Capítulo 70

— ¿En serio crees que es necesario llegar hasta ese punto? — Jung Hoseok había hecho esa pregunta en el momento que Jungkook le terminó de contar sus planes. — ¿En qué clase de persona me convertiría yo si le hago eso a mi mejor amigo? — Peinando su cabello y manteniendo la negativa de su cabeza, se levantó de aquel restaurante para salir sin mirar atrás, dejando al pelinegro sin la posibilidad de decirle otra palabra.

¿Acaso Jeon Jungkook se había vuelto loco para pedirle algo semejante? Ya fuera real o ficticia la idea de una relación con Jungkook, nada cambiaba el estar consciente de los sentimientos de Taehyung. Sí, podría no amar a Jungkook, pero le gustaba, lo podía ver en sus ojos cuando estaban juntos.

Aquella vez en donde los tres estuvieron envueltos en algunos juegos y orgasmos compartidos, puso en duda su raciocinio y corazón, pero descubrió que tenía una confianza absoluta en Jungkook, pero también en él. Si Taehyung propuso y aceptó aquello fue porque no tenía ni siquiera una pizca de desconfianza, los conocía.

El peligris tenía la capacidad de conocer a los individuos que jamás había visto, notar sus debilidades y puntos fuertes, pero también notaba sus debilidades. Era bueno leyendo a las personas y las situaciones, sacando el mejor provecho de todo. Estuvo consciente que ninguno iría más allá de ese momento. ¿Cómo quedaría su mente si llegaba a creer que ellos habían ido más allá? Creer que desde aquel momento entre Jungkook y él habían comenzado a surgir sentimientos era una cosa absurda, no fue así, pero si Taehyung creía lo contrario... Hoseok no quería siquiera pensar en ello, se sentiría fatal.

Sin importar cuan molesto estuviera con su mejor amigo, no le gustaría ser testigo y causante de su desdicha a propósito. Lo quería demasiado, como amigo, como hermano. Fingir estar en una relación con Jungkook únicamente traería desdichas, sufrimientos, molestia y lejanía, no deseaba que eso ocurriera.

En un mundo llena de buenas acciones alegadas a la bondad y la pureza de las almas, también existen algunas no tan positivas que también eran justificables, pero no se percibían del mismo modo. Por eso, tratando de anclarse a su lado más real y afable, lo primero que hizo el pelirrojo al entrar a su apartamento fue quitarse los zapatos y marcar el número de Taehyung. Necesitaba ponerlo al tanto, dejarle saber que Jungkook conocía más de su vida y persona de lo que él mismo creía, dejarle saber que el pelinegro estaba herido y deseando verlo derramar lágrimas de sangres hasta que se hundiera en la miseria.

Lo intentó, con mensajes, audios, llamadas, de todas las formas posibles, pero como en el último tiempo, Taehyung ignoró cada forma de contacto que el pelirrojo procuró y, justo así, al menos por esa noche, Hoseok se dio por vencido. Estaba tan cansado de velar todo el tiempo por el bienestar de Taehyung...

Podrían ser justificaciones, muchas que él ignoraba con toda la intención, pero sí existían razones por las cuales una persona, en este caso, un amigo, podía cansarse de otra. El problema era que en la mayoría de las ocasiones, Hoseok se echaba la culpa a sí mismo por ser demasiado aprensivo, metiéndose en luchas que nada tenían que ver con él por el mero hecho de proteger al peligris. Sin embargo, estaba comprendiendo que no era su culpa.

Ha sido la elección de Taehyung en cada momento, ya fuera por inseguridad, por tener un espíritu voluntarioso y posesivo, por las huellas del pasado y sus vivencias. Quizás, era por pensar que era el mejor o más valioso luego de sentirse durante años una completa basura, pero nada borraba todas esas acciones que cada vez le dolían y molestaban más.

Infravalorando todo lo que ha hecho por él, incluso lo que le ha dado, considerándolo de mayor valor al punto de restregarlo en cada oportunidad, haciéndole sentir miserable y con derecho a actuar como le plazca sin valorar sus sentimientos. Taehyung había dejado de hablarle sin más.

Fue gracioso porque justamente el menor solía ser alguien que en ocasiones no quería que su cariño o atención fuese compartido con cualquier otro conocido o amigo en común, algo que jamás fue recíproco. No podía juzgarlo por eso cuando fue una actitud consentida, mas pensar en ello ahora le traía cierta incomodidad a su pecho. Taehyung, cuando deseaba, al menos como amigo, era alguien que lo respetaba, quien lo defendía frente a cualquiera, incluso lo defendía de sí mismo cuando tenía pensamientos destructivos. Se admiraban y respetaban mutuamente, se comunicaban sin importar cuan difícil y dura fuese el motivo.

Caminando hacia la cocina, descalzo, Hoseok fue en busca de una botella de vino y un vaso cualquiera, ni siquiera se molestó en tomar una copa. Se sentía tan dolorido y despechado por alguna razón que le estaba molestando demasiado, la misma que ahogó con la ayuda de aquel líquido color escarlata. Esto le dio la valentía para llamar una vez más a Taehyung en un grito desesperado, una última brazada hacia un bote que parecía hundirse. No obstante, sus esfuerzos fueron en vano, se dio cuenta de que como lo había sospechado, Taehyung lo bloqueó de todas las plataformas que podrían facilitar su comunicación.

Secando sus lágrimas e ignorando el dolor en su pecho al sentir que verdaderamente había perdido a su mejor amigo, Hoseok dejó de lado su vaso para pegar su boca directamente a botella. ¿Por qué estaba así? Después de todo, podría ser algo pasajero, tal vez en varias semanas Taehyung simplemente lo desbloqueara y volvieran a hablar, pero... ¿Por qué motivo tenía que soportarlo? Por mucho que lo quisiera, aunque fuera su mejor amigo, estaba cansado de sentirse tan miserables por su manera de actuar tan descuidada incluso con él.

Mismo si Taehyung lo desbloqueaba pasadas algunas semanas, tendría una conversación con él y estaba seguro de que no le gustaría lo que le diría. Ninguno soportaría el proceder del otro, eventualmente, terminarían distanciándose.

Con un suspiro, se alzó para llevar la botella vacía hacia la cocina, pero fue detenido por el sonido del timbre. Sinceramente, creyó que sería Taehyung en un acto dramático en el cual se negaba a utilizar el código que ya conocía para entrar a su casa. Se equivocó, ver la figura de Jungkook en su puerta no fue algo para lo cual estaba preparado. Para lidiar con Taehyung tampoco estaba listo, pero definitivamente, espetaba un poco más preparado para el amigo que conocía desde hacía tantos años.

— ¿Qué haces aquí? — Fueron sus primeras palabras y, notando el desencajado rostro de Jungkook, exhaló profundamente antes de hacerse a un lado e invitarlo a pasar. — Adelante.

— Gracias, perdón por venir a esta hora. — Comenzó a disculparse mientras se quitaba los zapatos. — Recién terminé de trabajar y no pude irme a casa inmediatamente, no después del ofrecimiento que te hice. — Mencionó finalmente mirando al pelirrojo a los ojos. — Lo siento mucho, Hobi, debí considerar un poco más tu posición en todo esto antes de arrastrarte de manera egoísta a este desastre tan infame que hay entre Taehyung y yo.

— ¿Por qué me ofreciste ser tu pareja para dañar a Taehyung? Bien podrías haber utilizado a Jaehyun, haber vuelto con él de verdad y alejarte de Taehyung sin la necesidad de rebajarte a su mismo lugar.

— Pienso que eres lo que él más valora.

— Piensa otra vez, porque te estás equivocando. — Respondió arrastrando sus pies hacia la cocina para finalmente dejar la botella. — Es difícil aceptarlo aún con todas las pruebas frente a nuestros ojos, pero lo que Taehyung más valora es a sí mismo y el dinero. — Habló desde el dolor en su pecho, expresando palabras que únicamente le decía a Taehyung cuando lo regañaba. — No soy la persona adecuada para esa tarea por muchas razones. — Agregaba limpiándose la molestas lágrimas que ensuciaban la piel de sus enrojecidas mejillas.

— Hoseok... — Jungkook llamó, mas el mayor no respondió. — No te voy a preguntar tus razones, las respeto. Fue un error de mi parte indtentar inmiscuirte en esto, de verdad lo siento, por un momento no pensé más allá de mí mismo.

— Te comprendo, estás dolido, despechado, harás todo tipo de mierda destructiva que al final causará más daño del que podrá remediar. Sé que aunque intentemos ser personas geniales y superiores, todas tenemos un lado infame que puede permanecer dormido infinitos años y despertar el día menos esperado, en la situación menos esperada. — Comentó eliminando su distancia con Jungkook. — Mi consejo, Jeon, es que pases página, atesora los momentos que viviste con él, los que fuiste feliz, y vuelve a tomar el rumbo de tu vida. No gastes energía innecesaria. Eres un hombre increíble, a todos nos gustaría tener a alguien como tú en nuestras vidas, ignorando o aprendiendo a trabajar con todos nuestros defectos, amándonos como somos y dispuesto a enfrentar el mundo para estar juntos, felices.

— Es fácil decirlo cuando no ha destapado la caja de Pandora en donde escondes todos tus turbios demonios. — Esa respuesta salió sin siquiera pensarla. Permití que me llevaran un inframundo del cual no salí a tiempo. Quemé mi alma y mis demonios hicieron una fiesta con sus restos. Supongo que en un futuro podré reunir aunque sea varios fragmente o construir una nueva, pero no será ahora mismo. Debo abrazar lo sucedido para poder conseguir un nuevo despertar, aprender de ello, dejarme consumir y llevar hasta el punto más bajo.

— No lo hagas. — Interrumpió Hoseok, volteándose para verlo. — No cambies Jungkook, no por Tae o cualquier otra persona, no cambies por esas razones. No me gustaría verde hundido en la miseria. Sigue adelante.

— No puedo, simplemente no puedo seguir adelante y dejar que Taehyung continúe viviendo su vida mientras arrasa con todo a su paso sin remordimiento alguno. Ahora mismo tengo dos objetivos en mi vida, Taehyung y mi hermano. Al primero quiero verlo caer profundo, quitándole lo único que le importa. Al segundo, quiero ayudarlo a destruir sus propios demonios, quiero salvarlo de sí mismo. Yo...

Las palabras de Jungkook se vieron interrumpidas cuando dos brazos rodearon su cuello atrayéndolo hacia el cuerpo de un pelirrojo que permaneció escasos segundos mirándolo. Hubo sorpresa por parte de ambos, Hoseok no creía lo que hacía y el menor estaba envuelto en la misma confusión. No sabían qué decir, tal vez por eso las palabras fueran nulas y todo lo que le siguió fue una exhalación profunda por parte del mayor. Cuando volvió a inhalar, lo hizo disminuyendo la distancia de sus labios.

Por un instante, Jungkook no reaccionó. No fue hasta que las lágrimas de Hoseok humedecieron sus propias mejillas que él no reaccionó y, cuando lo hizo, sus manos abrazaron al contrario para calmarlo al compás de su beso.

Según la Psicología Analítica fundada por el psiquiatra suizo Carl Gustav, en el inconsciente personal reina la sombra. Él afirmaba que la mente del ser humano estaba compuesta por diferentes contrapuestos que generan tensión al oscilar entre la luz y oscuridad, el bien y el mal, así como el lado femenino y masculino de cada persona que, aunque opuestos, siempre se implican mutuamente. La sombra, está al otro lado de la luz, representando el lado oscuro de la personalidad.

Ese es el sitio más temido por la humanidad desde el comienzo de los tiempos, algo que como todos los animales, el ser humano también comparte. En esa sombra se esconden los instintos más primitivos del pasado evolutivo, los aspectos rechazados por la mente consciente y social. Se manifiesta en los miedos, frustraciones e inseguridades, se nutre del dolor, la desesperación y la depresión. La sombra personal, esa que se elevaba también alrededor de Hoseok en ese momento, es la parte psíquica de la personalidad, no asumida por el consciente social predominante. Ese que siempre busca encajar con la sociedad, quien ejecuta las buenas costumbres enseñadas, el que sigue doctrinas.

A un infante que le enseñan que existen "malos pensamientos", le están inculcando un miedo moral hacia su propio universo mental interior, uno que tratará de anestesiar y extirpar de su experiencia interna. Jung Hoseok estuvo cargando con ello desde su infancia, escondiendo una gran cantidad de sufrimiento inconsciente que no había sabido aliviar del todo porque siempre recordaba y guardaba las palabras que se le dijeron. Él intentó siempre ser todo lo contrario de su padre, regalarle al mundo puras sonrisas y esperanzas, pero había olvidado algo.

Por mucho que huyó de ello, él también tenía un lado infame callado. Él también llevaba dentro un ángel y un demonio, un lado correcto, noble y amable, otro, oscuro, reprimido y generalmente inexplorado que albergaba miles de instintos heredados e ideas sádicas, lujuriosas, suicidas, por ejemplo. Esa jodida sombra era la parte inconsciente que formaba su ego.

Sabía que lo más probable sería que terminara arrepentido unas horas más tarde, pero se permitió besar a Jungkook como si en su interior no existiera nada más que un vacío llenándose con un poco de afecto. Extrañaba a Taehyung mirándolos, sus burlas, sus chistes y provocaciones, echaba de menos el sentir unas manos sobre su cuerpo, pero no más de lo que extrañaba al peligris. Eso fue lo que le hizo apartarse, no quería errar más y dejarse hundir por la falta de comunicación.

— Esta es otra razón por la cual no puedo hacer esto, Jungkook. — Susurró sobre sus labios, liberándose de sus manos, secando todo rastro de lágrimas. — Auspiciado por la botella de vino que me tomé, seré sincero. Me atraes, más que eso, me agradas y como hombre, me gustas mucho. He pasado tanto toda mi vida anhelando alguien que me quiera un tercio de lo que quieres a Taehyung. Deseé el afecto y el cariño de una persona más que mi propia salud o dinero. Si bien he superado muchas cosas con los años aprendiendo a amarme antes de esperar amor de nadie, sé que quedaré vulnerable frente a alguien que me trate de la manera en que tú lo haces. No quiero confundir las cosas porque sería engañarme a mí mismo.

— Hoseok, yo...

— He sido testigo de la montaña rusa por la que tú y Taehyung han pasado. Deseas castigarlo porque en el fondo de tu ser arde la llama del dolor que te causa aún amarlo y ver que, más allá de no sentir lo mismo por ti, ha jugado con tus sentimientos. Podría enamorarme de ti, querer una relación verdadera y sufriré cada vez que te vea ir hacia él como sé que harás.

— Yo nunca he sido infiel.

— Lo has sido, con la mente, con tus deseos... Por eso dejaste a Taehyung entrar en tu vida pese a todas las advertencias que te dabas, porque lo tuviste y sabías lo que era tener junto a él algo como lo que deseabas. Sexo, pasión...

— Esa mierda nunca ha sido suficiente para mí. — interrumpió Jungkook alzando su voz. — Necesito una compenetración sentimental que vaya más allá del sexo. Sí, es jodidamente asombroso y delicioso tener con alguien la química que Taehyung y yo compartimos, pero esos aspectos son superficiales. No puedo obligar a nadie a algo que no quiere, jamás lo haría, lo único que siempre pedí fue honestidad, la misma que le entregué en su totalidad. — Suspiró viendo a un Hoseok que sonreía. — Sí, puedes que tengas razón en muchas cosas.

— La tengo... — Hoseok acompañó su suspiro. — No creo que sirva de mucho, pero cuando todo esto termine, quiero que Taehyung sepa que no hay anda entre nosotros. Prefiero que evitemos todo aquello que pueda causar apego.

— Estás...

— Sí, estoy aceptando ayudarte, pero sinceramente, no lo hago por ti. Lo hago porque yo también estoy molesto con Taehyung, porque quiero que abra los ojos antes de que sea demasiado tarde. Esto será como el escarmiento y castigo más grande que podré darle, algo que tal vez no me perdone jamás. No obstante, si puedo evitar con eso que el final de sus días sean miserable, me doy por bien servido. ¿Qué tengo que hacer?

+++

No era un sueño, tampoco una agradable sorpresa. Taehyung se imaginó muchas cosas, de alguna manera, siempre creyó que Jungkook buscaría refugiarse en los brazos de Jaehyun porque estaba consciente de los sentimientos de ambos. Ese campo de batalla ya lo conocía, sabía cómo pelear ahí, no obstante, lo que aparecía ante sus ojos era muy diferente. Nunca, ni en sus más locos sueños, esperó ver a Hoseok entrando de la mano de Jungkook a su casa.

¿Se trataba de una broma de mal gusto?

— Lo siento, se me hizo tarde, tuve que pasar a buscar a Hobi y el tiempo se nos fue de las manos. — Espetó Jungkook soltando la mano del pelirrojo solamente para pasar a rodear su cintura luego de saludar con la cabeza a todos los presentes. — Bebé, relájate, ya conoces a todos aquí. — Mencionó Jungkook girándose en su sitio para sostener las mejillas de Hoseok y colocar sobre sus labios un beso casto. — La única cosa que cambia es que no estás aquí como el mejor amigo de Tae o un conocido de la familia, ahora eres mi novio.

Hubo una mirada cómplice y disimulada entre la falsa pareja, los ojos que tenían sobre ellos, por el contrario, no conocían lo que era discreción. Dongun los miraba extrañado porque, para él, los sentimientos del menor de sus hijos residían en Jaehyun. Si lo de ellos ya no funcionaba lo podía entender muy bien, pero fue un tanto sorpresivo ver que llevase a Hoseok a la casa como su pareja. Estaba preocupado por Jungkook, pero no tenía potestad para interferir en su vida de esa manera siempre y cuando se protegiera él del mismo modo que a la familia.

Chungha no pudo ocultar su asombro, pero luego de darle una rápida mirada a Yoongi y a su esposo, se acercó para saludarlos. Seokjin, a diferencia de todos, tenía una sonrisa en su rostro, la reacción contenida de Taehyung era un filme que no quería perderse. Jamás sopesó la idea de Jungkook con el pelirrojo, pero no le desagradaba. A excepción del delincuente que tenía por padre, Hoseok era una buena persona que podría influir de manera positiva en la vida de su hermano. El único inconveniente radicaba en que si alguien bajo ese cielo conocía a Jungkook, era él.

No existía forma en el mundo en la cual ese enamoramiento o mejor dicho, ese amor acumulado y sentido por Taehyung hubiese desaparecido de la noche a la mañana. Podía ver sus intenciones, no las desaprobaba del todo, era libre de desquitarse como le pareciera, él hubiera hecho algo peor. Sin embargo, tampoco las aprobaba del todo, eso podía salir muy mal, principalmente para su hermanito.

La señora Hwa era la única que realmente parecía bailar de dicha y felicidad frente al falso noviazgo. Para nadie era un secreto que los Jeon eran la luz de sus ojos y que Hoseok era alguien a quien ella rápidamente le tomó cariño, algo muy diferente de lo que pasó con Taehyung. Este último, miraba a su alrededor como si hubiese quedado preso en el medio de una cutre escena de tragicomedia en un abandonado teatro. No procesaba realmente a todos los presentes, estaba concentrado en su mejor amigo y en su Jungkook.

¿A quién pretendían engañar?

No existía en ese mundo la oportunidad de que Jungkook siquiera se fijara en Hoseok para algo más que no fuera sexo propiciado por él. El pelirrojo era su amigo, pero sabía que no cumplía con los requisitos mínimos para conquistarlo. Jungkook estaba jodidamente enamorado de él y podría ser que guardase todavía algunos sentimientos por Jaehyun, ¿pero Hoseok? Una mala comedia era esa. Su mejor amigo tampoco solía mirar a hombres como Jungkook, le gustaban mayores que él, maduros, que le dieran estabilidad sentimental, compenetración y todas esas otras cosas cursis que él siempre defendía.

Jeon Jungkook no era mayor que Hoseok, su madurez estaba en entredicho ante sus ojos. Tampoco podía ofrecerle una relación, no podría comprometerse con su persona cuando sabía que albergaba sentimientos por su mejor amigo.

Los observaba, en esos minutos en donde el mundo pareció detenerse, en donde las imágenes a su alrededor corrían a una velocidad notablemente más lenta que las ideas de su cerebro, Taehyung se quedó petrificado en su sitio. Su cintura era acariciada por su esposo. Una de sus manos estaba en su pantalón, la otra, sostenía una copa en la cual ejerció una presión tal que, como resultado, obtuvo pequeños varios trozos clavados en su palma. Podía sentir el líquido chorrear por su mano mezclándose con la sangre, pero no fue hasta que una de las muchachas del personal se acercó para limpiarlo, que él reaccionó.

Sonrió, mejor dicho, se rio sin contenerse mientras daba unos pasos atrás para alejarse del desastre. Observaba a Jungkook, también a Hoseok y estos no fueron indiferentes a su mirada. No obstante, no se dejaron consumir por ella. Junto al resto caminaron hacia el comedor para alejarse del sitio. Sus manos entrelazadas resultaron siendo casi un desencadenante de conducta para el peligris que besó a su marido esperando una mirada que no llegó.

— Necesito ir un momento al baño, mi amor. Limpiaré un poco este desorden y ya regreso. — Con una sonrisa, Dogun asintió y el menor se alejó.

Podría haber utilizado cualquiera de los baños en la planta baja, en cambio, optó por subir a su recámara, lejos de todos. La puerta tras de sí fue cerrada con dureza, los pasos resonaban fuertemente mientras atravesaba la habitación. Ya en el baño, procuró rápidamente el teléfono en sus bolsillos para buscar el contacto de Hoseok y desbloquearlo. Le escribió varios mensajes y esperó por una respuesta, mas tras ser leídos no hubo reacción alguna.

— ¿Me está dejando en visto? — Se preguntó a sí mismo mientras se miraba en el espejo, una sonrisa incrédula en sus labios.

Iba a intentar una vez más escribirle, pero pronto cambió su estrategia. Marcó su número y esperó a que diera timbre; la llamada fue rechazada y mandada al buzón sin siquiera un mensaje de disculpa. En los años que llevaban de amistad, Hoseok jamás había ignorado deliberadamente sus mensajes, eso exclusivamente ocurría cuando el mayor se quedaba dormido con el teléfono en mano. Si estaba despierto y lo leía, Hoseok al menos le respondía diciéndole que no podían hablar en el momento. Esa tarde, Taehyung no estaba recibiendo ninguna respuesta de un hombre que estaba a metros de él sosteniendo la mano de su hombre.

No le importaba que follaran, esa idea siempre estuvo en su cabeza, incluso le parecía excitante y por ello planteó la semilla de la lujuria entre ellos tres aquella vez. Sin embargo, venir a su puta casa y decirles a todos que estaban en una maldita relación era otra cosa.

Llamó, una, dos, tres veces y todas las llamadas fueron rechazadas. A la cuarta vez, se encontró con que había sido él el bloqueado esa vez. En un impulso, Taehyung afianzó su agarre en el teléfono para luego barrer con sus manos toda la decoración ubicada cerca de los lavamanos. Cegado e impulsado, bajó las escaleras casi corriendo para ir hacia ellos, pero al notar la mirada de todos respiró profundamente y se calmó. Al menos superficialmente.

— No me avisaste que venías. — Le comentó a Hoseok con una sonrisa, abrazándolo para hablarle al oído en un tono bajo.

— ¿Estás seguro? Recuerdo haberte mandado mensajes e intentado llamar, pero me habías bloqueado. — Ante esta respuesta, Taehyung apretó sus dientes, tensando sus mandíbulas mientras maldecía.

— Acompáñame.

— Ahora no puedo, pero después de la comida te acompañaré con gusto. — Hoseok se separó de aquel falso abrazo y se acercó más al pelinegro que sin siquiera preguntarle lo envolvió en sus brazos para calmarlo. Este fue un acto de solidaridad y apoyo entre ellos, mas para el resto parecía una pareja en plena etapa inicial de romance.

No es raro que en ese tipo de reuniones y cenas, con tanta comida, gente y alcohol de por medio, algunas personas se sintieran en cierto punto agotadas e incluso cohibidas. Taehyung se sentía como en una de esas fiestas navideñas que le contaban en donde familias numerosas se reunían. De esas en donde los familiares terminaban diciendo cosas inapropiadas, las discusiones por políticas, deporte o simplemente un chiste que se convirtió en una oportunidad para escupir veneno y sacar trapos al sol.

Taehyung estaba tenso, ansioso, molesto. Necesitaba respuestas, pero no era el momento o lugar para responderlas si Hoseok no lo acompañaba. No confiaba lo suficientemente en su carácter en ese momento como para exigirle a Jungkook que lo acompañase, así que se limitó a comer y beber en silencio.

— ¿Todo bien? — Preguntó su esposo acariciando su espalda, notando como sin poder evitarlo, Taehyung hizo un pequeño movimiento esquivo. — Taehyung...

Los ojos del mencionado estaba en la pareja frente a él, las manos de ambos estaban por debajo de la mesa y las sonrojadas mejillas de Hoseok delataban su emoción. Debían estar teniendo algún tipo de contacto. Seguramente, Jungkook tendría una mano colocada en su muslo, dándole caricias suaves como solía hacer con él, tal vez tenían sus manos entrelazadas y Jungkook jugueteando con sus dedos. Podría ser que fuesen lo suficientemente descarados y aventureros como para tener una de sus manos dentro del pantalón contrario. Quizás no masturbándolo completamente, pero sí molestándose burlándose mutuamente de sus miembros deseosos.

Estaban acumulando la tensión para gastarla pronto en cualquier rincón de esa casa o en el apartamento de Jungkook. ¿Podría ser en el de Hoseok? ¿Jungkook se atrevería a llevarlo a la casa de ambos? Taehyung no podía soportar aquello.

— Perdón, debo retirarme. — Anunció Taehyung colocando la servilleta que sostenía en la mesa, viendo como Jungkook y Hoseok movían sus manos muy lentamente, ignorando que cada uno acariciaba su propio muslo para eliminar el sudor de sus palmas. — Olvidé que había quedado con Jimin esta tarde.

Se disculpó una vez más inclinándose para besar a un Dongun que fruncía el ceño, contemplando la manera en la que Jungkook desviaba su mirada hacia Seokjin, como Hoseok no podía mirarlo a él y cómo su esposo se había pasado todo el tiempo de un pésimo humor observando a la nueva pareja.

— Posiblemente no regrese a casa. — Le dijo dándole un último beso. — ¿Podrías pasar por mí mañana en la mañana? Me gustaría pasar el día contigo si no tienes demasiado trabajo.

— Pasaré por ti a casa de Jimin, no te preocupes. — Asintió Dogun mirándolo fijamente a los ojos, notándolos enrojecidos.

— Eres el mejor, amor. — Sonrió en su dirección. — Que pasen todos una buena noche, disfruten de la comida.

Hoseok y Jungkook se miraron, de algún modo, ambos sabían que deseaban levantarse de su asiento para asegurarse que Taehyung estuviera bien, pero no lo hicieron. Como si ambos se hubiesen vuelto el ancla del otro, entrelazaron sus manos en un símbolo de apoyo que agradecieron.

Taehyung odiaba esa maldita sensación de desamparo que hacía tanto tiempo no le calaba hondo. Refugiarse en su esposo hubiese funcionado, pero esa noche sería imposible si Jungkook y Hoseok se quedaban en la casa. Sentía asfixiarse cuando bajó las ventanas de la parte trasera del vehículo. Necesitaba llamar a Hobi, esa era una de las ocasiones en donde tomaría su teléfono y minutos más tarde, Hoseok hubiese estado dándole un abrazo o por lo menos permitiéndole desahogarse, sacar de su pecho y sistema todo lo que le molestaba.

Detestaba que su primer impulso fuese llamar a alguien con quien no podía hablar. Quería contarle todo a su mejor amigo, pero qué hacía ahora que justamente él era el problema. Lo necesitaba y no lo tenía.

Una corrección...

No los tenía, a ninguno de los dos. Porque llamar a Jungkook hubiese sido otra opción, quizás para sexo el menor le dijera que estaba ocupado en su trabajo o se burlaría un poco de él. Sin embargo, si decía que se sentía mal, ya fuera física o sentimentalmente, no había forma en la cual Jungkook se negase a estar con él. Ni siquiera debía pedírselo porque él solo iba en su búsqueda. Un pequeño acuerdo y estarían los dos juntos en la casa habitada para ellos dos, su casa.

— ¡Imbéciles! — Exclamó cerrando los ojos, apoyándose en el reposacabezas del asiento trasero.

El viaje para casa de Jimin se le hizo eterno. El mayor había estado trabajando en la empresa, mas al escucharlo le aseguró que iría a su casa y que, mientras, podría esperarlo con Namjoon. Eso hizo, pero por alguna razón, aunque Kim Namjoon estuvo todo el tiempo concentrado leyendo un libro, sentía que lo juzgaba incluso cuando respiraba. Usualmente, no sentía eso, pero por alguna razón en ese momento le molestaba.

— ¿A qué hora viene Jimin? — Preguntó después de veinte minutos sentado en el sofá.

— Tengo entendido que su ensayo terminará en... — Miró su reloj. — Aproximadamente en quince minutos, vendrá lo más pronto posible, así que un unos cuarenta minutos debería estar en casa. — Comentaba Namjoon tomando una taza de té para entregársela.

Todavía podía recordar aquella conversación con Jimin en donde este le contaba las cosas que extrañaba o deseaba de Namjoon. Estaban tan distantes, Namjoon con Yoongi y Jimin viviendo una vida por separada que sinceramente, Taehyung nunca creyó que ellos verdaderamente llegarían a tener una relación, mucho menos esperaba que duraran tanto.

Cuando Jimin llegó y el mayor de los tres fue hasta la puerta para recibirlo y tomar el maletín que el contrario traía consigo, Taehyung no pudo evitar sonreír mientras revoleaba sus ojos. Eran demasiado cursis, le recordaban a Jungkook.

¿Por qué demonios estaba pensando en tantas tonterías?

No debía estar pensando todas esas estupideces, si su partida no hubiese sido tan repentina y llamativa, ahora no estuviera ahí sintiéndose la tercera rueda. Tal vez podría haber pasado la noche ahogando todos esos extraños demonios en un sexo salvaje junto a Seojoon que le borrara por completo su mente.

— Pórtense bien. — Las palabras de Namjoon llamaron la atención del peligris, recién veía que el contrario había tomado unas llaves y su billetera. — Estaré en el estudio. — Avisó inclinando su cabeza para besar a un Jimin de puntillas que infantilmente se reía entre besos. — Nos vemos, Taehyung.

— Nos vemos, Namjoon. — Agitó su mano viendo al mayor darse la vuelta y desaparecer.

Fue obvio que su partida no fue más que una excusa para darles privacidad, pero Taehyung lo agradeció. Con un suspiro, se levantó para ir hacia un Jimin que se había acostado en el sofá luego de deshacerse de su sudadera. Se sentó a su lado, aceptando ese inesperado abrazo que Jimin le ofreció sin hacer preguntas y no podía mentir, sinceramente lo agradecía en ese momento.

Todavía no creía que esos dos se amaran o tuvieran una verdadera relación, no sabía ni siquiera por qué estaba así si días atrás había estado disfrutando de un exquisito sexo junto a Jungkook, uno que podría tener pronto nuevamente si le daba la gana. Sin embargo, la molestia instalada en su pecho y esos otros extraños sentimientos lo estaban molestando en demasía.

Se perdió en el abrazo, en el aroma de Jimin en su calor... Se entregó tanto que su boca buscó urgente a la contraria, mas ni siquiera llegó a rozarla porque el mayor se separó rápidamente.

— Tonto, ¿qué demonio haces? — Le preguntó poniéndose de pie. — Ahora soy un hombre comprometido emocional y felizmente con Namjoon. Deseo seguir así por mucho tiempo.

— Lo sé, lo sé... — Agitó su cabello con desesperación. — Lo siento.

— A ti te pasa algo, ¿quieres hablar de ello?

¿Hablar?

¿Qué sentido tendría hacerlo en ese momento? La verdad es que no le veía el sentido a ello, mas asintió accediendo a una plática tranquila, con cada uno a un lado del salón mientras bebían vino.

+++

— La próxima comida será en nuestra casa. — Avisó Chanmi despidiéndose de todos. — Mi esposo les hará saber cuándo.

— No me involucres en tus arreglos. — Protestó Seokjin estirando una de sus manos para que Yoongi la atrapara. — Nos vemos el martes en la oficina. — Mencionaba despidiéndose de su padre. — A ti te veré antes, posiblemente pase por tu casa. — Agregó abrazando a su hermano. — Me gusta él para ti, aunque sé que todo esto es una farsa de tu parte. — Le susurró a su oído, logrando que Jungkook rodara sus ojos y riera. — A mí no puedes engañarme fácilmente, mocoso.

Seokjin se separó, observando como el asistente de su padre se acercaba para decirle algo al oído y entregarle un sobre. Él necesitaba estar siempre al pendiente de todo lo que ocurría, por eso no se perdía el mínimo detalle.

— Adiós, hyung. — Fue todo lo que le respondió, instándolo con sus manos para que terminara de marcharse. — Papá, nosotros también nos vamos. — Anunció Jungkook colocando su mano en la espalda del pelirrojo.

— Quiero enseñarte algo antes de que marches. Si no te es molestia, Hoseok, ¿nos podrías disculpar unos minutos? No serán más de diez. — Se disculpó con una sonrisa, indicándole a su hijo que lo acompañara al estudio.

Ya adentro y con las puertas cerradas, Dogun le entregó a Jungkook el sobre que había recibido momentos antes. Hubo silencio, una calma total que se vio interrumpida cuando la mano del Señor impactó contra el rostro de Jungkook con fuerza tal que lo envió al suelo. Frente a él, Jungkook veía algunas fotos suyas junto a Taehyung. No eran del todo actuales, unas se trasladaban a la noche en la que se conocieron, otras fueron mucho después, pero todas antes de que él encontrase una casa para ellos.

Su cuerpo temblaba desde los pies hasta la cabeza, su voz no era diferente, ni siquiera salía. Todo comenzaba a tornarse borroso mientras intentaba levantarse, procurando mantener la frente en alto. Entonces, lo que jamás quiso ver, lo que no esperaba ver, ocurrió. El rostro de su padre estaba desfigurado pro la rabia, algo que parecía ser dolor y tristeza. Sus ojos se veían cristalizados, mas no dejaba caer una sola lágrima. En cambio, avanzó velozmente hasta Jungkook para agarrarlo con su camisa, continuando su camino hasta que su cuerpo estuvo arrinconado entre la pared y él.

— ¿Te has estado follando a mi esposo todos estos años? Tú, mi hijo, ¿te has estado acostando con Taehyung? ¿Con tu padrastro?

Buenas, buenas por aquí. ¿Cómo han estado? Es bueno volver a leernos, espero que todavía no se hayan olvidado de esta historia y hayan podido disfrutar del capítulo.

LORED

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