Capítulo 22

¿Por qué todo lo relacionado con Taehyung a veces le daba mala espina? Era un mal augurio cuando el mayor le daba esa mirada carente de buenas intenciones y demasiado brillo malicioso. Le hacía por alguna razón mantenerse cauteloso y estar alerta. Era predecible hasta cierto punto, pero existía algo que permanecía indescifrable que poco tenía que ver con aquello que el peligris diariamente mostraba.

La primera vez que le dio esa impresión, fue en la primera mañana que compartieron juntos, por un momento, notó una imagen que quiso proteger. Cuando Taehyung estuvo finalmente despierto, dejando de lado ese dejo de sueño que arrastraba. Es como si hubiese algo en su interior, plantado como una ceiba que crecía a cada instante más.

Desconocía si era su desmesurado interés y descaro, aquella franqueza como la que lo cautivó esa noche cuando lo conoció. Si era su aspecto o su andar, no lo sabía con certeza. Sin embargo, algo de ese hombre siempre llamaba su atención aunque no fuera del mismo modo o bajo el contexto en el que una vez se sintió atraído, eso podía admitirlo.

En silencio permaneció sentado mientras lo observaba, esperando que finalmente hablara aunque el mayor parecía esperar a que él le diera la oportunidad de hacerlo.

— ¿Qué es eso que debes hablar conmigo? — Preguntó cerrando bien su bata, cubriendo los muslos en donde la indiscreta mirada contraria estaba centrada. — ¿Qué deseas ofrecerme?

— Me gustaría que, como si fuera una propuesta de trabajo, me escucharas primero y sin interrupciones. Ya al final, si decides aceptar o no, puedes decirlo libremente. — Sin mucho que decir, Jungkook asintió. — No le daré muchas vueltas tampoco, así que intentaré ser completamente directo.

— Por favor...

Kim Taehyung sabía que la probabilidad de éxito en el primer intento serían casi nulas. No obstante, no había peor esfuerzo que el que no se hacía y la negativa ya estaba garantizada. Acomodándose en esa amplia cama, pasó los dedos por su cabello y luego lo miró.

— Creo que no es un secreto para ti el hecho de que me atraes, me gustas como hombre. — Esperó alguna respuesta, pero tal cual pidió, Jungkook no lo interrumpió, se limitaba a mirarlo sin dejar entrever aquello que pensaba. — Estoy consciente de que estás en una relación y yo casado, pero eso no evita que siga sintiéndome atraído por ti. Para serte sincero, estoy seguro de que debes estar pensando en que hay algo mal conmigo, que no pienso con claridad y puede que tengas razón. No logro pensar con claridad cuando se trata de ti, desde aquella noche en que me enviaste aquella botella me llamaste la atención. Sé que mucho ha cambiado, no somos personas totalmente libres, pero ahí radica nuestra mayor libertad. Sabemos lo que queremos, lo que tenemos en casa y la diversión que podríamos tener fuera. Quiero estar contigo, quiero volver a tener sexo contigo.

Asintiendo muy sutilmente, Jungkook jugueteó un poco con el interior de su boca utilizando su lengua. El silencio ayudaba a la concentración, no quería mandarlo literalmente a la mierda, podía darle una mejor respuesta que esa.

— En pocas palabras, me estás pidiendo que me convierta en tu amante.

— Sería mutuamente, yo también sería tu amante. No estaremos juntos todo el tiempo, no nos atosigaremos, cada uno tiene un espacio y una vida. Digamos que continuaremos viviendo en el cielo, pero cuando el aburrimiento nos toque a la puerta, bajaremos al infierno a jugar.

— Tú y yo tuvimos una conversación en mi oficina. — Musitó con calma Jungkook.

— No la he olvidado. De hecho, puedo ver que realmente te gusta tu pareja, me dejaste claro que te complace y eso no lo pongo en duda, tu padre también lo hace muy bien. Ellos son nuestro alimento, lo que nos sostiene con los nutrientes necesarios y exactos, pero no es lo que comemos a gusto. Eso que hace a nuestro paladar gozar, nuestros ojos cerrarse y gemir con plenitud.

— Creo que deberías hablar por ti, yo tengo eso junto a mi pareja.

— ¿Puedes ser completamente sincero contigo mismo? No me responda lo que es correcto, lo que siente que debes decirme, permite que las garras del deseo escarben en el interior de tu pecho para liberar aquello guardado ahí. — Hablaba despacio, levantándose de la cama para sentarse en el sofá en donde se encontraba el menor, guardando la distancia justa para no incomodarlo demasiado. — Porque lo que vivimos años atrás tú y yo por muy efímero que haya sido, jamás se olvidará del todo. Podremos no contarlo, no admitirlo porque es algo peligroso, incluso moralmente prohibido, pero está ahí. Solo cubierto por una mísera sábana empolvada, yo lo sé.

— Tu seguridad es magnífica, creo que ya te he felicitado por eso. Pero hay una gran brecha entre nosotros más allá de la moralidad. Sí, tuvimos buen sexo, ¿pero hubo algo más allá de eso? — Por un momento Taehyung detuvo sus avances y Jungkook se levantó. — Tengo una espléndida intimidad en casa en la que el sexo está incluida. Un hombre en cuyos brazos puedo amanecer, nos que me cobijan cuando necesito e incluso cuando no lo hago. Tengo a alguien que me sostiene y entrega su valioso tiempo, quien antes de mirar mi cuerpo se encuentra con mis ojos y me pregunta cómo estoy sinceramente. Cuento con risas, conversaciones, compañía y complicidad. Nada de eso me lo puede ofrecer un encuentro fortuito contigo por muy intenso que sea. Por ende, aunque no fueras mi padrastro, tu oferta no me interesa. La agradezco, gracias por pensar en mí, pero rechazo convertirme en tu amante. Ahora, si me disculpas, me gustaría irme a dormir.

Taehyung asintió tranquilo, mostrando una amplia sonrisa que Jungkook no comprendió por mucho que quiso ver a través de esta. Es que de cierta forma, el peligris sabía que esa sería su respuesta. Sin embargo, también sabía que su pedido se quedaría instalado en su cabeza aunque no quisiera. Porque fue algo increíble, un descaro que podría molestar a cualquiera y, si algo tenían las personas es que eran las cosas malas e inesperada lo que no olvidaban. Jeon Jungkook, aunque no lo quisiera, estaba entrando en su telaraña, lento, pero seguro, el pelinegro volvería a su cama.

— De acuerdo... — Asintió levantándose también. — Por cierto, vine para hablar sobre trabajo. — Jungkook solo se mantuvo mirándolo, viendo como ese hombre lo volvía cómplice de una mentira con tanta facilidad.

Había pensado en conversarlo con su padre, pero no tenía verdadero caso hacerlo por dos razones. La primera, él estaba feliz junto a Taehyung, la segunda, aunque se lo dijera, no le creería y lo más probable era que solamente volviera a causar desavenencia entre todos. Por eso ahí estaba, de cierta forma molesto por verse en una situación tan ridícula. En otros tiempos, su accionar bien podría ser diferente de muchas maneras, pero estaba hasta cierto punto limitado. No sabía cómo darle un escarmiento para que no lo molestara más.

Tras vestirse en silencio, salió de su habitación hacia la de su padre. Tocó y esperó durante varios segundos a que Dongun finalmente abriese la puerta, un tanto sorprendido al ver a su hijo ahí.

— ¿Qué sucede? — Indagó estudiando a Jungkook con la mirada, asegurándose de que estuviera bien.

— ¿Podemos hablar? Sinceramente necesitamos conversar, hay un tema serio del que quiero discutir contigo. — No le importaba si no le creía, si se molestaba, él simplemente no podía callarse más, porque Taehyung solamente cogería más alas y dado el momento, los lastimaría a todos, incluyendo su relación.

Desde el baño, Taehyung pudo escucharlo. Iba a bañarse, pero ni siquiera pudo quitarse la ropa después de escuchar los golpes en la puerta. Por un momento, sintió sus piernas flaquear porque tenía un mal presentimiento. Quizás hizo mal sus cálculos con Jungkook, se dejó llevar demasiado e ir a su cuarto para hablar abiertamente sobre ello fue su mayor error. Hubiese sido mejor hacer las cosas menos evidentes, embaucarlo y hacer que fuera justamente Jungkook quien hiciera el primer movimiento abierto.

— Mierda...— Murmuró empuñando sus manos, apresurándose para salir. — Mi amor, ¿quién es? ¿Sucedió algo? — Preguntó uniéndose a ellos en la puerta, rodeando la cintura del mayor mientras miraba por encima de su hombro a Jungkook. — ¿Jungkook? ¿Qué te trae por aquí a esta hora? — Sus miradas se cruzaron en un juego de poder, era un reto silencioso por parte de ambos y el pelinegro tenía un defecto, odiaba perder.

— Mi hijo vino para conversar conmigo. — Puntualizó Dongun de la mejor manera.

— Así es, he venido a conversar con mi padre de ti y del pedido que me has hecho hace unos minutos en mi habitación. Tal vez él quiera darme su opinión al respecto. — Frente a esto, su progenitor frunció un poco su ceño y, con labios trémulos, el peligris negó parándose al frente. — Supongo que no le has dicho, dado que estás actuando a su espalda y ahora estás evitando que le cuente lo que con tanta seguridad me pediste.

— J-Jungkook. — Su lengua por un segundo se enredó, negando en una súplica que el menor estaba ignorando. — Jungkook, no es momento.

— Taehyung... — Su esposo habló con firmeza a su espalda, con más seriedad de la acostumbrada y esto lo erizó. — Entra, permíteme hablar con mi hijo a solas.

— Pero Dongun... — Intentó detenerlo, pero el nombrado simplemente siguió al pelinegro que extrañamente tenía deseos de sonreír al ver el desespero dibujado en su rostro.
Él podía jugar cualquier juego, aunque no lo entendiera, sabía cómo tomar la delantera y ser bueno en todo porque era alguien sumamente competitivo y no le gustaba regalar ventaja. En los negocios, podía no ser tan bueno como Seokjin o su padre, pero había llegado hasta ahí por mérito propio, sabía cómo barajar sus cartas y no se la pondría tan fácil.

Padre e hijo se sentaron en el estudio del mayor mientras que, asustado, Taehyung le daba vueltas a su cabeza en busca de algo que lo ayudara a salir del problema en el que podría caer si Jungkook le contaba todo a Dongun.

— Es tan poco común que quieras conversar conmigo. — Musitó el señor Jeon mientras lo miraba entre preocupado y sonriente. — ¿Quieres algo de beber?

Jungkook se iba a negar, pero al ver el entusiasmo que su padre mostraba se limitó a asentir. Se le quedó mirando, el mayor preparaba la bebida, pero mientras, se puso a recordar cuándo fue la última vez que ellos compartieron un momento a solas como padre e hijo. La última vez que conversaron sobre algo que no fuera negocios o reclamos, solo cualquier tema trivial y en verdad no podía recordarlo. Debía de admitir que en eso, llevaban culpa los dos porque incluso cuando su padre buscaba conversar, a él no le apetecía por varias razones.

El motivo de esos pensamientos en ese momento exacto, no estaba muy claro a qué se debía. Quizás era la preocupación mezclada con satisfacción que su padre evidenciaba en su rostro, el saber que con una palabra suya, estaría quitándole esa tranquilidad de la que había estado siendo testigo en los últimos tres años desde que estaba con Taehyung. No creía que una única persona influyera y generara tantos cambios en la vida de alguien más, pero ese peligris logró grandes cosas con su padre. Eso no podía ser solo el resultado de buen sexo.

— ¿Cómo van las cosas en la compañía? — Indagó Dongun, estirándole un vaso con un líquido ámbar que hizo a Jungkook sonreír. — Tu preferido.

— Papá, te regalé eso por tu cumpleaños, es para ti.

Cinco años atrás, por sus cumpleaños número cincuenta, se hizo con dos de las botellas de edición limitada que, por su aniversario 500, Ron Santiago de Cuba ofreció al público. Siempre supo de los gustos de su padre por los más extraños y exóticos rones, también licores. Debido a esto, decidió hacerse con ese líquido de suaves aromas frutales y especies que se daba únicamente en suelo cubano. Sabía que por la infinita persistencia de su fragancia, por ese sabor que transmitía calor, fuerza, historia y cultura, su padre lo adoraría. No se equivocó, recibió una sonrisa casi tan amplia como la que le daba en esos momentos.

— Sabe mejor cuando se bebe acompañado y qué mejor que la compañía de mi hijo. — Jungkook negó con sus comisuras elevadas, contemplando si realmente debía decirle en ese instante lo ocurrido entre Taehyung y él.

Porque para que le creyera lo que estaba sucediendo ahora, tendría que ir atrás en el tiempo. Enfrentar que ocultó aquello por tanto tiempo, le haría preguntarse por qué ahora. ¿Un temor? Exponerse, contarle todo y que nada cambiase, a excepción de su relación parental.

— Ah, antes de que se me olvide... — Musitó parándose nuevamente el mayor hasta su escritorio, tomando un sobre para entregárselo a su hijo. — No es ahora, todavía quedan tres meses para mi aniversario con Taehyung, pero mandé a construir una casa en el campo. Justo frente a un precioso lago en Gangwon-do Chuncheon. Sin embargo, sé que tu aniversario con Jaehyun casi en las mismas fechas, por lo que si aceptas, me gustaría que viajásemos los cuatro juntos. Puedes ir antes también, la construcción se terminó hace unas semanas y ya es completamente habitable.

— ¿Ese era el proyecto que tenías en Chuncheon... — Musitó mirando la tarjeta que tenía en su mano con toda la información y claves del lugar.

— Así es, pero bueno, ahora sí, dime qué era eso que me tenías que contar sobre Taehyung. ¿Te está dando muchos problemas en la empresa? — Preguntó con honesta preocupación, encontrándose con la fija mirada de su hijo. — Por favor, hijo, sé que podría ser un poco difícil, solo tenle un poco de paciencia.

— No se trata de eso, papá. — Musitó mirando una vez más lo que tenía en la mano, viendo luego una ligera sombra que se movía por debajo de la puerta. — Verás, Taehyung y yo... — El sonido de la puerta interrumpió su frase, mostrando a quien había sido nombrado.

— Lamento incomodarlos, ¿mi amor, te falta mucho para venir a la cama? Me iré a dormir si no subes ya, estoy algo cansado... — Musitaba mirando fijamente a Jungkook, esta vez, pudo relajarse, algo le decía que el menor no le diría nada a su padre, no algo que lo pusiera en problemas.

— Puedes adelantarte, no hay problema. — Respondió su esposo llevando la vista hacia la puerta. — En un rato más estaré contigo. — Con una sonrisa, Taehyung asintió. — Buenas noches, amor.

— Buenas noches para ambos.

— Buenas noches, Taehyung. — Cuando el aludido volvió a dejarlos solos, Jungkook volvió a darle la misma mirada imperturbable a su padre. — Me gustaría contar con tu comprensión de antemano y que no te molestes. — Dongun frunció su ceño ante estas palabras, acomodándose con mayor seriedad sin dejar de observarlo.

— Adelante, te escucho...

— Vine para conversar contigo porque no quiero que vuelvan haber malos entendidos entre nosotros, papá. Taehyung y yo hemos estado discutiendo algunos proyectos para su debut, sin embargo, me ha pedido que no te dijera su deseo de debutar en un BL, una mini serie de Nine Tv en colaboración con Metflix. Ha estado considerando su papel como protagonista y, a diferencia de otros antes producidos en el país, este contará con escenas explícitas. El director y productor aclararon que lo quieren lo más realista posible, rompiendo con los estereotipos y estilos coreanos porque el objetivo en un público internacional, adulto. Ya sabe que los asuntos en mi empresa los manejo yo, pero al decirme que no te contara esto, creí que justo eso era lo que debía hacer, no quiero problemas. No me gusta estar metido entre los problemas que ambos puedan llegar a tener.

A veces se asustaba con la capacidad para mentir que podía llegar a tener. No solía hacerlo, a veces era demasiado torpe, pero cuando menos se lo esperaba, las inventaba en el aire. No sabía si su padre se lo estaba creyendo, era bastante débil su excusa y él era un hombre muy inteligente, lo conocía demasiado bien como para esperar que buscara su autorización para algo, pero su sonrisa parecía diferir de sus pensamientos.

— Hijo, Taehyung es un hombre adulto que no me debe contar cada cosa que hace, mucho menos si es relacionado con su trabajo. Esa es un área en el que yo no debo inmiscuirme. No sé por qué él no quiso decirme, tal vez siente que me molestaré, pero si estuve de acuerdo con su trabajo es porque apoyo lo que hace y sé a todo lo que se expone un actor. Si debe besar a alguien por trabajo y cosas así, no es un inconveniente siempre que sea algo profesional. No creo poder ver esas escenas personalmente, pero apoyo lo que sea que él decida hacer. No obstante, gracias por preocuparte por mí y decírmelo. Si creen que mi esposo ya está apto para un papel de tal magnitud, si crees que les beneficiaría a ambos, tanto a él como a tu empresa, entonces no hay motivo para no tomar ese papel.

A pesar de que sabía que su padre no se molestaría por algo así, tampoco era la respuesta que estaba esperando. Parpadeaba confundido, mirando la sutil sonrisa del hombre que lo engendró, confundido.

— Me parece bien que estés de acuerdo, así podré proceder sin preocupaciones absurdas. Solo les pido que si tienen algún problema en su relación, no me hagan partícipe de esto.

— Tranquilo, hasta el momento, desde que nos conocimos, mi esposo y yo no hemos tenido problemas. Puede que una desavenencia aquí y allá, pero nada serio. Así que no te preocupes, además, somos adultos, no dejaré jamás que mis hijos estén al tanto de mis problemas matrimoniales. — El menor asintió porque había escuchado esa frase muchas veces, no solo con Taehyung, cuando se hablaba de su madre, él decía siempre lo mismo. Que si hubo algún problema matrimonial entre ellos, no era de la incumbencia de nadie, menos de sus hijos. — Será mejor que vayamos a descansar. — Jungkook asintió, elevando su vaso en un brindis antes de tomarse el último trago que les quedaba en su vaso. — ¿No has oído nada de tu hermano?

— No me ha llamado desde que se fue, pero la semana pasada me escribió, todo está bien.

— Eso me alegra...

— Papá, tienes teléfono y boca, puedes llamar a mi hermano y preguntarle personalmente cómo está, no hacerlo a través de mí siempre. Si no me preguntas a mí, molestas al pobre Min que solo es su asistente. — Su papá lo miró con una sonrisa, no sabía si estaba cubriendo a Jin o si de verdad no sabía lo que sucedía entre Min y Seokjin.

— No logro nada con llamarlo si él nunca me responde. — Se encogió de hombros apretando los del menor. — ¿Tu padre puede darte un abrazo? — Los ojos de Jungkook se ensancharon, las muestras de afectos entre ellos no eran abiertas, mucho menos de forma física. Esa era la razón por la que veía a su padre como si este hubiese compartido un gran descubrimiento. — Nada, lo siento, ve a tu cuarto. — Comentó palmeando su espalda frente a la escalera. — Olvidé que debo hacer algo, así que sube tú.

— De acuerdo, buenas noches. — Se despidió mirando como el mayor regresaba a su despacho. Quizás ya se estaba poniendo viejo y eso lo volvía más afectivo, sin embargo, fue muy extraño eso para él.

Pasando por delante de la puerta de su habitación, suspiró pensando por un segundo en Taehyung. Ese hombre tenía una estrella en la frente que le brindaba más suerte de la que le tocaba a un humano normal. Negó con su cabeza y continuó el camino a su propio cuarto, tomando el teléfono para escribirle a Seokjin. Pensándolo bien, era raro no tener noticias suyas por poco más de una semana. Aunque no se escribieran todos los días, al menos algún raro emoji se mandaban de vez en cuando solo para dejar saber que todo estaba bien.

En su estudio, Jeon Dongun también contemplaba su teléfono, debatiéndose entre llamar a Seokjin o no. No podía alejar la preocupación que lo abatía porque tenía la misma sensación que años atrás. Todavía desconocía qué era eso que su hijo mayor ocultaba con tanto fervor, eso que no le comentaba a él o a algún especialista.

Hacía poco más de cinco años, pudo ver como su hijo se iba destruyendo. Aun cuando pretendía estar en perfectas condiciones, pudo ver más allá de eso. Probó muchas formas, pero ninguna lo hizo reaccionar. Fue hasta la noche que entró sin llamar a su cuarto para enfrentarlo que lo encontró intentando consumir un frasco de somníferos. Por el susto se los arrebató, le gritó y lo abrazó, pero una vez más se alejó pretendiendo que nada pasaba.

"No se preocupe, padre, soy igual de fuerte que usted, no me quebraré. Soy igual que usted."

Esa fue la frase que le dijo esa noche y repitió durante varias semanas haciéndolo preocupar porque le recordó demasiado a su difunta mujer. La forma en la que hablaba, las cosas que decía, estuvo realmente preocupado. Le pidió de muchas maneras asistir a un psicólogo, haciendo investigaciones fue que se enteró de que Seokjin se había internado por su cuenta en más de una vez, pero ninguno de los dos centros en los que estuvo le revelaron información. No sabía qué era lo que tenía Seokjin. Creía que era el trauma de haber visto a su madre suicidarse, algo nada fácil para un niño de su edad, no obstante, sentía que tal vez había algo más.

"No sirven de nada. Los profesionales solo me hacen hablar de cosas, pero no me pueden curar, ni siquiera con los fármacos que me recetan. Un psiquiatra no tiene la cura para mi mal, padre. Al no ser que me encierren en un manicomio de por vida o muera, esto que tengo en mi pecho no desaparecerá y es lo que me está matando cada día."

Todavía tenía la imagen e su hijo quebrándose frente a él, golpeándose el pecho, llorando hasta caer al suelo. No hubo forma en que pudiera ayudarlo, brutalmente lo único que hizo y logró regresarlo a la realidad, fue pegarlo, dos fuertes bofetadas hicieron que Seokjin se reincorporara. Lo vio secar sus lágrimas con un pañuelo que guardaba en su saco, se reincorporó y lo miró con seriedad.

"Está todo bien, señor Jeon."

Nada lo estaba y ahí lo supo, por eso cometió el peor de los actos como su padre. A la fuerza, sin estar seguro de su actuar, lo arrastró por la fuerza al hospital. Por supuesto, arregló todo para que nada se filtrara, pero no iba a arriesgarse porque su hijo posiblemente hubiese ingerido varias píldoras antes de que él lo encontrara y no se equivocó. Sometieron a Seokjin a un lavado de estómago y, una vez recuperado, lo forzó a entrar a otra clínica.

Ninguno le contó a Jungkook, ambos guardaron el secreto y Dongun cargó con la intensificación del odio de su hijo mayor en silencio. Dolía, pero no le importaba que no le dirigiera la palabra si eso significaba mantenerlo vivo. No le importaba ser severo con él en algunos puntos si con eso incentivaba Jin y no lo dejaba perderse.

Cuando salió de aquella clínica, por primera vez en mucho tiempo, su hijo le agradeció, prometiéndole que pondría todo de él para jamás recaer de ese modo. Dongun le dijo que lo acompañaría, que lo apoyaría, pero a Seokjin no le hacía falta la ayuda del hombre que tanto daño le hizo a su madre, a su familia.

Le agradecía por haberlo salvado de cometer aquella estupidez, pero eso fue todo el acercamiento que permitió. Casi dejó solo a su hermano cuando su mayor obligación era justamente protegerlo, por eso, valió la pena lo que su padre le hizo, solo por eso. Porque él, un hombre que amaba en silencio a su propio hermano menor, no tenía derecho de seguir caminando sobre la Tierra, no merecía ser feliz.

Dongun sabía que había algo importante que desconocía, pero no lograba encontrarlo. Una parte de él quiso acudir a Jungkook, pero no quería a su hijo menor preocupado. Él era su padre, él debía encargarse de su familia, debía procurar porque lo tuvieran todo, principalmente la salud. Tomándose el último trago de aquella bebida que se volvió a servir, se dirigió a su habitación. Por esa noche no quería pensar más, solo esperaba poder abrazar a Taehyung y conciliar el sueño. Sin embargo, sus planes no salieron como quisieron.

— Mi amor, tu teléfono ha estado sonando. No quise volverlos a interrumpir, pero deberías chequearlo. — Musitó el peligris adormilado cuando sintió al mayor llegar.

Dongun caminó hasta buscar su móvil, viendo todas las llamadas perdidas y luego un mensaje en inglés. Lo leyó detenidamente una, dos, tres veces...

— ¿Mi amor? — Preguntó Taehyung volteándose, encontrándose con un Dongun pálido que cayó en la cama, asustándolo al punto en que se espabiló por completo. — Dongun, ¿Qué sucede?

— T-Tengo que viajar, es urgente. — Fue todo lo que dijo corriendo hasta su vestidor. El menor esperaba verlo coger algún traje, pero esto no sucedió, solo tomó su billetera, cambió su pijama por una ropa deportiva y, tras darle un beso en la frente, salió corriendo. — Te llamaré.

— ¿Cuándo? — Volvía a preguntar, esta vez levantándose más preocupado de lo que quería estar. Corrió escalera abajo, pero fue detenido por los hombres de su esposo que no le permitieron llegar al vehículo que lo aguardaba.

— ¿Qué sucede? — La voz de Jungkook llegó de manera inesperada. — ¿Por qué lo agarran de esa manera? ¡Suéltenlo!

— Lo siento, señor Jeon, pero su padre pidió que no lo dejáramos seguirlo. — Fue todo lo que contestó uno de los trajeados que sostenían a Taehyung. Caminando a pasos firmes, avanzó hasta ellos, quitando sus manos del cuerpo del peligris. — Solo seguimos órdenes.

— Ya retírense. — Ordenó en un tono molesto que mantenía la serenidad. Los hombres de su padre realizaron una venia para disculparse, la señora Hwa así como llegó, también se retiró, dejándolos a ellos dos solos. — ¿Estás bien? — Preguntaba viendo a Taehyung temblando por alguna razón, pero no fue hasta que vio las lágrimas en sus ojos, que llevó sus manos a esas mejillas húmedas para secarlas. — Hey, tranquilo, todo está bien, verás que si no lo está, lo estará pronto. No te preocupes. — Musitaba atrayendo al mayor a un abrazo tranquilizante. — No llores, ya, tranquilo... Yo estoy aquí, Taehyung.


¡Hola por aquí!

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