『Capítulo 26』

Me levanto de la cama sintiéndome cansada, salgo de la cama para ir a la cocina y tomar un vaso con agua, veo el reloj anticuado que tenemos y son las 4:30 de la madrugada.

Dejó el vaso vacío sobre el fregadero para irme a mi baño personal, me lavo el rostro y cepillo mis dientes. Al terminar voy hacía la sala y enciendo la mini plasma que hay, en ella aparece un programa de una pareja besándose, lo quito de inmediato para poner dibujos animados.

Me levanto del cómodo sofá para ir a la cocina, busco uno de esos paquetes con maíz crudo y lo pongo en el microondas para dentro de diez minutos.

Estoy terminando de ajustar la máquina cuando siento que alguien toca el hombro.

—¡Aah! —grito espantada ante el tacto repentino. —¡Oye! No me asustes así —advierto al castaño mientras me pongo mi mano en el pecho sintiendo mis latidos acelerados.

—¿Te he asustado? —cuestiona riéndose.

—No, solo casi me provocas un infarto —respondo fulminándolo con la mirada.

—¿Qué haces despierta a esta hora? —interroga enarcando una ceja.

—Eso mismo me pregunto yo —respondo dejando la duda en el rostro del chico.

Escucho el sonido del microondas avisando que ha pasado el tiempo estimado, este se apaga y con un guante de cocina tomo el envoltorio para echar las palomitas en un bol. Me acerco a la nevera y saco una lata de refresco.

—Todavía no me has respondido —informa Jaime rodando los ojos.

—Mmm.. Solo no tengo sueño —respondo tomando mi alimento para ir hacía la sala.

—¿Te hago compañía? —pregunta al verme sentarme en el sofá.

—No, gracias —respondo tomando un puñado de palomitas para comer. El chico sin previo aviso se sienta a mi lado. —Te dije que no, entonces ¿Por qué te sientas?

—No quiero dejarte sola —admito tomando de mis palomitas para devorarlas. —¿Es en serio? ¿Esa pendejada vas a poner? —cuestiona cuando cambio de canal poniendo una caricatura infantil muy conocida.

—¿Qué tiene de malo 'Bob esponja'? —pregunto con el ceño fruncido.

—Eso es una caricatura para niños —responde riéndose.

—Qué a ti no te guste no lo convierte en infantil —argumento comiendo más palomitas. Cuando termino de masticar con ayuda de sorbo de Coca-Cola decido preguntarle: —A ver... ¿Cuáles caricaturas te gustan a ti?

—No me gustan las caricaturas o "dibujos animados" —responde con burla a lo último haciendo comillas con sus dedos índice y medio.

—Bueno... Ese es tu problema, no el mío —argumento para concentrarme en el programa.

—Ok —responde sin protestar más.

•••

Después de ello, vemos al menos tres episodios del programa y su película, el cual tiene una tema musical muy pegadizo "Soy un cacahuate ¡Rock! Eres un cacahuate ¡Rock! Todos somos cacahuates, ¡Rock! Cacahuate cacahuate ¡¡¡ROCK!!!".

—Eres un cacahuate —menciona el castaño refiriéndose a la película.

Lo miro incrédula. —¿En serio...? Parece que te ha gustado, ¿No que era una pendejada para ti? —cuestiono alzando una ceja.

—Pues... no es tanto una pendejada como pensé —admitió encogiéndose de hombros.

—Bueno, ya vete a dormir —ordeno apuntando a su puerta.

—¿Por qué? Vete tú a dormir, ya se me fue el sueño. —argumenta con firmeza sin moverse del mueble.

—Está bien... De todos modos, se me acabaron las palomitas y el refresco —informé levantándome del sofá.

Estiro mi cuerpo que se había entumecido de tanto estar sentada, recojo las cosas que usé y voy hacía la cocina, pongo el bol en el lavavajillas y boto la lata de refresco en el zafacón para irme a mi habitación.

Me tiro sobre mi cama, me cubro con mis sábanas y cierro los ojos para empezar a soñar.

Todo se sentía tranquilo y pacífico, no había nadie alrededor. Me encontraba en un parque hermoso rodeado de flores de colores cálidos, había un columpio y me siento en él.

De pronto aparece una puerta blanca frente a mí, la abro y entro en ella, aparezco en un espacio oscuro hasta que una luz se enciende veo una mesa pequeña junto a la silla me acercó allí, pero dicho escenario se rompe como un cristal.

Ahora aparece Max, él me besa tiernamente y me acostumbro a su tacto, pero se aleja de mí, decido ir corriendo detrás de él.

—No te vayas, no... no... no me dejes —ruego mientras le sigo. —¡Hey...! Espera... Lo siento, no me quería ir —respondo rompiéndome en llanto —. Ven, ¡No te vayas! Por favor, espera.

—Lo siento Emma, te amo —responde Max alejándose cada vez más.

—Espera, yo te amo.... Espera, ven... ¡¡¡No te vayas!!! ¡¡¡No!!! —grito derrumbándome en el suelo oscuro llorando.

—Despierta Emma... Tienes que despertar —habla Max mientras me mira fijamente.

De pronto todo a mí alrededor se ve borroso.

—Hey, ¿Qué te pasa? —interroga Jaime de rodillas a un lado de mi cama apoyando su barbilla sobre el colchón.

—¿Por qué preguntas? —cuestionó tocándome la cara y me percato de que lloré, me seco las lágrimas.

—Estabas llorando, y gritando: "¡No te vayas!" —responde con una expresión preocupada.

—Solo fue un mal sueño... Sí fue un mal sueño, solo eso —respondo mirando el techo.

Jaime niega. —¿Quién era esa persona? —cuestiona haciendo que lo mire confundida.

—Solo un compañero —respondo tratando de que no me pregunté más al respecto.

—¿Segura que solo es un compañero? —cuestiona Jaime enarcando una ceja.

—Estoy segura —respondo asintiendo. Él no debe de saber nada de mi historia con Max.

•••

Meses después...

He entrado en carrera, lo cual con la cantidad de materias que llevo estoy súper agotada. En este tiempo  Jaime y yo somos mejores amigos, él es muy divertido.

Después de cada noche he tenido pesadillas recurrentes y para el colmo en bucle, por ello Jaime ha aprendido varios trucos para despertarme como echarme una cubeta de agua fría, tirarme la almohada, quitarme la sábana, entre otras cosas.

Aún no le he contado que estoy casada desde el año pasado, simplemente porque no he encontrado el momento. Algunas veces he escuchado mencionar en las noticias de un supuesto empresario y futuro abogado Max Denovan el cual me suena familiar, pero prefiero no imaginar que es el que conozco, se rumorea entre los estudiantes y revistas que él tiene varios edificios y una empresa, entre otras cosas sin relevancia.

Conseguí un empleo de medio tiempo en una librería, la cual no me deja el mejor sueldo de todos, pero al menos me da para cubrir mis gastos. También tengo otro de medio tiempo en una tienda de CD's para conseguir más ganancias.

En este momento me encuentro haciendo una maqueta que me han pedido, como siempre soy la mejor de la clase, no tengo muchos amigos en la universidad aparte de Jaime porque no me agrada nadie todavía.

Solo me la paso leyendo y estudiando, y en los horarios de descanso me siento en un banco del patio a leer o escuchar música.

—Ya termine —informé levantándome de mi asiento, el cual hemos sido uno durante varias horas.

—Que bueno, ahora puedes ayudarme con esto —comenta el chico entregándome unos libros y un cuaderno.

—¡Hey! Ese no era el trato —reclamo mirándolo molesta.

—¿El trato? Si no mal recuerdo era que yo te enseñaba a conducir una moto si me hacías la tarea —comenta mirándome con una sonrisa.

Niego. —Mmm... Ese no era el trato —cuestiono enarcando una ceja. —Era que yo te ayudaba si me enseñabas a conducir, no que yo te iba hacer tus tareas.

—Bueno... Me la haces o no puedo salir, por favor —súplica con las manos juntas y dedicándome una mirada triste.

—Está bien... Pero para la próxima no te hago nada —advierto señalándole, y el chico me besa la frente para tomar su chaqueta de cuero sobre la mesa e irse.

De todos modos no puedo ser juzgada porque no tengo nada que hacer y no tiene nada de malo ayudar. Llevo los libros hacía mi residencia.

•••

Terminó de llenarlo todo en la mesa del comedor, por lo que me tomo mi merecido descanso yendo a ducharme, cierro la puerta con seguro y me desvisto.

Entro a la ducha para lavarme el cabello y desenredarlo completamente luego de más de media hora.

•••

Salgo del hecho completamente limpia para dirigirme a mi armario y vestirme con un vestido blanco de flores rojas y me pongo unos tenis negros. Tomo una cartera de lado y mi celular nuevo que he comprado el mes pasado de marzo.

Mi cumpleaños ya pasó, y es bueno al fin ser mayor de edad y poder tener un poco más de libertad sobre ciertas cosas.

Cojo la tarjeta de estudiante, mis llaves y cierro la puerta, bajo el ascensor para pasar por el lobby y salir de la universidad. Cuando estoy en la entrada llamo un taxi y le doy la dirección de la librería donde trabajo, en el camino le envió un mensaje a Jaime de que iría a trabajar.

•••

Llego a mi destino y le pago al conductor, entro a local donde saludo a Brittany, es la dueña de la librería donde trabajo desde hace poco.

—¿Qué vamos a hacer hoy? —le pregunto dejando mi bolso dentro de mi locker.

—Mejor dicho, ¿Qué harás tú? —me corrige con una ceja enarcada. —Debo salir mientras tú organizas los libros que están dispersos y limpiarás lo que aparezca sucio o desorganizado —. Informa la rubia mientras se pone su cartera al hombro.

—O sea que solo yo... ¿Esperaste a que yo llegará? —pregunto señalándome a mi misma. La veo asentir. —¿Qué vas a hacer?

—Unos papeleos y ya —contestó saliendo del local con prisa.

Brittany es una mujer rubia natural y con un bonito físico, no es esa típica rubia hueca que tampoco se lee o ve en programas, ella es alguien con buena onda.

Comienzo a ordenar los libros siguiendo su orden alfabético y dentro de su género cuando entra en la puerta un chico de piel pálida, su cuerpo no se aprecia tan marcado, tiene pelo largo oculto bajo una gorra. Él es muy bonito.

—Hola, ¿En qué te puedo ayudar? —le pregunto con una sonrisa posicionándome detrás del mostrador.

—Hola, mucho gusto —responde sonriendo causando que se le marquen hoyuelos cerca de las comisuras de sus labios. —Quiero un libro.

—Eso es obvio —comento riendo. —¿Qué clase de libro buscas? —. Pregunto saliendo del mostrador para acercarme a las estanterías.

—Bueno... Quiero un libro con temas sobrenaturales —contesta siguiéndome.

—Está en aquella sección —informo señalando a la otra punta del establecimiento. —Con la letra c.

Regreso al mostrador y me siento esperando a que venga con el libro que comprará.

—Quiero este —informa acercándose al mostrador y extendiéndome el libro.

—Mmm... Buena elección de libro —respondí poniendo el código en la computadora. —Son £30.84 libras esterlinas, por favor —. Informo y él me extiende la suma pedida, lo pongo en la caja registradora y pongo el libro en una bolsa.

—Gracias —habla mientras toma la bolsa.

—Gracias a ti —respondo con una sonrisa mientras él se va.

•••

Después de un rato más ordenando llega Brittany justo cuando acaba mi turno por lo que me fui a mi departamento.

Cuando llego a mi hogar me aseguro de que el castaño no esté, e irrumpo en su habitación para tomar una camiseta y una bermuda, me voy corriendo a mi habitación de prisa asegurándome que el camino esté despejado.

Después de ducharme me visto con mi ropa interior y la ropa incautada de mi compañero, ya que a este no le gusta su ropa y a mí me parece muy cómoda.

Salgo de mi habitación y voy a la cocina a prepararme algo de comer, abro la nevera y veo que aún hay macarrones con queso, lo tomo.

—¡Te he dicho un millón de veces que no uses mi ropa! —advierte un Jamie molesto entrando a la cocina.

—¿Y cuántas veces te responderé que creo es muy cómoda? —cuestiono riéndome mientras pongo un tenedor en el bol con la comida. —Creo que sería buena idea que me la regalaras.

Veo al castaño enarcar una ceja para proceder a acercarse peligrosamente y posteriormente estoy sobre sus hombros, este comienza a sacudirme mientras se queja una y otra vez de mi hazaña. Yo no puedo parar de reír, de verdad que mi mejor amigo es muy divertido...

───── •✧✧• ─────

¡Hola a todos! Este es el capítulo final solamente faltaría el epílogo y algunos extras que tengo en mente. Les agradezco por el apoyo leyéndome y motivándome a continuar con esta historia. Bye.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top