Capítulo 30
Tal vez si en su vida no hubiese aparecido una persona como Jeong Jaehyun, si él se hubiera quedado soltero todo ese tiempo teniendo encuentros casuales y Kim Taehyung tuviese un esposo cualquiera del cual no conocía nada en vez de su propio padre, su moral y decencia hubiese perecido mucho tiempo atrás.
Sin embargo, nada de eso resultó de ese modo, el peligris era su padrastro, ese que se sentaba en el regazo de su padre, a quienes ya más de una vez ha escuchado intimar sin querer. Él era el hombre a quien su padre besaba y hacía cosas de las que no quería siquiera imaginar porque le revolvía hasta el estómago. Falsas o no, escuchaba palabras de amor, veía escenas de dos hombres que se amaban mutuamente en apariencia.
Por eso en ese instante Jungkook se contenía, se estaba alejando nuevamente porque hasta cierto punto le parecía repulsivo estar al tanto de la boca que se posaba sobre ese cuerpo, las manos que lo tocaban. Le daba un poco de asco por algún lugar de su mente poner la boca donde alguien más lo hacía constantemente. Absurdo, pero por segundos sentía que no podía seguir con eso y el mayor pudo notarlo. Debido a esto fue él quien pasó a tomar el control del beso y las caricias, para no dejarle abierta una rendija por la que se pudiera escapar. Estaba reacio a quedarse una vez más sin disfrutar a ese hombre.
Sí, podía ser un capricho porque justo ese que deseaba era el que más le costaba, el más difícil de alcanzar. Le daba cierta satisfacción saber que podía llevarlo a él o a cualquiera a su patio de juego y hacerlo su comodín. Saber que por él, hombres como los Jeon, con todo el poder y la posición que tenían sucumbían como cualquier mortal al placer y que este, era dado por él. Lo hacía sentirse un dios del placer e incluso algo más.
— Espera... — Susurraba Jungkook una y otra vez sobre sus labios, retirando las manos que se habían aferrado detrás de su cuello, esas que lo presionaban y mantenían en un lugar en el que por momentos no quería estar.
Seguía pensando que no valía la pena arriesgar todo lo que tenía y podía llegar a tener justamente por Taehyung. Con él arriesgaba incluso a su familia, no era la más amorosa, normal y cercana, pero los quería. Habían pasado por demasiadas cosas juntos como para agregar algo más que los podría destruir internamente. Con sus defectos y virtudes, amaba a su padre, después de todo, no era perfecto, no siempre estaba cerca, pero cuando lo hacía, ponía todo de su parte para intentar retomar el tiempo perdido.
Era el hombre quien junto a Seokjin, corría con y por él cada vez que lo necesitaba, fue quien muchas veces calmó su llanto con un abrazo y beso en la frente. La primera vez que Seokjin se alejó de ellos, a pesar de ser ya un adolescente, no pudo evitar llorar cada noche extrañando a su hermano. Fue Jeon Dongun quien entraba a su cuarto para hablarle, quizás los temas no siempre eran de su agrado, hablar tan profundamente de la vida o el futuro no fue lo que quiso escuchar estando así de incompleto, pero sabía que ese hombre velaba por su sueño hasta el amanecer. Muchas veces lo vio quedarse dormido en el sofá cerca de su cama todavía con sus trajes, lo despertaba y veía irse a trabajar después de enviarlo a la escuela.
Esa fue quizás la época en donde más lo necesitó y ahí estuvo. Comprendía que cometía errores, entendía el motivo para que su hermano muchas veces no soportara siquiera verlo, pero ese era el papá de ambos. Aunque algunas veces por sus comportamientos y contestas él les hubiera puesto una mano arriba, al mayor le dolía más que a ellos, usándolo para hacerlo sentir peor, nada borraba el hecho de que él era su padre. Ahora, estaba considerando la idea de una noche con el hombre que su progenitor escogió para casarse y compartir el resto de su vida.
— Deja de pensar tanto, Kookie... Tus besos, tu cuerpo sabe que deseas esto tanto como yo... — Fue un segundo en el que Jungkook lo miró a los ojos cuando sus párpados se elevaron y se encontró con esas irises color avellana, pero bastó para saber que podrían ser una perdición.
Kim tenía una facilidad enorme para mentir, mostraba justamente lo que otros querían ver y luego evolucionaba esos pensamientos para entregar cosas diferentes que ni las propias personas saben que desean. Era peligroso, atraía a todos con sus colores y texturas como el fuego, eso era hasta que deseaban tocarlo y sufrían la primera quemadura. Hacía que las personas no reaccionaran automáticamente, creyendo que ese dolor o quemadura no fue provocada por él, incentivando a acercarse más, para cuando se percataban, estaban algo más que chamuscados. Las brasas se iban colando hasta quemar algo más que la superficie, hacía arder el alma con una naturalidad que incluso se podría agradecer. Un sufrimiento, dolor y consumismo de la propia integridad que quedaba olvidado con solo mirar esos ojos que le mandaban señales de alerta.
Ese hombre que ahora tenía en sus brazos era envolvente, le resultaba extremadamente desafiante al punto en que por momentos le apetecía enseñarle una buena lección. Tenía la facultad para provocar y embaucar a cualquiera, debía darle ese mérito junto a otros, por ejemplo, sus besos, era un excelente besador.
— Dime que viniste aquí dispuesto a sacar cualquier cosa de tu mente. — Musitaba Taehyung entre besos, esos que no se habían detenido desde el momento en que entró en ese apartamento. — No tengas en ella ahora mismo familiares, relaciones, el jodido mundo exterior e incluso tu propia moral. Si va a ser una vez, ya que lo vamos a hacer, hagamos que valga la pena. Hagamos que estas horas cuenten correctamente como aquel fin de semana que no sabíamos nos íbamos a volver a encontrar. Cuando no conocíamos absolutamente nada de la vida del otro más allá de que estábamos buenísimos y deseábamos comernos hasta los huesos. — Jungkook rio enhebrando sus dedos en su gris cabello para tirar de este con cierta fuerza para que lo mirara.
— Si hubiese seguido pensando en todo eso que dices, no estaría aquí en estos momentos. — Mintió, pero aunque en su interior estuviese en un debate mental, no se lo iba a dejar saber, no le daría esa satisfacción aunque él mismo lo supiera. Tiró del labio inferior con los suyos, sosteniéndolo con sus dientes. — Estoy dispuesto a darte eso que tanto quieres, vamos a hacer que todos tus esfuerzos valgan la pena.
Esos oscuros ojos eran un pozo en el que podría caer, ese pecho en el que ahora una de sus manos apoyaba, esa voz... Taehyung en serio estaba pensando en que Jungkook podría convertirse en su entretenimiento preferido, no el único, pero sí el más recurrente. Es que simplemente se sentía atraído como un imán por el que apretujaba con tanta presión y sensualidad su trasero.
— ¿Lo que yo quiera? — Indagó con una sonrisa. — ¿Incluye eso tu culo? — Jungkook elevó una ceja y él se relamió sus labios. — Porque realmente quiero sentirlo como aquella vez, me fascina tu pene, pero tu trasero es cosa de otro mundo. Quiero follarte esos muslos, verte quebrado en la cama por mí.
— Sí que eres exigente... — Se burlaba el pelinegro besando ahora su cuello. — Pero te tengo una mala noticia, es un culo Jeon por persona y ya tienes el que te corresponde. El mío hay que ganárselo, no lo entrego fácilmente, tendrás esto... — Llevó la mano en su pecho hasta su entrepierna, dejándolo palpar por encima de la tela de su pantalón. — Y ya eso es un regalo especial para ti.
— ¿Vas a ser tan mezquino conmigo?
— ¿Crees que por yo estoy aquí estoy dentro de tu juego por completo? — Una sonrisa ladeada se dibujó en su rostro confundiendo al mayor que fruncía el ceño. — No te confundas, puedo ser tan bueno como malo contigo y ambas cosas se me dan excelente, adaptándome a lo que me inspires.
— ¿No te inspiro algo bueno ahora? — Sonrió revelando su lengua, misma que Jungkook recorrió con la suya antes de fundirse en un beso que erizó los vellos cerca de sus patillas y nuca. — ¿Sentiste eso? — Indagó Taehyung, él también había sentido en la profundidad de ese beso algo que no sabía exactamente qué era, una adrenalina que lo azotó con fuerza.
La clandestinidad de ese encuentro tenía sustancias que se esparcían en el aire alcanzándolos a ambos. No era un amor prohibido, ese sentimiento todavía no estaba ahí, pero existía algo en eso incorrecto que hacía todo más excitante. Es que lo incorrecto muchas veces era lo más fácil y jugoso de todo. Podía llegar a ser insoportable ese sentimiento cuando no era correspondido, sino también traicionero y estimulante, por eso azotaba a Kim de esa manera, contagiando un poco al contrario.
Porque todo eso venía con una adrenalina inigualable que podría volver loco a los hombres más cuerdos con sus innumerables posibilidades y ese "qué pasaría sí..." No importaba si la pasión prohibida era como una fruta envenenada que en el comienzo siempre era dulce, pero fatal en el futuro.
Estaban tan cerca, tenían tantas similitudes que los convenía a ambos en peones de un juego peligroso que incluso podría terminar con la muerte, se habían dado muchos casos así. Pero justo en ese momento en el que caminaban sin mirar entre besos a una habitación, ninguno podía detenerse.
— Tus besos... — Gimió Taehyung rompiendo ese desordenado beso que se desvió a su mandíbula y cuello.
— ¿Qué sucede? — Tiró de su cabello como tanto le agradaba hacer, haciendo contacto visual mientras su pierna cerraba la puerta. — ¿Se sienten demasiado bien? — No lo iba a negar en ese momento en el que su cuerpo respondía tan transparentemente, por eso asintió relamiendo y mordiendo sus labios deseando volver a besar a Jungkook. — Lo sé, porque eso es lo que pasa cuando eres besado por alguien que sabe cómo hacerlo, uno que te da y quita todo en el momento justo. Tú, Kim, debes ser puesto en tu lugar por alguien que tenga la capacidad de domesticar el huracán andante que eres.
Joder, nunca había pasado la saliva por la garganta del peligris tan fuerte como en ese momento. Justo como la primera vez, Jungkook sabía seguirle el juego e incluso se le adelantaba mostrándole uno nuevo. Podía decir las cosas más duras de manera jodidamente sexy y todavía verse inocente, como un cachorro perdido que podía devorarlo en el momento que quisiera. Esa mirada podía ser la más dulce o la más oscura y profunda, le gustó demasiado eso. Sus palabras, todo él... Justamente por eso no podía dejar ir tan fácilmente algo que se sentía tan bien.
— Desvístete para mí... — Susurró Jungkook en su oído, mordiéndolo, lamiéndolo antes de ir hacia la cama en donde se sentó, dejando al peligris de pie.
— ¿Qué?
— Ya que estoy accediendo a tus deseos, quiero satisfacer los míos también. Si das dos pasos hacia atrás, la vista será espléndida.
— ¿Es en serio? — Estaba incrédulo y divertido, él quería ver al pelinegro desnudarse para él, pero si era bueno, tendría su recompensa. Sería la persona perfecta para el contrario, tanto, que él solo volvería a él tarde o temprano, solo debía tener un poco más de paciencia y Jungkook sería suyo. — Sienta y disfruta...
Taehyung no se esforzaba por ser sensual, eso era algo que salía con naturalidad, podría hacer todo como cualquier persona, mas algún don tenía para hacer lo más vulgar o sencillo volverse elegante y sensual. Todo lo que tenía que hacer era alternar entre la mirada más seria y depredadora con la más sumisa, coqueta o quizás alegre.
Ofrecía una muestra de todas y permanecía con la que más le afectara a su acompañante. A Jungkook, pudo ver en sus ojos que le afectaron dos por igual, cuando le sonrió ampliamente como si le estuviera coqueteando directamente y sin filtro. La otra fue su mirada tan seria y penetrante como la que le era dada, tensó sus mandíbulas y de vez en cuando relamía sus propios labios.
Eso era todo, movimientos lentos y precisos, cada botón de su camisa se iba abriendo, dejándole saber lo que había debajo, mas sin mostrárselo en su totalidad, principalmente lo que él sabía era su debilidad. Jungkook lo admiraba en silencio, no sabía si era por los entrenamientos ahora que estaba en la compañía, el cambio desde su primer encuentro a ese era evidente. No como él, pero sus músculos resaltaban más. Sus brazos y pecho tenían más volumen, su abdomen más definido y su trasero mucho más firme, perfectamente redondo.
Lo vio deshacerse de sus zapatos, su pantalón e incluso su ropa interior con un intervalo de tiempo justo, no muy rápido matando la magia, tampoco demasiado tiempo llegando a ser más aburrido que desesperante en el buen sentido. El escroto de Taehyung lucía ligeramente más oscuro que el resto de su acanalado cuerpo, no completamente recogido, pero tampoco largos como una bolsa vieja de boxeo. Esos eran unos bonitos testículos.
Su extensión, tal vez por la situación, no estaba del todo erecta, pero poco faltaba. Entonces ahí, a su vista, quedó esos brillantes zafiros que lo encandilaron. Por momentos eran cubiertos por la tela de la camisa de satín del mismo color, esa que no se había terminado de quitar. Cuando sus miradas se encontraron después de un largo recorrido por la piel expuesta, los dos sonrieron de forma ladeada al mismo tiempo.
Vio al peligris acercársele, no lo detuvo, tampoco lo alentó, simplemente le dejó la libertad de hacer lo que deseara sin romper ese contacto visual. Sus piernas habían estado cruzadas, al principio con su espalda recta y elegante, ahora se apoyaba en sus dos manos mientras Taehyung se sentaba en su regazo como un rey e su trono, con propiedad y certeza.
Cada movimiento fue como un compás marcado que solo el cuerpo de Taehyung podía sentir, convirtiéndose en un traductor para el pelinegro que por un segundo cerró sus ojos al sentir los largos dedos ajenos acariciando su cráneo justo antes de tirar como tantas veces él lo había hecho durante la noche.
— ¿Te gusta lo que ves?
— Tu carcaza siempre ha sido hermosa, lo feo es toda la mierda que guardas en tu interior. — Respondió con calma, sintiendo la tensión que Taehyung pretendió no tener, regalándole una sonrisa.
— Debates demasiado para aceptar tus sentimientos, comprendo que estás en proceso de negación, sin poder aceptar lo mucho que te gusto, lo mucho que me deseas y quieres en estos momentos. Es normal... — Se inclinó para besar el cuello de Jungkook, succionando su cuello con fuerza sabiendo que eso dejaría una marca.
— ¿Qué crees que haces? ¿Olvidas que no te conviene recibir una igual de mi parte?
— La verdad es que la luciría con orgullo incluso delante de mi esposo, después de todo, tal vez crea que me la dejó ayer mientras me hacía el amor. — Jungkook volvió a cerrar sus ojos, solo incomodidad quedaba ahora. — ¿Es por él que estás tan indeciso esta noche?
— Creo que necesitas la verificación de lo que causas en alguien para sentirte bien, mientras más te lo niegan, más sientes tener el poder de demostrarles cuánto se equivocan y engañan a sí mismos. — Sonrió sorprendiendo un poco al mayor por la deducción, riendo igual porque no podía negar ese planteamiento. — ¿Crees que si no me hubieses gustado y despertado el deseo desde que te vi aquella noche me hubiera tomado la molestia de mandarte aquella botella para hacer el primer movimiento? ¿Piensas que si no me hubieses conquistado yo te hubiese llevado a mi apartamento en vez de un hotel, invitándote a quedar y compartiendo contigo todo un fin de semana? Incluso pedí tu teléfono para seguir en contacto.
— ¿Qué es diferente ahora?
— Que rompiste el encanto que tú mismo creaste. Eres jodidamente atractivo, Kim. Mentiría si te dijese lo contrario y lo sabes, puedes hacer a un muerto suspirar en algún momento o al menos voltearse a verte. Creo que si no me gustaras sexualmente hablando yo no estaría aquí contigo. No tengo un debate de sentimientos hacia ti, deseo, lujuria, gusto, placer, tengo claro lo que despiertas en mí. Los sentimientos que me tienen contrariados son los de las personas que significan para mí, algo que yo sé que no comprendes y no tiene caso decirte. Esto, sexo, es rico y divertido, por tanto estoy disfrutando el momento al igual que tú.
Sin responderle eso, Taehyung acercó su cabeza hasta que ambos tuvieron sus labios unidos sin mayor movimiento que una presión. Como si jugaran, las puntas de sus lenguas se unieron, pasando luego a succionarse, lentamente esta vez, sin apuros. En ese momento, con miradas y caderas que se oscilaban con parsimonia, algunas paredes se levantaban y otras se derrumbaban para proteger ese momento.
Un cuerpo que se cerraba sobre el otro, disfrutando las caricias sobre la piel expuesta e incluso aquella escondida bajo la tela azul. Los deseos estaban irrumpiendo cada vez con más fuerza, justificando sus acciones y pensamientos. Jungkook lo describió bien, Taehyung sobre él se movía como un huracán, fluyendo como la marea.
El cuerpo de Jeon y algo más le decía que ese era entre muchos, el mejor y más grande sentimiento que ha tenido en la intimidad. Pero su mente conocía la diferencia entre querer lo que no se podía tener y desear lo que no debería querer. Porque aunque en ese momento no lo hacía, aún con todo lo equivocado que este era, existía algo en Taehyung que podría hacer fácil el quererlo y él no debería hacerlo. Las reglas estaban claras y establecidas.
No podían y no debían, esas dos palabras eran fácilmente intercambiables y, sin embargo, podían alterar por completo la naturaleza de cualquier sentimiento fuera conocido, expresado o no. Porque como Pablo Neruda una vez escribió, había sentimientos que se convertían en amor y se amaban ciertas cosas oscuras en secreto, entre la sombra y el alma. Amaban ese tipo de encuentros en donde se unían las pieles y peligrosamente sus mentes también.
¿Eran las personas como ellos oscuras o era el sentimiento que envolvía lo que hacían? ¿Qué pasaría si no existieran ataduras, si ellos volvieran a ser por un momento solo dos chicos solteros que se conocían por primera vez?
Con sus manos ciñéndose en el trasero de Taehyung para aumentar el ritmo de sus movimientos junto a la fricción que provocaba, los ojos de Jungkook veían algo más allá de su piel y esto lo hacía sentir como un loco, un demente que bajo la nube del placer comenzaba a divagar. Porque sentía casi como un don el ver toda la belleza y horror en algo tan ordinario como lo era el ser humano.
Por segundos cerraba sus ojos, lo hacía, pero descender los párpados y pretender que algo no estaba sucediendo no lo hacía cierto. Estaba ahí, con el hombre que le dijo a su pareja ya no significaba nada en su vida y no ocurrió una gran cosa para orillarlo ahí. No lo buscaba, a su vez sí, creyó que esa espina simplemente saldría una vez que la tocaba y ahora le hincaba sin poderla agarrar. Porque no podía borrar el hecho de que estaba una vez más con él, con el hombre que follaba y se dejaba follar por su padre. Cerrar sus ojos no volvía todo aquello correcto, no borraba los errores, no evitaba que siguiera convirtiéndose en el infame que sería.
— ¿Sabes por qué corrí para hacerme los exámenes médicos en la misma clínica que tú? — Preguntó Taehyung abriendo el pantalón contrario, liberando un endurecido miembro que saludó al suyo. Ambos gimieron al contacto de sus pieles, sosteniendo su cabello mientras buscaban frotarse para calmar un poco ese deseo. — Porque muero por probarte. Correctamente hablando en esta situación, quiero chuparte hasta que tus fluidos bajen por mi garganta como un elixir de vida.
— ¿Quieres? — Preguntó viendo como Taehyung observaba y sonreía su piercing, no podía ocultar esa alegría que le dio al verlo usando la joya que le compró, esa igual que la suya en, solo que en rojo. Creyó que no resaltaría, pero en su piel brillaban esos rubíes como las más bellas rosas sembradas en la cálida arena. — ¿Qué tan profundo puedes ir?
— En mi garganta puedes ir tan profundo como quieras, intentaré tragarme todo lo que estés dispuesto a darme. — Respondió divertido, sintiendo como el pene junto al suyo se contraía con sus palabras, disfrutando su sucio hablar.
Se sorprendió cuando su cuerpo fue levantado y acostado en aquella cama. No le preguntó a Jungkook por qué colocaba su cabeza en la dirección contraria a la cabecera, no obstante, cuando lo vio parada junto a la cama mirándolo, comprendió todo. Era graciosa la vista, es como si viera todo al revés desde su posición. Observó al menor eliminar su pantalón y ropa interior, quedando casi en igualdad de condiciones.
— Si me vas a dar una vista, dámela completa. Quiero que te quitas tu camisa para admirar tus tatuajes, quiero volver a verlos. — Jungkook sin más eliminó su negra camisa, dejando su cuerpo completamente desnudo. — Amo tus tatuajes, tu piercing, sé que te lo han dicho muchas veces, pero eres perfecto.
Jungkook por un segundo sonrió, agachándose hasta quedar en cuclillas y besar esos labios en esa posición un tanto incómoda para un beso. Su labio inferior chocaba con el superior contrario y viceversa. No obstante, sus lenguas parecían encontrar el camino correcto, sincronizándolos correctamente. Entonces, Taehyung solo sintió su cabeza ser sostenida con cierta presión.
— Palmea mi muslo dos veces si te sientes incómodo o es demasiado, también si te falta el aire.
El corazón de Taehyung latió una vez más desbocado al escuchar esas palabras, viendo como Jungkook se levantaba para contemplar su cuerpo desde su altura. Eso al peligris le proporcionaba de igual manera un hermoso paisaje, como si el cuerpo de Jungkook estuviese siendo observado con lupa. Porque era como si estuviera de cabeza a pesar de estar acostado, sus muslos, entrepiernas, abdomen e incluso ese rostro que tan lejos se veía, todo era magnífico.
Se sentía como un animal salvaje al que le servirían un trozo de carne después de días sin comer. A medida que aquel piercing se acercaba a sus labios, su cavidad bucal salivaba. Cuando llegó a él, lo primero que hizo fue besarlo sorprendiendo al pelinegro que se echó ligeramente hacia atrás para mirarlo a los ojos.
— No pude contenerme, quería darle muchos besos porque luce precioso. Estoy orgulloso de ver ese piercing resplandeciendo en tu polla.
— Eres...
— Soy de un modo que te enloquece y me dijiste una vez que eso te encantaba. — Jungkook terminó de mostrar una sonrisa, acariciando su rostro con suavidad.
— No quiero que uses tus manos, solo tu boca. Recuerda...
— Palmearte el mismo dos veces si siento que es demasiado. Si lo vuelves a repetir una vez más me asustaré porque no sé qué demonios me vas a hacer con tantos avisos. — Jungkook llevó su mano a su propio miembro para acariciarlo suavemente varias veces mientras le daba una sonrisa.
— Solo te pediré algo, si sientes correrte, hazlo, aunque tome su tiempo sé que estarás pronto listo nuevamente para la batalla. Déjame saborearte de este modo, ¿de acuerdo? — Un nuevo asentimiento llegó, luego la caricia de un pulgar en sus labios, ojos centrados en sus clavículas. — En mi boca, no en mis clavículas, al menos esta primera vez.
— Ya estás demandando demasiado, es hora de hacer silencio.
Cuando se acercó a sus labios una vez más, dejó que su glande repasara los labios ajenos, instándolos a abrirse para él. La señal fue captada, Taehyung le brindó su boca en totalidad, dejando que Jungkook lo arrastrara un poco más hacia afuera de la cama, su cabeza ahora casi guindando, pero en un mejor ángulo. El metal del accesorio se sintió bien en su boca, aún más la idea de que fue algo mandado a hacer por él, exclusivamente para Jungkook. Se veía tan bien como un collar o anillo en su dedo.
No obstante, nada se comparó al momento en que el interior de su boca comenzó a ser invadida. Quizás porque tuvo mucha curiosidad y quiso probarlo durante mucho tiempo, pero encontraba el sabor del menor exquisito a su paladar. La textura de su piel, su olor, lo había dicho muchas veces, pero joder, era perfecto.
Jungkook era cuidadoso a pesar de todo, se adentraba sintiendo esa humedad rodearlo y recibirlo tan dispuestos. Eran pocas las bocas que dejaba que se posaran en él por el simple hecho de que tampoco practicaba demasiado sexo oral en alguien en más. Primero por salud, le gustaba cuidarse apropiadamente, después, que tampoco era muy amante de hacerlo y sería injusto que solo su compañero lo hiciera.
Siempre había querido probar esa posición y lo que harían a continuación, pero no era algo que a su novio le gustase por lo que después de mencionarlo una vez, no volvió a hablar de ellos, no era tan importante. No obstante, desde que Taehyung y él se encontraron en aquel bar días atrás, estuvo pensando en algunas de sus palabras, como el hecho de poder experimentar con él todo aquello que no había podido hacer en casa con su pareja.
Cerrando sus ojos, gimió guturalmente a medida que esa boca lo recibía tan bien. Sus movimientos iniciales eran cortos, lentos, dejando solamente su glande en su interior, avanzando un poco más en cada intento hasta que la mitad estuvo dentro y su blando chocó con su garganta. Se movía lentamente, probando los límites mientras sus manos mantenían firma la cabeza de Taehyung, acariciando sus mejillas y mandíbula.
Retirándose por completo comprobó que este estuviera bien, que siguiera deseando aquello, pero cuando vio su sonrisa y su pene palpitar, el suyo lo igualó, provocando que sonriera complacido antes de regresar. Esta vez, buscó ir más profundo, sintiéndolo batallar un poco la primera vez que casi logró pegar su pelvis a los labios. Se retiró para dejarlo respirar, viéndolo enrojecido, pero sus ojos, sonrisa y miembro diciéndole que aquello estaba bien.
La camisa azul abierta dejaba ver ahora una de sus clavículas, una vista provocativa y hermosa que le hizo regresar con prontitud. Esta vez, Taehyung no se quejó, no parecía batallar con lo profundo que se perdía en su garganta. Su cuello, pecho y cabeza, todo estaba rojo, sus venas resaltaban de una manera increíble haciendo que las manos del menor buscaran acariciar esas zonas.
— Luces precioso incluso así. — Musitó logrando que la garganta se cerrara sobre su miembro.
Se retiró una vez más, dejándolo respirar correctamente, subiendo un poco su cabeza, atrayéndolo a suaves besos por varios segundos hasta que el propio Taehyung volvió a acomodarse. Jungkook no necesitó una invitación verbal para perder nuevamente su miembro en aquella preciosa boca. Ahora menos suave, más agresivo y profundo, sus movimientos ganaban velocidad.
Aunque estaba disfrutando al punto de querer olvidarse de todo, sus ojos continuaban estudiando el cuerpo de Taehyung, si era suficiente, si estaba en su límite, este debería dejarle saber aun si no golpeaba su muslo dos veces. Las palmadas no llegaron, aun cuando sus caderas aceleraron, cuando sus manos envolvieron su cuello para sentirse, cuando golpeó hasta el fondo y se quedó ahí varios segundos cortando momentáneamente su respiración, Taehyung no lo detuvo. Cuando las manos del peligris se movieron, lo hicieron solo para acariciarse.
Se comenzó a masturbar desesperado, tanto como parecía estar Jungkook. Le gustaba abrir sus ojos y ver al pelinegro moviéndose, ser llenado por él, sentirse que le estaba brindando algo sencillo, pero que no todos daban, todo eso lo excitaba y el menor lo notó. Jungkook analizaba la situación mientras se retiraba por completo de su interior, pasando a levantarlo para a abrazarlo, obligándolo a respirar antes de fundir sus bocas en un profundo beso. Uno que le devolviera su consciencia para luego volvérsela a arrebatar.
— Ibas a venirte, te dije que la quería. — Reclamó Taehyung sobre sus labios.
— No te la estoy negando, es toda tuya, solo ven y sácala. — Comunicó arrodillándose sobre la cama, viendo la sonrisa en los labios contrarios mientras Taehyung se acercaba a él. — Eres una basurita muy traviesa.
— Y te encanta.
— Lo hace, joder... — Jadeó tensando su mandíbula, echando su cabeza hacia atrás mientras sus dedos se enredaban en la cabellera gris sin hacer presión, solo acomodándose allí porque le estaba entregando total libertad al mayor que al hacer unas cosas con su lengua y succionarlo con fuerza, lo llevó al borde. — P-Prepárate... — Fue todo lo que logró decir, acariciando su cabeza mientras el contrario se encargaba de extraer hasta la última gota de semen que pudiera en esa primera vuelta — Mierda... — Jadeó alejando con fuerza la cabeza de Taehyung, mirándolo a los ojos, viendo como no desperdició absolutamente nada. — Eres un perverso, Kim Taehyung...
— Un perverso que también podría ser tuyo si así lo desearas.
— Jamás serías mío y yo odio compartir.
Dios, no puedo creer que fueran casi 5k de palabras para llegar a su primer oral y final de este capítulo. Sorry si el smut es muy lento y me toma mucho, estos infames son complicaditos. Espero que no se hayan aburrido y pudieran disfrutar el capítulo. Ya debo dormir, espero pronto escribir la continuación.
LORED
https://youtu.be/rl9CR5F5CyA
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