⚘ t h r e e


Dos meses era el tiempo que Jungkook tenía estipulado para compartir con su familia antes de volver a Busan, pero nunca pensó que pasado ese tiempo iba a sentir tanto pesar con la idea de dejar nuevamente su pueblo. Y sabía muy bien que a pesar de amar a su familia y sentir su falta cuando no estaban juntos, la razón distaba un poco de eso.

Nunca pensó que al volver iba a encontrarse con semejante chico como lo era Kim Namjoon, no quería que las decisiones de su vidas fueran hechas en base a un chico, pero había sido tan feliz esos dos meses, sentía que había vivido, sentido y experimentado más en ese corto tiempo que en toda su vida. Por primera vez se había interesado seriamente en una persona y la idea de que para Namjoon su tiempo juntos no haya significado lo mismo que para él hacía que su corazón se estrujara.

Sin dejar de lado lo bien que le hacía a su corazón visitar a la señora Sho, la dulce señora que sin importar nada seguiría siendo una persona a la cual le guardaría un aprecio especial. No sabía que hacer, esa mañana más que nunca estaba indeciso.

Pateaba la nieve en su camino, sus manos iban resguardadas en sus bolsillos y un gorrito rosado hecho por las manos de la señora Sho adornaba su cabeza, a pesar de que el invierno estaba cerca de llegar a su fin el clima seguía frío. Suspiró al divisar la otra entrada que tenía la casa de la adorable mujer, sí, hoy era otro de esos tantos días en los que visitaría la casa de la señora Sho.

Se detuvo enfrente de la puerta y tocó el timbre que estaba a un lado, esperando que alguien le abriera la puerta, por un momento se prometió que al menos por ese día no sobrepensaría, relajó su expresión, no quería que notaran la bruma de sus pensamientos.

Por otro lado Namjoon estaba sacando un disco de vinilo de su estuche, ese día su abuela le había pedido encarecidamente que le ayudara a buscar sus preciados discos porque había olvidado el lugar en donde los había guardado y estaba preocupada, aunque no resultó un problema pues los encontró con facilidad en la habitación que utilizaba como depósito y ahora con el disco que su abuela quería escuchar en la mano, lo colocó en el viejo tocadiscos de esta.

Escuchó como su abuela abría la puerta, pero no se preocupó porque había notado el post it que tenía pegado en la puerta en el que se leía "Jungkookie vendrá de visita en la mañana". Era un nuevo método que su abuela había comenzado a emplear para no pasar por alto las cosas que podría olvidarse. Porque había días en los que olvidaba lo que había conversado el día anterior.

Algo dentro de él se removió al escuchar la dulce voz de su dongsaeng en cuanto soltaba la aguja sobre el disco y la música empezaba a tocar. Y Dios, ¿Por qué tenía que ser justo esa canción?

—Oh Jungkookie, Namjoon encontró mis viejos discos de vinilo —contaba su abuela con emoción, escuchaba sus pasos cerca de la sala donde estaba él junto al tocadiscos —. Esa es mi canción favorita, sin dudas.

Jungkook reconoció la melodía y la voz de inmediato. Everybody loves somebody de Dean Martin.

Escucharla en vinilo era una nueva experiencia, el sonido que había sido escuchado por muchas personas enamoradas hace décadas atrás. Era tan romántico que sintió un poco de vergüenza.

"Everybody loves somebody sometime" ¹

"Everybody falls in love somehow, something in your kiss just told me that sometime is now" ¹

—Mi esposo y yo la bailabamos en nuestra juventud —habló la mujer en un suspiro cargado de sentimientos —. Oh, estúpido hombre, le dije tantas veces que dejara el cigarrillo.

Jungkook se sintió un poco culpado cuando pisó la sala y su atención se desvió hacía el chico parado junto al toca discos, la figura de Namjoon estaba recostada sobre la pared, al parecer escuchando con mucha precisión la canción que estaba siendo tocada.

Sus miradas se cruzaron.

"Everybody finds somebody someplace

La siguiente oración no la escuchó.

"Something in my heart keeps saying my someplace is here" ²

Y el que Namjoon supiera inglés no lo dejaba más tranquilo. Él había visto la traducción un tiempo atrás y sabía exactamente lo que decía esa canción. Maldijo mentalmente ¿Una señal?

Namjoon remojó sus labios con su lengua, por alguna razón sentía que estos de la nada se habían resecado, ¿Qué tan significativo podía ser que Jungkook haya llegado a la casa justo cuando esa canción sonaba? Quizás solo exageraba, era una coincidencia, una hermosa coincidencia.

Pero su mente no dejaba de crear un ambiente romántico que los envolvía a ambos en esa sala, bailando esa canción como si toda la vida hubieran esperado para tener ese único momento, y se sentía tan intimidado, nunca en su vida había querido tanto tomar a alguien entre sus brazos y mucho menos teniendo dos meses de conocerlo. ¿Es por qué Jungkook era guapo? Ni siquiera se había detenido a pensar en eso detalladamente. Y demonios, Jungkookie era tan guapo.

"Your love made it all worth waiting for someone like you" ³

Las manos de su abuela tomaron la suya sin previo aviso, arrastrándolo consigo por toda la sala, danzando al son de la canción. Sacudió su cabeza, no tenía porque asociar a Jungkook con esa canción, era la canción de sus abuelos, solo eso.

Mientras el luchaba con sus pensamientos Jungkook estaba allí, observándolos con una sonrisa y moviendo su cuerpo ligeramente, al ritmo. ¿Qué pensaría Jungkook de él si supiera de sus pensamientos?

Y el pelinegro que se había prometido no sobrepensar ese día, se encontraba haciéndo exactamente eso en cuanto veía a Namjoon bailar con su abuela, ¿Realmente estaba dispuesto a quedarse? Pensó; en el pueblo había un hospital que seguramente le brindaría trabajo, su familia estaría cerca de él y también lo estarían la señora Sho y Namjoon.

La respuesta era incierta mientras no supiera lo que Namjoon pensaba de él.

Namjoon golpeó suavemente la puerta de la habitación de su abuela antes de adentrarse, sus manos sosteniendo una taza de chocolate caliente que había preparado para ella. La temperatura finalmente había comenzado a subir un poco, y por eso, la señora Sho había decidido a salir a su balcón y sentarse en aquél viejo asiento. Su mirada se perdía en el cielo estrellado.

—Halmoni —Namjoon anunció su llegada. La mujer lo observó y él le tendió la taza caliente, acercándose a ella.

—Muchas gracias, cariño. Ven, siéntate y hazle un poco de compañía a halmoni.

Como todo chico obediente, se sentó junto a la mujer y respiró profundo, el leve aroma a chocolate caliente cosquilleaba en su nariz. Miró el cielo nocturo, observando la luna menguante que resplandecía aunque fuera pequeña y delgada se hacía notar aun así a kilómetros de distancia

Notó la nostalgia en la mirada de su abuela, quizás recordando tiempos pasados o bien podrían ser los presentes, sabía que estaba siendo duro para ella, el estar en el nivel mas leve de la enfermedad le daba miedo, porque sabía que la tendencia siempre sería empeorar.

—¿Sucede algo? Parece que hay algo que la tiene pensativa —le dijo, casi en un murmullo, la mujer negó —¿No?

Ella llevó la taza a sus labios dando un sorbo, sonrió al notar el sabor mejorado de la bebida, su nieto estaba trabajando duro en todo.

—Namjoon-ah, siento que tengas que hacerte cargo de todo. Esta no se supone que sea tu responsabilidad, eres mi nieto pero de todas formas, no es tu obligación.

Namjoon negó desesperadamente al escucharla.

—Halmoni, me gusta hacerlo, para mí no se siente una obligación, me gusta estar con usted, me gusta este pueblo.

—A tu edad deberías estar divirtiéndote con tus amigos.

El chico entendía, su abuela se sentía como una carga para él.

—Ya no soy un adolescente —le recordó —. Estoy bien con esto, ya tuve tiempo de divertirme y aún sigo divirtiendome, creo que está exagerando al ver esto como una atadura, no es así.

La señora asintió, sabía que nunca obtendría otra respuesta de su nieto, quién desde muy pequeño había sido ese tipo de persona y no podía estar las orgullosa de verlo tornarse un hombre ejemplar.

Se levantó de su asiento sin decir palabra, la mirada de Namjoon estaba sobre ella sin entender porque se había levantado de forma repentina. Caminó hasta su peinador y abrió una de las tantas gavetas que tenía y de allí sacó una caja de terciopelo azul, la curiosa mirada de su nieto seguía en ella, entonces volvió al asiento y le pidió al jóven que extendiera sus manos, allí depósito la caja.

Namjoon la miró aún sin entender, pero la recibió con el respeto debido. ¿De qué se trataba?

—Puedes abrirlo —concedió.

Así lo hizo, tomó la parte superior de la elegante caja y la abrió, descubriendo su contenido, abrió sus ojos aún más por la sorpresa.

Dos collares con una media luna hecha de cristal colgando de ellos. Negó cerrando repentinamente el recipiente.

—No puedo aceptarlo —dijo, tendiendole la caja de vuelta a su abuela. La mujer rodó los ojos dejandolo con la mano extendida —. Es que esto es...

—Namjoon-ah, el tiempo sigue corriendo —comenzó a decir —. El alzehimer no mejora, todo lo contrario, tuve que batallar para recordar lo que había desayuno hoy. Puede que llegue al punto de no recordar siquiera mi nombre, y antes de que eso suceda quiero dejar esto en tus manos.

El chico bajó su brazo, cansado de esperar que ella tomara la caja y suspiró reflexivo, dolió tanto que ella tuviera razón.

Quizás había escondido demasiado sus sentimientos, pero si que le dolía la situación actual de su abuela y vivía con el constante miedo de que un día no lo reconociera y olvidara lo mucho que la amaba.

—Tu abuelo era un hombre muy romántico, con malos hábitos, pero era un buen esposo —le dijo su abuela —. Ese collar me lo dió en uno de mis cumpleaños, me dijo que yo era su media luna.

Namjoon no conocía mucho de su abuelo, el murió cuando tenía al rededor de doce años, recordaba que le regalaba dulces y algunas monedas, también que lo llevaba a pescar a él y a su padre, pues a su madre, quién era su única hija, nunca le había gustado la pesca, pero sobretodo sabía que amaba a su abuela con cada fibra de su ser.

—Quiero que tú los tengas, no te pido que los uses —habló la mujer —. Aunque si me dejas ser sincera si me gustaría que puedas usarlo, darles una historia de amor diferente, crear otro significado.

Se sonrojó un poco. No se creía capaz de dárselo a otra persona debido al valor sentimental, le agobiaba un poco la idea de amar tan intensamente como para compartir su nuevo tesoro con alguien más.

Su abuela sonrió y acarició sus cabellos, justo como lo hacía en su infancia, cuando lloraba porque su madre lo había castigo o cuando tenía una horrible pesadilla.

La vida era tan efímera como para no apreciar los pequeños detalles.

—Dime una cosa cariño —peinó su cabello —sobre Jungkook...

Se alejó como si el tacto de la mujer quemara al escuchar el nombre que salió de su boca.

—No pasa nada con él, abuela —se apresuró a decir.

—Mnm, pero aún no he dicho nada —dijo ella riéndose por el desespero de su nieto. Nam desvió su mirada avergonzado, no quería tener esa conversación con su abuela —. Namjoonie, las miradas son algo que no se pueden ocultar.

No tenía caso mentirle, su abuela además de sensitiva tenía los años de experiencia.

Pero seguía sintiéndose extraño admitir que en él había algo que se agitaba cuando miraba al otro chico, a su linda cara de ángel, sus ojitos brillantes, sus dientes adorables, los finos labios... Estaba perdido.

—Él se irá pronto.

—¿Y no piensas hacer nada? —dijo, acomandose en su silla para descansar su espalda sobre el respaldo de esta.

Negó.

— ¿Cómo podría ser capaz de detenerlo? —su voz sonaba apagada.

—No dije nada sobre detenerlo —dijo ella —. Es evidente que a Jungkookie también le gustas, deberías decirle que es mutuo, seguro siente que está solo en ese sentimiento.

Los dos se gustaban.

¿Los dos se gustaban? ¿Qué? ¿Cómo así?

El órgano vital de Namjoon se agitó, las reacciones químicas de su cuerpo no se hacían esperar.

—Abuela no tiene como saber eso, lo entiendo de mí que soy su nieto, pero de Jungkookie... No lo sabemos.

—Ahg, eres tan terco como tu madre, ya yo hubiera ido hasta su casa y me lo hubiera comido a besos.

Su cara se coloreó fuertemente, ah allí estaba la otra parte de su abuela, no era solo una ancianita dulce.

—Antes de que me olvide de todo en esta vida necesito saber que ustedes dos se besaron para morir en paz.

—¡Halmoni! No diga esas cosas tan la ligera.

—¡Pues te recuerdo que no me estoy haciendo más jóven! —exclamó ella también —. Namjoon-ah, la vida se pasa en un abrir y cerrar de ojos.

Suspiró pesado. En un abrir y cerrar de ojos pasaban tantas cosas.

Naces, creces, estudias, haces algunas travesuras, sales con tus amigos, te emborrachas, das tu primer beso, trabajas y conoces a un chico que pone de cabeza tu mundo, aún cuando pensabas que todo estaba perfectamente equilibrado.

Bueno, como sea podría excusarse con el típico "Era jóven en ese tiempo"

Entonces, que todo lo demás se joda.


Quizás Namjoon no debió tomar de forma tan literal las palabras de su abuela.

Estaba en la oscuridad silenciosa de la noche, parado frente a esa puerta en tanto sostenía su teléfono en una mano y una flor en la otra. Esa escena tenía todo para salir mal. La adrenalina que había obtenido de la plática con su abuela estaba comenzando a bajar, siendo reemplazada por los crecientes nervios de estar allí. ¿Que demonios se supone que iba a hacer?

Suspiró, tratando de llenarse de nuevo  valentía, tenía que hacerlo, en cualquiera de los escenarios que se desataran el mundo seguiría rodando, existía la vida después de un corazón roto. Guardó su teléfono en el bolsillo de su pantalón, convenciendose de que estaba listo para lo que sea que sucediera después, aunque ahora empezaba a dudarlo.

La puerta se abrió y la respiración se atoró en sus pulmones.

«Vamos, Kim Namjoon, no salgas corriendo ahora»

Se regañó como si de un niño se tratase.

Jungkook estaba allí, usando un adorable pijama rosa, sonrió por el detalle; pero se alarmó al observar sus ojos hinchados y su nariz roja, al igual que sus mejillas ¿Estaba llorando?

Pero pronto los brazos de Jungkook se aferraban a su cuello y sus piernas rodeaban sus caderas, el mayor se tambaleó un poco por lo rápido que ocurrió todo, de un momento a otro el pelinegro se aferraba a él como un koala a la rama, aturdido y preocupado no sabía que decir, la cara del menor se hundía en su cuello y sentía su respiración agitada justo allí. No dejaba de sorprenderle el repentino arrebato, aún así sus brazos lo sostuvieron fuertemente para evitar que cayera y su mano empuñaba sostenía la pobre flor.

A pesar de todo los dos parecían anhelantes por ese encuentro, como si hubieran esperado por un momento como ese en el que se fundieran en los brazos del otro sin pensar si era lo correcto o no, sin miedo a sentirse despreciado por el otro.

—No quiero irme, hyung —susurró lastimero, sollozando, sabía que había sido osado al lanzarse a sus brazos así sin más, pero no podía dejar de aferrarse a él —. Soy un tonto por llorar por algo así, pero...

—No eres un tonto, solo tienes sentimientos como cualquier humano, estás indeciso —intentó consolar el mayor, quién seguía sosteniendolo con toda su fuerza —. Si quieres llorar, solo llora.

Jungkook hizo un puchero y Namjoon pudo sentirlo negar en su cuello, dejó de aferrarse a su mayor para que este pudiera dejar de cargarlo, cuando sus pies tocaron el suelo limpió una lágrima que se le había escapado con su antebrazo. Se sentía avergonzado por lo que acababa de hacer.

Namjoon, sin embargo, le sonrió. Aún después de haber llorado Jungkook era lindo. Se acercó él y con su pulgar limpió la lágrima que caía por su otra mejilla

—Lo siento —murmuró.

El mayor negó, no había nada que disculpar.

—Quizás debería ser yo quien pida disculpas, por llamarte a esta hora —rascó su nuca un poco apenado, sabiendo que no solo Jungkook había tenido un arrebato

—Estaba despierto —dijo el menor.

El mayor asintió. Por un momento olvidó que había ido hasta allí para gritarle todo lo que sentía antes de que partiera hacía Busan nuevamente, a continuar con su vida y probablemente olvidarse de él.

Quizás, solo era un sentimiento idílico al que se aferraba, pero eso quería descubrirlo, plantar la semilla y aunque el amor entre ellos dos no hubiera florecido aún, esperar y ver que sucedía. Tenían una conexión y no se quería quedar sin explorarla y si aún podía aferrarse a esa esperanza entonces lo haría. Eso lo llenó de una valentía renovada. Jungkook valía la pena.

No pretendía impedir que se fuera, pero si Jungkook sentía lo mismo que él entonces él quería hacerle ver que era mutuo, que le correspondía y no sabía cuanto.

—Yo... Uh —levantó la mano que empuñaba la flor, pero esta pobre se encontraba aplastada por lo que había ocurrido segundos atrás —. Ví que el alcatraz te había gustado mucho... Yo traje este para tí pero... Creo que falleció.

Jungkook observó la flor aplastada y sonrió enternecido. Aún así seguía siendo hermosa y elegante, que lástima que por su culpa haya tenido que morir; acercó su mano a la de Namjoon y la tomó, sintió una especie de corriente eléctrica recorrer su cuerpo cuando las puntas de sus dedos se encontraron en una ligera pero rápida caricia. Sus mejillas se colorearon, sobretodo al recordar el significado de la mejestuosa flor.

Agradeció con su mirada incapaz de emitir palabras. ¿Qué significaba que Namjoon estuviera regalandole un alcatraz?

Su corazón latió ansioso e ilusionado ante las posibilidades.

—Sé que debes estar curioso del porqué un chico te escribió en la madrugada para que le abrieras la puerta —la risa de Jungkook se oyó, siendo contagiosa, rió un poco nervioso.

—Un poco, sí —dijo el jóven con su sonrisa, también nerviosa.

Era ahora o nunca. Debía hacerlo.

—No quiero hacer esto mas largo y tortuoso... La verdad Jungkook, es que me gustas, y me gustas mucho

Y ahora sí el corazón de Jungkook saltaba agusto en su pecho, miles de sensaciones fueron enviadas por todo su pecho al escuchar esas palabras.

¡Le gustaba! ¡Y mucho!

Quería llorar de felicidad por saber que lo que había sentido no había sido falso. Si existía ese sentimiento, si existía la conexión.

—Hyung...

—Y no estoy aquí para detenerte —siguió hablando Namjoon —. Solo quería hacerte saber lo maravilloso que eres, que solo fueron necesarios dos meses para quedar prendado de tí. Jungkookie he leído cientos de libros, de toda índole y créeme que nunca he conocido una personalidad como la tuya. Aún así estoy preparado para dejarte ir si eso quieres.

Las manos del menor temblaron al igual que sus piernas. Sentía que perdería la estabilidad si Namjoon insistía en derrumbarlo con sus palabras cursis.

—Y diablos, no quería perder la oportunidad porque es la primera vez en mi vida que me ocurre algo así —se sinceró —. Y una persona me hizo entender que la vida es muy corta como para no decírtelo.

El pelinegro, sorprendido se acercó con lentitud y cuidado, envolviendo sus brazos al rededor del torso de Namjoon, quién aceptó su abrazo de inmediato, aferrándose a su espalda. Jungkook apoyó su cara en los pectorales del mayor, suspirando allí, asimilando todo lo que acababa de salir de los labios de su hyung, su mano apretó el tallo de su pobre flor destruída.

—Y si tú no sientes lo mismo yo...

—Hyung ¿En serio crees que no siento lo mismo? —susurró en su pecho —. Pensé que estaba loco por sentir todas estas cosas en tan poco tiempo, pero veo que no fuí el único. Y eso me hace feliz, muy feliz.

El corazón de Namjoon se agitó. Su abuela no se equivocaba.

Y aunque el impulso ahora era saltar y celebrar lo que acababa de oír, solo acercó la mano al mentón del mas jóven e hizo que levantara su mirada. Allí estaban esos ojos de ciervo, brillando y se sintió tan afortunado de que estuvieran brillando mientras lo miraban a él. Lo estudió, sus grandes ojos, su nariz, los finos labios, los lunares esparcidos en su rostro, quería recorrerlos con sus labios. Porqué delante de él tenía la imagen de un ángel hecho hombre.

Aún sosteniendo su mentón con dos de sus dedos se acercó a él, a una distancia peligrosa dónde sus respiraciones se mezclaban y podía ver el vaho proveniente de los labios del otro, observó su objetivo, el lunar debajo de su labio, uno idéntico al que él mismo tenía.

—¿Qué pasa si muero de ganas por besarte ahora?

—Pues, me besas y listo —contestó el chico.

Y así lo hizo, primero dejando un pequeño beso en el lunar, un pico pero de inmediato empujándolo sus labios contra los del otro, uniendolos, encajando perfectamente en un suave vaivén. No necesitaban expresar salvajismo ni nada parecido, eran solo sus labios conociéndose.

Y oh, se sentía como un pedacito de cielo traído a la tierra, sus ojos cerrados y sus respiraciones tranquilas, era espléndido.

Segundos después se separaron y Jungkookie se acercó de nuevo, dándole un pico sobre el lunar bajo su labio como Namjoon había hecho con él y sonrió sin dientes.

Namjoon se contuvo de besar su sonrisa. A ese paso sería imposible hablar. Tomó la mano del menor -deshaciendo su abrazo- y la metió en el bolsillo de su abrigo, recordando que el invierno aún no se iba y Jungkook estaba allí afuera solo con su pijama.

Lo que les deparaba el futuro no lo sabían, pero esa noche la luna era testigo de que existían dos amantes que a pesar de no estar buscándolo, se encontraron. Y aún si todavía no encontraban las palabras para describir lo que sentían no podían estar mas felices de que el otro se haya cruzado en su camino.

¹:"Todo el mundo ama a alguien alguna vez"
½:"Todo el mundo se enamora de alguna manera, algo en tu beso me acaba de decir que en “alguna vez” es ahora "

²: "Todos encuentran a alguien en algun lugar"
²: "Algo en mi corazón me sigue diciendo que “mi lugar” es aquí"

³"Tu amor hizo que valiera la pena esperar a alguien como tú"

Quiero dedicarle esto a CarpeDiemBabyx quién fue mi mayor punto de apoyo para culminar este three shot ♡.

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