Capítulo 60

¿No eran la pasión e incluso el amor prohibido cosas deliciosas? Cuando no se puede evitar ir cayendo en ese abismo, incluso cuando se sabe que no se está supuesto a caer en uno de esos silenciosos pactos de amantes en donde solo se puede susurrar o suspirar en medio de esos momentos robados, impropios e infames. Caer por alguien con quien no se debería involucrar, intentando luchar fuerte contra esos sentimientos que simplemente no se pueden ahuyentar. Porque todo lo que ocurre es una caída más profunda que lleva al precipicio en cada momento. Ese que se quiere esconder de todas las maneras posibles sin éxito.

Jungkook lo supo desde el inicio, no debía caer en ese juego, mucho menos permitirse estar interesado en el esposo de su padre aunque lo hubiese conocido antes de enterarse de este hecho. Nunca debió caer tan profundo en sus deseos porque podía desarrollar sentimientos. Pero lo hizo, esa era la verdad no dicha, una conocida en su interior que continuaba haciéndolo aferrarse porque comenzaba a sentir que dolería como el infierno mismo dejarlo ir.

Taehyung provocaba cosas tan diferentes a las sentidas por Jaehyun. Su expareja era calma, transparencia, un amor sano y juicioso mientras que su padrastro ofrecía turbulencias, suciedad, pasiones aberrantes y, en caso de incluir amor, este era tóxico e infame. Con Jae podía imaginar un futuro que le arrancaba sonrisas, con Tae, la incertidumbre de no saber qué ocurría ni siquiera en el momento, mucho menos lo que pasaría al día siguiente. Jaehyun, quien fue la única persona con que creyó y deseó tener una relación le brindaba sentimientos aplacados, confianza, seguridad. El peligris solo le entregaba una porción de placer, sentimientos revueltos que por momento no podía o quería diferencias, desconfianza e inseguridad que si bien no eran propias, estaban presentes porque en un comienzo no creía en él.

Como le dijo en un comienzo a Taehyung, si este intentaba jugar con él se iba a encontrar con un resultado espantoso, porque Jungkook tenía la capacidad para quebrarlo y volverlo un polvo que lanzaría por cualquier puente a un río o mar, el problema residía en que, aunque lo lograra y tuviese el éxito asegurado, esa victoria sería su propia derrota porque él también terminaría hecho trizas y no quería eso.

A Jungkook le gustaba la tranquilidad, poder estar con una pareja sabiendo que no hay secretos o cosas turbias que saldrían a la superficie para ensuciarlo todo a su paso. Quería aquello que Jaehyun le entregaba, pero le era imposible no ser arrastrado por lo que Taehyung tenía. Uno era el día, el otro era la noche, la diversión nocturna y diurna eran muy diferentes, cada una guardando su propia belleza. En el día se hacía lo legal, en la noche las ilegalidades aunque no significaba que no podían tener un poco de todo.

Estaba con Taehyung y si bien sabía que había cosas incorrectas en todo lo que hacían, con oscuridades como la noche misma, creía que la luna alumbraba lo suficiente como para ver el camino y, si estas no fueran suficientes, las farolas, bombillos y demás luces harían el trabajo. Después de hablar con él pidiéndole un pacto exclusivo en donde únicamente su padre podría interferir, sintió que era posible, que a pesar de la noche y lo incorrecto, podía vivir con ese hombre algo correcto y brillante.

A veces el amor que no se podía tener era el más duradero, el que más profundamente dolía y el que se sentía más fuerte arañando las entrañas del ser. Por eso cuando Jungkook se encontró deseándolo, viendo lados de Taehyung que le hicieron gustar de él, se comenzó a odiar por sentir esas cosas considerando que no podrían estar juntos, pero el peligris parecía demostrarle lo contrario. Ahí, esa noche y en ese lugar, en la habitación que el matrimonio compartía, Jungkook reclamaba algo que consideraba suyo, ignorante de que la entrega no era o sería igual. Se había dejado cegar por Taehyung y todo lo que este despertaba en él y ya poco comenzaba a importarle todo.

Sí, Kim Taehyung era un ser humano, no un objeto, pero le pertenecía. No su persona, Jungkook tenía claro que jamás deseaba adueñarse de alguien, pero quería sus pensamientos, sus sentimientos, sus orgasmos, todos suyos, solo para él, al menos los más reales y profundos. Ahí, tapando su boca con una mano, apoderándose de su miembro con su boca mientras introducía dos dedos en su interior sin una apropiada preparación previa, Jungkook tiraba y se apoderaba de cada jadeo, creyendo en los sentimientos que Taehyung parecía no poder ocultar por él.

Sabía que su padre lo amaba, que le daba el mundo si era necesario al peligris, pero Taehyung también merecía ser amado por él, ambos merecían amarse y, cuando su padrastro finalmente aceptara sus sentimientos y ambos encontraran la forma de hacerle saber a su padre, Jungkook lo recibiría con los brazos abiertos.

Corrección, ya le brindaba sus brazos abiertos, él lo acompañaría en cada momento, pero lo quería para él. Tal vez por eso todos sus sentidos se nublaron, conocía lo que era tener celos y si bien no era una sensación que le gustara, no pudo evitar sentirlos cuando durante toda la tarde observó al matrimonio derrapar ese falso amor.

No existía sexo mejor que ese "no se supone que debamos estar follando o haciendo esto". Ese tipo de sexo se tornaba electrizante y podría ser que Jungkook estuviese comenzando a disfrutar de eso que antes aborrecía. Quizás porque las cosas prohibidas contaban con un encanto único. Podía sentir el sabor del pecado cada vez que unían sus labios y maldición si no era el sabor más exquisito que Jungkook degustó en mucho tiempo.

Le agradó constatar no solo que Taehyung estuviese ajustado alrededor de sus dedos esa noche, no tenía olor a sexo alguno y por las reacciones de su cuerpo, estando desde el comienzo tan excitado y listo para correrse, podía afirmar que su padre no tocó a su hombre esa noche.

Los dedos del peligris se enrollaban en su cabello, a su espalda, a pocos metros se encontraba su esposo completamente dormido. Si Dongun abriese los ojos en ese momento y mirara en su dirección podría observar un filo de su cuerpo, una gran porción de su lado derecho sobresaliendo de la pared en la que se apoyaba. Joder, se estaba muriendo de miedo y a su vez, esa sensación que buscó con Jungkook desde el momento que lo vio en esa casa lo golpeaba con más fuerza. Eso era lo que él buscaba, aventura, pasión desmesurada, diversión, ese era el Jungkook que él quería. Así deseaba verlo, dejando de lado cualquier convicción para entregarse al sexo y a él, eso era magnífico, así debía quedarse todo.

Para calmar los locos deseos de gritar que el roce en su próstata en conjunto con sus pensamientos provocaban, mordió con fuerza la mano posicionada en su boca haciendo sisear al contrario por el dolor. Su boca fue liberada, pero su cuello fue agarrado con brutal fuerza mientras Jungkook retiraba sus dedos y en venganza, bajó un poco su propio pantalón, liberando su pene y con la lubricación de ambos miembros amasarlo un poco para entrar de golpe.

Un jadeo resonó, los dos se frisaron en el lugar cuando el sonido de las sábanas removiéndose y los leves ronquidos del señor Jeon cesaron. No obstante, este no despertó, suspiraron aliviados, riendo entre risa mientras acercaban sus bocas desesperadas. Taehyung vio la mirada del contrario descender hasta sus clavículas y ascender hasta sus labios, lograba sentir la calidez de su aliento acariciando sus mejillas. Su esencia viril actuando como un afrodisiaco encendiendo más su deseo. Quería ser devorado por su hijastro.

— Dime a quién le perteneces. — Ordenó en un tono firme, carrasposo y jodidamente sexy para Taehyung mientras deslizaba, pero suave toda la virilidad de su sexo en el interior de su trasero, presionando profundo ese puñado de nervios. El mayor no podía responder, estaba muy centrado en no abrir su boca por el temor de no controlar su tono, pero esto no fue del agrado del contrario. Estocadas más bruscas y rápidas, el agarre en el cuello de Taehyung pasando a disminuir la entrada de aire a sus pulmones. — No te escucho, Kim.

¿Qué mierda quería Jungkook que él dijera? Sí, maldición su cuerpo parecía querer gritarle que era suyo, pero él no era de nadie, era dueño de su propia persona y eso no iba a cambiar por muy buena polla y follada que Jungkook le proporcionara. Sin embargo, difiriendo de sus pensamientos, quizás porque el oxígeno no llegaba correctamente a su cerebro por la asfixia a la que estaba sometido, no pudo controlar su pensar.

— A ti, soy tuyo Kookie... — Gimió abriendo su boca en un grito callado, hilos de saliva unían a la lengua con el cielo de su boca.

— Así es, no olvides eso, Kim. Ese hombre ahí es a quien estás unido por papeles, pero es conmigo con quien estás unido en cuerpo, mente y alma. — Mil veces mierda, Taehyug odiaba el hecho de estar amando esas palabras, de ver ese lado posesivo que Jungkook jamás le mostraba porque siempre se mostraba pasivo y entregado. Le gustaba ver esa fiereza que una vez utilizó para defender a Jaehyung reclamarlo a él. — Mírate, temblando bajo la idea de ser mío, eres una basurita descarada.

— Tu basurita, idiota.

— Ves qué bien aprendes tu lección, sabía que eras un hombre inteligente. — Murmuró acercándose para morder su labio inferior y tirar de él.

El agarre en el cuello ajeno se suavizaba solo por momentos para dejarlo respirar correctamente y luego recortarle su flui de aire. Lo veía, a Taehyung le encantaba someter y ser sometido, ver el poder que podía mantener incluso cuando tenía un pene martillando su interior, le gustaba sentirse a cargo, ser el dueño de sus deseos y él no se lo iba a negar. Podía entregarlo todo lo que quería e incluso más.

— Mierda, sí, me gusta, Kook. — Gimió cerrando sus ojos, perdiéndose en la bruma de su mente, disfrutando la presión en su cuello y esa que él propiciaba alrededor del miembro que lo llenaba.

— ¿Te gusta ser jodido así? — Preguntaba Jungkook mirando por encima de su hombre derecho como su padre continuaba perdido en su sueño.

— Sí, Kook, me encanta. — Su garganta se cerraba, estaba tan cerca de venirse.

— Abre esos ojitos, bebé. — Pidió más dulce esta vez, no obstante esas palabras fueron acompañadas por el brusco movimiento de sus manos, girando a Taehyung para que pudiese ver a su esposo, alejándolo completamente de la pared. — Más te vale que aguantes el equilibrio si no quieres caer con un estruendo y despertar a tu esposo. — Susurró en su oreja, una mano volviendo a ceñirse en su cuello y la otra sosteniendo la cadera del mayor para penetrarlo con fuerza.

Ahora no había nada que los ocultara, estaban completamente descubiertos bajo el umbral del lugar que unía la recámara con el baño y el cuarto de vestir. En el medio de todo, solo se necesitaba que Dongun elevase un poco sus párpados para verlos. El miedo, la asfixia, las embestidas contra su próstata, la adrenalina de lo prohibido, Jungkook, su esposo... Taehyung comenzó a correrse con una culpa deliciosa y una explosión de fuego blanco proviniendo de sus cargados testículos que no fue menos espectacular. En lo profundo de su cuerpo, pudo sentir como Jungkook lo llenaba también tras eyacular sin el uso de un condón como veces anteriores, como si realmente quisiera marcarlo y reclamarlo como suyo de un modo tan arcaico, pero jodidamente excitante para Kim. El piso por el cual su esposo caminaba quedó cubierto de su semen, uno que extrajo su hijastro y que estúpidamente le hacía sonreír.

— No quiero que saques una sola gota, solo yo podré eliminar mis restos de tu interior mañana. — Musitó Jungkook en su oído, tirando de él para quedar cubiertos por la pared una vez más.

— ¿Estás loco? No puedo acostarme al lado de tu padre con el culo lleno de leche, ¿en qué planeta vives? Además, se saldrá sí o sí aunque esté durmiendo, no todo, pero sí una buena parte.

— No lo hará. — Rebatió sacando de su pantalón un tapón que colocó en su trasero en cuanto se retiró. — Lo que vas a hacer para que no se dé cuenta no me importa, pero te quiero mañana en mi habitación en cuanto él se vaya para el trabajo. — Agregó apretando fuertemente sus nalgas, volteándolo para darle un beso. — Buenas noches y no olvides limpiar el suelo, papá podría caerse y aunque te convenga quedarte viudo, yo no quiero quedarme sin mi papá.

— No me convendría, no sé su testamento y nos casamos con separación de bienes, idiota. — Jungkook limitándose a sonreír caminó pasando por el lado del charco de semen en el suelo, señalándose a su padrastro mientras salía del mismo modo sigiloso en el que entró a la habitación. Al llegar a la suya fue directo a tomar un baño, dejándose caer poco después sobre su cama con una sonrisa que parecía renuente a abandonar su rostro. Oh, podría conciliar el sueño mucho mejor esa noche.

Taehyung por su lado limpió todo el desastre en el suelo utilizando toallas húmedas y olorosas. En verdad deseaba quitarse ese jodido enchufe que Jungkook colocó en su trasero, tenía que hacerlo, pero la parte aún cegada de placer y traviesa de su persona le hizo morder sus labios en silencio. Se limpió superficialmente, colocó un nuevo par de calzoncillos y se puso su pijama para volver al lado de su esposo. Este seguía roncando bajo, solo cuando estuvo bajo las sábanas moviéndose este en su sueño se volteó para abrazarlo perdiendo su rostro en la espalda del menor.

El corazón del peligris parecía querer salírsele del pecho, si Dongun lo desnudaba en la mañana deseando tener sexo y veía lo que tenía iba a ser sospechoso. Si le daba por retirarlo creyendo que se preparó para él y encontraba con que su interior estaba lleno del semen de su hijo, ardería Troya en esa casa. Estaba jodidamente loco por estar haciendo eso, pero era tan exquisito...

Por suerte para él, después de haber estado viajando durante dos semanas, aunque no hubiese dejado los negocios sin atención, Dongun se levantó temprano, se despidió como de costumbre y marchó hacia su oficina. Taehyung quiso volver a dormirse, pero para su mala suerte, no lo consiguió, no podía olvidar el pedido que Jungkook le hizo. Por un momento creyó que solo había sido un sueño húmedo, pero cuando palpó su entrada y se movió, confirmó que todo fue muy real.

Todavía con su pijama, ya cuando su esposo se fue y se aseguró que no volvería, se levantó de su cama y salió de la habitación dirigiéndose a la puerta continua. No tenía seguro, así que entró sin dificultad alguna. Jungkook aún dormía completamente bocabajo, sus brazos abrazando a su almohada, dejando ver sus tatuajes en armonía con su despeinado cabello color azabache. Se acercó en silencio, volteándolo para despertarlo y encontrarse maravillado por su desnudez.

Su bien trabajado cuerpo, unos abdominales relajados pero marcados. Llevaba otra vez los piercings en sus pezones y su pene, algo que a Taehyung llenaba de regocijo, su primer regalo, los piercings que él mismo mandó a confeccionar para Jungkook. Resaltaban tan bonito sobre su miembro erecto, las erecciones matutinas nunca le parecieron más hermosas. La piel de su eje se veía un poco pálida, sus testículos más rosáceos, todo sin un solo vello púbico asomándose. Le encantaba la vista.

Los muslos que levemente se separaban le dejaron ver más allá, lograba ver su entrada y maldición si no deseaba probarla en esos momentos, despertarlo con el pene resguardado en su interior. Sin embargo, aunque ya lo hablaron en una ocasión, no tenía su autorización para poder despertarlo de ese modo. Se acercó un poco más para que las yemas de sus dedos deambularan por su tersa piel.

Jugueteó con las perforaciones en su zona íntima, descendiendo por el costado de esas. Ahuecó suavemente esas preciosas bolas en su mano, corriéndolas un poco para que no estorbaran en su camino y, con un único dedo, acarició sutilmente la contraída entrada de Jungkook viendo como suavemente se relajaba.

— Todavía es muy temprano. — La voz de Jungkook lo sobresaltó, intentó quitar su mano, mas el menor la mantuvo en su sitio. — Tus caricias no se sienten mal, solo no quiero despertarme ya.

— Tú deberías ir para la empresa, yo también. — Respondió aventurándose un poco más a acariciar esa zona.

— Lo sé, pero podemos dormir una hora más, así que ven aquí. — Estaban en la casa que compartía con su esposo, el padre de Jungkook, pero Taehyung no podía ocultar el deseo de acostarse a su lado sin una hora fija para despertarse. — Nana tendrá el desayuno listo a las ocho. Apenas son las 06:30 a.m. en estos momentos. Tengo el despertador puesto, en una hora nos levantaremos, acuéstate a mi lado.

Taehyung siguió aquel pedido u orden sin volver a poner una excusa o queja, se acostó junto a Jungkook para que este lo abrazara y los cubriera con una sábana. La mano que rodeaba su cintura se deslizó por el interior de su pijama, masajeando suavemente su pene, solo un corto estirón para acomodarlo y seguir a su trasero. Abriendo sus glúteos, confirmó que el tapón colocado seguía en su sitio a pesar de las horas pasadas y esto le hizo sonreír sobre la nuca de Taehyung, lentamente volviendo a dormirse junto con el mayor.

Sus ojos se abrieron con el sonido de su celular, la alarma sonó haciéndolo casi maldecir, pero le agradecía un poco ese mañana. Girando a Taehyung, los dos quedaron frente a frente, observándose en silencio durante casi un minuto. Jungkook sentía que sus ojos estaban siendo tentados constantemente por la sonrisa de ese ángel caído y sus labios le susurraban deseos indebidos. Constantemente revaluaba toda la situación, cuestionándose porque los infames y prohibidos placeres eran como un aperitivo envenenado; quizás satisfacían el apetito momentáneamente, pero siempre el camino terminaba en la muerte. Sin embargo, mientras lo de ellos fuera puro y la infamia no tocara a sus puertas directamente, Jungkook estaba dispuesto a luchar por ese hombre de grises cabellos.

Entrelazando los dedeos de su mano con los de Taehyung, guió ambas manos hacia su trasero, retirando el tapón y dejando allí la mano del mayor.

— Sácalo todo. — Demandó haciendo que el contrario ensanchara sus ojos mientras presionaba suavemente su miembro. — Deja que mi semen caiga en tu mano y con eso, puedes tratar eso que tanto contemplabas rato atrás. Prepárame y entra en mí.

— Joder... — Murmuró Taehyung lanzándose para besarlo sin alejar la mano en donde escurrían la liberación de la noche anterior. — Sabes, moría de deseos por despertarte así, perdiéndome en tu interior.

— ¿Lo deseaste tanto? — El mayor asintió comenzando a prepararlo. — Me abrí de piernas para ti, ¿por qué no lo hiciste?

— Hablamos de eso, pero nunca me dijiste que podía hacerlo, así que...

— Puedes hacerlo, si en algún momento me despiertas de ese modo y por casualidad no tengo deseos, simplemente te lo dejaré saber. Pero puedes entrar en mí cuando quieras. — Taehyung se mordió su labio inferior incorporándose, buscando con su mirada esos ojos que siempre que creía descifrar lo sorprendían. ¿Por qué Jungkook confiaba tanto en él? ¿Era tonto? — ¿Por qué lo haces?

— Porque te gusta y me siento bien cuando complazco tus gustos, normalmente termino disfrutando yo también. Además, pese a tu descaro siempre has sido bastante sincero conmigo, así que creo en ti. — Murmuró acariciando su nuca, bajándolo lo suficiente para unir sus labios. — A las ocho debemos estar desayunando, si sigues dejando el tiempo correr, no podrás tener tu sexo mañanero.

Jungkook a veces lo confundía, lo regañaba a y la vez lo mimaba, le quitaba lo que quería con dureza y luego le entregaba el doble con dulzura. Comprendía mejor a Jaehyun, debió haber sido difícil dejar a ir un hombre como Jungkook, pero él no era tan tanto como ese tipo. Nunca se haría a un lado sin más, lo quiso y lo tuvo. Mientras siguiera queriéndolo y deseándolo no iba a permitir que nadie más lo tuviese si él así no lo quería. Regalándole una sonrisa se acercó para besarlo, sus dedos hurgando en su interior para terminar de prepararlo y, una vez que lo hizo, se fue perdiendo en su interior con lentitud.

Era agradable despertar y sentir las manos de Jungkook por todo su cuerpo. Las caricias y en ese caso el sexo mañanero, era una de las mejores formas de comenzar el día. Esa era una buena mañana, ambos desnudos en una cama teniendo sexo, ambos en un encuentro perezoso en busca de un orgasmo que relajara sus músculos y animara todo su día.

Lo penetraba lento, no había un aliento desagradable, nada se sentía raro, por el contrario. Parecía como una de esas mañanas en la casa en donde comúnmente tenían ese tipo de encuentros, pero definitivamente entre ellos dos, el lugar era lo de menos. Se acariciaban, pudo sentir los dedos de Jungkook perderse en su interior mientras lo abrazaba y él lo penetraba también. Así, sin prisa, pero a un ritmo moderado, ambos terminaron, jadeando y besando el nombre del otro.

Hola, hola por aquí. ¿Qué opinan de la historia hasta este punto y todos los infames que ella se encuentra, pero esencialmente nuestros protagonistas? Espero que no se me aburran y les guste.
LORED

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