis espaldas, los mire seriamente y sin perder el tiempo hable:
—Muy bien caballeros,manos a la obra.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top