Capítulo Catorce
—Te amo Hades...
Fruncí el ceño al oír aquella voz tan conocida ¿Qué estaba pasando? Acelere el paso sintiendo mi corazón latir desbocadamente.
—Yo también te amo...
Se escucho otra voz que supe identificar como la de Hades. Mis pies frenaron su caminata y mis ojos casi se salieron de sus cuencas. ¿Había oído mal? Con temor y pasos sigilosos me acerque donde las voces se escuchaban. Gemí horrorizada al ver la escena ante mis ojos, no entendía nada...
Lleve mis manos a mi boca tapando los sollozos que querían salir de esta. Sin embargo las lágrimas corrían por mi rostro hasta caer en mi barbilla y empapar la tierra bajo mis pies.
Esto tenía que ser una pesadilla...
Fue lo que pensé cuando mis ojos conectaron con las dos personas que se besaban a apasionadamente mostrándose todo su amor.
— ¿Hades? —pregunte en medio de un sollozo sin poder creérmelo. Todo había sido mentira, ellos me habían engañado.
Benjamín y Hades, ellos...habían jugado conmigo.
— ¿Hades? —se oyó el sollozo de alguien a sus espaldas.
— ¿Raven? —pregunto Hades confuso viendo a su amada en un mar de lagrimas ¿Cómo era posible? Se giro mirando a la otra Raven con la cual, hace pocos segundos había besado. Hades no entendía nada, sin embargo cuando intento tocar a la primera y más cercana Raven esta se aparto con una sonrisa triste en su rostro.
—Lo siento Hades, tenía que hacerlo— hablo la voz distorsionada de Raven que poco a poco se desvanecía quedando la figura de un solo ser: Benjamín. Todo el peso cayó en sus hombros como un balde de agua fría
—Así que ese tu poder eh? ¡Felicidades lo has encontrado! —Hades no sabía cómo se sentía, todas sus emociones habían salido a flote y de una manera peligrosa se formaban en su boca para explotar. Las palabras hirientes son la peor forma de desquitarse pero esa fue la forma en la que Hades demostró su dolor. Benjamín lo había engañado y ahora había perdido todo.
El ruido de algo moverse y un metal clavarse en las muñecas de Hades fue el detonantante de toda furia. La bestia no podría ser guardada por más tiempo, no después de que su amada le fuera arrebatada de la peor forma. Los ojos de Hades brillaron con furia, sus músculos se tensaron pero antes de que algo pasase los Líderes intervinieron. Con un fuerte golpe directo a su nuca Hades quedo dormido cayendo a los brazos de sus captores. Benjamín veía todo con el corazón en mano y sonrisa triste.
—Buen trabajo Benjamín has hecho bien en llamarnos, ahora por tu esfuerzo y de esa tal Raven les damos lo que les prometimos. Ahora todos los Niños serán libres ¡Felicidades! —La voz del jefe de los líderes saco de sus pantalones un control y con solo pulsar un botón el brazalete cayó al suelo liberándolo. Los líderes encerraron a Hades en una jaula del tamaño de un león y sin más partieron de vuelta a los muros con Hades como premio. Los niños malditos lo habían logrado, habían conseguido su libertad.
Benjamín se dio cuenta de su error, pero ya era tarde. Ellos ahora serian felices gozando de su nueva libertad mientras que otro sufría en silencio. Él lo había condenado y a este paso Hades estaría más muerto que vivo.
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