Capítulo 53
Agradecido y con una plenitud que podría tambalear muchas cosas en su vida Taehyung yacía en el enorme sofá con Jungkook entre sus piernas recostado a su pecho y Hoseok a varios centímetros de ellos mientras miraban una película. Pasaron horas trabajando aunque en su mayoría fue él quien observó a los otros dos ensayar espontáneamente la coreografía que su mejor amigo había montado.
Por un lado, el orgullo que lo llenaba al ver a Hobi haciendo lo que le gustaba con una sonrisa en su rostro que se tornaba contagiosa. Del otro lado estaba la imagen de un Jungkook un poco oxidado, pero que sorprendentemente tenía buen sentido del ritmo y estilo viéndose demasiado bien a sus ojos bailando. A eso se le agregaba estar compartiendo y observar interactuar a dos personas que podría catalogar como importantes en su vida.
Jungkook no era precisamente crucial, solo un hombre que le gustaba y con el cual se sentía bien sexualmente y puede que un poco más allá. Sin embargo, verlos era como haberle introducido a una pareja oficial su mundo porque Hoseok se convirtió en todo eso para él desde que era un adolescente. En algún punto del encuentro todo lo que pudo hacer fue sonreír, reír bien alto y quedar embelesado mirando a esos dos seres.
— ¿Se te acabó? — La voz de Jungkook le hizo bajar su cabeza y divisar el vaso que le señalaba.
— Sí. — Asintió cuando el menor se levantó para ir a la cocina a preparar un nuevo vaso de coca cola. — Gracias. — Jungkook volvió a acomodarse en el sofá frente a él y Taehyung no pudo evitar recordad una situación muy similar que presenció en el apartamento de Jungkook años atrás cuando lo visitó y el pelinegro le llevó una cerveza a Jaehyun, su expareja.
En aquel entonces no le agradó verlo y el recuerdo no fue diferente porque fue testigo de esos actos en más de una ocasión. No es que fuera solo con él, Jungkook era así de atento con otros haciendo que ese acto fuese menos exclusivo. Agitando su cabeza, Taehyung apartaba el recuerdo de un Jaehyun fantasma que amenazaba con destruir su tranquilidad.
No era nadie en la vida del pelinegro que recostado a su pecho miraba la televisión. Incomprensible el modo en que ese idiota de cuello tatuado que ya no formaba parte de sus vidas continuaba regresando a su mente. Terminándose de tomar su bebida desvió la mirada hacia su izquierda en donde un pelirrojo ya se había quedado dormido.
Con el último sorbo también capturó uno de los diminutos cubos de hielo que Jungkook utilizó para darle la temperatura adecuada. Sin moverse demasiado dejó caer el hielo hasta su mano luego de acomodar el vaso en la mesita junto a ellos. Solo esperó a la reacción de Jungkook que llegó con un leve brinco cuando sintió ese sólido y frío cubo contra su cuello para descender suavemente hacia su pecho.
La mirada de Jungkook buscó al pelirrojo constatando que este estaba dormido, al parecer esa travesura de Taehyung fue debidamente pensada y si bien él no era un fanático del sexo con espectadores, se limitó a cerrar sus ojos perdidos en las sensaciones que el hielo recorriéndole le daba. Lo sentía derretirse sobre su cuerpo, gotas frías desplazándose como el río más calmado. Sus pezones se encontraban erectos y su pene se contraía animado. Un segundo trozo de hielo se abrió camino cuando el otro fue historia, podía sentirlo burlándose de la punta de su miembro, los movimientos de la mano de Taehyung eran suaves, precisos y muy estimulantes, tanto que tuvo que morderse su labio inferior para contener sus gemidos.
Sus caderas se elevaron sutilmente yendo al encuentro, su mente estaba en blanco, sus párpados bajos ayudaban en la tarea. Su propia mano se perdió dentro de sus pantalones para bordear la de Taehyung y el contacto le hizo abrir los ojos para mirar hacia arriba y encontrarse con los contrarios. Las comisuras del peligris se elevaron solo un poco. Fue un poco incómodo, mas eso no impidió que Taehyung se inclinara para besarlo suavemente.
— ¿Se siente bien? — El susurro sobre sus labios fue embriagador, no respondió más allá de un débil asentimiento, liberando la mano del mayor, otorgándole libertad de acción. — Me encantas, Jungkook... — Agregó Taehyung viéndole hurgar bajo la suave tela gris. — ¿Estás acariciándote esas preciosas bolas que tienes ahí abajo?
— Sí... — Gimió bajo apretando un poco más sus testículos, agradeciendo mentalmente cuando los movimientos de Taehyung se tornaron más veloces. — Me voy a venir.
— Hazlo, sabes que es lo que quiero que hagas, que te vengas por y para mí. — Su otra mano se desplazó por todo su torso húmedo rozando sus pezones y los músculos de su abdomen. — Se sienta tan bien sentir en mi mano el piercing que te regalé, cuando quieras cambiarlo dímelo, quiero que siempre lleves uno escogido por mí.
— Quieres mantenerlo marcado.
— Así es, es mío y quiero que siempre lo recuerdes incluso en el futuro si te follas a alguien más. Recordarás estos momentos en los que el hombre que te los regaló se metió debajo de tu piel y mente haciéndote suyo. — Jungkook gimió de manera gutural y el peligris cerró sus ojos ante esto. — Vamos, Kookie, vente para mí, bebé.
Esa fue una orden que no pudo ser rechazada, las caderas de Jungkook temblaron evidenciando su orgasmo, uno que llenó la mano de Taehyung con un semen tibio y espeso. Ninguno se movió, no durante los siguientes segundos de todos modos. Todavía dentro de su pantalón, la mano del menor se encontró con la ajena, pidiéndole tácitamente que le entregara todo lo que guardaba y así lo hizo Taehyung.
Incorporándose y girándose sobre sus rodillas Jungkook se inclinó para besarlo. — Déjame entrar.
Taehyung con su mano limpia separó su pantalón lo suficiente para que Jungkook colara la suya. Pudo sentir aquellos dedos pegajosos presionando su esfínter.
— Joder... — Gimió echando su cabeza hacia atrás.
— Mantén esos gemidos bajos, sabes que soy un poco adicto a ellos, me harás hacerte gemir y gritar hasta que despiertes a Hobi, no me contendré si lo hace. — Taehyung asintió sin saber por qué quería lograr que justamente eso ocurriera, un diablillo al final de su cabeza quería ser testigo de un Jungkook descontrolado sin importar nadie más. Quería gritar, quería follar apasionadamente con ese hombre en cada momento posible y cuando la otra mano del menor se adueñó de su erección no pudo evitarlo más.
— Sí, mierda dame un dedo más.
— Eres la basurita más perversa y hermosa que existe. — Comentó Jungkook agregando otro dedo, yendo en busca de su próstata para prácticamente ordeñarla con sus dedos.
La mano que había estado llena de semen se afianzó en los negros cabellos de Jungkook, sus piernas se estiraron, pero las volvió a recoger rápidamente para no entorpecer sus movimientos y así, Taehyung se perdió completamente en la sensación, gimiendo sin contención.
— ¡Ah! — Sorprendido, Hoseok levantó la cabeza y al ver lo que ocurría rápidamente intentó dormirse.
Su corazón latía de prisa, se sentía incómodo, si se levantaba e iba los interrumpiría, fingir dormir era la mejor alternativa, pero los sonidos no lo estaban ayudando, su imaginación menos. Se sintió despreciable cuando su entrepierna se endureció como una roca, quería ignorarla y a su vez calmarla. Joder, Taehyung no tenía el menor pudor, debía callarse si quería hacer algo de esta manera con él a pocos metros de ellos.
Los dos notaron el momento en que Hoseok se incorporó y acostó nuevamente, demasiado cerca como para no hacerlo y por eso Jungkook detuvo sus movimientos. La negación del peligris fue una reprobación, moviendo sus caderas para incitarlo a continuar y Jungkook era un poco débil a ese rostro suplicante. Acopló ambas manos a un movimiento coordinado, viendo la forma tan abierta y descarada que Kim gemía para él, provocándolo.
— Te dije que no me contendría... — Musitó Jungkook tirando de sus piernas para voltearlo y bajar su pantalón lo suficiente para descubrir su trasero, él imitó la acción, liberando su miembro. — Joder, Taehyung... — Fue todo lo que dijo advirtiendo todas las cosas que con ese hombre era capaz de hacer.
Lo penetró en un único intento, escuchándolo gemir y viendo como buscaba apoyo en la cabecera del sofá. Envites iban y venían, los dos reían y gemían simultáneamente mientras sus miradas buscaban a un pelirrojo que apretaba con fuerza sus ojos.
— Maldita basurita loca. — Rio al oído de Taehyung, rodeando su cadera con una mano para apropiarse de su miembro y agitarlo al compás de sus movimientos.
— Me follas siempre tan bien que es imposible no enloquecer. — Logró manifestar justo antes de que Jungkook dejara de lado tanto control y lo follara como si no existiese nadie más en la habitación. — Mierda, v-voy a... — Una de las manos de Taehyung fue a su espalda buscando a tientas y ciegas la cabeza de Jungkook para pegarla a su cuello mientras el menor aumentaba la velocidad y fuerza. — Joder, ¡sí!
Se vino con un algo gemido, agradeciendo que Jungkook no saliera rápidamente y continuara alargándolo hasta que se desplomó por completo sobre la el sofá. Sus pantalones recibieron toda su liberación y su trasero pronto también se llenó de Jungkook.
— Maldición, Taehyung, tú de verdad... — La voz de Hoseok salió enojada en cuanto se levantó del sofá sin querer mirarlos, alejándose a largas zancadas del lugar. — Necesitarán encontrarse una nueva coartada o comenzaré a cobrarles, se los advierto.
Los dos se quedaron silencio hasta que el pelirrojo se encerró en el baño, solo entonces estallaron en una carcajada. Jungkook golpeó fuertemente su trasero y le terminó de subir el pantalón para atraerlo a un beso.
— Sabías que se había despertado y seguiste.
— Yo no te vi detenerte, Kookie... — El nombrado cerró los ojos y se abalanzó hacia él una vez más para besarlo con fiereza. — Ves, adoras a esta basurita perversa.
— Dios, levántate ya, ve a hablar con él o algo, ahora me siento un poco mal.
— Tranquilo, deja que sus testículos se vacíen en el baño. El pobre está necesitado de orgasmos con esa soledad perenne que tiene en su vida. Le hemos regalado un estímulo justo que no ha tenido en meses o quizás años. Fue una buena acción de caridad.
— No creo que a él le guste sentirse como un caso de caridad. No tener sexo no es sinónimo de no tener orgasmos. — Rebatió Jungkook ya un poco más serio. — Ven, vamos a bañarnos. — Taehyung rodó los ojos, pero asintió levantándose.
Siguiendo a Jungkook hacia la segunda planta, sonreía mirándolo caminar. Sus manos se estiraron para apretar su trasero, manoseándolo obscenamente a pesar de las quejas de un Jungkook que terminó riendo, abrazándolo y caminando a ciegas hacia al baño sin poder dejar de besarse.
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Kim Seokjin había tenido su cabeza como un boiler de agua hirviendo, pero pudo por lo menos controlar el humo que de él emanaba gracias a la pequeña que tuvo casi todo el día junto a él. Solo cuando esta se durmió, la cargó para llevarla a la habitación, acostarla, arroparla y darle su beso de buenas noches. Su esposa lo observó vestirse en silencio con una sonrisa calma.
— Conduce con cuidado, por favor. Salúdame a Min de mi parte también. — Mencionó Chungha observándolo desde la puerta de su habitación. — Recuerda que mañana la niña y yo pasaremos el día con mi familia, dudo que desees ir, pero si lo haces estaremos en casa de mi papá.
— Está bien. — Asintió acercándose a ella para dejar un casto beso en su cabeza. — Duerme bien, si ocurre algo llámales sabes que siempre dejo mi teléfono disponible para ustedes.
— Lo sé, no obstante no ocurrirá nada, las dos estaremos durmiendo plácidamente y su padre también necesita un descanso. Así que espero que lo logres esta noche a pesar de todo. Necesitas seriamente...
— Lo haré. — Interrumpió las palabras de la mujer que tranquilamente asintió con una sonrisa.
— De acuerdo, no diré nada más. Tú también llámame si sucede algo, lo que sea. Sé que no lo harás porque prefieres encargarte de todo solo, pero sigo siendo tu amiga y me preocupo por ti.— Seokjin no mencionó nada más, ninguno lo necesitaba, así que simplemente se dirigió hacia su estacionamiento privado. — Espero que encuentres esa paz que finges tener, Seokie... — Mencionó ya para ella debido a que se encontraba completamente sola. — No dejemos que el pasado y nuestros malditos padres arruinen nuestra vida, debemos ser más fuerte que eso.
El hijo mayor de los Jeon condujo en total silencio por la ciudad hasta llegar al edificio de Yoongi. Eran pasadas las diez de la noche para el momento de su llegada, sin embargo no se esperó al entrar en el apartamento y que su asistente ya estuviera completamente dormido. Estudió todo el lugar, respiró profundamente esperando captar algún rastro de sexo que no vio u olió. Procurando no hacer ruido, se quitó el saco que lo cubría, desabotonó los botones de sus mangas y las remangó hasta sus codos.
En la cocina buscó una copa junto a una botella de vino que tomó consigo a la habitación, sentándose a un costado de la cama para verlo dormir. Esa imagen lo relajaba, recordaba las veces que Jungkook se enfermaba, tenía pesadillas o lloraba. Él jamás podía dormir, siempre se quedaba a un lado para que el menor se tranquilizara y pudiera descansar confiando que no estaba solo.
Le velaba su sueño, muchas veces bajándolo su fiebre, controlando que nada lo perturbara. Únicamente admirarlo descansar plácido lo sosegaba. Aunque él no pudiese dormir, sentía que su vida tenía sentido si podía velar, cuidar e impedir que cosas malas le ocurriera a las personas que algo significaban para él. Por eso aún en la actualidad velaba las noches de su hija y muchas veces se encontró velando las de Min Yoongi también.
Pasaron casi dos horas antes de que el dueño del lugar se diera la vuelta en la cama y mirara hacia la mesita de noche para observar la hora. Fue entonces que se percató de la presencia de Seokjin, eso no era nuevo, pero se sentía diferente.
— Buenas noches... — Musitó Jin con calma dejando de lado la copa de vino de la que lentamente bebía, lo último que quedaba de la botella.
— Buenas noches. — Respondió aclarándose la garganta. — ¿Cuándo llegaste?
— Eran las 10:16 pm cuando entré por la puerta, hace unas dos horas ya. — Mencionó contemplando al menor prender la pequeña lámpara junto a él y todo lo que pudo hacer fue suspirar ante la imagen. Su cabello negro revuelto, su ceño fruncido y su boca con una mueca obvia. — ¿Qué tal tu tarde? ¿Qué tal el sexo con Kim Namjoon?
Sin decir una palabra, Yoongi se acomodó mejor en su cama para observarlo. Era evidente que Seokjin había tenido toda la tarde la idea de que había estado teniendo sexo con Namjoon y posiblemente Jimin también. Fue una posibilidad, pero al final no ocurrió nada entre los tres más allá de unos besos que poco de sexual tenían.
— Ven aquí. — Llamó Jin con una tranquilidad que el pecho de Yoongi no tenía. Esa enloquecedora adrenalina que con una palabra o mirada Jeon Seokjin podía despertar en él era realmente especial y exclusiva. Caminó lentamente hacia él para sentarse en su regazo, pero el mayor negó. — Pecho en mi regazo, culo al aire.
Yoongi dejó escapar una bocanada de aire gruesa, obedeciendo sin la menor queja. Se deshizo de sus pantalones bajo la atenta mirada del contrario y luego se acomodó como le fue dicho, semi acostado en los muslos de Seokjin, sus piernas en el suelo. Siempre anhelaba, extrañaba el aroma suave y varonil de su jefe cuando este no estaba cerca. En su presencia se sentía reconfortante, incluso familiar pese a todo.
— Cuenta... — Cuando Yoongi debía contar las nalgadas o golpes propiciados por el mayor era porque este lo quería consciente, con su mente conectada a cada cosa que sucedía, de lo contrario, Yoongi tenía a perderse en las sensaciones demasiado rápido. El momento se tornaba como una cápsula que lo aislaba del mundo exterior, de la realidad. Solo cuando Min asintió, Jeon dejó caer su mano con fuerza moderada sobre su glúteo derecho.
— Uno. — Contó tal cual se le pidió sintiendo el leve escozor seguido por la caricia de las yemas de sus dedos que pronto pasaban al otro lado. — Dos. — El pecho de Yoongi latía rápido a la espera de otro golpe que no llegó. Todo quedó en un pulcro silencio hasta que un sollozo fue lo que se escuchó haciéndolo levantar ligeramente su cabeza. Los latidos de su corazón se ralentizaron, se sintieron demasiado pesado viendo a Seokjin quebrarse silenciosamente con su mano en el aire. — Amo... — Jin negó rápidamente y Yoongi se apresuró a sentarse a horcajadas sobre su regazo para que no se levantara. Lo abrazó con fuerza hasta sentir como el contrario se aferraba a la tela de su pijama y rompía en llanto. — Jin.
— S-Solo un momento. — Logró decir perdiendo el rostro en su cuello y el menor no pudo impedirlo. Perdiendo los dedos en su castaño cabello lo sostuvo con firmeza. — No puedo más...
Yoongi permaneció en silencio y lo dejó llorar tranquilo como sabía que Seokjin no hacía ni siquiera cuando estaba solo porque se rehusaba a liberar aquello en su interior. Para Jeon Seokjin, todo dolor, todas las cosas negativas en su vida era más que merecidas, un castigo que debía soportar sin quejarse, llorar o pelear, pero muchas veces era tanto que terminaba quebrándose de la peor manera. Esta vez, Yoongi agradeció que fuese junto él. Lo abrazó con fuerza, formulando escasas palabras de consuelo cuando su llanto fue mermando.
Quitándose la camisa de su pijama limpió con suavidad las lágrimas ajenas, le hizo soplar incluso su nariz para luego lanzarla al suelo. Sus dedos continuaron acariciando su cabello hasta que unió sus labios en un roce sosegado. Amortiguaban sus bocas sin ir más allá; pasó un gran rato hasta que eso se convirtió en lánguidos besos. Las largas y firmes manos de Seokjin en su cadera le hicieron acomodarse en su lugar, pasando a rodear su cintura con sus piernas porque sabía que el mayor se levantaría.
El contacto con su cama fue suave y lento entre besos y miradas anhelantes. Fue Yoongi quien desnudó lentamente al mayor para llenarlo de caricias, mordidas suaves, besos sutiles. De algún modo la espalda de Jin tocó la cama sin resistencia. No dijo nada cuando los labios de Min lo recorrieron hasta hacerse con su flácido miembro, tampoco cuando este deambuló por la cama hasta hacerse con una botella de lubricante y comenzó a prepararlo. En cambio, se limitó a gemir bajo una vez que el menor se perdió por completo en su interior.
Nunca antes tuvieron sexo de esa manera, nunca antes hicieron el amor como esa noche entrando y saliendo del otro, intercambiando posiciones constantemente, pero sin prisa o algún rol a cumplir llevando el ritmo que Yoongi marcaba. Una vez más dentro de Seokjin, entre sus piernas, Yoongi lo atrajo a un beso mientras sostenía su cuello con muy poca fuerza. Pudo sentir los largos del mayor descender de su espalda hasta su interior a pesar de que se movía fuertemente contra él, arrastrándolos a ambos hacia un orgasmo que los golpeó casi con la misma intensidad y muy pocos segundos de diferencia. Jin se liberó con el menor entre de él, haciéndolo salir de él mientras continuaba moviendo sus dedos contra su próstata en una mejor posición, con Yoongi acostado sobre su cuerpo. Todo su abdomen recibió la liberación de Min y así permanecieron después, abrazándose en silencio.
— ¿Aceptarás ser mi pareja, Min? — Preguntó Seokjin casi cerrando sus ojos, removiéndose junto al contrario para abrazarlo por detrás.
— Si estás de acuerdo con todo lo que hablamos horas antes, sí, Jin. Acepto ser tu pareja aunque todavía tenemos muchas cosas que discutir. — Yoongi pudo sentir el alivio en la sonrisa sobre su cuello, las manos que rodeaban su cuerpo lo atrajeron más hacia el cuerpo detrás del suyo.
— No tengo problemas con eso, esto es suficiente para mí. — Besó su cuello perezosamente. — Ahora serás mío. — Lo besó nuevamente. — Quiero aprender a ser totalmente tuyo y no solo en cuerpo.
Yoongi lo escuchaba con una sonrisa en sus labios, acariciando sutilmente sus brazos para girarse y verlo, encontrándose de que sorpresivamente, Seokjin se había quedado completamente dormido. Lo observó durante varios segundos hasta que recostó la cabeza a su pecho, sintiendo los brazos que lo rodeaban ceñirse mucho más.
Hola por aquí, ¿cómo están? ¿Qué les pareció el capítulo o la historia hasta ahora? Espero que no se me hayan aburrido demasiado 😈 Nos vemos en el próximo.
LORED
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