Capítulo 9
— ¿Jae, es Jimin? — Escuchó la voz de Jungkook acercándose, achicando sus ojos cuando vio la mano tatuada que sí reconocía posarse alrededor de esa cintura desnuda, un rostro que sonreía hasta que vio al peligris allí.
— No es Jimin, no sé si lo conoces... — Musitó estudiando a Taehyung con detenimiento.
— ¿Qué haces aquí? — Sus ojos se achicaron viendo al visitante no invitado frente a su puerta. Lo cierto era que esperaba al rubio que tenía por amigo y vivía unos pisos más abajo, no a su padrastro.
— ¿Invitado? — Indagó Jaehyun haciéndose a un lado al notar que se conocían.
— No exactamente, es el prometido de mi padre, solo que no sé qué hace aquí. — Musitó con cierta molestia notando como la puerta del elevador volvía a abrirse, dejando ver a un Jimin que se quedó mirando la escena entre confundido y divertido.
— Lamento llegar tarde, después del entrenamiento me quedé dormido. — Se disculpaba acercándose a la puerta, mirando a los otros tres hombres. — Taehyung, que bueno verte por aquí.
— Hola, Jimin. — Le correspondió el saludo. — ¿Puedo pasar?
Jungkook rodó los ojos haciéndose a un lado para dejar pasar a los dos visitante, dirigiéndose hacia el sofá principal junto al otro pelinegro de torso tan desnudo como el suyo que se recostó a él, tomando una botella de cerveza que había dejado sobre la mesilla del centro. Taehyung miró la familiaridad sin poder disimular su mirada, empuñando las manos aún de pie cuando los tres amigos se sentaron en aquel sofá, con el tal Jade sonriéndole a un Jungkook que inclinó la cabeza risueño para besarlo.
— Tae... — Musitó Jimin ganándose la atención. — ¿Puedo llamarte así, cierto? Después de todo tenemos la misma edad, hablemos cómodamente.
— No hay problema, puedes llamarme así. — Contestó mirando la cabeza que descansaba en el regazo de Jungkook y que lo miraba sin hostilidad o confusión desde que Jeon le comunicó que era el prometido de su padre. Quiso bufar, una mueca amenazando con formarse en su cara, odiando que ese tipo se viera tan jodidamente bien solo y aún mejor junto a Jungkook.
— ¿Qué te trae por aquí? — Volvió a preguntar Jimin al ver que nadie hablaba.
— He venido a hablar con Jungkook. — Pasó su mirada del rubio al mencionado. — ¿Podríamos hablar un momento?
Jungkook pensó en darle muchas respuestas, desde que lo vio parada en su puerta quiso echarlo, pero si algo odiaba él era ese tipo de espectáculos. Las discusiones delante de las personas fueran conocidas o no, era algo que en verdad detestaba. Por eso le permitió entrar a su apartamento y por eso en ese momento asintió palmeando el pecho de su acompañante para que este lo dejara levantarse.
— Sígueme. — Mencionó con desinterés. — Procuren no empezar a jugar sin mí, Jimin, no te adueñes de mis bebidas. — El rubio asintió inclinándose a coger la botella de cerveza de la que Jungkook había estado bebiendo para empinársela mientras le levantaba el dedo medio. — Juro que un día de estos te mataré.
Por un segundo, la tensión en Taehyung disminuyó, la mueca de su cara cambió a un aspecto relajado porque le causaba gracia la interacción de esos dos. Los observó en el club donde los conoció, cuando estuvo de visita en la casa y ahora, tenían una amistad muy parecida a la suya con Hoseok. En silencio, siguió al pelinegro hacia una habitación que simulaba una oficina, cerrando la puerta detrás de él.
— ¿Tu novio? — Preguntó sin querer, regañándose mentalmente cuando el contrario detuvo sus movimientos y lo miró serio, ignorando su pregunta.
— Bien, ¿qué quieres? ¿A qué viniste, Taehyung? — Su ánimo había mejorado considerablemente en las últimas horas, lo menos que deseaba en ese momento era lidiar con el drama que su padre y todo relacionado con él provocaba, eso incluía al hombre parado frente a él, su prometido.
— Necesitaba hablar contigo, la última vez que lo intenté, apenas me permitiste decir dos palabras y realmente necesito que las cosas queden claras entre nosotros. — Comentó con firmeza y tranquilidad, mirando al pelinegro y por segundos pensando en las personas que había afuera.
Al parecer él no era el único que tenía una relación cuando ellos estuvieron poco más de dos semanas atrás, porque esa complicidad que vio entre los dos pelinegros, no era algo que se obtenía en dos semanas por muy buena química que tuvieran. Se sentía disgustado cuando no tenía motivos para estarlo, no era que le importase mucho la vida personal de su hijastro, después de todo, no estaba supuesto a volverlo a ver, era natural que tuviera pareja en algún momento.
— No hay exactamente un nosotros ni siquiera como familia, así que no entiendo muy bien tu punto, no hay nada que aclarar entre los dos, Kim. — Hablaba mientras se sentaba en la silla detrás de su escritorio y el peligris se ubicaba en una que quedaba frente a él. — Pero escucharé lo que tienes que decir, solo espero que sea breve.
La mandíbula del peligris se tensó molesto ante su tono, no le gustaba ni un poco, pero estaba bien así.
— Tú y yo estamos a punto de convertirnos en familia oficialmente en dos semanas. — Los ojos de Jungkook rodaron aferrando sus manos a su asiento mientras lo miraba con desinterés y molestia. — No pido que seamos mejores amigos, mucho menos que me veas como tu padre, no pretendo nada de eso.
— Sería el colmo que lo quisieras. — Rebatió logrando que el peligris relamiera sus propios labios.
— Eso no quita que sí quiera que llevemos la fiesta en paz, por la armonía en la familia, por tu padre, por todos nosotros. Si vamos a convivir, me gustaría que fuese en paz. Solo que nos sobrellevemos y respetemos es todo lo que pido.
— A pesar de que toda persona merece respeto, este es algo que se debe mantener, se gana y sinceramente, es lo que menos tengo por ti en este momento. Ambos sabemos que no amas a mi padre, estás con él por su dinero, aunque haya jóvenes que también lo tienen, pero supongo que los mayores son más fáciles de dominar. En fin, le has estado siendo infiel a mi padre, incluso conmigo hasta hace dos semanas en donde pasaste todo un fin de semana a mi lado. Vamos, que incluso puedo entender que hayas sido infiel, que te estés ganando la vida como te dé la gana, pero no pretendas buscar un buen trato entre nosotros. Lo único que te puedo garantizar es que no revelaré lo ocurrido entre los dos porque no me interesa, es asunto de ustedes, tú y yo fuimos dos desconocidos que follamos, pasamos un buen momento, eso fue todo. Lo segundo que te prometo es que no te incomodaré, no pelearé contigo porque no hay nada por lo que luchar, solo espero que me ignores del mismo modo que yo ignoraré tu presencia porque simplemente, no significa anda.
— Jungkook. — Perdiendo los labios en el interior de la boca, se acomodó en ese asiento y lo miró con seriedad. — No te pido que me creas lo que te voy a decir, pero seré totalmente sincero contigo. Es cierto que no amo a tu padre, no obstante, sí lo quiero y a mi manera respeto. Ese hombre me ha tratado mejor que cualquier persona, me ha dado un lugar, se preocupa si comí, si dormí bien, si siquiera me duele una uña.
Su voz tembló por un segundo obligándolo a callar por un momento. De alguna manera, estaba dejando que sus emociones hablaran más alto que su cerebro y él no podía perder el control de su persona así.
— Dongun es un hombre maduro que sabe lo que quiere, es por eso que puede asentarse con mayor facilidad. Los jóvenes, lo que tienen de atractivos y deliciosos, lo tienen de problemáticos, suelen dar muchos dolores de cabeza. Un seguro junto a esos hombres jóvenes con dinero que menciones, es mucho más incierto, cambiarán de gusto y mente con mayor facilidad. Cambian de cama más que de ropa interior, por lo que una relación a largo plazo es insegura.
Defiriendo de lo que su mirada indiferente mostraba, Jungkook le estaba prestando total atención. En silencio, escuchaba, interiorizaba y procesaba con detenimiento cada palabra que le era dicha.
— No comprometo la seguridad que un hombre como tu padre me ofrece por pajaritos pintados en el aire que pueden volar o simplemente desvanecerse. Sí, aquí no hay nada completamente seguro, infiel puede ser un niño o un anciano, no obstante, la amenaza de que esto ocurra disminuye drásticamente junto a un hombre como tu papá que con su edad, había vivido tanto como lo ha hecho y con la posibilidad de tener cualquiera a su lado, escoge a alguien como yo para asentar su vida al punto de casarse.
— Ni siquiera ocultas que estás con él por interés.
— Incluso el amor es un interés, estás con una persona porque estás interesado en compartir una vida con ella, interesado en amar y ser amado. Porque cuando amas, esperas a cambio que esa persona también lo haga, no amas porque sí ni de forma totalmente desinteresada, esperas algo cambio. Ya sea estabilidad, compañía, sentimiento o sexo, estás interesado en algo aunque sean intereses diferentes. La moralidad del mundo se inclina según sus necesidades, las personas se creen con el derecho de señalar y opinar sobre la vida de los otros como si fueran perfectos. Hablan de relaciones tóxicas y no hay una que no se haya dejado envolver en una en algún momento de su vida sin saber siquiera cómo lograron salir de ahí si es que verdaderamente saben. Miden la toxicidad según sus estándares, se importan más por los demás que por ellos mismos.
— Kim...
— Personas que señalan a quienes tienen comportamientos que ellos consideran incorrectos y está bien hasta cierto punto, No están obligados a pensar como los demás, no se puede normalizar comportamientos que a algunos les molesta o incomodan porque no están bien. Sin embargo, no hay nada mejor que meterse en su propia vida y respetar a los demás. No me interesa que apoyes o justifiques mi comportamiento, vivo mi vida para mí, no para los demás. Tu padre y yo estamos al tanto de la vida pasada del otro, si decidimos tener algo, es a sabiendas de esto. Sí, quizás hay cosas que no nos hemos dicho, pero sabemos lo que estamos haciendo. Por supuesto, que haya follado con su hijo, no es algo que le vaya a agradar y es más que entendible.
— Todo esto es para que no le diga lo que pasó entre nosotros. Ya te dije, no lo haré, puedes perder cuidado. — Comentó mirándolo directamente a los ojos. — Deja de darle vueltas a las cosas.
— No es solo para eso, es para que entiendas que lo que quiero con tu padre, es serio y real. Quiero llevar una relación tranquila con ese hombre que poco tiene que envidiarle a un joven. — La mandíbula de Jungkook se tensó ante esto, jugueteando con la lengua dentro de su boca que se movía inquieta. — Por favor, llevemos la fiesta en paz, si vas a ignorarme, perfecto, solo tolerémonos junto a tu padre o cuando estemos reunidos con otras personas. Es todo lo que te pido. — Se levantó de su asiento bajo la mirada del pelinegro. — Buenas noches.
La ceja de Jungkook se enarcó, se carcajeó con un bufido incrédulo por la forma en que ese tipo simplemente escupió todo lo que quiso con gran tranquilidad y naturalidad para luego levantarse sin más e irse. Echó su cabeza hacia atrás y negó, levantándose para regresar a la sala en donde Jimin estaba invitando al peligris a quedarse un rato.
— Casi rompo tu récord. — Musitó Jaehyun con orgullo mientras Jungkook avanzaba hacia él y se sentaba a su lado, ignorando la presencia de su padrastro aún en su apartamento. — Jimin no llegó siquiera a la cuarta ronda. — Pausó el juego para mirarlo, elevando una comisura antes de acercarse para besar al otro pelinegro que le correspondió su beso.
— Lo siento, hoy no podrá ser. — Respondió Taehyung viendo a esos dos con fastidio. — En otra oportunidad tal vez. — Miró a Jimin. — Quiero estar en casa para cuando Dongun regrese. Si me avisas con tiempo otro día, podría unírmeles. — Le regaló una sonrisa al rubio que sin querer lo observó por más tiempo del debido, haciendo que la frente de Taehyung se arrugara. — Nos vemos, buenas noches.
Los tres vieron al peligris retirarse en silencio, tras esto, los besos entre los pelinegros se volvieron más intensos, a Jungkook le urgía besarlo hasta desfallecer.
— A ver, que yo sigo aquí. — Se quejó Jimin levantándose. — ¿Otra cerveza, Jae? Yo iré a buscarlas. — El mencionado asintió. — ¿Kookie, me acompañas?
— Que manía con llamarme así, que no me gusta. — Protestó dándole un último beso a Jaehyun, dejando que este reanudara su partida mientras seguía a su amigo hacia la cocina. — ¿Qué deseas?
— ¿Realmente no te gusta Taehyung o planeas hacer nada con él? — Indagó el rubio mirando de soslayo a la puerta para asegurarse que eran solo ellos dos.
— ¿Estás siquiera preguntando eso? Está a días de convertirse el esposo de mi papá, ¿cómo demonios voy a estar con él? Además, ya te dije, sí me atrajo, me gustó, de lo contrario no hubiese estado con él, pero eso fue todo.
— Me gusta. — Espetó el mayor haciendo que Jungkook lo mirara entre confundido y molesto. — A ver, que si él realmente se enamora de tu papá, cosa que dudo, sé respetar eso, pero si ellos abren su relación o él quiere darse una revolcada, yo estoy soltero. Tal cual te comenté en el club, me atrae.
— En serio a veces me pregunto qué tienes en la cabeza. Jimin, no solo follamos, es el futuro esposo de mi jodido padre. Será un hombre casado.
— El casado será él, no yo, es él quien debe respetar a su esposo y, si está dispuesto a no respetarlo de ese modo, yo estoy dispuesto. Después de todo, no es que lo quiera de novio o me vaya a casar con él. Los dos solamente tendremos sexo, es todo. — Jungkook negó, así quería que Namjoon se atreviera a formalizar con él con esos comportamientos tan infames. — ¿Qué?
— ¿No tienes una sesión de fotos mañana en la tarde? Ya has bebido demasiado, tienes que tener tus obras de sueño, más allá de ser mi amigo, trabajas en mi empresa, para mí. Así que quiero que hagas bien tu trabajo, ya deberías irte a descansar. — Comentó saliendo de la cocina, dejando a un rubio de ojos extremadamente abiertos parado en su lugar.
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— Min, sígueme. — Demandó Seokjin después de despedir a su padre y al resto de las personas con las que estuvo reunido en las últimas horas. El director general que dirigía su empresa le dio una venia justo delante de la puerta de su oficina, mientras él caminaba seguido por su asistente principal. — ¿Por qué estás vestido así?
Yoongi había estado esperando que su jefe no lo notara, aunque el margen para que esto ocurriera era mínimo, se permitió guardar una esperanza que acababa de desaparecer. Empuñó sus manos y bajó la cabeza mientras el mayor se quitaba su saco.
— La calidad de ese traje que llevas es terrible, te pago lo suficiente como para que sigas el código de vestimenta que te pido. Incluso tienes un fondo de dinero exclusivo para eso que cubre mi empresa, nada justifica que lleves ese trapo barato y de pésimo gusto. — Espetó serio.
— Ayer tuve que ir de urgencia a visitar a mis padres y este era el único traje que tenía en su casa. Si pasaba por la mía hubiese llegado tarde a recogerlo esta mañana. — Se apresuró a explicarse sin levantar la cabeza. — Perdón, señor Jeon.
— Tenías que haberte llevado uno, creí que siempre tenías uno de respuesta en tu auto. — Yoongi se iba a explicar una vez más, pero la elevada mano de Jin fue suficiente para que guardara silencio. — Ni siquiera llevas una corbata. — Exhaló dándose la vuelta. — Pareces más un mafioso de quinta que mi asistente. No que quiero que esto se vuelva a repetir.
— Sí, señor.
— Apaga las cámaras de vigilancia de esta oficina durante dos horas. — Mandó mirando los documentos sobre la mesa en la que se apoyaba superficialmente.
— Entendido.
— Ven aquí. — Demandaba señalándole a las cámaras que había ubicadas en la oficina. — Hay cinco cámaras en total que fueron instaladas en mi ausencia, recuerda ese número. — Yoongi asintió, había algo raro, eran muy pocas cámaras para la estoica seguridad que allí manejaban. — ¿Has dado con el punto ciego?
— Sí, señor. — Respondió sintiendo el zapato que presionaba contra su entrepierna. Desde su escritorio y mirándolo con seriedad, el mayor estiraba su pierna para alcanzarlo.
— Entonces, ya sabes qué hacer, ¿verdad?
— Mascota activa. — Seokjin asintió y eso fue todo lo que necesitó para caminar hacia él, corriéndolo sobre la mesa hacia el punto ciego de la mesa para luego afianzar la mano en su cintura. Como si un interruptor en él hubiese sido encendido, el brillo en sus ojos cambió.
Fue rápido y preciso, el traqueteo fue mínimo mientras se acomodaba entre las piernas del mayor luego de haberse deshecho de su pantalón, dejándolo colgando de una pierna. Una pierna casi vestida, la otra solo con sus medias negras y su elegante zapato. Yoongi bajó la cremallera de su pantalón liberando su miembro, se abrió su propia camisa tras desabotonar la contraria, contemplando el tan bien cuidado cuerpo de su jefe.
Sin una preparación adecuada, arremetió contra él, escuchando el quejido del mayor que agradeció el dolor en silencio. Justo así debía ser, doloroso, porque eso era un castigo más que cualquier otra cosa, un castigo merecido por ser tan mal hombre.
— Estamos siendo demasiado ruidosos, me parece que tendré que cambiar eso. — Espetó Yoongi saliendo de su interior, levantándole las piernas hasta que estas se apoyaron por completa en la mesa. — ¿Está provocándome, amo? — Preguntó al ver como el mayor sostenía sobre su abdomen su pene erecto y apretaba sus testículos, dejándole su entrada completamente libre y visible para él.
— No estás siendo lo suficientemente malo, gato. — Se quejó Seokjin solo por breves segundos antes de ser invadido con brusquedad nuevamente, tirando de la nuca contraria para perder sus dedos en la cabellera negra de su asistente que tiró con fuerza, obligándolo a un beso profundo y nada limpio.
Ambos se mordían sus labios, la mordida predecesora tenía que ser más fuerte que la otra hasta que alguno de los dos sintiera el sabor metálico perteneciente al contrario. Tal vez no se notaba en su traje porque se mantenía delgado, pero el cuerpo de Seokjin estaba excelentemente tonificado. Desde sus piernas y abdomen hasta su espalda ancha.
Aferrándose a su cadera derecha con una mano y rodeándolo con la otra, se acercó para morderlo con fuerza en su pecho, disfrutando de poder marcarlo de esa forma. Ese eran los únicos momentos en donde podía desahogarse es rabia que durante horas, días, semanas y a veces meses acumulaba en su contra.
— ¿Puedo estrangularte? — Pidió lamiendo su cuello.
— No. — Respondió firme el mayor. — No eres el amo ahora, sino una mascota activa, apégate a tu papel. — Regañaba cuando su boca fue cubierta con avidez por el menor. Se dio cuenta de que se escuchaba el resonar de unos zapatos acercándose a su oficina.
Se contrajo ante esto, clavando sus dientes en la mano que lo limitaba. Esta fue la luz verde para un Yoongi que reanudó los movimientos de sus caderas, golpeando tan fuerte que e Seokjin se quedó al borde de correrse. Fue el tiempo suficiente para que Yoongi cerrara su camisa y subiera su bragueta para caminar hacia la puerta que entreabrió con cuidado después del segundo golpe.
El otro asistente de Seokjin, le entregó una bolsa que el pelinegro tomó, dándole una mirada seria para despacharlo. Cerrando la puerta, se volteó para ver al mayor que sobre la mesa se lo miraba en silencio.
— Ese es tu traje, cámbiate, tenemos trabajo que hacer.
— Sí, señor.
— Pero eso será luego de terminar la tarea que has dejado a media. — Volvió a abrir sus piernas, no necesitaba palabras para que Min entendiera. Este se arrodilló en el suelo, llevando su lengua a la entrada que seguía palpitante. — Termina en treinta minutos.
¡Doble actualización! 🙈
¿Van disfrutando la historia hasta aquí? Espero que así sea... 😩🙈💜
LORED
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