EXTRA SAN VALENTÍN

Este extra es una continuación del final del capítulo 35, con más detalles, if you know what I mean je.

La canción es Hands to myself de Selena (por si quieren escuchar mientras leen)

Me despido de Lexie que me guiña un ojo desde la ventanilla de su auto, Finn viene a su lado. La fiesta de Kallie ha terminado y cada quien va a volver a sus respectivos hogares, o fiestas, si quieren continuar la celebración, no es mi caso. El auto se aleja y me quedo con uno de los guardaespaldas de mi amiga, hicimos un pequeño trueque. Lois se encuentra a mi lado y tira de mí con suavidad, llevándome con él hacia su auto.

—Robin, no puedo conducir, he bebido, ¿podrías llevarnos, por favor? —le solicita al hombre que se ha quedado en el lugar de Finn.

Él acepta y toma las llaves para subir al asiento delantero, mi novio abre la puerta de atrás para nosotros. El vestido es gigante, por lo que requiero de su ayuda para poder estar cómoda en el interior del vehículo. Sube una vez que se asegura de que me encuentro bien y me rodea el torso para que me recueste sobre su pecho. El auto empieza a moverse en medio del tráfico que hará más lento el trayecto, pero pierdo la noción del tiempo con cada caricia que eriza mi piel, los labios de Lois se pasean por mi nuca y siento como inhala mi aroma para luego suspirar.

—Debes dejar de hacer eso —lo regaño en voz baja.

Sonríe, no lo veo, pero puedo percibirlo contra la desnudez de mi cuello.

—¿Por qué? —indaga con fingida inocencia.

—Porque no vamos a hacerlo en el auto con Robin aquí —replico.

—Por supuesto que no —concuerda y acerca la boca a mi oído para susurrar—: Solo estoy calentando lo que me comeré después.

Menudo idiota. Las mejillas empiezan a arderme y tengo que apretar los muslos para darle un poco de alivio a mi entrepierna que empieza a manifestarse frente la ronquez de su voz. Pellizco su pierna y él ríe, pero me libera por fin de la deliciosa tortura que significaba el tener sus labios sobre mi piel.

—Cuéntame cómo está yendo todo en Canadá —pide.

Me giro para verlo, porque no me agrada la idea de hablar sin contemplar su rostro. Empiezo a contarle cada detalle de mi trabajo allá, le cuento sobre Julian, sobre Josie, lo mucho que Eli está disfrutando estar junto a ella. Su mano busca la mía y juega con mis dedos sin dejar de escucharme, acota a veces y ríe conmigo cuando le relato alguna anécdota que sucedió durante las grabaciones. Decírselo frente a frente es mucho mejor que hacerlo a través de la pantalla, no hay punto de comparación.

—Es maravilloso todo —suspiro—. Antes no lo disfrutaba tanto, ¿sabes?

—Puedo imaginarlo, amor.

—Ahora me resulta difícil concebir la idea de volver a encerrarme, a bloquearme a mí misma, a vestir ese disfraz. Es como probar tu postre preferido con un topping que jamás le agregaste, una vez que lo saboreas con esa adición, no hay manera de volver.

Sonríe. Vale, quizá sea una comparación rara, pero creo que se entiende el punto.

—Tu postre favorito sería la actuación —señala y yo asiento—, ¿el topping, la libertad?

—Eso mismo.

—Vale, entonces puedo comprenderlo.

Me recuesto sobre su pecho.

—Me gusta esta vida.

—Es tu vida ahora, Ada.

Lo es.

Dejo de parlotear y me dedico a acariciar el rostro de mi novio que cierra los ojos y echa la cabeza hacia atrás. Paseo los dedos sin prisa, delineando sus labios, su nariz, sus cejas; memorizo cada facción en mis yemas, para poder rememorar todo cuando lo tenga lejos otra vez.

El auto se detiene y Lois abre los ojos, besa mis dedos y toma mi mano para que podamos subir al departamento. Le agradecemos a Robin, que se despide de nosotros con un asentimiento de cabeza.

—Lois —lo llamo y él baja la mirada a mí, invitándome a continuar—. ¿Sabes que dejaste algo caliente, verdad?

Entorna los ojos sin captar al inicio, pero tras un par de segundos dibuja una sonrisa coqueta.

—Pervertida, pensé que se te había pasado ya.

Me encojo de hombros y avanzo cuando las puertas del ascensor se abren para nosotros.

—Distraje un poquito la mente, pero las ganas siguen ahí —canturreo.

—Me alegro, porque las mías tampoco se han ido. —Se coloca detrás de mí, apoyando el mentón en mi hombro.

No podemos hacer nada dentro del cubículo, él lo sabe, por eso es disimulado cuando rodea mi cintura y me pega despacio contra su erección.

—En caso de que quisieras pruebas —murmura.

Exhalo con lentitud, procurando no perder la cordura antes de tiempo.

—No puedo darte las mías sin correr el riesgo de acabar en alguna página no apta para menores —respondo con el deje de agitación presente en mi voz.

Ríe, me contagia y entonces yo rio también, pero esta risa se extingue cuando la campanilla nos informa que hemos llegado a nuestro destino. Sus ojos se encuentran con los míos cuando giro, entonces toma mi mano y entrelaza nuestros dedos llevándome junto a él.

Me pongo un poco torpe al momento de abrir la puerta, pero tras un par de fracasos lo consigo. Ingreso con él detrás de mí, escucho el sonido de la cerradura y tras eso percibo sus manos en mi cintura que me obligan a voltear para quedar frente a frente. El aire escapa de mis labios con lentitud cuando soy consciente de la manera en la que está mirándome. Una de sus manos sube a mi mejilla y recoge un mechón de cabello que cae tapando mi piel, me acuna el rostro y cierro los ojos disfrutando la sensación de seguridad que su solo toque me proporciona. Sus labios se abren paso sobre los míos y mi cuerpo se pega al suyo cuando consigo rodearle los hombros con mis brazos. Es lento, tortuoso y delicioso; suspiro, sonrío y jadeo. Joder. Siento demasiado.

Mi cuerpo arde cuando sus manos presionan mis caderas, me alejo por un segundo para hallar el oxígeno que empieza a faltarme y ese segundo basta para contemplar al hombre que amo frente a mí, para ver la hermosa sonrisa que se despliega en sus labios cuando me acerca nuevamente. Siento sus manos en mi espalda, queriendo deshacer el nudo que ata el corsé, pero no lo consigue y lo hace gruñir de frustración, yo rio.

—Paciencia —murmuro contra su boca.

—¿Eso se come? Porque solo me apeteces tú —responde sin rendirse en su misión de acabar con el enredo que tengo por encima de mi trasero—. ¿Qué clase de atadura hizo Lexie aquí? Esto parece un corsé de castidad.

—No sé si eso existe, pero apuesto a que no puedes desatarlo porque estás apurado —canturreo mientras deslizo la lengua por su cuello, se tensa.

—¿Puedo romper?

—Lois, este vestido me gusta —replico ahora contra la piel de su clavícula.

—Te mando a hacer otro.

Rio.

—Deja que yo lo hago.

Mis dedos son ágiles, porque también tengo apuro, y logro librarme del nudo principal, el resto es pan comido para mi novio que luce encantado con mi habilidad para desatar cordones. Se deshace de las cuerdas sin demora y lo ayudo a retirar las prendas restantes, una vez desnuda, me alza en brazos para llevarnos a la habitación. Sus manos ahuecan mi trasero y sus labios devoran los míos, gimo cuando presiona su agarre y me remuevo inquieta contra él. Empiezo a quitar su ropa, el chaleco, la camisa y cada pedazo de tela que cubre la maravilla de cuerpo que estoy dispuesta a saborear por la eternidad. Beso sus pectorales cuando me baja para retirar su pantalón. Su erección se alza frente a mis ojos clamando por ser tocada, mis manos no dudan en ir hacia ella y presionar, la sostengo ganándome un gemido de Lois que me pega a la pared rodeando mi cintura con uno de sus brazos, su otra mano baja a mi centro. Doy un respingo, pero empiezo a sentir que me derrito cuando sus dedos empiezan a estimularme, primero en círculos, lento, tal y como le he enseñado que lo disfruto; conforme los gemidos abandonan mis labios, empieza a moverlos más rápido, motivándome a seguir masturbándolo también. Mis piernas fallan y no comprendo cómo es que él sigue en pie si puedo ver lo mucho que lo afecta mi toque.

Echo la cabeza atrás cuando la tensión se acumula en mi vientre bajo, la garganta empieza a quemarme y apenas soy consciente de que Lois retira mi mano de su miembro. Me aferro a su brazo cuando sus dientes se cierran en torno a uno de mis pezones consiguiendo liberar el arrollador orgasmo que me hace gemir su nombre con fuerza.

Mi tórax se eleva con cada respiración agitada, pero su boca sigue jugueteando con mis pechos; él no ha terminado, enredo los dedos en su cabello porque quiero su boca en otro lado, sus ojos se encuentran con los míos y, cómo si leyera mis intenciones, se arrodilla frente a mí. Se relame los labios antes de bajar la mirada a mi centro, una de sus manos sube a mi seno derecho y pellizca el pico erecto antes de hacer su camino hacia el sur y darle una leve caricia al botón que sobresale entre mis pliegues.

—Lois... —advierto impaciente presionando mi agarre en su cabello.

—Ahora, amor.

Tras eso me convierto en un manojo de nada, no consigo pensar con claridad, mis labios sueltan incoherencias y mi cerebro solo responde al impulso de retener con fuerza sus hebras entre mis dedos. Si el tirón está doliéndole, no lo demuestra, su lengua mantiene su ataque constante y sincronizado. Estoy a nada, tan cerca que puedo saborear el clímax una vez más, pero se detiene; se detiene y no comprendo por qué.

—¿Qué...?

Sus labios me interrumpen besándome con fiereza, ahoga mis gemidos con su lengua que mantiene mi sabor, entonces son sus dedos los que se introducen en mi canal, dando con el punto justo que me ayuda a llegar. Muerdo su labio inferior cuando el nudo de nervios se deshace haciéndome explotar en pequeñas células que aman las sensaciones que mi novio produce.

—¿A la cama? —pregunto en medio de un jadeo.

Asiente y se engancha una de mis piernas en la cadera, gimo al sentir su erección.

—Aún no he terminado —Joder, joder, joder.

Me roso contra la punta húmeda queriendo hallar calma para la nueva tormenta que se ha desatado dentro de mí. Lo miro, exigiéndole que lo haga pronto y él me sonríe antes de alzarme por completo.

—Y luego yo soy el impaciente. —Besa mi cuello y va subiendo hasta llegar a mis labios—. Voy a hacerte el amor, Adara.

Mis manos van a sus mejillas y le sonrío también.

—Vamos a hacer el amor, Lois —palmeo despacio—. Pero apresúrate porque quiero que lo hagamos ya, cómo ya.

Rie mientras camina conmigo acuestas para luego sentarse en el colchón. Quedo a horcajadas sobre él que traslada sus manos a mi cintura. Elevo la pelvis y acuno su rostro para ver sus ojos cuando nos hagamos uno por fin. Estoy muy mojada, por lo que logra penetrarme sin dolor alguno; bajo lento, sin dejar de observarlo, sus labios entreabiertos, sus mejillas sonrosadas y esos orbes preciosos que se encuentran oscurecidos por el deseo. Jadeo cuando está todo dentro y me acerco a su boca, besándolo lento mientras mis caderas van de arriba hacia abajo, de adelante hacia atrás, en círculos... buscando placer para ambos. Me veo obligada a soltarlo cuando las sensaciones son demasiado abrumadoras, mi cabeza cae hacia atrás y me arqueo ofreciéndole mis pechos que él no duda en tomar con sus labios y dientes.

—Te amo, Brontë... —murmura contra mi piel.

Gimo fuerte, estoy a un paso. Rodea mi cintura con uno de sus brazos ayudándome a seguir el ritmo y con el otro tira ligeramente de mi cabello para atraerme a su boca. El leve jalón me prende y se lo hago saber con los jadeos que suelto mientras me besa, ya no suave, como lo hacía yo, sino con fiereza, con arrebato, cómo solemos hacerlo cuando las ganas han llegado a su punto máximo.

—Mierda —jadeo—, Lois... por favor...

Mordisquea mis labios y sale de mí para girarme y ponerme sobre el colchón. Quedo boca arriba, con él arrodillado entre mis muslos, se relame los labios y tira de mis piernas para volver a entrar y ¡Joder! Lo siento, lo siento en todos lados. Tiene acceso a más partes de mi cuerpo, zonas que no duda en estimular sin dejar de penetrarme. Mis ojos se complacen viéndolo tensarse, con las venas remarcándose en los brazos fuertes que me llevan contra él con cada embestida y con el labio inflamado que se pierde entre sus dientes. Echa la cabeza hacia atrás, pero pronto vuelve a mirarme, a mirarnos y lo hago también, nos contemplo disfrutando la deliciosa descarga que me recorre y me obliga a tomar la sabana entre las manos cuando no encuentro a que más aferrarme.

Percibo como me llena, como el líquido caliente inunda mi canal que se cierne a su alrededor. Tengo los ojos cerrados, pero los abro apenas cuando su aliento choca contra mis labios, está frente a mí, tan cerca que puedo tocarlo, y lo hago. Lois sale de mi interior y se coloca junto a mí para besarme mientras sus manos se dedican a seguir acariciándome, estoy muy sensible, así que el breve roce entre mis piernas consigue elevar a mil mi calculador de ganas. Clavo las uñas en su cuello.

—¿Tienes a Eros cerca? —habla en voz baja, separándose apenas de mi boca.

Mi dedo tembloroso señala la mesa de noche y él se mueve a traer el juguete que me obliga a apretar las piernas cuando escucho el sonido que hace aparato al encenderse. Mis labios se pierden nuevamente en los de mi novio y ahogo un grito cuando las olas de vibración estimulan mi clítoris. Mi espalda se arquea y debo estar resultando una pésima compañera de besos porque mi boca no se coordina para continuar la ronda de besuqueo caliente, por el contrario, se limita a gemir con cada movimiento que Lois hace dentro de mí.

—Yo... ah... Lois...Voy a...

Su boca se mueve a mi pecho y toma mi pezón entre sus dientes, mordisquea y lametea de forma perezosa, tironea de vez en vez, pero cuando mis jadeos se intensifican emplea un poco más de fuerza al succionar.

—Déjalo ir, amor —murmura contra mi piel.

Toda mi piel se eriza, mis sentidos se amplifican y mi garganta duele con el gruñido que escapa al liberar toda la tensión. No puedo respirar con normalidad, siento las piernas inestables y Lois no deja de juguetear con mis senos. Dirijo mis dedos a su cabello, para atraerlo a mí. Sus orbes azules están ensombrecidos por la lujuria, pero puedo ver también el amor destilando de ellos.

—Te amo —exhalo—, te amo tanto.

Sonríe y se mueve para quedar sobre mí, quita el juguete haciendo que me estremezca por el contacto. Su nariz acaricia la mía antes de besar la comisura de mis labios.

—Yo te amo a ti, Brontë —susurra antes de morder mi barbilla.

Quiero besarlo, es por eso que tomo su rostro entre mis manos, pero él niega.

—Voy a besarte, pero no en esos labios. —La sonrisa ladeada me hace reír—. Creo que me encanta escuchar como gritas mi nombre, lo intentaré otra vez.

Y lo hago, grito su nombre cuando su lengua vuelve a encontrarse entre mis pliegues, mis piernas se enredan detrás de su cabeza para que siga recogiendo el desastre que dejó. La habitación se reduce a ambos, disfrutándonos el uno al otro, amándonos de una forma tan apasionada que acabamos sin energía para nada más que dormir. Nos acurrucamos, nos acariciamos, nos susurramos declaraciones de amor y nos cercioramos de darlo todo de nosotros para que cada día podamos enamorarnos más de la manera en cómo nuestros corazones laten cuando nos juntamos.

Buenas, buenasssssssssssssssssssssss.

Re tarde, pero feliz San Valentín, espero que hayan pasado un lindo día, yo tuve exposición final de la universidad así que ahí una de las razones de que este bonito extra no haya estado listo antes. Ahora soy libre así que me pondré manos a la obra con ese proyecto que involucra a cierta actriz amiga de Adara je, yo sé que ustedes ya saben, en fin. Tengo muuuchas ideas, pero falta plasmarlas, lo que espero que no me tome mucho tiempo. 

Extrañé mucho a mis chiquitos y, siendo sincera, la idea de Lois luchando contra ese corsé me causaba demasiada gracia, tenia que escribirlo jajajajaja es que lo amo. 

Quería agradecerles por los 90k, ES QUE VIERON QUE QUEDA NADA PARA LOS 100K? No me lo creo, las adoro, muchas gracias por todo, por el amor que le dan a la novela, por sus lindos comentarios, es que uf <3 tienen mi corazoncito de pollo. 

Creo que eso es todo, si comparten algo sobre la novela no se olviden de etiquetarme en ig para poder verlo y disfrutar con ustedes, las amo y otra vez, gracias <3 

Que tengan felices lecturas y un lindo día.

Besitos.

Pd: hice sorteo para elegir a quien le dedicaba el extra y salió mi bella Mafer, yo la adoro muchoooo <3 espero te guste el capítulo, gracias por el apoyo <3

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top