Inexistente

En un lugar muy, muy distante, en algún universo lejano, hay un mundo sin capas o mayas ajustadas.

Donde Talia Al Gul no es una megalómana que intenta conquistar el mundo, ni una heredera de un imperio del mal, y en su lugar, es una refinada jovencita de la alta alcurnia, poseedora de una enorme fortuna heredada por su padre, quien fue alguna vez, un hombre de gran poder e influencia en el mundo político, eso, antes de su repentino deceso, dejando todo aquello que poseía, en manos de su única hija, Talia Al Gul, una dama de sociedad, incapaz de revelar al mundo aquel temprano embarazo no planeado, fruto de una noche de copas.

Donde Bruce Wayne no es más que un hombre con un trágico pasado, que busca reconstruir a su familia, aquel a punto de casarse con el amor de su vida, y busca formar una nueva familia con aquella quien se ha robado su corazón, y junto a sus tres hijos adoptivos, quienes llegaron en sus días más oscuros, cargando sus propias tragedias y tristezas, esos tres niños, el acróbata, la rata callejera y el señorito huérfano, esos que un día llegaron para iluminar su vida, y se quedaron para reconstruir su roto corazón, sus tres amados hijos, aquel hombre ignorante de aquel cuarto que comparte su sangre, y que ha dejado aquel viejo amor adolescente olvidado en el pasado, en vista de un futuro con la mujer amada y el fruto de su amor que es cargado en su vientre.

Y te preguntarás.

¿Y el niño producto de aquella noche de pasión ya olvidada?

Damian Al Gul, así fue nombrado.

Nacido de aquella perdida noche del pasado, un pequeño niño, portador de profundos y hermosos ojos jades cual su madre, y las finas hebras azabaches de su padre, con alma de poeta y pequeñas y delicadas manos de artista, capaz de enamorar con el sonido de su voz, deleitar con sus colores y creaciones, conmover con las letras de aquellos poemas que desentrañan los misterios del cosmos, que hablan con el corazón y hacen sonar a la lógica ilógica, alguien capaz de mover el mundo con su música, claro esta, si se le hubiese permitido tal hazaña.

Ese niño producto de aquel encuentro fugaz durante aquella lejana noche de hace diez años ya, se encuentra hoy, prisionero de su propio hogar.

Le han cortado sus alas por un pecado del cual no es responsable, sin la oportunidad de ver el mundo, ignorante de todo aquello detrás de los muros de aquella enorme mansión desolada.

Talia lo ha mantenido toda su vida oculto del ojo publico, con una existencia inexistente, borrado del mundo, y tachado de la historia de vida de aquellos que le trajeron al mundo.

En una casa vacía, de la cual, se veía prohibido de abandonar, Damian encontró libertad en el sonar del vibrar de una guitarra y los acordes del cantar de un viejo piano, dejando ir sus emociones en su voz, las letras que melodiosas dejan sus labios, reflejan su sufrir constante, y en cada canción, uno más de los perdidos e infantiles anhelos de un niño.

Oculto entre líricas que expresan su sentir ignorado, y palabras acalladas que son liberadas al viento, la nostalgia se vuelve canción y su sufrir se vuelve una más de sus estrofas, sin voz ni voto en este mundo, su llanto se ha convertido en el cántico de un ave enjaulada durante toda su vida, y el lamento de un sollozo se vuelve a repetir como el sonar del estribillo de la sinfonía de su vida.

Aquel que es tratado como un manchón, un borrón que desfigura y mancilla las historias de sus progenitores, tratado como un error que nunca debió ser, indigno de poseer su propia historia, condenado a solo ser un obstáculo más a salvar, del protagonista del cuento que es la vida de alguien más, rendido ante la falla de mil intentos de ser escuchado, cansado de ser tachado y olvidado, prefiere vivir en un mundo de notas a medio sonar y partituras sin acabar, creando cada día una nueva historia, pasando sus días cubierto de óleo, y cientos de colores pasteles, en pinceladas de sentimientos y poemas de anhelos, prefiere permanecer perdido en sinfonías y acordes, oculto tras los muros de un mundo fantástico creado por el tocar de un piano, perdido en canciones y letras a medio hacer, este niño ha decidido enmudecer su hablar, cerrarse ante palabras vacías, y ocultarse tras claves de sol y cuerdas de guitarras, ocultando su soledad del mundo, soñando estar en un lejano escenario de luces brillantes, donde todos puedan escuchar la historia de su vida, y dar a conocer su existir propio en este mundo.

Y mientras su tragedia sea narrada por alguien más, seguirá soñando con el día que al fin consiga su libertad, perdido en colores y partituras, prefiriendo ensordecer en música, y fingiendo no morir dejado en soledad.

Aquel niño olvidado, permanecerá perdido en palabras vacías de un silencio permanente, hasta que alguien decida escuchar en su cantar los gritos de ayuda de su alma maltrecha.

O tal vez, el propio niño decida tomar en sus manos el rumbo de sus pasos, sin esperar la llegada de un héroe que ya bastante se ha retrasado, tal vez, un día de estos escape por la ventana y sin voltear hacia atrás, decida escapar y dejar en abandono a aquellos que borraron su pasar a través de sus historias, y bajo un estrellado cielo de verano, con la luna de testigo, le grite al mundo todas sus frustraciones, dando el primer paso al inicio de su propia historia, donde ninguno de aquellos adultos tendrá un papel a interpretar, y quien sabe, tal vez un día, la brisa del viento logre hacer llegar los agónicos gritos de su voz, a los oídos de aquellos que ignoran su pesar.

Y hoy, años después, podemos ver a un hermoso joven de diecinueve años, de impresionantes y profundos ojos jades, cabello cual ébano y de dulce sonreír.

Aquel muchacho que fue contratado para tocar en la fiesta que celebra el cumpleaños número ocho de la pequeña Helena Wayne, única heredera biológica del magnate Bruce Wayne, y su esposa Selina Wayne, una niña adorada por sus tres hermanos mayores, una niña que tiene el mundo a sus pies con un pestañear de esos hermosos ojos azul cielo.

Y por supuesto, para dicha princesita solo lo mejor de lo mejor.

Por lo tanto a nadie le extraño la presencia del joven artista en dicha fiesta, un joven reconocido por su fama mundial como el genio compositor más joven de la historia, famoso por su galería de arte en Italia, creador de pinturas que capturan el alma del artista en cada pincelada y cada uno de sus colores, y reclaman la atención de tus ojos al instante de verlas, canciones que cuentan las más tristes historias, capases de perforar tu alma y conmover tu corazón, y poeta de letras que relatan las historias de amor más inolvidables del mundo, dicen que el sonar de su piano es inequívoco e inconfundible, que jamás en el mundo escucharas nada igual, su voz, canto celestial, que con sus notas te llevara a visitar los mundos más fantásticos y que sus acordes resonaran en tus oídos como un bálsamo capaz de curar y sanar cualquier herida o sentir.

Un joven de talento innato que nadie sabe a que lugar pertenece, un ave que surca los cielos en total libertad, sin historia o anécdotas que contar, antes de su abrupta aparición en el escenario a sus dieciséis años, un misterio que nadie ha podido descifrar nunca.

Ese joven que ahora se encuentra dando cierre a su presentación, con la última nota del sonar del piano, y de pie, saluda a una audiencia enmudecida en asombro, vitoreado en aplausos, todos corean su nombre como despedida.

Aquel chico que ahora se acerca para desearle un feliz cumpleaños a la pequeña Wayne, dejando una caricia en su pelo y regalándole una angelical y dulce sonrisa al resto de los integrantes de dicha familia, que con ignorancia devuelven el saludo y le observan marcharse, abandonando el lugar, dejando a su paso las huellas inolvidables de su presencia en los corazones de todos los allí presentes.

Mientras que fuera del edificio, es recibido por los cálidos brazos y la radiante sonreír de quien es su bien amado, salvador de su alma moribunda, poseedor de su corazón y todo sentimiento de amor, aquel quien porta ojos color de océano y cabello cual noche estrellada.

Quien en aquel día donde se sintió más perdido sin saber que camino seguir, e incapaz de regresar por el camino andado, le extendió su mano en ayuda y le abrió las puertas de su hogar, donde con el pasar del tiempo, ese muchacho lo convertiría en una parte permanente e irreemplazable de su historia, y ayudándole a dar los primeros pasos para crear la propia, brindándole a aquel chico desconocedor de todo afecto existente, por primera vez, un gesto de amor verdadero, abriéndole las puertas del saber y del sentir, regalándole a aquel, su primer y único amor, y con el, acompañante de sus primeros pasos en el mundo real, autor de una primera sonrisa verdadera en el rostro de aquel chico incoloro, ilustrador de nuevas experiencias, culpable de todas sus primeras veces, y de muchas más, que le siguieron, desde ese primer encuentro.

Aquel chico que lleva por nombre Jonatan Kent, aquel que logro capturar el corazón del joven artista con una sonrisa, y de aquel niño que fue olvidado, el mundo solo es conocedor de su nombre, pues durante su vida Damian nunca volvió a utilizar un apellido. 








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