Prólogo
Trabajar en una tienda de abierto 24 horas no era exactamente lo que tenía en mente cuando terminé mis estudios. Pero necesitaba experiencia laboral y ganar algo de dinero mientras encontraba algo de lo mío. Había estudiado un pequeño grado de informática del cual hasta el momento me había servido de poco pues los que encontraban trabajo enseguida eran los de la carrera. En mi caso como mucho podías acceder a ser becario y esas vacantes estaba llena de gente con mucha más nota que yo. No es que fuera mal estudiante, pero había mucha competencia. Mientras tanto, buscaba este tipo de trabajos que me permitían ganar dinero y de paso poder tener vida social.
—Hasta mañana—dije despidiéndome de mi compañero el cual entraba ahora a tener el turno de noche. Su nombre era Williams, recién graduado y un chico muy amable, coincidimos en algunos turnos juntos y se notaba que trabajaba bien y no me daba problemas.
La noche era tan fría que en parte deseaba haberme quedado en la tienda trabajando con el calefactor puesto. Lo peor no solamente era eso, sino que el camino hasta mi casa era de una media hora mínimo ya que la línea de autobuses estaba en reparaciones por las últimas lluvias.
—Bueno, por lo menos haré algo de ejercicio—pensé para tratar de sobrellevar la situación.
Una muchedumbre se habá reunido cerca de uno de los hoteles de la ciudad. Entre el frío, la oscuridad de la noche y la distancia, no sabía que podía pasar. Me acerque por curiosidad a ver que estaba pasando. Una gran cantidad de gente con letreros, fotógrafos y agentes de seguridad estaban reunidos. Tenía que ir algún famoso. No era la primera vez que alguien se dejaba caer por ese hotel, pero raras veces iban a nuestra ciudad.
—Cuanta gente—ya estando cerca, me subí al borde de un ventanal desde donde podía ver todo lo que ocurría.
Pronto llegaron unos cuantos vehículos negros. Allí sentado me quede esperando a ver que famoso era en está ocasión. Salieron del coche unas chicas de mi edad. Las reconocí al momento, era Jenna Ortega y Emma Myers, las actrices del momento por su interpretación en la serie Miércoles Addams. Yo había visto la serie porque todo el mundo hablaba del baile en las redes sociales y por curiosidad la comencé a ver. Jenna iba con un abrigo negro y un gorro glamuroso para protegerse del frío mientras que Emma vestía un vestido con un abrigo amarillo y guantes negros. Ambas se pararon a firmar autógrafos durante unos minutos, hacerse selfies con los fans, sonriendo en todo momento y la gente gritando a tal nivel que parecía que iban a provocar un terremoto. Yo por poco me caigo de mi posición.
—Será mejor que me baje de aquí—al tocar el suelo las vibraciones de los fans fueron todavía más grandes.
Los fans de la parte de atrás querían ver a los famosos más de cerca y comenzaron a empujar a los que tenían delante. Yo veía que se avecinaba el desastre, incluso los fotógrafos estaban tratando de que sus equipos no cayeran al suelo. Y efectivamente sucedió, las vallas que habían empezado a ceder, lo hicieron por completo y la gente se cayó encima de la otra incluyendo a las actrices que se cayeron de culo de la impresión. Los guardaespaldas y agentes de seguridad se vieron envueltos por fans que no les dejaban pasar. A pesar de la fuerza, eran tantos y el peso que les resultaba imposible moverse. Las puertas del hotel emitían un ruido, sucedía cuando el sistema no funcionaba y era la alerta para que fueran a arreglarlo.
La conmoción sacudia el lugar. Yo miraba a la gente tratar de avanzar y pisotearse los unos a otros mientras Jenna y Emma esquivaron a algunos fans dejando los abrigos que eran recogidos como tesoros hasta tal punto que unos fans empezaron una pelea a puñetazo limpio por ello. Ambas vinieron en mi dirección y sabía que pronto el resto saldría en la misma, sería como estar delante de una marabunta. Vi que una de las puertas laterales del hotel estaba entreabierta, al estar cerca de un callejón pensé que daba a la cocina.
A pesar de los nervios de la situación, pude lograr hablar.
—¡Eh, por aquí!—indique a las chicas abriendo la puerta.
Ellas se acercaron y se metieron. Efectivamente, daban a la parte de atrás de la cocina.
—¡Gracias!—dijeron ambas entrando. Estaban sudadas y apenas podían contener la respiración.
Acto seguido cerré la puerta dejando a las chicas dentro. La puerta desde el exterior no se podía abrir sino era con una llave.
Los fans empezaron a ser disueltos por los de seguridad que comenzaron a gritar enfadados. Hubo incluso detenciones con esposas a algunos. Los fotógrafos revisaban sus cámaras y equipos, algunos estaban dañados e iban a denunciar a esos fans. Me acerque a uno de los de seguridad de ambas chicas a hablar con él.
—¿No ves que estamos ocupados?—preguntó con algo de molestia y mirando a todos lados en busca de Jenna y Emma.
Le explique la situación y este habló con sus compañeros a los cuales vi relajarse un poco menos pues hasta el momento estaban gritando, mirando a todos lados y quitando a la gente de su camino. Viendo la situación, decidí marcharme cuanto antes pues todavía me quedaba un rato largo para poder llegar a casa, bastante tiempo había perdido, pero me alegraba haberlas ayudado.
Llegue a casa agotado, mis padres me preguntaron que tal había ido todo y les conté lo sucedido a lo que al cambiar de canal, vieron la noticia. Por un momento se me pudo ver subido al ventanal y me echaron la bronca de que podía haberme hecho daño.
—¡Ay cielos santo!—mi madre se llevó las manos a la boca cuando las imágenes mostraron el momento en el cual las vallas cedieron y la multitud cayó al suelo. Había detenidos, heridos y mucha gente gritando desesperada pidiendo ayuda.
La verdad es que visto desde ese punto de vista, la imagen era horrible. Pensé en la gran suerte de no haberme quedado atrapado allí debajo ni estar tan cerca.
Luego ambas realizaron una entrevista donde se las vio muy afectadas por la situación. En algún momento de las preguntas, ellas no lograban aguantar las lágrimas y mostraban su preocupación pidiendo que por favor tuvieran mucho más cuidado. No querían ver a nadie salir herido y pronto se acabó la entrevista pues la situación había modificado la duración.
A la mañana siguiente me di una buena ducha antes de ir a trabajar. Otro día menos para tener un ingreso en mi cuenta, esa era mi forma de pensar y sobrellevar el trabajo. Miré la aplicación de la línea de autobuses, aún en reparación. Encima el frío gélido que hacia ese día era lo peor.
—Joder, ya podía hacer buen tiempo—pensé mientras me colocaba bien mi abrigo.
Cuando pase cerca del hotel, no pude evitar fijarme en el suelo, aún quedaban algunas manchas rojas por la zona. Incluso en mi cabeza resonaban los gritos de la gente.
Un ruido me sacó de mi mundo y unos guardias de seguridad comenzaron a salir. Me pidieron que por favor me retirase del lugar, yo obedecí. Jenna y Emma salieron con auriculares. Un coche paró cerca de la acera. Después del incidente, lo último que quería era que me echasen la bronca así que me dispuse a seguir mi camino.
—¡Eh, espera!—paré en seco y volteé—¿eres el chico de ayer no?—preguntó Jenna con una sonrisa.
—Esto...—miré detrás mío cual idiota y luego asentí.
—Gracias por habernos ayudado, la gente de la cocina fue amable y pudimos escapar—comentó ella quitándose los cascos.
—Me alegra saberlo—era incapaz de mirarla más de dos segundos por la vergüenza.
—Yo también estoy agradecida—añadió Emma.
La cantidad de nervios que tenía dentro de mi cuerpo era tan grande que sentía que me iba a derretir por completo como un flan.
—No ha sido nada. Bueno, debo ir a mi trabajo—me despedí con la mano y di media vuelta.
Se que mucha gente le encantaría y habla siempre de querer hablar con famosos, pero cuando tienes a esas personas tan cerca, no creo que nadie pudiera actuar con normalidad.
—¡Espera!—frené en seco y miré—deja que te llevemos y más con este tiempo.
Al mirar al cielo vi unas nubes tan grises que pensaba que iba a caer una fuerte tormenta. Ante la insistencia de ambas para ''pagar'' la deuda, asentí. Antes de subir al coche, revisaron mi mochila y mis bolsillos por si tenía alguna cosa peligrosa. Eso molestó un poco a ambas pidiéndome disculpas por el trato recibido a lo que contesté que estaba bien, que no pasaba nada.
Llegué más temprano al trabajo gracias a ellas y cuando baje del vehículo agradecí que me llevasen con aquel tiempo tan frío. Al ver dónde trabaja, me dijeron que tal vez se pasarían en algún momento para comprar algo de alcohol.
—Claro, os atenderé—dije sonriente.
Se despidieron de mí y cerraron la puerta antes de ponerse en marcha de nuevo. Al entrar, mi compañero se quedó sorprendido por la hora. Entré a la sala de descanso a permanecer allí hasta que fuera mi turno pues era mejor que estar afuera a esas horas.
Esos días fueron realmente aburridos en el trabajo pues con ese tiempo apenas entraba gente, solamente a comprar alcohol o alguna cosa de última hora ya que el resto de tiendas estaban cerradas.
—Gracias, vuelva pronto—me limitaba a decir.
De Jenna y Emma no las vi ningún día entrar, y sabía que no habían ido porque alguno del trabajo lo habría comentado.
En uno de esos días me llamó mi amigo para pedirme un favor. Era un trabajador de recursos humanos que ocupaba su puesto en uno de los hoteles no muy lejos de mi casa.
—Tú que has trabajado cara al público, necesito que trabajes un par de días en el hotel—me dijo las fechas concretas.
—¿Estás loco?, esos días que me has dicho tengo vacaciones en mi empresa—repliqué.
—¡Por favor!—suplicó—además de que trabajas bien, tienes conocimientos de ordenador y apenas me da tiempo a hacer entrevistas. Te pagaremos más de lo que ganarás en esa tienda—yo miré el calendario, iba a necesitar algo de dinero y me lo pensé durante unos minutos mientras este me comentaba todas las tareas.
Finalmente acepté y este dio un grito de alegría. Me agradeció enormemente que aceptase. Fui al día siguiente a recibir el traje a medida para trabajar allí. Estuve informándome de todo y en horas sueltas a manejar el ordenador. Enseguida supe como funcionaban los programas, no eran muy complejos para las tareas a realizar.
Me tomé algo con mi compañero de trabajo después de terminar mi turno y empezar mis vacaciones. Pero nada de alcohol y me fui a casa a descansar. Después de una ducha, acudí al hotel donde mi amigo ya me esperaba. Ya vestido, me coloqué en mi puesto. Era un hotel muy lujoso y costoso, no podía evitar sentir algo de nervios junto a mi compañera que era muy guapa, mostraba una seguridad en sí misma que ya me gustaría a mí.
—Aquí llegan—avisó mi compañera.
Después de un montón de ruido y flashes, vi entrar a Jenna y Emma acompañados de su escoltas y otros actores. Supuse que era de una nueva película que estaban rodando. Tragué saliva y ante mis nervios, mi compañera de nombre Samantha, me dio un pequeño codazo que me puso derecho.
Las miradas de los tres se cruzaron y el hombre cercano a ella nos entregó la hoja de reserva. Enseguida nos pusimos a comprobarlo en el ordenador, y después de ver el número de la habitación les entregamos las llaves.
—Enseguida les llevo las maletas—dije saliendo del puesto y cargando todas en el ascensor.
Acompañado de uno de su equipo para garantizar que no se robase nada, acudimos a su habitación que era cinco veces mi habitación con toda clase de adornos, una gran ventana, unas camas anchas y cómodas, un mueble bar y por último, un cuarto de baño que era casi mi habitación.
—Gracias—dijeron cuando dejé la última maleta.
Yo asentí y me retiré de allí dejando que colocasen todo a su gusto. Al bajar, Samantha y yo estuvimos comentando sobre ellas y la serie de Miércoles.
—Necesito que vayas a entregar esto—dijo uno de los encargados a la chica.
—Voy—tomó el paquete y se marchó.
—Me quedo aquí hasta que vuelva—se colocó en el sitio de ella y empezó a rellenar unos formularios.
El teléfono de recepción sonó y a cogerlo, escuché que era la voz de Jenna.
—Disculpe, ¿puede subirnos el picoteo que entra en la reserva?—yo examiné la reserva.
—Por supuesto, enseguida aviso a cocina y cuando esté listo se lo subo—contesté en un tono profesional.
—Gracias—colgó el teléfono.
Pasé el pedido a los de cocina. Samantha regresó y Alán se marchó a continuar ayudando a la gente del hotel, era un hombre muy profesional pero amable, no de estos que se creen los dueños de los hoteles. Una vez estuvo listo, tomé el ascensor y subí. Abrieron en bata, se ve que se habían duchado recién y entré con la mesa llena de comida.
—Aquí lo tienen—lo dejé en el sitio que ellas pidieron.
—Parece que nuestros caminos se cruzan de nuevo—Emma dio un salto de la cama y se incorporó—todo tiene muy buena pinta.
Ambas me preguntaron porque trabajaba allí y les conté la situación. Ellas me dijeron que tenían una entrevista esa noche y que después de lo sucedido en el otro hotel, decidieron cambiar.
—Si necesitamos algo te avisamos—yo asentí y antes de irme me hicieron voltear—toma, una propina—eran cincuenta dólares.
Agradecí el gesto y me marché.
El resto del día fue atareado pues muchos clientes adinerados no paraban de pedir cosas y finalmente en la noche, cuando todos se fueron al restaurante del hotel, pudimos descansar. Estaba sudando y agotado, aquello iba a acabar conmigo.
Samantha colocó el teléfono y nos pusimos a ver la entrevista de ambas quienes salieron hacia unos treinta minutos vestidas de manera elegante, atendiendo a todas las preguntas. Yo comía mi sandwich y con botella de agua en mano, miré la entrevista. Realmente era increíble haberla podido conocer en persona.
Estuvo entretenida la entrevista, por lo menos la cena no se me hizo tan pesada y desconecté del trabajo un rato. Regresaron al hotel después pero fueron directamente al restaurante. Yo atendí a los clientes que regresaban a pedir la llave de sus habitaciones.
Ellas fueron las últimas en volver y tuvimos una pequeña charla antes de darles las llaves, estaba tan nervioso que apenas pude abrir la boca.
—Disculpa a Jenna—dijo Emma—se emociona un poco.
—¡Emma!—ella se echó a reír.
Se despidieron y tomaron el ascensor ya que estaba en el quinto piso. Cuando vi entrar a mis compañeros que venían a relevarnos, di gracias. Me fui directo a casa donde me dejé caer sobre mi cama pues estaba muerto y agotado. Esperaba que el día siguiente fuera mucho mejor.
Estuve un rato con el teléfono antes de dormir, le dí a seguir a Jenna y Emma en Instagram. Luego me fui a dormir no sin antes poner la alarma.
Sin duda alguna, trabajar en aquel hotel era mucho más agotador que en la tienda. Pero no sabía que los siguientes días iban a cambiar mi vida para siempre.
Continuará...
Bueno, espero que les haya gustado el inicio de la historia :D
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