Capítulo 4
— ¡No, eso es trampa! — Gritó Taehyung empujando al pelinegro que se reía sin poderlo ver.
Después de ir a almorzar a un restaurante bastante rústico y apartado, Jungkook le había preguntado si tenía planes para el resto del día. No había mucho que Taehyung tuviera que hacer, incluso sus maletas ya estaban hechas, por lo que le respondió que tenía el resto del fin de semana libre, algo que complació al menor.
Primero fueron a una tienda deportiva para que el peligris se comprara algo más cómodo siguiendo el consejo de Jungkook que también se vistió de modo informal. No era exactamente una cita, pero cuando iba a una, Taehyung tendía a vestirse lo más pulido posible así fuera casual e informal. Una ropa deportiva ni siquiera entraba en su imaginación.
Cuando llegó cambiado a la caja para pagar, el contrario ya se había hecho cargo de todo. No hizo el intento por devolverle el dinero, simplemente lo aceptó y salieron de allí hacia el lugar donde estaban ahora, un edificio dedicado a los juegos de realidad virtual. No sabía cómo, pero el menor era extremadamente bueno en cada juego que escogieron.
Justo en ese instante, donde se enfrentaban en equipos contrarios contra zombis, Jungkook le había lanzado una granada cuando él recién se estaba recuperando después de ser asesinado. Ni siquiera tuvo tiempo de darse cuenta de que estaba nuevamente en el juego, fue cuando todo su cuerpo tembló y un corazón roto apareció frente a sus ojos que notó que lo había matado de nuevo.
— Eso no es trampa, estoy jugando limpio, solo eres tú que apestas en este juego. — Se burlaba de un Taehyung que aún maldecía en voz alta, diciendo cualquier cantidad de palabrotas que solo causaba que el contrario se riera más. — Si sigues protestando volverás a morir.
Sin darse cuenta, horas pasaron dentro de aquel edificio jugando, incluso comieron dentro del restaurante que allí había. Era oscuro cuando el aire volvió a chocar contra sus rostros cubiertos por máscaras. En vez de ir directamente hacia el estacionamiento donde habían dejado el vehículo de Jungkook, este simplemente salió caminando sin una dirección fija.
Atravesando por un tranquilo parque, Taehyung se detuvo a mirar la mano libre de aquel hombre que había conocido la noche anterior. De alguna forma, tenía deseos de entrelazar sus dedos para continuar con aquella caminata. Si Jungkook, al menos lo que había visto de él hasta el momento, hubiese llegado algunos años antes, sus decisiones podrían haber sido otras.
En ese tiempo en el que él creía en las cosas románticas, cuando pensaba que el amor era lo más bello e importante, eso que ganaba contra todo y sobre todo, lo más importante para vivir. No obstante, esos pensamientos murieron poco después de que cumplió veinte años, tenía alrededor de veintitrés cuando trazó nuevas metas y sus pensamientos dieron un giro drástico. Ese romanticismo era temporal, daba poco y quitaba mucho. Todo al inicio era color de rosa, el final, gris y sombrío. Ahora, con veintiocho años, sabía que el amor no era lo primordial, era bueno, sí, mas no indispensable, al menos no el amor de pareja.
Al ser humano le gustaba estar acompañado, fijaban metas donde lo más importante muchas veces era ese desespero que les entraba por encontrar un compañero, casarse, formar familia. No decía que estaba mal, no obstante, ahora sabía que esas no eran prioridades, que eso tampoco lo era todo y no era el final de la vida. Sus metas de vida tan profesional como personal, iba mucho más allá que encontrar el compañero perfecto con el que compartir sus años.
Si llegaba una persona dispuesta a caminar a su lado, alguien que lo complementara de algún modo y era digno de esto, entonces le daría la bienvenida. Si no llegaba, estaba de igual manera perfectamente bien. Superación, estar en armonía y felicidad consigo mismo, vivir, esas eran cosas importantes para él.
Salió de su nube de pensamientos cuando sintió el roce de los dedos contrarios entre los suyos. Miró su mano viento como esta estaba entrelazada a la ajena. De ahí, elevó su mirada hacia el rostro del pelinegro, pudo ver su sonrisa aun si no era visible por la máscara. Mirando a su alrededor, Jungkook descendió aquello que cubría sus bocas para depositar un beso en esos labios que saboreó a gusto. Al separarse, continuó mordiendo su propio labio, mirándolo provocativamente.
Era mortalmente sexy ese pelinegro. Ambos sabían que eso era solo un buen fin de semana que estaban pasando juntos, no obstante, se estaban permitiendo disfrutarlo más de lo que quizás deberían. Iban caminando de regreso al estacionamiento donde dejaron el auto cuando pasaron frente a un centro comercial al que entraron sin tomar sus manos, solo caminando juntos. Taehyung no entendió muy bien el motivo de esto hasta que notó el cine al que fue prácticamente arrastrado.
No fue algo planeado, Jungkook simplemente vio las pantallas y se le ocurrió que era una buena idea para cerrar el día. Ninguna de las películas que estaban pasando era taquillera, pero terminaron escogiendo la más próxima a comenzar sin mirar muy bien de qué se trataba. Si les preguntaba exactamente de qué trató, la respuesta que darían sería muy vaga. Vieron la mitad y la otra, como eran casi los únicos en la sala, se la pasaron entre bromas, besos y algunas caricias subidas de tono.
— ¿Por qué no vienes a mi casa? — Preguntó Jungkook una vez sentados en el auto. — Me dijiste que tampoco tienes mucho que hacer mañana, la verdad siente que podrías cerrar este fin de semana con broche de oro. Te daré una excelente despedida.
— ¿Tú que ganas con esto? — Negó riendo.
— ¿Una entretenida y agradable compañía? Sexo, besos... — Se inclinó para atrapar sus labios, fundiéndolos en un beso que culminó solo cuando el aire fue necesario. — ¿Mi apartamento?
Oh, estaba jodidamente loco, Taehyung lo sabía, pero de todos modos asintió. Él tenía dibujada en su rostro la misma sonrisa que el menor. Tal cual este le había dicho en el club la noche anterior, sus teléfonos no estuvieron permitidos. No es que se los prohibiera o quitara, simplemente no hubo momento del día para pensar en ellos.
Un baño de tina juntos que los relajó por un buen tiempo y se encontraron nuevamente entre las sábanas limpias de aquella cama en donde se perdieron la noche anterior. De algún modo, Taehyung estuvo de acuerdo en intercambiar posiciones. No es que hubiese tenido mucho tiempo para pensarlo de todos modos, entre besos, miradas y caricias, se encontró concediéndole permiso verbalmente para que lo tomara.
Jungkook no se lo permitió pensar por veces, poco tiempo después, dos dedos húmedos por el lubricante se abrían paso en su interior con gran destreza. La forma en que lo arrastraba a esas sensaciones que le hacían alejarse de todo razonamiento. El modo en que cada parte de él exudaba dominio y seguridad era tan atractivo, que aunque quiso ponérselo un poco más difícil, se encontró entregándose por completo.
Esos tatuajes en los que su visión se perdía, esos labios le lo recorrían o esas manos que lo consentían, todo se llevaba una puntuación excelente de su parte. Su cabeza cayó hacia atrás cuando el menor se adueñó de sus testículos con la boca, no tocó ninguna otra zona de riesgo de contagio, no obstante, fue suficiente para hacer que una de sus manos se aferraran a ese cabello negro y la otra a las sábanas.
— Maldición. — Musitó no tan bajo como hubiera querido cuando Jungkook terminó por perderse en su interior obligándolo a mirarlo.
No se verían más, no había sentimientos más allá del gusto o la atracción, aquello era una aventura con fecha de caducidad y ambos estaban conscientes de eso. Ahora, eso no borraba el hecho de que por alguna extraña razón, los dos parecían querer grabarse en la piel del otro. Aunque no se volvieran a ver, querían que ese recuerdo subsistiera en sus memorias. Como esa persona con quien tuvieron un sexo sorprendente y una química aún mejor.
La boca de Jungkook se abrió ligeramente para quejarse cuando las uñas del contrario como garras se abrieron camino en su piel. Eso definitivamente dejaría marca, pero no le importaba a ninguno de los presentes. Sus cuerpos chocaban, sus labios se besaban y sus oídos bailaban con el sonido de los gemidos.
Liberando las caderas donde había estado agarrado con firmeza cada vez que iba a su encuentro, el pelinegro buscó apoyo a los costados del cuerpo contrario, arrinconando el cuerpo del mayor. Las manos de Taehyung viajaron a su cuello y cabello, sus caderas se enredaron en la cintura contraria, antes de notarlo, les había dado la vuelta. Intentando incorporarse Jungkook se apoyó en sus codos, pero una mano en su pecho lo obligó a regresar a su sitio, con la espalda completamente pegada a la cama mientras sensualmente el cuerpo contrario se movía sobre él.
Perdió todo el control, Taehyung lo robó y no le dejó ni siquiera una gota de este. No es que se quejara, el mayor se movía sobre su pene como el mejor de los expertos. No perdía velocidad, era constante, potente, cuando rebotaba, cuando movía solo sus caderas con sus pechos pegados, cuando oscilaba como si solo buscara fricción masajeándose la próstata. Todo lo hacía perfecto enloqueciendo a un pelinegro embrujado por sus encantos.
— Mierda, mierda... — Jadeó el pelinegro arrugando su ceño, afianzando sus manos a la cadera del contrario para ir a su ritmo. Apoyándose en sus rodillas, Taehyung se separó lo suficiente para que pudiera moverse con rapidez, sonriéndole, relamiendo sus labios y gimiendo descaradamente sin filtro. — Perverso, ven, muévete.
— Como ordenes. — Contestó apoyando sus manos sobre sus propios muslos para ir al encuentro de ese pelinegro que lo obligó a correrse sin masturbarse y que se le unió unos cuantos evites después. — Joder... — Cayó sobre su cuerpo, dejándose abrazar hasta que ambos recuperaron el aliento.
Se retiró con cuidado, retiró el condón en el miembro del menor para anudarlo en su camino hacia el baño. Cuando se contempló en el espejo, rio por el desorden que era. Sus labios estaban hinchados, su pelo era un desastre, estaba sonrojado de pies a cabeza, sudaba, tenía marcas en zonas discretas, se veía tan follado como lo fue y esa imagen era sexy a sus ojos. Pocas veces lo desarbolaban de esa manera.
Sin pudor, vio al pelinegro acercarse a él, sus brazos lo envolvieron y sus labios se posaron en sus hombros, mordiéndolos mientras sus miradas se encontraban en el gran espejo.
— Me encantaría llenar estas clavículas de semen. — Mencionó acariciándoselas, haciendo que Taehyung se carcajeara por la ocurrencia, nunca le habían dicho que querían llenar sus clavículas de semen. Su boca, su trasero, la cara, el cuerpo en general, pero nunca esa zona. — Lo he estado pensando desde que las noté ayer en el club. Son fascinante. Tus hombros son anchos, elegantes, esbeltos y tan excitantes como el resto de tu persona.
— Esas confesiones...
— ¿Te incomodan? — Taehyung negó. — ¿Qué sucede entonces?
— Me excitan, me provocan al punto en el que mira... — Se echó unos centímetros hacia atrás para colocar su semi erecto pene sobre el mueble en donde estaba el lavamanos.
— Trabajemos para lograr nuestro objetivo. — Rio Jungkook besando su cuello, viendo la sublime imagen de ambos en el espejo.
Solo bastaron algunos besos y caricias para que ambos estuvieran en el modo nuevamente. De algún lugar en el baño, Jungkook se hizo con otro condón y lubricante. A pesar de que el mayor continuaba suelto por el reciente encuentro, no quería que esa zona se irritara a causa del condón.
Presentando la punta en la entrada ajena, se apoyó en sus hombros con una mano y la otra le sostuvo el cuello para que no se moviera, para que ambos se contemplaran cada cambio en sus rostros mientras volvían a unirse. El modo en que sus bocas se abrían, como se sonrojaban, sus cabellos moviéndose descontrolados, cada movimiento, fue una imagen tan provocante que ambos se perdieron en esta.
— Me voy a correr... — Musitó Jungkook contra su oreja, enganchando su mirada a través del espejo.
— Hazme venir a mí primero, estoy cerca. — El menor asintió jorobándolo levemente para aumentar sus movimientos, masturbándolo para incrementar la estimulación hasta que la esencia de Taehyung llenó el lavamanos. — Mierda...
Desesperado, Jungkook salió de él y lo volteó. Sabiendo lo que deseaba, el peligris se arrodilló mientras el contrario se quitaba aquel preservativo como si quemara. Agarrando las hebras grises y aumentando la presión sobre su eje, lo agitó hasta que sus piernas temblaron, hasta que su semen se comenzó a filtrar cayendo en ese pequeño hoyo que la clavícula derecha de Taehyung creaba. La llenó antes de pasar a la otra, pero ya no quedaba suficiente como para llenarla, solo algunas gotas cayeron.
— Lo más hermoso que he visto en mi vida. — Habló fascinado, haciendo que el mayor riera. — Ojalá pudiera hacer una foto de esto, aunque no es necesario, no creo que olvide esta imagen jamás. — Mencionó arrodillándose junto a Taehyung. Con sus dedos arrastró su liberación por aquel perfecto cuerpo, como si fuera un lienzo en el que dibujaba. — No sé si te lo han dicho antes, pero eres precioso, perfecto.
Sus ojos se encontraron unos segundos, luego lo hicieron sus labios por un tiempo hasta que se dignaron a ir a la ducha. Esa noche, volvieron a dormir juntos y se despertaron en compañía del otro, más temprano que el día anterior. Desayunaron juntos, luego bajaron al spa de aquel lujoso edificio para relajarse. Abrazados, pasaron la tarde viendo el televisor mientras hablaban de cosas banales.
— ¿Podrías darme tu teléfono? — Preguntó el pelinegro besando el cuello contrario mientras el mayor intentaba vestirse. — Me gustaría en un futuro, si viajo a Inglaterra o tú regresas a Corea del Sur y estamos solos, que nos encontráramos. No sé, si te parece. A mí definitivamente me gustaría volver a verte.
Todos los movimientos de Taehyung se detuvieron por un instante. En sus labios se dibujó una amplia sonrisa y luego se giró para rodearlo con sus brazos por el cuello y besarlo.
— Hoy es el último día que usaré el número que tengo, mañana viajaré así que todavía no tengo un número inglés. Sería mejor que tú me des el tuyo y, una vez que me establezca, te llamaré.
Sinceramente, el mayor dudaba que realmente sus caminos volvieran a cruzarse, lo más probable era que, dentro de un mes, ya no recordaran nada del otro por muy bueno que hubiese sido ese fin de semana, no obstante, guardar un número no hacía daño a nadie.
— Ahí lo tienes. — Musitó Jungkook devolviéndole su teléfono.
— Lo tengo. — Afirmó mirándolo antes de guardar el aparato en el bolsillo de su pantalón. — Creo que ya es hora de irme. — Dijo sosteniendo la mandíbula del pelinegro de sonrisa ladeada. Su nuca fue agarrada, su beso no terminó tan pronto como esperaba, mas no se quejó por ello. — Si seguimos, terminaré desnudándome nuevamente.
— Eso suena bien para mí. — Bromeó no tan en broma el menor.
— Aunque me encantaría volver a perderme en tu trasero, ahora sí debo irme. — Espetó viendo al contrario arrugar la nariz. — Gracias por este gran fin de semana. — Sonrió apretando su trasero.
— A ti por aceptar compartirlo conmigo. — Lo besó una vez más. — Vamos, te llevaré a tu casa.
— No es necesario, ya ha sido suficiente, he llamado a un taxi que ya debe estar aquí. Pero gracias por el ofrecimiento. — Espetó mientras caminaban hacia la puerta principal. — En verdad lo pasé genial.
— Lo pasamos genial, espero que se repita algún día. — Taehyung lo miró con una sonrisa y asintió, besando por última vez esos labios. Debía agradecer que solo fue un fin de semana, porque eran peligros, casi adictivos. — Espero que tengas un buen viaje y que todo te vaya genial en Inglaterra.
— Gracias. — Asintió saliendo. — Ten una buena vida, Jungkook.
Ambos asintieron, el pelinegro sosteniendo la puerta abierta de su apartamento y el mayor en el elevador a pocos metros de la puerta. Elevaron sus brazos, agitándolos a modo de despedida con una sonrisa hasta que las puertas del elevador se cerraron. Jungkook no cerró la puerta inmediatamente, pasaron varios segundos antes de finalmente regresar al interior de su apartamento.
— Tienes una presencia tan fuerte que persiste aun cuando estás ausente, Taehyung. — Musitó viendo su sofá y el camino a su habitación.
Negando con su cabeza, cepilló su cabello con los dedos dibujando una sonrisa en su rostro. Definitivamente no pasaría la noche ahí, lo mejor sería regresar a su casa, esa que compartía con su padre. Para cuando regresara en unos días a ese apartamento, no quedarían rastros de su invitado, la encargada de la limpieza siempre lo dejaba de modo tal que ni siquiera recordaba haberlo habitado en algún momento.
Durante todo el trayecto en taxi a su casa, la sonrisa no se borró del rostro de ese Taehyung que por momentos cerraba los ojos. Ese que apoyaba la cabeza al respaldo y acariciaba sus labios con los dedos. Su cuerpo se sentía tan liviano como pesado. Agradecía esa mañana de spa, todo lo que pedía era dormir por horas aunque no fuera en la cama donde pasó sus últimas dos noches.
— ¡Te dije que ni para el tráfico de órganos lo quieren! — Espetó Wooshik cuando Taehyung cruzó la puerta de su departamento compartido y Hoseok brincó de su asiento. — Estaba a punto de llamar a la policía para reportarte como desaparecido. — Se burlaba ignorando al pelirrojo que le lanzó un cojín.
— Estaba preocupado, no me respondiste los mensajes y todo puede pasar, el mundo está lleno de locos. — Los tres se rieron mientras el peligris caminaba agotado hacia el sofá en donde se dejó caer haciendo una mueca de dolor. — Oh, parece que el fin de semana estuvo bien. ¿Puntuación?
— Un millón de diez, tuve buen ojo. — Los tres se carcajearon mientras el recién llegado abrazaba uno de los cojines. — Ni siquiera revisé mi teléfono, no tuve deseos.
— Nadie lo hubiera tenido. Cuenta, ¿usaste los condones que te di? — curioseó el pelirrojo.
— En lo absoluto, usamos los suyos, recién recuerdo que también me diste. — Rio viendo la mueca de sorpresa de Hoseok. — Fue genial, lástima que los sueños duren tan poco, estoy de regreso a la realidad.
— Una por la que has luchado mucho y mereces. — Afirmó Wooshik formando parte de la conversación. — Un buen polvo no puede borrarte el juicio.
— Por supuesto que no. — Estuvo de acuerdo el peligris levantando su pulgar. — Pero fue muy buen sexo, fue más que solo sexo y estuvo genial. — Suspiró. — Me hubiese divertido más de haberlo conocido antes.
— Tenías a Seojoon. — Mencionó Hoseok. — Da igual el pasado, ahora solo concéntrate en tu presente y futuro. Que no se te olvide este pobre amigo cuando llegues a la cima. — Ambos chocaron sus manos cómplices. — ¿A qué hora debes estar en el aeropuerto?
— Es por la noche, a las ocho, pero tendré todo el día para recuperarme, es lo mejor. Lo bueno es que mi maleta que todo lo que necesito está lista. No es mucho, allá me compraré todo lo necesario. — Dijo levantándose del sofá bostezando. — Necesito mi cama urgente, los dejo aquí, nos veremos mañana.
— Yo me voy a mi apartamento, ya pasé demasiado tiempo con el idiota de Choi. — Espetaba el pelirrojo que caminaba hacia la puerta, dándole una nalgada al peligris que se quejó. — Cierto, estás en estado de recuperación. — Taehyung le sacó la lengua y el dedo medio logrando que el contrario riera. — Nos vemos mañana, descansa por hoy.
¡Doble actualización!
LORED
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