Capítulo 27

Debido a la abrupta interrupción de un desconocido en las instalaciones, el ejército rápidamente se puso en movimiento para investigar qué falló en la seguridad mientras, al mismo tiempo, se disponían a buscar a dicha persona con las descripción que los testigos dieron.

—Era alto como Romeo, moreno y de ojos negros. También tenía una capa de plumas negras —responde Julián por quinta vez, tuvo que contar lo que pasó a diferentes personas y todo quedó registrado. Por lo que él pudo regresar a si habitación horas después.

—¿Qué hacen aquí? —pregunta al ver a los hermanos sentados en su cama.

—Te estábamos esperando —responde Delfina—. Vi un anuncio de una reunión de cambia formas en el tablero de la entrada y esperábamos que nos acompañes.

—Entiendo, ¿pero no prefieren descansar después del ataque?

—Estamos bien, no sé que nos hizo ese tipo pero no fue nada —contesta Kevin mientras se pone de pie—. Y yo no quiero ir, nada más voy a acompañar a la pulga. —En ese momento Delfina le da un golpe suave en el hombro por como la llamó.

Los ojos de la castaña brillan cuando Julián termina aceptando. La reunión de los cambia formas se realizará en unos minutos, debido a eso deben apresurarse, lo bueno es que sólo está a unas calles de distancia de la base.

Julián camina frente al grupo ya que conoce el camino, mientras Delfina ayuda a su hermano a caminar normal. Al haber pasado tanto tiempo como animal y que ésta sea ahora su verdadera forma, Kevin ahora tiene ciertos problemas para adaptarse. Caminar le resulta bastante difícil ya que pierde el equilibrio constantemente.

—¿Cuánto falta? —pregunta. Llamando la atención del rizado, quien le sonríe nervioso.

—Ya llegamos —murmura mientras indica las puertas del edificio—. Es en el piso 10.

—Odio las alturas —gruñe el pecoso al mirar la gran extensión que el edificio tiene hacia el cielo.

En la recepción debieron presentar sus identificaciones para que los dejaran pasar y, con ayuda del ascensor, llegan al piso 10. El lugar de la reunión es una oficina bastante amplia y una chica los recibe con una gran sonrisa.

—Hola, bienvenidos a la reunión de cambiaformas —los saluda, dejando a Kevin en un trance donde sólo se limita a asentir a todo lo que esa chica dice mientras los guía y presenta con sus compañeros.

—Está idiotizado —murmura Delfina cuando sacude el brazo de Julián.

—Ya lo perdimos —concuerda él y luego ríen bajo.

Kevin, por otro lado, presta atención a todo lo que la muchacha dice, al mismo tiempo que la observa. Es alta y delgada, con unos cuernos, similar a los de un carnero, que adornan los lados de su cabeza.

Él sólo sale de su trance cuando Delfina lo golpea en las costillas y le dice en voz baja que se comporte porque la reunión ya comenzó.

—Bienvenidos a todos a nuestra reunión semanal. Hoy como ven tenemos nuevos invitados, ¿quieres presentarse? —habla un muchacho que tiene plumaje en sus brazos y parte de su cabeza. Él hace que los recién llegados sean el centro de atención, cosa que pone muy nerviosa a Delfina.

—S-Soy Delfina Rojas y puedo transformarme en una serpiente —contesta de forma rápida, tanto que sus palabras chocan entre sí.

—Me llamo Julián Villalba y sólo vengo a acompañar a mis amigos.

—Hola, soy Kevin Rojas —murmura el pecoso—. Mi habilidad es transformarme en humano —agrega, causando la risa de algunos de los presentes. Aunque él no le ve el chiste no comenta nada más.

—Está bien, son bienvenidos. Los demás ya saben porqué estamos aquí, debemos luchar por los animales y hoy estamos festejando la liberación de un ganado que iba a ser sacrificado en el matadero. Gracias a nosotros ahora corren libres.

Todos aplauden por las palabras del muchacho emplumado y se disponen a festejar con música y banquete incluidos.

—Que copado, no sabía que había comida —dice Julián antes de abalanzarse sobre una de las mesas. Come las empanadas que tiene enfrente para, un segundo después, notar que están rellenas de espinacas y repollo. Disimuladamente saca el trozo semi masticado de su boca y lo arroja a la basura para después alejarse como si nada hubiera pasado.

—Juli, prueba —Delfina mete una cucharada en su boca, pero para su suerte esta es gelatina con trozos de frutas dentro—. ¿Te gusta?

—Esto si —asiente y rápidamente se sirve un vaso hasta llenarlo.

Kevin observa con una mueca las brochetas de pimientos, diciéndose a sí mismo que ni loco comerá eso. Le recuerda demasiado a su padre, quien le ordenaba comer todas sus verduras.

—Deja que adivine, ¿carnívoro? —Una voz suave lo hace voltear y se topa con la chica de los cuernos. Él no responde y sólo la mira—. Se nota por tu cara.

—Yo...

—Que lastima, todavía nadie las probó —se lamenta al ver la fuente intacta de brochetas—. Fue difícil hacerlas.

—Yo las probaré. —Él toma una haciendo sonreír a la muchacha—. No sabe mal —murmura luego de darle una gran mordida a los pimientos rellenos.

—Entonces esto te gustará, son milanesas de soja.

Julián codea a Delfina y luego le indica disimuladamente lo que Kevin está haciendo.

—Se llevan bastante bien, ¿no estás celosa?

—Para nada, está haciendo amigos —contesta la castaña.

—Eso parece ser más que amistad —comenta soltando una risa al final.

—Primero lo primero Juli.

—Hola. —Una chica se acerca a ambos con una sonrisa—. Por tu energía y carácter diría que puedes ser un lobito de río o una foca.

—No, no soy un cambia formas. Esa no es mi habilidad —contesta al subir y bajar los hombros.

—Que bien, sabíamos que tarde temprano las personas con otros poderes también se unirían a la causa.

—Sólo vengo a acompañar a mis amigos —murmura el rizado mientras continúa comiendo la gelatina con frutas, hasta que lo detiene la mirada fija de esa chica. Ella le dice que no hay problema para luego alejarse—. ¿V-Viste eso? La hice enojar.

—¿Mmm? No dijiste nada malo —lo consuela Delfina.

—Se molestó —insiste haciendo que ella haga una mueca.

—¿Cómo lo sabes? —cuestiona, entonces ambos se miran a los ojos y levantan las cejas en señal de sorpresa—. ¡Debe ser por tu habilidad! —agrega ella tomándolo se los brazos mientras da unos saltitos.

Ese movimiento hace rebotar sus atributos, provocando un fuerte sonrojo en Julián, sumando los nervios que ya sentía al estar tan cerca de ella. Por lo que acaba liberando una pequeña descarga que hace chillar a Delfina.

—No si-siento mis manos —se queja para luego mirar el rostro de pánico del rizado.

—Perdón. Sólo no vuelvas a tocarme —responde al soltar un suspiro—. Recuperarás la sensación en unos minutos y... Tu cabello —indica mientras suelta una carcajada.

—No es gracioso —responde Delfina mientras intenta peinarse, sin embargo hace un gran esfuerzo por no reír, ya que la risa del rizado es bastante contagiosa.

Al día siguiente, Kevin despierta gracias a sus instintos y encuentra a Delfina intentando asustarlo, pero fue atrapada. Él la golpea con su cola mientras se estira y oye a sus compañeros del 1-A hablar de ellos, dicen que una chica del 1-C no debería estar allí y que fue un error de los superiores que él fuera designado a esa infantería. En lugar de discutir, como su hermana estaba a punto de hacer, la toma de su ropa y la saca de la habitación. Luego va al baño para cambiarse, saliendo unos minutos después en su forma humana y usando ropa casual de domingo.

—¿Listo? —le pregunta con una gran sonrisa—. Julián nos espera en la entrada.

—¿Por qué no me dejas dormir la siesta? Que molesta. —Delfina sólo niega y comienza a caminar con él detrás, sabe que quiere volver a ver a esa chica, aunque Kevin no lo diga en voz alta. En todo el camino Julián no ha dejado de hablar del nuevo alcance de su habilidad, comentando que si pone la mente en blanco puede sentir la energía de las personas.

—Está copado, Delfi te siento... tu energía es animada, constante. Kevin es más como un latido, no puedo describirlo muy bien.

—Ya llegamos —indica el pecoso luego de golpear la puerta.

—Hola de nuevo —los saluda la misma chica de los cuernos de cordero.

—El latido se hizo más fuerte —murmura el rizado para Delfina y ambos ríen disimuladamente. En ese momento ven a Kevin con algo en sus manos, estaban tan distraídos en el camino que no notaron que él trajo su propia comida esta vez.

Con el bol en mano, el pecoso se acerca a esa chica, luego intenta entregarle su platillo hecho por sus propias manos. Pero ella le dedica una mirada de horror a cambio.

—Eso es carne —dice en voz alta, llamando la atención de todos los presentes—. ¿Por qué trajiste eso aquí?

—Yo comí todo lo que habías hecho, quise hacerte algo también.

—Ay no —murmura Delfina al escucharlo.

—¿Para mí? Es horrible, no lo quiero —responde al cruzarse de brazos—. Siendo un cambia formas sabes perfectamente lo que los animales sienten y lo que sufren. ¿Para qué vienes aquí si no quieres cambiar?

—Pensé que estaba haciendo una amiga —contesta mientras baja la mirada—. Tengo una duda al respecto, ¿qué hay con los animales que comen otros animales?

—Es el ciclo de la vida, es natural y el humano piensa que puede pisotear a la naturaleza, por eso luchamos —le explica la muchacha en un tono firme y para nada amigable.

—Concuerdo, no somos superiores —murmura al destapar el bol para llevarse una albóndiga a la boca, provocando desagrado y disgusto en los demás cambia formas—. Comeré la carne que quiera porque yo soy un predador.

Luego de eso Kevin sale del lugar, seguido por su hermana y Julián, dejando un silencio en aquella reunión. Una vez dentro del ascensor Delfina le da un abrazo al más alto.

—Pobrecito. Te entiendo, deben quererte por lo que eres, así es el amor de verdad —murmura en un intento de consolarlo.

—Amor... Tenía hambre.

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